/51/ De conocidos y extraños
¡Hola, hola!
Dije que traería actualizaciones antes de enfrascarme de regreso a la universidad. Entonces, ¡aquí está! Dejenme saber si estos capítulos han sido pesados o confusos por el personaje añadido de Hua Cheng. Dejaré al final algunas aclaraciones por quienes han leído TGCF y quieran saber qué crónología tiene, quienes no, no se preocupen, no es necesario que lo lean ;)
Pondré por aquí otra referencia pars Hua Cheng porque (spoiler del capítulo: cambiará de apariencia)
Hua Cheng es, en pocas palabras, un interesante compañero de viaje.
Sakura resaltó este punto en particular por un rasgo: él tiene una lengua más afilada que la suya. Si ella se maneja con cierta discreción para evitar problemas mayores, Hua Cheng no. Añade leña al fuego y de alguna u otra forma no se salía con la suya.
Esta actitud fue desconcertante para los receptores de sus ofensas elaboradas que sonaban elegantes hasta cierto punto e igual de descaradas. Su engañosa apariencia no daba indicios de esto, muchos veían al niño aparentemente encantador y educado... hasta que abría su boca rebatiendo las ofensas dirigidas a Sakura por su origen.
—¡Tu hermano es tan lindo... pero muy mimado!
Muchos asumieron qué Hua Cheng era su hermano. Sakura lo negó ferviente al decir: —Es solo un niño que recogí de la calle.
—Oh, esta señorita debe ser tan acomedida si puede vestirlo con finas túnicas de seda —decían las mujeres jóvenes con bastante maquillaje encima, geishas que intentaron reclutar a Sakura topándose con un absoluto rechazo y una mirada fulminadora.
—Para nada. —Ella negaba y señalaba a Hua Cheng quién sonreía vago—. Él es el acomedido aquí.
—¿Eh?
Hua Cheng también es asquerosamente rico.
Sakura lo comprobó cuando se proponía pagar su estadía en las posadas. Hua Cheng se le adelantaba dejando caer láminas de oro sobre el mostrador. Nunca faltaron las miradas impresionadas e incrédulas de los tenderos. O en los restaurantes, ordenaba platillos específicos y pagaba una suma adicional para tener lo que quería sin importar qué no estuviera en el menú.
— Dales mejores usos a tu dinero —espetó Sakura ante este comportamiento inusual—. Estás despilfarrando innecesariamente
—Sólo tú te incómodas, los demás están felices que deje caer oro al azar —comentó Hua Cheng haciendo girar la cuchara entre sus manos. Y, por si fuera poco, tenía un punto.
La semidemonio veía la avaricia y los encantos resplandecer en los rostros perceptores de dicho oro, dando balbuceos y agradecimientos falsos al niño entre reverencias repletas. Evidentemente nada sincero. Apostaba que el niño se percataba, eso indicaba lo poco impresionado que parecía al mirarlos, como si cada persona estuviera por debajo de él y un brillo insano en sus ojos.
Aunque no todo se deriva a sus tendencias nada modestas.
Hua Cheng es un erudito. Es razonable, consideró Sakura, que tuviera conocimientos extensos si de algo evidenciaba la implacable derrota de los 33 dioses marciales y literarios. El mayor acontecimiento de la historia ¡un sólo Rey Fantasma derrotando a un puñado de dioses! Así se dio a conocer como una Calamidad. Y hasta el presente, es un relato que inspira terror y cautela entre las personas.
Si le daba cuerda, Hua Cheng hablaba con profundidad específica de un maestro enseñando un tema... con su toque personal de altivez. Pese a esto, cuando Sakura externaba ciertas dudas, él no la señala despectiva ni la menospreciaba. Tendía a explicar con paciencia y se veía atento a compartir sus conocimientos.
Entre ellos, él conocía las historias verdaderas de los dioses antiguos y fantasmas poderosos; de civilizaciones y eras anteriores. Historias, cabe resaltar, que Ryu le relató con más detalles en su momento. Cuando Sakura las sacaba a relucir, Hua Cheng alzaba más cejas, ya sea de impresión o consideración, y complementaba con detalles precisos.
En la segunda y última noche, en camino al siguiente pueblo, se enfrascaron a una charla derivada a todo tipo de armas, ya sean espadas, látigos, sables, etc. Hua Cheng tenía una predominación por las cimarras curvas (otra confirmación nada implícita sobre quién es), por otro lado, Sakura mencionó el domino por igual en ambas manos con espadas y dagas.
—¿Cuál es tu mano dominante? —preguntó Hua Cheng mientras examinaba una de las espadas de Sakura, pasando el dedo por el filo y midiendo su filo. Era extraño ver a un niño sostener una filosa arma, tratándola como un juguete de madera.
—Inicialmente era zurda, pero parte de mi entrenamiento consistía en dominar la derecha —explicó moviendo los dedos de la mano mencionada, contrayendo y estirando de modo experimental—. Ahora soy ambidiestra.
Hua Cheng dio un golpecito a la espada.
—Estas armas tuyas...
—Larga historia, pero, en resumen, involucra los Acantilados Flotantes y un maestro estricto cuya fiel creencia es "aprende conforme la marcha". Y sí, casi muero en el proceso.
—Dudo mucho que Ryuichi permitiera tu muerte —murmuró para sí el niño.
Por segunda vez Sakura escuchó el nombre de su padre en labios del niño. Estuvo muy tentada a dar media vuelta y exigir explicaciones. Hua Cheng sabía la verdad detrás, eludiendo sobre su maestro como si lo conociera a profundidad. Seguramente sabía si Sakura era su hija o no, de sangre o adoptada.
Como sea, duda mucho la última suposición. Cualquiera que tuviera ojos y viera fijamente a Ryu y Sakura juntos, se darían cuenta del parecido extraordinario que guardan.
Viró la cabeza, pensando en cómo preguntar sólo para toparse con Hua Cheng, a pesar de su pequeña apariencia, blandiendo la espada al costado con movimientos experimentales.
—...
La forma en que el niño manejaba la espada daba indicios de ser un soldado. Cargaba un aura simbólica sobre sus menudos hombros y una mirada llena de sabiduría únicamente adquirida por experiencia, de prueba y error. De días arrastrándose por el barro y de batallas libradas. Habla de alguien que sabe lo que hace y lo hace con excelencia.
Suspiró pesadamente y enfocó su vista al cielo, el atardecer estaba a un paso de desaparecer por el horizonte, invitando al crepúsculo tomar dominio. El fin de otro corto día y el inicio de una noche larga que promete frío y helades. Lidiar con el invierno no siempre es duro en el asentamiento mientras se preparen con tiempo. Sasori hizo un buen trabajo pese a la ausencia de sus compañeros. Estarán bien.
—Mañana llegaremos a la aldea al medio día —estimó Sakura. El trote de Aika era lento y metódico al estar cerca del pueblo. A sus espaldas, Hua Cheng seguía examinando el arma, pero entonó haciéndole saber que escuchaba—. ¿Seguro que allí está tu...?
—Gege me está esperando —intervino mordaz.
—Sí tú lo dices.
Le parecía tan extraño que Hua Cheng haya viajado desde una distancia considerable para "socavar" su aburrimiento, y al final, retornara con ella. No dirá que no fue entretenido este viaje, tendrá una anécdota más que contarle a Sasuke cuando se encuentren. Sin embargo, todas sus sospechan arden con furia en su interior, tratando de salir en voz alta.
