/49/ ¿Fue en serio?
Hola, hola! Antes que nada, FELIZ AÑO 2024.
Intenté por todos los medios actualizar antes, pero por tiempos no fue posible :( sin embargo, ¡no deben esperar más porqué ya estoy aquí ~~~~
Advertencias del capítulo: cierre de arco en la Villa de Fuego (por fin) y abriendo otro que... vendrá duro y tupido.
¡En fin, disfruten la lectura!
Jamás en su vida Sasuke se había sentido tan mortificado, apenado y horrorizado por partes iguales.
—Te aseguro que todo fue consensuado. Deja de mortificarte.
¿Qué no se mortifique? Sasuke está a punto de tener un paro cardíaco mientras escondía el rostro entre sus manos y soltando un quejido lamentable. La reacción más exagerada qué jamás haya tenido se filtró sin siquiera intentar controlarlo. Junto a él, Sakura le daba palmadas en su espalda y seguía consolándolo con palabras dulces.
Él debió hacerlo por sí mismo, lamentablemente no tuvo éxito.
—Yo... Sakura, perdóname —se enredó con su propia lengua, ahogándose en recuerdos y sensaciones. El fantasma de aquellos toques y la textura bajo sus yemas del cuerpo femenino que tanto anheló abrazar tantas noches.
Que deshonor. Que falta de su parte. Que blasfemia.
Estaba tentando en buscarse el risco más alto del mundo y lanzarse. Si con eso expiaba la falta de respeto que ha cometido contra Sakura, bienvenido sea.
Pero lo que le mortifica más son dos cosas.
Sakura nunca lo culpó, en cambio, parecía muy renovada y le hablaba bajo asegurando qué todo lo permitió porque ella lo quiso así.
Y esto entraba el segundo problema.
Sasuke no se arrepiente de nada. Absolutamente.
Es lo peor.
¡Se supone que es un caballero!
—Sí, y los caballeros son tan pacientes ¿sabes? —Oh, quizás pensó en voz alta eso último ya que Sakura habló divertida. Estando completamente sobrio y racional, ella aprovechó en abrazarlo por cintura y darle un apretón sugerente—. Y tú esperaste mucho en poner tus enormes manos sobre mí inocente cuerpo. Considéralo una recompensa por todo tu arduo trabajo.
Sasuke volvió a lamentarse al sentir una llamarada atravesar su cuerpo. ¿Será que el efecto del afrodisíaco no se ha disipado del todo después de una noche entera?
Lastimosamente llegó a la conclusión que es el habitual efecto que tiene Sakura sobre él.
Será difícil resistirse ahora que probó furiosamente sus labios como lo dictaba sus fantasías.
—Incluso si hubiese tenido que esperar miles de años, lo habría soportado —murmuró él resentido consigo mismo.
Sakura soltó una risa agradable.
—Afortunadamente para ambos, no fue así.
¡Tales palabras descaradas...!
No lo soportó más. Finalmente, se derrumbó en un ataque de pánico y la abrazó, más culpable qué antes y enterró su rostro en el menudo cuello tratando de ocultarse. Era imposible contando su altura y complexión enorme. La envolvía por completo entre sus brazos fuertes, ella se dejó manejar con la gracia de una muñeca de porcelana en manos de un titiritero.
—Sasuke, fuiste drogado. Es un asunto apremiante —repentinamente Sakura se escuchó seria, no dejó de acariciarle ociosamente el cabello—. Así que no tienes la culpa. Además, sabía en qué me metía. Hubiera sido peor si alguien más se quedara.
El Cazador se estremeció tras recordar que conversaba con Hinata sobre que planeaban un matrimonio a espaldas de ambos. De sus generosas palabras "Eres como un hermano menor para mí" y su determinación en marcharse para evitar involucrarse.
En el momento que sintió las reacciones extrañas del afrodisíaco intentó alejarse de Hinata, no logró controlarse del todo cuando Sakura se quedó con él.
Se sintió más mortificado y enojado al pensar quien estaba detrás de esos dulces.
—Tórtolos ¿podemos entrar?
La tercera voz regresó a Sasuke en todos sus cascabeles. Se enderezó de sopetón dando un vistazo a su alrededor. Justo en la sala de estar de su residencia recibió a una impasible Tsunade acompañada de Shino y Hinata, la última venía corriendo a su dirección con una expresión pesada y asustada.
—¡Sasuke! ¡Lo siento, lo siento! ¡Nunca imaginé que esos dulces fueran una droga! —exclamó bastante afectada Hinata inclinándose a más no poder, derramando toda su sinceridad.
Sasuke se separó de Sakura para encararla. No dudaba de sus intenciones, la honestidad en que se manejó en toda la conversación no fue fingida. Y, sobre todo, sus palabras consideradas.
Sentía cierto apego por la sacerdotisa debido a sus deberes conjuntos, ambos herederos de sangre, entrenados bajo rigurosas enseñanzas de sacerdotes, mentalizados a ser unidos en matrimonio por conveniencia para preservar el poder divino. Llevados a más allá de sus límites en cuanto a su herencia divina.
Y ambos intentando huir de ese mártir destino.
Por ningún momento pasó por su mente que la culpable de este embrollo es Hinata. Mikoto resulta una mujer manipuladora, le sale tan natural victimizarse y fingir ante los demás. Con Hinata no es excepción. Solamente porque Sasuke ha probado el verdadero carácter de Mikoto no se deja engañar por nada.
Con esta situación se acabó la mínima empatía por su madre.
No lo negará, le duele en lo profundo de su ser. Pero cada día se convence que la mujer que lo cuidó en sus primeros años, enseñándole guqin y viéndola sonreír maternalmente un día al mes, está muy lejos e inexistente. Imposible de alcanzar.
Jamás regresará.
—Hinata, por favor, enderézate...
Obstinadamente Hinata permaneció en su arco perfecto. Detrás, Shino imitaba su acción. Un fiel protector imitando a su maestra.
—Es lo mínimo que puedo hacer, estoy tan apenada...
—Dijiste que soy como un hermano menor para ti —cortó él un poco incómodo de utilizar esta carta. Pero no permitirá que Hinata de sienta culpable en absoluto. Observó como movía la cabeza en asentimientos rigurosos—. Entonces una hermana mayor no debería inclinarse tanto a su hermano menor.
Con esas palabras se adelantó unos pasos y decididamente la tomó por los brazos ayudándole a enderezarse. Al quedar descubierta, se veían las lágrimas desbordar por sus ojos lilas. A Sasuke le dolió un poco la conciencia saber que su madre provocó esto.
—No te culpo por esta situación. Mi madre es...
Ni si quiera encontraba la palabra perfecta para descubrirla. Se interrumpió a sí mismo, buscando ser menos grosero a voz que sus pensamientos.
En cambio, siendo un complemento, Sakura no tuvo las mismas inquietudes y siseó venenosamente: —Manipuladora, falsa, engatusadora, hipócrita-
—Entendimos el punto —intervino Shino bastante mareado por la agresividad de la semidemonio—. Es innecesario que te explayes.
Los ojos verdes de Sakura fueron como dagas a su dirección mientras lo despedía con el gesto de su mano.
—No interrumpas mi inspiración —le calló mordaz. Al costado, Tsunade guardaba silencio con los brazos cruzados y una expresión molesta—. Mi noche fue tan productiva al pensar diferentes calificativos para definir a esa mujer espeluznante.
—¡Es la madre de Sasuke!
—Aunque lo sea, no le da derecho de ir por allí dando afrodisiacos a sacerdotisas ingenuas con intenciones de emparejamiento. ¿Acaso no tienes la necesidad de defender el honor de tu maestra?
La compostura de Shino se rompió, rojo de la furia y apretando los puños a los costados, gritó: —¡Estoy a nada de explotar, así que no me provoques!
La breve discusión de Shino y Sakura parecía llegar a un tácito acuerdo. Mientras tanto, Hinata se enderezó todavía con esa expresión apenada y llena de remordimiento. Sasuke le dio otra mirada complicada.
Que desastre.
Esta situación es tan hilarante y sofocante.
