/55/ ¿Aceptarías mi propuesta?
Hola, hola!
Según yo, iba a actualizar seguido al anterior, pero razones más razones menos, no logré. Ahora aprovecho que tengo un tiempo libre y traerles este capítulo.
Sólo digo, sobredosis de SasuSaku porque ya hace falta porDios.
¡Disfruten la lectura!
Ha de admitir que tuvo sueños espectaculares (casi obsesivos) con Sasuke. De escenas imaginables en que él visitaba su hogar y convivían de codo a codo e interactuaba con su familia, y todos lo amaban ¿cómo resistirse con tal amabilidad? Una atmósfera detallada en las obras de teatro románticas o cuentos locales de ensueño que se molestaría en señalar haber visto en sus viajes.
Pero nada se compara con la experiencia de vivirlo a carne propia, cuando los vellos de los brazos se erizan de anticipación y el corazón late frenético a cada segundo junto a él o verlo de lejos. No es suficiente, sin embargo, le trae cierto regocijo.
Como ahora, ayudando a preparar la cena, Sakura se ofreció de voluntaria ante la ardua tarea de pelar las patatas (parte del lote guardado en el almacén). Decir que más de una de las tías la miraron con expresiones sospechosas, es amabilidad, ya que comúnmente rehúye de los trabajos repetitivos y no va a la cocina dos días seguidos.
Hay una razón. Una muy poderosa en la que Sakura no se queja mientras pela las patatas con tarareos bajos, moviendo ambas manos con precisión y lentitud; lo más extraño, es que su mirada divaga la mayor parte del tiempo a través de la ventana. No se ha provocado un aparatoso desastre de cortadas gracias a sus reflejos.
La abuela Chiyo fue la primera en indagar. Y tras seguir la mirada de la pelirrosa, se rio entre dientes murmurando un "Ah, jóvenes" y regresando a lo suyo. Consecutivamente las tías entendieron y soltaban risas dispersas, comentando lo adorable que se veía Sakura cautivada por la persona que se encontraba del otro lado.
Y, demonios, Haruno ni siquiera se molestaba en corregirlas, en su lugar, esbozaba una sonrisa descarada. ¿Cómo pretender que no estaba enamorada de Sasuke? Todo lo que hace le parece terriblemente perfecto. Como, por ejemplo, cortar leña antes del atardecer en que la temperatura disminuye más. Uno de los almacenes de leña estaba junto a la cocina, la gran ventana daba una vista exacta de su labor.
Desde que Sakura notó como Sasuke manejaba el hacha le pareció terriblemente sugerente, cada vez que esos fuertes brazos se movían, su espalda se tensaba debajo de sus ropajes. Lejos se sentirse culpable, intentaba no correr a él y exigirle su muy bien merecido beso.
Por dentro se lamenta con lloriqueos, un animalito herido sonaría mejor que sus propias quejas. ¡Dos días y no han podido besarse o conversar debidamente! ¡Es un castigo horrible! ¡El peor de las torturas!
Distraía por ese pensamiento, Sakura hizo un puchero y peló con mayor rapidez la patata liberando parte de su frustración. Alejó el ruido de fondo, las conversaciones ajenas y se concentró en su tarea. Quizás si termina pronto tendría oportunidad de escabullirse y pasar tiempo con Sasuke antes de la cena.
Sorprendentemente el Cazador Uchiha se ocupaba rápido. Ayudaba los tíos mayores a cargar leña desde el bosque, con esos brazos que escondían una fuerza monstruosa que incluso el traer un enorme tronco de árbol no le hacía ni pestañar; cuidaba de los niños que, desde su aparición, se precipitaron a él como polillas atraídas a la luz, emocionados por conocer al "hermano rico" tan famoso en el asentamiento.
Apenas dos días y el ritmo era acelerado. A este paso Sakura apenas tendrá oportunidad si quiera de mostrarle el río congelado.
Se horrorizó ante la idea.
—¿Las patatas te ofendieron tanto para que las veas así?
—¡Eh! —Sakura se sobresaltó ante la repentina voz, y tras elevar la vista, se encontró cara a cara con el dueño de sus suspiros recargando los antebrazos en el alfeizar de la ventana y mirándola como si le diera risa un chiste privado.
¿Qué le causa diversión?
Sasuke alzó precariamente las cejas ante el repentino silencio que siguió, inclinó la cabeza a un costado apartando los ojos únicamente para observar la patata partida a la mitad que traía en su mano, un movimiento inconsciente al ser tomada por sorpresa.
—... Supongo que sí —se respondió a sí mismo.
Finalmente, Sakura se recompuso aclarándose la garganta y retomó sus acciones, tratando de fingir que no se quedó como una estúpida mirándolo fijamente con la boca semiabierta.
(Que vergonzoso. Todavía no se acostumbra).
—¿Tanto te frustra cortar las patatas? —preguntó de nuevo él.
—Hago de todo aquí, no es ninguna molestia —aclaró ella tomando otra patata del montón y pelarla—. Como te habrás dado cuenta, cada quien contribuye como puede. Solamente así sacamos adelante nuestro hogar.
—Es de admirar su trabajo en equipo. —Sasuke barrió con la mirada el panorama detrás de Sakura, al parecer nada atrajo su atención ya que enarcó ambas cejas y regresó la vista a ella, o específicamente a las cinco patatas peladas al costado—. ¿Cuántas más debes pelar?
El "llevas aquí alrededor de una hora ¿y pelaste cinco patatas?" no se dijo, pero resultó demasiado evidente.
—... —Sakura aceleró sus acciones sabiendo que él intentaba provocarla.
Las tías no le han presionado para que se apresurara. Sospechaba que confabularon contra ella y le pidieron específicamente este encargo sabiendo de sus intenciones.
De acuerdo, puede llegar a ser desvergonzada y robarle ahora mismo un beso a Sasuke. ¡Pero no frente a las tías! No quería tenerlas sobre sí dejándola en vergüenza frente a Sasuke con anécdotas de sus ayeres.
—Veinte patatas —masculló al final.
Él asintió suavemente.
Y después se fue. Sakura apenas parpadeó incrédula al verse abandonada sin ninguna despedida adecuada. Encaramó medio cuerpo al marco y lo último que vio fue el pliegue de la capa de Sasuke desapareciendo por el borde del edificio.
¡¿Qué demonios fue eso?!
—Caballero mis- —Sakura se mordió el labio evitando insultarlo y regresó a su labor con una expresión oscura y pensamientos pésimos. ¿Por qué Sasuke se marchó sin aviso alguno? ¿No disfrutaba de su compañía? ¡Blasfemias!
