/4/ Estar vivo es ganancia

Términos dentro del capítulo:

*Cacería: Aquí se refieren a cuando tienen un encargo por x persona en matar a un demonio, o simplemente van a cazar demonios.

*Canales de energía espiritual: Basandonos en la familiaridad con Naruto, ímaginense lo canales de chakra, la visión es la misma.

*Momo: significa durazno.

—¡Nana, detente, aunque Momo sea literalmente "fruta", no quiere decir que sea comestible! ¡Se supone que los caballos son herbívoros!

Konohamaru corría por el prado tratando de atrapar las riendas de la yegua descontrolada que perseguía sin tregua a un hurón blanco con un gorrito pequeño sobre su cabeza. Nana era enorme y fuerte, Momo pequeño y audaz, y sumándole a su desgracia en ese momento, ambos inteligentes. Así que se volvió una batalla campal en dónde no tuvo cavidad desde un principio.

—¡Momo, deja de huir y ven aquí! —Casi se le va el aliento corriendo detrás de ambos, el hurón ignoró sus llamados y corrió más rápido.

Momo era el otro animal espiritual de Sasuke, un pequeño hurón blanco de aspecto adorable de pequeños ojos negros, siempre andaba con un gorrito de paja en la cabeza cortesía de su mismo amo y una pechera de cuero cuyos compartimientos estaban llenos de los artículos más útiles que pudieras encontrar, hasta rastros de nueces y duraznos que guardaba con anticipación.

Simplemente un día el joven Cazador llegó a la Villa con el animal en brazos. Hasta ahora nadie sabe realmente la historia de cómo obtuvo un animal espiritual singular que parecía burlarse de todos siendo muy travieso demostrando que no era muy sociable. Y sí, era macho contrario a lo que su nombre indicaba, pero al parecer Sasuke no se fijó de esos detalles cuando le colocó el nombre.

—¡Aaaah! —farfulló deteniéndose a tomar una bocanada de aire. Nana seguía tratando de morder al hurón que se escabullía entre los pastorales.

Al cabo de otros minutos de intentar contenerlos, Konohamaru lanzó un grito de exasperación y exclamó:

—¡SUFICIENTE! ¡AMBOS SON ANIMALES ESPIRITUALES, ¿PUEDEN MANTENER LA COMPOSTURA?!

El tremendo grito resonó por todo el valle y el eco fue vistoso. Yegua y hurón se detuvieron al unísono dirigiéndole media mirada, Konohamaru casi llora de alegra al ver que su grito tuvo el efecto deseado, pero su alegría duro poco cuando Nana resopló y lanzó una mordida a Momo, quién emitió un sonido agudo en protesta y huyó perseguido de Nana.

Se le fue el alma de su cuerpo. Konohamaru gritó frustrado y mejor dejó que los animales siguieran con lo suyo, como debió de hacerlo en un principio. A grandes zancadas se apresuró a sentarse en el porche de la residencia del segundo joven maestro del clan. En esta ocasión el maestro Kakashi le encomendó vigilar a los animales espirituales de Sasuke por unas horas.

Desde siempre Nana y Momo jugaban, pero rara vez parecían tener opiniones diferentes y se mordían entre sí, nunca se habían dañado seriamente, pero sus arranques provocaban revueltos. A menos que Itachi o Kakashi estén cerca, no le harían caso a nadie más.

Ahora entendió porque el maestro le dijo: "Sólo cuida que no escapen del área, han estado muy inquietos desde las últimas semanas"

Bufó al escuchar el sorbo de su compañera, sentada a su lado bebiendo perezosamente de su té de pétalos de rosas.

—Te dije que los dejaras en paz. Siempre se cansan después de unas horas —dijo Moegi sin mucho interés.

—No entiendo cómo es que se comportan dócilmente con el joven maestro —replicó casi en un berrinche Konohamaru, cruzándose de brazos —. No veo la hora en que termine su reclusión.

—Tendrás que esperar dos años más.

El joven de cabello castaño entrecerró los ojos a su dirección con sospecha.

—¿A qué te refieres?

—Su reclusión es de cinco años, ya lleva tres años dentro del santuario, restan dos. Matemáticas, Konoha —replicó Moegi dándose golpecitos en la cabeza y entornando los ojos burlándose de él ante su apodo.

Konohamaru se sonrojo de la vergüenza e inmediatamente replicó.

—¡Sé sumar, tonta! Me refería que cómo sabías los años en que el joven maestro estará en reclusión, ¡se supone que es secreto!

Moegi cruzó una pierna sobre la otra y se inclinó a él para contarle el secreto. El chico miró a sus costados asegurándose que no hubiera nadie más y se acercó.

—No me creas mucho, pero lo escuché de sus antiguas nodrizas en el Pabellón Médico.

—Y tú como buena oyente escuchaste de casualidad —ironizó Konohamaru.

—No es mi culpa que las noticias lleguen a mí mientras estoy haciendo mis tareas diarias —se quejó la chica, luego se inclinó a él para susurrarle un secreto—. El punto es que parecían muy preocupadas, al parecer el entrenamiento no está dando frutos.

