/40/ La verdad duele más que la ignorancia


Hola, holaaaa!!!!

Dije que el capítulo ya estaba a la vuelta de la esquina, así que, ¡se los presento!

Advertencias de este capítulo: ninguno, en realidad. Sólo menciones de ataque de pánico (cómo era de esperarse) e información relevante. 

Oh, y si alguien se preguntaba como se ve Momo, es algo así:

¡Disfruten!

Debe ser una maldita broma.

Es el primer pensamiento que pasa por la mente de Sasuke después de semejante revelación.

Un golpe de frío lo inundó por completo, su mente luchando en tratar de comprender a fondo la situación. Permaneció mudo, viendo un punto fijo a la nada totalmente estático, tal cual estatua de marfil inmortalizada con el fin de expresar una emoción.

El silencio ruidoso se precipitó a sus oídos, repitiendo mentalmente las mismas palabras una y otra vez, una eternidad infinita siendo un bucle defectuoso.

"No puedes forzar un poder divino que ya está coexistiendo en tu interior".

Corazón oprimido, respiración pausada. Él tenía en su interior ese poder divino. Tocó su pecho agarrando el kimono con fuerza, su mano temblaba mientras apretaba la tela, tratando de pensar con claridad.

Pero lo cierto es que no fue así.

Él nació con ese poder. Significa que todo este tiempo estuvo en su interior, y él no pudo acceder a él por una u otra razón. Y en lugar de sentir un inmenso alivio y felicidad, justo cómo refleja la expresión de Itachi a cada segundo; lo único que puede pensar Sasuke es lo ineficiente e inútil que es.

Tantos sucesos pudieron evitarse.

Si hubiera manifestado su poder antes, Naruto no estaría muerto y ahora vagando como un fantasma resentido.

E incluso días antes, si tan sólo hubiese tenido la capacidad de crear dichos campos, habría colocado una barrera protectora sobre sus condiscípulos que murieron a manos de otros.

Y logrado esto, Sakura no hubiese tenido la necesidad de intervenir y casi morir.

Pero los "hubiera" no existen. Y la realidad es incluso más dura y horrible de asimilar.

Le ardía la garganta de las maldiciones que amenazaron repentinamente en destripar su garganta y expandirlo a los cuatro vientos. Una oleada de furia recorrió su cuerpo, y las ansias de levantarse y destrozar todo a su paso se intensificaron. Un arranque de impulsividad que le costó mantener bajo control gracias a los arduos años de entrenamiento.

Si bien reprimió sus emociones, su cuerpo no cooperó.

La bilis subió por su garganta al recordar un suceso que lo marcó: la muerte de Naruto y la forma en que murió. Viejas culpas que se enroscan en su pecho y sobreponen en el presente, alzando las manos, sin esforzarse siente la sangre escurriendo en sus manos temblorosas.

Y justo frente a él, la única parte de Naruto que quedó intacta, y que sostuvo entre sus brazos.

Reaccionó llevándose la mano por inercia a su boca antes de levantarse de sopetón e ir a trompicones hasta la puerta trasera que da al patio trasero, tropezando con sus propios pies.

Allí se fueron todos sus años de arduo entrenamiento físico.

Voces lejanas de Itachi y Ryu se distorsionaron en los bordes de su mente. Cayó de rodillas sobre la hierba, inclinándose al frente y expulsando el poco té que bebió durante la mañana.

Toses violentas abandonaron sus labios, todo mientras apoyaba los brazos a sus costados y trataba de regularizar su respiración entrecortada, sentía que se ahogaba a cada segundo.

No, esto no puede ser cierto.

Él no debe tener ningún poder divino, nació sin ningún poder. ¡Los Sacerdotes lo dictaminaron, los mismos representantes de los dioses!

Su respiración fue pesada, con el cuerpo tembloroso y apoyado de brazos, tenía la vista perfecta de todas sus cicatrices desiguales y abultadas impregnadas en su piel. De esas heridas que fueron necesarias para cumplir un propósito que creía muerto. Un "sacrificio" dispuesto a aceptar, ¿qué son unas cicatrices a la posibilidad de manifestar su poder divino?

Todo. Lo fue todo para él.

Y que repentinamente alguien vinera metiendo el dedo en esa llaga a punto de cerrar, lo destrozó. Destruyendo lo que los demás dijeron a su alrededor durante toda su vida; y en lugar de sentirse eufórico de no ser el primer heredero sin poder, una oleada helada inundó cada fibra de su ser dejándolo frío.

¿Su sacrificio fue en vano?

¿Cada cicatriz en sus antebrazos no significan nada?

No supo cuánto tiempo estuvo sumergido a sus pensamientos brumosos, hasta que sintió una mano cálida en su brazo. Una sensación de afecto maternal lo inundó poco a poco, y, al enfocarse mejor, Madam Hikoro yacía arrodillada a su lado, dándole un pañuelo y teniendo dos tazas en sus manos. Por el olor supuso qué uno estaba destinado a tranquilizar sus nervios.

Le trajo viejos recuerdos. De los días posteriores a la muere de Naruto y el rechazo de su madre. Madam Hikoro siempre fue una presencia constante en su vida desde que tenía memoria.

Un recuerdo de esos días qué intentó aplastar cuando ella fue obligada a marcharse de su lado, dejándolo atrás.

Jamás lo resintió. En cambio, ahora está profundamente agradecido de tenerla de vuelta. De otra forma, no sabría cómo regresar a la cruda realidad.

—Joven Sasuke, por favor, beba esto.

Lejos de sentir vergüenza por tal escena indecorosa, aceptó en silencio lo que Hikoro le ofreció. Su mente un remolino de emociones y pensamientos dispersos, consciente de que se enjuagó la boca, se limpió con el pañuelo y bebió del té tranquilizante.

No es tan ingenuo al considerar que el té surtió efecto rápidamente, más bien, fue la mano de Madam Hikoro apoyada gentilmente en su brazo. Ella hablaba, decía algo que se esforzó por comprender... entrecerró los ojos y dejó que el mundo volviera a él en lapsos.

—...Respire conmigo..., uno, dos... ¡Justo así!