Sabía que estaba haciendo una tormenta en un vaso con agua, pero le fue inevitable. Apenas ha logrado mantener una conversación decente con Sasuke y verlo cara a cara, y que él mismo la prive de tal honor sacó su amargura desde lo más profundo de sus entrañas. Consideró dejar todo e ir tras él para acosarlo con su presencia, pero las tías se lanzarán encima apenas ponga un pie fuera.
Como dijo, ni loca deja que esas mujeres obtengan material para acorralarla.
Estaba tan concentrada en las recreaciones e ideas de un plan maquiavélico en que Sasuke tartamudea a causa de sus avances descarados, que no se percató de una presencia imponente detrás suyo, hasta que una mano ajena se alargó desde su costado tomando una de las patatas.
Respingó ante la repentina aparición, admiró por un breve segundo la mano envuelta en un guante negro de nudillo, las vendas alrededor de los antebrazos y luego... ahí, justo a su lado, yacía Sasuke dedicándole una sonrisa ligera.
Sakura boqueó como un pez fuera del agua.
—¿Qué...? ¿Qué haces aquí?
—... —Sasuke la miró unos segundos, considerando si la pregunta era seria o una broma, sin embargo, no duró mucho ya que buscó con la vista un cuchillo—. Ayudándote a acabar rápido.
—No me refiero a eso. Te fuiste hace un momento.
—Rodeé para entrar por la puerta. —Hizo un ademán con la barbilla, los mechones de cabello se agitaron un poco ante la acción y Sakura no pudo más que admirar boquiabierta lo guapo que se veía hoy.
—Pudiste entrar por la ventana.
Ante la sugerencia, Sasuke enarcó una ceja a su dirección como diciendo "eso no sería nada caballeroso de mi parte frente a tus tías", pero Sakura no tiene reparos en objetar que todas sus tías le perdonarían cualquier ofensa. Comprobó que, cualquier acción que hiciera, Sasuke siempre lucirá impecablemente elegante sin importar el contexto, como si la elegancia fuera inherente a él.
Un ejemplo es ahora, mientras se hace del cuchillo que la abuela Chiyo proporcionó al verlo un poco perdido, comenzó a pelar la patata con tal firmeza que parecía imposible que una acción tan simple le provocara un nudo en la garganta.
—Sería irrespetuoso de mi parte —eludió él después bastante ceñudo.
Ella soltó una risita mientras apartaba la vista tratando concentrarse en terminar pronto sin provocar algún incidente.
Bien. Lo intentó. Y mucho.
(Dígase que un minuto completo es un éxito para ella).
—Juguemos —dijo de pronto ella dejando la patata y el cuchillo sobre la mesa y procedió a separar las patatas en dos montos.
A Sasuke le causó curiosidad la sugerencia.
—¿Jugar?
—Te gustará, pero primero...
Sasuke se detuvo y observó con mucha intriga sus acciones. Permitió que amontonara diez patatas a su costado, pero nunca apartó completamente su atención de Sakura sin que ella se diera cuenta. Cuando sus ojos se encontraron, él inclinó un poco la barbilla, inquisitivo a lo que sea que estuviese tramando.
Aclarándose la garganta, Sakura hizo un ademán con las manos a los respectivos montos.
—Nuestro juego será lo siguiente: quién terminé de último en pelar sus patatas, tendrá que cumplir una petición del ganador.
Más que un juego, es una condición. Lo sabía y no dudó en aprovecharse al máximo.
Un brillo de interés brilló en los ojos ónix del Cazador, quién apretó sutilmente la patata que sostenía.
—¿Puedo pedir lo que sea? —murmuró él, bajo y ronco.
Por una extraña razón, Sakura tuvo escalofríos internos ante ese tono, la piel se erizó en los brazos y un nudo se enroscó en el estómago. Frotando ambas manos, asintió esbozando una sonrisa de lado al ver que Sasuke caía en su plan maestro.
Paso uno completado.
—Lo que sea.
—De acuerdo. —Sasuke encuadró más los hombros y su mirada obtenía un brillo desafiante—. Acepto la competencia.
—Ve mentalizándote en conceder uno de mis caprichos —alegó deliberadamente ella moviendo el cuchillo entre sus dedos, la confianza desbordante en su voz dejaba entrever su vena engreída. A ojos de cualquiera sería sumamente desagradable, pero Sasuke no era cualquier persona—. No tendré piedad.
—Lo mismo digo.
Se prepararon y cuando Sakura terminó la cuenta regresiva, se lanzaron a sus respectivos montos. Parecería absurdo que dos jóvenes estuvieran compitiendo con algo tan banal, pero de esto se trata inmortalizar los momentos fugaces. Encontrar diversión incluso en las situaciones más ilógicas. Y ella no tenía problemas en rebajarse a ser un poco infantil, y, por alguna razón, Sasuke le seguía la corriente.
Vaya, el amor es un misterio.
También lo dice por ella misma. Si Sasuke se lo hubiera propuesto, ni siquiera pestañaría y en su lugar, alentaría esta clase de actitud. Además, Sakura elaboró esta pequeña competencia por un motivo oculto: obtener un beso. Maldita sea, no quiere parecer necesitada de amor y atención para rogárselo, aunque podría, pero le daría a Sasuke un pretexto para intimidarla más tarde.
No le habló ni lo miró. Todo él es un inconveniente intenso, el sólo mirarlo distraía terriblemente. Tan llena de sí misma de tanta práctica que ha tenido, estaba segurísima de que ganaría a como diese lugar.
Por eso, al dar un vistazo de reojo, casi desencaja la mandíbula de la impresión al ver que Sasuke dejaba la última patata pelada en la cima.
¡Inaudito!
Con la boca totalmente abierta, Sakura apenas logró disimular. Los ojos de Sasuke se regodearon cuando se giró a ella con esa sonrisa de lado tan atractiva y la chispa de burla insana en sus rasgos.
—Ga-né —decretó orgulloso.
—¡No! ¡De ninguna manera! —exclamó Sakura llevándose las manos a su cabeza, revolviendo su cabello con frustración. Más allá, varias tías se reían entre dientes habiendo escuchado a medias lo que tramaban. Secretamente les dieron su espacio y no intervinieron, por lo que Sakura pudo hablar con más libertad—. ¿Cómo es qué terminaste tan rápido? ¡No me digas que eres un cocinero oculto! ¡Es trampa!
Sasuke soltó una risita jugueteando con el cuchillo.
—Sé cocinar, pero nada muy elaborado. Lo suficiente para sobrevivir si lo requiero —objetó bastante sereno—. Y mi práctica proviene de pelar manzana para Momo y Nana todos los días. No son muy diferentes a las patatas.