Era de suponerse. Todo el clan conocía el caso de Sasuke: el primer primogénito en la historia de quinientos años sin manifestar el poder de purificación que heredaba al nacer. Los Ancianos del clan yacían cada día más desesperados por este hecho. Konohamaru no conocía demasiado a fondo todas las implicaciones, pero los cuchicheos en los pasillos no paraban y muchos estaban preocupados por las consecuencias.

Si Sasuke no manifestaba el poder de purificación daba cavidad a muchas especulaciones, una de ella causaba terror conjunto: quizás los Cielos dejaron de bendecirlos. ¿Alguna ofensa que el clan cometió en su contra o se trataba simplemente que el primogénito era defectuoso? Cuando Konohamaru escuchaba lo último no podía evitar apretar los puños y contraerse, las palabras eran tan crueles que se alegraba que apenas apareciera el joven maestro a la vista de los demás, los cuchicheos cesaban. Menos mal.

Él no creía en nada de eso. Quizás habría una razón más fuerte para que específicamente Sasuke no manifestara su don. Muchos factores podían influir, ¿verdad? Sea como sea, el entrenamiento era para potenciarlo. Si no funcionaba, ¿Qué más quedaba por hacer?

—¡...Eh!

Se sobresaltó ante el grito de Moegi que se levantó de un salto, con los ojos muy abiertos señalando al frente.

—¡Nana y Momo están corriendo fuera de la zona!

—¡¿QUÉ!?

Konohamaru se levantó de un salto, apenas se distrajo unos segundos en sus cavilaciones y los animales espirituales habían escapado. ¡Justo lo que le dijo el maestro Kakashi que no sucediera! En desesperación comenzó a correr persiguiendo a Nana y Momo que yacía montado en el lomo, ¡Benditos animales, se pudieron de acuerdo para huir!

—¡Esperen, deténganse, no pueden ir por allí!

Justamente se dirigían el dojo principal dónde los discípulos entrenaban y tomaban sus clases teóricas, ¡el ruido desconcentraría a los discípulos! Konohamaru casi lloró internamente al saber que lo castigarían por no mantener en control a esos dos rufianes. ¡No era su culpa!

Nana galopó con fuerzas por los senderos de los dojos, emitiendo su relinchido que apostaría a que desconcentró a más de un discípulo. Vio de reojo a un par de chicos que practicaban su caligrafía, y el pincel pasó de largo por el papel y la tinta se derramó. Continuó corriendo haciéndose el desentendido cuando ambos chicos le dirigieron una mirada fulminante y gritaron:

—¡Oye tú, controla a tu caballo! ¡Es molestamente ruidoso!

—Si no sabes callarlo no lo traigas por acá.

Konohamaru esquivó el pincel que se le fue arrojado, y Moegi lo atrapó en el aire, girándose a ellos con molestia les respondió sin dejar de correr.

—¡Desgraciado, casi me sacas el ojo!

—Moegi —murmuró con fuerza tirando de su brazo, alejándolos de la zona—. No pierdas el tiempo y ayúdame a atraparlos antes de que lleguen a la Sala de Reuniones.

—Uh, si llegan ahí estaremos castigados de por vida.

—¡Por eso mismo digo que me ayudes! —exclamó. Dirigió su vista al frente y notó que Nana giraba en una de las intersecciones, alejándose de la Sala de Reuniones, así que ambos suspiraron tranquilos, pero inmediatamente se inquietaron al ver el rumbo que tomaba: la Pabellón Médico.

El perturbar a los enfermos era mucho peor que la Sala de Reuniones. La sanadora Tsunade era famosa por su terrible carácter. Preferirían los castigos del maestro Ibiki que un regaño de la sanadora.

Sus exclamaciones se teñían de desesperación. Cuando el borrón negro desapareció de su vista en una vuelta, ambos aceleraron el paso y se detuvieron a fijarse en la dirección que tomaron, respirando agitadamente. Para su horror notaron que Nana se había detenido frente a una puerta corrediza que daba a las habitaciones, sucedió tan rápido el que se alzara sobre sus patas dando golpes a la puerta semiabierta, de un jalón logró abrirla y entrar por completo.

—¡Nana, no entres ahí! —gritaron al unísono Moegi y Konohamaru y en menos de un suspiro se adentraron.

Esperaron encontrar destrucción y griteríos, pero en cambio se quedaron de piedra cuando se toparon con una escena singular: una yegua y hurón pedían a golpecitos atención desesperada a un joven vestido de gris que parecía tan sorprendido por su aparición. Pero pronto la expresión de su rostro paso a una expresión serena mientras extendía sus brazos y rodeaba el cuello de Nana. ¡No se trataba de otro más que el joven maestro Sasuke!

Inmediatamente Konohamaru y Moegi se inclinaron en un saludo.

—¡J-Joven maestro! —exclamó el de cabellos castaños sudando frío temiendo a un regaño. Moegi mantuvo los ojos cerrados llena de nervios—. Es una sorpresa verlo...

Abrió un ojo y notó que Sasuke se alejaba un poco de sus animales espirituales y los miraba intrigado.

