/59/ El lazo que compartimos


HOLA HOLAAAA

Dije que tendría la actualización, con algunas horas de retraso PERO YA ESTÁ AQUÍ

Será el último de esta racha de actualizaciones. Ya se está cocinando el siguiente capítulo, pero como les dije, hasta que tenga otra 3 completos seguiremos con la siguiente actualización.

Por ahora, disfruten de la lectura!

Advertencias: este capítulo contiene spoilers de la novela de Tian Guan Ci Fu, así que cuidado si no han leído después del primer libro porqué lit es resumen de una parte importante.

En fin, disfruten la lectura.

Una tarde parcialmente fría, Naruto estaba apoyado en la barra de recepción mirando persistente el umbral de la entrada. Junto a él, Akane platicaba con un hombre, cerrando el trato de alquilar una habitación.

Pero Naruto no les dedicó ninguna mirada, yacía más concentrado en mirar fijamente la entrada. Cada vez que alguien ingresaba, enderezaba la espalda y tras darles un vistazo, se recarga de nuevo soltando un bufido de hastío.

Gruñó ante la quinta persona que apareció. Apoyando bruscamente las manos sobre el mostrador para levantarse, fue en busca de la escoba.

Cuatro días. Cuatro días han transcurrido y ningún avistamiento de Sasuke desde que lo corrió de su habitación.

Se mentiría si renegara que tenía los nervios a flor de piel. No por raciones cobardes, si no la contradicción que sentía en el interior. Por un lado, alivio de que la presencia de Sasuke no sea un constante recordatorio de su muerte; e inmediatamente lo embarga una lamentación profunda por su alivio.

Quería verlo y cuestionar más. Más y más. De esa noche, del porqué aceptó que tomara su vida como si estuviera en deuda. Sin luchar, sin resistirse. Naruto estaba confundido, y cada vez parecía más lógico que sus primeras impresiones y recuerdos eran errados.

Pero algo dentro de él todavía rechaza esa idea y se contradice a cada paso.

Barrió furiosamente la entrada dando vistazos. Nada.

Regreso a limpiar con un trato el mostrador, y nada.

Atendió a regañadientes una pareja joven y casi les tira las llaves en la cara, y todavía nada.

Resopló, impaciente hasta que alguien cruzó el umbral. No fue quien esperaba, pero le daría ciertas respuestas. Aunque... acepta muy dentro de él, esperaba nunca toparse con esa persona.

La misma chica de ojos lilas y cabello negro, elegante y bajita, caminó hasta el mostrador donde estaba él.

—Hola, joven Menma. Sasuke me envió a recoger sus cartas. —La joven se inclinó en saludo.

Naruto se sintió frustrado.

—¿No viene a recogerlos ese Cazador?

La mujer sonrió tenue.

—Mi primo no se encuentra en el pueblo en estos momentos, pero regresará pronto —añadió sutilmente, quizás para aliviar la cara amargada que Naruto hizo sin darse cuenta y cual se aplacó de inmediato.

Sin embargo, hubo algo más que llamó la atención del fantasma.

—¿... Dijiste que Sasuke es tu primo? —preguntó con inquietud.

—Sí, somos primos —confirmo ella sonriente.

La joven frente a él es, sin lugar a dudas, uno de sus más grandes arrepentimientos en esta no-vida. Naruto nunca olvidaría un rostro así, especialmente cuando se tiñe de miedo y desesperación. Sobre todo, cuando de su boca salieron gritos de auxilio y suplicando clemencia.

Para Naruto, esta sacerdotisa es un error. Y para sí mismo, un acto de blasfemia. Se convirtió en lo juró jamás ser. Naruto se volvió un asesino tras asesinar al padre de... ¿Hinata? Ah, sí recuerdo como se llama después de todo.

También recuerda vívidamente ese día. El día que despertó desorientado e inmediatamente apareció en medio de la aldea de Flores Danzantes, con un Reska masacrando a los habitantes y Suigetsu luchando contra los combatientes más fuertes. Le ordenaron ir tras el Orbe del Sol, escondido en el templo sagrado de Amaterasu.

Sabe que se movió por inercia, desconcertándose a cada paso. Preguntándose que estaba haciendo ¿Cómo es posible que esté "vivo"? Lo último que recuerda es ser desmembrado vivo. Infirió la otra parte de su mente, centrada en repasar las órdenes que flotaba en su mente, desplazando algunas dudas en el fondo de su ser.

Como si ya supiera qué hacer.

Como si conociera la verdad.

Como si su consciencia se estableciera sobre si misma teniendo conocimiento que no recuerda haber adquirido.

Reprimió con éxito el pánico en cuanto llegó al templo. Lo esperaba el líder de la aldea junto a su hija.

Naruto se dividió en contienda consigo mismo. Dudaba que el hombre entregase de buenas a primeras el artículo legendario. No tuvo de otra más que luchar.

Solamente lo dejo discapacitado para que no se resiste, se dijo. No sirve de mucho el Orbe del Sol con su portador muerto.

Pero entonces, entre la pelea, descubrió que en realidad el portado actual no era el padre, si no su hija. Y en ataque mal calculado por parte de Naruto, y un movimiento desesperado por el líder, este se interpuso entre el ataque mortal dirigido a Hinata y perdió la vida.

Naruto apenas logró procesar la muerte de aquel sujeto. Se quedó estático, incapaz de concebir qué arrebató la vida de alguien, como una vez se lo cegaron a él.

Alguien vino por Hinata en ese lapso, porqué cuando salió de su ensoñación, ella ya no estaba y el Orbe del Sol oscilaba junto al cadáver. Había una barrera que cubría toda la aldea diezmada, encerrándolos con el veneno de las flores Adelfa y un Suigetsu furioso le sermoneaba por permitir que la portadora huyera.

—¿Sucede algo, joven Menma? —Hinata lo sacó de su ensoñación abruptamente con su voz suave.

Naruto buscó desesperadamente una salida a su estupor.

—Estaba... —recordando qué maté a tu padre—... buscando similitudes entre los dos.

Se esforzó mucho en excusarse, y tras una rápida evaluación, lo único que encontró en común es el cabello azabache. Fuera de ello, no veía otro rasgo qué los uniera. Entendió porqué Sasuke llegó a Flores Danzantes, seguramente preocupado por la ausencia de su prima.

Hinata escondió una risa detrás de su mano.

—No las encontrarás. Somos primos marciales, no de sangre. Nuestras madres eran hermanas marciales.

Hermanas Marciales.

Naruto recuerda este término perfectamente por alguna razón lo ligaba con fuerza a Sasuke y eso lo desesperaba de sobre manera.

