/52/ Reencuentros

Dije que pronto traería el capítuloooo. Pensaba publicar ayer, pero, je, uno no sabe cuando tiene tiempo o no :( ¡pero lo prometido es deuda! 

Aclaraciones para el capítulo: se tratara trama de fondo, ¡así que leer hasta el final! *risas málevolas*

Las imagenes de referencia para este cap son los siguientes-

Último cambio de apariencia para Hua Cheng:


Apariencia de Xie Lian (por si no recuerdan que puse referencias en capítulos anteriores).

Y un video por aquí si tienen la curiosidad por saber como se escuchan sus voces (?

Y en fin, ¡disfruten el capítulo!

El viaje llegaba a su fin.

Procedió otro día y al atardecer lograron vislumbrar los techos de las casas pertenecientes a la aldea Taisho. Ya de cerca, Sakura se sintió más relajada. La aldea en sí no es su hogar, y los aldeanos les interesa un carajo, pero hay tantos recuerdos con sus hermanos por estos lares que es imposible no asociarlos con su familia.

Una vez pasado el bosque detrás estaría en casa.

El ambiente de la aldea era animado. El frío de invierno no impedía que los diversos vendedores ambulantes colocaran sus artículos y ofrecieran sus productos. Algunas baratijas por aquí y allá. Pasaron en varios lugares así en este viaje y Hua Cheng miraba por encima, Sakura no le preguntó que buscaba, pero supuso que nada le satisfacía si decía algo la mirada aburrida y desestimada en su rostro.

Entonces, cuando Hua Cheng de pronto saltó del caballo y aterrizó elegante frente a un puesto de baratijas, le extrañó de sobremanera. Detuvo a Aika e hizo que virara un poco, dirigiendo su vista al adolescente.

Varios aldeanos notaron sus acciones y parecían sorprendidos que alguien de su complexión haya descendido del caballo sin aparente esfuerzo. Cuando la veían a ella, rápidamente lo asociaron como uno de los suyos y se alejaba rápidamente cuchicheando.

—Mira ahí, es otro semidemonio.

—Tsk. Esas plagas jamás se mueren...

—¡Shh! ¿Acaso quieres que nos escuché? Cuida tu lengua si la aprecias.

—No había visto a ese chico de rojo por los alrededores, ¿será nuevo?

Sakura entornó los ojos escuchando todo por más esfuerzo que hayan puesto en hablar con susurros.

Resultaron inútiles sus esfuerzos con Hua Cheng a que no llamara la atención.

Allí se fueron sus esfuerzos a que pareciera una persona normal. Notó de reojo a otros aldeanos reconocerla, su inconfundible cabello y presencia nunca pasarán desapercibidos. Mínimo aquí la mayoría sabía que no debían fastidiarla, así que le dieron su espacio (y vaya que le dieron un margen grande ). Algunos niños parecían maravillados por el imponente caballo albino.

Y, hablando de niños...

—¿Xiao Hua? —llamó con duda.

—Ya cumpliste con tu propósito —dijo él y no se molestó en darle una mirada, más ocupado agarrando una daga filosa de la mesa—. Sigue tu camino.

En pocas palabras: "aquí nos separamos".

El vendedor, un pobre anciano, parecía reacio a que alguien jugara con un arma, solamente lo permitió tras que Hua Cheng le mirara brevemente y dijera: —Lo compraré ¿Cuánto cuesta?

—Hmp. —La semidemonio enarcó una ceja.

Sakura no tiene quejas al respecto. Simplemente fueron dos extraños que se encontraron por casualidad y se volvieron compañeros de viaje en estos días. Así es la vida, pasajera y hay personas o cosas de las cuales no vale la pena ni esfuerzo por aferrarse.

La compañía de Hua Cheng fue entretenida mientras duró.

Se aclaró la garganta, recordando cierto detalle: —Antes que desaparezcas, regresa a Deidara a la normalidad.

—Lo hará en unas pocas horas. —Siguió sin mirarla.

Todo fue dicho. Sakura murmuró un "lo que sea, nos vemos por allí" e hizo girar a Aika de regreso por el sendero que la llevaría a casa, sin molestarse en obtener una respuesta. Y seguramente Hua Cheng, con lo perezoso que parecía, no se molestaría en darla.

Pronto se apresuró por el camino principal. Aika se adentraba a un trote lento y compasado, Sakura guio el camino mientras veía a su alrededor, tratando de vislumbrar algún habitante del asentamiento que haya bajado en busca de los mandados.

Un ave grazno sobre ella, alzando la cabeza reconoció la silueta de Dai descendiendo brevemente a su altura, agarrando con sus garras parte de su capucha y luego alzando vuelo al costado.

Sakura miró el camino, por allí estaba la posada en la que Sasori mantuvo a Menma. Si Dai insistió en llamar su atención, querría guiarlo con él. Chasqueó la lengua y redirigió el camino.

En el transcurso se topó con otro par de miradas indiscretas. Las ignoró deliberadamente como de costumbre. Por esta calle había algunos edificios en reparación, viéndose ligeramente quemadas y algunos aldeanos encaramados en los techos reparándolos.

Desmontó y amarró a Aika en el costado de la posada, evitando que molestase y tener así a Sota sobre ella con sus quejas imparables de lo inconveniente que era su presencia. Ya casi podía escucharlo junto a ella, sermoneándola sin descanso.

Soltando medio suspiro de exasperación solamente por la imagen mental, se perdió parte de una frase gritada por alguien ajeno. Cuando reaccionó, apenas captó un "¡...Quítate de ahí!". Sakura giró la cabeza viendo el momento exacto en que un martillo (¡un martillo!) se aproximaba velozmente a su dirección.

Grandioso, simplemente genial.