—¡Arg! Eres cruel, muy cruel —se lamentó.
¿Hay algo que este hombre no sepa hacer? ¡Es tan perfecto!
Al parecer su lamento lo expresó inconscientemente en voz alta, porqué Sasuke no tardó en contestar:
—... Soy malo tolerando el licor —le recordó, y añadió con cierta incertidumbre, apretando las cejas—: y no soy perfecto.
—Sé que toleras poco el licor, pero aquello es cuestión de tolerancia, esto, de habilidades. Y sí, para mi eres la personificación de la perfección. —Refunfuñando, se cruzó de brazos deteniendo su pequeño berrinche, si continuaba así, daría la imagen de no tolerar perder. Así que, suspirando, lo encaró mirándolo a sus ojos—. Pero no soy mal perdedora, acepto mi derrota. Entonces, dime ¿qué deseas que haga?
Una pregunta así abría una infinidad de opciones y Sakura lo sabía bien. Aprendió que Sasuke siente más de lo que deja ver, lo comprobó cuando estuvieron encerrados en ese Pabellón. Se esforzó mucho al enterrar las sensaciones que provocó ese encuentro, de todas las emociones que agitaron su débil corazón ante los toques ardientes de esas manos ajenas.
Y más ahora, que él dejó en claro sus intenciones de cortejarla debidamente, el asunto es serio. No lo han hablado adecuadamente, pero no hace falta muchas palabras para saber las intensiones. Llegaron al punto en que solamente mirarse conocen parte de los pensamientos del otro. Es maravilloso tener esta conexión que se teje poco a poco, pero con firmeza.
Tiene dudas, sí. Demasiadas. Pero es un problema que abordarán después. Además, aprovechara este momento a como dé lugar.... O bueno, él sacará ventaja que ella cayera en su propia trampa.
Lo pensará mejor la próxima vez antes de proponer una apuesta.
Los ojos de Sasuke adquirieron un brillo indescifrable, su mirada se transformó a una intensa mientras se inclinaba un poco al frente. En un principio estaban cerca, codo a codo y al girarse los separaban unos centímetros, él cortó la mitad de esa distancia, así que estaba casi sobre ella y sus pechos casi juntos.
Sakura apretó la orilla de la mesa, pero se mantuvo sin alteraciones en su expresión, esperando.
—¿Qué ibas a pedir tú si ganabas?
Enarcando una ceja, la semidemonio apenas ladeó la cabeza confundida con su pregunta, y, a la vez, nerviosa mientras daba un vistazo de reojo a su alrededor. La cocina llevaba su ritmo habitual, las tías siendo coordinadas por la abuela Chiyo sobre la preparación. El vaho bailando entre el ambiente, las voces animadas y amortiguadas que llegaban hasta ellos, en la esquina, apartado estratégicamente del pequeño caos, daba la sensación de un espacio íntimo.
Regresó lentamente su vista a él enfocándola por un breve segundo en sus labios para después retirarla de sopetón. Esperaba que Sasuke no se hubiese dado cuenta.
—Nada en particular, una tontería —mintió con bastante práctica.
—Mm... —El tarareo de Sasuke no se escuchó convencido.
—Se trata de lo que tú quieras, ganaste la apuesta. ¿A menos que aceptes una revancha? Porqué si es así yo-
Entonces volvió a mirarlo y sintió un par de labios robarle la otra mitad de la frase. Se sobresaltó, abriendo los labios de la impresión y dirigiendo rápido sus ojos al costado solamente para tomarse con la capa oscura de Sasuke, quién había alzado uno de sus brazos con la tela creando una cortina que los ocultara, y la otra mano agarraba con firmeza su mentón.
Sakura se relajó de inmediato, cerrando los ojos y disfrutando de este beso dulce bien merecido mientras sentía la respiración de Sasuke mezclándose con la suya. Él no exigió más, simplemente dio caricias seductoras a sus labios yendo a un ritmo lento, como si intentara apaciguar su malhumor. Lo consiguió con éxito.
Cuando él se separó, ella lo agarró por el cuello, exigiéndole silenciosamente con sus ojos brillosos que continuara. El beso duró muy poco, dejándola con ansías de más, de un toque persistente sobre su presencia, quería saborear todo de él.
Sasuke le acarició los labios con el pulgar, con los ojos oscuros, susurró sobre sus labios:
—Será después, no quiero dejar mala impresión frente a tu familia.
Y con las mismas se alejó unos pasos, bajando el brazo y con ello la barrera de la capa dejando expuesta las expresiones pícaras de las tías.
—Joven maestro, es usted todo un caballero —halagó la tía Cuarta con alegría, riéndose más cuando las orejas de Sasuke se pusieron rojas ante las burlas inocentes de las señoras mayores.
El Cazador, frente a otras personas, era tímido y carraspeó sintiéndose un poco avergonzado por sus acciones atrevidas. Afortunadamente Sakura disfrutaba de su osadía aplicada con ella y no dejaría que sus tías lo intimidaran.
—Abuela, hemos pelado todas las patatas. —Sakura se aclaró la garganta esperando no verse tan desorientada y señaló las dos pilas de patatas, dudó antes de corregirse: —... Bueno, casi todas. Así que nos iremos.
Sin esperar respuesta, agarró la mano del Cazador y lo arrastró afuera de la cocina, siendo acompañados por risitas dispersas a su alrededor.
—Gracias por su ayuda a ambos —decía la abuela Chiyo mientras se fugaban—. ¡Los vemos en la cena!
Sólo después alejados del ajetreo de la cocina, Sasuke a añadió con su cara de pétrea:
—Cumplí tu deseo, así que guardaré mi petición para más tarde.
Sakura tuvo que reprimir su risa dando un vistazo sobre el hombro. No encontró fuerzas para negarle que estuvo pensando en ese beso desde que se encontraron. Es justo que ella cumpliera su parte.
—Ten cuidado, quizás me adelante y lo cumpla por ti —sugirió con voz aterciopelada acompañado de un guiño coqueto.
Las orejas de Sasuke se pusieron repentinamente rojas.
La cena, por supuesto, en los últimos días ha sido de lo más reconfortante. Al ser la única comida al día en que todos en el asentamiento coincidían, naturalmente allanaron el espacio vital de los nuevos integrantes. Aquellos que no los conocían, acudieron a ellos para presentarse formalmente, dándoles una cálida bienvenida al asentamiento.
Aunque al principio tras saber que eran humanos y uno de ellos Cazador, mantuvieron cierta precaución. Pero tras verlos comportarse normal a su alrededor, la sonrisa amable de Hinata, el torpe comportamiento inofensivo de Shino y Sasuke conversando con los gemelos, no dudaron más en alegrarse. Después de todo, confían que Sasori no traería a nadie que les hiciste daño.
