/53/ Adiós, buen amigo
Holaaaaaa! Holaaa!
Ya un mes casi sin actualizar ¡ya extrañaba tanto aparecer por aquí! Pero la universidad me tiene agarrada del cuello y el trabajo añade, haha afortunadamente encontré algo de tiempo libre en mis pequeñas vacaciones de la uni ¡viva el capitalismo!
En fin, este capítulo seguiremos con parte de la trama ¡se revelarán secretos! Por fin veremos que sucederá con Deidara.
¡Disfruten la lectura!
Son pocas las situaciones que logran romper su fachada despreocupada e indiferente. Traen a la superficie empatía qué corroe sus huesos y estruja sin piedad su corazón.
Especialmente si se relaciona con los de su propia especie, de quién convivió por un corto pero significativo tiempo.
Su semblante sombrío reflejo parte de sus emociones. Por ello, Sasori no dijo nada cuando Sakura cerró lentamente la puerta de la habitación. Apoyando la espalda y deslizándose hasta quedar sentada en el suelo con las piernas abiertas. La mirada pérdida y desalentadora habló de los pensamientos que gritaban sordamente en su mente. Ojos lejanos que admiraban la pared del pasillo, pero sin estar ahí.
Llevó las manos a sus cabellos rosados y los jaló mientras hundía el rostro entre las rodillas contra su pecho, Sasori tragó el nudo en su garganta y apoyó la cabeza en la pared mirando al techo, esperando lo inevitable.
Ambos aguardando el final conteniendo la respiración.
Y, de pronto, Temari lloró desconsoladamente.
En retrospectiva, Sakura ya tenía ciertas sospechas respecto a la condición de Deidara, pero jamás imaginó que diera un giro espeluznante.
Aun sacudiéndose los rastros de estupefacción provocados al enterarse sobre la presencia de Naruto, se aseguró que continuara en su estado letárgico antes de regresar a casa con Sasori a cuestas.
Cabe destacar que su hermano se apropio de actitud irritable qué casi derribo su buen humor. Logró tranquilizarlo con una serie de afirmaciones sacando algunas cartas bajo su manga mientras aseguraba su integridad mental.
Y ni bien cruzaron la barrera de su hogar, se rompió el hechizo de Hua Cheng sobre la muñeca daruma trayendo de vuelta a Deidara entre sonidos amortiguados y movimientos frenéticos.
Sasori había mirado fijamente por unos largos y tensos segundos antes de agarrarlo bruscamente del cabello y arrastrarlo sin piedad por todo el asentamiento mientras Sakura informaba los hechos que llevaron a la captura. Al llegar a su cabaña, lo lanzó entre las cuatro paredes y un ambiente hogareño. Si de algo decía la mesita de noche con un juego de tazas té y lo ordenado del espacio, contrario a la propia vivienda de Sakura. Y más pronto se convertirá en un cuarto de interrogación.
—Vigílalo, iré por Temari.
Cabe destacar que Temari y Konan tomaron la aparición de Deidara bastante mal.
La rubia no escatimó ni un segundo en reclamarle a gritos y llanto desesperado, sacudiéndolo de la soplas exigiendo una explicación a sus acciones crueles y despiadadas. Del porqué asesinó a todo su grupo a sangre fría y sin miramientos.
—¡Eran nuestra familia! —gritaba Temari. Las manos que agarraban sus soplas estaban temblorosas y los nudillos blancos—. ¡Y no tuviste reparos en arrebatarles la vida! ¡Estuvimos juntos desde años! ¡La tía cuidó de ti! ¡El abuelo te enseñó a cazar! ¡TODOS ELLOS TE AYUDARON!
Deidara se mantuvo inmutable, incluso decir que una estatua tenía una mejor disposición al reaccionar sería insultante. Había incorporado su boca y la mantenía completamente cerrada, observando a Temari como si se tratase de una desconocida. Junto a él, Konan los veía con ojos preocupantes, mismos que habían derramado lágrimas y estaban llenos de tristeza por ambos.
Por su lado, Sakura y Sasori se apartaron en una esquina prefiriendo ser oyentes e intervenir cuando fuera necesario. Ahora Temari necesitaba esta liberación, como acabase Deidara sería decisión de ella, no tenían derecho a obligarla a ejercer lo contrario por más que tuvieran sus propias opiniones.
—¡¿Y LES PAGAS SU BONDAD MATANDOLOS!? ¡¿POR QUÉ!?
—....
—¡HABLA DE UNA JODIDA VEZ!
Sin embargo, Deidara no separó los labios ni una sola vez. El desánimo evidente en Temari se reflejó en toda su postura, pronto lo soltó sin delicadeza negando con la cabeza, frotándose el rostro en el intento vano de serenarse.
—Es inútil...
—Temari, recientemente adquirí un talismán interesante —comentó Sakura desde atrás atrayendo su atención. Ella esperó paciente a que la rubia liberara toda la tensión acumulada—. Me dijeron que dirá la verdad sin importar qué.
Los ojos de Temari recobraron esperanza.
—Nunca había escuchado de un talismán con esa función —murmuró Sasori junto a ella.
—Es porqué me lo dio alguien especial —le dijo Sakura de vuelta mientras mostraba uno y Temari la inspeccionaba de cerca.
—¿Funcionará?
—Solamente hay una forma de averiguarlo.
Se apresuraron en traer a Hiruzen y su reserva de energía espiritual, con la misma rapidez que apareció, se marchó. Pronto Deidara se encontró en medio de la habitación, cabeza gacha y las manos tensas.
Sakura se colocó frente a él estimando la eficacia de este método, la intimidación no funcionó, ni la emotividad de ver a sus compañeras de grupo. A pesar de que anteriormente reaccionó al nombre de Temari, ahora parecía indiferente.
—Veamos si continuarás con esa actitud. —Con excesiva serenidad colocó el talismán en el pecho varonil. El talismán emitió un breve brillo constante hasta permanecer. Entonces, ojos verdes se enfrentaron a los azules—. Responde ¿por qué mataste a tu grupo?
El efecto fue inmediato.
—¡!