Sucedió tan rápido, que cuando ya tenía su brazo medio alzado con intención de amortiguar el martillo, una mano extraña emergió de su costado y atrapó la herramienta con la agilidad de un espadachín.

Parpadeando, viró la cabeza encontrándose con el franco de joven vestido de blanco en su mayoría, corrección, el abrigo era de un puro blanco. Unos ojos cafés miel le devolvieron en gesto, bajando la mano que sostenía el martillo y ofreciéndole una sonrisa amable.

—¿Se encuentra bien, señorita?

—Hm. —Asintió un poco deslumbrada. No vio ningún atisbo de repulsión en esos ojos, emociones que comúnmente los aldeanos le dirigían. Entonces dedujo que este hombre no era de aquí, especialmente por ese acento en su voz—. Gracias por eso.

—Lo importante es que no se haya lastimado —respondió él, su voz suave y tranquilizadora al igual que sus gestos.

—¡Lo siento, lo siento! ¡Balance el martillo con fuerza y no los sostuve bien!

Uno de los trabajadores que componían los techos vino corriendo a ellos, dando reverencias y temblando, ya sea por el frío o por el miedo. O eso sugirió la mirada aterrorizada que le dio a Sakura, estimando que si explotaría enojada o le gruñiría. Siendo sincera, ¿por qué medio mundo aquí piensa que saltará en violencia a la primera provocación verbal?

De acuerdo. Es diferente cuando la provocan adrede, y esta ocasión admitirá que se desencadenó un desafortunado accidente. Nada que afecte. Hubiese intervenido el hombre de blanco o no, estaría libre de tener su cabeza libre de dolor.

Dicho esto, agitó la mano.

—Ten más cuidado la próxima vez, en mi lugar, pudiste golpear a este joven maestro.

El hombre, más nervioso, agarró el martillo de las manos gentiles del joven de blanco y corrió dejando mil y una disculpas.

—Están preparando un edificio quemado ahí —comentó en tono conversacional el joven de blanco dando un vistazo por dónde corrió el hombre. El cabello castaño considerablemente largo se agitaba contra la brisa fría y era parcialmente cubierta por un sombrero de bambú reposando en su espalda—. Parecen los restos de un incendio...

Sakura tarareó, estimando sus posibilidades. Sería sumamente grosera si lo ignora y da la media vuelta. Así que, decidiendo sacar su vena amable, respondió desinteresadamente: —Desconozco exactamente qué sucedió, acabo de arribar al pueblo.

De todo lo que dijo, al desconocido le interesó un dato en particular: —¿Usted no es de por aquí?

—... Vivo cerca. —Sakura se removió incomoda ante el apelativo de "usted". Jamás le ha gustado que se dirijan así a ella. Aunque, por el contrario, utilizó la cortesía que pocas veces empleaba—. Y por lo que veo, usted no lo es de los alrededores.

El joven sonrió ligeramente.

—Soy un viajero, vine a encontrarme con alguien —indicó y esa sonrisa se transformó a una más real y dulce, sus ojos, de por sí amables, se volvieron cobijadores y llenos de emociones.

Por alguna extraña razón, Sakura sintió que no debió haberla visto. Se trataba de un secreto que nadie más que los involucrados sabrían. Así que asintió bruscamente, dando una aceptación tácita a sus palabras y dispuesta a despedirse. Agotó sus palabras máximas de cortesía tolerables en el día, es hora de ponerse a trabajar.

—Nuevamente, gracias por evitar que me golpearan. Espero pueda reunirse con su-

—¡Gege! —Una voz la interrumpió, sonando emocionada acompañados de tintineos.

Sakura se quedó estática, ahogándose con su propia saliva.

...

Imposible.

IMPOSIBLE.

Ensanchó sus ojos verdes al ver a ese joven de blanco sufrir otra transformación. Incluso la postura de su cuerpo se volvió radiante, como un girasol girando en dirección del sol, buscando los rayos cobijadores. Entonces, un hombre alto envuelto túnicas rojas y cabello azabache se estrelló contra él envolviéndolo en un apremiante abrazo.

Sakura volvió a parpadear, frotándose la frente.

Por supuesto, ¿quién más utilizaba ese "gege" tan empalagoso si no es Hua Cheng? Al dar otro vistazo, se sorprendió al ver que, sí, era Hua Cheng, pero en otra tercera apariencia.

Este aspecto poseía más altura, una cabeza alta que el joven de blanco. Su cabellera azabache larga y suelta caía por una espalda más ancha y la trenza al costado de su rostro mantenía una cuenta roja atada al final. Los rasgos de su rostro eran más afilados y maduros, y uno de sus ojos era cubierto por un parche negro que resaltaba más su piel de por si pálida (no desagradable, más bien acentuaba su atractivo).

Al igual que sus otras apariencias, vestía de rojo, pero portaba más joyas sobre sí sin parecer extravagante, y sus piernas eran abrazadas por botas de cuero con esas cadenas que sonaba con cada paso. Similares a la que utilizó en su apariencia de niño, al igual que los avambrazos plateados.

Su ojo visible se entrecerró en media luna con deleite mientras veía a ese otro joven de blanco.

(Y Sakura contuvo una risa. Acaba de percatarse que, con ese parche, difícilmente adivinaría si Hua Cheng parpadeó o guiñó coquetamente).

—San Lang, por fin estás aquí —respondió ese "gege" con dulzura una vez que Hua Cheng lo dejó de abrazar, pero no se separaron. Parecían excepcionalmente cómodos.

—Lamento hacerte esperar, hubo contratiempos.

Una risa y el castaño dijo con diversión: —No puedo imaginar que se interpuso en tu camino para retrasarte.

Finalmente, Hua Cheng o San Lang (Sakura iba a explotar de tantas palabras antiguas hoy. Porque, dioses, ese "Lang" esa el apelativo de los amantes, ¿cierto?) le dirigió una media mirada, como si le pesara separar su atención del otro joven.