—Bienvenidos, bienvenidos. Nos alegra que estén aquí.
—¡Si tienen algún problema, no duden en pedir ayuda!
—Oh, hermana sacerdotisa ¡tus ojos son hermosos!
—Este guardián tuyo parece amable.
Hinata y Shino parecían salir de un trance, recibiendo cada palabra con amabilidad y alegría contenida.
Por otro lado, Sasuke era atrapado por las tías mayores que pedían saber cómo un joven maestro tan atractivo y amable acabó con ellos. Cuando Sasuke decía que su visita no era permanente, la mayoría se desilusionaban de sobre manera.
—Joven maestro ¿no consideraría quedarse un poco más?
—Preferiblemente para siempre —decían entre risas.
Tras la mirada serena de Sasuke se escondía la amabilidad, únicamente revelada cuando hablaba.
—Tengo asuntos que atender en mi hogar —indicó causando cierta desilusión conjunta—. Pero, si Sasori me lo permite, vendré seguido.
—¡Son buenas noticias, joven maestro!
A este punto, Sakura no entendía porqué las tías y los tíos mayores expresaba interés en él. O bueno, sí sabía, pero no quería dejarlo a la luz tan pronto.
—¡Silencio! Dejen de atosigar a los nuevos y sigan con lo suyo —irrumpió Sasori al emerger del umbral. Aunque su voz sonó gruñona y hasta cierto punto, de hastío, todos del asentamiento únicamente se rieron y se dispersaron a sus mesas con sonrisas en sus rostros. Nadie tomaba muy en serio el humor del líder en ambientes amenos, y jamás se ha enfadado verdaderamente.
Definitivamente es similar tenerle cariño a un cactus.
Las mesas del comedor eran largas, tres de ellas extendiéndose por todo el edificio, y en medio dejaron a los recién llegados dándoles su espacio. Entre ellos, Sakura y Kiba estaban a los costados y optaban por ser mediadores en sus primeros días. Quedó un lugar vacío, justo al lado de Kiba y frente a Sasuke, ese mismo lugar lo ocupó Sasori y miró intensamente al Cazador.
Sasuke, por su lado, reconoció su presencia con un asentimiento. Hubiese sido la imagen de la perfecta cortesía sino fuera porqué Momo yacía asomándose dentro los pliegues de su kimono, devorando sin tregua una patata cocida. Sasori miró un poco consternado al hurón, no era la primera vez que lo veía, pero sí en manos de su propio dueño y pintaba un cuadro surrealista: un honorable Cazador de demonios teniendo en sus manos un tierno y adorable hurón.
—¿Qué tal el patrullaje en la barrera? —cuestionó Kiba metiéndose un pedazo de patata a la boca alejando toda atención de Sasori a su hermano.
—Nada fuera de lo inusual —respondió parco recobrando la compostura—, no me sorprendería si continuara así el resto del invierno. Pero no puedo decir lo mismo con la aldea, más pronto que tarde aparecerá algún espíritu resentido.
—¿En invierno aumentan los espíritus resentidos? —preguntó curiosa Hinata.
—Resulta ser la época del año dónde los vagabundos contraen hipotermia a causa de las bajas temperaturas —explicó con cierta indiferencia que habla de una situación habitual—. Sin ningún lugar para resguardarse, sucumben en cuestión de horas.
Las expresiones en Sasuke y Hinata fue un poco lamentable, incluso la de Shino parecía dividido entre la pena o lástima por el destino de aquellas personas. Siendo los únicos aquí presentes que crecieron rodeados de comodidades, no consideraron para que los demás, algo tan banal como un techo y ropa les ganaría más tiempo en el mundo. Si ellos necesitaban, simplemente compraban.
Pero quienes no tenían esas posibilidades, morían a causa de su carencia.
Chiyo irrumpió el incómodo ambiente dejando un cuenco frente a Sasori, quién agradeció por sus cuidados.
—Abuela Chiyo, debería estar descansando.
—Sabes que me es imposible permanecer quieta por mucho tiempo y estar en la cocina me hace entrar en calor —dijo la anciana con una sonrisa indulgente.
En el asentamiento la mayoría eran semidemonios, solamente un grupo reducido de cinco personas eran completamente humanos. Entre ellos, la abuela Chiyo, el abuelo Hiruzen, dos de las tías y un niño huérfano que fue rescatado. Si bien los semidemonios eran propensos a sentir las mismas temperaturas que los humanos, las probabilidades de contraer enfermedades eran menos.
Pero con los ancianos era otro cuento.
—Abuela... —objetó Sasori, preocupado.
—Ya no te angusties. ¡No tengo nada de frío! —exclamó la abuela dándose golpecitos en el pecho—. El joven Sasuke me dio unos talismanes calentadores ¿no es amable de su parte?
Una expresión complicada traspasó cruzó por el rostro de Sasori, pero no debatió frente a ella.
—Lo es.
—Anda come, o se enfriará.
Así Chiyo partió dejándolos en el fino silencio. Inmediatamente Sasori se giró a Sasuke, con los labios separados, como si las palabras que tiene en mente le quemaran la lengua.
—Se dice "gracias", hermano —se burló Kiba junto a él, dándole golpecitos con el codo.
—No es necesario los agradecimientos. Si mi energía espiritual es de ayuda para ustedes, con gusto se las proporcionaré —afirmó Sasuke sin perder el ritmo en llevarse los palillos a la boca, dándole miradas de reojo nada más para hacerle saber que lo considera.
Al final, Sasori no dijo nada, aceptando las palabras del Cazador y continuó con lo suyo.
—El jefe de la aldea me pidió echar un vistazo a los alrededores, así que mañana uno de los dos deberá bajar la colina.
—Dice Sakura que irá—objetó Kiba de inmediato con una sonrisa siniestra en su rostro—. Estará encantada de cumplir las órdenes del jefe quisquilloso.
—Ni hablar, la última vez que fui terminé siendo niñera de su sobrina malcriada —gruñó Sakura con bastante ácides apretando los palillos entre sus dedos—. Su hija es amable, pero esa pequeñaja es-
—Sakura, ese vocabulario —amonestó Sasori con una mirada asesina, especialmente porqué en la mesa continua estaban los niños. Y cualquier palabra malhablada sería una matra para todos ellos por una semana entera, él lo aprendió a las malas y hasta el día de hoy los cuidadores escuchan con cautela cuando están cerca.
—... —Ella lo fulminó con la mirada.
—Si no les molesta ¿puedo ir yo?