Deidara se retorció en su sitio apretando los labios con evidente negación a responder, brotaron hilos de sangre por las comisuras y pataleó con fuerzas todos los objetos a su alrededor. Los demás observaron un poco anonadados el proceso, hasta que Deidara sacudió la cabeza y la impactó contra la mesa del centro una y otra vez. Las astillas volaron por los aires y la sangre se impregnó en la madera, dejando un rastro húmedo teñido en carmesí.
Por inercia Temari estiró las manos, como si fuera a ayudarlo, pero en el último segundo se obligó a retraerse y observarlo con mucho remordimiento.
—Es inútil luchar —espetó Sakura cruzándose de brazos—. Al parecer este talismán te causa un dolor insoportable mientras te niegas. Me pregunto qué sucederá primero ¿terminarás ahogado por tu propia sangre o te doblegarás ante el dolor?
La pequeña cabaña se volvió un caos con el pasar de los minutos. Deidara hacía de todo para quitarse el talismán, pero este no cedía. Azotó con tanta fuerza su cabeza contra el suelo que terminó por hacer un enorme agujero en la madera, derramando más sangre por los costados. Su rostro más allá del reconocimiento por lo hinchado que estaba, y sus ojos dilatados.
Hasta que por fin habló.
—¡NO FUI YO!
El repentino grito de Deidara trajo una ventisca de aire frío, junto con el tono de su voz, desesperado y lleno de dolor, provocó escalofríos internos en Temari y Konan. Finalmente, Deidara gemía entre lloriqueos y negaba con su cabeza, buscando acomodarse entre todo su desastre de persona.
—¿Qué tú no los asesinaste? Deja de decir estupideces, Temari estuvo allí —gruñó Sasori ante el grito y se giró bruscamente a su hermana—. ¿Estás segura de que ese talismán funciona?
—Muy segura —dijo Sakura en respuesta porqué duda que un dios Marcial vague por ahí mintiendo sobre talismanes. La primera impresión sobre Xie Lian es absoluta, y si cuida de Sasuke, debe ser una persona confiable.
Obviamente no expresó estos pensamientos en voz alta logrando frustrar un poco a Sasori, pero no continuó el interrogatorio por una razón diferente.
De pronto, Deidara se sentó con movimientos temblorosos y su mirada se volvió cambiante mientras hablaba.
—Claro que fuiste tú, con estas manos arrebataste la vida de tu familia.
A la siguiente frase, su voz subió octavas de volumen y tuvo un matiz chillón.
—¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡ERES EL CULPABLE! ¡TÚ LOS MATASTE!
Y luego, otro cambio.
—¿Acaso pretendes ignorar los hechos? ¡Acepta tus pecados y muere!
Alrededor, los demás dieron un paso atrás, confundidos y aterrorizados por esta escena. A excepción de Sakura quién se mantuvo en su lugar, con los ojos ensanchándose mientras observaba impávida la escena.
Deidara parecía transformarse en otra persona cada vez que su voz cambiaba de ritmo y gravedad. Inclusive sus gestos, podía estar haciendo ademanes casuales y al siguiente segundo agarrarse la cabeza y sacudirla como si quisiera arrancársela. Las expresiones faciales se transformaban entre una risa burlona, y una histeria de terror y lamento.
Como si fueran dos personas completamente distintas.
La misma escena lo presenció en el momento de la muerte de Homura.
Del impacto visual, la cabaña se sumergió en silencio, a excepción del monologo extenso de Deidara que en realidad era una conversación consigo mismo sobre sus motivaciones y la muerte de sus compañeros. Una parte describía como mató a cada uno, y la otra parte hacia lo imposible por contrarrestarlo.
Sakura observó detenidamente unos minutos más, tratando de desmenuzar el meollo crucial. Sentía que tenía una pieza importante entre manos y si no lo analizaba debidamente se le iría de las manos.
Lamentablemente no le daría el tiempo necesario.
—¿Qué está pasando? ¡Su comportamiento es muy extraño! —Temari temblaba de la impotencia, sus manos apretadas y una mirada pérdida.
—Tengo una teoría, pero necesito verificarla. —Sakura descruzó los brazos dejando al aire la intriga. No explicó, perdería tiempo valioso, en cambio se acercó frente a Deidara y apoyó una rodilla nivelando sus miradas.
Deidara se paralizó por un momento quedando con la mueca de una burla infinita, hasta cierto punto, indiferencia sobre su presencia.
—Deidara ¿ya cumpliste tu propósito principal?
Deidara recibió la orden de responder. Esta vez no luchó por guardárselo para sí, asintió sin más.
—Lo hecho, hecho está.
De acuerdo. Ya cumplió su propósito principal, eso quería decir que tiene más mandatos por cumplir.
Sakura lo estimó por unos breves segundos antes de preguntar.
—¿Cuál era tu propósito principal?
Esta vez Deidara respondió esbozando una sonrisa escalofriante.
—Matar a los semidemonios bajo mi mando.
—¿Quién te lo ordenó?
—Mi maestro.
—¿Cuál es su nombre?
—No lo sé.
Se topó con la primera barrera. El talismán no reaccionó, así que Deidara está diciendo la verdad.
Decidió cambiar de enfoque.
—Si dices que ya cumpliste tu propósito principal ¿qué otros objetivos específicos te encargó tu maestro?
Este talismán es astuto. La persona no puede mentirte, pero sí eludir la verdad. Sacar el máximo provecho consiste en formular correctamente la pregunta, de tal manera que no le diera oportunidad de evadirla con otra respuesta. Se debía ser preciso y conciso.
Por ello Sakura no cuestionó sobre la identidad de dicho maestro y se agarró sobre su objetivo inicial. De algo se dio cuenta: es que Deidara sabía todo o nada dependiendo de cómo lo cuestiones.
Deidara se removió un poco, desviando los ojos como si tratara de evadir la mirada de cualquiera, al final, pareciera que la presa se rompió y escupió entre varias palabras y sangre de un labio mordido.
—Atrapar a uno de los herederos de algún Clan Cazador y llevarlo con Suigetsu. Él se encargaría de rendir cuentas al maestro. También... buscar a Sasori y secuestrarlo.
Las cejas de Sakura se alzaron, pensativa ante la nueva información.