—Oh, sigues aquí.

Sakura le dio una sonrisa desdeñosa ante el tono aburrido que le dedicó Hua Cheng.

—Continúen con lo suyo, ya me iba. —Y dio la media vuelta dispuesta a mostrar su punto.

—Te estás tardando. Eres la tercera rueda entre gege y yo —espetó indiferente el fantasma.

Sin embargo, el joven de blanco dio un paso al frente mientras extendía un poco la mano: —¡Espere, señorita, no se vaya! —Luego se giró a Hua Cheng—. San Lang, ¿Qué hemos dicho sobre espantar a posibles amigos?

Inmediatamente Hua Cheng cambio su expresión indiferente hacia Sakura a una deslumbrante cuando miró al joven entre sus brazos.

—Nadie más que tú se merece mi consideración.

—San Lang.

—Pero por gege seré considerado con los demás.

Por un loco segundo, Sakura disocio, preguntándose sí así se veían Sasuke y ella ante los demás: empalagosos y coquetos sin medida. Se miró las manos y la cerró. Si es así, tendrá que hacer un mejor esfuerzo y ser más melosa, por ningún motivo dejará que Hua Cheng sea más descarado que ella.

Lo estimó de verdad. Su nivel de desvergüenza era increíble. Se enorgullece de ello.

—Señorita, me disculpo por los modales de San Lang —dijo el otro joven con una sonrisa indulgente mientras se viraba a ella, y Hua Cheng (ni loca Sakura se refiere a él por pensamientos como San Lang) hizo lo más cercano a un puchero con los labios—. No todos pueden comprenderlo.

—¿Lo ves, gege? Necesito de tu amor y comprensión —intervino él y recibió una mirada exasperadamente cariñosa del otro joven.

Ignorando esto, Sakura agitó la cabeza tratando de estimar si preguntarle su nombre o no ante la siguiente frase: —No tiene que disculparse...

No tuvo que hacerlo directamente, el joven sonrió con los labios cerrados y se presentó con una pequeña reverencia: —Soy Hua Xie.

Ella lo miró fijamente.

Un Rey Fantasma, Hua Cheng que dice llamarse Xiao Hua.

Un príncipe heredero y dios marcial, Xie Lian que dice llamarse Hua Xie.

(Otro Rey Fantasma, Hiryū Ryuichi que dice llamarse Ryu).

Vaya, estos Inmortales sí que son malos inventándose nombres falsos tan evidentes. No los culpa. Cualquier otra persona no se percataría de la relación, solamente porqué conocía sus nombres y los tenía presentes logró asociarlos.

Decidió compadecerse y seguirles el juego ya que vio a Hua Cheng darle una mirada divertida y a la vez, burla sana a Xie Lian. Este se sonrojo ligeramente, rojo salpicando en sus mejillas y frunciendo el ceño adorable, pero no apartó los ojos de ella pase a tener al otro encaramado y sonriendo.

—... Hua Xie, como decía, no hay necesidad. Xiao Hua fue un refrescante compañero de viaje, aprendí nuevas palabras ofensivas que estoy ansiosa por aplicar —aseguró con evidente entusiasmo, pensando en su próxima víctima. Esperaba que fuera un Cazador.

—¿Escuchaste? Me comporté y contribuí caritativamente a que aprendiera a defenderse con creatividad —expresó Hua Cheng parpadeando con inocencia y deslizando un brazo por la cintura de Xie Lian, sin borrar esa sonrisa lánguida. Y por la expresión de Xie Lian, parecía complacido mientras le daba un mimo en la mejilla, pareciendo a gusto entre su abrazo.

—Eso veo. San Lang tendrá su recompensa.

—Lo espero con ansías.

Un poco exasperada, Sakura se aclaró la garganta haciendo sobresaltar a Xie Lian. Consiguió que le prestara atención, viéndose tímido, como si se disculpara por olvidarla, pero nada arrepentido de hacerlo.

—En ese caso, gracias por hacerle compañía a mi San Lang —dijo cayendo repentinamente en una grácil reverencia que habla de práctica y costumbre.

Ocurrieron dos cosas al mismo tiempo: Hua Cheng separó los labios, a punto de decir algo; y Sakura se adelantó para tomarlo de los codos, impidiendo que terminara su reverencia.

Igualmente es un soldado, pensó Sakura al sentir los fuertes brazos de Xie Lian. No tardó más que lo estrictamente necesario y lo enderezó, alejando las manos con un gesto negativo mientras decía:

—No se incline ante mí, es deshonroso para usted que agradezca a una semidemonio.

Y, sobre todo, le incomoda.

Si está en lo correcto, frente a ella está uno de los dioses del Cielo. Aquellos que desprecian enormemente a los de su especie. Pocas veces se deja engañar por las primeras apariencias, por eso, por más sonrisas amables y dulces que pudiera expresar este hombre, no las aceptará de inmediato.

Los Cielos la desprecian.

Los dioses le dieron la espalda.

Y, aun así, solamente agradecerá a Xie Lian, pero no por razones propias, si no por Sasuke.

Debe ser suficiente, se repitió apretando los labios con amargura.

Tiene que ser suficiente.

Ella es indigna de creer en los dioses.

Xie Lian permaneció quieto, observándola fijamente con una expresión indescifrable que muy pronto se convirtió en una sonrisa, pequeña y sincera.

—Sé que es una semidemonio.

—Mmn.

—Y merece más que nadie mi agradecimiento.

Sakura ensanchó los ojos elevando la vista de sopetón hasta Xie Lian.

¿Acaso escuchó bien?

¿Qué merecía su agradecimiento?