Tengo que llegar en una sola pieza, era su recordatorio constante. Hasta ahora Hua Cheng se mantuvo reservado sobre su verdadero nombre, presentándose como "Xiao Hua" ante los demás cuando lo requería y no altero su apariencia infantil.
De cierta forma, le recordó a sus hermanos menores. Rocky y Lee. ¿Hace cuando que no los ve? Más bien ¿hace cuánto que marchó de su hogar?
Ese mes y semanas de ausencia parecían una eternidad.
Un nudo se formó en su pecho. Los extrañó en estos días que estuvo lejos.
Observó las luces del pueblo a la distancia, bajo los copos de nieve y la ventisca del invierno era mágico y solemne. Esperaba encontrar habitaciones disponibles. Mañana estará en casa... por fin verá a sus hermanos y familia.
Un nudo se atoró en su garganta, la nostalgia invadiendo cada hueso.
—Esta persona tuya... —tanteó Sakura evitando usar el apelativo empalagoso en el que Hua Cheng se refería a ese gege. Si descubro que solamente es su amigo, me dará un ataque del corazón por el coraje. Habré soportado por nada, literalmente horas de plática constante en que Hua Cheng alababa y glorificaba con tanto amor y devoción a esa persona, derramando miel sobre hojuelas—. ¿Es importante para ti?
Detrás de ella, Hua Cheng guardó silencio por un breve momento. Al estar de espaldas Sakura no podía contemplar su expresión. Y tampoco logró hacerse una idea.
Entonces él respondió sorprendentemente apacible: —Su Alteza es mi hogar.
Una sola frase encerraba tanta emoción, vibrante y melancólica. De un vagabundo atraído por una fogata en pleno invierno, en busca de calor que le ayudara a sobrevivir, de tener la seguridad de que siempre brillará y le brindará cobijo sin importar la condición. Un sentimiento adyacente manifestándose en todo el esplendor de una vida antigua repleta de dolores y pérdidas.
De una persona que lo dio todo por obtener ese hogar, sin esperar nada a cambio, pero consiguiéndolo al final.
Hua Cheng no dijo mucho, pero a la vez lo declaró todo.
Sakura quedó con la mente inquieta, mientras las teorías se volvía realidad y se dejaban caer en afirmaciones implícitas. No insistió, si algo de lo que aprendido de observar a Ryu, es que en ocasiones es mejor no indagar en temas delicados para uno.
Pudieran pasar años, décadas o siglos, pero si algo duele, dolerá por la eternidad.
—Es bueno tener un hogar al cual regresar después de un largo viaje —comentó ella con una sonrisa fina, pensando en Sasuke y la calidez de su mirada. Apenas se separaron y ya quiere verlo de nuevo.
Hua Cheng guardó silencio por algunos latidos, antes de que preguntara con cierta curiosidad rebelde: —¿Lo dices por experiencia?
Sakura le dio una mirada de reojo sobre el hombro.
—Son cosas que pasan en la vida. A veces las personas te acobijan bajo su protección, otras veces te destrozan sin miramientos. Pero tú haz de saberlo mejor que yo —se rio bajo y acomedido, recordando la implícita referencia en los años verdaderos del niño—. Siendo como es, nadie está exento de pasar penurias, aunque sea una vez en su vida. Y si no es así, la muerte es la misma sentencia.
—Hm, revelaciones profundas... —dijo sarcástico Hua Cheng regresándole la espada.
Sakura le lanzó una mirada fulminante sobre su hombro mientras tomaba el arma del mango y la hacía retroceder hasta su forma de anillo.
—Esas mujeres tienen mucha razón, eres irrespetuoso e insincero.
—Mi consideración y sinceridad completamente parcial están reservados para gege —expresó él apasionadamente.
—...
Pero ciertamente, Hua Cheng no ha sido irrespetuoso o maligno con ella. Un poco malcriado y engreído, sí, pero no una amenaza. Es simpático una vez que superabas su faceta de mierda.
Sakura caer el asunto por tercera ocasión y se concentró en el camino.
No debió suponer que todo su viaje sería paz y armonía. El día anterior logró desviar a los Cazadores encubierto que la perseguían, yéndose por otros caminos y utilizando un talismán de ocultación paulatina sobre ellos, pidiéndole energía espiritual a Hua Cheng para activarlo. Desde ese momento, quiso crearse la falsa ilusión de que nada más se interpondrían su viaje.
Hasta ahora.
Antes de llegar a la aldea, un grito atravesó el bosque. En pleno crepúsculo y siendo invierno, pocas personas merodeaban en los alrededores. Sakura y Hua Cheng eran los únicos locos en la redonda.
Aika se detuvo, inquieto y los jinetes buscaron el origen del sonido cuando de nuevo, otro grito, o, mejor dicho, palabras gritadas emergieron desde el profundo del bosque.
—Viene de por allá —comentó Hua Cheng apuntando con un dedo a dicha dirección.
La semidemonio enfocó la vista, considerando sus opciones.
¿Es necesario involucrarse en esto? Absolutamente no.
¿Se
arrepentirá de dar la media vuelta? Seguramente no.
¿Y cederá a sus propios impulsos de ignorar los gritos de ayuda?
...
Con un resoplido indigno, refunfuñó ordenando a Aika ir por el otro sendero. Hua Cheng se acercó a ella, inclinándose al costado para verla directamente a los ojos.
—¿Irás allí?
—Iremos —corrigió—. Si alguien necesita ayuda, intervendré si es necesario —resopló no tan convencida.
—Creí que eres una mujer sin nada de compasión.
—Recuerdo haber dicho que quizás se me pegó un poco de ese rasgo tan maravilloso que la gente alaba y glorifica —dijo amargamente.
Pensar luego que tuvo la oportunidad de evitar una muerte le amarga el corazón, pero no por razones benevolentes o morales. Más bien, se deriva a una cuestión en particular, removida de conciencia cuando vea a Sasuke. El mismo Cazador es compasivo y amable, ayudando a quienes pudiera en su camino.
No es complicado guiarse por ese pensamiento.
Ah, debió restar importancia a tales relatos, aunque fueran verdades. Sasuke no se jactaba de su valía. Era Konohamaru quien se encargaba de monopolizar cada detalle y extenderlo como pólvora, esperando que alguien pudiese ver las cualidades de su joven maestro por sus acciones, no por el deber.
No será hipócrita al negar que contribuyó en esparcir dichos relatos. Antes de irse se aseguró en estimular una buena impresión de Sasuke.
Dejaron a Aika poco antes de continuar la pista, amarrado a un tronco grueso y Sakura activó con ayuda de Hua Cheng un talismán calentador para él. En caso de que demoraran. El resto del camino siguieron a pie, su objetivo se movía por los senderos del bosque. No demasiado rápido, empero a una velocidad constante.
Caminaron otros minutos cuando los gritos y gemidos de ayuda y a su vez, furia, se detuvieron más adelante.
—¡Suéltame o seguiré gritando! —gritó la inconfundible voz femenina—. ¡Es tu oportunidad de liberarme o mi hermano acabará contigo!
El silencio respondió, junto con los pasos crepitando y hundiéndose en la nieve. Al igual que el arrastre de un saco, deslizándose por los caminos fríos y blancos que brinda el invierno.
