/58/ Lo hemos descubierto

BUENAS MADRUGADAS PEQUEÑOS SALTAMONTES

Que no se pierdan las viejas costumbres de actualizar en medio de la noche, porqué somos vampiros y- ¡broma, broma! 

Aunque no es broma que estoy funcionando con tres horas de sueños, parciales encima y necesidad inquietante de café cuando no puedo tomarlo XD

En fin, disfruten de la lectura. Pero debo advertir, este capítulo es uno de los reveladores y que trae respuestas así como preguntas. Si te despistas, le pierdes la pista y la revelación. ¡Así que estén atentos!

PD: refencias de este capítulo, las menciones de "Patriarca Yiling", "Clan Lan" y "Recesos de las nubes" como comentaba en capítulos anteriores, son referencias a novelas chinas (Mo Dao Zu Shi) que vienen incluidas en el universo de Eterno Equinoccio. NO NECESITAN saber la historia entera, y en el mismo diálogo se explica el contexto. De todas maneras, si tienen curiosidad, hasta el pie de las notas del final dejaré la explicación CON SPOILER de la misma novela.

Gracias por disculpar mis faltas de ortografía y grámatica :( sigo esforzandome cada día <3 


—... Dele... vistazo ... Jov... Itachi.

Se sobresaltó de pronto, parpadeando furiosamente y concentrarse. Itachi tomó conciencia de su propia realidad, dándose cuenta de que redactaba una carta ¿cuándo agarró el pincel?

Frunció el ceño, concentrándose mientras detenía su mano. Los últimos instantes fueron letárgicos. Atribuyó el cansancio ciñéndose a sus hombros la causa de su despiste.

Konohamaru estaba frente a él, luciendo un poco preocupado.

—¿Se encuentra bien?

—Lo estoy —respondió Itachi mirándolo al fin, notó que traía en manos un libro—. ¿Qué traes ahí?

El chico le dedicó media miradas, entre confundida e impresionada.

—... ¿No escuchó mi explicación?

Una sensación extraña destripó la consciencia de Itachi. ¿Disoció tanto que perdió lo que dijo Konohamaru?

No le gustó para nada. Un hilo de nervio se coló por las entrañas.

—Perdona, Konohamaru. Estoy muy cansado y pensaba en otras cosas ¿puedes repetirte?

—Primero le traeré un poco de té, le servirá a despejar el sueño —enfatizó el chico corriendo a la mesita de noche, dejando el libro reposando en el escritorio.

Itachi lo recuperó, tratando de distraer la mente todo lo posible. La portada no es llamativa y letras salpican salvajemente en la portada "Creaciones del Patriarca Yiling".

¿Patriarca Yiling? Le suena el nombre de algún lugar.

No tiene que rebuscar mucho. La respuesta se dio por sí sola al recordar de dónde venía este ejemplar. Pertenecía a la Colección Maldita de la Sección Prohibida (en sí, toda la información que revisaron pertenecía a dicha sección). Lo escribió un antepasado que cultivó su camino por medio de energías resentidas y muchos le designaron "El Gran Maestro del Cultivo Demoniaco".

Había muchas opiniones controversiales sobre dicho hombre, las más populares alababan su inteligencia y gran poder, empero, perdieron fuerza con el paso del tiempo. Una historia bastante peculiar impidió prolongar las opiniones.

Antes de los Uchiha, existió un Clan cuyo apellido Lan valoraba la rectitud, justicia y conocimiento, pero, sobre todo, eran muy apegados a sus más de 4000 reglas gravadas en el muro paralelo de la entrada de la villa.

Contrariamente, existieron personas que ambicionaron estos conocimientos ancestrales que resguardaban del mundo y atacaron el aquel entonces "Recesos de las Nubes". Lamentablemente, la mayoría del Clan Lan fue diezmado, pero antes los mismos miembros quemaron las Secciones de Maldiciones y similares de la Biblioteca, y pocos ejemplares quedaron intactos.