—No he hecho nada para merecerlo y tampoco me interesa —espetó ella duramente, apretando los puños a los costados—. No necesito la aprobación de nadie.

Quizás fue su imaginación, pero vio cierto dolor cruzar por los ojos mieles de Xie Lian antes que negara ferviente con la cabeza, centrándose en ella.

—El que no necesites no significa que no lo quieras.

Aquellas palabras la destrozaron por dentro.

Recuerda muy vagamente emociones así que venían de noches en el Pabellón de Sasuke, junto a él hablando sobre el "merecer" y "querer". El Cazador estaba devoto en cumplirle sus caprichos por más superficiales que fueran. Cuando Sakura se negó, yendo a terrenos más sensibles, Sasuke la había mirado con indulgencia y dicho suavemente: "El mundo te obligó a no necesitar aprobación y enterrar tus emociones. Te maltrató tanto que terminaste decepcionada. Pero ¿sabes qué? Aún existimos personas que estamos dispuestos a darte lo que quieres".

El ceño de Sakura se arrugó con fuerza, sin detenerse en mirarlos. Xie Lian continuó hablando, gentil y apacible, dejando a un lado toda formalidad cayendo en familiaridad y confianza que se da pocas veces: —Por eso, mi agradecimiento siempre será contigo. Después de todo, la amabilidad no cuesta nada.

No.

Nada cuesta.

Pero a la vez, vale mucho.

Cerró los ojos y aspiró con fuerza. Sakura no sabe porque sus palabras le llevaron a una realización. ¿Es este el efecto de los dioses en particular?

Aunque, tras una mirada a Xie Lian y su apariencia sencilla pero elegante, está segura de que no todos los dioses son así. Sobre todo, no ha escuchado hablar de ningún dios que ascendió tres veces y vivía como un mendigo recolector de chatarra en su destierro.

Es un atributo de él ser honorable y sencillo, pero no menos autoritario.

—Aceptaré su amabilidad por esta ocasión —aceptó un poco después estirando el cuello para verlo a los ojos.

En ese preciso momento Momo emergió desde los pliegues de su capa soltando un graznido, apenas despertando de una siesta. En cuanto vio a Xie Lian, pareció brillar y saltó a sus brazos. Por inercia, Xie Lian lo atrapó en el vuelo, sin perder la sonrisa pese al inesperado acto.

Sakura se tensó visiblemente e intentó hacerse del hurón.

—¡Momo!

—No te preocupes. Este animalito es muy lindo —expresó Xie Lian demostrando que no le ofendió la acción. Al contrario, parecía maravillado sosteniendo al hurón, inspeccionándolo con ojos atentos mientras lo examinaba.

Lo que sea que buscaba, pareció ponerlo feliz y de buen humor. A Sakura no le pasó desapercibido que Xie Lian se rio cuando vio el sombrero de paja que siempre acompañaba a Momo, tal como él mismo tenía sobre su espalda en una versión relativamente enorme.

Una vez más, Haruno sospechó más y más. ¿Momo tenía alguna relación con Xie Lian? Si es así, entendería porque el animal espiritual saltó a los brazos del dios apenas lo vio y porqué Xie Lian continuó dándole mimos.

Estuvo tentada a soltarle un agradecimiento mutuo por Sasuke, pero se frenó a tiempo. No, no es el momento. El joven frente a ella no le dijo su verdadero nombre, y los dioses no pueden intervenir en asuntos mortales. Entonces, tendrá que hacerlo como originalmente lo consideró: buscar un templo y agradecerle.

Mientras sea una mortal, es lo que puede hacer.

Xie Lian le devolvió a Momo con elogios sobre lo lindo e inteligente que parecía, cuando Sakura dijo que no era de ella, si no de un Cazador, Xie Lian volvió a sonreír complaciente. Junto a él, Hua Cheng la miró con alguna especie de jactancia y entendimiento, como si apreciara a cualquiera se rindiera ante el otro joven.

(A estas alturas Sakura volvió a disociar. Qué demonios, estaba frente a un dios Marcial y un Fantasma con más de mil años).

—Antes que te vayas, toma estos talismanes. —Xie Lian se apresuró a sacar un par de su manga ancha y se lo entregó a Sakura, quién extendió por inercia las manos, como si fuera una acción completamente natural—. Son talismanes del templo que cuido.

Hasta que sintió el papel en sus manos, la semidemonio se percató de su movimiento involuntario, dejándola estática.

Normalmente no es así de acomedida con extraños.

¿Qué le está pasando?

Con esa pregunta en mente, observó los talismanes en sus manos, Xie Lian seguía explicando mientras alzaba un dedo y decía solemne.

—Para activarlos no es necesario energía espiritual. Solamente grita "Su Alteza el Príncipe Heredero, por favor, ¡protéjame!". De esta manera, se marcará bajo el título del santuario que cuido.

Sakura lo miró con una expresión en blanco.

Xie Lian le devolvió la mirada entusiasta.

Y entonces Sakura se rio. Agradable y distraído. Lejos de un sonido cruel y despectivo. Sonaba sincero, de esas que soltaba cuando estaba alrededor de su familia y Sasuke. Así de cómoda se sintió.

Vaya.

—Tú ¿cómo osas en burlarte de gege? —gruñó Hua Cheng dando un paso al frente de forma amenazante, Sakura ni se inmutó. Pero Xie Lian le detuvo dándole unas palmaditas.

—Déjala, a mí también me parece divertido. —Xie Lian parecía divido si reír o llorar.

—Perdonen, me malinterpretan. —Sakura soltó unas risas sueltas, apretando los talismanes—. Lo que me causa diversión es el destino.

—¿Uh? ¿El destino? —inquirió Xie Lian muy curioso, inclinando la cabeza al frente con total atención.