Sakura y Hua Cheng se acercaron sigilosamente, ocultándose con los troncos de los árboles secos, unos al lado del otro, asomaron las cabezas mirando el pequeño espacio libre de vegetación muerta. Allí dónde dos figuras yacían en medio de la escena pálida.
Tras una breve evaluación, Sakura soltó una risa irónica y a la vez, divertida.
El destino es caprichoso ¿no es así?
Hua Cheng la miró con curiosidad por el repentino reaccionar. Sakura se apresuró a responder a la pregunta no formulada.
—Sé quiénes son —afirmó.
¿Quién pensaría que Deidara estuviera secuestrando a la segunda hija del Clan Hyūga, Hanabi?
¡Es tan extraño, por no decir, una desafortunada coincidencia!
De todas las posibilidades, esta combinación inesperada.
Comenzando a sentir jaqueca, se frotó las sienes, estimando sus siguientes acciones.
Conocía parte de la situación de Deidara gracias a la carta enviada por Sasori. Sin mucho detalle dejándolo hasta su reunión. Ahora bien, Deidara tenía algún trato con aquel fantasma de negro con máscara de Noh, ¿y qué otro fantasma vislumbró recientemente si no es Naruto y su compañero misterioso del cual no conocen nombre?
Y por la descripción de Sasori de dicho fantasma, coincidían en su mayoría.
Entonces, lo que no se explica Sakura, es la razón de porqué Deidara arrastraba a Hanabi por la nieve. ¿Un secuestro al azar o especifico?
Sea lo que sea, tendrá que intervenir. No dejará que Deidara continué suelto.
Ideando una estrategia, se desabrochó la capa arrojándosela a Hua Cheng quién lo atrapó al aire, con una ceja alzada al mirarla. Ella le dedicó media sonrisa irónica.
—Evita intervenir en la pelea. Seguramente estos asuntos están debajo de tus posibilidades.
Sakura no habla de posibilidades en fuerza y habilidad. Hua Cheng es muy capaz si de algo habla la energía peligrosa y resentida que exuda. Más bien, se refiere a un asunto más complicado que el "poder" y es el "deber".
Hay un dicho antiguo olvidado en el tiempo que dice así: "Los asuntos del Cielo se tratan por dioses, los problemas del Mundo Mortal se resuelven entre mortales, y las disputas del Reino Fantasma se arreglan entre ellos. Cada quién se ocupa de los suyos".
En conclusión, en el Reino Mortal los mortales intervienen caóticamente en asunto ajenos. Y, por supuesto, Hua Cheng no es una persona viva. Pertenece al Reino Fantasma.
A pesar de esto, por varios antecedentes, Sakura no está segura de que ese dicho sea una regla explicita cumplida al pie de la letra. Poniendo un ejemplo, su maestro Ryu. Es una de las Cinco Calamidades, lo peor del Reino Fantasma y la tuvo a ella y acogiendo bajo su protección a sus hermanos.
Y aunque los semidemonios están entre la fina cuerda de ese mundo y el Reino Mortal, son más mortales que otra cosa. La prueba está en su corazón latiendo contra el pecho y la respiración compasada transpirando por su nariz. De sus mejillas sonrojándose por el frío o el entumecimiento ocasional de sus dedos. Sí, experimentaba poco frío, pero lo sentía.
Distraída por estos pensamientos acechó a Deidara. Por tanto, fue inconsciente de la forma que Hua Cheng la observó alejarse sigilosamente entre los troncos.
El cabo de unos minutos soltó un pequeño resoplido. El niño ajustó la capa debajo del brazo y extendió la otra mano libre moviendo la palma hacia arriba. Del avambrazo plateado emergió una hermosa mariposa traslucida que tomó rumbo velozmente detrás de Sakura, volviéndose invisible a cualquiera.
Al mismo tiempo, su pequeño cuerpo creció de altura. Sus menudos hombros se ensancharon, su rostro se moldeó y toda su figura cambió.
De un momento a otro, en el lugar que debió estar un niño de diez años ahora se erguía un adolescente. Su cabello negro como la tinta amarrada en una coleta con dos mechones sueltos al frente. Ojos ámbar afilados cuyos bordes se delineaban con rojo, y, sobre todo, vistiendo rojo en su mayoría.
—Te vigilaré porqué gege estaría triste si se entera que te dejé morir —se dijo para sí, su voz era juvenil y gruesa. Ajustó la capa sobre su brazo y retomando su andar lánguido, sus pasos hablaban de confianza y certeza—. Que ridículo ¿en qué momento volví a ser el niñero de la cría de Ryu?
Sakura decidió revelarse sin más. De nada servía el suspenso y la intriga. Conocía a Deidara tras varios encuentros previos, por tanto, le supo extraño verlo desconectado, con ojos muertos y lejanos, sin una pizca de reconocimiento cuando la vio emerger casualmente entre los árboles secos.
Se detuvo frente a él a una distancia prudente. Hanabi yacía detrás de Deidara, desparramada en el suelo amarrada de pies y manos por detrás de su espalda. Deidara le había quitado la mordaza y ahora su boca se formó una profunda "o" llena de impresión al mirarse brevemente.
—¡¿Tú...!? —exclamó Hanabi.
—Deidara, ¿hay algún motivo en especial por la cual arrastras por el bosque a la segunda heredera del clan Hyūga? —La aludida la ignoró a favor de concentrarse en Deidara.
El muchacho rubio la miró a los ojos, pareciendo estimar su respuesta. Luego, esbozó una sonrisa macabra y llena de burla. La propia Sakura frunció el ceño. Comúnmente era burlón y algo desdeñoso, pero no despiadado y con ese aspecto maniático brillando en sus ojos azules carentes de vida.
—No debería importarte lo que haga, Haruno. —Enarcando una ceja, Sakura lo miró fijamente como si hubiese descubierto un secreto—. Los Cazadores son los culpables de que mi familia sea nómada. Escondiéndonos entre cuevas insípida y ríos a punto de desmoronarse. ¿No es justo que me vengue de ellos arrebatándoles uno de los suyos?
—A menos que desees poner a uno de los Grandes Clanes en contra de todos los semidemonios, sigue con lo tuyo.
Se miraron pesadamente, ojos verdes indiferentes y unos azules carentes de vida. Hanabi desplazó su atención de hito a hito, tratando de descifrar el asunto en sí. Al principio pensó que Deidara la llevaba con esta mujer (quién a regañadientes admitirá que le salvó la vida anteriormente y estaba agradecida), fue un shock al verla. Sin embargo, al parecer este encuentro fue una coincidencia, desafortunado para Deidara. Afortunada para Hanabi.
—Solamente te lo diré una vez: deja ir a la chica antes que nos metas a todos en un problema mayor.
Una risa diabólica brotó de Deidara. Alzando la mano, hizo un ademán brusco a la chica Cazadora.
—¿En serio quieres salvarle la vida? Eso de juntarte con Cazadores ya reescribió tu lealtad.
—Salvarle la vida es una cortesía ambigua —replicó Sakura bajando las manos, haciendo creer el anillo de su mano derecha hasta formar una espada. Ya no servía ocultar sus intenciones, era evidente que Deidara no cederá de buenas a primeras—. Estoy velando el bien común.
—¿Para los cerdos de los Cazadores?
—No, para mi propia familia —inclinó un poco la cabeza, entrecerrando los ojos—. Si tienes éxito culparán a los semidemonios de rapto, no sólo te perseguirán a ti, si no también a mi y a todos por extensión.