Los sobrevivientes a la masacre optaron por cambiar su apellido para esconderse, a lo que ahora conocen como Uchiha y crearon otro estilo de vida. Renombraron su hogar a "Villa de Fuego" como el ave Fénix que surge de las cenizas, así no olvidarían jamás sus orígenes y sus compañeros caídos en batalla.

Pronto una taza de té fue dejado a su lado sacándolo de su ensoñación. Itachi le dio un sorbo tentativo, centrarse en unir la línea de sus pensamientos ayudó mucho a centrarse nuevamente.

—Ahora sí, te escucho.

Konohamaru lo observó por un momento, verificando que tenía su atención. Itachi corroboró haciendo un gesto con la mano. Eso bastó para que el menor asintiera y procediera a pasar las hojas del libro.

—Noté que este libro tiene una irregularidad. En esta sección el Patriarca describe el tecnicismo de la supresión del núcleo espiritual y cómo afecta en las habilidades físicas propias. Divaga que hay formas de suprimir en lugar de destrozar el núcleo. Pero en la siguiente página... describe de un tema completamente diferente. Si bien los temas son distintos, este se encuentra inconcluso.

Itachi entrecerró los ojos, como si de esa manera pudiese entender mágicamente la letra.

—Honestamente apenas logro entender algunas palabras. Su letra es... singular.

—Desordenada, querrá decir. —Konohamaru corrigió con cierta diversión.

—¿Cómo entiendes?

—Ejem, mi letra era peor de niño —confesó un poco cohibido, pero luego agitó la cabeza—. Volviendo al tema y mi punto, es que leí todo el libro y marca sus creaciones como completo, sin matriz o incompleto. Y esta creación lo catálogo como "completo". Sin embargo, no está la matriz o hechizo finalizado.

—Pudo haber evitado ponerlo aquí.

—O quizás arrancaron la página qué seguía.

Ante la sugerencia, Itachi elevó ambas cejas intrigado por las divagaciones de Konohamaru. El chico agarró el libro murmurando un "con su permiso" antes de romper el hilo que unía las hojas y comenzar a separarlas. Debería amonestarlo, después de todo, es el único ejemplar que existe, pero no se encontró con las fuerzas —ni las motivaciones— para hacerlo.

Estaba más intrigado por la respuesta.

—Si aflojamos aquí y separamos en la parte en cuestión, podrá ver... ¡aquí está!

El mayor no esperaba nada, así que encontrarse con las hojas separadas y dónde señalaba Konohamaru, descansaba un pedazo de papel largo y vertical en la parte del lomo, dónde, supuso, antes hubo una hoja, le alertó de sobremanera. No se repetía esta irregularidad en otra parte del ejemplar y se apreciaban los bordes disparejos, como si alguien hubiese arrancado la hoja.

—Impresionante —murmuró verdaderamente sorprendido al inspeccionar las líneas del pedazo resultante—. ¿Cómo llegaste a esta deducción? Nunca se me hubiese ocurrido.

Un poco de color escarlata impregnó las mejillas de Konohamaru mientras se rascaba la mejilla, tímido.

—Yo... arrancaba a menudo mis páginas de caligrafía cuando eran ilegibles —confesó—. Así que lo reconocí la marca de inmediato.

Asintió y arrugó un poco la frente al pasar por las páginas, intentando descifrar los garabatos. Se rindió pronto, no batallaría en tratar de descifrarlo por su cuenta, y nunca lo intentó en el pasado. Al ser un libro catalogado como artes demoníacas, lo evitó por los detalles, sabiendo superficialmente el contenido.

—Joven Itachi, cree... ¿cree que esta restricción sea la que buscamos?

No lo aseguró, pero tampoco lo negó. Siendo la primera pista que obtienen en semanas, es demasiada coincidencia que a este ejemplar le hayan arrancado una hoja, específicamente el diseño de la matriz. Antes de dictaminarlo, primero lo analizaría. Y para ello, necesitaba la opinión del Maestro Kakashi, es de las pocas personas con acceso al Pabellón Prohibido.

—Konohamaru, trascribe este libro a limpio, por favor —pidió amablemente, dudaba que Kakashi comprendiera los garabatos.