—Konohamaru, Moegi ¿cómo se encuentran? —Fue lo primero que preguntó.

Por supuesto, la última vez que se vieron fue hace tres años, los mismo que pasó en reclusión. En ese entonces no eran más que niños de doce años, y ahora de adolescentes de quince años era normal que hubieran cambiado físicamente hablando. Más altos y, por supuesto, agiles hablando de su entrenamiento.

—Discúlpenos por nuestra imprudencia, joven maestro, no pudimos detener a Nana y Momo —respondió en su lugar Moegi marcando más su reverencia.

Los dos respingaron al sentir unas manos dar golpecitos en sus hombros, solamente Konohamaru notó las líneas finas en el principio de sus muñecas que parecían nacer desde sus antebrazos, cubierto por un par de vendas bien firmes. Recordaría perfectamente si tenía esas cicatrices la última vez que lo vio. Un escalofrío involuntario recorrió su cuerpo, ¿qué le hicieron en el antebrazo?

—No es necesario que se disculpen, Nana suele emocionarse demasiado y Momo siempre le sigue la corriente. Soy yo quién debe disculparse por las molestias —dijo Sasuke expresando su arrepentimiento de tener unos animales espirituales desobedientes, o eso pareció a ojos de ambos.

—¡D-De ninguna manera, no es inconveniente mientras no haya perturbado su descanso! —Konohamaru se sobresaltó y se enderezó de golpe. Ahora que estaba de frente era media cabeza más bajo que Sasuke, ¿o el joven maestro creció otra media cabeza o él no creció lo suficiente?

Recibió un codazo de Moegi que casi le sacó el pulmón.

—¿Puedes dejar de gritar? Dejarás sordo al joven maestro —le regañó.

Avergonzado, Konohamaru le gruñó cual perro molesto de que lo haya regañado frente a Sasuke. Este dejó escapar un "puf" tan ligero que cuando ambos chicos voltearon a averiguar si fue imaginaron el sonido o en verdad lo escucharon, Sasuke ya se había dado la vuelta regresando con Nana que no paraba de golpear el piso y mover la cabeza exigiendo su atención; por su lado, Momo parecía buscar entre sus bolsitas dimensionales de su pechera un par de nueces para dar.

—Es bueno verlos, han crecido mucho. Espero que se hayan aplicado en sus entrenamientos —comentó acariciando la cabeza de Nana, seguía dando pequeños pasos y movía su cola demostrando su interés. Moegi se distrajo brevemente muriendo de ternura ante la visión del hurón subiéndose al hombro de Sasuke y metiéndole a la boca un par de nueces sin aceptar objeciones.

—Soy la segunda de la clase —se jactó Moegi.

—¿Y tú, Konohamaru?

El chico desvió la vista y bufó.

—Soy el sexto —murmuró casi entre dientes.

Sasuke enarcó una ceja y tragó la nuez que Momo le colocó entre los labios.

—Entonces eso significa que debes esforzarte más, pero no te abrumes, estoy seguro de que lo estás haciendo bien. —Las palabras del joven lograron reconfortarlo. Konohamaru se sonrojo un poco de la vergüenza y sonrió alardeando con un "mira eso" sin sonido a Moegi que terminó refunfuñando.

Mientras hablaba con ellos, tomó al hurón entre sus brazos y guio a Nana fuera de la habitación hacia el patio. Tan dóciles que ambos discípulos casi se les desencaja la mandíbula ante la incredulidad de lo rápido que Sasuke logró calmarlos. Este llamó a otro discípulo que andaba cerca, del mismo modo que los dos se sorprendieron al verlo, el tercero se tropezó sobre sus pies ante su presencia. Es como si viesen un fantasma.

—¡J-Joven maestro!

—Llévalos de regreso a-

Sasuke no terminó su frase ya que Nana protestó dando pisadas en el suelo expresando su descontento y Momo estiró la cabeza para lanzar una bellota al tercer discípulo que lo atrapó al aire y miró, igual de incrédulo, a los animales espirituales que se quejaban a su manera y no permitirían que los alejasen de su amo después de no verlo por años. Se escuchó un suspiro resignado del azabache.

—Olvídalo. Puedes retirarte.

—¡Sí!

Volviendo a los animales, les ordenó que no salieran del jardín y regresó a dentro. Entre el lapso que le dio la espalda a los Konohamaru y Moegi, ambos observaron rápidamente el entorno. Una de las habitaciones sencillas que utilizaban los enfermos para su recuperación, pero a simple vista se veía más equipada, una mesita de noche dónde se extendían pergaminos a medio escribir, pinceles y tinta. Detrás la cama pulcramente ordenada y del otro lado la colección de libros de poemas colocados en el estante con el fin de que los pacientes pasaran su tiempo en la enfermaría sin preocupaciones.

—Joven maestro ¿está bien que el otro discípulo lo haya visto? —preguntó cautelosamente Konohamaru.

Y por la manera tan familiar de Sasuke al caminar en su entorno, apostaron que llevaba unas semanas encerrado aquí, e inmediatamente la pregunta surgió dentro de sus mentes ¿por qué lo ocultaron de los demás?