—... ¿Cuál es la necesidad jurar hermandad con desconocidos? —se encontró preguntando contra su voluntad. Hinata lo miró directamente a los ojos, casi fue suficiente para acobardarse. Casi—. ¿No basta la familia de sangre?

No entendía.

Pero quería comprender.

—No es cuestión de ser suficiente o no —dijo ella delicadamente, sutil y un brillo sincero en sus ojos—. Conoces a personas que dejan un impacto grande en tu vida, las quieres y estimas tanto, que sientes una conexión invisible con ellas. A tal punto que un día, piensas en ellas como familia. Los lazos que hay en este mundo no son únicamente de sangre, existen más y más uniones importantes que la sangre.

—Lazos... —murmuró Naruto, absorto. Pareciendo un niño pequeño a la que le han explicado porqué el cielo es azul y porqué los pájaros canta todos los días, ansioso por saber más—. ¿Qué lazos?

—Algunos los unen la lealtad, otros el compañerismo, a más de uno, el amor —enumeró Hinata alzando sus dedos, la sonrisa se mantuvo—. Pero, ante todo, basta un sentimiento para crear lazos duraderos.

Lazos. El concepto sigue siendo abstracto para Naruto. Incluso después de entregar la carta a Hinata sigue pensando en ello.

¿Qué lazos tuvo en vida?

Si tuvo un lazo con Sasuke ¿fue tan intenso que busca destruirlo?

No, el Cazador no lo destruyó.

Hay ocasiones, como esta, que los recuerdos se cuelan y vuelven para luego esfumarse. Pero cada vez permanecen más y más tiempo.

Como ahora.

En un hilo extraño de claridad, escuchó otra voz conocida. Al elevar la vista del mostrador se topó con la Cazadora Uzumaki pelirroja, aquella que dice ser su prima de sangre, hablando con Hinata.

Palideció un momento.

Apenas alcanzó a escuchar parte de la conversación en que Hinata le informaba que Sasuke y Sakura estaban de viaje y regresarían al día siguiente. Karin le dijo que venía de paso y que encontraría otra ocasión para encontrarse debidamente.

Naruto apartó la vista abruptamente y buscó una excusa para desaparecer sin levantar sospechas de su naturaleza. No estaba preparado para este encuentro. Aun no.

Pero en cuanto rodeó el mostrador dispuesto a huir al restaurante, una voz la detuvo en seco.

—Naruto, espera.

El aludido se erizó y detuvo sus pasos. Viro el rostro y se topó con Karin frente a él, tenía una expresión complicada en el rostro. Antes que nada, Naruto miró a su alrededor verificando que no hubiera rastros de Hinata.

Respiró un poco más aliviado al no verla.

—¿Cómo me reconociste? —No tenía sentido negarlo.

—No pierdes tu cara transformada así —objeto débilmente la Cazadora, haciendo un ademan hacia él. Pareció que algo más se reveló en el rostro de Naruto, porqué inmediatamente agregó: — Solamente quienes te conocimos muy bien podríamos identificarte aún con tu disfraz. Nadie más te reconocería.

Naruto refunfuñó en murmullo. Menos mal.

—¿Podemos hablar? —suplicó en silencio la mujer.

Por un instante, Naruto se quedó mudo de la impresión. Honestamente había pensado mucho en Karin, o, mejor dicho, en lo que es su familia. Hay recuerdos que vuelven y luego se extinguen, difusos y confusos cuales representa en dibujos de siluetas sin rostro. Entre ellos, quienes supone son sus padres. ¿Esta Cazadora le dirá que son de sus padres?

Sea como sea, pudo más la curiosidad combinada con dudas que lo carcomen. Y ahora mismo está en el lapso más racional y sobrio que ha estado en mucho tiempo. Es difícil de describir. Mayormente es controlado por sus emociones intensas, el odio y rencor se ciñen sobre él a cada segundo; y ahora... son sustituidas por algo sereno, de la anticipación al nerviosismo y especulaciones.

Terminaron aislados en su habitación, con té servido frente a ambos. Karin insistió en preparar, quizás para tener sus manos ocupadas. Naruto se permitió beber un poco. Si bien era un fantasma y no necesitaba comer, el deleite que le traía el sabor y acción cotidiana le ayudó a mantenerse calmo.

—Puedo adivinar que ese Cazador Uchiha te contactó —tanteó Naruto.

Karin lo miró de una forma complicada.

—Sasuke me dijo dónde encontrarte. Eso es todo.

Naruto no es ingenuo. No es difícil deducir las intenciones detrás del aviso de Sasuke. El que apareciera Karin después de su discusión le parece sospechoso. Y le irritó más que Sasuke no hubiera aparecido en días..

—¿A qué viniste? —inquirió él bebiendo del té, ocupando sus manos—. Dudo que sea una visita social o para llevarme como prisionero.

Desde que la vio, su mente se llenó de preguntas. ¿Está es su oportunidad para aclarar sus dudas? Una vez creyó que Sasuke era su solución, pero lo cierto es que cada vez lo deja con más preguntas que respuesta. Lo deja más nervioso y lleno de incertidumbre.

¿Qué es verdad?

¿Qué es mentira?

También recuerda la batalla en el Bosque de la Muerte. En aquel entonces luchó contra Sasuke y Karin. Ambos buscaban la forma de reprimirlo, no dispersarlo. Pensándolo a fondo, hubo una razón para su proceder cautelosa. Ahora lo entendía a medias.

—Tuve el presentimiento que tus preguntas no han sido respondidas —sospechó Karin con bastante cautela pareciendo que pisara un terreno con talismanes explosivos. Y está lejos a la comparación de la actitud de Naruto, quién apretó los labios en una línea delgada—. Lo que sea que quieras saber, puedes preguntarme. Te responderé con toda la honestidad del mundo.

Si bien Naruto no podía confiar plenamente en las palabras de Sasuke, estuvo de acuerdo en conceder el beneficio de la duda a Karin. Había algo dentro de él que lo mandaba a confiar en ella. Es una emoción igual que proyecta con Sasuke, pero la diferencia es que no está teñido de incertidumbre por recuerdos borrosos y dolor impregnado de su muerte.

Confiará en su instinto está vez.

Está cansado. Muy cansado de no saber que es verdad o mentira.

Cansado de vagar por el mundo sin respuesta. Antes de la última batalla, estaba convencido de que los recuerdos que su maestro le mostró sobre su muerte eran las reales. Se convenció de que Sasuke fue quién lo mató. Creyó que seguir a su maestro obtendría cierta paz; pero ahora... la confusión era sorprendente.