La repentina voz de Sasuke irrumpió la controvertida conversación de los hermanos semidemonios. Cada uno giró la cabeza a él, bastantes impresionados por su ofrecimiento.
—Innecesario. Eres un invitado aquí, no estás obligado a hacer nuestro trabajo —se negó Sasori agitando la mano buscando zanjar el tema—. Hay mejores cosas en qué distraerse.
—No pretendo quedarme sentado a que me sirvan té —recordó secamente Sasuke—. Te lo dije, no soy un simple invitado, trátame como uno de los tuyos.
Sasori tensó los hombros al mismo tiempo que se inclinaba al frente, con los ojos encendidos.
—Jamás serás uno de los nuestros —espetó Sasori con voz fría—. Eres un Cazador, un humano. Tienes una vida llena de posibilidades. Nosotros somos jugadores que la tienen más difícil.
—¿Quién dice que la tengo fácil?
Las cejas de Sasori se fruncieron, al igual que sus labios tras caer en cuenta sobre su abertura de juzgar a los demás en base a lo poco que conocía. El silencio fue crudo y hasta cierto punto, más helado que la misma escarcha del invierno. Ambos hombres se miraron a los ojos, sin tener intenciones de apartar la mirada del otro; y los espectadores se mantuvieron expectantes, especialmente Sakura. Si Sasori pretendía continuar con argumentos estúpidos tendrá que intervenir.
Finalmente, Sasori masculló:—Has lo que quieras. No soy tu líder ni tu jefe.
Tras decir esto, deslizó su cuenco medio comer a Kiba y se incorporó sobre su estatura, partiendo sin mirar atrás. Por más que Sakura lo llamó, no volteó y desapareció en la negrura de la noche.
—Su actitud fue bastante—murmuró Sakura con resignación, girándose a Sasuke, Hinata y Shino—. Lo siento por eso, comúnmente Sasori no es tan descortés. No sé qué le sucede.
—Quizás sea porqué mi primo declaró sus intenciones de cortejarte —opinó Hinata sonriendo divertida ante el repentino sonrojo de Sakura.
Al mismo tiempo ¡Kiba se ahogó con la comida!
—¡¿Quién declaró qué!? —exclamó entre toses bruscas y los ojos desorbitados. Shino se apresuró a darle palmadas en la espalda y le arrimó el vaso con té. Tras dar un largo y desesperado sorbo, Kiba se quejó—. ¿¡Por qué nadie me dijo!?
En silencio, Hinata formuló un "lo siento" en dirección a Sakura, sintiéndose culpable por mencionarlo sin tomar en cuenta si su otro hermano lo sabía. Haruno simplemente se encogió de hombros, sin darle importancia. Tarde o temprano se enteraría, era mejor que fuese pronto o lo tendría pegada a él con quejas infinitas de porqué no le avisaron.
—Pensaba informarlo personalmente. —Sasuke suspiró un poco, dejando los palillos sobre el cuenco—. A vista de mis planes fallidos, te lo digo ahora mismo: tengo intenciones de cortejar debidamente a tu hermana.
Un escalofrío recorrió la columna de Sakura. El escucharlo trae una sensación extraña, segura, habla de una emoción agradable y ajena que jamás experimentó.
—Cuando hablamos de cortejar ¿quieres decir que la llenarás de regalos y cosas así? —cuestionó seriamente Kiba sacándola de su ensoñación.
—Kiba, es lo que menos importa —gruñó Sakura con los brazos cruzados y un poco a la defensiva, el sonrojo en sus mejillas aún persistía. Era nuevo para ella que Sasuke ande proclamando sus intenciones y ni siquiera lo han conversado adecuadamente—. Sabes que no soy una persona materialista.
—Shh, no te metas —le acalló Kiba agitando la mano a su dirección—. Estoy en mi papel de hermano celoso.
Un tic asaltó la frente de Sakura.
—¡No me chites!
—¡Entonces no intervengas!
—Es parte del cortejo, sí —intervino Sasuke antes de que prolongaran sus frases mordaces—. Aunque todavía me falta preguntarle a la persona más importante.
—¿Hay alguien más importante que nosotros, su familia?
—Por supuesto.
Sasuke parecía satisfecho y no dio indicios de agregar más, así que Kiba dejó la pregunta descansar en paz y suspiró dramáticamente mientras se tomaba del pecho, con ojos lejanos. Todo claramente fingido.
—Impresionante, sabía que este momento llegaría algún día.
—¿A qué te refieres con 'algún día'? —amenazó Sakura en un siseo.
—No se molesten, pero era muy evidente su atracción. Desde el principio supe que el interés de mi hermana por ti no era normal, era cuestión de tiempo para que se diera algo entre ustedes —aseguró con una sonrisa resplandeciente. Inclusive Hinata y Shino asistieron al unísono apoyando su argumento—. ¡Incluso el abuelo y el maestro lo esperaban!
—Vaya, entonces soy la única que no lo sabía.
—Te pasa por grosera.
—Eres un-
En ese momento Sasuke agarró la mano de Sakura por debajo de la mesa, dándole un sutil apretón que buscaba de tranquilizarla. Lo consiguió. De inmediato toda su impetuosidad de relajó y terminó encontrando la serenidad que Kiba intentaba robarle. Farfulló que no era asunto de Kiba y que podía irse a "ya sabes dónde" por el resto de la noche.
Kiba se alejó con risas divertidas, agarrando los cuencos vacíos y exclamando que será maravilloso tener de pariente a Sasuke.
—¡El hermano rico por fin no sacará de pobres!
—¡Vete al carajo, Kiba! —gritó Sakura levantándose para ir tras él.
—¡Sakura, vocabulario! —exclamó Hinata agitando un poco las manos, preocupada en recibir una reprimenda de los cuidadores en la mesa continua, quienes los miraban con bastante advertencia.
—¿Me dirás quién es más importante que mi propia familia?
Decidió preguntar de frente a sabiendas que la duda no le dejaría pegar el ojo en toda la noche. Se niega a desvelarse por sus conjeturas cuando tiene a la fuente de sus respuestas al alcance de su mano, en todo su esplendor dedicándole esa sonrisa amorosa.
Hipnotizada, atrapada, hechizada. Así definiría su atracción a él. Y no se avergüenza, para nada. Con mucho gusto dirá que este Cazador la tiene entre sus manos y es (y será) el único que goce de ese privilegio en toda su existencia.
Debido a las tenues luces de los faroles a lo largo de los senderos, había una luz que provenía detrás de él, de pie frente a su cabaña y la capa oscura envolviéndolo mientras los tiernos copos de niegue caían y se aferraban a sus hombros. Distraídamente le quitó algunos del cabello, la nevada no era intensa, un acontecimiento extraño a estas alturas del invierno, pero se agradece. Le daba un aire majestuoso al Cazador frente a ella.