—Ustedes ya me vieron, no tiene caso seguir escondiéndolo —resuelto, el joven agitó un poco su mano restándole importancia. A espalda de ambos se inclinó a recoger los pergaminos y papeles desparramados sobre la mesa—. De todas maneras, pronto se iba anunciar el fin de mi reclusión.

—¿Por qué salió antes? Tenía entendido que serían cinco años, no tres. —La pregunta de Moegi salió de sus labios incluso antes de pensar. Se tapó rápidamente la boca lamentándose de su imprudencia, y Konohamaru se lo recordó dándole un codazo igual de letal que le proporcionó ella primero.

—¡Eso fue inapropiado! —susurró alterado.

—¿Dónde escuchaste dicha información? —La voz de Sasuke no tenía tintes molestos, pero tampoco era amable. Incluso quienes lo conocían un poco como Konohamaru, detectaban la seriedad en sus palabras.

No podía ver la expresión que tenía Sasuke en ese momento, les daba la espalda y nada en su postura revelo sus pensamientos. Quieto con los brazos al frente cargando los libros y pergaminos, no se había movido ni un centímetro.

Tragando grueso, Moegi respondió un poco vacilante:

—En este Pabellón.

—¿Exactamente cuándo y de quién?

—Hace unos meses sus nodrizas hablan de ello. Al parecer estaban preocupadas porque el entrenamiento no... —La chica supo callar y dejó la frase al aire.

Sasuke balanceó un brazo e inclinó su cabeza a un lado, aún les daba la espalda y Konohamaru se sintió repentinamente ansioso ante sus conjeturas. Hace unos meses Sasuke no se encontraba aquí, las nodrizas habían dicho "el entrenamiento no está funcionando" hablando del presente y no hubo indicios que alguien estuviese en esta habitación. Él mismo trajo los libros de los estantes y los acomodó con esmero, recordaría si alguien hubiese estado aquí.

¿Cuándo salió de reclusión?

Entonces algo vago se encendió en su mente, haciendo un "clic" en sus hilos a unir.

Recuerda una noche en particular hace poco más de un mes, estuvo de guardia nocturna en la entrada principal, su compañero se había ido a asistir un encargo de los Maestros y quedó sólo. En ese lapso arribó Itachi, caminando entre la oscuridad tenue, el sendero era iluminado por pocas velas de llamas que nunca se apagaban con el viento. El primer joven maestro lo saludó con una sonrisa e intercambiaron breves palabras, Konohamaru le había preguntado si tuvo algún percance en su cacería y claramente no fue así, pero preguntó con la esperanza de que le relatara alguna hazaña, antes de que desapareciera en el interior.

Justo una hora después su compañero regresó corriendo y se colocó a su lado, pero su expresión parecía preocupante. No pudo evitar preguntarle si sucedía algo grave.

—¡El primer joven está gravemente herido! Tuvieron que llamar a la curandera Tsunade con urgencia.

Konohamaru estaba totalmente confundido. ¡No hacia mucho vio a Itachi y no tenía signos de heridas!

—¿Estas completamente seguro de que el joven Itachi está herido? —inquirió escéptico.

—¡Te digo! Algo le sucedió en su *cacería. Dicen que un demonio lo atacó y apenas podía caminar.

A menos que haya sido un fantasma el que vi, algo no está bien, pensó el castaño volviendo la vista al frente no convencido de los hechos cuando vio a Itachi caminar saludable frente a él una hora antes. Si hubiese estado herido se habría dado cuenta de inmediato, heridas graves no son tan fáciles de ocultar.

Pero no tuvo oportunidad de verificarlo ya que Itachi no apareció en unas semanas por estar "recuperándose", y justo en ese tiempo Nana y Momo comenzaron a inquietarse e intentar huir al dojo principal, por lo que sus tardes se reducían a vigilarlos cuando el maestro Kakashi no estaba disponible.

¡Claro, todo estaba unido! Los Ancianos utilizaron a Itachi como pantalla de humo para ocultar el hecho de que Sasuke salió de reclusión gravemente herido, y sus animales espirituales sintieron su presencia por lo que comenzaron a querer ir en su búsqueda.

Al llegar a esa conclusión, Konohamaru apretó los labios y dio un vistazo más a Sasuke. Ya se había movido al estante colocando los libros en su lugar, al estirar el brazo parte de la manga del yukata gris se bajaba, así que se alcanzó a vislumbrar que en ambos antebrazos eran cubiertos por vendas.

—Joven maestro, ¿se encuentra bien? —Quién preguntó fue Konohamaru, sintiéndose algo ansioso y preocupado por su salud.

Sasuke finalmente los miró, su rostro parecía no haber cambiado su temple sereno. Los contempló por unos breves segundos para después encaminarse de regreso a la cama y sentarse sobre ella.

—Estoy vivo —respondió con simpleza.

Sí, salir de reclusión con vida es una enorme ganancia, pensó Konohamaru y su pecho se oprimió.

—Pronto serán las clases de la tarde —dijo el azabache implícitamente, ambos discípulos comprendieron el significado detrás de sus palabras, así que enderezaron sus espaldas y se despidieron con una reverencia.