Se sintió como pararse en medio de una neblina y tratar de atrapar una luz opaca que vislumbra el horizonte. Como si alguien más tuviera la linterna que suponía su maestro sostenía.

Como si fuera la verdadera.

Aprovechará este halo de su lucidez.

—Puedes... —comenzó, titubeante. Karin enderezó repentinamente la espalda, atenta a cada sonido—... ¿Puedes contarme mi pasado? Sobre quién fui antes de morir —aclaró un poco amargado.

La tristeza inundó todo el semblante de la Cazadora. Fue inevitable. Una vida joven cegada por la desgracia estaba frente a ella, buscando unir parte de su pasado con los retrasos de recuerdos rotos y difusos.

—Y dime... ¿Era buen hijo? ¿Mis padres estaban orgullosos de mí? ¿Tú y yo nos llevábamos bien? Y... ¿él? —Naruto tragó grueso, buscando decir firmemente las palabras—. ¿Mi lazo con ese Cazador Uchiha fue tan fuerte para llamarse mi mejor amigo y hermano jurado?

Lo dijo. Por fin lo dijo. Lo sacó de su pecho y corazón. La espina que lo carcome. El punto sin retorno que decidirá si ir en contra absoluta de su supuesto asesino, o, por el contrario, aceptar lo sucedido.

¿Se dispersará entonces al conseguir la verdad?

¿Qué sucederá?

Y no lo sabría hasta que Karin terminara de hablar, pero sus pensamientos serán distorsionados de nuevo. Sus recuerdos surgirían, y si bien su personalidad actual no cambiará, tendría más lucidez. El redirigir su odio y resentimiento será un proceso largo y caótico, pero lo intentará para recuperar los retazos de su antigua vida.

Dejará de someterse a las creencias ajenas y seguirá las propias.

Se revelará contra su "salvador".

Revivirá una parte pérdida de él.

Pero eso sucedería después de esta charla.

Por lo pronto, permaneció en silencio, escuchando los relatos de Karin con los oídos muy atentos y los ojos ensanchándose cada vez más, y la sensación de que algo estaba a punto de cambiar sin que se diera cuenta el momento exacto en que lo haría.

A muchos kilómetros lejos al sur del Monte de las Ánimas, un guqin resonó en medio del bosque asediado por Kaijus, estos se retorcieron dentro de una matriz previamente puesta en la trampa. Las notas musicales sonaron una y otra vez, acompañado con los gruñidos y lamentos de los espectros nacidos de animales muertos.

Frente al bosque había un joven Cazador de tez clara y cabello azabache sosteniendo un guqin de madera negra e interpretando sin parar los ataques. No tomó mucho de su energía ni su tiempo que terminar de suprimir los espíritus y sin haber sudado ninguna gota.

—El joven maestro es espectacular —decían las mujeres jóvenes que estaban observando a la distancia segura el trabajo del joven azabache.

—Y tan apuesto ¡mira sus ojos intensos y sus labios atractivos!

—Oye ¿crees que sea soltero?

—Es difícil creer que el segundo joven Uchiha no esté involucrado en algún matrimonio político.

—¡Pues a mí no me molestaría casarme con un hombre así!

—¿Y por qué no le preguntan si está casado?

Esta última voz se les unió de pronto. El grupo de tres mujeres respingó y dándose la vuelta hasta toparse con una mujer de cabellos rosados y ojos verdes inspeccionando baratijas del puesto más cercano. Su capa abrigadora cubría toda su silueta, pero tenía las manos descubiertas.

Sostenía una horquilla de aspecto adorable en su mano derecha, y la otra hizo un ademán a la conmoción del bosque. Ahí, el Cazador Uchiha terminaba su encargo. Ella se veía de lo más calma sin mirarlos en absoluto.

—Apuesto que les dará una respuesta satisfactoria. —Sakura les sonrió mostrando los dientes al dejar la horquilla sobre la mesa.

Las tres mujeres se miraron entre sí, indecisas. La oportunidad se les presentó al virarse y notar que ese Cazador se dirigía a ellas.

¡Imposible! ¿Acaso alguna de las tres atrajo su atención?

Comenzaron a cuchichear entre sí completamente absortas sin notar la mirada maliciosa y divertida que les lanzaba Sakura a sus espaldas.

Sasuke ajustaba el guqin a su espalda y entraba en su espacio cuando la primera mujer con pecas se adelantó cayendo en una reverencia bien practicada.

—¡Joven maestro! Gracias por ayudarnos a librarnos de esos fantasmas.

—No fue nada —dijo el azabache impasible alternando la mirada entre las tres jóvenes—. Los fantasmas ya no serán ningún peligro. Pueden estar tranquilas.

—¡Menos mal! No podía dormir de la preocupación.

—Se ha encargado de nuestros problemas, joven maestro.

Ante tantos elogios Sasuke comenzó a removerse en su lugar, un poco cohibido y a la vez incómodo. Está acostumbrado a tales cumplidos, las personas de las aldeas a quienes ayuda le ofrecen sonrisas y recompensas cuales rechaza cortésmente. No hay segundas intenciones ni malicia.

Pero ahora es lo contrario. No es ajeno a que las mujeres intenten seducirlo o coquetear con él. En los primeros años apenas y se daba cuenta, atribuyendo la excesiva amabilidad como un sinónimo de agradecimiento, pero desde que conoció a Sakura aprendió a diferenciar la amabilidad y el coqueteo.

Debido a la experiencia supo que estas doncellas intentaban sacarle algún tipo de revelación. Y no ayudó en nada a sus nervios que Sakura estuviera atrás de las mujeres, riéndose en silencio y fingiendo no prestarles atención cuando sabe que es todo lo contrario.

Dicha semidemonio estaba divirtiéndose al ver a Sasuke intimidado por los avances de las mujeres descaradas disfrazadas de santas. Arrimándose cada vez más al espacio personal del Cazador.

Lo admite, es cínica.

—Su esposa debe ser muy bendecida por los Cielos teniendo a alguien como usted a su lado —insinuó una.

¡Qué indirecta! Sakura contuvo apenas su risa apretando furiosamente los labios.

—No estoy casado —declaró Sasuke bastante serio, y las mujeres parecieron iluminarse activamente, pareciendo de otro mundo hasta que él agregó despiadadamente—: aún.

Ese "aún" flotó en el aire, y fuera casualidad o no, pero varias personas a su alrededor viraron la cabeza a él con los ojos muy abiertos. Porqué Sasuke parecía un poco decaído cuando dijo eso, pero no era una tristeza de "nunca lo lograré" si no de "estoy esperando a que suceda".

Las tres doncellas se congelaron en sus lugares.

—¿E-Eso quiere decir que está...?