—¡Por supuesto!

Mucho después, a medianoche, Itachi primero se dirigió al Pabellón Médico con el pergamino transcrito y el libro ocultos en sus mangas. La noche silenciosa extrañamente trajo un aire inquieto, con la ventisca helada del invierno traía cierta calidez. Al pasar por los pasillos, notó a los centinelas haciendo sus rondas habituales, pasando a su lado saludándolo con cortesía.

Al dirigirse al Pabellón Médico nadie lo retuvo. Tsunade le permitió la entrada apenas descubrió que era él y lo hizo sentarse en la camilla. Itachi simplemente pidió una infusión que le ayudara a descansar, su despides no debe afectarle en sus tareas diarias. Es mejor atacar su cansancio desde ya.

Tsunade preparaba los ingredientes, mientras le preguntaba sus síntomas cuando la puerta nuevamente se abrió y de allí entró Kakashi dejando un rastro de sangre a su paso. Inusualmente no se veía afectado por cualquier herida que tuviera.

—¿Maestro? ¿Qué sucedió? —rápidamente Itachi se levantó para ir a su encuentro, pero Kakashi lo despidió resueltamente, agitando una de sus manos indicando que no era necesario preocuparse. Fue cuando se percataron que la manga izquierda goteaba de sangre.

Tsunade dejó la infusión y se concentró en tratar a Kakashi.

—Es el precio pagado por información —reveló Kakashi mientras se desnudaba de cintura para arriba.

—¿Quién te hizo eso? —preguntó Tsunade, revoloteaba a su alrededor buscando curarlo.

—Un suceso de eventos desafortunados. Uno de los nuevos guardias se despistó un segundo y Mei intentó atacarlo, afortunadamente estaba cerca e impedí el ataque —explicó serenamente el Cazador mayor, como si no tuviese una laceración surcando desde el hombro hasta el codo. Tsunade comenzó a maniobrar sus habilidades—. Hubiese sido peor.

Itachi ocultó una mueca. Acepta que una muerte complicara el asunto interno entre su padre, los Ancianos y los Sacerdotes. Kakashi es el encargado principal de mantener al Reska y Mei bajo control, rotando los guardias que montaban guardia día y noche, todos los días. Su padre asignó a Kakashi contra las sugerencias del Consejo, y a una hora en específico acudía a la Torre de Contención a interrogar , mayormente su esfuerzo es infructuoso.

Este asunto se trató a puerta cerrada. No hubo una conmoción, Kakashi asumió la responsabilidad y se apartó a lamerse las heridas.

Aunque pronto asimiló lo primero que dijo Kakashi.

—¿Obtuvo información nueva? —inquirió esperanzado Itachi. Si era así, no le sorprendía porqué Kakashi parecía lánguido, pensativo, no con ese surco entre las cejas que evidenciaban desconcierto.

Antes que respondiera, las puertas se abrieron suavemente revelando la figura de Fugaku. Atravesó el salón con Obito pisándole los talones. Saludo a Itachi con un movimiento de cabeza antes de fijar su atención en Kakashi sentado en la cama, con Tsunade encorvada a él atendiendo sus heridas.

—Obito me informó del percance ¿hubo más lesionados?

—Nadie. Recibí todo el daño.

Fugaku examinó desde ahí la herida de su hombro, ya viéndose un poco mejor bajo el tratado de Tsunade.

En ese momento Obito gravitó a Itachi, visiblemente preocupado. No comprendió porqué el motivo de esa mirada antes de recordar que están en la enfermería.

—Primo ¿por qué estás aquí? ¿Recibiste alguna herida?

—No debes preocuparte. Últimamente me cuesta conciliar el sueño y vine por tés relajantes —le tranquilizó dándole una palmadita en el brazo.

De reojo, notó que su padre le lanzaba media mirada que pasó de preocupación a cierto alivio, detrás de la estoica expresión, se dirigió a Obito ordenándole que regresara a la Torre de Contención y vigilara de cerca a la . Obito partió, no sin antes darle un apretón amistoso en el hombro Itachi.