—Lo veremos luego, joven maestro. Que se recupere.

—Y descuide, nos aseguraremos de que el discípulo no diga nada hasta que anuncien oficialmente el fin de su reclusión—agregó Konohamaru.

Pero Sasuke se encogió de hombros y agitó su mano.

—No es necesario, ya que ustedes me vieron seguramente lo anunciarán hoy —dijo sin emoción, mirando por el rabillo la puerta cerrada que daba hacia pasillo, una silueta se alejaba a pasos rápidos.

Y dicho y hecho, unas horas después los Ancianos dieron la noticia al dojo principal que la reclusión llegó a su fin. Desde un principio mantuvieron en secreto los años reales que se tenía planeado llevar a cabo el entrenamiento, pero debido a que «No fue frutífero» decidieron ponerle fin.

Más bien, debieron decir «El segundo joven maestro del clan casi muere (de nuevo) completando el entrenamiento, así que no nos quedó más que ponerle fin forzosamente». A perspectiva de Itachi lo hubiera gritado a los cuatro vientos, pero se quedó callado, con los labios apretados oyendo a los sacerdotes hablar sobre la reclusión.

"El fin justifica los medios" había dicho Danzo, uno de los ancianos cuando les reclamó justo antes de que Sasuke entrara a reclusión. Y ahora cuando vio a su hermano por primera vez en años tres años se topó fue con la imagen sangrienta de la sanadora Tsunade cosiendo y tratando de cerrar las heridas de sus antebrazos resultado de muchas intersecciones de los sacerdotes en abrirle directamente los canales de energía espiritual.

Esa misma noche que regresó de casería se armó un revuelto en el Pabellón Médico. Itachi estaba furioso y discutía a voz vida con los sacerdotes que no salían de sus temples de "Es necesario el proceso" y él gritando "¡Al demonio el proceso, es mi hermano!", y hubiera hecho un gran alboroto en el dojo principal si no fuera porque su padre lo retuvo y le recordó su lugar como el próximo líder, susurrándole palabras tan ciertas.

No debes enemistarte con los sacerdotes, si se vuelven tus enemigos se vuelven enemigos de todo el clan, los pondrás en peligro a todos.

Jamás se sintió tan culpable de tener que escoger a su clan sobre la vida de su hermano menor. No le quedó más que tragarse todos sus reclamos y regresar a la habitación donde Sasuke batallaba por su vida. A causa de ese infernal entrenamiento casi pierde a su hermano. Y ahora debía enfrentarse a la realidad.

La Sala de Reuniones estaba repleta de la familia principal y maestros junto a los discípulos mayores, cuchicheaban entre sí y la ola de frenesí no se hizo de esperar. El único que permanecía imperturbable y hasta cierto punto, gélido, era Kakashi.

Sentado en la cabeza de la gran sala se encontraba Fugaku, el líder del clan Uchiha, su lado Itachi quién apretaba los puños con fuerza tratado de no levantarse e ir con su hermano que estaba de pie en medio de todo, como si se tratase de una criatura rara que todos veían con decepción al no ver sus expectativas cumplidas.

—Al final el joven maestro no logró manifestar el poder. —Se lamentó una de las tías cerrando su abanico con fuerza—. No se puede evitar, desde niño supimos que no tenías ni un don especial.

—A pesar de entrenar arduamente todos estos años... —se lamentaron otros, mirando con compasión a Sasuke, pero él mantenía la vista al frente sin dar señales de recibir su lástima.

—¿Y ahora qué va a suceder? ¿Acaso los Cielos nos han desamparado? —Otro de los familiares hizo las temibles preguntas que la mayoría tenía temor a hacer en voz alta.

De inmediato jadeos incontables llenaron la sala, y los murmullos no dejaron de volar entre sí.

—¡Si los Cielos nos abandonan será el fin!

—¡Todo es culpa de esa sacerdotisa! Dio a luz un hijo que no fue capaz de- —El hombre acalló tan pronto uno de los sacerdotes dio un paso al frente.

—La sacerdotisa Mikoto ha trabajado arduamente el doble para redimirse en este inconveniente. Así que agradecería su pudieran comprender su postura al respecto.

Los murmullos bajaron de intensidad, pero no por completo. Incluso así llegaron a oídos de Sasuke, mantuvo la compostura y su rostro no demostraba mucho, pero debajo de las mangas apretaba fuertemente los puños y poco a poco su semblante se iba tornando más sombrío si acaso pudiese. Controlar sus emociones era como respirar para él, en especial cuando hablaban de su madre.

Por más que quisiera defender a Mikoto no lo hacía y la culpa lo carcomía por dentro. Si tan sólo pronunciara una palabra en su defensa ella quedaría con una imagen más destrozada de lo que ya está. Ya intentó echarse la culpa él mismo, no resultó como esperó en un principio, todo se volvía al punto sin retorno de «La sacerdotisa tiene la culpa», por lo tanto, resultó ser mucho mejor guardar silencio para su defensa, pero resultaba tan difícil.