—Sakura —la llamó con un deje de amonestación desapercibida a oídos ajenos, pero no para la joven pelirrosa.
Inmediatamente ella le regaló una sonrisa inocente, claramente fingida. Por otro lado, Shino respiró hondo y masculló una disculpa por su comportamiento indebido. Nadie lo tomó en serio, después de todo las circunstancias harían que cualquiera perdiera la paciencia.
—Suficiente de tonterías, Sasuke, extiende tu mano. —Tsunade se hizo notar dando un paso al susodicho quién obedeció mansamente sabiendo que, si hacía lo contrario, le irá peor.
Al parecer el té relajante con hojas somníferas resultó eficaz; combinado con la constante purga de la energía espiritual expulsando toda sustancia corrosiva del cuerpo de Sasuke, ya no existía rastro alguno de la droga que le afectara.
Noticias buenas. Sasuke no está seguro de lograr soportar con éxito una ola de frenesí por segunda ocasión, no sin que sus manos y pensamientos divagaran más.
—Hay dos posibles escenarios detrás del afrodisíaco. —Tsunade lo sacó (afortunadamente) de sus pensamientos. Sustituyendo la calma con tensión que cayó sobre todos ante las circunstancias. Ella especuló dos ideas y elevó el mismo número de dedos conforme las dictaba—: Que Mikoto haya comprado esos dulces sin saber que contenían afrodisiacos o los entregó adrede sabiendo las consecuencias.
—Por favor, todos sabemos que lo hizo adrede —resopló irónicamente Sakura entornando los ojos al cruzarse de brazos, en silencio, los demás estuvieron de acuerdo—. La droga no se consigue fácilmente, y mucho menos en lugares pudientes como Konoha. Resulta demasiado obvio que los compró sabiendo los efectos.
Ante tal declaración concreta, Sasuke tuvo sospechas sobre el conocimiento de Sakura sobre la droga. Desde el principio fue inquietante, cuando reveló sobre trabajar como sirvienta en un burdel, escondiéndose de los hombres para evitar depravaciones a su cuerpo. Una parte de él quisiera conocer rostros y nombres de tales hombres y traspasar a Kusanagi en sus corazones por el sufrimiento que ocasionaron a Sakura.
Por otro lado, lo dejó helado. Acaba de percatarse que no sabe mucho del pasado de Sakura; pese a los detalles sueltos sobre sus progenitores, que sus hermanos son adoptivos y es discípula de Ryu, no hay nada más de referencia que le haga asegurar conocerla desde antes. Lo único relevante es "viví un tiempo en las calles después de la muerte de mi madre".
Sin embargo, ¿qué tanto tiempo estuvo allí?
Le inquieta de sobremanera desconocerlo. Porque desde allí, dándole un vistazo, Sakura parecía fría y asilada, mirando a los demás con mucha consideración. Como si estimara sus propias conjeturas sobre las suyas y si eran aptas para ser escuchadas.
—¿Sabes de dónde la obtienen? —cuestionó Shino con cierta cautela.
Sakura tarareó en afirmación.
—Conocía el lugar dónde la fabricaban. Era un burdel de lo más fino en un pueblo entre la frontera de los Hyūga y Yamanaka —confesó frunciendo ligeramente el ceño, luego se frotó distraídamente la barbilla—. Lo extraño es que supuse que ya no existía más ese burdel.
—¿Supusiste? —inquirió confundida Tsunade—. ¿Qué te hizo llegar a dicha conclusión?
—Verán, es normal pensar que un burdel cual incendiaste hasta los cimientos años atrás desapareciera de la faz de la tierra —apuntó Sakura con toda la calma del mundo, como si estuviese hablando de lo hermoso que es el invierno blanco.
Un escalofrío recorrió a los presentes, aunque por diferentes razones.
—¡¿Incendiaste un burdel!? —exclamó impresionado y horrorizado Shino. Hinata la miró con ojos ensanchados y la boca abierta, Tsunade no estaba lejos de la misma expresión.
Y Sasuke...
La miró impasible, leyendo cada micro expresión. Si algo ha aprendido sobre Sakura, es que puede reírse a carcajadas, pero eso no significa que le parezca divertido. Esconde sus emociones detrás de otras, tan perfectamente oculto que nadie se da cuenta y la malinterpretan.
Él tiene cuidado en no hacerlo.
Por eso no le sorprendió cuando ella mostró una sonrisa afilada, como si se mostrara orgullosa de su hazaña; y a su vez, percibir cierta renuencia en sus ojos y mirada al hablar de ello.
—Antes que me juzguen, tuve una buena excusa y murieron personas que merecían morir por maltratar niños inocentes y venderlos al mejor postor —alegó con cierto mordisco en sus palabras—. Mis hermanos y yo habríamos terminado de peor manera si no actuaba.
—Tú...
—De cualquier forma, ya están muertos. Nadie lloró su muerte ¿qué más da? —se encogió de hombros y movió las manos, las mangas de su kimono rojo se deslizaron un poco—. El meollo de ahora es que allí se conseguía esa droga. Supongo que alguien que sabía hacerla sobrevivió y se estableció en otro lado. Será complicado seguirle el rastro.
—Acudir por esa vía es imposible —murmuró Tsunade malhumorada, sacándose toda impresión de la revelación de Sakura, contrario a Hinata y Shino que parecían consternados.
—Todavía tenemos una pista —alegó la pelirrosa con una sonrisa peligrosa—. Esa sacerdotisa malvada sabe dónde conseguirlo.
En esta ocasión se escuchó un suspiro proveniente de Sasuke quién extrañamente permaneció en silencio al intercambio de frases del burdel. Él esperó que nadie lo haya tomado demasiado en serio, pero en su mente maquinaba algunos planes en cómo descargar la repentina ira que sentía por dentro.
—Mi madre no dirá nada —resultó una afirmación molesta para cualquiera.
—Hm, me decepcionaría si no fuera lo contrario —rebatió Sakura lanzándole una mirada a la mesita de noche dónde yacían los dulces en cuestión—. Utilizó esa droga con fines indecentes y depravantes. Alguien que no tuviera un entrenamiento riguroso sobre su autocontrol como tú, habría cedido al primer impulso.
Decirlo de esa forma era aún más vergonzoso de escuchar. Sasuke se encargó de aclararse la garganta audiblemente y dar su punto de vista conforme a lo que recuerda de la conversación establecida con Hinata antes de la catástrofe.
—En realidad, mi madre busca casarme a la fuerza con Hinata.
Lo dijo muy abrupto y rápido, tomando desprevenida a Sakura quién se dirigía a los chocolates. Tropezó a medio camino con sus propios pies, logrando estabilizarse apenas con ciertas maromas disimuladas y después se giró velozmente a ellos, con los ojos entrecerrados que reflejaban su furia.
Por una vez, Sasuke tuvo precaución con esa mirada a nadie en específico, pero revelaba mucha furia y salvajismo.
—¿Ella qué?
—Lo entiendo ahora —dijo repentinamente Tsunade importándole poco la reacción de Sakura—. Si nos basamos en la lógica, un heredero de sangre traspasa a su primogénito sus poderes divinos. Sin embargo, ¿qué sucederá si ambos progenitores son herederos de sangre? ¿Un poder dominará sobre otro o se fusionaran ambos?
Una sombra cruzó por la mirada de Sasuke.
Claro, por supuesto.
Las fuertes sospechas que los Sacerdotes sellaron su poder divino desde el nacimiento son fuertes y ruidosas desde el inicio si se sabe mirar con cuidado. Lo único que los retenía para revelarlo eran la falta de pruebas contundentes y la posición política de los Sacerdotes del clan, ya que, si no tienen cuidado, provocarían una revuelta. El Clan se dividiría en opiniones y los inocentes sufrirían.
Apartado de ello, la razón por el cual sellaron sus poderes es desconocida, pero sigue latente y lo absorbe cada día de Mikoto. Día con día ella se debilita mientras él se fortalece. El poder divino es una entidad con él, encerrado en una cúpula a la cual no tiene acceso, pero sabe que existe dentro de su ser.