Sin pensarlo atendió a sus palabras y regularizó su respiración, cerrando los ojos. Esta ocasión fue consciente de los minutos que tardó para volver en sí, y al abrir los parpados, se percató que no sólo Hikoro estaba allí.

Itachi yacía a su otro costado, con una rodilla apoyada en la hierba y la mano media extendida, sin saber qué hacer; justo detrás, Ryu observaba serio toda la escena, con las manos detrás de su espalda y sin intervenir.

Alguien resopló sobre él, al encarar se encontró con el hocico de Nana que está seguro de que no estaba allí cuando salió, le daba golpecitos suaves al costado de su cabeza. Y Momo parecía aferrarse con todas sus fuerzas al pliegue de su kimono, negándose por todos los medios a soltarlo y temblando sin parar.

Oh, pensó repentinamente.

Momo no es quién está temblando.

Es él.

Tal realización lo dejó más exhausto.

—Estoy bien —murmuró apenas audible para sus animales espirituales.

Justo así, cayó en conciencia de lo indecoroso que fue su comportamiento. Guiado por la costumbre, se giró a Itachi y Ryu con movimientos robóticos e hizo una pequeña reverencia, con una mano sosteniendo a Momo contra su pecho.

—Disculpen mi comportamiento tan inapropiado-

—Hermano, no te disculpes —intervino Itachi sacándolo de su arco, tomó su mano para apretarla entre las suyas. Sus ojos eran gentiles, pero había preocupación detrás—. No es algo de lo que debas avergonzarte.

—De haber sabido que tendrías un ataque de pánico, habría elegido mis palabras cuidadosamente —se defendió Ryu.

Sasuke le dirigió la mirada, tratando de transmitirle con gestos que no era culpable su reacción. Entonces se impresionó cuando vio algo de pesadumbre en los ojos verdes de Ryu antes que este apartara bruscamente la vista y regresara al interior.

—Pero lamento decirte que todavía hay más, así que apacigüémonos. Madam Hikoro, ¿cierto? Sería tan amable de su parte si puede traer más de ese té, lo necesitaremos.

Sasuke tosió audiblemente cubriéndose la boca con su mano.

¿Cómo que hay más?

Sakura movió su pie con cierta impaciencia, lo restante de su cuerpo permaneció intacto bajo las manos de Tsunade reforzando los puntos en sus heridas. Con toda honestidad, no habría permitido más tratamientos si no fuera porque su abuelo le ordenó comportarse a nombre de su maestro.

¿Le debería sorprender que Itachi y Tsunade hayan descubierto su visita? En absoluto. Conoce a su maestro y es lejos de ser precavido en dicho aspecto. De hecho, todavía sospecha la razón por la que vino disfrazado de Sasori y no en su apariencia original, y aunque le preguntó a Hiruzen, recibió un encogimiento de hombros.

No dio sus esfuerzos a esa batalla perdida.

Soltó un suspiro de alivio cuando Tsunade finalizó de tratar los puntos.

—Tus heridas sanan a un ritmo constante, pero acelerado —contempló la sanadora afianzando la venda alrededor de su estómago—. Seguiremos evaluando y si todo está mejor, los retiraremos.

—Espero que sea pronto, si algo que no soporto es que me toquen personas extrañas —gruñó de vuelta subiéndose los pliegues del kimono, acomodándolo bajo la atenta mirada iracunda de Tsunade.

—Eres mi paciente.

—Aleluya por eso.

—Sakura —advirtió severamente Hiruzen desde atrás.

La aludida no respondió, decidiendo guardar sus comentarios petulantes para otra ocasión, y continuó arreglándose la ropa.

En la habitación no sólo estaban ambos sanadores, también Kiba. A diferencia que su abuelo y él dieron la espalda otorgando privacidad cuando Tsunade pidió examinar los puntos, hecho que involucra quitarse la parte superior del kimono.

Kiba pudo haberse marchado, pero se negó rotundamente y siendo obstinado les dio la espalda. Tsunade le lanzó una mirada letal como diciendo "Haz que obedezca" viendo que Hiruzen no logró persuadirlo; a lo que Sakura respondió con un "Él se quedará, no está a discusión".

Bajo toda la terquedad de Kiba se esconde un miedo constante a que Sakura fuera herida inexplicablemente si le quitaba los ojos de encima. A Sakura no le incomoda la actitud pegajosa de su hermano, en ocasiones es así, ya sabe lidiar con ello. Basta con que estuvieran en el mismo lugar por unas horas.

Así que al final, Tsunade aceptó a regañadientes.

Ahora, Kiba se acercó hasta ella, dejándose caer a su lado y mirándola con preocupación.

—¿Estará mejor? —preguntó a los Sanadores.

—La medicina aplicada aceleró el proceso, la herida de su estómago ya no es un peligro —dijo Tsunade guardando sus objetos en la bolsa dimensional que traía consigo. La balanceó hasta sumergirla en su ancha manga y miró a Sakura con cierto acero en sus ojos mieles, cómo un médico ve a su paciente revoltoso y problemático—. Pero no es autorización para retomar tu rutina, cualquiera que hagas. Recomiendo otros cuatro días de reposo. Si el ritmo de recuperación es el mismo, no habrá inconvenientes.

Pese a las buenas noticias, su malhumor no mejoró, ¡estaba restringida por las órdenes de Tsunade! Siendo lo peor no obviarlas porqué Hiruzen asintió a cada una y prometió no dejarla salirse con la suya. Diciendo esas declaraciones como si ella fuera una niña pequeña a la cual vigilar en todo momento.

—Oigan, no hablen de mí como si no estuviera aquí —se quejó ella.

—Porqué estás aquí lo estoy diciendo —viró Hiruzen con ojos entrecerrados—. Tu maestro espera tu pronta recuperación, por eso te dio la medicina directamente. Así que no desprecies sus esfuerzos y el cuidado de la Sanadora Seiyu.

Entornando los ojos, Sakura murmuró resentida: —No estoy despreciando a nadie. Sólo que ya no soporto estar amarrada a esta cama... ¿Por lo menos puedo despegarme de aquí?

—Camina moderadamente, no correr —se adelantó Tsunade.

Haruno cayó a susurros de "que crueles son los sanadores, nunca les confíes nada" y "¿Acaso creen que no me aburro como una hostia atrapada en la cama todo el día?" y "Quiero ver a Sasuke, ¿necesito permiso para eso?"