Una vez que la puerta se deslizó nuevamente, Kakashi se aclaró la garganta dándole una mirada larga.

—Respondiendo a tu pregunta anterior, Itachi, la información que obtuve fue vaga. Entre el ataque Mei tuvo un brote de psicosis y repetía "El ave Fénix será aplastado y jamás resurgirá" —expresó con voz trémula—. Si buscamos una interpretación, el ave Fénix puede tratarse del líder aquí presente.

—O de Itachi o Sasuke —intervino Tsunade. Las manos sobre Kakashi no titubearon mientras aportaba sus ideas—. O puede tratarse de la familia principal. Mei demostró tener un carácter impredecible y errante, no diría palabras al azar sin propósito.

A menudo Mei permanecía en total silencio, quieta como una estatua por más interrogatorio que fuera sometida. La tortura no sirvió, al ser un demonio, independientemente de los sellos que tuviera podía regenerarse. Fugaku comenzó a considerar ejecutarla si no sacarían ningún provecho, pero hubo opiniones diferentes con algunos miembros del Consejo. La mayoría quería intentar extraer información hasta el final.

—¿Es quizás algún tipo de advertencia? —divagó Fugaku, pensativo.

—Pensaba en tal posibilidad —concordó Kakashi—. Ha estado callada desde el principio, que diga esto ahora es una señal.

Y por más que intentaran desmembrar la frase, más confuso se volvía. Cuando Tsunade acabó el tratamiento y Kakashi tuvo de vuelta la parte superior de su cuerpo cubierta, Itachi recordó el motivo principal por la cual iba en busca de él en primer lugar.

—Padre, maestro, Konohamaru descubrió un dato inquietante que quisiera consultar con ustedes.

Fugaku lanzó media mirada a su alrededor antes de posarse en Tsunade, quién asintió al entender sus intenciones.

—Hablemos en privado.

Los cuatro migraron a la mesita de noche en la habitación siguiente. El consultorio personal de Tsunade era lo bastante espacioso para sentirse ameno y calmo, el olor a hierbas medicinales flotaba en el aire y el cálido destello que emitían las velas los acobijan del frío. No debían preocuparse en contenerse aquí, la habitación estaba plagada de talismanes insonoros que impedían que alguien escuchara desde el exterior.

—Konohamaru descubrió un ejemplar al que le han arrancado una hoja —informó Itachi colocando dicho libro y pergamino sobre la mesa frente a Fugaku y Kakashi. Tsunade se unió tras preparar té con un olor peculiar, seguramente medicinal—. Transcribió toda la información en este pergamino ya que el autor tiene... una letra peculiar.

Los siguientes minutos Kakashi se dedicó a revisar el tema en específico en el ejemplar y Fugaku dio vistazo al pergamino, apoyándose brevemente en las notas ilegible. Sumergidos en el parcial silencio irrumpido por el té sirviéndose en tazas de porcelana. Itachi sirvió a cada quién, y hasta tener la propia entre manos, Kakashi bajó libro, frotándose las sienes.

Al mismo tiempo, Fugaku cerró los ojos, suspirando.

—Esto es malo.

—¿Descubrieron algo?

Kakashi sacudió la cabeza en afirmación, dando un vistazo a las notas.

—Antes que nada, deben saber que El Patriarca fue un genio consumado en su época. Era un hombre que, si bien sus métodos perversos con la energía resentida lo hacían peligroso y temido, nadie pudo negar su ingenio. Sus creaciones residieron aquí hasta el incendio conocido que arrasó la montaña y únicamente este ejemplar de su colección se conservó. Este describe desde talismanes que unen físicamente a la gente hasta matrices de protección.

—De hecho, la matriz que protege a la Villa de Fuego se basa en la que está descrito aquí —agregó Fugaku— porqué fue la única que impidió en aquel entonces que todos murieran. Se mantuvieron seguros hasta erguir la Villa de Fuego.