Deidara volvió a su habitual postura frente a ella con las manos colgando a su costado. Su mirada se transformó, mientras los rasgos destilaban una burla siniestra y un brillo peculiar lleno de maldad. Ya no había rastro del joven rubio que se burlaba a diversión sana con sus camaradas, ni su peculiar gusto por el arte y verse pulcramente elegante. Ahora, frente a ella, había un joven desliñado y pesado, marcado por la crueldad. Poco interesado en su propia familia cuando antes daba la vida por ello.
Las sospechas de Sakura aumentaron mientras la sonrisa de Deidara se ensanchaba.
—Siendo así, será mejor cambiar mis planes.
Rápidamente Deidara se viró a Hanabi a la velocidad de un rayo, empuñando una daga lo bastante poderosa. Hanabi gritó, tratando de apartarse siendo muy tarde, ¡sería imposible esquivarlo!
El golpe nunca llegó. Un choque de metal contra metal se escuchó. Cuando Hanabi salió de su shock, vio una espada incrustada junto a su cabeza, ¡era la misma que sostuvo Sakura y lanzó para desviar el ataque de Deidara!
Hanabi rodó por el suelo, alejándose justo en el instante en que Sakura extendió la mano izquierda sosteniendo la espada y se abalanzaba contra Deidara, quién giró sobre su eje interponiendo otra de sus interminables dagas. El choque de ambas armas carecía de energía espiritual, pero Hanabi debía admitir que, pese a esto, se sentía una energía poderosa colisionando entre ambos.
¡La fuerza de los semidemonios es impresionante!
El segundo cruce fue igual de potente en comparación. El brazo de Sakura no flaqueó ningún segundo mientras ejercía presión e impresionantemente Deidara tampoco. Optó por otra vía.
Todavía bloqueando el ataque, se deslizó sobre su costado y dio media vuelta, Deidara apenas logró estabilizarse antes de agacharse esquivando su patada. Sakura no se detuvo allí, con el mismo impulso agitó la espada apuntando la pierna ajena, apenas consiguió rosarle antes que su oponente se alejara abruptamente redireccionando su atención a Hanabi.
Haruno no le dio oportunidad, corriendo junto a él, asestó (ahora sí) otro golpe. Deidara gruñó y se abalanzó a ella.
Ambos han tenido oportunidad de entrenar y debatirse a duelo. Experimentales e intercambios de consejo más que nada. Por tanto, conocían bastante bien sus movimientos y era de suponerse que su lucha se extendería por mucho intentando hallar huecos en las estrategias del otro que no conocieran.
Sin embargo, Sakura notó al cabo de otra serie de movimientos que Deidara no logró esquivar, que son errores comunes que una persona tendría contra ella al no conocer su método de lucha.
En pocas palabras, Deidara desconocía sus tácticas que se supone sabría enfrentar en cualquier otro entrenamiento.
—Interesante —murmuró para sí ante otra estocada.
Continúo reforzando su punto. Adicional, impidió que los ataques originalmente lanzados a Hanabi llegaran a su fin. Fuera ese el propósito principal de Deidara o no, ahora mismo se concentró en desviar los ataques de la Cazadora Hyūga, quién, por cierto, le dio crédito. Hanabi intentaba deshacerse de las amarraduras y por eso rodaba en dirección a la espada olvidada para utilizarla.
Deidara se dio cuenta. Estando mallugado y golpeado, pronto exhaló con fuerza, inflando sus mejillas.
Si en todo el intercambio de armas Sakura estuvo analizando los movimientos actuales de Deidara, ahora sí podrá decir a regañadientes que esa acción provocó más alerta de su parte. Y, hasta cierto punto, desconcierto por la realización de lo que ocurriría a continuación. Farfulló, un poco inquieta.
—¡Hanabi, aléjate de ahí!
Apenas gritó, Deidara escupió a la distancia. Una bola blanca salió disparada desde su boca en dirección a la espada. Hanabi escuchó la advertencia y rodó por el otro sentido, y esa masa blanca se pegó en el mango de su espada, haciendo sonidos viscosos.
Sakura apretó los dientes. ¡Su amada arma!
—Ugh, que asqueroso —dijo alguien ajeno.
Inmediatamente Sakura viró en busca del origen, ¿Deidara tenía un compañero más?
Pero descartó toda tensión cuando vio a un adolescente ciñéndose al borde del prado vistiendo de rojo en su mayoría y sosteniendo su capa. ¿Quién más podría ser si no Hua Cheng en otra forma? Con un breve vistazo se percató que tanto su apariencia como vestimenta cambiaron. Ya no tenía los avambrazos y sus botas estaban ausentes de cadenas. La apariencia se dividía entre juvenil con toques infantiles y un tanto travieso objetivamente.
Él la miró y sonrió de lado mientras hacia un gesto a su arma con la barbilla.
—Mira allí, ahora tu espada es un bate lenguas.
Instintivamente Sakura arrugó la nariz y lo fulminó con la mirada.
—Cállate.
Ardió en furia cuando miró su gloriosa arma siendo mancillada por esa cosa blanca. Se prometió en su corazón pulir y lavarla en cuanto tuviese oportunidad.
¡Los horribles gérmenes de Deidara quedaron impregnadas en su arma!
—¿Q-Qué diablos es eso? —tartamudeó Hanabi elevando la vista.
Aprovechando la breve distracción, Sakura pateó a Deidara y este rodó lejos, desprevenido ante su fuerza latente. Ella corrió directamente hasta Hanabi tratando de cortar las cuerdas, y justo ahí se dio cuenta de porqué batallaba tanto en deshacerlo.
El material de las cuerdas era especial para suprimir la energía espiritual, lo utilizaban para encarcelar a los Cazadores de demonios fugitivos. Ni en sueños podía liberarla sin transferir energía espiritual desde afuera. Sakura no poseía y Hua Cheng no intervendrá.
Maldiciendo en voz baja, se concentró en contestar las inquietudes de la chica mientras intentaba abrir la cerradura del candado contrayendo su espada hasta quedar en una aguja fina.
—Hay diferentes clasificaciones de semidemonios: algunos nacen con rasgos distintivos, otros poseen habilidades que los sellos no pueden suprimir ya que no dependen de la energía espiritual —explicó cayendo inconscientemente en su habitual actitud cuando enseñaba a Konohamaru. Atrás, Deidara recobró el conocimiento, balanceándose sobre sus pies y la viscosidad blanca del costado les gruñía—. La bola blanca es parte del cuerpo de Deidara.
Hanabi dirigió sus ojos frenéticos a Deidara y un escalofrío recorrió su columna. ¡El joven rubio no tenía boca! Asqueada, volteó a la bola viscosa recibiendo una sonrisa con dientes puntiagudo, pasando la lengua por ellas, saboreando un próximo festín.
Hanabi iba a desmayarse del susto, comenzó a hiperventilar y balbucear.
—¡Es horrible! ¡Oh, mi Dios! ¡Moriré aquí, sola y tragada por un horrible demonio!
Definitivamente cayó en pánico. Los sucesos del Bosque de la Muerte se adhieren a su piel, sofocándola.