Entonces el ataque a Hanabi no fue precisamente planeado, pero incluso pudo ser Neji. Y siendo Hanabi más débil aprovechó la oportunidad fácil. En cuestión a Sasori, cuando luchó con ese fantasma (¿será el tal Suigetsu?) se dejó en claro que lo buscaba a él.
Cuando lo preguntó los motivos detrás de ambas capturas, Deidara volvió a negar desconocer los motivos. El talismán no reaccionó.
Pueden pasar toda la noche aquí, pero seguirán dando en círculos.
Hay una sospecha en la mente de Sakura y comprobará si es cierto o no.
—Deidara, cuerpo en el abismo...
Al pronunciar esto, pareciera que el joven rubio cobró vida. Resplandeció mientras recitaba en obediencia para completar la frase.
—... Corazón en el paraíso.
Las pupilas de Sakura se contrajeron.
Oh.
Maldita sea.
Aun procesando lo que acaba de descubrir, apenas tuvo tiempo de inclinarse hacia atrás por la repentina acción de Deidara en abalanzarse al frente y mirarla con esa sonrisa desagradable, pareciendo maravillado por su propio descubrimiento.
—No sabía que eras una de nosotros ¡increíble, por fin lograron someter a los semidemonios! ¿Quién es tu responsable?
Cada frase se volvía enigmática y confusa para Sakura cuya noción del significado apenas comprendía, ni que decir para Sasori, Temari y Konan, quienes los observan con una creciente incertidumbre.
Sasori tanteó un paso al mismo tiempo que Sakura hizo una seña con la mano a escondidas evitando que interviniera.
Si Deidara sospechaba no seguirá hablando por voluntad propia.
Es una oportunidad de seguir su juego.
—Recientemente me uní. Y sobre quién es mi responsable... —bajo la voz hasta un susurro dando la sensación de compartir un secreto—. Tampoco lo sé.
Deidara se dio un golpecito en la cabeza.
—Cierto, nadie sabe cómo se llama el maestro. Fue estúpido de mi parte preguntar —arregló su expresión a una más serena—. Pero si sabes el comando, eso quiere decir que te enviaron por mí.
—Suigetsu me envió. —Apostó a través de conjeturas esperando atinar.
Dio en el blanco.
—Sabía que, si fallaba, él vendría por mí.
Hasta aquí la mente de Sakura era un torbellino, y mientras más lo miraba de cerca lo notó.
Un matiz diferente en sus ojos azules, tan imperceptible que apenas era visible a menos que lo tuvieras de frente. Un color negro fino y circulante, apareciendo y desapareciendo entre microsegundos. La expresión de Deidara no cambió en absoluto y se comportó como si fuera otra persona, no surgió nuevamente esa conversación consigo mismo.
Y como lo sospechó de Homura, también de Deidara.
Control.
Y solamente había una manera de averiguarlo, pero eso terminaría con su vida.
Suspirando, se incorporó sobre sus piernas y desde allí lo miró fríamente.
—Te di una orden. Ejecútala hoy.
Deidara hinchó el pecho y alzó el rostro, como si estuviese orgulloso.
—Me alegro haber cumplido mi propósito, no me arrepiento de nada. Espero un descenso seguro.
—La tendrás —respondió ella rebuscando un talismán y girándose a los demás—. ¿Quién llama al abuelo?
A los pocos segundos, Deidara sufrió bajo el efecto del talismán eléctrico.
—¿Me puedes explicar qué carajo fue todo eso? —Sasori es el primero en cuestionar.
Temari y Konan no apartaron la vista de Deidara fulminado en el suelo, inconsciente de su charla. Esta vez Hiruzen no se marchó y Sasori le dio un resumen breve de lo ocurrido, pero todavía esperan las explicaciones enigmáticas del extraño intercambio de palabras entre ambos semidemonios.
La misma Sakura dio vueltas sobre su lugar ordenando las ideas y conjeturas. Lo que dijera ahora determinaría parte del castigo a Deidara, debía ser minuciosa y honesta por el bien de todos. Al calmarse un poco, se enfrentó a los demás con la barbilla en alto y soltando el aire por la nariz, su expresión dictó que no había buenas noticias.
Explicó con lujo de detalles el incidente en la Villa de Fuego y los herederos controlados, exponiendo el caso del Anciano Homura y sus antecedentes. De su papel en el descubrimiento que al parecer se orquestaba un complot contra la familia principal del Clan, pero siendo algo más grande que una simple artimaña. Se tomó en cuenta por el hecho que Deidara recibió la orden de secuestrar a un heredero del Clan, lo que llevó a cuestionarse que ese dichoso Maestro, al no tener éxito en el Bosque de la Muerte, buscó otra vía de obtener un heredero.
Pero ¿qué gana secuestrando un heredero?
Además ¿por qué involucrar a los semidemonios?
En la última década los únicos incidentes del que tengan conocimiento son expulsiones de tierras y maltratos con los de especie. Nada elaborado al enredarlos en cuestiones políticas o asesinatos en masa (a excepción de los acontecimientos recientes), por más que intentaran, el tratado entre los Cinco Grandes Clanes al librarlos de su esclavitud estaba en pie. Muchos pensarían dos veces antes de armar un escándalo de tal magnitud.
Sobre todo, ahora, con Sakura al frente tras recibir el apoyo del Clan Uchiha. Si bien no es dicho explícitamente, cualquiera que tuviera ojos y oídos, Sakura cree que se lo pensarían dos veces antes de acarrearse problemas con Ryu, su maestro autoproclamado.
—¿Será una venganza por tu intervención? —estimó Hiruzen.
Ella negó con la cabeza.
—Lo dudo. De haber sido el caso, esa persona se tomó muchas molestias para planificar asesinar a todo un grupo de semidemonios cuando bien pudo atacarme con la Villa de Fuego. Es un lugar seguro para cualquier Cazador, pero no para un semidemonio.
—Y no olvidemos que lo buscan —apuntó Konan al pelirrojo pensativo junto a su hermana.
Sasori torció el gesto rascándose la barbilla, contemplativo y cierta irritación ante el misterio.
—Por alguna extraña razón que desconozco.