Itachi y Tsunade estaban atentos al derramamiento de información desconocida para ellos. Les sorprende que la barrera impenetrable que cuidaba la Villa de Fuego proviniese de tal libro andrajoso que tuvo mejores días. Nadie discutiría la efectividad, quién que no tuviese el pase de jade consigo o fuera acompañado por alguien interno, no podía atravesar la barrera más allá de las escaleras de la montaña.

Antes de unirse al Clan Uchiha, Kakashi vagaba por el mundo como un espadachín erudito que disfrutaba coleccionar cuentos antiguos y místicos, entre ellos, no le sorprende que sepa más sobre la personalidad del libro si pasó la mitad de su vida escarbando en historias y leyendas.

Por eso, entre todas las personas, que haya sido salvado por el Inmortal Yugure cuando fue joven, parecía una extensión más de sus aventuras.

—Las creaciones descritas aquí, en manos equivocadas, ocasionarían problemas y miseria.

—¿Cómo la matriz de supresión del núcleo espiritual? —cuestionó Fugaku.

Kakashi asintió gravemente.

—La matriz está diseñada para suprimir el núcleo dorado en lugar de eliminarlo por completo. Buscaba crear una armonía entre habilidades sin acceder a la energía espiritual, pero teniendo el núcleo existente. El arrebatar el núcleo de un cuerpo, las consecuencias son brutales, ya que, como Cazadores, parte de nuestra fuerza está ligada al núcleo espiritual. Si lo perdiéramos, seríamos iguales a los civiles y nunca más sostendríamos nuestras armas espirituales.

Itachi contuvo un escalofrío ante lo último, aferrándose sutilmente al mango de su espada que contiene una parte de sí. Imaginarse no volver a sostener su espada, luchar contras los espectros o limitarse en muchas otras cuestiones a las que está acostumbrado.

—Pero hay algo que me desconcierta —continúo Kakashi señalando una parte de las escrituras—. Cuando se traza la matriz, es la única vez que se utiliza. Delimita la energía espiritual al mínimo y sella el meridiano del alma que conecta con el núcleo espiritual.

Los cuatro se miraron entre sí cayendo en cuenta de varias peculiaridades sobre Sasuke.

—Y no hay ni segundas, ni terceras repeticiones.

—Pero Sasuke no tiene las mismas características. —Tsunade fue la primera en exponerlo—. Puede sostener su espada y tocar el guqin. Su energía espiritual, si bien en el principio titubeaba y corría el riesgo de un desborde, existió una limitación media y continua en que podía utilizarlo sin arriesgar su vida si no lo potenciaba. Aunque nunca una restricción completa.

—Entonces no es esta matriz la que yace en mi hermano.

—No, sí es —dijo repentinamente Fugaku.

Tanto Tsunade como Kakashi e Itachi viraron a su dirección, la cabeza del líder estaba inclinada al libro, examinando profundamente los trazos de la página.

—Aquí dice que, cuando se coloca la matriz, deja un rastro. Como una etiqueta que indica que la persona fue sometida. Se materializa en esta figura de tres rectángulos —dio un golpecito al dibujo minúsculo, trazado arraigadamente las palabras—. La última vez que Sasuke se lastimó vi que tiene un lunar idéntico en la espalda baja, cerca de su región lumbar.

—¿Ese lunar? —Tsunade boqueó, impresionada—. Pensé que se trataba de un lunar de nacimiento.

—Te aseguro que cuando lo examine recién nacido no tenía ese lunar —dijo Fugaku sombríamente.

Ninguno de los varones encontró algún argumento contradictorio. Nadie, a excepción de Tsunade, había visto a Sasuke completamente desnudo en su niñez hasta su juventud debido a sus cheques rutinarios. Desde los cinco años inició esta labor ininterrumpida.

Cuando Sasuke nació, los curanderos que atendieron el parto provenían del hogar natal de Mikoto. Fugaku verificó que su hijo naciera sin perturbaciones y luego lo dejó a cargo de los curanderos.

Esta, sin duda alguna, la prueba más contundente que han obtenido.

Miraron el dibujo simultáneamente, como si se materializara de la nada el secreto de quién es el lanzador de la matriz. Se abrían más preguntas que obtención de respuestas, frustrándolos un poco o, mejor dicho, cada vez más.