Los Sanadores hicieron caso omiso a sus quejas sumergiéndose a una conversación sobre el efecto acelerado que tenían plantas medicinales traídas por Ryu; únicamente Kiba le prestó atención a la semidemonio y respondió cada una de sus dolencias con el mismo nivel de ridiculez.

Para cuando Sakura se incorporó amarrándose el cinturón negro, Tsunade parecía contemplativa.

—¿Hay la posibilidad que el Inmortal Yugure comparta algunas plantas?

Hiruzen cerró los ojos mientras negaba con la cabeza.

—Lo siento, pero lo dudo mucho.

Secretamente Haruno estuvo de acuerdo, Ryu no extendería la mano con tales plantas preciosas tan descuidadamente, sobre todo si no conoce las verdaderas intenciones detrás de su uso.

Por el rabillo contempló la expresión de Tsunade contraerse ante la respuesta contundente, y no dudó hablar con cierto tono mordaz.

—No es por razones egoístas, sanadora. Mi maestro hace tónicos y demás con esas plantas para ayudar a las aldeas olvidadas por los Cazadores —excusó molesta a que se hiciera ideas erróneas a las motivaciones de su maestro.

—¿Eso hace? —El temple de Tsunade permaneció quieto ante la acusación implícita, pero había un brillo de interés en sus ojos—. No lo hubiera imaginado nunca, se supone que los Inmortales no intervienen por los mortales.

—Hm, con los Cazadores, querrá decir —planteó Sakura entornando los ojos—. Pero sí, se supone. Sin embargo, tiene razón. Él no se encarga de su distribución, solamente las fabrica y lo demás es trabajo aparte.

Sakura no dijo que específicamente un fantasma rango Ira, dígase Shikamaru, es encargado de llevar cada lote a pueblos recónditos. Dónde las personas lidian con fantasmas y demonios sin ayuda de los Cazadores. Aquellas zonas donde únicamente los semidemonios y los desterrados entran. Dónde la hambruna puede acaban con una aldea completa o una criatura malvada masacraría y nadie ayudaría.

A pesar de su naturaleza, Shikamaru es un fantasma consciente de sí mismo y sus propios ideales. Y, aunque Sakura desconoce qué lo ata a este mundo, no duda en su fidelidad permaneciendo bajo las órdenes de Ryu como un subordinado.

Ni que poner en duda su lealtad y servicio. Shikamaru la cuidó de niña cuando Ryu la entrenó. Así que mientras pudiera evitarle problemas es lo único que dirá.

—De todas formas, si lo dice por el tratamiento de Sasuke, no debe preocuparse —indicó terminando de ajustarse el cinturón negro. Tsunade enarcó ambas cejas, nada impresionada de ser descubierta—. Prometí darles senjusou.

—¿Prometiste a quién?

—¡Al joven Itachi, por supuesto! —exclamó Kiba respondiendo la pregunta de la Sanadora Seiyu—. Fue un trueque.

—¿¡La vendieron!? —Hiruzen casi los mata con la mirada y sus palabras, ambos semidemonios se encogieron de hombros, un poco intimidados por su abuelo.

—¡Claramente no! —refutó Sakura.

—Abuelo, ¿nos crees capaz? —preguntó Kiba siendo dramático, y llevándose una mano al pecho como si estuviese dolido—. Te lo aseguramos. Sakura se lo daría sin nada a cambio, pero teníamos que vender nuestro lote para el invierno, e ir con el maestro es un viaje largo. ¡El joven Itachi nos ayudó con ese contratiempo para que nosotros fuéramos por el senjusou! Pero, uh, sucedió la pelea contra Mei, y aquí estamos.

—Hmp. —Hiruzen regresó a su postura serena junto a Tsunade, llevándose las manos detrás de su espalda y dándoles una mirada contemplativa. Kiba continúo con su dramatismo a Sakura y esta lo ignoró a favor peinarse apresuradamente—. Debieron considerar regresar a casa por el senjusou en lugar de ir con su maestro.

—Las que tenemos no tienen el potencial para el tratamiento completo de Sasuke —aseguró Sakura terminando de amarrarse su media coleta y caminando "cuidadosamente" a la puerta—. Y pensaba agarrarlo del cultivo de mi maestro. La mejor calidad que hay sólo para él.

Tras su declaración tan descarada, abrió la puerta y se apresuró al pasillo sin esperar a que reaccionaran.

Una sonrisa ligera se coló en sus labios mientras avanzaba.

No tolerará un malentendido sobre el tema del senjusou, se apresuraría en hallar a Sasuke. No debería estar lejos contando que todavía es de mañana, a nada de servirse el desayuno.

Pensaba en las delicias que obtendría hoy cuando puso un pie en la sala, y al virarse, se encontró primero con la mirada de Itachi. Sakura parpadeó, y deslizó más la vista hasta toparse con su maestro (en su verdadera forma) sentado y dando la espalda a ella; y enfrente, en la misma posición (y con la parte superior de su cuerpo descubierta) estaba Sasuke.

Boqueó, un poco fuera de sí: —¿Qué...?

Itachi la interrumpió quedamente: —Está evaluando la condición de Sasuke.

—Oh.

En un vistazo mejor comprobó las acciones de Ryu. Él mantenía las manos en los omoplatos del joven azabache, con los ojos cerrados demostrando una máxima concentración, sus manos desprendían una ligera luz roja de su propia energía espiritual. No podía ver el rostro de Sasuke, nada más su espalda descubierta y bien tonificada.

Bueno, Sakura no se quejará por su falta de atención. Acaba de obtener una vista maravillosa de la espalda ancha y dura de Sasuke. Tantas veces se preguntó cómo se veía cada línea de su espalda después de tocarlo (por accidente) en varias ocasiones.

Tranquilamente se sentó junto a Itachi a esperar, un poco impresionada por este giro de acontecimientos. Siendo sincera, pensaba en pedirle a su maestro que ayudara a Sasuke, de esa plática estaba segura de que tendría jugar sucio mencionando ciertos favores que debía al Cazador, o incluso llegar al extremo de rogar (situación muy poco probable).