Entonces, si las especulaciones de Tsunade son correctas, los Sacerdotes intentaban obtener poder político mediante esta unión. Ya sea que un poder divino predomine sobre otro, no perderán al heredero de sangre. Y si ambos se fusionan, ¿no sería ese bebé alguien extremadamente capaz y poderoso?
Con una mentalidad así, no le sorprende que los Sacerdotes, o, mejor dicho, Mikoto intente casarlos por conveniencia.
No es el único que llegó a esa misma conclusión, algunos comentarios sueltos revelaron que los demás pensaban lo mismo. Hinata también comentó sobre el contenido de la plática que escuchó entre Mikoto y Jiraya, en que le ofrecerían casarse con Sasuke con el fin de preservar su legado.
—Quizás porqué no manifestó su poder divino están buscando obtener el mío —asumió al final la sacerdotisa.
Una mirada complicada por parte de Sasuke e intercambió mirada con Tsunade, consultando sin palabras la decisión de revelar el secreto que envuelve la restricción sobre él. Inevitablemente Hinata fue envuelta en esta conspiración, y tenía la sensación de que no acabaría aquí.
Al recibir un asentimiento grave de Tsunade y una mirada en blanco de Sakura (quién todavía parecía sumergida en sus pensamiento sin pies ni cabeza), se giró decidido a Hinata. Mirándola a lo ojos, le reveló que su poder divino yacía sellado en su interior.
Y mientras más hablaba, más pálido se volvía el rostro de la sacerdotisa azabache.
—... Intentan funcionar ambos poderes. —Después de escuchar sobre su restricción, Hinata se llevó una de sus manos a la boca, negando con la cabeza—. Es una estrategia arriesgada. No hay registro de algún heredero qué tuviera dos poderes divinos en todos estos siglos.
—Y es peligroso. Si los sacerdotes se atrevieron a dañar a actual su heredero de sangre, ¿qué no le harán al siguiente sucesor? —opinó Sakura bastante mordaz.
La respuesta es dada por sí sola sin necesidad de analizarlo a profundidad. Con ver a Sasuke y Hinata, era obvio uno de los objetivos.
—Quieren volverlo una marioneta —ensombrecido, los rasgos de Sasuke se endurecieron terriblemente—. Entrenarlo a su antojo, tenerlo bajo su influencia y, en dado caso, volverlo un sucesor para tener el poder del Clan Uchiha.
—Pero Itachi es el sucesor —intervino Hinata bastante estupefacta.
—Si él no tiene hijos, mi primogénito será el siguiente en la línea de sangre —explicó Sasuke bastante familiarizado. Las piezas caían en cada espacio en blanco y se abría un nuevo panorama—. Ninguno de ellos ha insistido en el tema del matrimonio con mi hermano. Han dejado las solicitudes abiertas, en busca de la candidata perfecta.
—La cuál ninguna será ante ellos —finalizó Tsunade pesadamente.
Se escuchó una respiración audible entre ellos. Era Sakura quién apretaba los puños y sus labios rectos en una mueca distante y abrumadora, con los pensamientos dispersos y maldiciones en la punta de la lengua. No miró a nadie en particular, centrada en controlar sus emociones.
De inmediato el Cazador Uchiha estiró la mano en busca de contacto con su piel.
—Sakura —llamó frotando sus dedos, preocupado en si logrará controlarse.
Tsunade estaba aquí, y todo lo que presenciara conforme a ella será informado a su padre; y si Sakura demuestra tener poco control sobre sí, su padre actuará como mejor le parezca. Y eso cuenta que, si Sasuke insiste en frecuentar a Sakura, su padre es capaz de encerrarlo en las colinas traseras.
Aunque, bueno, no es que Sasuke lo permitiera de buena (o mala) gana. En realidad quiere evitar afrentas.
Sakura lo miró por unos largos y tendidos segundos, al mismo tiempo que apretaba la unión de sus manos buscando un ancla, que relativamente puede ser Sasuke.
Por fortuna, consiguió serenarse conjunto a un sonido lejano de gañido irrumpiendo el pesado y tenso silencio que cayó sobre la habitación sin que fueran conscientes.
Todas las cabezas giraron al unísono a la puerta, por dónde vino el sonido.
Las puertas de la sala común estaban abiertas de par en par, dejando ver los copos de nieve caer grácilmente hasta el suelo, cubriéndolo como una manta protectora que los separaba con la maldad de los humanos. Sin ninguna pizca de alteración, un paisaje sereno que invitaba a la calma, contrario al estado de ánimo de las personas de adentro.
Entonces, caído del cielo, se dejó ver un enorme halcón aproximarse rápidamente. Planeando entre el espacio, ingresó agitando sus alas y elevándose sobre ellos creando ventiscas de viento. Las plumas de sus alas eran de un brilloso color café chocolate y el resto de su cuerpo de una blanquecina invernal.
—¿Qué hace un halcón aquí? —preguntó dudosa Tsunade.
Sasuke estuvo igual de confundido. El método habitual de mensajería del Clan, además de los discípulos menores, era un hechizo heredado de los Uchiha en que la energía espiritual tomaba forma de un ave fénix. Pocas veces los animales entrenados eran enviados como mensajeros.
Fue Sakura quién parecía reconocer al animal y se adelantó sin dar explicaciones hasta encontrarse con el ave cuyas alas se agitaron y las garras aterrizaron secamente en el menudo hombro femenino. El ave soltó un gañido consecutivo mientras bajaba la cabeza repleta de plumas blancas y se restregaba en el cabello rosado, como si estuviera feliz de verla.
—¿Qué tal el viaje, Dai? —preguntó ella devolviéndole el saludo. No tardó en girarse a los demás en la habitación soltando una sonrisa leve mientras acariciaba la cabeza del imponente ave. Sus gestos parecían haberse menguado a ojos ajenos, pero Sasuke sabía perfectamente que Sakura intentaba mantener el control sobre sí—. Es el halcón de mi hermano. Dai, saluda adecuadamente.
Al ser mencionado, el halcón se enderezó dando otro aleteo, pero sin apartarse de Sakura. La versión de su propio saludo.
—Es hermoso —susurró ensombrecida Hinata.
—E inteligente —agregó Shino con interés—. ¿Es un animal espiritual?
Sakura soltó una risa sarcástica.
—¿Alguna vez escuchaste de semidemonios teniendo un animal espiritual de mascota? —respondió a su vez.
Si Sasuke se cautivó por el ave y la imagen grandiosa que proyectaba Sakura teniéndolo sobre su hombro, no lo demostró. Simplemente le sonrió al ave cuando posó su par de ojos sobre él. Tampoco estiró la mano, dándole el espacio al animal en adaptarse a su nuevo entorno.
—Sasori lo encontró el año pasado y lo entrenó como mensajero. Es muy útil, aprendió a absorber energía espiritual y es veloz —halagó Sakura, como si supiera que regocijaría al ave. Lo consiguió, el halcón infló más su poderoso pecho y lanzó un gañido.
Justo en ese momento rebuscaba en la pechera del ave hasta dar con un bolsillo. Al parecer era dimensional, ya que sacó de aquel espacio reducido un pergamino del tamaño de su brazo.
—Es un mensaje de Sasori —comentó alejándose de ellos para leerlo con calma.
Captando la sutil impresión, Sasuke le dio la espalda concediéndole privacidad, desplazando esta interrupción en segundo plano. Tenían una situación grave entre sus manos.
—Hay que informarle a tu padre lo sucedido —sentenció Tsunade una vez tuvo de regresó la atención de Sasuke, sin dar espacio a replicas—. Este asunto le concierne a él.
Por más que el Cazador Uchiha quisiera mantener entre las sombras este bochornoso evento, resulta remotamente imposible. Ya no se trata de una afrenta personal, él, como segundo heredero del Clan, también corre peligro por estas problemáticas. Y Hinata ha terminado involucrada.
—Mi padre estará furioso. Querrá encarcelarla —comentó Sasuke estimando las posibilidades que este evento por fin estalle en una disputa entre su padre y los Sacerdotes. La cuerda ha estado fina y a nada de romperse con el ataque en el Bosque de la Muerte, cualquier estimulación será mal recibida.