—¿No es factible pensar que buscan este lugar? —habló Temari por primera vez desde que Deidara quedó inconsciente.
—Nadie lo ha encontrado y seguirá así mientras tengan intenciones dañinas hacia nosotros —espetó el líder con fría indiferencia.
No se escuchó ninguna refutación. Todos conocían la barrera que se erguía sobre el Monte de las Ánimas e independientemente la segunda barrera creada por Ryu, establecida por todo lo largo y ancho del prado. Mientras la primera barrera del monte no se rompiera, la segunda estaría en condiciones óptimas en ocultarlos.
—Y esa frasecita me cala ¿Cuerpo en el abismo, corazón en el paraíso? —inquirió duramente Sasori frotándose las sienes con paciencia—. ¿Es alguna clase de iniciación a una jodida secta o algo así?
—Da la casualidad que lo utilizan para identificarse entre sí —dijo fríamente Sakura entrecerrando sus propios ojos, pérdida en recuerdos—. Para los Sacerdotes del Clan Uchiha es una despedida en el lecho de muerte. Pero lo han tergiversaron y ahora lo eluden su señal para cometer suicidio. Te aseguro que su Alteza Xie Lian, a quien le rinden alabanzas, estará muy decepcionada cuando se entere.
Está segura de que Su Alteza estará enojado por la osadía. En cambio, Hua Cheng estará furioso y seguramente tome medidas al respecto... aunque, personalmente, Sakura quiere encargarse de poner en su lugar a los Sacerdotes, muchas gracias. No olvida que esas escorias casi asesinan a Sasuke.
Por ninguno motivo se librarán de su ira. Tarde o temprano saldará cuentas.
—Es tan confuso. —Junto a Sakura, Temari jaló de sus cabellos rubio, cada vez más abrumada—. ¿Es Deidara o se trata de alguien más?
—...
Nadie obtuvo una respuesta contundente, y si bien las sospechas de Sakura se alinean, siguen tratándose de teorías en espera a ser comprobadas. Y la fuente cercana yace en el suelo, inconsciente.
Aunque no por mucho tiempo.
Deidara comenzó a moverse atrayendo la atención de todos. Al estar boca arriba lo primero que vio fue el techo, parpadeando lentamente hasta espabilarse por completo. Al dar un vistazo a su alrededor, su mirada recayó en Temari.
La intensidad de sus ojos azules se transformó en algo más sereno y culpable.
—Temari, lo lamento.
Dos palabras que apuñalan peor que un arma.
Una acción que, sin saberlo, era anhelada.
Temari se estremeció y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no las derramó.
—... ¿Qué lamentas?
—Permitir que me dominara y matara a nuestra familia. —La voz del rubio era calmada y serena, cargada de tristeza a comparación de su versión anterior. Jamás apartó los ojos de Temari y pareciera que nadie más existiera en la habitación—. Fui débil, no pude detenerlo y terminó destruyendo lo que amé. Te dejó a ti sin familia, a Konan y Kawaki sin hogar.
Cerró los ojos, tragando grueso audiblemente.
—No ambiciono tu perdón, tampoco intento excusarme... pero fue él. —Abrió los ojos, mirando de nuevo al techo—. Fue él.
—¿Quién es él? —Sakura no tuvo reparos en intervenir.
Deidara desplazó la vista a la pelirrosa, frunciendo el ceño en contemplación.
—Es... —soltó una risa suelta y triste—. No. Olvídalo. Al final soy yo.
El talismán no reaccionó.
No le trajo un buen presentimiento a nadie.
—...
—Todos tenemos una parte oscura dentro de nuestros corazones, pero nosotros decidimos qué nos domina. Es como el ying-yang ¿saben? —divagó Deidara con ausencia, alzando un dedo haciendo círculos—. Hay maldad dentro de la bondad y bondad dentro la maldad. El problema es cuando la maldad se potencializa en nuestro corazón, haremos lo que sea para aplastar los rastros que nos haga tener compasión. Y cuando eso suceda, ya no habrá ninguna pizca de humanidad que caracterice.
Miró su propia mano con una expresión arrugada.
—Eso fue lo que sucedió conmigo.
En su monologó los demás rodearon en sus costados y lo observaron desde arriba, cada uno poniéndose de cuclillas y así observarlo de cerca. Hiruzen comprobó sus signos vitales informando que permanecieron igual que antes, pero era evidente su cambio de actitud.
—Dices que tu... maldad se potencializó —tanteó Sakura buscando entender su punto de vista.
—Es más complicado que eso, Sakuchi —respondió Deidara con ese apodo ridículo. Entonces supieron que se trataba del verdadero Deidara—. Soy yo, pero a la vez no.
—¿Puedes explicarte mejor?
La pregunta de Hiruzen inundó hasta los huesos en Deidara. La expresión de su rostro se arrugó como si tuviera dolor y llevó una mano a su cabeza mientras la sacudía ligeramente, cerró los ojos un momento trayendo consigo un silencio prolongado. Al cabo de unos momentos previos, abrió los ojos y barrió a todos con la mirada.
—Discúlpeme estoy... haciendo lo posible por mantenerme consciente —explicó dándose un golpecito débil en su frente—. Es un desastre aquí dentro. Necesito verlos a todos, pero si me muevo excesivamente perderé la concentración.
—Te ayudaré.
Sasori se apresuró a enderezarlo, agarrándolo desde atrás como si se tratase de una persona convaleciente. A tientas Deidara se mantuvo sentado, con el cuerpo encorvado y una mirada cansina, las repentinas ojeras proyectaron una imagen miserable en conjunto al estado de su aspecto y ropa desliñada por la lucha anterior contra Sakura.
—Mis recuerdos son confusos, se desdibujan con los días y poco retuve antes de que... esto tomara control sobre mí. Entonces tuve una conjetura bastante alarmante. —Deidara enfocó sus ojos a ellos, tratando de verbalizar sus propias preguntas—. ¿Alguien ha escuchado de la Flor de Medianoche?
La evidente consternación cruzó por los rostros de Sakura, Sasori y Hiruzen.
—¿Una flor? —En cambio, Temari y Konan la desconocían.