¡Pero sucedió sin su intervención! Ya no se sentirá culpable por haber aceptado la ayuda de Itachi sin dar algo a cambio. Su maestro vino a causa de ellos. Diferente proceso, mismo resultado.

Rascó un poco la venda de su cuello, enderezando la espada en busca de una posición cómoda.

Lo que le intriga ahora son las razones del comportamiento benevolente de Ryu. Miles de ideas cruzaron por su mente y permaneció una de las peores: seguramente Sasuke mostró algún signo de desviación de energía, en una situación de vida o muerte empujaría a su maestro a intervenir.

Dio un pequeño respingó al sentir un pelaje restregarse contra su pierna, al bajar la vista se encontró con Momo. Normalmente el hurón daba vueltas y mantenía una postura alegre, por eso, cuando gorjeó viéndose tan miserable y decaído, Sakura se preocupó.

—Momo, ¿qué sucede? —murmuró extendiendo la mano al hurón. Este emitió un sonido y Sakura lo acogió entre sus manos, colocándolo en su regazó para continuar acariciándolo. Lo sintió temblar un poco.

Alzó la vista de sopetón a Sasuke, y luego a Momo. Posterior, inquirió a Itachi preocupada.

—¿Sasuke mostró alguna señal de desviación de energía?

Itachi no respondió de inmediato, obligando a Sakura en desviar los ojos hasta a él. Lo que vio en su expresión, la preocupó más. No le quitó los ojos de encima, detectando una expresión contraída en una mezcla de ¿esperanza? y profundo pesar.

Itachi cerró los ojos, viéndose cansado.

—No correrá más ese riesgo. —Quién respondió no fue Itachi, sino Ryu.

Sakura se viró a su maestro, justo en ese momento Tsunade, Hiruzen y Kiba estaban a la habitación habiendo escuchado la pregunta y respuesta. De pie detrás de Itachi y ella, interesados en saber qué ocurría.

Finalmente, Ryu alejó las manos, todavía sin voltearse a recibirlos. Susurró algo sólo para que Sasuke lo escuchara. El azabache asintió, apenas, y no se movió. En cambio, Ryu se incorporó sobre toda su estatura y se viró a ellos.

La primera en intervenir fue Tsunade, dando un paso al frente, con la emoción destilando por todo su rostro. Y no es para menos, si acaso Ryu puede curar sus heridas lo salvaría de la muerte.

—¿Sanará a nuestro segundo joven maestro, Inmortal?

Ryu hizo una pequeña mueca, extendiendo las manos con un gesto.

—Es más complicado que eso, pero, sí. Sanaré sus meridianos... provisionalmente.

La última palabra trajo confusión en todos, a excepción de Itachi, quién continúo con los ojos cerrados, como si le afligiera escuchar.

—Espera un momento. —Sakura dejó a Momo en manos de Kiba y se incorporó, mirando a Ryu desconcertada—. Tienes la capacidad y los medios para sanarlo por completo ¿por qué no lo haces?

Ryu hizo una mueca.

—No es posible.

—¿Por qué?

—Es un riesgo.

Sakura no aceptaría esa patética excusa.

—¿Acaso florecieron prejuicios contra los Cazadores?

—No hagas preguntas estúpidas.

Finalmente ella explotó.

—¡No es estúpido preguntar! ¿Desestimarás tus enseñanzas como si nada o es que acaso no te importa su vida? ¡Depende de un hilo de esperanza, y no se lo merece! ¡Si no haces algo, él...!

—Sakura.

Fue su nombre lo que frenó su arrebato.

No la llamó su maestro, tampoco Hiruzen, ni tan siquiera de Kiba.

Quién la detuvo fue Sasuke. La paralizó en su lugar, callándola abruptamente con mencionar su nombre. Los ojos verdes se enfocaron en la figura del Cazador, de pie a un costado de Ryu, acomodándose el kimono dejando una abertura larga que dejaba entrever parte del pecho y abdominales marcados debajo de la venda.

Sakura disfrutaría de tal extraordinaria vista si no estuviera enfadada.

—Tu maestro hace todo lo que puede con mi actual condición.

—¿Tu condición actual? —inquirió incrédula, de verdad no quiere enfadarse con Sasuke, ¡pero no soporta lo impasible que se comporta con su propia salud!—. ¡Te estás muriendo!

—No en este instante, pero sí es un peligro —interrumpió alegremente Ryu.

Todo enojo de Sakura se dirigió a su maestro.

—¡Cállate, no tienes derecho de opinar si no quieres hacer nada!

—Que discípula tan maleducada e ingrata eres, ¡por supuesto que lo ayudaré, pero ahora-!

—Les pediré que guarden sus discusiones para más tarde. —Itachi se levantó frenando con dureza el comienzo de una afrenta entre maestro-discípula—. Estas discusiones no le hacen bien a Sasuke en estos momentos.

Sakura apenas hizo caso a sus mandatos, temblaba de la furia, pero la preocupación ganó la batalla ante la última parte de la frase.

No fue la única, los sanadores y Kiba se viraron al unísono a Sasuke quién parecía estar perdido parcialmente en sus pasamientos, mirando al frente, pero sin observar a nadie en particular. Parecía en otro plano existencial en el que existía sólo él.

Esta actitud Sakura lo ha visto una sola vez: el día en que Sasuke le dijo que no poseía ningún poder divino. Que era una persona "inservible e inútil" por no nacer con la herencia que su línea de sangre le otorgaba.

Particularmente, un recuerdo angustioso para ella. No quiere imaginar lo que debía sentir Sasuke. ¿Fue algo que dijo su maestro? ¿Qué pone en peligro su vida?

Tanta incertidumbre terminará por hacerla colapsar.

—¿Sasuke? —llamó ella con vacilación.

El Cazador volvió en sí, parpadeando un poco y los miró a cada uno por un par de segundos. Cuando se detuvo en Sakura, duró un poco más, como si estuviera obteniendo algo particular de ella. Después, cerró los ojos.

—El Inmortal Yugure no puede curarme por completo porqué hay otra condición que interviene —inició explicando, todos estuvieron atentos.

—¿Qué condición? ¿Hay alguna otra herida que persista? —Se apresuró a cuestionar Tsunade ya evaluándolo con la mirada.