Y en lugar de intimidarla, le provocaba otras reacciones.
—No te quedarás con la duda —divagó Sasuke con un aire de diversión oculta en sus palabras.
—De ninguna forma. Exijo saberlo como parte de tu cortejo.
—... No funciona así.
—¿Y tú cómo sabes? ¿Acaso te adiestraron minuciosamente para corteja a mujeres? —se burló Sakura esperando que Sasuke se burlara de sus ideas, pero cuando él desvió la vista, la sonrisa se le borró de los labios—... ¿Hablas en serio?
—Fue parte de mi entrenamiento. Como sabes, debido a mi poder divino debía contraer nupcias, la mayoría de los matrimonios son arreglados. Aun así, los Sacerdotes me instruyeron. No debía molestar a mi futura prometida por mi ignorancia.
Una llama de celos ardió en Sakura al pensar en los posibles escenarios en dónde, si los Sacerdotes no hubiesen sellado su poder, él habría sido obligado a casarse con una mujer por beneficio de preservar su linaje divino. Así jamás se habrían conocido, o quizás sí, pero ni siquiera sería considerada por él para estar juntos.
¿Cierto?
No lo sabía.
Y eso le dolía.
Contuvo el aire sin que se diera cuenta, alejando los ojos del azabache evitando ser descubierta. Olvidó por un momento que Sasuke aprendió a conocerla, que su silencio fue indicación de que algo no andaba bien.
Un par de cálidas manos acunaron sus mejillas y la obligaron a elevar la vista, se topó con esas piedras ónix, oscuras que guardaban los sentimientos más sinceros que jamás haya visto. Le embriaga poder estar así, entre sus brazos y llenándose de su presencia. Podría pasar cada instante de su vida en la misma posición y estaría más que agradecida por permanecer cerca.
—Lo único que agradezco de esas clases es el conocimiento adquirido para cortejarte.
La respiración se le cortó, y Sakura separó los labios, casi balbuceando ante sus repentinas palabras directas.
—T-Tú, descarado.
—Sólo contigo.
Sakura gimió bajo, cerrando los ojos con fuerza al sentir sus mejillas a punto de explotar por los calientes que estaban. ¡El frío no ayudaba en nada!
—Por favor ¿me darías una advertencia cada vez que digas algo cursi? Mi corazón no soportará otro de tus halagos.
—... —La expresión de Sasuke cambio a una ceja enarcada y sonrisa indulgente. Pero pronto se transformó en una serenidad que provenía de la dulzura—. La persona más importante sobre encima de tu familia, eres tú, Sakura.
Sintió como si alguien le hubiese dado un puñetazo, pero no produjo dolor, sino la sensación de falta de aire. Sobre todo, cuando Sasuke se inclinó un poco más, hasta que sus narices estuvieron juntas y apretó el agarre de sus manos, habló con voz susurrada, pero firme y decidida, como la calma proveniente antes de la tormenta.
—¿Aceptas mis intenciones formales?
Se le secó la boca, quedándose en silencio por un breve momento, reorganizando todas sus ideas.
¿Ella?
¿Le está pidiendo directamente pretenderla?
A pesar de que él dejó en claro sus intenciones, todavía no lo asimilaba. Como si en cualquier momento Sasuke la soltara y dijera que todo era una mentira, una broma elaborada cuyo final termina en tragedia.
—¿Por qué...? —le falló la voz, sintiéndose cada vez más y más pequeña ante su presencia, cuando comúnmente es poderosa e imponente ante a cualquiera—. ¿Por qué yo?
Entre todos sus prospectos, de mujeres más hermosas, ricas y con mayor prestigio ¿Sasuke la elige a ella, una vil semidemonio?
No le encontraba sentido.
Hubo algo crudo atravesando la expresión del Cazador, pero tan rápido como apareció se esfumó, y en su lugar, se inclinó un poco más, afianzando el agarre a sus pómulos, brindándole del calor producido por su energía espiritual y que acobijada a Sakura en sus mejores días. Aunque ahora estuviera estupefacta y confusa.
—Haruno Sakura, eres la mujer más espectacular con la que jamás me he topado, me encantan tus ojos disparates de diferente color, a pesar de haberlos visto un par de veces —confesó él, y con los pulgares delineó debajo de sus ojos en extrema reverencia y la piel de Sakura ardía a cada toque—. Tu exuberante inteligencia me deja mudo, y me fascina lo hermosa que eres, así como tu lado testarudo y decidido. Puedo seguir toda la noche describiendo porqué me he enamorado de ti, pero temo que ni todas las palabras de este mundo serían suficientes.
Transcurrió un latido, luego dos, y al tercero, las rodillas de Haruno flaquearon mientras su boca se abría de la impresión y toda ella se puso roja, como las rosas en pleno florecimiento.
En todo su tiempo junto son contadas las ocasiones que Sakura lo había escuchado mencionar más de dos frases seguidas, mucho menos con respecto a los sentimientos. Se han confesado uno al otro, desparramando sus verdaderas emociones que yacen dentro de sus corazones, incentivando el amor que floreció entre ambos sin previo aviso. Resultó natural a pesar de sus diferencias.
Para Sakura, él era su sol inmenso, y ella el girasol que siempre gira a su dirección y lo busca en días nublados, anhelando que las nubes se dispersen y así obtener un halo de su calidez.
—Sasukeee... —gimió Sakura conmovida y atrayéndolo por la garganta, recibiéndolo con un demandante beso cual fue correspondido con mucho entusiasmo.
¿Él pretendía que respondiera únicamente con palabras? ¡Pues no! Esto amerita más que un simple "sí".
Tal confesión se merecía todo de ella.
Devoró y delineó los labios masculinos, buscando ser demandante al exigir ese beso que tanto deseó durante días. Al principio lo estaba consiguiendo, pero Sasuke pronto le dio la vuelta a sus intenciones y la tomó por la cintura, arrastrándola dentro de la cabaña hasta topar pared con todo su enorme cuerpo aplastándola placenteramente.
Sakura gimoteo entre el beso, consiguiendo que Sasuke aprovechara la oportunidad y adentrara la lengua a su cavidad en busca de profundizar el beso, robándole otro suspiro prolongado. Deslizó sus manos por el cuello hasta aferrarse al cabello azabache, sedoso y frío a causa de la temperatura, al contrario de sus cuerpos pegados que poco a poco aumentaba hasta volverse cálidos.
La oscuridad parcial de la cabaña atribuyo al halo de misterio, en que los demás sentidos eran más sensibles, por eso, cuando Sasuke empujó una de las rodillas separando sus piernas, apegándola a él de tal forma que Sakura sentía todo su cuerpo uniéndose a él, no soportó la tensión y separó sus labios, exhalando con fuerza.