—Es una droga, en su mayoría utilizado como afrodisíaco en burdeles. —Sasori volteó a Deidara con expectación—. No estoy comprendiendo ¿qué tiene que ver esa flor afrodisíaca con esto?
—La sustancia afrodisíaca es un atributo creado con otros ingredientes y la flor. Sin embargo, por sí sola tiene otro tipo de efecto —explicó Hiruzen en contemplación—. Es utilizado como un fragante natural que ayuda a relajarse, antes era usado en la práctica de la hipnosis.
Ante esta información, Sakura arrugó profundamente el ceño tratando de unir y descifrar el punto de partida mientras Deidara asentía y se lanzaba a una explicación.
—Vi esa flor por primera vez hace cinco o seis años, cuando vivía en las calles en un pueblo completamente pobre. Arribó un grupo de personas pulcramente vestidas llevándose a cualquier semidemonio. Es confuso todo el proceso, pero recuerdo el punto exacto en que esa flor me fue introducida.
—¿Introdu-qué? —Sakura casi desencajó su mandíbula por la elección de palabras, acercándose a él con bastante alarma—. ¿Introdujeron esa flor en ti?
Deidara asintió comenzando a respirar pesadamente.
—Sí... fue... bastante doloroso que bloqueé ese recuerdo y hasta hoy pude recordarlo. Los detalles van y vienen, nada lineales o concisos. Recuerdo escapar y esconderme, tenía miedo de mí mismo, pero no sé por qué. Y la segunda vez que tome consciencia estaba lejos de esa aldea y no recordaba nada.
—Entonces continuaste con tu vida con naturalidad —atinó a especular Hiruzen, y Deidara asintió con pesadez.
—Sí. Nunca sospeché o recordé esos acontecimientos. Hasta hace dos meses, algo empezó a cambiar dentro de mí. Yo mismo lo sentí, mis pensamientos eran más... crudos y crueles, veía a mi familia y no sentía más que una necesidad inquietante de aplastarlos.
Esta parte le costó decirlo, resultó notable por la manera en que su cuerpo estremeció y los puños a sus constados se tensaban, concentrándose en sus propias palabras y vomitarlas antes que no se le fuera arrebatado la oportunidad.
—Cuando me dormía, despertaba dos días después en medio de mis actividades, era como si alguien tomara posesión de mi cuerpo. Poco a poco se introdujeron conocimientos y recuerdos que no eran míos, de lugares que jamás he visitado, de nombres que nunca escuché. Entonces un día... él habló, aquí. —Se dio golpecitos en la cabeza viéndose perdido y nauseabundo—. Y lo primero que dijo fue "hay que matarlos a todos".
Un silencio extremo recorrió a los presentes. Cada uno cavilando en sus pensamientos.
—Intenté con todas mis fuerzas no ceder a esos pensamientos, ¡pero era muy persistente! —exclamó de pronto tomándose la cabeza entre sus manos, su respiración le falló y su voz perdía seguridad—. No me dejaba en paz, día y noche repetía lo excitante que sería ver correr la sangre, de escucharlos gritar. Traté de mantenerme firme, pero al final nada funcionó. La gente del pueblo más cercano nos expulsó de nuestro hogar, miré a mi familia y pensé "¿Cómo puedo acabar con su sufrimiento?".
Bajó las manos, derrotado y con lágrimas acumulándose en sus ojos.
—De pronto perdí mi propia movilidad y... mi cuerpo se movió solo. —Enfocó sus ojos azules a los de Temari quién escuchaba en el mortal silencio de la traición y dolor—. Era como estar presente y al mismo tiempo ausente. No logré interponerme. Desde entonces, he luchado para retomar el control de mi propio cuerpo.
—Deidara ¿recuerdas quién te introdujo la flor? —intervino Sakura. Por más que le causara pena el sufrimiento de Deidara, debía extraerle la más mínima información para saber cómo ayudarlo.
Él se encogió de hombro con un gesto culpable.
—No del todo. Sé que era una mujer de voz melosa y suave. Me decía que todo estaría bien, que ya no sentiría dolor.
Una mujer.
Sakura se mordió el labio. En aquel entonces cuando incendió el burdel en el que trabajaba se encargó de reducirlo hasta las cenizas. Y con la aparición de la flor circulando en la Villa de Fuego despertó una alarma.
Alguien del burdel, específicamente una de las boticarias, debió sobrevivir.
El dueño del burdel, Orochimaru, era conocido por ser un hombre ambicioso y asquerosamente rico, además de avaro y cruel. Reclutando cortesanas y comprando esclavas sin medida. Se hizo de su fama y fortuna con el descubrimiento de una droga derivado a la Flor de Medianoche cuya ubicación únicamente conocía él y sus boticarias que reproducían el afrodisíaco. Siendo el único proveedor en los lares, distribuía la droga a otros burdeles pequeños a cambio de un precio alto haciéndose asquerosamente más rico.
Orochimaru está descartado, ella misma contempló con un sádico placer como los fantasmas destazaban su cuerpo y su maestro Ryu dispersaba su alma bajo la suela de su zapato. De los demás... bien, no está del todo segura. Dedujo que todos murieron por el estado de los cuerpos calcinados y cenizas dispersas, nunca llevó una lista ni se propuso a buscar. Después de todo ¿por qué le interesaría darles descanso a sus almas cuando en vida fueron de lo peor?
—¿Será posible que alguien del burdel haya sobrevivido? —inquirió Sasori compartiendo sus mismos pensamientos.
—Es difícil deducirlo sin pistas. Una de las boticarias debe ser la responsable, nadie más sabía dónde hallar las flores. Hay dos posibilidades: alguien de ese círculo sobrevivió al incendio o una entidad aparte sepa de esa flor. —Dando su opinión, Sakura se rascó la oreja con especulación.
Lo único que no había dicho era sobre el incidente el afrodisíaco con Sasuke. De cualquier manera, se involucra esa flor y Mikoto.
Duda mucho que sea Mikoto. Hasta donde sabe, desde que se casó con Fugaku se mantuvo dentro de los límites manteniendo la barrera. Entonces debe tener un secuaz que ande a sus anchas y le consiga todos sus encargos. La variable desconocida es el sospechoso.