—¿Comprometido? Sí —declaró Sasuke sin dudas ni pudor.

—¡Ah! Su doncella debe sentirse muy afortunada por tener un prometido como usted... —continuó otra no tan convencida, creyendo que Sasuke les metía para eludirlas.

—Hn, no lo sé —divago un poco, pero repentinamente las mujeres vieron con ojos saltones como él se giraba a la joven pelirrosa detrás de ellas, y rebeldemente preguntó—: Dime, Sakura ¿te sientes muy afortunada al punto de las lágrimas por ser mi prometida?

Esta vez ¡Sakura se ahogó con su propia saliva! Tosió con fuerza y se dio unos golpes en el pecho, todo mientras fulminaba con la mirada a Sasuke.

—¡T-Tú! —gruñó todavía tosiendo por vergüenza, o más bien, fingiendo toser para contener su risa (Sasuke vio a través de su mentira)—. Descarado ¿Cómo puedes preguntarme algo así a plena luz del día?

—No lo hagas sonar como si estuviese proponiendo algo indebido. —Él entrecerró los ojos, porqué entre los dos, hay más posibilidades que Sakura grite a todo pulmón frases vergonzosas y comprometedoras sin ninguna pizca de vacilación. Y Sasuke ardiera en bochorno internamente.

—Sasuke, Sasuke~~~ ¿Acaso lo ignoras? —Sakura se cruzó de brazos y le dio una mirada nivelada—. No es nada caballeroso arrinconar así a una pobre e indefensa doncella.

Sasuke enarcó una ceja con una mueca irónica. Sabe perfectamente que ella no es para nada indefensa.

Al estar sumergidos en su propio (coqueteo) intercambio, no notaron que las mujeres palidecieron, murmuraron una disculpa a medias y huyeron llenas de pena por revelar sus insinuaciones a la prometida de su objetivo.

Los aldeanos más cercanos escucharon todo, pero no tardó mucho que se impresionaran al mirar más de cerca la apariencia de Sakura y recordar su origen.

—Oye ¿esa mujer no es la semidemonio qué recogió el Inmortal Yugure? —alegó uno con sospecha.

—No hay duda. Su cabello rosa es muy llamativo... ¡Es Haruno Sakura, la discípula del Inmortal Yugure!

—Es hermosa...

—Un momento, él dijo que... ¿Ellos dos... están comprometidos?

—¿¡Una semidemonio y un Cazador de demonios!?

Los murmullos se extendieron, algunos más fuertes que otros, mayormente a un volumen relativamente bajo. Pero un oído como el de Sakura captó cada frase y pregunta, fingió no tomarlo en cuenta.

Cuando Sasuke se acercó a su lado sostuvo una daga de la mesa frente a ella e inspeccionó mientras pensaba sus propias palabras.

—Espero sepas que los rumores sobre nuestro compromiso se esparcirán como pólvora —comentó ociosamente Sakura.

Han conversado sobre su relación, escalando de paso a paso y con certeza, hoy puede aceptarlo. Sasuke le ha demostrado cada día sus sentimientos con acciones más que palabras, pero cuando utiliza éstas últimas es certero y potente.

Fuera de ello, esperaban anunciarlo públicamente cuando fuera el momento adecuado. Ambos sabían que sería una noticia (o comidilla) bastante complicada en temas políticos. Después de todo, se trata de un compromiso entre el segundo joven del Clan Uchiha y la discípula principal del Inmortal Yugure, que es, por encima, una semidemonio.

—...

—Te dejaste llevar ¿cierto?

Sakura dejó el arma y sonrió a su dirección esperando que él se sonrojara y admitiera su descuido. Sinceramente no le importa los ámbitos políticos, por ella fuera lo pregonaría cada que tuviera oportunidad. Por respeto a él se contuvo.

Sin embargo, él repentinamente suspiró. Eso la inquietó.

—No es solamente eso —susurró él frotándose la frente—. Hay algo que debes saber. En la última carta de Itachi, él... menciona que posiblemente el líder Hyūga llegó a su límite y anunciará los alterados pronto.

Con que el viejo Hyūga está buscando una forma de acorralarnos, pensó Sakura chasqueando la lengua. No le sorprende está estrategia. Al ver que ni el Clan Uchiha pudo doblegar el asentamiento a voluntad, Madara buscará la manera de intervenir de alguna u otra forma sin verse brusco o contraproducente para evitar la ira de un Inmortal (dígase Ryu).

Tratándose solamente a petición del Clan Hyūga su maestro se negará rotundamente a acceder a someterse, Madara se verá tiránico incluso si obliga a los otros Clanes a sumarse en la petición. Serán sometidos sin precedentes. Pero, si confirman los rumores de los ataques y se presenta ante los demás Clanes en una postura de "potencialmente peligroso", es seguro que harán ruido. Nadie querrá que los semidemonios se salgan de control, y en lugar de una petición forzada será una petición con bases y argumentos sólidos.

Su maestro Ryu o Sasori no podrán negarse a menos que quieran parecer sospechosos de los mismos ataques y pondrían en peligro al asentamiento.

Entendió el punto de Sasuke.

—Cuando eso sucede, tú... —murmuró el Cazador con sus ojos muy alarmantes. Sakura no dudó en alargar su mano hasta tocarle la mejilla, tratando de infundir tranquilidad—. Estarás en el ojo del huracán.

No era una advertencia a lo que podría pasar.

Sucederá, e inevitablemente Sakura estará involucrada. Sabe que lleva una carga pesada sobre sus hombros imposible de ignorar.

—Joven maestro. —Sus palabras fueron interrumpidas por un anciano, el jefe del pueblo—. ¿Puedo tener unas palabras con usted?

Sakura fue testigo de la transformación completa de Sasuke, cuya mirada impotente y sombría cambió a un semblante serio e indiferente, la misma que portaba como el segundo joven maestro del Clan Uchiha. Impidiendo que alguien más viera sus emociones a excepción de ella.

Tras media mirada, Sasuke le transmitió un corto "luego hablamos" y se marchó a atender el asunto. Sakura lo miró alejarse, tratando de especular la expresión sombría de su prometido.

Prometido.

Se sonrojo al pensar en la nueva forma de dirigirse a Sasuke, y así logró distraerse con éxito de la quejumbrosa situación inminente.

Se extasiaba de ello cada vez se presenta la oportunidad de pensar en Sasuke como su prometido. Perdió la cuenta de las veces que lo llamó así en su mente. Ha imaginado un millón de escenarios en que le susurra al oído de Sasuke y él se volvía un manojo de nervios por su coqueteo descarado.

¡Tal deleite, tantas posibilidades!