—No la escuches más, gege —espetó malhumorado Hua Cheng mostrando los colmillos en gruñido a Sakura—. Ya se burló de Su Alteza.

—San Lang, debes admitir que es gracioso.

—Me refiero a que he escuchado el nombre de ese dios antes —intervino Sakura alisando los papeles con ocio, tramando una travesura.

Las cejas de Xie Lian se alzaron y una sonrisa se formó en su rostro, pareciendo más entusiasmado y sus manos unidas sin contener cierta emoción. Junto a él, Hua Cheng enarcó la ceja, expectante a lo que diría. Le dio la sensación que de las siguientes palabras dependería si llegaba a casa o no.

—Su Alteza Xie Lian protege a mi persona amada —aclaró.

—¿De verdad? —inquirió Xie Lian fingiendo demencia.

Sakura asintió rápidamente.

—Sí. Es un Cazador, se llama Uchiha Sasuke.

Verán, Sakura puede ser un poco mezquina si se lo propone.

Estos dos inmortales quieren engañarla con nombres falsos, así que bien. Nadie puede culparla por querer extraer más información y reacción de ambos.

Por parte de Hua Cheng no hubo indicios de reconocimiento evidente, enarcando la ceja. En cambio, la vistosidad de los ojos ensanchados en reconocimiento por Xie Lian fue evidente por unos segundos antes que recompusiera su postura tan rápido que, si Sakura no estuviese fingiendo desinterés y mirarlos de frente, habría pasado desapercibido.

De acuerdo.

Así que Xie Lian sabe quién es Sasuke.

Solamente por eso, cumplirá su promesa de encontrar ese templo con mucho entusiasmo.

—Tienes un inusual amado —comentó Xie Lian, pensativo.

—No tanto como el suyo —devolvió Sakura, alternando la mirada entre ambos.

Sí, otro golpe.

Xie Lian se sonrojo un poco, rascándose la mejilla con el dedo mientras Hua Cheng sonreía con los brazos cruzados y regodeándose, como si expresara con todo su ser "Soy el amado de gege" y se complaciera por la noticia.

Y claramente Sakura lo supo desde el momento en que notó en una de las manos de Hua Cheng un hilo rojo amarrado en el tercer dedo, mismo hilo visible en una de las manos de Xie Lian, a la vista de cualquiera y abierto a interpretación.

La que ella pescó fue sobre el hilo rojo del destino que une a las almas gemelas.

Claro.

Un dios, ascendido tres veces, convertido en paria y recuperando su reputación; y un fantasma rango Calamidad que barrería el mundo entero por él.

Muy inusual. Sakura suspiró dentro de sí. Tal como Sasuke y yo.

—Si no le molesta, él es muy devota a Su Alteza, así que le daré estos talismanes —dijo ella guardándolos en la seguridad de sus mangas, dando unas palmaditas y sonriendo para sí. ¿Cómo le dirá a Sasuke que se encontró nada más que el dios que concedió su poder?

Ignora su reacción, pero puede imaginarse la sonrisa suave que pondrá cuando le entregue los talismanes. Una interpretación de felicidad absoluta.

—¡Oh! Espera, espera. —Xie Lian rebuscó en sus mangas—. ¡Si es así, tengo más para darte!

Entusiasmado, Xie Lian sacó otro fajo de talismanes que requerían de energía espiritual, explicándole que tenían diferentes funciones: "si utilizas este en una persona estará obligada a decirte la verdad. Este otro te vuelve invisible al ojo humano por unos minutos ¡y este puede electrocutarte! ¡Mira aquí! Toma mi brújula, ¡percibe la energía resentida a la redonda!". Con detalles y todo.

Sakura no pudo evitar una postura recta y absorbente, analizando la información y emocionada por estos nuevos inventos. No pueden culparla, heredó cierta tendencia de Ryu por los inventos. Naturalmente, querrá conocer el mecanismo detrás, estudiará estos talismanes antes de ser entregados a Sasuke, él sabrá sacarle provecho.

De verdad, el mundo Celestial y el Fantasma están a otro nivel.

—¡Y este es...!

—¡Sakura! ¿¡En dónde demonios te metiste!?

El grito repentino detuvo las explicaciones de Xie Lian y desvió la atención de Sakura al costado. Sin percatarse, entre su plática se habían arrimado junto al edificio para no molestar el flujo de los transeúntes. Hua Cheng estaba junto a Xie Lian, escuchando en silencio la conversación mientras jugaba ociosamente con la perla en su trenza.

De pronto compuso una expresión irritada y miró al final de la calle.

Al mismo tiempo, Sakura volteó y observó a Sasori emerger de la posada de Sota, gruñendo mientras miraba a todos lados. Dai yacía reposando en su hombro, alzando las alas y agitándolas tres veces.

Ugh. Su hermano ya sabía que estaba aquí.

Sasori le enseñó al halcón un sistema de comunicación inusitado. Si Dai quería guiarlo a Kiba o ella agitaría sus alas dos o tres veces respectivamente. Y ahora mismo Dai las agitaba tres veces anunciando su presencia a la redonda.

—¡Deja de jugar y ven aquí! —exclamó asustando a varios aldeanos que se alejaron de él como hormigas, temerosos a su reacción. Sasori apenas les dedicó atención, concentrado en pasearse por los puestos en su búsqueda. Como si levantara una baratija y la encontrara escondida ahí—. Tienes trabajo que hacer, maldición ¡El maestro y tú son tan usureros!

—... Su lenguaje es muy colorido. —dijo Xie Lian. Una forma amable de señalar que era grosero—. ¿Lo conoces?

—Él es mi hermano Sasori y está de buen humor —presentó Sakura alegremente guardando todos sus tesoros en sus mangas.

—¿Eso es tener buen humor? —señaló despectivo Hua Cheng con un gesto vago.