Y Sasuke negó con la cabeza, abriendo sus ojos con una mezcla de emociones encontradas.

—No. La condición que se interpone es... —vaciló, alzando la vista mirando a todos en general—... mi poder divino.

El silencio que cayó sobre la sala fue algo difícil de interpretar. Por un lado, los corazones de los sanadores y Kiba se llenaron de euforia y una alegría desenfrenada, ¡todo este tiempo creyendo que Sasuke no poseía ningún poder heredado! ¡Logró manifestarlo en el último momento!

Pero toda esa emoción que se apagó al instante al ver la expresión contraída de Sasuke, cuya vista se enfoca únicamente en Sakura.

Y ella parecía congelada, debatida entre la emoción y la preocupación, identificando todos los sentimientos cruzados en los ojos ónix del Cazador. Se apresuró a ir con Sasuke, tomándolo directamente de las manos uniéndolas con las suyas, dando un apretón gentil y arrullando en voz baja.

—Hay algo más, ¿no es así? —inquirió preocupada—. El hecho de que no estés feliz de descubrir que sí tienes un poder divino es que hay algo más grande detrás.

Sasuke asintió, y el corazón de Sakura cayó.

En algún lugar detrás de ellos, Ryu gimió lamentable.

—Por los dioses, dejen de coquetear y desayunemos primero, ¡necesito algo en mi estómago antes de continuar! —exclamó yendo directamente a las tazas en busca de la suya combinada con licor que dejó abandonada.

De acuerdo, esta situación está llevando al límite a Sakura. Todo lo que escuchó de Ryu y las conjeturas la enfermó de sobremanera.

Comenzando por la condición de Sasuke ¿quién hubiera imaginado que sí tiene un poder divino? Pero el asunto aquí no es sí lo posee o no (bueno, quizás al inicio sí) pero posteriormente: ¿por qué nadie lo sintió dentro de él?

Una pregunta que hizo Tsunade, tan ansiosa e igual de impactada que Itachi. Y Sakura los comprendía, ambos han estado en el proceso de esa lucha, la sanadora salvando de la muerte a Sasuke tras largos entrenamientos y reclusiones; e Itachi apoyando las decisiones de Sasuke por más descabelladas que fueran.

En pleno desayuno se decidió abordar el tema, así que todos fueron acomodados alrededor de la mesa con platillos al frente. A excepción de Sasuke, los demás daban bocados paulatinos (en caso de Tsunade, Hiruzen e Itachi) o devoraban la comida base a su hambre voraz (Ryu, Kiba y Sakura).

En defensa de maestro y discípula, no cenaron anoche.

Ryu movió sus palillos respondiendo la pregunta: —Es porqué Sasuke tiene una restricción muy fuerte y sigilosa dentro de él.

—¿Una restricción? —cuestionó Itachi—. ¿Por eso no lo sentimos?

Asintiendo, el Inmortal se llevó un bocado a sus labios, hablando parcialmente.

—Ningún mortal lo detectaría, quizá los Sacerdotes podrían ya que tiene una afiliación con la divinidad, son los intérpretes de los dioses —explicó, pero al ver las emociones apoderándose de Itachi y Tsunade, compuso una mueca—. Entiendan que lo que estoy diciendo no es más fácil para mí que para ustedes aceptarlo, así que escuchen atentamente —dijo con aplomo alzando dos dedos—. Esta restricción tiene dos características: la primera, quién la colocó es alguien quién tiene un poder divino, contacto con los dioses o.... una criatura rango Calamidad.

Itachi casi escupió de su té, pareciendo cada vez más pálido, Tsunade... no estaba muy lejos.

Y Sasuke apenas enarcó una ceja, centrado en acurrucar a Momo cerca de su regazo, pareciendo ajeno cuando todo el asunto se trata de él. A su lado, Sakura acarició el dorso de su mano secretamente, fue un alivio visualizar que cierta tensión se iba de los hombros del joven azabache.

Mientras tanto, el heredero del clan Uchiha trataba de no ahogarse con el té.

—¿C-Calamidad?

—Es la menos probable —indicó Ryu encogiéndose de hombros—. No es que anden por ahí lanzando restricciones y maldiciones por diversión, créanme, hay mejores cosas que hacer.

Desde el otro lado de la mesa, Sakura le lanzó una mirada fulminante. A Ryu parecía no importarle los deslices de sus palabras y acciones. ¡Reveló implícitamente sobre la existencia actual de las Calamidades! ¿Acaso no tiene conciencia?

(No es que Sakura esté menos sorprendida, pero contando sus sospechas de quién es en realidad su maestro, la reacción es mínima).

—Un momento, ¿habló sobre las Calamidades en presente? —Itachi casi convulsiona—. ¿Qué? De verdad ¿QUÉ?

—Pero, como decía. —Ryu resultamente interrumpió semejante revelación y el consecuente aturdimiento de Itachi—. La segunda condición es un efecto colateral, ya que la restricción se colocó desde el día de tu nacimiento.

El horror aumentaba en la expresión de Tsunade.

—¿Desde su nacimiento?

—Es un conjuro de restricción muy antigua, pero pase a eso, tiene mucha fuerza por un lapso determinado. Con el tiempo se debilita, sin embargo, noté que permanece fuerte. Por lo que tengo una teoría.

—No tema en decirla.

Hasta ese momento Sasuke había permanecido mudo, acariciando a Momo enroscado en su regazo, dando ligeros temblores. Nadie lo miró insistente o cuestionó sus acciones. El que acariciara a Momo era una estrategia para tranquilizarse a sí mismo.

Por tanto, Ryu lo enfocó rápidamente, al parecer encontró en aquella expresión pulcra y serena una respuesta e inició sus teorías.

Desde ahí, la furia de Sakura se avivó. Fue como una vela envuelta en oscuridad y frente a una brisa fresca de aire, entre más fuerte la ventisca, la llama aumentaba.

Ryu especuló sobre la restricción puesta en el momento de su nacimiento, tan fuerte y absoluta que, posterior a desarrollar su núcleo de energía, encapsularon el poder divino allí. Debido a esto, todos pensaron erróneamente que Sasuke nació sin ese poder.