—Mikoto sabe quién de los Sacerdotes colocó la restricción. —Fugaku fue el primero en romper el hilo tenso de la habitación. Apretaba los puños y su rostro se transformó en rabia—. El Inmortal Yugure lo dijo. Sasuke tiene la restricción desde el día de su nacimiento. No me quedé más que un par de horas cuando ella dio a luz y luego me marché.

No se necesitaba una aclaración de porqué el líder Uchiha no monitoreo a detalle la condición de su segundo hijo. Hay temas que no son fáciles de tocar, como la renuencia anterior de Fugaku por aceptar a Sasuke, hasta que lo vio al borde de la muerte nacieron emociones y sentimientos generados por la culpa y remordimiento del abandono. Que proyecta ahora que Sasuke es adulto y con una fuerte independencia a sí mismo. Teniendo varios problemas y necio a pedir ayuda.

—Y si en lugar de sospechar de alguien más ¿por qué no considerar que fue Mikoto la responsable? —planteó Tsunade.

Contrario a los varones presente, Tsunade no oculta nada su aversión por los Sacerdotes y Ancianos que lastimaron a Sasuke. Entre ellos, la madre de este.

—No hay pruebas que lo afirmen completamente. Aquí no dice que el lanzador refleje la misma marca —Kakashi dio unos golpecitos en el dibujo—, sin embargo, de acuerdo con las condiciones que proporcionó el Inmortal Yugure y lo que le hicieron en reclusión, es evidente nuestros sospechosos.

—De acuerdo, pero nos estamos pasando por alto un tema muy importante —intervino Itachi con las ideas galopando sin parar, dándole vueltas en la cabeza—. Si la restricción es absoluta ¿por qué mi hermano sigue manipulando su energía espiritual?

—...

Los cuatro se miraron entre sí, tratando de llegar a una sola conclusión porqué era muy confuso incluso para ellos.

Fugaku se aclaró la garganta.

—Normalmente cuando un hechizo, matriz o talismán no funciona es porqué el lanzador o el afectado no cumplen los requerimientos; o existe una protección poderosa que la contrarresta.

—En este punto, desconocemos mucho sobre la restricción. Puede ser que la hoja faltante contenga esa información —Kakashi suspiró observando fijamente el libro—. Y conforme lo segundo es...

Nadie volvió a decir nada. Era menos posible que Sasuke tuviera sobre sí una protección muy poderosa para contrarrestarlo, aunque no sonaba tan descabellado teniendo en cuenta la situación. Lo peor, o ya sea que los Sacerdotes se dieron cuenta y por eso estuvieron renovando la restricción, o algo salió mal desde el principio que los obligó a continuar así.

Apostar uno por el otro es peligroso. Requerían dictaminar la vía más precisa, pero sus conjeturas no los llevaría a ningún lado sin conocer quién lanzó la restricción. Por ahora el número de sospechoso se redujo considerablemente.

Todo aquel que tuviera acceso al Pabellón Prohibido era sospechoso.

—Caballeros, he de retirarme —tarareó Tsunade cuando se escuchó la puerta principal abriéndose, alguien llamó tentativamente su nombre—. Si hay algo en que pueda ayudar, sólo háganmelo saber.

Ella fue la primera en marcharse, seguido de Kakashi tras una valoración más cercana y concordar con Fugaku sobre elaborar una lista de todos aquellos con acceso al Pabellón Prohibido y sus movimientos. ANBU volvería a ponerse manos a la obra y trabajaría bajo el mando de Kakashi para vigilarlos.

—¿Debería informar a mi hermano? —cuestionó Itachi una vez quedó a solas con Fugaku.

Vio como el ceño fruncido de su padre se profundizó.

—Por ahora lo mantendremos entre nosotros hasta tener la completa certeza.

Un poco agrio, Itachi asintió. No le gustaba guardar secretos a su hermano, pero comprendía la perspectiva de Fugaku. La sacerdotisa Mikoto seguía siendo la madre de Sasuke, y este sería una prueba contundente y severa que ella buscó a toda costa afectar la vida de su hijo.