—Ni te lo imaginas.

—¡Sakura!

La aludida suspiró dramáticamente mientras se tocaba el pecho. Gracias al edificio no la podían ver, pero si Sasori la descubría charlando amenamente con desconocidos, descargará su mal humor con ellos. No lo merecían. Además, han sido amables (específicamente, Xie Lian ha sido amable) con ella, no les hará soportar el humor de mierda que carga su hermano.

Por mucho que ame a Sasori, su hermano en ocasiones es pesado, pero no menos leal y fuerte.

—Debo irme. Gracias por sus regalos, les daré un buen uso. —Sakura se sinceró, y fue una buena elección. Xie Lian le respondió con otra sonrisa alegre y gentil, entrelazando sus manos al frente.

En todo el intercambió notó que él tenía vendado los antebrazos como Sasuke. La diferencia, es que sentía una energía resentida en uno de los vendajes, no parecía maligna, así que no podía ser maliciosa. Además, si de algo está segura, es que Hua Cheng no dejaría que nada potencialmente peligroso para Xie Lian estuviera con él.

Una vez más, se dijo que los Inmortales y demás están a otro nivel.

—Ha sido un placer conversar contigo —atribuyó con honestidad Xie Lian—, ¡mis mejores deseos para tu vida!

Sakura casi maldice en voz alta.

Sasukeeee ¿por qué no viniste conmigo? ¡Este dios acaba de darme los mejores deseos! ¡Deben ser para ti, no para mí!

—... ¿Los buenos deseos se pueden transmitir? —preguntó sumamente seria.

Xie Lian parpadeó, desconcertado.

—¿Eh...?

—¡Sakura! —Se escuchó el grito molesto de Sasori desde lejos—. ¡Deja de holgazanear!

Hua Cheng comenzó a caminar a la calle.

—¿San Lang? —inquirió Xie Lian.

—Espera aquí, gege. Convertiré a ese chico en muñeca daruma para que puedas conversar en paz.

—Si lo haces, te golpeo —espetó Sakura a la provocación de Hua Cheng. Inmediatamente el fantasma se quedó estático, virando a ella con cierto asombro y Xie Lian escondió una sonrisa indescifrable detrás de su mano—. Ahora sí me voy, ¡nos vemos! —se despidió finalmente saltando hacia la calle principal y agitando su mano en dirección a ellos.

Apenas se dejó ver, los ojos urgentes de Sasori se enfocaron en ella. Cierta tensión en sus hombros se despejó y respiró serenándose.

—Al fin te dignas en aparecer —farfulló acercándose a Sakura.

La aludida sonrió a modo de disculpa, entrelazando las manos detrás de su espalda, dio un vistazo por dónde vino. Se preguntó si seguían ahí o desaparecerían apenas estuviera fuera de su vista. Dudaba que permanecieran más a la redonda una vez estuvieran juntos.

Agitó la cabeza con normalidad. Debería dejarlo pasar.

Duda mucho verlos de nuevo.

—Estaba... ocupada —eludió.

Sasori respiró profundo y le dio una mirada evaluativa a todo de ella, inspeccionando que no tuviera ninguna herida visible por el cual tuviera que reducir una aldea a cenizas. Viéndose satisfecho, asintió y le hizo un ademán urgente a la posada. Sakura no dudó en seguirlo reprimiendo las ansias de virar a sus espaldas y regresar a conversar.

Tales pensamientos la dejaron aturdida ¿de dónde provenía este deseo?

Se distrajo con el movimiento de Sasori frente a ella.

—Anda, no tenemos tiempo. El fantasma ya despertó.

—Gege ¿la oíste? ¡Me amenazó!

—Lo escuché claramente, San Lang —dijo Xie Lian con diversión—. Y fue muy directa.

—Esa mocosa... tiene agallas para amenazar a un Rey Fantasma.

Hua Cheng estaba dividido entre hacer un mohín a Xie Lian o gruñir en dirección a dónde desapareció Sakura. Optó por lo primero teniendo la gracia y ventaja de ser consolado por Xie Lian, encaramándose junto a él cambiando a una expresión pérdida y desconsolada; aquellas que son exclusivas para Su Alteza y nadie más.

Pero Xie Lian sabía que Hua Cheng buscaba una excusa para conseguir mimos y besos, en realidad no estaba molesto y quería aprovechar la situación para ser malcriado. Pese a esto, Xie Lian le siguió el juego dándole unas palmaditas en la espalda. Consiguió que Hua Cheng lo enfrascara y abrazara, justo como buscaba.

En esa posición Xie Lian acomodó su cabeza en el pecho ancho del fantasma, dando vistazos por la calle. Ningún transeúnte parecía interesado en observar por el callejón desolado, lo que les permitió cierta privacidad. Pensando mejor los acontecimientos recientes, deslizó las manos entre la cintura del Rey Fantasma, apretando la túnica roja.

—¿Gege?

—... Sakura creció bien.

Hua Cheng permaneció en silencio unos segundos, antes de suspirar y decir delicadamente: —Lo hizo.

—Se parece tanto a Ryu.

—Es su hija ¿cómo no se parecerían entre sí?

—San Lang —protestó ligeramente Xie Lian alejándose para verlo mejor, pero sin soltarlo. Arrugando el ceño adorable a ojos de Hua Cheng quién bajo la barbilla para verlo mejor—, sabes a qué me refiero.

—Sé. Y también sé que, después de todo, Ryuichi se esforzó mucho en darle vida —expresó entrecerró los ojos trayendo a sí recuerdos vívidos de siglos atrás.