—Oye, ¡oye! Nadie va a morir aquí. —Sakura le dio palmaditas en la mejilla con fuerza. Hanabi reaccionó con un chillido y sus ojos se ensancharon de asombro mientras era tomada de las muñecas y la mejilla golpeada ardía—. Estas cadenas no se abrirán a menos que alguien con energía espiritual intervenga. Así que tendrás que rodar o intentar esquivar los ataques hasta que lo neutralice.
—¡Pero estoy amarrada! —Hanabi movió sus manos atadas al frente con gestos furiosos, casi golpeándola en la cara.
Sakura resopló frustrada dándole un manotazo, alejando las manos ajenas.
Niños.
—Tengo ojos, puedo notarlo.
Se deslindó de la charla tras interponer la espada contra el avance de Deidara. Con la atención dividida, se abalanzó comenzando otra ronda de arcos y estocadas. La bola blanca seguía reposando en la espada clavada a la distancia, como si esperara el momento indicado para atacar. Sakura no lo dudaba, pero debía encontrar una forma de someterlo antes de que intentara devorar a Hanabi.
Había una razón por la cual Deidara separaría su propia boca. En el tamaño normal no es posible devorar un cuerpo por completo, a menos que expandieras la boca a dimensiones anormales imposibles de contener con su cuerpo.
Deidara estaba esperando un momento adecuado para devorarla.
La razón más sospechosa porqué Deidara jamás hubiera utilizado esta estrategia para asesinar a alguien. Dejó en claro desde el principio su aversión por atacar a las personas y Sakura sabía de esta técnica gracias a que el mismo joven se lo reveló en una de sus tantas charlas ociosas.
Jamás pensó lidiar con ello.
Pero no es nada que no pudiera controlar.
Verán, si de algo se enorgullece Sakura es que conoce su propia fuerza y destreza. Dejando de lado el egocentrismo, es una de las semidemonios más fuertes entre sus conocidos (y si hay algún otro, lo ignora), Únicamente igualado por Sasori y Temari con poder y fuerza. Secretamente son llamados la "Tríada demoniaca", un apodo infantil que a los niños les gusta referirse y los adultos susurran en voz alta. Es meramente inofensivo hasta que luchan en serio.
Es sólo es cuestión de tiempo para que Sakura someta a Deidara. Ella poseía una gran resistencia a comparación de Deidara, no se cansaría ya fuera que su lucha a puños se extendiera por horas. Cambiaría el marcador ahora si utilizara energía resentida, pero sería su último recurso. Por el momento, luchará con sus propios medios.
Entre armas cruzadas, la fatiga se vio en los ojos de Deidara y la respiración pesada por la nariz. Normalmente el joven rubio duraría más que esto, lo demostró en las pocas veces que han intercambiado espadas para entrenar. Pero sea cual sea el motivo que afectó su condición actual, lo dejó sin fuerzas y resistencia adecuada para sostenerle la pelea.
Otra estocada y Sakura giró sobre sus talones, haciendo un corte limpio en el pecho ancho de Deidara, poniéndolo en guardia. Al mismo tiempo, Sakura extendió la mano hacia donde agarraba la daga, un movimiento poderoso y preciso, agarró su muñeca y la dobló.
Se escuchó un crujido y la boca gritó de dolor entre la masa blanca. Por otro lado, Deidara sacudió la cabeza y se retorció tratando de zafarse.
Ella no lo permitió.
Aún sosteniéndolo, lo atrajo a sí para encaramarse en él, y tras otro balanceo, logró girarse provocando que Deidara cayera de boca contra la nieve y ella encima de él, rozando el filo de la espada contra su cuello. Lo inmovilizó en menos de unos segundos y sin que se diera cuenta por completo.
Fue ahí cuando la masa blanca emitió un chillido y se lanzó como un proyectil directo a Hanabi. La masa blanca creció anormalmente y su ensanchó, prorrumpiendo un rugido feroz y escalofriante que paralizaría a cualquiera del miedo.
—¡Esquívalo! —advirtió Sakura alzando abruptamente la vista.
Gritando, Hanabi rodó en el último segundo. La boca arrasó con la nieve acumulada y se estrelló contra uno de los árboles, partiéndolo por la mitad. No solamente uno, le siguió una cadena de troncos marchitos, cayendo como piezas de dominós sin final. Los pocos pájaros escondidos revolotearon al cielo oscuro, graznando entre miedo y terror, huyendo del peligro.
Deidara continuó forcejeando, pero Sakura no le permitió rodar. Utilizó todo su cuerpo, dejándose caer en una rodilla sobre la espalda baja y jalando hacia arriba los brazos ajenos. Teniendo las dos manos ocupadas, masculló en voz baja una maldición. Olvidó sacar las cuerdas que traía consigo en su manga dimensional.
Un crujido de pasos contra la nieve irrumpió sus pensamientos. Sakura alzó la vista, vio a Hua Cheng junto a ella sosteniendo en su mano libre cuerdas de aspecto pulcro y resistente.
—Utilicemos este, difícilmente se librará.
—No me digas ¿lo materializaste de la nada?
—¿Para qué preguntas si sabes la respuesta?
Ella le sonrió divertida haciéndose un lado permitiendo que Hua Cheng amarrar las muñecas con fuerza. Sakura se encargó de los pies y lo enderezó hasta que permaneciera sentado.
Deidara tenía el rostro mallugado y el ceño fruncido, pesadamente despierto. A lo lejos, la masa blanca vibró y volvió a intentar devorar a Hanabi. Pero una vez capturado Deidara, Sakura se apresuró a cortar la masa por la mitad, un movimiento limpio y firme que terminó con gritos de dolor y encogimiento hasta volverse una pequeña pelota. Se apresuró a sacar una bolsita atrapa espíritus y encerrarlo. Si permite que regrese con Deidara, tendrá severos problemas. Será mejor entregárselo a Temari, sabrá cómo lidiar con él.
Todas esas cavilaciones quedaron desplazadas ante la llegada de personas. Sakura elevó la vista de su mano para toparse con un par de Cazadores, sus vestiduras revelaron su afiliación con el clan Hyūga.
—¡Señorita Hanabi, está viva! —exclamaron ambos al unísono corriendo directo a la chica arrodillada en el suelo.
Los ojos de Hanabi se iluminaron.
—Así que estaban buscándola —murmuró Sakura para sí jugando con la bolsita mientras regresaba con Deidara que, por alguna extraña razón, se quedó sumamente quieto bajo la mirada penetrante de Hua Cheng que yacía con los brazos cruzados.
Al cabo de otros segundos llegó una delegación completa de Cazadores Hyūga, liderados nada más que por el heredero del Clan, Hyūga Neji.
—Vaya, esto huele a problemas —se dijo Sakura suspirando.
—¿Los conoces? —preguntó Hua Cheng a su lado.
Por inercia Sakura bajó la cabeza en busca del niño topándose con ropas rojas. Parpadeando dos veces, entornó los ojos arriba redirigiendo la mirada al adolescente. En esa apariencia tenían casi la misma estatura, sólo que él rebasaba por media cabeza.
¡Maldita estatura!
—Lamentablemente, el de cabello largo es el heredero del Clan Hyūga —dijo en cambio guardando sus pensamientos amargos.
Hua Cheng se burló despectivamente.
—Un Clan Cazador. Esto será interesante.
Neji no tardó en reconocer la presencia de Sakura tras desplazar la vista por el lugar. Si el ceño fruncido en su totalidad decía algo.
—Haruno —indicó fríamente.