Lo que sí lamentó profundamente fue que uno de los sacerdotes salió acallar las ofensas, no su padre, pero debería estar costumbrado. Fugaku pocas veces hablaba para mandar a silenciar cuando se hablaba de Mikoto y sus ineficiencias de parir un hijo que heredara los poderes de purificación, especialmente cuando los Ancianos estaban presentes en la habitación aunque no interviniesen.

—Sin embargo, no podrá hacerlo por toda su vida —agregó el sacerdote, sus ojos negros parecían expresar más preocupación—. Si continúa proporcionando energía que debería dar su primogénito, en menos de diez años perderá la vida.

Sasuke ensanchó los ojos y miró fijamente al sacerdote. El hombre ni siquiera le devolvió la mirada, más concentrado en escuchar a los demás.

—¡Sería una catástrofe! Si ella no da sus poderes para mantener sellado el Monte de las Ánimas, ¿quién lo hará cuando muera? La descendencia ha muerto con el joven Sasuke.

—Por supuesto que no voy a permitir que eso suceda.

Fugaku se levantó de su asiento atrayendo la atención de todos. Sasuke devolvió la vista al frente esperando a escuchar algo que apaciguara su propio corazón. Sabía que su madre moriría prematuramente si él no manifestaba su poder, se suponía que la sacerdotisa dejaba de brindar sus poderes al Monte de las Ánimas una vez su primogénito cumplía los veintiún años; no manifestó su poder, así que Mikoto tendría que dar más tiempo sus poderes y por lo consecuente moriría en cuestión de años.

—Ciertamente la salud de la sacerdotisa es preocupante, sin sus poderes el Monte de las Ánimas tendría un desequilibrio y la barrera que atrapa las almas errantes se rompería, estaríamos sumidos en caos.

Al decir esto, todos sin excepción se tensaron. Las almas que contenía el Monte de las Ánimas eran antiguas, desde los tiempos de guerra ahí se arrojaron un sinfín de cadáveres tanto de humanos como de demonios, los mismos Cielos encomendaron a la sacerdotisa utilizar su poder de purificación para crear una barrera alrededor del Monte de las Ánimas e impedir que las almas errantes de los muertos causaran estragos en la tierra. Aquellas almas eran igual de peligrosas que los demonios, creadas desde las emociones humanas: tanto resentimiento, odio y rencor.

También se decía que dentro yacían dormidos tres grandes demonios que intentaron ascender a la tierra por el interior del monte y fallaron, pero si aquello era verdad o no, preferían mantenerlo en secreto y no averiguarlo por su propia cuenta.

Si el Monte de las Ánimas no tenía una barrera protectora entonces sería un caos.

—Por eso mismo —continuó diciendo Fugaku haciendo un ademan al sacerdote de cabello blanco—, el Sumo Sacerdote Jiraya entrará en meditación a puerta cerrada para pedir consejo de los Cielos.

—¿En verdad entrará en meditación? —preguntaron muchos con esperanza.

Jiraya les sonrió.

—Puedo asegurarles que no hemos perdido el favor de los dioses —Muchos suspiros de alivio inundaron el ambiente—. El poder fue otorgado por ellos, y solamente ellos pueden retirarlo. Entraré al templo y buscaré sus voces para encontrar una solución.

—¿Cuánto tiempo le tomará?

Esta vez la sonrisa de Jiraya era más apenada.

—Los dioses atienden a mi llamado cuando lo creen necesario, ¡Pero no se preocupen demasiado, aún hay tiempo! —dictó ante el frenesí que comenzaba a formarse y lo aplacó con estas palabras—. La sacerdotisa Mikoto es capaz de sostener la barrera por varios años antes de que comience a afectar severamente su salud.

O hasta que Sasuke manifieste su poder. Estaba dicho implícitamente, pero ya nadie creía en esa posibilidad.

—Si el Sumo Sacerdote lo hará, no hay de qué preocuparnos. Él es el que escucha claramente la voz del cielo.

—Es un alivio.

Entre sí fueron dando sus opiniones, pero Sasuke ya no quería estar ahí. Siendo sincero, preferiría mantenerse otros 30 días encerrado en su habitación junto a sus animales espirituales y el guqin, tocando las viejas melodías que se sabía de memoria. Pero no podía, tenía que dar la cara por el fallo que ha hecho sin siquiera haberle dado la oportunidad de encontrar una solución, porque ¿Qué más puede hacer si entrenó por muchos años?

La resignación, sólo eso.

—¿Y qué sucederá con el joven Sasuke? ¿Seguirá entrenando?

Muchos fijaron sus ojos inquisidores en el joven Cazador, quién cerró los ojos y escuchó atentamente sus decisiones tomadas por otros.

—Sasuke ya demostró no haber heredado el poder de la purificación, así que a partir de ahora no se permitirá que entre a entrenamiento con los sacerdotes —dictó Fugaku.

Tanto Itachi como Kakashi soltaron el aire de sus pulmones, aliviados por la decisión que tomaron a causa de las infinitas pautas que desplegó Tsunade ante la salud de Sasuke, si tan sólo se sometía unos días en entrenamiento moriría, un tiro seguro. En este momento, Sasuke parecía tener el mismo pensamiento de alivio, el calvario físico estaba llegando a su fin.