No quería ser la causa. Sobre todo, porqué las consecuencias imprevistas son difíciles de medir. Los Sacerdotes alegarían en contra de él o pondrían utilizar a Hinata como chivo expiatorio. Después de todo, Hinata le proporcionó los dulces, aunque fueron a manos de Mikoto.
En una balanza, si le permitieran al Clan decidir en dónde inclinar la inocencia, ¿a quién apoyarían?
¿A la Sacerdotisa principal encargada de mantener los campos de protección sobre el Monte de las Ánimas y la Torre de Contención o una sacerdotisa joven, forastera que acaba de perder a toda su familia?
En el camino de esa lógica, es fácil interpretar a quién apoyarán.
Las caras pálidas de Hinata y Shino no se hicieron esperar ante las posibilidades.
Una vez más, Sasuke se lamentó por el sistema político que se regía su Clan.
—Será difícil frenar por completo a la sacerdotisa Mikoto sólo con este evento, los Sacerdotes se opondrán deliberadamente —indicó la sanadora sumergida en sus pensamientos—. Este movimiento fue muy imprudente y arriesgado de su parte.
—No percibo a Mikoto como una persona imprudente, más bien, calculadora —intervino repentinamente Sakura regresando al círculo, metía el pergamino en su manga y dejó a Dai apoyado en la mesa para bebiera de un cuenco con agua—. Parecerá que sus acciones fueron adrede, pero si tiene un chivo expiatorio y una coartada, no se perderá la oportunidad de actuar.
—¿Por qué lo haría?
—Se siente amenazada —apuntó la semidemonio.
—Puede ser —contribuyó Hinata—. Estaba muy preocupada por tu presencia y el benefactor que tienes.
—¿Mi maestro? —inquirió confundida Sakura, entrecerrando los ojos con un deje de sospecha—. Es inesperado. Sí, es un Inmortal pero apenas intervine en asuntos seculares.
—Seguramente temen a tu relación inminente con Sasuke —dijo sin tapujos y directa la Sanadora.
Una tos oculta en una mano, Sasuke apenas logró disimularlo mientras sus orejas se sonrojaban y desviaba la vista evitando hacer contacto visual con cualquiera de los presentes. En cambio, Sakura sonrió traviesa y un tanto alegre, abriendo su boca soltando un "Aaaaaah" bastante especulativo y largo.
—Pensé que se refería a otro asunto que se trae entre manos.
—Habla con claridad, no podemos leerte la mente —espetó fríamente Tsunade.
—Tengo ciertas sospechas sobre estos y otros eventos relacionados. —Sakura entrecerró los ojos, repentinamente seria.
Tan suspicaz, Sasuke se viró por completo a su dirección y preguntó: —¿Sasori te envío información relevante?
—Algo así —contestó un poco malhumorada—. Solicita mi presencia de carácter urgente. Hay una situación que, si no se trata con el debido cuidado se saldrá de control.
La noticia cayó como un balde de agua fría sobre Sasuke, quién la miró intensamente por unos segundos. Sakura le devolvió la mirada, iris verdes que dejaban ver un descomunal descontento. Toda su postura incluso pareció renuente a sus propias palabras.
Debió suponerlo.
Ella se iría tarde o temprano.
Estas dos semanas han sido eternas, entre la batalla en el Bosque de la Muerte, la recuperación y los días posteriores a la marcha de Ryu, el tiempo pasó tan rápido. Siempre lo supo, que llegaría el momento en que Sakura agarraría todo de sí y marcharía de regreso dejándole un vacío en el corazón.
No se lo reprocha. Sabe que tiene asuntos que atender con su propia gente. Pero saber qué se irá ahora es un poco desconsolador.
Controló las reacciones de su rostro, y simplemente asintió, serio. Su boca indicaba que iría cuanto antes con su padre y esperaran las noticias; pero su corazón quería que se arrodillara ante Sakura pidiéndole que se quedara con él.
Aplastó esos pensamientos con remordimiento mientras seguía hablando. Alegando que debían evitar reunirse todos al mismo tiempo o será sospechoso, a excepción de Sakura que se pegó a él con la excusa de despedirse formalmente de Fugaku como muestra de respeto y cordialidad.
Lo permitió, después de todo, tomará lo que pueda de Sakura antes que marche. Y no, para nada se sentirá culpable.
Sasuke era consciente del parecido físico que comparte con Mikoto. El arco de la nariz, el color de piel e incluso su intenso cabello azabache en tonalidades azules. Lo admitirá externamente si alguien lo resalta, pero en su corazón le incomoda ser un constante recordatorio de ella.
Y las pocas personas que llegan a conocerlo también le dirán que se parece a Fugaku. Para que lo señalen, debieron cumplir dos requisitos.
Ganarse el enojo silencioso y helado de Sasuke
Por consecuente, enfrentarse a la ira feroz de Fugaku.
Solamente así lograrán compararlos.
—Padre, piense a profundidad. —Sasuke dio un paso al frente, tanteando terreno desconocido como es el actual humor de Fugaku. Tenía las fosas nasales expandiéndose mientras que sus ojos eran llamas candentes qué derretirían al metal más duro—. Si encierras ahora mismo a mi madre los Sacerdotes se enfadarán.
—Qué pataleen como niños. No dejaré a esa mujer libre para que pueda cometer otra ofensa en tu contra —espetó lleno de furia Fugaku.
Se levantó imponente del asiento ubicado en medio de su oficina. Era plena tarde y a pesar de que afuera nevaba, dentro de la habitación era aún más helada. Y, al mismo tiempo, caótica.
—Pensé que jamás diría esto, pero estoy acuerdo con el líder Uchiha. —Sakura pareció tener dolor físico al pronunciar dichas palabras—. Esa mujer es peligrosa.
—Y meticulosa —respondió el joven azabache—. Tú misma lo dijiste, si se arriesgó tanto fue porque tenía confianza en que funcionaria. Además, encerrar a mi madre puede provocar un conflicto interno.
Es sincero, es menos apasionado al impedir las órdenes de Fugaku. Secretamente lo analizaba entre el rabillo, fingiendo centrarse en Sakura (aunque siempre ella tenía su atención sin importar qué). En lo personal, impresionado al ver el enojo recorrer cada rasgo de su padre.
Han sido las pocas ocasiones en que presenció a su padre furioso. Una emoción que ocultaba la mayor parte del tiempo, como Sasuke lo hacía. A veces un arranque silencio es más mortal que una explosión de emociones sin pies ni cabeza.
No por nada Fugaku es el líder del Clan Uchiha, uno de los Cinco Grandes Clanes y el primero en su generación de su época.
Sin embargo, hay una pauta que logra grietar en su actitud.
Sus dos hijos.
Sasuke había escuchado algunos rumores, creía firmemente que Fugaku era protector con Itachi al ser el sucesor directo. Pero ¿con él? Todavía es novedad que Fugaku se preocupe por él abiertamente. Lo deja entumecido y con una sensación cálida, imposible de deshacerse.
—Debemos actuar con cautela y discreción si queremos tener pruebas suficientes para que el Consejo no los apoyen —continuó Sasuke hablando en voz baja—. Y creo saber por dónde comenzar.
Fugaku arqueó una ceja.
Sakura tarareó adivinando la dirección de sus pensamientos. Sasuke le dio una mirada rápida, buscando su aprobación. Recibió una sonrisa serena y plana, ojos entrecerrados como si dijeran "es tu elección".
Sabía perfectamente que Sakura pretendía mantener el surgimiento de su poder divino en secreto, a excepción de quienes estuvieron presentes junto a Ryu. Pero Sasuke ya se lo confío a Hinata tras ser involucrada. Era inevitable que no llegara a oídos de su padre y maestro. Después de todo, confía en ellos. No los creía capaz de lastimarlo directamente.
Y la prueba surgió ahora con Fugaku.
En realidad, no estaba esperando una confirmación. Más bien, una prueba a sí mismo que Fugaku le tiene estima. Quizás no como su heredero directo al ser el segundo hijo, pero sí lo suficiente para preocuparse.
Entonces le dijo.
Le contó sobre la visita de Ryu. Sobre el descubrimiento del sello en su interior. De su poder divino presente y sin sufrir algún desborde de energía espiritual que lo llevara a la muerte a corto plazo.