Su yo de hace años no creería que forjó lazos estrechamente con un Cazador. Es más, hubiera vomitado de náuseas y blasfemado en contra. Pero claro, nunca conoció a alguien como Sasuke, lejos de su título como Cazador de demonios, era una persona íntegra y amable, lleno de cualidades y pocos desperfectos. Y, aun así, estos los veía como lo más hermoso del mundo.

Podía pasar (sin dudar) todo un día (y lo que seguía) enlistando las cualidades de Sasuke y jamás cansarse. ¿Muy extremista? Sí, lo acepta. ¡Pero que jamás se diga que Haruno Sakura no adora a su prometido!

—Tienes una relación muy interesante.

Sakura se quedó estática por un segundo, antes de recordar tres cosas a la vez: primero, sostenía una daga hermosa entre las manos, probablemente iría a su colección personal; segundo, divago tanto en sus pensamientos y olvidó por un instante que, tercero, tenía compañía desde el inicio.

La vendedora del puesto recargaba los antebrazos al costado de la silla y la barbilla apoyada en su dorso. A simple vista no parecía una mujer con presencia, lo que atrapó la atención de Sakura fue los ojos rojos y peculiares. Pupilas rodeadas de iris circulares, uno dentro de otro. Su tez blanquecina resaltaba la abundante cabellera negra.

A respuesta, Sakura sospesó su repentina actitud desinteresada.

—Llevo una vida ajetreada —le siguió la conversación ociosa, inspeccionando la daga más de cerca. Los relieves de la empuñadura se enroscan en espiral hasta unirse en el centro.

—Con un Cazador como él siendo tu prometido es de esperarse.

Sakura gruñó inmediatamente, apartó la vista y pareciera que la misma daga en sus manos se manifestó en sus intensos ojos. Atravesó a la otra mujer con una mirada pesada y filosa.

—¿Qué tratas de insinuar? —cuestionó peligrosamente.

—Eh, eh, no fue una ofensa. —La mujer alzó sus manos de inmediato, un gesto apaciguador que no tuvo el efecto esperado. Sakura no borró su expresión severa—. Simplemente es irónico ver a una semidemonio y un Cazador de demonios comprometidos. Es como ver al gato amando un canario.

—Nunca me he considerado una presa —se jactó apoyando la daga con un golpe brusco, pero no violento. En ningún momento rompieron el contacto visual, y por alguna razón, la sonrisa que esbozo la mujer contraria irritó a Sakura ante lo desconocido—. Y jamás lo seré.

Usó todos sus dotes amables para no ser (tan) grosera con esta mujer que colmó parte de su (poca) paciencia con todas esas sonrisitas misteriosas y llenas de intención.

Estuvo a punto de terminar la conversación cuando la mujer sonrió más y dio un aplauso juguetón mientras decía: —No esperaba una proclamación diferente de nuestra Matriarca.

Aquí, tanto la frase detuvo su lengua como el significado de la misma, específicamente dos palabras clave, la desconcertó. Sakura parpadeó un par de veces.

—¿Nuestra Matriarca? —inquirió Haruno confundida.

La mujer no respondió con palabras al principio. Sobre sus hombros caía una gruesa y colorida capa, misma que hizo a un costado revelando la parte de su cuello. Ahí, salpicando su piel blanquecina, la rodeaba un grillete maldito que la identifica como una semidemonio.

Vaya. Sakura no esperaba encontrarse con otra de su especie. No es imposible, pero sí poco común. Si algo acostumbran los semidemonios es camuflarse con su entorno, los que no poseen partes mutantes les resulta más fácil, el resto... verdaderamente no la tienen sencillo.

Por otro lado, lo que dijo...

—Te volviste muy famosa con los de nuestra especie —continuó diciendo la mujer entrelazando los dedos y apoyando la barbilla en ellos.

El mundo de los Cazadores subestima la sociedad de los semidemonios. Creen que son pocos a comparación de los civiles es verdad, no están muy equivocados. La diferencia, es que viven en grupos más pequeños y dispersos. Intercambian información ocasionalmente cuando lo necesitan y se apoyan indirectamente.

Existe un entendimiento mutuo de ayudarse entre sí.

Quizás por ese código implícito Sakura bajó un poco la guardia.

—Soy la única en desventaja aquí. Tú me conoces, pero yo a ti no —refutó Sakura girándose completamente buscando saber sus intenciones.

—Yuhi Kurenai, a tu servicio. —Al fin presentándose, la mujer hizo media reverencia de dónde estaba sentada—. Seguramente nunca escuchaste de mí. Verás, querida Matriarca...

—Deja de llamarme así —le interrumpió súbitamente—. Es absurdo ponerme un apodo tan trivial.

—¡Para nada es absurdo! —Kurenai dio otro aplauso y la sonrisa no hizo más que ensancharse—. Al ser la primera semidemonio en revelarte frente a los Cazadores de demonios te hace prácticamente un ídolo. ¿Sabes? Llevas el estandarte de nuestra especie contigo, eres la voz conjunta que defiende nuestros derechos.

» Gracias a tu aparición pública la mayoría se ha beneficiado indirectamente. Por ejemplo, yo, una comerciante pudo conseguir permiso para vender mis mercancías en este pueblo con ciertas restricciones cuando antes ni siquiera podía poner un pie aquí. Por supuesto, el cambio no sucede de la noche a la mañana. Es más lento y paulatino de lo que imaginamos. Pero diste el primer paso que es lo importante. ¡Te coronaste como la Matriarca de todos nosotros!

Hubo un pequeño mareo que aquejó a Haruno mientras escuchaba a Kurenai. A cada frase se le revolvía el estómago y las cejas asaltaban en tics nerviosos. Por esta razón siempre se negó a ser vistosa en cualquier medio. Debió suponerlo, debió pensar a largo plazo después de acceder a participar en la Conferencia de Discusión. No. Mucho antes al irrumpir en el Bosque de la Muerte.

No se arrepentía de sus acciones, logró sacar a Sasuke de esa situación con vida. Lo que le causa jaqueca son las consecuencias de dichas acciones. Su apariencia resalta en dónde sea y su nombre está en boca de todos por ser la alumna de un Inmortal. Y no solamente esto. De ahora en adelante, se añadirá ser la prometida de un Cazador de demonios.

Maldijo en su mente a la gente y sus chismorreos. ¿Simplemente no podían dejarla en paz?

A pesar de ello, no culparía a los de su especie. A regañadientes acepta que sus acciones le dieron una vía segura y rompió una de las tantas barreras de la sociedad al catalogarlos como amenazas. Cuando es al revés. Los humanos son una amenaza para los semidemonios por su mentalidad estrecha y prejuiciosa. No dudarán en ponerles grilletes para sentirse seguros, privando a otros de su libertad.