—Lo cual no sé cuál es peor —replicó Sasori hastiado—. Si antes se utilizaba exclusivamente de afrodisíaco, ahora lo manipulan para ser un catalizador y así controlar personas.
—Debe relacionarse con dicha flor —dijo Sakura contemplativa en el pecho de Deidara—. Dijiste que te la introdujeron ¿cierto? —Tras recibir un asentimiento, ella estiró tentativamente la mano a él—. ¿Me permites verificar algo?
—Adelante. Solamente apresúrate, no sé por... uhg —Jadeando, Deidara se inclinó al costado, agarrándose la cabeza y una expresión sombría cruzó por sus ojos—... por cuánto tiempo seré yo.
Atendiendo a su solicitud, se apresuró en arrastrarse hasta caer de rodillas frente a Deidara y apoyar la palma de su mano en el centro de su pecho. Cerró los ojos buscando concentrarse, escuchándolo respirar profundamente a un ritmo compasado. Aislando los sonidos externos como la respiración de los presentes, susurros del viento frío pegando contra las paredes la cabaña, su propio ruido interior y entonces...
Lo sintió. Energía resentida.
El fino y misero susurro de un fantasma. Un alma en pena. Alguien que no quiere avanzar. Justo en el interior de Deidara que debería emanar energía demoniaca.
Abrió los ojos de sopetón y lo miró a los ojos, con los suyos muy abiertos.
Entonces separó los labios y ordenó con voz autoritaria: —Surge.
Deidara la miró con extrañes. En cambio, Sasori se tensó y Hiruzen dio un paso al frente, especulativo a sus acciones.
—¿Sakura? —inquirió Temari con duda.
No respondió, Haruno apretó la mandíbula y ejerció fuerza en su pecho introduciendo energía resentida en busca de enlazarla con la de Deidara. Su concentración no se desató y lo intentó por segunda vez.
—Surge.
—No estoy comprendiendo ¿Qué pasa? —Temari trato de acercarse, pero Sasori extendió el brazo impidiéndole avanzar.
—Espera un momento. Solamente un poco —indicó él sin dejar de observar la escena.
Sakura apoyó la otra mano e infundió más energía resentida. A este punto ya era detectable para los demás. Inclusive Deidara comenzó a removerse, pero confiando en ella intentó no apartarse a pesar de lo incomodo y doloroso que pudiera ser.
Ser invadido por energía resentida no es nada agradable, al contrario, sentirás como intentará suprimir tu núcleo de energía espiritual y Sakura da fe en ello todos los días. A todas horas. La batalla inconsciente con las sombras que buscan dominarla por completo. Al ser semidemonios no tenían acceso completo a su núcleo, pero todavía lo tenían dentro suyo. Cualquier ataque o perturbación la sentirán de la misma manera que un Cazador.
Apostando sus esperanzas en sus habilidades, buscó la conexión con el hilo de energía resentida dentro de Deidara, apenas lamiendo la superficie desde su núcleo espiritual.
Respiró hondo y ordenó una vez más: —¡Surge!
Esta vez Deidara se agitó y jadeó audiblemente, sus manos temblorosas apenas lograron mantenerlo erguido mientras se agitaba. Su respiración se entrecortó, buscando un momento de paz en medio de su sufrimiento, pero no lo consiguió. El sudor corría por su frente y sus extremidades flácidas apenas tenían fuerzas.
La misma Sakura respiró hondo y retiró las manos como si estuviese tocando hierro ardiente, sintiendo la energía resentida arremolinarse alrededor de ella hasta introducirse en su interior sin tregua, burlándose de su ineficiencia para dominar la energía resentida de Deidara e invocar al fantasma que lo atormenta.
Le temblaban las manos, los labios y su respiración se volvió superficial intentando acallar las voces que surgían en su mente. Poco a poco absorbió la energía y los grilletes la suprimieron, aclarándole más la mente.
¿Por qué no pudo invocar al fantasma? ¡Antes lo hizo al tercer intento!
Pero el alma que invocó fue la del Anciano Homura, no la del huésped.
Ensanchó los ojos al percatarse del minúsculo detalle, el cuerpo murió. El alma huésped se disipó y el de Homura prevaleció.
Debido a los grilletes malditos su control sobre los fantasmas tiene un límite. Ella ofrece su propio cuerpo como medio para atraer a los fantasmas, estas obedecen con tal de saciar la sed de venganza que los ata al mundo y les gusta atormentar a cualquier persona. Mayormente los fantasmas responden a su llamado, no rechazan su naturaleza. Hay excepciones, como todo, de fantasmas que únicamente buscan la paz y se marchan.
Y, en el caso teórico que se volvió verdadera, esta alma ya consiguió una vía más elaborada e ingeniosa para lograr sus objetivos macabros. Al tener un cuerpo al cual aferrarse, naturalmente se negará a obedecerla.
Una sensación fría la recorrió de pies a cabeza, dejándola muda y consternada. Se lo dijo su maestro una vez: los grilletes malditos la restringen y controlan en medida mientras no los fuerce. Su primer deber es domar lo que yace en sus manos, así, cuando los grilletes no logren contener más su poder, avanzara cuidadosamente a la segunda parte de su potencial.
Al control total.
Absorta en tal descubrimiento, apenas notó una mano callosa tocando cálidamente su brazo, al virar el rostro, vio a su abuelo observándola con evidente preocupación.
—¿Sakura? —tanteó Hiruzen.
Se obligó en regresar a su propia piel, contrayendo las manos hasta bajarlas. Algo ardiente se deslizaba por su garganta y la opresión en su pecho era intensa, abrumadora.
—Hay una segunda alma dentro de él —soltó sin control, persistiendo sus ojos sobre Deidara quién, tras escucharla, su expresión de oscureció.
—¡¿Un fantasma!? —gritó Konan, impactada.
—¿C-Cómo es posible? —murmuró Temari acercándose a ellos, tomando del hombro a Sakura buscando una explicación razonable—. ¡Hasta donde sé ningún fantasma puede tomar posesión de un cuerpo vivo!
—Es posible para rango Ira o Calamidad —intervino Sasori con un deje pensativo, pareciendo nada impresionado pero su ceño fruncido lo delataba—. Pero incluso para un Ira es complicado poseer un cadáver y ni se diga cuerpo vivo.