—Tantos años creyendo que no logró manifestarlo —dijo Tsunade con tanta dureza, apretando los puños sobre la mesa—. Siempre estuvo en él.

—Me hace demasiado ruido esa desinformación suya.

Cabezas virando una tras otra a Ryu, quién rascaba debajo de su barbilla como si estuviese estimando cada palabra.

—¿Desinformación? Es... lo que yace escrito en los pergaminos más antiguos que poseen los Sacerdotes —explicó Itachi un poco confuso.

Y vaya que es de conocimiento común que el Clan Uchiha es el único entre los Cinco Grandes Clanes que tienen bajo su resguardo a Sacerdotes. Los otros herederos de poderes divinos son guiados en sus primeros años por dichos Sacerdotes, pero se desvinculan una vez que obtienen sus poderes.

Después de todo, los Templos de la Villa de Fuego están consagrados para el dios que otorgó el don sobre el linaje de Mikoto; y los poderes de cada heredero fueron concedidos por dioses distintos. La ayuda de los Sacerdotes es una muestra de solidaridad. Nada más.

Entonces, al escuchar esto Ryu bufó audiblemente.

—Déjenme iluminarlos un poco: los herederos nacen con una diminuta, indetectable, chispa de ese poder. Su trabajo es fortalecer su núcleo de energía lo suficiente para provocar que ese poder absorba de su propia energía y emerja. Dependiendo de lo fuerte que sea, es proporcional a la eficiencia del poder divino —explicó sacando la verdad a la luz y entornó los ojos al cielo, sintiéndose indignado a nombre de alguien a quién no conocen—. ¡No más de esa tontería de que a los veintidós años es el límite! Sus más antiguos antepasados estarán muy decepcionados cuando se enteren de la educación nada fiar.

Continuó especulando sobre la segunda condición. La restricción es un método eficaz pero corto, ideado principalmente para suprimir espíritus y demonios con el objetivo de ser interrogados y luego eliminados. Era vital alimentar la restricción y fortalecerla si querían que fuera continua y duradera.

Quién lo colocó conocía tales riesgos, y la única forma de mantener existente la restricción es tratar el núcleo de energía mediante los meridianos de su cuerpo. Teniendo un constante mantenimiento establecería el conjuro con la misma fuerza que al inicio.

Ryu se calló un instante al terminar esta idea. Virándose a Itachi y Tsunade, evaluándolos, dijo: —Tengo entendido que los Sacerdotes fueron los únicos en contacto con Sasuke en su reclusión, ¿no es así?

Ambos se tensaron hasta el punto de la impavidez, rostros cenicientos transformándose en comprensión y horror por igual al llegar a la misma conclusión no dicha pero sí sabida por todos en la sala.

La realización cayó en los tres miembros del Clan Uchiha como un balde de agua fría.

Y no se diga la batalla de emociones que Sakura libró internamente. Recordando la tristeza en los ojos de Sasuke bajo el cielo nocturno y la brisa del lago frente a ellos, de la resignación sobre la ausencia de su poder y aceptación a que jamás lo obtendría. Recogiendo los pedazos de sí mismo, intentando mantenerse firme y sereno soportando las críticas y juicios ajenos que se les hacía más fácil atacarlo que entenderlo.

De pensar qué entró a reclusión durante tres años, exponiéndose a los métodos crueles de los Sacerdotes de tratar sus meridianos. Años que, en lugar de ayudarlo a manifestar un poder, fortalecieron la restricción cada día que impedía su desarrollo.

Y, a consecuencia, lo mataban lentamente.

"¡Inaceptable!" Susurró una voz familiar a su oído.

"Se atrevieron a dañar al pequeño músico" siseó una segunda voz.

"Tomemos el asunto en nuestras manos" murmuró una tercera.

Sakura no rebatió a los fantasmas cuyas voces emergieron. A diferencia de otras ocasiones, aceptó gustosa las sugerencias.

Entonces se elevó sobre sus pies abruptamente. Nadie le había dirigido la mirada, concentrados en lo que decía Ryu y la expresión de Sasuke. Por eso, fue una enorme sorpresa al verla temblorosa, rechinando los dientes y apretando los labios.

Cuales únicamente separó para pronunciar tres tétricas palabras con voz trémula y oscura: —Voy a matarlos.

Se dio la vuelta con claras intenciones siendo detenida por Sasuke quién fue el primero en reaccionar y agarrarla apresuradamente de la mano. Sakura apenas se detuvo, la vista insistente puesta en la puerta trasera con el objetivo de atravesarla a como diese lugar.

—Sakura, contrólate —ordenó Ryu también incorporándose.

Finalmente, Sakura se viró a ellos.

Y la visión que recibieron de verdad heló y puso los pelos de punta a Itachi y Tsunade, quiénes jamás habían visto su actitud malhumorada y enfadada al punto de manifestar energía resentida.

Toda la expresión de Sakura transformada en una mueca de furia vibrante, uno de sus ojos se tiñó de carmesí como la misma sangre, y zarcillos de energía resentida comenzando a surgir desde bajo de ella. Provocó que tuvieran la piel erizada y los sentidos alerta ante su poder ligado a la energía resentida que puede controlar incluso teniendo los grilletes sellados.

—¿Calmarme? ¿¡Cómo pretendes que lo haga si los responsables de sus heridas están allá fuera sin recibir un castigo!? —terminó gritando Sakura, apuntando con un dedo el exterior y alebrestada en todos los sentidos.

—No puedes matarlos.

—Jajaja ¿no? —se rió tan escalofriante bajando la mano y alzando la barbilla en desafió. Sus ojos, el rojo y verde brillaron más—. Mírame hacerlo.

—Me expresé mal, sé que puedes hacerlo. Pero no debes.

—¡Dame una maldita razón para no ir y bañar todo el Salón de Ancestral con sus cuerpos y sangre, que es lo menos que merecen!

Los zarcillos se alborotaron, alzándose sobre su estura y amenazando con expandirse, enrollándose tentativamente alrededor de Sasuke para horror y preocupación de Itachi y Tsunade.

Emociones que no se intensificaron al ver que ningún zarcillo tocó a Sasuke. Sólo pululaban ociosamente, si se atreven los demás a especular, como si lo estuviera protegiendo. Parecía formarse una capsula a su alrededor, pareciendo una barrera que impedía ser alcanzado.