Así demostraban su verdadera naturaleza.

¿Quién era más cruel sobre quién?

—Toda esta tontería no debe esparcirse más, no soy la Matriarca de nadie —agitó la mano con mucho desdén, porqué ¿cómo se atrevieron a intentar ponerle un título tan ridículo? No es ningún símbolo de paz, tampoco una persona tan caritativa para dejarse llevar por la corriente social—. No me interesa la política y no quiero involucrarme en ello.

—Y, sin embargo, te comprometiste con el segundo heredero del Clan Uchiha.

—...—Sakura no tuvo un contraargumento. Ciertamente sus palabras anteriores se contradecían terriblemente. Empero, no objetará. No desestimará así su compromiso con Sasuke.

—Sabes cómo se verá a los ojos de los demás, y más ahora con los incidentes recientes. —Kurenai se recargó en el respaldo de la silla, su mirada se transformó en un gesto serio y denotativo—. Hablo de los semidemonios que se volvieron "salvajes".

Las líneas de expresión en Sakura se endurecieron. Era de esperarse que los de su propia especie estarían al tanto. Los ataques no acabaron con el semidemonio que los Hyūga aprensaron después de Deidara, al contrario, aumentaron con semanas de diferencias, en distintos lugares y diversas circunstancias, pero los mismos datos: un semidemonio asesinando personas.

La información no ha sido confirmada por los Clanes Cazadores, pero los rumores comienzan a correr entre la sociedad sobre el caso después de Deidara. La opinión pública siempre importa mucho, y si bien no han tomado fuerza, hay una división imparcial en la opinión actual de los semidemonios. Algunos objetan que la "locura" que embargó a dicho semidemonio no se relaciona con su especie, si no una causa externa.

"Observen a Haruno Sakura ¡es un claro ejemplo que los semidemonios no pierden el control fácilmente! Siempre está con Cazadores y ellos no dejarían que su especie dañe adrede a los humanos"

"Si los semidemonios fueran peligrosos, los Grandes Clanes ya habrían encerrado a los tres discípulos del Inmortal Yugure. No se arriesgarían a permitir una catástrofe".

Otros, por el contrario, insisten que sus orígenes traerán desgracias. Tarde o temprano se volverán en su contra. Como un perro que muerde la mano que le da comida. Lamentablemente, y sin que investigara a fondo, Sakura sabía que esta opinión comenzaba a pesar más.

"¡No debemos permitir su libertad!"

"¿Qué será de nuestros pueblos si los demás semidemonios se vuelven salvajes?".

"¡Los Cazadores deben hacer algo!".

Esta es una de las tantas opiniones que se alzan y aún desconocen los demás casos.

Siguiendo la misma teoría, Sakura y los demás sospechan que quién esté detrás de cultivar y manipular a través de la Flor de Medianoche, está aprovechándose de la posición social que tienen los semidemonios para avivar las llamas. ¿Razón? Todavía desconocida.

¿Todos pensarán lo mismo de ella cuando los Cazadores den a conocer los demás incidentes? Hasta ahora el Clan Hyūga lo mantuvo discreto, evitando el caos conjunto. Por alguna razón se delimitaron a aprensar a los responsables y hacerse cargo por su cuenta. Todo esto lo sabe por Itachi, quién sigue de cerca los casos y lidia junto a Fugaku las insistencias de Madara en que entreguen una prueba especifica de la muerte de Deidara.

Solamente los hace sospechar más y más. ¿Será que quién controla con esa flor pertenece al Clan Hyūga, o dicho clan desconoce lo que hay detrás y por ello su insistencia en recabar información? Hasta ahora Itachi ha hecho un trabajo excelente en retener información sobre el asentamiento, pero no durará por mucho tiempo a menos que quiera arriesgar a su propia gente.

Y Sakura sabe más que nadie que Fugaku no dudará en ofrecerlos en bandeja de plata si los Hyūga amenazan a muerte al Clan Uchiha. No es descabellado considerar el curso de acción de Madara. La naturaleza del Clan Hyūga es tiránica, en cualquier momento a Madara se le acabaría la paciencia de sus rodeos y actuaría de una u otra forma para conseguir sus propias pruebas y sentirse satisfecho.

—Ambas sabemos que estos sellos impiden que el poder demoniaco se manifieste. —Kurenai dio unos golpecitos a su garganta sacándola de sus cavilaciones—. Es imposible que esos semidemonios se hayan descontrolado de la nada. ¿No te parece extraño que dichos accidentes sucedan uno tras otro y después de tu intervención continua con los Cazadores de demonios?

Oh. Que Kurenai esté insinuando sobre dichos ataques deja entre ver su mente suspicaz y deductiva, no esperaba menos de una comerciante, obtendría información no confirmada que resulta ser verdadera.

Sakura se impresionó a regañadientes por las especulaciones certeras de la otra mujer. También había pensado en la posibilidad de que los ataques apuntaran a un objetivo mayor, por ejemplo, ella misma. No sería insensato considerarlo. Nadie se había metido adrede y a tal magnitud con los semidemonios, hasta ahora.

—Por eso digo que los Cazadores tomarán tu compromiso como un movimiento táctico político en caso de que necesites protegerte.

—Mi compromiso con Sasuke no tiene esa finalidad —escupió repentinamente colérica.

Como si ser alumna de un Inmortal no fuera suficiente, Sakura supo a qué se refería y la intención detrás.

Más que nadie está consciente de cómo se verá su compromiso ante los demás, sobre todo ante los Clanes de Cazadores de demonios. Los casos ocultos de los semidemonios saldrán a la luz tarde o temprano, entonces ¿a quién mirarán primero?

A ella, por supuesto.

Su compromiso servirá como un escudo, por lo menos al inicio. Al estar comprometida con el segundo heredero del Clan Uchiha, uno de los Grandes Clanes, los demás se detendrán a pensar mejor la situación y las desventajas que obtendrán al arremeter contra ella.

Será inicial. Porqué después dependerá de la postura de los otros Grandes Clanes, especialmente su Cazador en , Madara. Y a cómo se ve el panorama que los Hyūga tienen bajo su custodia a los semidemonios involucrados, no será nada factible su opinión.

Por eso Sakura está decidida a hallar al culpable detrás de la Flor de Medianoche. Está segura de que todos fueron afectados de la misma forma que Deidara. Han investigado arduamente, este viaje no es solamente se ejecutó para ayudar a las personas (en caso de Sasuke), también perseguir los pasos de los semidemonios y recabar información al respecto.