—¿Y este fantasma qué rango es?
—Apenas un Feroz. Se esconde en su núcleo espiritual y se alimenta de su energía —explicó Haruno alejando con suavidad la mano que Temari prensaba su hombro—. Como dijo mi hermano, es difícil para ellos. Mi única teoría es que se relaciona con la Flor de Medianoche
¿Pero, cómo? He ahí la cuestión.
Y por más que quisieran analizarlo más, no será posible.
—¡AAAAH!
¡Inmediatamente Deidara estiró la mano repleta de garras dando un zarpazo a Sakura! Lo único que impidió que le rebanara el cuello fueron los excelentes reflejos de la pelirrosa, a tiempo se inclinó a sus espaldas y con las mismas dio una vuelta por el suelo hasta ponerse elegantemente de pie.
Al mismo tiempo los demás dieron dos pasos al frente y Deidara contrajo esa misma mano con la otra frenando aquella extremidad hacer de las suyas. La sangre escurrió de sus oídos y nariz mientras sus ojos se estrechaban, su cuerpo temblaba entre el sudor y el miedo adyacente.
—Está... regresando —dijo entrecortadamente, su voz se tiñó en desesperación—. Si él regresa no volveré jamás. ¡Y cometerá suicidio para evitar el interrogatorio!
Luchó contra su propia mano mientras apretaba los dientes y los miraba.
—Deidara, encontraré la forma de ayudarte y expulsarlo, pero debes estar consciente —le informó Sakura contrayendo los dedos, sentía el peso de la energía resentida contra su nuca y el cansancio en sus huesos por las maniobras, pero no se rendirá así de fácil. Debe haber una salida, una solución, un plan B al cual acudir para extraer el fantasma sin matarlo en el proceso—. Tienes que luchar.
La emoción cruda y desalentadora se atiborró en los gestos del rubio cuando intercambiaron miradas.
Y se dio cuenta que él ya estaba cansado. El peso de la culpa y el remordimiento lo atacaban. Quizás por esas emociones su mente se debilitó al punto que el fantasma tomó posesión de su propio cuerpo sin medida.
—Estoy... cansado —murmuró bajando la mirada—. Muy cansado. En cualquier momento él aparecerá y me asesinará. Pero quiero morir siendo yo. Yo, yo, yo ¡no él!
Su grito se volvió ahogado y húmedo. Para cuando alzó la cabeza, las lágrimas escurrían por sus ojos y se movía entre sus rodillas, tratando de acercarse a Temari. La rubia observaba perpleja, parecía una estatua con la misma expresión pérdida y agonizante, y solamente reaccionó al verlo arrodillado frente a ella.
—Por favor, Temari. Te lo suplico —chilló Deidara—. Mátame.
Temari retrocedió como si hubiese recibido un golpe físico, en completo shock.
—Temari.
—... No —murmuró ella.
—Por favor.
—¡Te dije que no!
—¡No quiero morir a mis propias manos con la mente de alguien más! —gritó de vuelta Deidara cerrando los ojos, sus palabras roncas que desgarraban la garganta caló en cada uno de los presentes—. ¡Si me suicido no podré rencarnar y pagar por asesinar a nuestra familia! ¡Todo terminará para mí fácilmente! ¡No puedo permitirlo!
—¿Por qué me lo pides a mí? —La voz aguda y llena de sentimiento de Temari irrumpió la súplica de Deidara, hipando entre respiraciones entrecortadas y reclamándole con el corazón en la mano—. ¿¡POR QUÉ YO!?
—Que me mates tú es el inicio de mi castigo.
Las facciones de Temari se contorsionaron, pasando del pavor, anhelo, dolor y finalmente, remordimiento. Sus hombros se hundieron, como si el peso de tantas emociones sobrecargara sobre sí aplastándola al punto de desfallecer frente a Deidara y continuar sollozando.
Inmersa en tal escena, Sakura estaba en la esquina conmocionada por la agitación, sintiéndola a flor de piel mientras apretaba los puños al bajar la mirada, llena de impotencia.
Todo se resolvía si pudiese invocar a ese fantasma.
¡La solución estaba en sus manos!
Tan cerca, pero al mismo tiempo, tan lejos.
Mientras portara estos grilletes malditos toda posibilidad se extinguía.
La culpa la persiguió incluso después de entregar su propia arma al verdugo de Deidara. Temari agarró con fuerza el mango hasta que sus nudillos se volvieron blancos. Le ayudó a levantarse no confiando que lo lograría con sus propios medios. Temari parecía gelatina humana, tambaleándose y sollozando en voz baja.
Sakura respigó hondo, tratando de lidiar con la barra ardiente en su garganta. Finalmente se inclinó a Deidara, dándole una palmada en el hombro a modo de despedida.
En el último momento, las palabras brotaron como consuelo.
—Aunque haya sido tu cuerpo, fuiste manipulado. Tus familiares lo saben ahora y no te culparan ni esta, ni en la siguiente vida.
Deidara derramó otras lágrimas silenciosas.
Quizás sea el sentimentalismo del momento, pero Sakura recordó las ocasiones que entrenaron juntos cuando los visitaba. De las charlas ociosas alrededor de una fogata en medio del bosque y las risas de ese pequeño grupo, una familia que no compartía lazos de sangre, pero sí la intención. Cuidándose los uno a los otros, recibiendo a sus hermanos y ella como si fueran hermanos.
La propia Sakura apretó los labios al apartarse, despidiéndose de un hermano de armas, un hermano de especie, un hermano de intención.
Los porqués permanecerán en el aire incluso después de su muerte. La tristeza perdurará en los corazones de los presentes. Y la muerte tocará la puerta prematuramente sobre ellos.
Eran semidemonios ¿qué esperaban? ¿una vida llena flores y alegría?
Se engañó con la falsa ilusión de felicidad. Las últimas semanas estuvo sumergida agradablemente en la sensación de alegría y tranquilidad, dónde tenía el control de sus emociones y no importaba qué, el dolor no persistiría.
Quedó destrozado tras la prueba de que alguien intentaba hacerles daño y comenzó por Deidara, teniendo éxito en arrebatarle la vida.