Recuerdos de una Calamidad Demoniaca recién nacida bañada en sangre y arrastrando la muerte de personas inocentes detrás suyo. Un hombre maniático. Un demonio rogándole que acabara con su miserable existencia, tan desesperado que no esperaría a morir y dispersarse naturalmente. Se aferraba a la esperanza de encontrar a su amada cuando sabía que yacía muerta y fuera de su alcance incluso después de la muerte.

Esa noche que Ryuichi emergió como un demonio, también iba a ser su noche final. Hua Cheng ya tenía a E-Ming, su cimarra, en mano dispuesto a cumplir la petición de ese lamentable hombre cuyos ojos verdes carecían de vida y estaban inyectados de dolor, pero ningún arrepentimiento de haber masacrado su propio reino.

Comúnmente Hua Cheng es desinteresado y poco empático con cualquiera que no sea Xie Lian (después de todo, Su Alteza es su razón de su existencia como fantasma, lo ama y adora profundamente). Naturalmente, si alguien le ruega que extermine su vida, lo considerará con objetividad y lógica.

Por tanto, levantó la cimarra por una razón.

Lástima.

Ryuichi le dio tanta lástima en ese estado lamentable que se encontraba. Le recordó a sí mismo en los 800 años que buscó a Xie Lian. Siempre aferrándose a la esperanza de encontrarlo, chocando con obstáculos y pistas falsas que terminaban llevándolo a la locura.

De noches que destrozaba todo a su paso entre las paredes de su residencia, gritando entre lágrimas cayendo de rodillas frente a las estatuas que esculpía con el objeto de sus afectos. De la tristeza y acumulación de pensamientos sobre lo inútil que era, gritaban y rogaban por una pista sobre el paradero de Xie Lian.

De noches mirándose al espejo y ver su ojo rebosando de tantas emociones negativas.

De días que observaba el cielo oscuro plagado de puntos brillantes y se preguntaba en qué parte Su Alteza vería esas mismas estrellas.

Todo eso cambió una vez que encontró a Xie Lian. Pero antes de eso, de verdad era lamentable.

Entonces sí. La petición de Ryuichi era una afrenta personal siendo únicamente detenido por Xie Lian, quién apareció en el instante que Hua Cheng apuntó con su arma la garganta del demonio. El dios traía en sus brazos el cuerpo de una mujer al borde de la muerte.

La misma mujer por la que Ryuichi no tenía esperanzas de encontrar ni después de la muerte.

Ese momento todo cambió.

Ryuichi, siendo un demonio, se aferró al mundo.

Xie Lian y Hua Cheng estuvieron ahí para él.

Y siglos después, azotó una desgracia que los obligó a separarse a cumplir sus respectivos deberes. Lo último que recuerdan es a Ryuichi despedirse en una noche con tormenta. La Quinta Calamidad (que años después pasaría de ser un demonio a un fantasma) cargaba en sus brazos a una niña, Sakura, profundamente dormida y abrigada, ignorante que dos Calamidades y un dios Marcial se despedían.

—Su Alteza, Chengzhu, debo irme.

Xie Lian lo había visto con mucha tristeza apoyando una mano en su hombro, apretándola ligeramente. Ryuichi era igual de alto que Hua Cheng, naturalmente, superó la altura de Xie Lian, pero no desestimaba su poder y autoridad.

—Ryu... no tienes que hacerlo. Busquemos otra manera de solucionarlo.

—Debo ir. —Ryuichi tenía una expresión sombría mientras apretaba con delicadeza la niña entre sus brazos—. Su Alteza, sabe que intenté mantenerme alejado de Aria por tantos años, pero... si ese maldito la encuentra, la perderé por siempre. Prefiero mantenerla a salvo por ahora y de paso, detener la catástrofe.

—¿Incluso si eso significa aislarse en el páramo del Monte Tonglu por tiempo indefinido viendo como la mujer que amas se marchita lentamente? —espetó Hua Cheng.

Ryuichi sonrió amargo y sus ojos se humedecieron.

—Escuché que hoy en día le dicen el Bosque de los Lamentos —evadió la pregunta inicial adrede, luego se rio bajo e irónico—. Me parece un nombre perfecto.

Al final poco pudieron hacer para persuadirlo de lo contrario, y, sobre todo, impedir que se llevara a Sakura con él. La niña se mantuvo durmiendo, no sintió siquiera la caricia leve que Hua Cheng deposito en su cabello rosado o el beso en su frente dado por Xie Lian a modo de despedida.

Tampoco que Ryuichi se inclinó en una profunda reverencia a ambos antes de desaparecer entre llamas ardientes que desintegrarían a cualquiera que las tocase, menos a su portador; y, por extensión, a su descendencia.

Nada de eso lo recordaría Sakura por elección de Ryuichi.

Por tanto, ahora que se encontraron con Sakura, Xie Lian evitó ser muy familiar con ella; y por extensión, Hua Cheng se mantuvo evasivo aparentando desconocerla.

—Ahora Sakura es mortal y no puedo intervenir directamente, aunque quisiera —apretando los labios, Xie Lian compuso una mueca amarga.

—Las reglas del Cielo son tan estúpidas y delimitadas.

Xie Lian tarareó, sin estar en desacuerdo. Vio una sonrisa resplandecer en los labios de Hua Cheng mientras le acariciaba el cabello.

—Afortunadamente, este marido tuyo es un fantasma. No nos regimos por reglas tan rigurosas. Puedo intervenir como me plazca mientras no afecte en asuntos ajenos a ella.

—Lo sé. —Xie Lian le dio una mirada tranquila recordando esos detalles en particular.

Días en los que fue ingenuo y quería salvar a la gente común; días que se percató que no es fácil y parece un sueño imposible, lamentablemente, no puede salvar a todos. Otros días en que, realmente si está dispuesto, salvará el mundo de alguien y cambiará para bien.

Será suficiente.

Tales días parecen una eternidad comparada con la Inmortalidad. Cuando vives tantos años, los recuerdos se desdibujan y retienes lo que son más apreciado para ti.