Después de encontrar y conversar con las personas correctas, descubrieron que se repite el mismo patrón que Deidara sobre los afectados. Todos cambiaron de personalidad de la noche a la mañana y hablaron sobre un maestro que obedecer, y después desaparecieron a cumplir su encomienda.

Ese tal "maestro" ordenó masacres. Sakura todavía se pregunta la finalidad, y sus especulaciones no son nada buenas.

—Vamos, no te enojes así —le pidió Kurenai haciendo un gesto apaciguador con las manos—. Deduje como sería tu panorama base pistas porqué, si eso sucede, no solamente tú estarás en problemas.

Sakura lo sabía muy bien. Más que nadie. Conocía las consecuencias de ser inculpada. Evitó meterse en problemas severos desde que comenzó a vivir en el asentamiento, cada acción suya afectaría a los de su especie, y por extensión, a su propia familia.

Por ellos se ha retenido muchas veces. Controlar sus emociones e impulsos. Pero, por más que lo deseará, no era omnisciente. No tenía el control de las acciones de los demás. Durante muchos años no hubo mayor problema. Los de su especie está acostumbrados a ocultarse, evitar meterse en líos y agachar la cabeza ante los desvíos.

Una sumisión nacida del miedo a las consecuencias mayores. Aunque dejaron de ser esclavos, pareciera que las cadenas siguen atadas a sus tobillos y cuello. Y pesan, pesan demasiado. Algún día quiere probar la verdadera libertad.

La calma fría la hizo preguntar a Kurenai: —¿Me culparás por lo que te suceda a ti?

—Hm ¿por qué debería? —Kurenai se encogió de hombros y miró a otro lado, Sakura siguió su vista, pero Kurenai no se enfocaba nada en específico, veía pasar a los aldeanos que reían y gozaban del invierno, acercándose el final del año. Ignorantes a las verdades del mundo—. No es responsabilidad tuya cambiar la opinión que las personas tiene sobre nosotros y cómo se dejan influenciar fácilmente. La sociedad no es imparcial, los Cazadores pregonan justicia, pero nos someten como bestias de carga y desestiman nuestros derechos. Sea como sea que termine esto, la oportunidad que nos diste ahora jamás la olvidaré, por momentánea que sea, nos diste una bocanada de aire freso.

Quisiera que durara pasa siempre, pensó amargamente Sakura. Existía una presión fuerte nacida del deber. Ahora hacia todo lo posible para evitar escenarios como los estimados por Kurenai y su propia imaginación.

Trabaja reuniendo pruebas y terminando el talismán que ayudará a corroborar su punto; esforzarse al máximo para asegurar el bienestar de su familia y el asentamiento entero.

Para un futuro en que sus hermanos, su familia pueda sonreír sin retenencia. Para un futuro que les permita salir del asentamiento sin miedo a ser atacados. Para un futuro en el que sus ataduras invisibles se rompan concediéndoles libertad.

Ella no ambiciona mucho, únicamente ser feliz junto a Sasuke.

Solamente eso.

—Espero que no tan sea momentánea —concedió Sakura.

Kurenai le sonrió diferente a la primera vez, más honesta y directa. Sin rodeos o intenciones ocultas. Dejó al descubierto su sinceridad a estas palabras. Un agradecimiento profundo por el camino que Sakura abrió no solamente para ella, sino, para otros de su especie.

¿Cuántas personas más como Kurenai fueron beneficiadas?

Hasta ahora no había pensado el alcance de sus acciones, lo está viendo ahora.

—Te contaré una historia maravillosa que te ayudará a recobrar el ánimo que te espantó nuestra conversación —alegó repentinamente Kurenai llena de convicción

—¿Conversación? Más bien eres tú hablando y hablando y yo apenas respondiendo —objetó Haruno entornando un poco los ojos, no lo suficiente para ser grosera pero sí mostrándose irónica.

—Vamos, no seas así. —Kurenai se rió divertida cubriéndose la boca con unos dedos, luego alzó el dedo índice—. Escucha, escucha. Es una historia romántica sobre las almas gemelas.

Ante esto, Sakura se interesó en contra de su voluntad, inclinando un poco la oreja a ella, incapaz de resistirse. Kurenai se rio por debajo, y tras una mirada mordaz de ojos verdes, inició el relato.

—Se dice que hace miles de años existió un joven soldado nacido bajo la Estrella de la Soledad, lo que provocó que su destino fuera turbulento y se viera fácilmente influenciado a desgracias. Desde niño fue despreciado por todos, inclusive su propia familia lo menospreciaba debido lo que representaba y eso provocó que el niño odiara a todo el mundo.

» Cuando tenía diez años decidió acabar con su vida, y como venganza por el maltrato que recibió de las personas del reino, haría que su muerte arruinara un festival muy importante que celebraba el reino en honor a los Cielos. Sin embargo, en medio de su acto, vio al Príncipe Heredero del reino haciendo una danza de espadas y quedó maravillado. ¡Entonces repentinamente se resbaló y cayó, a punto de cometer su plan!

» Fue salvado de la muerte por una persona bondadosa y amable, ¡quien resultó ser el Príncipe Heredero! Su Alteza lo aceptó desde el primer momento y le hizo sentirse en un lugar seguro en sus brazos. Desde ese entonces se convirtió en la amada persona de su corazón que admiraba. El niño creció hasta convertirse en un soldado que luchó junto al Príncipe Heredero en una devastadora guerra que arrasó su hogar. En medio de la guerra, el joven soldado murió en el campo de batalla luchando en nombre del Príncipe Heredero.

—¿Qué tiene eso de romántico? —interrumpió Sakura enarcando una ceja, cruzada de brazos. Una refutación silenciosa que no le estaba gustando para nada el dichoso relato—. Entiendo que morir por quien admiras y amas es lo más honorable que existe, pero-

—La historia no acaba ahí, no seas impaciente —le recriminó la mujer azabache cortando sus divagaciones. Sakura refunfuñó—. Como decía, el soldado murió, pero regresó como un fantasma y ayudó a su persona amada, el Príncipe Heredero, en lo que pidiera. ¿Vengarse de quienes destruyeron su reino? Lo hizo, el joven fantasma se manchó las manos sin rechistar. ¿Quería cometer genocidio? También lo ayudaría. Sin embargo, esto último no sucedió.

» El Príncipe Heredero se arrepintió de sus actos guiados por el dolor tras haber perdido su hogar y tomó la responsabilidad. Antes proclamaba ayudar a la gente común y volvería a hacerlo. Su corazón no titubearía ante las adversidades. Pero regresó en sí muy tarde, la maldición que desató se ejecutaba. Lo que no esperó fue que ese soldado fantasma se sacrificara por él tomando la maldición en su lugar, muriendo por segunda vez.