—Y como se ha dictado, el Sumo Sacerdote entrará en reclusión y saldrá hasta nuevo aviso. Todos pueden retirarse.

Tan pronto el salón fue dispersándose y siendo abandonado, Itachi caminó rápidamente a Sasuke con la emoción atorada en su pecho, envolviéndolo en un abrazo.

—¡No más entrenamientos, hermano!

El menor se permitió sonreírle, sabía cuán contento estaría Itachi ante la noticia. Era un poco egoísta pero no compartía del todo el sentimiento. Todos se rindieron a que manifestara el don, y eso traía consecuencias a su madre. Por lo pronto tampoco podía hacer nada al respecto más que esperar que Jiraya saliera de la meditación.

De reojo vio a sacerdote hablar con su padre, Jiraya mantenía esa sonrisa cordial, pero sus ojos cada vez que lo veían a él se volvían más fríos que la misma nieve, tan indiferentes. De pequeño siempre le dio miedo esos ojos, y ahora de mayor le causaba cierta incomodidad. Comprendía quizás porque el sacerdote lo veía así, después de todo Mikoto fue su discípula, y ver que el fruto de un arduo entrenamiento y vida de sacrificios haya dado a luz a un hijo que no servía para llevar el manto, debía ser tan frustrante.

—No más entrenamientos —le respondió volviendo la vista a Itachi, sonriéndole un poco.

Kakashi no tardó en unírseles y le palmeó suavemente el hombro sabiendo que quizás aún dolía las heridas.

—Me alegro por ti, ahora el siguiente paso es tu completa recuperación. Tus canales de energía espiritual están muy dañados y deben ser reparados.

La evidente preocupación de Kakashi le reconfortó ¿Quién más en el mundo de preocuparía así por él además de su hermano? Si no fuera porque aprendió a controlar sus emociones desde muy temprana edad, les habría sonreído más abiertamente.

Una presencia detrás de él lo hizo girar la cabeza: su padre. Del sacerdote ya no había rastro alguno así que solamente se encontraban los cuatro en la sala. No parecía raro que Fugaku se acercara a él cuando no estuvieran los Ancianos a su alrededor. esto creó cierta brecha entre Kakashi y él desde el principio y solamente los hermanos Uchiha estaba conscientes. Constantemente discutían por la salud de Sasuke.

—Hijo, ¿cómo va tu recuperación? —preguntó Fugaku, su voz era seria, pero Sasuke teniendo un carácter parecido al suyo, identificó cierta preocupación. Siempre lidiaba con tener las pequeñas migajas de su verdadera atención.

—Estoy mejor, padre —decidió responder siendo respetuoso.

—"Mejor" no define que estés recuperado por completo —chistó Itachi desde el otro lado y discretamente el menor frunció el ceño en objeción.

Kakashi se adelantó a un asunto urgente, lo que tuviera que ver con el bienestar de Sasuke se considera más importante que cualquier diferencia entre el líder del clan y él.

—Líder del clan, es importante que la recuperación del joven maestro sea óptima. Pero como sabrá sus canales de energía espiritual están severamente dañados.

Todos decidieron obviar, por el momento, que Sasuke parecía dispuesto a dejarlo pasar queriendo objetar alguna frase parecida a: "las consecuencias de mis decisiones", nadie se lo permitió.

—La sanadora Tsunade me comentó al respecto. —El ceño de Fugaku se contrajo al recordar las noticias de su segundo hijo—. Tienen que comenzar a tratarse lo más pronto posible.

—El inconveniente es que en esta ocasión sus canales de energía fueron dañados al punto que están por romperse si no se tiene cuidado —soltó aquello que le preocupaba con el tono más alarmante posible, y el temple de Fugaku se transformó a uno serio—. La anterior ocasión fue tratado con las plantas medicinales y la energía curativa de Tsunade; pero debido a la gravedad de sus heridas actuales, las plantas serán solamente una solución a corto plazo. Se necesita restaurar por completo los conductos.

El aire alrededor de la habitación se volvió pesada, los hombros de Itachi y Fugaku tensos. Si los conductos tensaban y destruían ¿a dónde iría la energía espiritual? Era igual que cortar una vena del cuerpo, la sangre saldría a borbones y posteriormente la persona moriría a falta de este. Sucedía lo mismo con la energía espiritual, tanto la sangre como la energía misma dependían entre sí, uno representaba el cuerpo físico y el otro el alma. ¿De que serviría un cuerpo sin un alma o viceversa?

La cuestión aquí radicaba a que ningún curandero o sanador era capaz de restaurar los canales de energía espiritual. Ponerles un parche temporal, sí ¿pero sanarlos por completo? ¡Hasta ahora todos los casos registrados tuvieron una muerte lenta y dolorosa! Y ninguno de los tres presentes querían un final así para Sasuke.