—Vas a matarme con tus caricias —murmuró ella, su voz dividida entre un jadeo y gemido.
—Entonces tendré que detenerme —susurró él cerca dejándole un beso en la concha de su oído, un lugar muy sensible y lo demostró al estremecerse entre sus brazos, dándole sin saber un motivo más para continuar—, no pretendo quedarme sin prometida tan pronto.
Es definitivo.
¡Sasuke la llevará a la tumba por sus dulces palabras!
—... ¿Lo dices en serio? ¿Quieres casarte conmigo en el futuro?
—Creí que ambos sabíamos lo que conlleva un cortejo formal.
—Sasuke, soy una semidemonio. Tu linaje, es...
El aludido la acalló de la forma más demandante: con otro beso. Sakura lo recibió gustosa, dejándose maltratar por él.
—No te miro por tu origen, no me importa qué eres, sino, quién eres. Y para mí, solamente eres tú, Sakura —le recordó. Tales palabras las había escuchado antes, él mismo las dijo y ella las repitió en medio de un desenfreno de emociones. Que las escuchara ahora le traía otro nudo en la garganta—. Y conforme a mi linaje... tomémoslo con calma. Por ahora, quiero estar contigo, no importa que suceda en el futuro.
Llorará.
Sakura llorará y no se lamentará.
Porque nadie la había amado de tal manera, con tanta intensidad y de todas las formas posibles de los Tres Reinos.
Su amor todavía es un capullo, floreciendo cada día, pero está segura que, con el debido tiempo y cuidado, será incluso más invencible que las flores de Loto que crecen en la orilla del fango y sobreviven a los inviernos más crudos y extremos.
Es lo que los humanos llaman "fe".
Y decidió apropiarse de ello sin importar el costo.
Itachi enrolló el último pergamino faltante por revisar, soltando un suspiro profundo de cansancio y procedió a frotarse las sienes con los dedos.
La fría nevada caía compasadamente a través del paisaje exterior. Mantuvo la ventana ligeramente abierta dejando pasar una corriente fría, no lo suficiente para helarse, pero sí en mantenerse despierto a tales horas de la madrugada.
Debido a la ausencia de Sasuke en la última semana, sus deberes se intensificaron. No está resentido con su hermano por marcharse, era parte del plan para mantenerlo alejado de las garras de sus persecutores. Preferiría mantenerlo a salvo a toda costa.
No permitirá que lo lastimaran nuevamente. Si esto conlleva a utilizar a Hinata como tapadera, lo hará sin remordimientos. Después de todo, es aprovechamiento mutuo. Sasuke consigue salir, Hinata una oportunidad de resguardarse en un lugar seguro. Todos beneficiados.
Cuando Fugaku presentó ante la decisión de Hinata al negarse a unirse al clan, resultó evidente la consternación conjunta de los Ancianos y los Sacerdotes. Lideraron un conjunto de preguntas, bombardeando con sutiles peticiones a la sacerdotisa Hinata en saber sus razones para no aceptar quedarse.
Hinata únicamente sonrió y dijo querer encontrar su propio camino. Conocer el mundo exterior qué se le fue negado desde su nacimiento por su aislamiento de Flores Danzantes. El mundo conocía sobre la masacre y no sabían que ella sobrevivió. Entonces es seguro vagar sin ser reconocida.
Sus palabras eran sutiles pero el matiz de advertencia subyacente flotó entre los presentes. Los únicos que sabían sobre su verdadero origen era el clan Uchiha, así que, si le sucedía algo, ellos serían los primeros sospechosos.
Si acaso los Ancianos y Sacerdotes lo notaron, no comentaron nada al respecto y dejaron caer el tema.
Como parte de la treta, Fugaku ofreció cobijo en la Villa de Fuego si alguna vez la necesitaba. Hinata agradeció y no desestimo su ofrecimiento.
Y al día siguiente partió escoltado por Shino y Sasuke.
Ante esto Itachi recuerda claramente la mirada de Mikoto sobre ellos. Como si pudiera entender las razones detrás de que Sasuke insistiera en acompañarla y asegurarse que su próximo destino sería óptimo.
—Esos dos se ven bien juntos ¿no lo crees? —El comentario de Mikoto, mientras los veían partir, provocó un mínimo ceño fruncido en Itachi.
—Los primos siempre deben apoyarse entre sí —espetó al final Itachi dándose la media vuelta y regresando a sus deberes. Antes de alejarse lo suficiente percibió la risita cruel y divertida de Mikoto.
—Sobre todo si comparten afectos especiales.
Itachi estuvo a punto de dar la media vuelta y encararla por sus fechorías. No lo hizo. Se controló a tiempo o estropearía el plan trazado. Hasta ahora Mikoto parecía creer que la droga cumplió su propósito, que Sasuke y Hinata tuvieron sus asuntos y no lo revelaron por vergüenza.
Cuan equivocada estaba.
Dejaron que lo creyera, viendo sus próximos movimientos ahora que Sasuke marchó. Si acaso sospechaba sobre la verdad que involucra a Sakura, no lo reveló.
Itachi dio otra mirada a la pila de pergamino antes de desplazar la vista al costado donde yacía Konohamaru dormido sobre la mesa.
Encendió otro incienso dejando que el aroma flotara en la habitación. Deslizándose con tranquilidad, se inclinó hacia Konohamaru para sacudirlo un poco del hombro.
—¿Konohamaru?
Inmediatamente el chico se sobresaltó y ensancho los ojos tan redondos y rojos.
—¡Sí, soy yo! ¡Muy despierto! —Exclamó Konohamaru tan recto como una estatua y los ojos rojos.
Itachi escondió media sonrisa divertida detrás de una expresión serena. Konohamaru tenía un hilillo de saliva por la barbilla y el cabello despeinado.
—Ve a dormir. Es tarde.
—Joven Itachi, aun puedo buscar. ¡No estoy nada cansado!
—Sabes, hace siglos había 4000 reglas por acatar aquí y entre ellas "Está prohibido mentir".
—¡No miento!
Itachi suspiró cansado a lo que Konohamaru se desinfló un poco, apretando los puños sobre la mesa.
—Debo esforzarme más ahora que el joven Sasuke partió. Encontrar la restricción qué yace sobre él es más importante que mi bienestar.
—Estoy seguro que a mi hermano le interesa más que descanses adecuadamente. No te angusties por lo que no está a tu alcance —aconsejó Itachi dando la vuelta de regreso a su escritorio. Konohamaru se mostró un poco cohibido por sus palabras, titubeando en su lugar.