Sakura volvió a abrir la boca, dispuesta a protestar de "¿qué clase de historia romántica me estás relatando con toda esa tragedia?" pero Kurenai le advirtió con una mirada que no había terminado.

—El soldado fantasma regresó al mundo mortal por segunda vez —continúo diciendo—. Pero él sabía que era demasiado débil para proteger a su príncipe, que seguía vagando por el inmenso mundo siendo inmortal. Entonces, en su condición de fantasma, buscó la manera de volverse más y más fuerte. A un nivel que nadie lo superara. Construyó un gran poder que incluso los dioses y el mismo Cielo entero se aterrorizaba al escuchar su nombre. Todo lo trabajo para su príncipe. Su riqueza, su fama, su poder. Se apropiaba de todo mientras lo buscaba por todo el basto mundo, y no desistió durante ochocientos años. Hasta que un día ¡bum! ¡El destino los reunió de nuevo!

Reunión.

Destino.

Un momento ¿por qué esta historia se la hace conocida?

Sakura no pudo evitar preguntarse de los ecos en su mente que le hacían tirar, como si hubiese escuchado esta historia con otras palabras. Otra versión. A voz de alguien más...

"... Él nunca desistió en mi búsqueda. Me buscó sin parar durante ochocientos años. ¿Puedes creer que hubo momentos en que casi nos topamos? Como sabes, tengo una suerte pésima, pero antes era mucho peor que la de ahora. Esa mala suerte que traía conmigo impidió que nos reuniéramos hasta mi tercera ascensión...".

Pero Sakura no logró descifrarlo con exactitud, más concentrada en cada palabra que Kurenai soltaba, y la emoción que contenía cada frase.

Dejó pasar la sensación, aunque no olvidó nunca las palabras dichas, esa voz se le hizo terriblemente a Su Alteza, Xie Lian. Pese que nada más han hablado una sola vez, recuerda perfectamente el tono de su voz.

Tuvo que guardarlo en el interior de su mente para analizarlo después.

—Se decía que este fantasma poseía tanta devoción y amor por su amado príncipe que por eso se sacrificó por él una y otra vez. Sus almas se complementaron y le dieron forma al hilo rojo del destino. —Kurenai alzó su mano derecha—. Y cómo símbolo de su amor, ambos tienen atados el hilo rojo en el tercer dedo de la mano derecha. —Completó moviendo el dedo—. Se dice que, si te casas con tu alma gemela, el hilo rojo se manifestará como símbolo de su unión pactada por el mismo destino.

Claro, por supuesto.

¡Recordó dónde vio esa característica singular!

(Un par de manos, el de un Rey Fantasma y un Príncipe Heredero convertido en un dios Marcial).

Por un momento se quedó muda, asimilando el mito (¿mito?). Inconscientemente se miró la mano derecha, no llevaba guantes y el anillo que era su arma reposaba cómodamente en dicho dedo.

¿Aparecerá ese hilo rojo cuando se case con Sasuke?

A veces los mitos tienen parte verdad. Lo comprobó con Canción Sin Nombre, la que decían que únicamente mirarás a tu Alma Gemela cuando la tocas, no había equivocaciones. Que completarías la canción olvidada por el tiempo cuando encontraras a la persona predestinada para ti.

Cerró la mano hasta convertirla en puño.

—Un mito interesante —se limitó a decir mientras bajaba la mano.

—Sea mito o no, cada quién elige si creerlo o no. —Kurenai había extraído una caja del interior de su capa y colocado frente a Sakura—. Espero no sea presuntuoso, pero felicitaciones por tu compromiso. Ábrelo.

Un poco dudosa, Sakura alzó la tapa de la cajita revelando hileras de anillos de diferentes tamaños, colores y formas. Se quedó estática un momento al observar las joyas con precisión. A simple vista los detalles eran exquisitos y hermosos. Cada uno con un diseño peculiar.

—¿Anillos?

—He viajado durante años y estuve en reinos extranjeros. Hay algunos lugares que los matrimonios se pactan con anillos —hizo un gesto a las joyas—. Se colocan en el dedo anular simbolizando su unión. Muy parecido al hilo rojo del destino ¿no lo crees? —Kurenai ablandó el gesto—. Mientras esperas el día de tu boda, sería auspicioso que portaran un gesto que simbolice físicamente su compromiso.

Así que todo ese mito fue una introducción sugestiva para que aceptara después los anillos.

No pudo evitarlo. A Sakura le pareció una idea encantadora. Los matrimonios establecidos en esta región no tomaban los anillos como símbolos de casamiento. Según lo acordado, la familia del novio llena con joyas finas y exquisitas a la novia, como símbolo de prosperidad. En la ceremonia, se sirven licor de arroz, cortan cada quien un mechón de cabello para amarrarlo y colocarlo dentro de una bolsita de tela, luego hacen las tres reverencias: a los Cielos y la Tierra, a la familia y al cónyuge. (no es que Sakura haya investigado recientemente...).

Por eso, los anillos los utilizaban en aspectos decorativo. Así como ella misma eligió que sus armas hechizadas fueran anillos en su forma compacta, tanto como uso práctico y estético. Nunca pensó en utilizarlos como simbolismo.

Le gustó tanto la idea de asemejarlos con el hilo rojo del destino.

—Toma este gesto como un regalo de mi parte de tu unión y como agradecimiento por lo demás. —La sinceridad seguía en los bordes de su voz y gesto, y, por primera vez en su intercambio, Sakura se permitió esbozar una sonrisa que revela su conmoción inesperada por el gesto. Un gran regalo lejos de lo material. La intención bastaba para ella—. De todo corazón, espero que tengas un próspero y feliz matrimonio, Haruno Sakura.


Y terminamos con la escena más bonita del capítulo! ¿Quién se espero que ya consiguiera anillos? ¿Nadie? No podía faltar, por su puesto, la temática de los anillos proque me puede y así lo quise.

En fin, los comentarios de este capítulo son: Naruto está teniendo su desarrollo de personaje, déjenlo, está chiquito. Y por el otro lado, a Sasuke preocupado por la inminente contienda y Sakura disfrutando de su compromiso. ¿Qué creen que suceda en el siguiente capítulo?

Y sí, por si no quedo claro, las personas de esa historia que contó Kurenai es de Xie Lian y Hua Cheng, con cambios en algunos detalles como todo relato que va de boca en boca.

Muchas gracias por leer, sus comentarios y votos sin mi inspiración para continuar :) me alegraría saber sus opiniones.

En fin, Alela-chan fuera!

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