Sasuke ensanchó los ojos, viendo como los fantasmas se manifestaban detrás de Sakura. Siseando y susurrando, incluso logró atrapar frases inconexas pero precisas "¡Nadie lo toca!" o "¡Merecen mil años de muerte!" y "Ayudemos a la maestra ¡Hay que cobrar venganza!".

Por inercia apretó la menuda mano entre la suya temiendo a que perdiera el control, su piel volviéndose cada vez más fría. Estaba más preocupado sobre el repentino cambio de humor en Sakura que su propio bienestar.

Sin embargo, toda su confianza y certeza yace que, bajo ninguna circunstancia, Sakura no le haría daño a propósito.

Ryu fue el único que le hacía frente, caminando a ella sin titubear ante tal muestra de poder. Atravesó la barrera formada y apartó la mano de Sasuke del agarre de Sakura, quién sintiendo la ausencia de la mano masculina, sus bellos se erizaron y su mente se fracturó virando a ellos con ojos nublados.

Sasuke no se movió, entendiendo que él no lograría tranquilizarla. Al final, él es la causa la alteración de Sakura. Sólo Ryu es capaz de controlarla en ese instante.

Quedó en claro al presenciar la facilidad en la que Ryu extendió la mano hacia Sakura y la energía resentida se sumergió abruptamente en él, como si fuera una práctica rutinaria. Pero hubo una parte que se resistió y permaneció con Sakura.

Ante esta anomalía, Ryu frunció el ceño y bajó la mano.

—Escucha, si los matas no sabremos quién originó la restricción.

—Hay muchos métodos para hacer que los muertos hablen —murmuró Sakura todavía inmersa.

—Necesitamos a la persona viva —enfatizó Ryu con dureza, el aura que empezó a emanar era igual de pesada que Sakura e iba en aumento—. Además, si atacas ahora te considerarán enemiga. Por los dioses, tienes aquí mismo al heredero del Clan Uchiha.

—¿Y crees qué eso me detendrá? Itachi es su hermano, entenderá mis motivos.

—No estás pensando claramente las consecuencias políticas que provocarás si les pones un dedo encima a los Sacerdotes.

Sakura inclinó la cabeza a un lado, mechones de cabello se deslizaron en su hombro.

—Repito, ¿debería importarme? ¡Ellos no escatimaron en dañar irreparablemente a Sasuke por tantos años!

—Ocasionarás un golpe de estado.

Tal declaración sacudió a todos los presentes, pero no a Sakura quién siguió gruñendo sin dejarse dominar por la pesada energía de Ryu.

—¡Casi lo matan!

—¡Orillarás a Sasuke a su muerte!

Bastó esas palabras para que Sakura se quedara repentinamente estática, ensanchando los ojos a través de todo pensamiento. Permaneció quieta y la respiración pesada.

Todo pareció detenerse. Ryu incluso se frotó el rostro con la mano, murmurando algo entre dientes antes de elevar su voz.

—Piensa en las consecuencias políticas primero. Si atacas ahora, Itachi se verá obligado a dividir sus lealtades ¿será su hermano o su clan?

—Se justifica...

—¡Concéntrate y escucha! —La mandó a callar con toda la autoridad, y, por primera vez, Sakura obedeció—. Incluso si lo es justificado, los Sacerdotes son igual de respetados que la familia principal. ¿Crees qué los Ancianos o incluso el líder Uchiha estarán de acuerdo con su ejecución?

La ceja de Sakura tembló, mientras su respiración se volvía pausada. Y Ryu negó con la cabeza.

—Desconocemos quiénes están involucrados, sólo revelarás que sabemos la verdad y harás que nuestro objetivo retroceda. Si ha sido inteligente para ocultarlo durante veintidós años y tergiversar la verdad, no le costará mucho esconderse. Así jamás lograremos canalizar el peligro sobre Sasuke.

El monólogo de Ryu no sólo cayó a oídos de Sakura, sino de Itachi y Tsunade que traían una batalla consigo mismos de lealtades, incertidumbre y racionamiento. A decir verdad, nada de lo que dijo es errado, un posible escenario de las consecuencias que tendría una revelación de gran magnitud.

Que, aunque quisieran salir corriendo ahora mismo y anunciar a todo el clan: "Mírenlo, no es el inútil que todos desprecian, ¡él sí heredó un poder divino!", no serían posible debido a los riesgos que corrían.

Mismos riesgos que Sakura comprendió a la perfección, aun así, parecía tan debatida y perturbada.

—Pero ellos intentaron asesinar a Sasuke. Si desaparecen, ya no habrá peligro.

—Comprendo tu punto de vista, Sakura, pero recuerda esto. —Aquellos ojos verdes parecieron viejos y pesados, cargando experiencias de un pasado tormentoso y lleno de errores—. Tienes la capacidad y el poder para levantar un ejército y enfrentar al mundo entero si lo deseas, pero en ocasiones, ese poder no te ayudará a ganar todas las batallas.

Tales palabras hicieron eco en la mente de Sakura, cuyos susurros internos se detuvieron ante Ryu. No quería aceptarlo, nunca lo haría. Pero sabía que su maestro es sabio y hablaba con tanta sensatez.

Y le molesta. Maldita sea, le purga que tuviera razón.

Se desinfló visiblemente mientras los zarcillos restantes retrocedían poco a poco hasta desaparecer en su interior por completo. Agachó la mirada ocultando la heterocromia de sus iris.

Todavía en aquel silencio ruidoso, no quiso mirar a nadie y caminó directamente hasta Sasuke y se hundió a su lado, agarrando con ambas manos la manga contraria, apretándola entre sus dedos expresando su frustración. Mantuvo un ceño fruncido y labios apretados. Y su ojo rojo recuperó su color original lentamente.

Sasuke (bendito sea) permitió cada una sus acciones, la miró con preocupación, pero no la apartó ni la cuestionó a sabiendas de su lucha interna. En vez de presionarla, arrimó un poco de té a su lado con evidente intención.

Sakura casi se echa a llorar allí mismo.

¿Cómo pudieron hacerle daño a una persona tan bondadosa y sincera?