Es una confirmación más de la voluntad de Mikoto por deshacerse de Sasuke.

Y le partiría finalmente el corazón.

Itachi se contuvo mucho en marchar hacia Mikoto y enfrentarla. Trató de buscar otro tema con tal de distraerse.

—Padre ¿el asunto con el líder Hyūga se resolvió? —inquirió recordando las peticiones sobre el semidemonio que intentó secuestrar a Hanabi.

Asumió lo contrario cuando Fugaku se frotó las sienes. No es tan descabellado pensar que su padre estuvo despierto a tales horas analizando la situación. A pesar de que Sasuke envío un reporte detallado que daba por "muerto y alma dispersa", Madara no estuvo satisfecho.

—Madara insiste que un reporte no es suficiente para dictaminar la Deidara —expresó no sin cierto desagrado en su voz—. A menos que le lleven su cadáver. Ese malnacido está despreciando sin pudor la credibilidad de Sasuke, por extensión, del Clan Uchiha.

—Eso suena más a "hasta que no lo vea con mis propios ojos las pruebas serán invalidas" —Itachi no pudo evitar ironizar, entornando los ojos.

—Probablemente esté buscando una manera de acercarse al asentamiento de los semidemonios e investigarlos —expuso Fugaku un poco aprensivo—. Surgió un reporte después de Deidara, un semidemonio se volvió loco y masacró una aldea bajo la proyección de los Hyūga. En una sola noche. Madara está especulando que dicho semidemonio sea parte del asentamiento que dirige el joven Sasori.

—Ese asentamiento no es el único que existe —aclaró con evidente consternación.

Fugaku le dirigió una mirada suspicaz, la misma que portaba la primera vez que cuestionó sobre la ubicación exacta del asentamiento e Itachi se negó rotundamente a proporcionarlo. Después de todo, hizo una promesa a Sasori a cambio de la vida de Sasuke, no revelaría nunca información que condujera la ubicación del asentamiento.

No quiere decir que Fugaku esté de acuerdo con su silencio autoimpuesto. Un poco reacio en aceptar que Itachi guardaba el secreto, aprendió a comprenderlo en algún punto en estos meses; pero no quería decir que aprovechara cada oportunidad de indagar.

Itachi sabe que no hay malas intenciones detrás, pero contando que Sasuke arribó en dicho asentamiento cuya ubicación es completamente desconocida para los demás (a excepción de Itachi y Konohamaru), ponía un tanto precavido a su padre. Agradecía internamente saber la ubicación, de lo contrario, Fugaku habría hostigado a Sasori en busca de sacarle la verdad y hubiese complicado los planes.

—No —Fugaku retomó la conversación tras un breve silencio—, pero tras el asunto de Deidara y el ataque del otro semidemonio desconocido, los ojos de los demás Clanes se están enfocando en el único asentamiento que conocen oficialmente.

—Dudo mucho que el semidemonio pertenezca a ese asentamiento —defendió inmediatamente Itachi—. Recibí el informe oficial de Sasori en el conteo de su población y solamente hay diez personas que saben luchar. Entre ellas, únicamente Sasori, Kiba, Sakura y, su adición reciente, Temari tienen la capacidad y el poder de provocar una catástrofe de esa magnitud.

—Y ninguno de ellos son los responsables —estimó Fugaku con un brillo de comprensión en sus ojos.

—Estoy seguro —aseguró con convicción Itachi—. Hasta que Sakura y Kiba interrumpieron en el asunto del Bosque de la Muerte, ellos evitaban meterse en líos y mantenían un bajo perfil.

—Tampoco se había escuchado antes sobre alguna masacre similar —continuó Fugaku esa línea de pensamientos.

—¿Es descabellado pensar que es mucha coincidencia la sucesión de estos altercados precisamente cuando el Inmortal Yugure apareció y Deidara se salió de control? —preguntó seriamente Itachi.

Fugaku entrecerró los ojos, un poco pensativo. Itachi aprovechó el momento para plantear otra cuestión que le estaba picando mentalmente y tenía que sacarlo de alguna u otra forma.