Tras escupir todo aquello no apartó los ojos de su padre, estimando cada reacción. Fugaku permaneció antinaturalmente quieto, con ojos enfocados y respiración compasada. Entonces, de pronto inhaló con fuerza y caminó hasta quedar frente a Sasuke.
Fugaku era apenas unos centímetros más alto que sus propios hijos, fácilmente le nivelo. Agarró la muñeca vendada de Sasuke y verificó los meridianos él mismo. A medida que transcurrían los segundos, su semblante sufrió diversos cambios, pasando de la sorpresa, felicidad disimulada y aceptación.
—Tu energía espiritual fluye libremente —susurró quedo el líder Uchiha, sus rasgos faciales ensombreciéndose mirando de hito en hito su rostro y luego los brazos vendados, sin creerlo.
Siendo sincero, hay días en que Sasuke se levanta y ocupa cinco minutos de su tiempo en mirarse fijamente los brazos. Sabe que no es una solución permanente, pero le trajo un alivio momentáneo tras media década de dolor y sufrimiento físico en sus meridianos espirituales. Se siente tan liberador. Como si lo hubiesen sacado de su diminuta jaula a una más grande y llena de comodidades.
Una jaula, al fin y al cabo.
De pronto, Fugaku enfocó los ojos en Sakura.
Ella se había apartado discretamente, pululando entre la oficina observando sin interés absoluto los estantes, más para ocuparse en algo. Tanteaba los adornos deslizando un dedo mientras lanzaba un vistazo superficial. Si creía ser digno de su mínima atención le dedicaba otros segundos, si no, simplemente lo dejaba resueltamente en su lugar.
A pesar de que Fugaku y Sasuke la miraron intensamente, Sakura no les prestó atención. Continuó inspeccionando el estante con desgana.
—Señorita Haruno —llamó Fugaku inclinando un poco la cabeza—. Usted y su maestro tienen mi profundo agradecimiento por el tratamiento aplicado en mi hijo. ¿Cómo puedo pagarles?
En ese momento Sakura dio la media vuelta con una sonrisa fría de contemplación.
—Líder Uchiha, le recuerdo que se ve muy mal que alguien pudiente como usted agradezca a una vil semidemonio.
—Una persona que vela por el bienestar de mi hijo difícilmente puede considerarse alguien vil —respondió Fugaku enderezándose.
Sakura hizo un sonido burlón y desvió la vista. Sasuke no supo interpretar ese gesto, tampoco le pasó desapercibido que no contestó la pregunta final.
—Me da mucho crédito. Mi maestro actúo por cuenta propia —dijo y su expresión se aseveró—. No tome esto como un favor. No nos gusta que deber ni que nos deban.
En pocas palabras: "esto debe mantenerse en secreto del resto del clan".
Siendo sincero, Sasuke tenía muchas opiniones controversiales respecto a la ayuda de Ryu. Ambos hablaron de esto, tanto Sakura como él estuvieron de acuerdo en no deberse nada. Cuando a su alrededor estuvieran obstinados en mencionarlo, sabían tras un acuerdo tácito que no lo tomarían en serio.
Por tanto, tampoco pronunció queja alguna ante la insistencia de su padre. Trataría el tema en privado.
—Además, como dijo Sasuke: es una solución a corto plazo. Hay que buscar al culpable, investigar esa maldición y cómo romperla —comentó ella enarcando una ceja—. Y su biblioteca es la más grande que hay entre los Clanes Cazadores. Habrá algún dato en el Pabellón Prohibido de su biblioteca.
La existencia de su biblioteca no es un secreto recelosamente guardado; todos los Clanes saben que son ricos en conocimiento. Pase a esto, Fugaku todavía entrecerró los ojos, sospechando de las intenciones de Sakura y por qué parecía interesada por involucrarse. Los forasteros están prohibidos dentro de ese Pabellón, y por más que Sakura haya contribuido indirectamente a la curación de Sasuke, todavía Fugaku no confiaba plenamente en ella.
—Oh, no me miré así. Por más que deseara participar en su interactiva investigación tengo mis propios asuntos que atender —alegó Sakura agitando la mano. La capa que traía encima se agitó mientras se acercaba hasta su espacio personal, junto a Sasuke y sin apartar los ojos de Fugaku—. Debo partir ahora mismo a mi hogar.
A Sasuke le daba retorcijones el recordar que esta noche Sakura no estaría en el mismo Pabellón. Trataría de hacer las paces con su ausencia, pero, temerosamente, sabe que será momentáneo. Ha vivido solo la mayor parte del tiempo, independiente de tener a su familia junto a él. Cada quién en su espacio privado.
En sí, no es problema alguno. Pero ahora que probó lo que sería compartir espacio con Sakura, no quería volver a su soledad. Acostumbrado a despertarse todas las mañanas e ir directamente a la cocina, preparar con un entusiasmo subyacente el desayuno de Sakura. Compartir junto a ella bocado tras bocado, el silencio llenándose en sus ocasionales charlas. Las caricias recién incorporadas, las burlas y el coqueteo descarado.
No sabría vivir sin ello nunca más.
Aunque será un problema para el futuro Sasuke.
Fugaku no pareció muy sorprendido por el aviso. Especuló sobre los grilletes asumiendo que Ryu los restauró en su visita clandestina. Cuando Sasuke lo confirmó, pudo notar una tensión desdibujarse en los hombros del mayor, algo que no sabía que yacía ahí hasta que desapareció.
—Aun así, debemos entregar un informe a los demás líderes —indicó Fugaku regresando a su lugar detrás del escritorio. Ambos jóvenes lo siguieron con la vista. Sakura entornó los ojos al cielo, cruzándose de brazos y Sasuke suspiró profundo, hastiado de tanta burocracia. Al captar tales gestos, Fugaku los amonestó con la mirada—. Los Ancianos no dejarán pasar este asunto, así que todavía tendré que enviar a alguien a que "confirme" la restauración de los grilletes. Solamente para una cuartada y no haya inconvenientes en el futuro.
—Envíe a Konohamaru. —Su comentario fue más una exigencia—. Ningún extraño será permitido en mi hogar.
Fugaku asintió hacia ella, pareciendo muy de acuerdo con la sugerencia.
—En realidad, pensaba enviar a Sasuke a comprobarlo.
El "porqué nadie más estaría dispuesto a viajar en pleno invierno" no se dijo abiertamente, pero era entendible. Pocas personas quisiera involucrarse con una semidemonio y el miedo venerable de estar cerca de un Inmortal superaba la curiosidad.
El aludido parpadeó, impresionado internamente por sus palabras. No expresó con palabras el repentino desconcierto, tampoco le dieron oportunidad. Una sonrisa feliz se ensanchó en los labios de Sakura mientras daba un aplauso y asentía profundamente, evidentemente satisfecha con la propuesta.
—Es una excelente idea. Aprovechemos la ocasión para sacar a Sasuke de aquí sin que parezca sospechoso, les dará tiempo en determinar quién es el culpable.
—Pensaba lo mismo, es la fachada perfecta.
Sasuke únicamente los miró desorientado. Ambos, semidemonio y Cazador parecían sumergidos en el acuerdo tácito de protegerlo. Le irritó un poco, no era una damisela en apuros que necesitaba ser rescatada.
Al igual que le desconcertó como llegaron a un acuerdo. Él es testigo de la poca cooperación que tuvieron debido a la desconfianza mutua, pero en este instante se entendieron perfectamente. Sin dudar. Como si supieran lo que pensaba el otro.
Otra punzada y se frotó la frente.
—Sasuke, prepara el caballo más rápido y fuerte. Las nevadas son frías y será menos problemático el viaje. —La orden de Fugaku trajo otra agradable sensación a Sasuke, quién asintió con una expresión solemne y algo complacida—. Señorita Haruno, tengamos unas palabras antes que marche.
La tensión atacó repentinamente los hombros de Sasuke ante la repentina petición de su padre. Lo dijo en tono autoritario que no dejaba paso a refutaciones, y, pase a esto, abrió la boca a rebatir. No dejaría que su padre tomara ventaja de su ausencia y llegase a ofender a Sakura sin proponérselo.