—Hyūga —saludó parca y carente de emociones.
Los ojos de Neji recorrieron la escena, los árboles caídos, Deidara sometido con cuerdas y ojos enloquecidos; a Sakura asegurando la captura con evidente indiferencia y un adolescente de aparentemente diecisiete años vestido de carmesí, con una mirada igual de imperturbable. Al final, Neji regresó la vista a Sakura, estrechando los ojos en un gesto significativo.
—¿Qué significa esto? —preguntó él.
—Lo que ves —aseguró Sakura encogiéndose de hombros, dejando a la imaginación la interpretación. Ajustó las cuerdas adrede ganándose jadeos sin voz a cambio.
Antes de que Neji pudiera contestar, Hanabi llegó corriendo a su lado, tomándolo del brazo para atraer su atención.
—Hermano, la señorita Sakura me salvó la vida. ¡Luchó contra ese semidemonio y lo atrapó! Así que no les des problemas, por favor.
En su interior, la aludida enarcó ambas cejas y se burló. ¿Ahora soy "la señorita Sakura" en lugar de "tú"? Y por la mirada completamente deslumbrada de la chica, se le hizo terriblemente familiar a cuando Konohamaru o Moegi la veían. Admiración. Consideración. Asombro. Pensamientos de "¡tu habilidad es increíble!" y variaciones.
Tuvo una pequeña jaqueca. Se frotó las sienes. No. Otro mocoso no.
—Señorita Hanabi, no se deje engañar —dijo un Cazador de la delegación, estaba junto a ellos y la reprendió—. ¡Es una semidemonio! ¿Quién sabe que intenciones tiene? Muy bien pudo confabular con él para atraparla a usted.
Dejando escapar una risa corta. Sakura se cruzó de brazos atrayendo la atención de todos con su actitud al decir: —¿Qué necesidad tengo de andar raptando Cazadores al azar? Es mucho trabajo, y sinceramente, ahora mismo merezco unas vacaciones después de salvar a un puñado de ustedes.
La mayoría palideció recordando dichos acontecimientos. Neji, por su parte, apretó los puños y endureció el gesto. Obviamente no olvidará nunca que, gracias a la intervención de Sakura, Hanabi, Tenten y él seguían con vida.
No es tan orgulloso para admitirlo, pero aún así hiere parte de su ego.
—Es probable que allí te dieras cuentas de la de la señorita Hanabi —replicó otro Cazador sin miedo a nada—. ¡Bien pudiste sacar provecho de esto!
Sakura lo despidió con gestos desdeñosos que resultó ofensivo para la mayoría.
—¿Te escuchas hablar? ¡Tus ideas son tan ridículas! —expresó— ¿Esforzarme demasiado en asesinar a una persona qué claramente salvé antes y desperdiciar así mis esfuerzos? Que quede en claro, no soy alguien que se entusiasme en involucrarse con herederos de clanes.
—Excepto con Uchiha Sasuke —gruñó otro por detrás.
Algo fino y delicado se fracturó. Una ráfaga potente y feroz surgió trayendo escalofríos internos. Inclusive Neji miró a dicho Cazador con amonestación, enfatizando que mantuviera la boca cerrada.
Si de algo se dio cuenta en esa conferencia de discusión y los días previos, es que hay algo ocultó entre la extraña relación de Haruno y Uchiha. Especialmente de Sasuke. Y, por algunos antecedentes, es seguro que Sakura saltará a defender su propia postura con tal de salvaguardar el honor y reputación del Cazador.
No importando quién la provoque. Sea el mismísimo líder de un Clan Cazador, no escatimará esfuerzos.
—Cuida tu maldita lengua —repentinamente Haruno compuso una actitud mortalmente seria, dando un paso al frente en advertencia. Los Cazadores restantes se estremecieron—. No te atrevas a involucrar al clan Uchiha. El hecho que me hayan dado cobijo demuestra que al menos a algunos Cazadores les queda decencia y sentido común. Contrario a otros clanes que se jacta de gloriosos cuando en realidad están podridos por dentro.
¡Inmediatamente la mayoría de los Cazadores se pusieron rojos de la furia!
—¡Que descarada eres al insinuar la moralidad de los Grandes Clanes!
—¡Déjenla tranquila! —ordenó Hanabi girándose a toda la delegación con las manos sobre la cintura. Su cabello desordenado no le quitó la impotencia de sus palabras—. Ella simplemente dice la verdad. ¿Acaso están ciegos y no pueden ver sus propios errores?
Por si fuera poco, los Cazadores tuvieron la audacia de parecer amonestados.
—S-Señorita Hanabi...
—Niña, no necesito que me defiendas —espetó crudamente Sakura con un ademán de manos. Metió la bolsita en su manga y se acercó a Deidara—. Ahora, con o sin su permiso, me marcho.
Ahora Neji endureció la mirada, observándola agarrar a Deidara. Consideró sus opciones, aunque no lo estimado tras ser interrumpido uno de los Cazadores que arremetió contra Sakura.
—¡Un momento! No puedes llevarte a nuestro prisionero. —Y sin ningún sentido de autoconservación, agarró el mando de su espada con evidentes intenciones—. Nos corresponde a nosotros dictaminar su castigo. ¡Debe pagar por intentar llevarse a nuestra señorita!
Por un instante, Neji deseó que el Cazador mantuviera la boca cerrada, complicó su plan de acción.
Haruno resopló y murmuró algo intangible para sí.
—Déjame preguntarte, ¿te escuchas claramente tanta tontería junta? Las leyes en su sociedad son tan versátiles. Condenan a Cazadores y criminales, mientras sean humanos les darán una muerte "digna" o una sentencia. Pero ¿qué sucede con los semidemonios o fantasmas?
Dejó la pregunta flotando, mirándolos expectantes en busca de una respuesta que le satisficiera.
Cada Cazador se removió incómodo, desviando la vista. Neji fue el único que se la sostuvo, pero su expresión era agria y un poco vergonzosa, porque él sabía perfectamente que pasaba.
Muerte segura.
Cenizas esparcidas.
Un alma dispersada.
Les quitaban las opciones de unirse al ciclo de la reencarnación. Es la sentencia máxima y despiadada que hay en este mundo. Y no era secreto que los Cazadores esparcían cenizas de los semidemonios como una vieja costumbre alabada desde la antigüedad. Y los fantasmas revoltosos eran suprimidos y eliminados sin miramientos.
Ese era el trabajo de los Cazadores.
Le enfermaba a Sakura tal tradición. Si sus sospechas conforme a Deidara son correctas, estaría cometiendo un grave error permitiendo que los Cazadores lo mantuvieran cautivo. Daría en bandeja de plata a uno de sus compañeros de especie.
Es como traicionarse a sí misma.
—Su castigo será llevado a cabo una vez que el líder Madara lo decida, ¡no se dejará impune que haya planeado secuestrar a la señorita Hanabi! —replicaron los Cazadores.
Pero entonces, Neji los retuvo diciendo: —En realidad, no fue un secuestro planeado.
El mismo joven maestro del Clan Hyūga les calló la boca. Sakura miró con interés la intervención, y Hua Cheng se mantuvo en silencio, analizándolo con un brillo burlón en sus ojos afilados.
—¿Qué tontería dice, joven maestro? ¡Tiene frente a usted al culpable!
—No lo niego. Pero la situación en la que desarrollo el secuestro no fue planeado en sí —especificó Neji dándole una mirada a Deidara, quién se encogía de hombros.