—Con el caso de Deidara, él estaba bajo los efectos de esa Flor de Medianoche. Entonces, quizás ese otro semidemonio estaba siendo afectado de la misma forma —continuó el heredero, desplegando su capacidad de dedicación a este tema en particular.

—Sí es así, nadie a excepción de nosotros lo sabe —reiteró Fugaku enrollando el pergamino que Itachi trajo consigo— y es mejor que siga así. Desconocemos quién es el maestro que los controla, sea alguien que conozcamos o no. Si alertamos a los demás líderes, podríamos alertar a nuestro enemigo que sabemos sobre su existencia. Y todavía no tenemos pruebas contundentes sobre los efectos de dicha flor, además de las que nos compartió Sasuke.

Fugaku metió el pergamino en su manga ancha, donde lo resguardaría lejos cualquiera que pudiera tener acceso. El ejemplar original fue tomado por Kakashi para analizarlo, Itachi no envidiaba a ninguno de los dos y su próxima investigación que los tendría con noches de insomnio.

—Es mejor fingir ignorancia por un tiempo en este tema que todavía es manejable. Si nos enfocamos en ello, perderemos de vista nuestra lucha principal qué es evitar una contienda dentro del Clan. Si nos debilitamos desde adentro, no importará qué sepamos quien sea el responsable de esos ataques, Madara aprovecharán a someternos como lo está haciendo con los Clanes Menores.

La tensión en los hombros de Itachi únicamente aumentó. Silenciosamente admiró el porte de su padre, pase a todos los descubrimientos e intrigas continuaba firme y poderoso, con la barbilla en algo sin dejar que lo aplasten.

Se preguntó, no por primera vez, si cuando llegase a relevar el cargo de su padre sería la cuarta parte digno de ser líder.

—Ve y descansa, hijo —indicó Fugaku dándole un apretón en el hombro, de inmediato Itachi se relajó bajo tu toque familiar y lo miró con ojos cansinos—. Konohamaru y tú hicieron un gran descubrimiento. Mañana déjame los asuntos a mí.

Esa noche, Itachi se despidió de su padre sosteniendo un paquete de tés relajantes entre sus manos y la sensación que nada le ayudará a calmar la creciente incertidumbre en el pecho.

Bueno, confirmamos lo que muchos ya sabíamos: que Mikoto es parte responsable del sello de Sasuke. Pero ¿por qué se lo colocó? ¿Y por qué no se habían dado cuenta hasta ahora? Bien, muchas preguntas, respuestas que están a punto de desmantelarse y creánme, no les gustará para nadaaaaa

Por otro lado, otras incógnitas surgen debido a la condición de Sasuke, pero no será por mucho tiempo. ¡No hay más vueltas sobre esto, el momento decisivo está cerca, muy cerca!

En fin, gracias por leer! Agradecería si dejaran su adorable voto y una opinión sobre el capítulo :) son energía para mi. Y no, no se me olvida que SasuSaku no apareció aquí. ¡Pero el siguiente capítulo será cute!

(Hablando del siguiente capítulo, estará disponible el lunes, LUNEEES).

Nos leemos pronto!

Alela-chan fuera.


PD1: Sobre las referencias del capítulo conforme a la novela china Mo Dao Zu Shi, el Patriarca Yiling es el título que se le concede al protagonista de esa novela, mejor conocido como Wei Wuxian o Wei Ying (sí, esos chinos tienen tres nombres, que viva la libre expresión). En la novela original, resumiento el contexto, Wei Wuxian era un genio singular y un luchador fuerte, cedió su núcleo espiritual y debido a eso (y sucesos en que casi muere) recurrió al camino del cultivo o manejo de energía resentida, pero a causa de la misma murió (y revivió años después). Fue, como se mencionó antes, el fundador y maestro de ese camino. Al final de la novela (y su historia) vivió felizmente en el Recesos de las Nubes (ahora Villa de Fuego con los Uchiha).  

Al igual que Hua Cheng y Xie Lian, tendrá su participación en algún momento *risas malévolas*





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