Lo más perturbador se presentaba en la completa serenidad del chico ante la noticia que posiblemente moriría pronto. Itachi se desesperó al punto de querer zarandearlo, grita, exclama, llora, ¡sólo expresa tu angustia! ¿Qué ser humano no tenía miedo a morir? Incluso Kakashi se lamentó el haberle orillado a controlar sus emociones desde niño, como su maestro debió inculcarle otras enseñanzas.

—¿Ya se encontró una solución? —A pesar de las pocas posibilidades, Fugaku decidió preguntar.

Kakashi suspiró y procedió a contarle sus conjeturas:

—En estos tres años estudié junto a Tsunade cada libro de la biblioteca previniendo su algo así llegase a suceder, lamentablemente no encontramos nada fructífero. Restaurar los canales espirituales requiere de la misma energía espiritual, como una infusión de un cuerpo a otro, pero si se da demás la persona donante corre peligro de morir también.

—Y, por lo tanto, el único requisito es que el donante tenga energía espiritual ilimitada ya que la "infusión" de cada grieta debe curarse sin interrupción —concluyó Itachi aguantando la respiración.

—En efecto.

El silencio venidero fue más abrumador que el anterior y Sasuke quería estar en otro lugar que no fuera en el centro de tres pares de ojos que lo veían con preocupación, miedo y desespero respectivamente. Estuvo tentando terriblemente en darse la vuelta sin decir nada y ocultarse el resto del día en su habitación, pero se mantuvo estático en su lugar.

Se los debo, a cada uno los hice sufrir con la ausencia de mi poder, si los tuviera esto no estaría sucediendo, pensaba mientras ellos volvían a dialogar sobre posibles soluciones.

—Al pensar en esto, recordé un posible candidato —dijo el peli gris atrayendo inmediatamente la atención de todos—. En mis tiempos de discípulo, conocí a un hombre que poseía esa particularidad, se hacía llamar Toru. Yo mismo vi como curaba sus heridas por sí solo aplicando una gran energía espiritual. Me contó que fue bendecido con el poder de la curación, por lo que su energía espiritual era infinita.

Los ojos de Itachi brillaron de nuevas esperanzas y preguntó casi lleno de emoción contenida:

—¿Conoces su paradero actual?

—Conocía su paradero hace dos años —rectificó—, y sólo base rumores. No deja que su nombre sea divulgado y tampoco se muestra por mucho tiempo. Su paradero actual es un misterio.

—Pero está vivo.

—Es lo más probable —asintió.

Hasta ese momento, Sasuke, quién se mantuvo en silencio absoluto, decidió hablar.

—¿Puede encontrarlo de nuevo? —Ante su voz, todos le dirigieron la vista—. Si hay la posibilidad quiero ganarme ese derecho por mi propia cuenta. Yo mismo hablaré con él.

Fugaku se mostró confundido por sus palabras.

—No es necesario que intervengas, yo puedo interceder y ofrecerle lo que sea con tal de que te salve. —Por supuesto que si un líder de clan intercede podía ofrecer muchos bienes a cambio de salvar su vida.

—Sería demasiado frívolo —objetó de inmediato—. Si voy a vivir quiero hacerlo de la manera más digna posible, no puedo permitir que otros hablen por mi vida cuando tengo las posibilidades. Si no, ¿qué caso tendría seguir en este mundo?

Un suspiro en conjunto y aceptación muda. Los tres sabían cuan testarudo y terco podía ser Sasuke cuando se lo proponía, y esta es una de esas ocasiones en que nadie lo sacaba de su idea.

—Primero debemos encontrarlo, después actuaremos a consecuencia. —Fugaku agitó su mano restándole importancia a ese asunto, y dio la media vuelta sin dejar de hablar, encaminándose a la salida—. Entonces encárgate de buscarlo, Kakashi, mientras tanto curando sus heridas con las plantas medicinales, sólo así ganaremos tiempo.

Jojojo~~~

Hola de nuevo, he traido este capítulo esta semana antes de que empiecen las evaluaciones. He estado tan sumergida en los proyectos que apenas he tenido tiempo de escribir, así que por eso me he tardado un poco.

Y Sasuke entró y salió de reclusión dos años antes de lo esperado. No quería enfocarme en su tiempo allí dentro porque no va para allá la trama, como pueden ver en el cierre de este capítulos las cosas se van a empezar a mover. Así que no extrañen mucho a Sakura, ya aparecera. 

¿Alguien notó la referencia con el hurón? ¿Nadie? -llora-

Quisiera saber que piensan de la historia hasta ahora, van 4 capítulos ¿les está agradando como va tomando camino? ¿Sienten que los capítulos son muy pesados de leer? Para considerar la extensión de los próximos, aunque sinceramente he acortado para que no sientan estresante la lectura. 

Gracias por leer, pequeños saltamontes. No olviden dejar su estrellita y decirme si les agradó o no, y de ante mano disculpen si ven un dedazo o falta de ortografía por ahí, sinceramente se me van mientras escribo y por más que leo y releo no los localizo hasta que está publicado el capítulo HAHAH

En fin, ¡muchas gracias! Estaré haciendo actualización doble, quizás hoy o en los próximos  días, de esta semana no pasa.

¡Nos leemos luego! 

Alela-chan fuera.

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