Sakura se interesó, enderezándose completamente, regresó con Hua Cheng haciéndose de su capa. Y mientras la colocaba de regreso a sus hombros, preguntó falsamente amable: —¿Le gustaría a este joven maestro compartir sus pensamientos?
Neji la fulminó con la mirada. Ella le sonrió falsamente.
—Recibimos un reporte de esta aldea, habían desaparecido tres jóvenes en lo profundo de este bosque y venimos a investigar. Deducimos que este semidemonio es el culpable. Y en nuestra pelea, secuestró a los más jóvenes de nuestra delegación.
—Incluida Hanabi —tarareó Sakura entendiendo el punto.
—Sí. Recuperamos al otro Cazador, pero él nos distrajo y se llevó a Hanabi a cuestas.
—E imagino que no me dirás porqué estaban secuestrando a jóvenes. —Esto fue Sakura dirigiéndose a Deidara.
Recibió renuencia en sus ojos azules. Su aspecto tétrico se intensificó sin una boca el cual hacer gestos, direccionando la mirada y frunciendo las cejas. Sakura enarcó la propia, estimando las posibilidades al cruzarse de brazos y darse golpecitos con los dedos.
—Descuida, seguramente Temari estará encantada de interrogarte. —Ante la mención de la mujer, los hombros de Deidara se tensaron y sus ojos azules ardieron. Le dirigió una mirada mortal y Sakura soltó una risa seca, caminando a él con evidente satisfacción—. ¿Sabes? Todavía me pregunto porque asesinaste a toda tu familia.
Por impulso, balanceó la pierna y le dio una patada certera y dolorosa patada en el rostro. Al no tener boca, no se escuchó absolutamente nada. Cayó desparramado al suelo, hundiéndose en la nieve manchándola de sangre que se filtra por sus fosas nasales. Sus cejas fruncidas y la nariz arrugada fueron su única reacción.
Sakura no se inmutó ante la mirada asesina, en cambio, se colocó junto a él y pisó directamente su nuca, hundiéndola más en la nieve. Ignoró los jadeos y cuchicheos de impresión provenientes de la delegación Hyūga.
Esto es personal.
No olvida que Deidara asesinó a un grupo grande semidemonios. No será hipócrita y artificial de su parte decir que los apreciaba, lo único que los unía era su origen y eso le bastaba. Entonces tomará venganza, sea Deidara en sus cascabeles o no, la furia sigue ardiendo en su interior. La pelea anterior no fue suficiente para apaciguarla.
Además, necesita incentivar esta vista si quería llevárselo sin pelea.
—Una vez me dijiste que harías lo que fuera por mantenerlos a salvarlos. Jamás imaginé que tu solución sería arrebatarles la vida —continuó hablando, aplastándolo sin remordimiento. Deidara luchó contra su fuerza, sin éxito—. Pero tengo curiosidad ¿en qué pensabas exactamente cuando mataste a tus propios hermanos? Oh, cierto. No tienes boca. Mi error. ¿Por qué no mejor lo escribes en la nieve? Mmm... tampoco puedes.
Entre sus divagaciones en su periferia notó que Neji y compañía estaban tensos, mirando a Deidara como si le hubiese salido un tercer ojo. Sonrió secretamente. Por supuesto que los Cazadores no querrían lidiar con un semidemonio maniático que asesinó a toda su familia. Es desagradable y deshonroso.
Sin alejar su pie, enfocó la vista en el impávido Neji.
—Hace dos semanas asesinó a su propio grupo. Todos eran semidemonios —dijo inclinado medio cuerpo al frente y apoyando la mano sobre su rodilla alzada. Su cabello rosado, amarrado en una coleta alta se balanceó acompañado por el tintineo de su horquilla—. Entenderás que buscamos nuestra justicia a con él. Debe pagar por la atrocidad que cometió, y si lo llevan, no será juzgado por estos actos.
Después de todo, a ningún Cazador le interesa esclarecer las muertes de unos semidemonios.
Neji la miró intensamente.
—¿Cómo puedo asegurarme de que no lo dejarán libre?
—La decisión que tomemos será imparcial —especificó retirando el pie, Deidara dejó de forcejear desde hace un rato, resignándose a tener el rostro enterrado en la nieve—. Nos cuidamos unos a otros, y si perdemos a uno de los nuestros, iremos a los confines del mismo infierno si es necesario para hacer pagar al culpable.
—...
Todo se ha dicho. La delegación Hyūga no podía rebatir más. Neji estuvo de acuerdo con dejarlo en manos de Sakura, no sin antes hacerle una evaluación rápida basándose en el conocimiento sobre los grilletes malditos. Desde la conferencia de Discusión, se acordó que los grilletes de Sakura serían tratados por el Inmortal.
—De allí vengo. Está fresco y nuevo. —Sakura apenas deslizó la venda de su cuello, dejando que entrevieran apenas el grillete—. Si quieres veracidad, tendrás que esperar a que un Cazador Uchiha lo verifique, como se acordó en la Conferencia de Discusión.
Otro silencio rotundo.
—O bien, preguntarle directamente a mi maestro.
Más silencio de muerte. Nadie fue lo suficientemente valiente para enfrentarse directamente a un Inmortal, y, aunque lo intentaran, no sabrían dónde comenzar a buscar.
Neji se concentró en el segundo aspecto que le inquietaba de sobremanera. Desplazó los ojos en Hua Cheng, y Sakura intuyó la siguiente pregunta que formularía.
—Este joven...
—Uno de mis hermanos menores —dijo Sakura dándole unas palmadas en el hombro a Hua Cheng haciéndolo más realista. Él bufo poco impresionado cuando antes lo negaba como su hermano, pero mantuvo la boca cerrada y mayormente de oyente por alguna extraña razón.
—¿Un semidemonio? Puedo sentir una energía extraña venir de él...
—Nada mal —contribuyó Hua Cheng enarcando una ceja. Hablando por primera vez frente a todos—. Tienes un buen ojo.
A Sakura no le pasó desapercibido que Hua Cheng no se refería a los ojos naturales de Neji, sino a la herencia divida conocida como el Ojo del Cielo; aquella habilidad por la que es alabado y glorificado.
Neji entrecerró los ojos sin molestarse en utilizar su poder.
—Pero no tienes grilletes malditos a la vista.
Ciertamente Sakura olvidó ese pequeño gran detalle al mirarlo de reojo. Por fuera, apenas murmuró no revelando la grieta en su mentira. Entonces, se le ocurrió decir rápidamente:
—Están ocultos por un talismán. Los semidemonios somos muy acosados si alguien se da cuenta de nuestra afiliación. Ahora mismo hace uso de uno en modo experimental —explicó como si no fuese una mentira a medias. Hay talismanes que ocultan rasgos distintivos, pero hasta ahora no ha conseguido desaparecer a la vista los grilletes.
Neji se mostró suspicaz. ¡Maldito Cazador!
—Sabes mucho sobre talismanes. Jamás había escuchado de uno con esa función.
Antes de que Sakura pudiera responder, Hua Cheng se rio entre dientes, algo filoso y amenazador, mostrando unos finos colmillos que estaba segura no estaban allí antes.
Hua Cheng se encogió de hombros y declaró con altanería: —No es que ella sepa mucho, simplemente tú eres el ignorante.