Un apretón en su mano alejó todos estos pensamientos. Al inclinar la barbilla, se encontró con la mirada de Sakura. Cálida y sonriente, le había agarrado la mano y entrelazado los dedos sin ningún tipo de pudor ni consideración por la persona que tenían frente a ellos.
La mirada pesada de Fugaku sobre ello decía mucho.
—Te esperaré aquí —murmuró Sakura.
Tan implícitamente y sin ofensas le pidió conceder este momento. Dudó, mirando entre su padre que estuvo serio y la sonrisa apaciguadora de Sakura. Al final cedió. Dándole un ligero apretón para después soltarla.
—No tardaré.
Con esto dicho a los dos, salió por las puertas esperando que no sucediera ningún crimen de odio en su ausencia.
—La montadura es segura. Aquí hay algunas provisiones adicionales. —Sasuke se alejó del imponente caballo albino, dándole una palmada a los bolsos del costado que colgaban. Sakura atendía cada detalle con ojos brillosos—. Aika es el caballo más veloz que hemos criado, atravesará cualquier terreno sin problemas.
—Te daré el beneficio de la duda por qué no me pateó a la primera señal, contrario a tu malcriada yegua —alegó bastante entusiasta Sakura mientras acariciaba el hocico del caballo. Aika dio unos ligeros pisotones y fue bastante dócil bajo las manos de la joven pelirrosa. Bien. Si no se odiaba mutuamente no habrá inconveniente.
Contrario a Nana, Aika era un caballo normal con diferencia del riguroso adiestramiento al que fue sometido. Fugaku ordenó el caballo más rápido, Sasuke no escatimaría en darle otro que no estuviese a la altura. Y Aika parecía adorarla —si acaso los relinchidos e inclinaciones decían algo—. Todo perfecto.
Bueno, casi perfecto.
Era hora. En cuanto Sakura montara ese caballo, marcharía.
Los nervios carcomieron parte de su mente mientras controlaba su expresión. Al estar en la entrada de la Villa de Fuego, se aseguró de envolver a Sakura con una capa bastante abrigadora pase a las protestas ligeras de la misma ("Es innecesario tantas atenciones, apenas y tengo frío. Gajes de ser semidemonio, ya sabes"). El verla así, le dio más alivio.
Al igual que secretamente le escondió una bolsita dimensional con algunas provisiones extras arriesgándose de recibir en los próximos días alguna carta que descargara quejas —nada serias, mucho drama y pucheros imaginarios— contra él. No le quita el sueño necesariamente, Sakura lo descubriría cuando llegara a la primera posada en el camino.
Ya está todo listo, pero Sakura no hacía ademanes en montar el caballo. Al contrario, parecía reacia en acercarse, en cambio, jugaba ociosamente con un mechón. Hoy se dejó el cabello medio suelto, con la horquilla prensada pomposamente y las bordas tintineaban ante cada ladeada de cabeza.
Con tales pensamientos la observó a los ojos dándose cuenta de que ella le devolvía la mirada con la misma intensidad. Un mar de emociones que revoloteaban en todo su esplendor y su postura firme, pero a la vez, titubeante. Como si no supiera que sentir.
—¿Sakura? —tanteó él, atribuyendo su comportamiento al peor de los casos: la charla con su padre no fue del todo bien como ella prometió cuando se reunieron.
—Responde con sinceridad. —El semblante de Sakura reflejó cierto quebrantamiento entre su seriedad repentina—. Lo que dijiste sobre nosotros, ¿fue en serio?
La pregunta lo tomó completamente desprevenido. Sus hombros dieron un pequeño respingo y sus ojos se fruncieron ligeramente, recordando lo especifico de las muchas frases y verdades alegadas en su boca. Por la expresión contraria, debería saberlo sí o sí.
No resultó difícil adivinarlo, después de todo, Sakura hablaba en serio, y hay algo en lo que jamás bromearía si no estuviera seguro de sí mismo.
"Estamos juntos".
Una oleada de emociones lo embargó, corrientes eléctricas mientras rememoraba aquel instante mientras abrazaba a Sakura por detrás. Si bien estuvo drogado, cada palabra y acción fueron completamente sinceras. Por más bochornoso que fuera, esta declaración es honesta, no retractable.
Le embargó una repentina tranquilidad, no la que acostumbra a ejercer por fuerza cuando sentía llamaradas de enojo, sino una derivada a la realización. Un río calmándose tras las ventiscas furiosas. Avanzó dos firmes pasos, estirando la mano sin temor a ser rechazado hasta posarla en la mejilla de Sakura, estaba caliente bajo su tacto. Un hermoso color escarlata pintó sus pómulos, no por el frío, y le fascinó de sobremanera.
Sakura podía ser una completa descarada cuyo afecto demostrativo se aferraba a él, pero cuando devolvía esos gestos, parecía un manojo de nervios. Sonrió suave, gentil y tan lleno de algo pomposo y dulce.
Se inclinó ligeramente, sin despegar los ojos de ella.
—Lo dije desde el fondo de mi corazón —aseguró lo suficiente bajo, un susurro que escondía uno y mil secretos.
Emociones tan evidentes para quienes supieran buscar, vulnerables ante la mujer frente a él quién se quedó boquiabierta, y ojos verdes siendo estrellas resplandecientes en lo alto de la noche solitaria. De un secreto a voces revelado y sometido bajo escudriño.
Su gesto fue bien recibido. Sakura se inclinó a su palma, como un pequeño gato acurrucándose al calor del toque cálido de las yemas, cerrando los ojos, disfrutando de cada momento que perdurara su contacto. Tantas intenciones se escondieron detrás de la otra mano de Sasuke, terminó por acunar por completo el rostro ajeno, maravillándose por todas las emociones que reflejaron sus pupilas verdes.
Con el pulgar delineó el borde del ojo derecho, aquel que originalmente es de un fascinante color escarlata. Tan bello y adorable.
—Eres malo para mi cordura —suspiró Sakura abrazándolo. Sus manos menudas rodearon su cintura, hundiendo el rostro entre los pliegues oscuros del traje de Sasuke.
Él devolvió el abrazo, permitiéndose relajarse con la fragancia floral de los cerezos qué desprende.
—Y tú para mi autocontrol.
—¿Te estás quejando?
—Mn...
Permanecieron así. Pudieron ser segundos, horas e incluso una vida entera y nunca sería suficiente. Ambos sabían que tenían una charla profunda pendiente, sin embargo, ahora no es momento en quitarse las armaduras y escupir todo de sí, esperando acobijarse entre sí y darse consuelo.
No.
Ahora la vida de algunos está sobre sus propias emociones.
Y como todo lo bueno, tuvo que terminar. Dejando un beso de por medio, lento, dulce y a la vez amargo.
Sasuke miró desolado a la distancia al caballo albino alejándose llevando consigo a la mujer que le roba el sueño, quien se despedía con ademanes y le guiñaba el ojo coqueto.
Lo único que le tranquilizó, es la promesa de verse pronto.
Las reacciones de Itachi y Kakashi fueron interesantes y a la vez, estresantes por ver.
Su hermano optó una expresión mortalmente seria. Él se caracteriza por su amabilidad y serenidad, teniendo una sonrisa gentil todo el tiempo. En ámbitos políticos, esa misma sonrisa se volvía aguda con dejes de advertencias silenciosas. Entonces, es entendible que a Sasuke se le ponga los bellos de punta ante la reacción de Itachi.
La única vez que vio un semblante así, fue cuando despertó la primera vez que lo sometieron a entrenamiento. Dentro del Pabellón Médico, aturdido y sofocado, lo recibieron las reclamaciones de Itachi hacia su propio padre, diciendo: "¿¡Cómo puede apartar la mirada y permitir que lo maltraten peor que un animal!? ¡Él también es su hijo!".
En retrospectiva, Sasuke catálogo ese momento el más terrorífico de su hermano. Ahora debe considerar sus opciones.
Por otro lado, su maestro Kakashi parecía a punto de tener una desviación de energía. Agarrándose el pecho y teniendo una expresión terrorífica. Junto a él, Tsunade parecía tenerle compasión y le daba unos golpecitos en el brazo a modo de consuelo.