No lo sabe. Cada día se convence que el mundo está lleno de gente perversa y cruel, pasando sobre las personas de corazones bueno y valerosos con tal de conseguir sus objetivos egoístas.

Sakura no es una persona que siga sus impulsos por cobrar venganza en cada acto ofensivo que recibe. Pero no puede perdonar a quién intentó matar a Sasuke.

Eso jamás.

Y aunque no sea una persona vengativa, de algo está segura.

Encontrará alguna forma de reducir a los Sacerdotes en cenizas, no sin antes torturarlos y dejar que los cadáveres feroces y fantasmas jueguen con ellos.

Sonrió sombríamente en secreto.

Lo disfrutará cuando llegue el momento.

—Joven Itachi... ¿Qué haremos?

El heredero también quiere conocer la respuesta.

Miró a Tsunade de pie frente a él, con la mesa de su oficina separándolos. Ambos fueron despedidos resueltamente por Ryu, este alegó que requería tiempo en preparar lo necesario para tratar a Sasuke.

Itachi no tuvo más remedio que retirarse, no sin antes apretarle los hombros a su hermano en señal de apoyo. Sasuke no se expresó con palabras, tantos años juntos le hicieron experto en traducir cada pequeño detalle en la expresión de su hermano menor.

Y el menor concedió una mirada de profundo agradecimiento. Eso bastó.

Con toda sinceridad del mundo, continúa pidiendo que todo fuera un sueño. Que se haya quedado dormido y todavía esté en el mundo de la inconsciencia. Pero sabe que no debe ser egoísta y que la realidad es más dura que un mundo de fantasías.

Cada revelación tras otras lo golpea, y hace su mente palpitar.

Sasuke (oh, su amado hermano menor) sí tiene un poder divino.

Alguien (posiblemente los Sacerdotes) le colocó una restricción que impedía manifestar su poder.

Mismos Sacerdotes estaban matando lentamente a su hermano, y con toda la intención.

Por más que lo piensa y le da vueltas al asunto, llegó a una sola conclusión.

Cualquiera puede estar involucrado, los Sacerdotes son los principales y certeros sospechosos de intentar asesinar al segundo joven maestro, todo para reprimir su poder. Pero ¿con qué propósito? Debía ser una razón poderosa para llegar al extremo de destruir una línea directa de poderes heredados. Si Sasuke no lo transmite, la herencia morirá.

Itachi recordó entonces el pequeño suceso con Mikoto. El verla cansada y despabilando después de fortalecer los campos de energía, se excusó detrás de un sobreesfuerzo excesivo. Pero ahora conoce la verdad.

En realidad, todos estos años Sasuke absorbió su poder siguiendo el orden natural del proceso. Y Mikoto lo sabía.

Aún dudoso, Itachi compartió estos pensamientos con Tsunade en lugar de contestar a la pregunta. Retrasando lo inevitable, pero necesita tiempo para pensar adecuadamente.

Si de algo tuvo razón el Inmortal, es que sus lealtades estarían divididas. Pero no precisamente por una razón superficial. Él ama su clan, ama a su familia, aprecia a cada discípulo y maestro que lo conforma; y esta situación lo puso entre la espada y la pared. Las personas que lo ayudarían a preservar y proteger el Clan están conspirando contra uno de sus miembros.

Debe ser prudente o lo perderá todo.

—Seguiremos la recomendación del Inmortal —dijo al final, enfocándose en Tsunade—. No sabemos si... mi padre está involucrado.

Le costó pronunciar esa frase, pero debía decirse.

—Dudo mucho que el líder Uchiha esté detrás —intervino Tsunade llena de convicción—. Puede que haya sido un padre ausente en los primeros años de Sasuke, pero ahora se preocupa mucho por él. Es evidente.

—No descartemos la posibilidad, incluso los Ancianos pueden saber algo —continuó Itachi entrecerrando los ojos—. Hasta no estar seguros, guardaremos el secreto. Por ahora, infórmele a mi padre sobre las heridas de la señorita Sakura. Eso es todo.

La sanadora permaneció en un breve silencio, después, cuando Itachi parpadeó y la enfocó, Tsunade se inclinó en un arco elegante y profundo.

—Esta información de Sasuke igual compete su salud, como su médico, no puedo difundir su estado actual si no se me permite. Así que no debe preocuparse por mí, guardaré silencio.

El semblante de Itachi se relajó visiblemente.

—Gracias por su apoyo, sanadora Tsunade.

Siendo sincero, Itachi incluso sospechó por unos segundos de ella, pero lo descartó por completo. Hay cuatro personas de alto importante en las que Sasuke confía dentro del clan actualmente: su padre,  Kakashi, Tsunade y él, su hermano mayor.

Por default, Itachi no sospecha del joven Konohamaru y Madam Hikoro, pero de los demás todavía tiene que encontrar los puntos a su favor.

Así que la declaración de Tsunade le confirmó su lealtad hacia Sasuke.

Quedándose solo, se permitió un momento en cerrar los ojos y dispersar su mente. Pronto tendría que trazar planes para proteger a Sasuke, tantear a ciertas personas y reunirse de nuevo con Yugure.

Pero, por ahora, se sumergirá en su momento de silencio y quietud. 

Lo sé, lo sé. Están pensando: ¿cuándo acabaremos con este arco? 

Mi respuesta: ¡muy pronto! Tenemos que ver estos puntos importantes para continuar con el fic, es importante los cimientos del problema en que se adentrarán, ¡vendrán asuntos igual de importantes y sucesos cruciales! No ansíen, porque luego no soportan jajajaja

¡Gracias por sus comentarios! Me reí con ustedes cuando comentaron la actitud de Ryu, y es que, ¿cómo no amarlo? ¡Es tan despistado y no le interesa revelar ciertas cosas importantes como si no fueran nada! Como dije, no se preocupen si todavía no entienden, si los protas no lo hacen, lo comprenderán más adelante al igual que ustedes ajaja 

Pronto terminarán mis vacaciones de la uni (llora) las actualizaciones volverán a hacer un poco lentas de nuevo, pero, ¡no se preocupen! Si tiene Twitter (X) estaré subiendo spoilers.

¡Nos leemos luego! 

(No prometo capítulo la próxima semana porqué está en proceso)

¡Alela-chan fuera!

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