¿Con qué fin?
¡¿Cuál era el afán de dañarlos!? ¡No le hacían daño a nadie, maldita sea!
Y mientras se hacía estas preguntas, Sakura se hundió en el hueco del autodesprecio teniendo de fondo el llanto incesante de Temari después de utilizar la espada.
Repentinamente, Sakura recordó su odio por las personas ajenas a su familia.
Lo había olvidado porqué alguien le mostró amabilidad, reconoció lo que era el amor y la amistad. Varias más le tendieron la mano sin esperar nada a cambio, y dando una confianza condicional a ella, una semidemonio que no merece nada más que insultos y agravios.
Pese a esto, la mayoría tenían la mente tan retorcida para no tener reparos en dañar a los demás.
Y tuvieron éxito.
Deidara hubiese sobrevivido si pudiera controlar del todo mis habilidades, pensó sombríamente hundiéndose más en su autodesprecio.
Siete días después de estos acontecimientos, durante la noche Momo se deslizó por el alfeizar del Pabellón de Sasuke. Dicho hombre estaba leyendo unos pergaminos de la Habitación Prohibida de la biblioteca. Al verlo rodar por el suelo, una curva emergió en la esquina de su boca.
Después de darle mimos a Momo por su arduo trabajo, deshizó el hechizo sobre él y extrajo dos cartas. La primera presumiblemente fue escrita por el mismo Sasori (o de algo decía la ausencia de la letra magistral que comúnmente caracteriza a Sakura) con la buena noticia que aceptará reunirse con ellos dando entrada a la posibilidad de recibir en su hogar a Hinata y Shino. Eso sí, pasarían un filtro de prueba, no mencionó cual, pero afirmó que nada que pusiera en peligro su integridad.
Un peso se quitó de sus hombros. Mientras hubiese oportunidad, Sasuke la tomaría sin dudarlo.
Al abrir la segunda correspondencia de inmediato fue salpicado por la característica letra de Sakura. Le tomó un segundo lidiar con la añoranza atorado en la punta de su garganta, a punto de salir entre palabras susurradas con la esperanza que el aire del invierno las llevara hasta dónde se encuentra ella.
Las velas a su alrededor alumbran lo suficiente la oscuridad, iluminaban su perfil izquierdo, la cabeza ligeramente gacha mientras sus ojos oscuros recorrían las líneas inmortalizadas en aquel papel. La ligera sonrisa jamás abandonó sus labios y su mirada, a medida que leía, se transformaba en la espesa dulzura que pocos presumían conocer.
Ahí, a la luz de las velas, era un hombre enamorado.
Enamorado de la emoción transmitida en la que Sakura se expresa mediante palabras. De los relatos que transcribe de memorias inmediatas.
Iban desde reencuentro con su familia: "...Rocky y Lee se volvieron más pegajosos desde mi regreso, ni siquiera tengo el corazón para reprenderlos..."
Hasta la simplicidad de su vida cotidiana: "Amo el invierno, de verdad. Lo que tengo en contra es cuando la nieve se acumula sobre los tejados ¿sabes lo difícil que es quitarla? La última vez lo ignoré y el techo se derrumbó mientras dormía. Hasta la fecha, Kiba no deja de burlarse de mí".
También de los asuntos importantes: "Te diré un secreto, Sasori pretende ponerlos a prueba con unos talismanes detectores de mentira ¡Y no le digas que te advertí! Me despelleja viva (es broma... en algún sentido)".
O de nuevos descubrimientos: "Conocí un par de personas interesantes, te contaré a detalle cuando nos veamos o esta carta se hará más larga. ¡También me dieron unos talismanes! Estoy ansiosa a que los compruebes".
La última noticia llamó suficiente su atención. Sakura no afirmaba a la ligera "conocer a alguien" y que les agradara del todo. Deben ser personalidades peculiares para que tuvieran mención en esta carta y prometiera contarle detalles al respecto.
Tras leer se hundió más en su habitación buscando otro conjunto de ropa adecuada para hacerle una visita a su padre e informarle. Si bien no era muy tarde, la mayoría estaría deslizándose en sus camas con el sueño aprisionándolos. Como en el caso de Hinata y Shino, se retiraron no mucho antes a sus respectivas habitaciones. Él, por el contrario, se sumergió en la propia con la intención de quedarse hasta tarde leyendo los pergaminos en busca de información sobre la restricción.
Después de colocarse la capa metió ambas cartas en los pliegues de su kimono. Momo lo alcanzó a medio camino y se sumergió en la calidez de sus ropajes.
Antes de partir, apagó las velas de su habitación con el simple movimiento de su mano. La habitación se sumergió en oscuridad, la única luz natural provenía de la ventana semiabierta que mostraba el paisaje exterior, una capa de blancura fría que se adhería a los árboles desnudos.
Sasuke dio un vistazo rápido y se dirigió a la puerta.
Si hubiese mirado por un segundo más en dirección a la ventana, habría captado el destello de una mariposa traslucida y brillosa posarse en el marco, agitando suavemente sus alas.
Sí, era necesaria la muerte de Deidara y lo sabrán en el futuro :( mientras tanto, aquí damos inicio a este arco llamado "ya estamos cubriendo más de la mitad del fic, y ahora en adelante, pasarán muchas cosas :)"
Conforme a la Flor ¿sospecharon de ella en un principio? ¡Quisiera conocer sus impresiones! ¿Quién creen que sea el autor intelectual detrás de esa flor? ¿Por qué se lo colocaron a Deidara? ¡Misterios, misteriosamente misteriosos! Lo que sí puedo decir es que, conforme avancemos con los capítulos se despejará el panorama.
Quién logre adivinar le regalo una galletita (?
Noticias: tengo otros capítulos escritos, así que esperen la siguiente actualización. Puede ser incluso hoy mismo o la siguiente semana. Esos sí avisaré una vez publicado ¡no quiero darles falsas esperanzas!
Por favor, descarguen aquí sus preguntas, responderé lo mejor que pueda sin hacer spoilers.
Se viene un arco intenso ;)
En fin, ¡muchas gracias por leer!
Alela-chan fuera.
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