Silencio y luego-
—¡Tú-! — El mismo Neji se avergonzó, con las mejillas roja de la vergüenza mientras apretaba los puños.
¡Una declaración así de descarada se valió gritos indignos y reprendedores!
Varios Cazadores reclamaron casi a gritos y Hanabi se dividió entre reírse o sentirse indignada.
Por otro lado, Sakura se inclinó al frente sin contenerse en reírse largo y tendido.
¡La actitud y lengua viperina de Hua Cheng son de otro nivel!
Se maravilló. Saber que alguien más no tenía miedo como ella en devolverle cada insulto a los Cazadores estirados y llenos de sí mismo, le llenó de alegría desenfrenada. ¡Tomen un poco de humildad!
Lástima que no pudiera disfrutarlo por mucho, debía entrometerse y liderar antes que Neji se arrepintiera del arreglo. Dio un paso al frente, interponiéndose entre algunos Cazadores Hyūga (que salieron alebrestados en defensa de Neji con manos sobre las espadas) y Hua Cheng (quién, por supuesto no necesitaba protección de nadie con esa sonrisa que prometía destrucción).
Pero Sakura debía continuar con la actuación si no quería traer atención innecesaria.
—Mi especie juzgara a los suyos —sentenció no dejando paso a réplicas. La postura de Neji se cerró, pero no rebatió cayendo en el acuerdo silencioso pese al insulto. Vaya, fue prudente.
—De acuerdo.
—¡Joven maestro! ¿Dejará que esa semidemonio se quede con nuestro prisionero después de ofenderlo? —intervinieron los otros Cazadores.
Antes de que Sakura pudiera señalar duramente algunas verdades, Neji los mandó a callar con la mirada. Los Cazadores obedecieron apenas, sus rostros visiblemente contraídos por la exasperación y desacuerdo por igual. No pudieron rebatir por más tiempo, el joven heredero no los dejó en absoluto.
—La señorita Haruno tiene razón. Cada quién se ocupa de sus respectivos criminales. Mi hermana está sana y salva gracias a su ayuda. Como gratitud, no intervendremos en este asunto —ordenó en general, su voz taciturna y autoritaria se elevó. Algunos Cazadores asintieron, aceptándolo y otros hirvieron en consternación e ira, dando vistazos iracundos a Sakura.
Esta, por su lado, había enarcado una ceja. No se equivocó en la impresión inicial de Neji. Era evidente que no le agradaba Sakura, pero no dejaba que sus prejuicios nublaran su opinión y se volvía imparcial y honesto cuándo lo ameritaba. Sea gratitud o no por salvarle la vida a su hermana, Sakura lo aprovechó de buena gana.
Jamás le dirá no a una oportunidad.
Así, Neji se giró a ella dando un asentimiento, diciendo en voz mesurada: —Infórmame el resultado de este juicio.
Sakura únicamente alzó las cejas no prometiendo nada. Incluso le dirigió una mirada como si dijera "¿Te atreves a mandarme, Cazador inútil?". Neji tuvo esa desagradable sensación de entendimiento y acentúo el ceño.
Finalmente (Sakura gimió internamente de alivio) la delegación Hyūga dio la media vuelta y marchó. No sin antes Sakura captara a Hanabi saludarla desde atrás, con un ademán de manos y sonrisa de agradecimiento sincero. Correspondió con una ligera inclinación de barbilla.
Al estar completamente solos, Hua Cheng se viró a ella descruzando los brazos y dijo: —Eso fue totalmente estúpido e innecesario.
—Ya sabes, la diplomacia es así. No me dejarían llevarlo a menos que apelara a las leyes, aunque les encanta remarcarlas, rara vez la siguen. —Hua Cheng chasqueó la lengua, virando el rostro murmurando algo inaudible. Sakura se acercó de regreso con Deidara quién se rindió al intentar ponerse de rodillas y decidió permanecer recostado con los ojos entrecerrados su dirección—. Ahora... veamos cómo puedo llevarte hasta la aldea sin que seas una carga molesta. ¿Qué tal si dejo que Aika te arrastre por todo el camino?
Frotó su barbilla, tentada a tal perspectiva.
—Hay algo mejor.
Sakura viró el rostro tras escuchar la voz de Hua Cheng, viéndolo detenerse junto a ella extendiendo la mano y cerrándola en puño. De pronto, una nube roja acompañado de un "¡puf!" emergió desde Deidara.
Entonces, al despejarse el humo, ¡había una pequeña muñeca daruma oscilando entre la nieve! Tenía la apariencia sospechosamente igual a Deidara, incluida la ausencia de boca y sus ojos maniáticos.
—¡Ah! ¿Cómo lo hiciste? —exclamó ella apresurándose en recoger la muñeca entre sus manos. La expresión era una mueca de enojo y lamentación. Sus ojos azules letales y cómicos. Sakura le puso un dedo en la cabeza y le dio vueltas, jugando con él.
—Es un pequeño truco tonto.
—Fantástico, ni siquiera pesa —expresó fascinada Sakura como si se tratase de una niña pequeña teniendo un juguete nuevo. Sus ojos brillaron al mirarlo con entusiasmo—. ¿Me enseñas?
—Absolutamente no. —Hua Cheng agitó la mano y reubicó sus pasos en dirección al caballo.
Por detrás, Sakura lo siguió casi dando saltitos, entretenida con la muñeca entre sus manos, y, a su vez, quejándose de como Hua Cheng sabía de una técnica espectacular para encerrar a personas detestables en muñecas cómicas y divertidas. ¡Las posibilidades con esta técnica con infinitas!
Pero, como supo desde el principio, Hua Cheng era una persona nada carismática y dadivoso con ajenos.
¡Y hasta aquí el capítulo!
¿Alguna sospecha de lo que sucede con Deidara? Yo sé que lo tienen en la punta de la lengua, ¡Es eso, es eso! Veremos en los próximos capítulos cómo se desarrollará a partir de aquí, comenzará a aplicarse varias etiquetas... esperé tanto para comenzar con este arco que apenas lo inicie y no quiero terminarlo, hahahaah
En este capítulo pudimos apreciar más sobre las emociones de Sakura una vez esté lejos de Sasuke, y no hará más que intensificarse a cada día. Con este inesperado compañero (ahora no niño) hay algunas pistas de lo que vendrá en los siguientes capítulos. Pero no se desesperen, el siguiente capítulo es el fin de este inusual viaje y comenzaremos en lleno. Mientras tanto, disfruten la (importante) pausa.
En fin, ¡gracias por leer! No olviden dejar estrella y decirme que les pareció el capítulo :) me anima saber que lo disfrutan como yo al escribirlo.
Nos leemos pronto... muy pronto...
¡Alela-chan fuera!
¡ACLARACIONES PARA LOS QUE LEYERON TGCF y/o MDZS! (contiene spoilers de las obras)
Mi percepción de qué tiempo pasó después del final de la historia de TGCF hasta aquí en Eterno Equinoccio, es alrededor de unos 500 años después que HuaLian están juntos y felices y etc. (lo que sabemos del final y extras). De cómo se introduce MDZS aquí, pensé que los clanes pudieron comenzar a establecerse en el comienzo de la tercera ascención de Xie Lian (el inicio de los libros) y los posteriores 200 años ocurrió la historia de MDZS hasta el final. Los 300 años restantes, bueno... es parte de la historia de Eterno Equinoccio.
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