Que atacarán así a Sasuke es una declaración abierta de los Sacerdotes hacia el Clan Uchiha. Son una parte externa del Clan, teniendo un mutuo acuerdo desde generaciones atrás en que se encargarían de guiar al heredero de sangre divina. Un apoyo para la familia principal.
Esta generación ha sido... diferente. Fríos y crueles. Anteponiendo sus propios intereses por los del Clan, utilizando ilícitamente la aceptación de los miembros del Clan Uchiha como escudo que impedía ser atacados directamente. Pero no viceversa.
—Por ahora evitemos levantar sospechas. Hinata se mudará provisionalmente al Pabellón de Sasuke hasta nuevo aviso —explicó Fugaku desde su asiento, considerando sus opciones frente a él—. Es el lugar más seguro para ambos ahora.
—¿No sería mejor buscar otro lugar? —opinó Tsunade.
—Los únicos que tienen acceso son los que están aquí presente, Konohamaru y Madam Hikoro —instruyó Sasuke sobre la protección de su propio hogar—. Y si intentan otro movimiento, será por separado. Verán que falló esta ocasión, mi madre nos observará y dará otro movimiento dependiendo lo que vea.
—Lo que estás buscando es tenderle una trampa —indagó Itachi con los ojos caóticos y analíticos.
Sasuke hizo una mueca.
—No precisamente. Pero si se da la oportunidad, se aprovechará. Estoy más preocupado por la seguridad de Hinata. Por culpa de esta situación desistirá en unirse al clan y buscará su propio camino.
Kakashi suspiró.
—Que lamentable. Esa joven perdió a toda su familia. La sacerdotisa Mikoto y tú son lo más cercano que tiene, ser traicionada así...
Sasuke en secreto suspiró. Tantas lamentaciones. Entre ellas, que Mikoto no escatimara los sentimientos de los demás y se moviese conforme a sus intereses, arrasando con la moral. Si lo hizo con él, su propio hijo, ¿qué no hará con los ajenos?
No es difícil discernir.
—Es mejor establecerla en otro lugar mientras lidiamos con este asunto —Fugaku entrelazó las manos sobre el escritorio, dejando reposar la quijada entre sus manos con una mirada pensativa—. Debe ser un lugar dónde difícilmente se tenga acceso, pero tampoco una prisión. Hinata se sentiría agraviada y estaría sola, aunque tenga a su guardián con ella.
—No podemos solicitar ayuda a los otros Clanes, líder Uchiha —alegó Tsunade con severidad—. Nuestra posición frente a ellos de por sí es delicada en estos momentos. Si dejamos que esto se haga público, el juicio caerá sobre nosotros y podría ver grandes represarías ante una imagen frágil del líder contra los Sacerdotes. Los otros Clanes podrían apoyar a los Sacerdotes en lugar de a usted si no tenemos cuidado.
—Además, no es un secreto que, excluyendo al Clan Uzumaki, los demás aprovecharan para desprestigiarnos, y, en el peor de los casos, aprovecharse de la situación —intervino Kakashi al terminar de tener su ataque de medio-pánico—. Por si fuera poco, el Cazador en Jefe, Madara, tomará ventaja de este asunto.
Todos en la sala se tensaron súbitamente. Es un secreto a voces sobre el inminente poder y control que los Hyūga están sometiendo a varios Clanes Menores y pueblos alrededor de su territorio, contando que comparte frontera con los Uchiha y Yamanaka. Pasando por alto la distribución de territorios, creyendo que por ser el Cazador en Jefe tiene derecho en robarse tierras y pueblos enteros.
Desde incluso ante las únicas tierras que pertenecen legítimamente al Clan Uchiha es la Villa de Fuego y el pueblo de Konoha a las faltas de las montañas, más allá, denominado su territorio, son aldeas y pueblos que están bajo su protección. Los ayudan comercializando directamente con ellos, y jamás han ejercido tiranía sobre los habitantes.
Muy diferente a la visión de Madara con su propio territorio.
No se ha dicho en voz alta, pero incluso los Nara están preocupados por este asunto. Por consecuente, los Uzumaki están tensos. El único que no parece muy afectado por esto son los Yamanaka, sin embargo, es evidente el desconcierto.
Nadie quería provocar deliberadamente al Clan más fuerte de los cinco, y, sin embargo, los Hyūga parecían decididos a continuar anexando bajo su yugo tiránico a varios clanes menores.
—¿Qué tal si pedimos ayuda a otro grupo de personas?
La insinuación de Itachi tomó desprevenido a los presentes. Cada quién lo miró con diferentes expresiones que rayaban la curiosidad e intriga. Por su parte, Sasuke frunció las cejas, tratando deducir a quién se refería Itachi con tal sugerencia.
Fugaku inclinó un poco la barbilla, mirándolo con entendimiento en sus ojos, como si comprendiera la respuesta, y aún así preguntando: —¿A quiénes tienes en mente?
Con toda la teatralidad del mundo, y viéndose a la vez, tan natural, Itachi se giró completamente a Sasuke quién esperaba ansiosamente la respuesta. Al tener los ojos sobre él, también se percató que todos en la habitación lo miraban.
Pase a esto, fue una absoluta sorpresa cuando Itachi dijo: —El asentamiento de los semidemonios.
Sasuke respingó.
Tsunade enarcó las cejas.
Kakashi frunció ligeramente el ceño.
Y Fugaku...
Se inclinó en su asiento. Sasuke apenas interpretó esa reacción cuando la voz de su padre irrumpió a quién sea que tuviera intenciones de rebatir.
—Discutí esa posibilidad con la señorita Haruno —confesó tranquilamente.
—¿Qué? —murmuró Sasuke, bastante impresionado—. ¿Cuándo ocurrió eso?
—En el momento que preparaste el caballo —dijo sin inmutarse.
Y ciertamente ese pequeño lapso en que Sakura y Fugaku se quedaron solos, inquieto a Sasuke pensando en mil posibilidades en que se ofendieran mutuamente. Por fortuna, cuando regresó para recoger a Sakura, parecía serenos y estables.
No preguntó de qué hablaron, pero Sakura comentó ociosamente que tendría que utilizar sus mejores tácticas de convencimiento cuando llegara a casa.
Ahora entendía porqué.
—Dijo que arreglaría el asunto con su hermano, Sasori, aunque llevaría algo de tiempo —continuó hablando Fugaku ignorando el caos interior que estaba creciendo en el pecho de Sasuke.
—Quizás se refería a convencerlo. Sasori no... es una persona muy amable y accesible que digamos —señaló Itachi sin crítica, sólo una observación. Sasuke, a su pesar, asintió atribuyendo a esto recordando la última vez que vio (verdaderamente) a Sasori. Nada compasivo con los ajenos a su familia.
—¿De verdad? En la Conferencia de Discusión me pareció un hombre sensato y analítico —comentó Kakashi un poco confundido por esas opiniones.
Sasuke hizo una mueca, recordando que Kakashi es el único en la sala quién no sabía sobre la visita clandestina de Ryu. Debía arreglar su error. Retomando cierta valía, se giró hacia él, recibiendo una mirada inquisitiva por su repentina actitud ansiosas.
—Maestro, a quién vio en realidad en esa conferencia no fue el verdadero Sasori. Más bien, se trató del Maestro de Sakura disfrazado de Sasori.
Por un momento, Kakashi lo observó como si le hubiese salido dos cabezas. Después, ensanchó los ojos y miró a los demás buscando confirmaciones. Solamente después que Fugaku asintiera, regresó la vista impresionada a Sasuke.
—¿El Inmortal Yugure Toru estuvo aquí?
—Y no solamente eso, ¡sanó gran parte de la condición de Sasuke!
La alegría de Itachi llegó a los ojos de Kakashi. Moviéndose rápidamente, se abalanzó hacia Sasuke para verificar sus meridianos. Sintió el flujo circular libremente y la energía espiritual rebosante, de esos días antiguos de su juventud plena en que proclamaba ser unos de los jóvenes más sobresalientes y fuertes de esa generación.