—Pero él peligra cada día.
—Somos conscientes. Es un peligro que está dispuesto a aceptar —aseguró con impasibilidad cuando por dentro ardía de angustia.
—Y, sin embargo, no hemos encontrado nada.
Apretando los labios, Itachi le concedió la razón en silencio.
Ciertamente en las dos semanas arduas de búsqueda ningún pergamino o libro escondido en el Pabellón Prohibido de la biblioteca reveló alguna respuesta. Llevaban más de la mitad de la sección de restricciones y ni la áspera esperanza de hallarlo se asomaba.
En el principio, los únicos buscando información eran Sasuke, Hinata y Shino; usando de excusa el vivir juntos y el tiempo escaso que le permitían sus responsabilidades, sacaron diversos pergaminos y se sumergieron a una búsqueda infructuosa hasta el día de su partida. Tomando la antorcha del deber, Itachi convocó a Konohamaru a sugerencia de Sasuke, tratándose de alguien de su entera confianza para que le ayudase a continuar con la búsqueda.
Siendo sincero, ahora quién tenía esa responsabilidad mayoritaria era Konohamaru. Itachi se ocupaba con sus deberes como heredero del Clan junto a Fugaku; Kakashi custodiaba firmemente a la demonio Mei y el Reska, adicional a restaurar el alma de Homura. De Tsunade, apenas y lograba descansos.
Es terrible tener pocas personas de su entera confianza a su disposición.
Afortunadamente Konohamaru es rápido y eficiente. Pasando cada hoja con ojos de halcón y si ve alguna coincidencia de las características proporcionadas, acudía a él rápidamente. Itachi tuvo sus dudas al principio, ya que el Inmortal Yugure dejó en claro no confiar en nadie; pero el chico ha sido apegado y leal a Sasuke desde su regreso, y al enterarse de la condición real de su hermano, las llamas de la justicia ardieron en Konohamaru.
Pero, como todos, son humanos. Necesitan descanso y recobrar el ánimo después de otro día fracasando en hallar la restricción.
—Ve a descansar —ordenó al final—. Si te estás durmiendo pasarás por alto algún dato importante.
Ante tal argumento ni siquiera Konohamaru discutió. A sabiendas de las intenciones de Itachi, no armó alborotó apresurándose en acomodar los pergaminos y libros. Itachi se concentró en el informe en sus manos, prometiéndose que sería el penúltimo y seguiría el mismo camino.
—Entonces me retiro, joven Itachi. —Konohamaru hizo una reverencia marcada hacia él—. Vendré mañana terminando mis lecciones.
—Gracias por tu ayuda.
La sonrisa del chico fue radiante y llena de pureza.
—¡Es un placer!
Al deslizarse la puerta, Itachi dejó caer sobre el escritorio el pergamino sobre la mesa soltando un profundo suspiro que no se permitió en presencia de Konohamaru. Sentía la cabeza palpitar debido a las trasnochadas anteriores y el cansancio enmarcando cada facción del rostro.
La tensión creciente entre los Sacerdotes, los Ancianos y su padre recaía sobre él, intentando ser un mediador, disfrazando sus intenciones y sonrisas políticas para evitar sospechas. Desviar los cuestionamientos sobre la ausencia de Sasuke, de si pretendía perseguir a Hinata para engendrar un heredero de sangre. Ni que decir de sí mismo.
La ausencia momentánea de Sasuke trajo más inconvenientes sobre sí, como, por ejemplo, propuestas de matrimonios sobre su escritorio.
Hay un sobre que le causa inquietud. Sellado con cera roja y la peonia representante al Clan Yamanaka. No necesitaba leerla para saber que se trataba de una propuesta de matrimonio.
¿Con quién? Tampoco es difícil deducirlo. El Clan Yamanaka no ofendería al Clan Uchiha proponiendo el matrimonio de Itachi con cualquier otra persona, y a vista de los acontecimientos recientes, es claro que Yamanaka Ino se proyecta como prospecto.
Después del rechazo profundo que (inesperadamente) Mikoto lideró para Sasuke, no le sorprende que Inoichi busque otras vías.
Sin embargo, las dudas aumentan. ¿Por qué tanta insistencia de Inoichi en casar a Ino con el Clan Uchiha? ¿Busca formar una alianza o tiene otro propósito?
Esto le da más de qué pensar a Itachi. De alguna u otra forma se ha mantenido a flote sin caer en la desesperación de los acontecimientos. Su matrimonio arreglado es un hecho, sea con Ino o cualquier otra persona, se casará por obligación.
No como Sasuke, quien puede elegir a la persona con la que pasará el resto de su vida.
Es injusto, ¿verdad?
Itachi se sobresaltó ante el repentino pensamiento.
Fue su elección centrar toda la atención de los Ancianos en él para evitar una carga doble en su hermano menor, ya ha sufrido demasiado la ignorancia de los mismos y las responsabilidades de procrear linaje con su poder divino. Mismo que yace encerrado injustamente en su interior.
Lo han maltratado, herido a muerte, desprestigiado y utilizado de muchas formas. Si Itachi puede evitar que continúen estos agravios, con mucho gusto interpondrá su propio bienestar con tal que su hermano viva plenamente feliz, libre de todas sus cargas.
¿Qué es injusto?
Por supuesto que no.
Dio por concluida sus propias tareas y dejó los pergaminos acomodados por orden de importancia. Luego, con un movimiento de manos apagó las velas y se deslizó hacia la puerta, frotándose las sienes haciendo un sobreesfuerzo en evitar concebir ideas absurdas como lo son la compasión y enojo hacia Sasuke.
Por ningún motivo pensaría así, estima y ama profundamente a su hermano menor.
—Debe ser el cansancio que me hace divagar —murmuró para sí mismo frotándose el rostro buscando disipar la creciente pesadez.
Y cuando cerró la puerta de la oficina, una ventisca agitó sus ropajes pegándole directamente al rostro, aclarándole la mente.
¿Alguien puede sospechar con esta última escena? *sonrisa macabra*
Por otro lado, mis niños YA SE COMPROMETIERON, o mejor dicho, casi. O sea sí, pero ya no jajaja falta que Sasuke lo pida oficialmente a Ryu y Hiruzen, será segundo plano. Hay otros temas que trataremos porque, esto cada vez se adentra a lo que yo llamo "empeora antes de mejorar".
En fin muchas gracias por leer! Tengo escrito el siguiente capítulo, sin embargo, no diré fecha exacta. ¡Capaz y no logró actualizar! Pero en esta semana estará disponible.
¡Nos leemos pronto, cuídense!
¡Alela-chan fuera! 🌿
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