Como, por ejemplo, conocer a Ryuichi.

—¿Puedes vigilarla por mí mientras Ryuichi se recupera? ¿Por favor? —pidió Xie Lian con voz delicada y suplicante, que lo hacía parecer más una petición con posibilidades a rechazar.

Hua Cheng parpadeó con su único ojo visible y luego soltó una risa baja como si no creyera que Xie Lian concibiera la posibilidad de ser rechazado. Agarró su mano, besándole los nudillos con tanta dulzura.

—Los deseos de Su Alteza son mis órdenes.

—Uhm, pero me gusta preguntarte en lugar de asumirlo —murmuró.

—Por eso gege es mi persona favorita, tan considerado, benevolente y amable. Siempre pensando en los sentimientos de los demás.

—San Lang...

—Dejé una mariposa con Sakura. —Hua Cheng redirigió la conversación decidiendo compadecerse de las mejillas sonrojadas de Xie Lian por los elogios—. Sabré cuando Ryuichi acuda a ella. Mientras tanto, regresamos a casa. Yin Yu encontró una pista de Indra.

La expresión de Xie Lian se aseveró rápidamente mientras se separaba por completo del fantasma como si le doliera dejarlo ir.

—Vayamos entonces —aceleró con un trote rápido adentrándose al callejón en busca de una puerta mientras era seguido por un lánguido Hua Cheng de sonrisa indulgente y tierna—. Entre más pronto lo resolvamos, más pronto Ryuichi dejará de atarse al Bosque de los Lamentos. ¡Podrá visitar Ciudad Fantasma y traer a Sakura con él como lo hacía antes!

—Apuesto que le gustaría cambiar de aires de vez en cuando.

—Mm, ¿crees que pueda traer también al joven Sasuke? Me... me gustaría verlo de nuevo —confesó Xie Lian con timidez, rascándose la mejilla.

—Seguramente vendrán si se lo pides.

—Espero que así sea. El hurón ¿lo viste? ¡Le puso el nombre de la fruta que le di e incluso le dio un sombrero de paja, como el mío!

Xie Lian parecía muy encantado por esos acontecimientos, eludiendo dicho sombrero de paja que carga consigo, muy importante y simbólico para él. Parecía que saldría de su piel por lo agitado que se hallaba. Hua Cheng lo miró entrañable y su sonrisa amorosa jamás decayó.

—Gege se ve emocionado por la perspectiva.

—Por supuesto. —Xie Lian asintió al detenerse frente a una puerta, al parecer la entrada trasera del restaurante de una posada. Girándose sobre sus talones, miró al hombre de rojo sonriendo radiante—. Han pasado tantos años desde que Ryuichi comió mi cocina, pero me preocupa que Sakura y el joven Sasuke no... digieran mi sazón. San Lang ¿qué crees que debería preparar?

—Suenan bien las Albóndigas de Castidad Incorruptible. Tienen un sabor ligero para cualquiera que no sea yo.

—¡Pensaba lo mismo! Debería comenzar a practicar...

Mientras el príncipe cavilaba sus opciones con mucha emoción adyacente, el Rey Fantasma extrajo del interior de su túnica un par de dados que arrojó frente a la puerta sacando un par de seises. Después los recogió y tomó la mano de Xie Lian, instándolo a pasar por la puerta sin frenar sus balbuceos.

Del otro lado, la dueña de la posada cortaba verduras sobre una mesa junto a la puerta que fue abierta de repente. La señora se sobresaltó y miró de reojo mientras regañaba: —¡Hijo! Ya habías tardado demasiado. Espero que hayas conseguido la leña que... ¿eh?

Pero justo cuando miró hacia la entrada, no hubo nadie del otro lado. 

*se desliza hacia la locura, ocultándose de las teorías*

¡Dije que iba a ver trama, así que tomen su trama de fondo! Si notaron que hay incongruencias o huecos en algunas explicaciones... no son huecos, simplemente todavía no saben que hay en esos huecos. ¡Sus teorías son bien recibidas! ¿La mamá de Sakura queeee? ¿Sakura habiendo conociendo a este par antes? ¿Cuándooo? *nos explota la cabeza a todos, Alela tuvo que pensar mucho en esto antes de escribirlo*

Creánme, si nos les dio vueltas esto, pronto lo harán.

Por otro lado, ¡Se nos acabaron los capítulos seguidos! Por este mes, dudo actualizar pronto, pero si lo hago, avisaré por Twitter. No olviden seguirme ahí ;) Si creen que estamos desperdiciando trama, perdonen, pero jajaja tenía que hacer esto (¡la razón por la cual Eterno Equinoccio fue escrito!). 

Gracias por leer! Espero que estos capítulos hayan sido de su agrado :) a mi me encantó escribirlos (que se note mi emoción, EMOCIÓN). 

En fin, no leemos pronto. Cuídense y beban mucha awa.

¡Alela-chan fuera!

PD: no extrañen mucho a Sasuke, aparecerá cuando tenga que aparecer ;)

Pequeña aclaración (quienes tengan curiosidad): Los nombres, sí, son confusos pero va así: Hua Cheng, en este capítulo, se refiere a Xie Lian por dos "apodos" «gege» y «Su Alteza» que canónicamente las amplea. 

El nombre que utiliza Ryu para dirigirse a Hua Cheng «Chengzhu» es como "Cheng" de su nombre y el "zhu" chino vendría siendo el equivalente de "sama" o "dono" en japónes. 

 Además, como dato, el nombre de Hua Cheng se traduce como "Ciudad de Flores" y el de Xie Lian no tiene una traducción exacta, pero se presume que es "Loto occidental" o "Paraíso Occidente". Lo dejo a la imaginación.

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