Ahora mismo, después de tanta tortura volvía a reclamar el título.
Las manos de Kakashi temblaron mientras tocaba el hombro de su pupilo.
—Sasuke, estás curado.
—Maestro, lamento decirte que es provisional. Pero sí, ahora puedo utilizar mi energía espiritual libremente. —Sasuke le ofreció una suave sonrisa, tratando de tranquilizarlo por la primera frase.
No se equivocó, inmediatamente Kakashi se preocupó.
—¿A qué te refieres con provisional?
—Kakashi, hablaremos de ese tema cuando concluyamos esta discusión —intervino Fugaku con un deje de manos deteniendo la conversación que estaban a punto de tener. A Sasuke no le molestó, un poco cansado por los remanentes del día anterior. El té también fungía como relajante muscular y lo obligaría a dormir pronto.
Kakashi aceptó entendiendo la urgencia de la charla actual.
—Como estaba diciendo, la señorita Haruno ofreció su hogar como refugio temporal para Sasuke. Le di el beneficio de la duda por dos razones: hasta ahora, se dice que el pueblo de los semidemonios está en lo oculto de un bosque; por varias décadas, nadie ha sabido dónde está exactamente. Lo que hace del pueblo un lugar seguro a ojos ajenos. Y, segundo, la señorita Haruno parece muy devota a salvaguardar a Sasuke.
Esto último Fugaku lo dijo con evidente intención, desplazando la vista hasta el susodicho quién, contra todo pronóstico, sintió sus orejas calientes por la insinuación. No se sentía especialmente como alguien ofendido por toda la atención y deliberación por su seguridad; comprendía plenamente que si su poder cae en manos equivocadas será un grave error. Y lo que dijo su padre caló en lo profundo de su ser.
Sakura parecía decidida a intervenir, a pesar de no ser su problema. Solamente por él.
Y Sasuke no quería involucrarla. ¡Por supuesto que no! (tampoco olvida lo protector que es Ryuichi, a pesar de las opiniones diversas, esa Calamidad es capaz de devorar al mundo si este hiere a su hija). Pero los demás a su alrededor no compartían sus mismas preocupaciones, porqué, claro, ignoran esto. Y lejos de que una de sus preocupaciones sea esta, de verdad prefería que Sakura se mantuviera al margen. Por seguridad de ella y su gente.
—Padre —se acercó al borde el escritorio, listo para rebatir a toda costa que desistieran de tal idea—. No es por desestimar sus... esfuerzos conjuntos —hasta decir esto le pareció muy extraño—, pero Sasori no aceptará fácilmente que un Cazador vagué libremente por su hogar, aunque tenga la confianza de Sakura. Es muy sobreprotector con los suyos.
—Tampoco es que vayas matando semidemonios por allí.
—Jamás haría eso.
—A esto me refiero —concedió Fugaku con un ademán de manos—. Seamos sinceros, prefieres evitar la violencia contra las personas, pero eres capaz cuando se amerita la situación. Y Hinata es tan benevolente y ni siquiera se especializa en combate directo. Podrá vivir con ellos unos meses.
—Pero Shino sí tiene conocimientos de lucha, y él irá a dónde Hinata vaya.
—Shino no hará nada imprudente mientras Hinata esté a salvo. —Itachi sonrió de oreja a oreja—. Y no conozco otro lugar más seguro que allí.
Sasuke suspiró, frustrado mientras se frotaba el rostro. Sasori no permitirá que Hinata se quede ni siquiera una semana. Aunque no fuera una Cazadora, es muy protector con los suyos. Y sabiendo que ha tenido afinidad con los Cazadores, y más poseyendo un poder divino, preferirá evitarse problemas.
Es entendible, tiene un pueblo entero que cuidado.
—Creo que no comprenden el alcance de este asunto, Sakura-
Guardó silencio repentinamente cuando la comprensión la atacó de pronto. A palabras de su padre, Sakura aseguró que Sasuke puede quedarse allí, pero Hinata no estaba incluida en ese entonces. Pero Fugaku estaba seguro que la aceptaría, lo decía con tanta certeza, sin ninguna duda.
Y le desconcertó.
¿Por qué confiaba tanto en Sakura cuando en un inicio dejó en claro su renuencia?
—Padre —murmuró audible, girándose al escritorio con un aura pesada—. ¿Le insinuaste a Sakura que Hinata necesitaría un refugio?
Por la expresión inmutable de Fugaku, le dio la respuesta. ¡Fue tan evidente!
—Padre...
—Antes que me acuses, fue la señorita Haruno quién lo planteó primero —se defendió Fugaku encogiéndose de hombros mientras se apoyaba en el respaldo de su silla.
—Y se aprovechó de eso —concluyó Itachi con ojos entrecerrados.
—Le tomé la palabra que es muy diferente.
Soltando otro gruñido exasperado, Sasuke pasó la mano por su cabello, tratando de serenarse. Su expresión, sin que se diera cuenta, había pasado por tantas emociones desde que entró a la sala y no parecía darse cuenta. Solamente los otros presentes, silenciosamente sabían quién fue la causante a que Sasuke controlara menos sus expresiones frente a ellos, dejando que fluyeran libremente como siempre debió ser.
El menor de todos está llegando al límite de muchas cosas.
Y su paciencia es una de ellas.
—¿Saben qué? Siento que no debería estar aquí. Ya se llegó a un acuerdo y cualquier argumento que diga será contradecido, así que me retiro —repentinamente hastiado y cansado, Sasuke soltó estas dos imponentes frases y sin despedirse, salió por la puerta del despacho dejando atrás una pequeña conmoción.
Sin ser consciente de lo que sucedió después. Ni que Fugaku suspiraba audiblemente mientras se frotaba la frente y decía a regañadientes a los restantes:
—Esa mujer, Haruno Sakura, le hace bien a mi hijo.
Y tampoco que Kakashi parecía como si hubiese tragado una barra de metal ardiente.
—Líder Uchiha, el que le haga bien no significa que deba permitir que Sasuke le tenga afectos a la señorita Haruno.
—¿Y por qué no? Maestro, lo que ocurrió en ese Pabellón fue una prueba de fuego para Sasuke. Se controló perfectamente y no le dejó un trauma porqué estuvo con ella. —Itachi defendió la postura de su padre con uñas y dientes, bastante proactivo en emparejar a Sasuke y Sakura, para horror de Kakashi—. Y no los ha visto estar uno frente al otro, intentan disimular, pero son evidentes.
—No lo digas, te recuerdo que ya los he visto.
—Lamento estar en tu contra, Kakashi, pero ellos tienen razón —Tsunade le dio unas palmaditas en el hombro, atrayendo su atención. La Sanadora parecía dividida entre la seriedad y la diversión genuina—. Y, aunque se lo nieguen, Sakura no es una mujer que le importe las opiniones de los demás, no tienen importancia para ella. Mientras tenga la estima de Sasuke, estará satisfecha.
—Tsunade, ¿tú también?
—Es inevitable. El líder Uchiha lo está aceptando, tú lo tendrás que hacer tarde o temprano.
Derrotado, pero no rendido, Kakashi refunfuñó en silencio mientras agitaba las mangas anchas, estimando las posibilidades de que todo lo predicho aquí se cumpliera.
—Basta de tonterías y mejor díganme, ¿en qué consistió la visita del Inmortal en el Clan?
Y entonces, con esto concluimos el arco del Bosque de la Muerte y la Villa de Fuego, abriendo a nuevas incógnitas y la maldad de Mikoto en acecho.
Por otro lado, la pareja tortolita está tomando alas y conciencia de sus propias emociones y sentimientos, pero saben que es un asunto que deben tratar sin prisas y a su tiempo. En lo particular, me ha gustado la conexión que tienen ambos aquí, Sakura que es versátiles y Sasuke calmado cuando lo amerita.
¡Veremos más de los tórtolos más adelante! Y como saben, me gusta anexar contexto del siguiente arco, entonces el próximo capítulo es... Especial jajaja
En fin, disfruten su inicio de año! Estaré subiendo capítulo pronto ya que tengo escrito 2 más que pasarán a edición.
¡Alela-chan fuera!
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