/39/ ¿Sabes que todo fue en vano?
Lo prometido es deuda. ¡Hemos aquí el siguiente capítulo!
Advertencias: nada particular. Sólo Sasuke continúa lidiando con un excéntrico Inmortal. Y Ryu siendo Ryu a toda potencia *risas*
¡Disfrútenlo!
—¿Era necesario acorralarlo de esa manera?
Fugaku se detuvo en medio del puente qué conecta al Pabellón sin nombre de su segundo hijo. Con la cabeza ladeada al costado, observando la corriente del río fluir tranquilamente. Tal mismo es el tiempo a su alrededor.
No lo espera.
Y nada es para siempre.
Así como la vida. Como agua entre sus manos se le escapa.
—Necesito comprobar el alcance de sus acciones con la señorita Haruno —respondió Fugaku.
Kakashi compuso un semblante más duro.
—Por lo que he visto, es apegado a ella.
—También lo noté. Me atrevo a decir que es sobreprotector —estimó con cierto aire pensativo—, y no creo que sea simple gratitud.
—No quiero concebir tales conjeturas. Esa chica es insolente.
—Lejos de su origen, es una mujer con carácter —dictaminó Fugaku entrecerrando los ojos recordando la fiereza en que lo enfrentó la noche anterior, de sus aclaraciones contundentes de sus acciones motivadas por ayudar a Sasuke. Un punto a su favor—. Y nuestro pase a una oportunidad para Sasuke.
—¿A qué se refiere con el pase?
—El altercado en el Bosque de la Muerte cobró varias vidas, y casi se lleva la de Sasuke —interrumpió Fugaku virándose complemente a Kakashi, el Maestro se veía sereno, pero el gesto de sus dedos contrayéndose demostró cuán atento está a las implicaciones detrás—. Esperar a la primavera es quitarle la posibilidad a mi hijo. Hay que apresurar esa oportunidad.
Contrario a cualquiera, Kakashi endureció la mirada, pero asintió estando de acuerdo. El altercado sirvió de recordatorio a que Sasuke tiene dificultades en las luchas en la que su vida está en riesgo. Y se atrevía a decir que, si no fuera por la intervención de Haruno Sakura, ahora mismo estuvieran en el periodo de luto por su segundo joven maestro.
Pero el aceptarlo y hacerlo son dos cuestiones muy distintas. Y Fugaku lo sabía. Por ello, cuando Kakashi expresó sus inquietudes de si tenía alguna idea en mente, no fue sorpresa que Fugaku haya asentido con la cabeza, serio.
—Cuando reparen los grilletes de la señorita Haruno, ese será el momento.
Kakashi le dedicó una mirada consternada.
—¿Qué?
—Es probable que el joven Sasori y el Anciano Hiruzen hayan venido por ambos hermanos y los llevarán directo con el Inmortal Yugure a restablecer sus grilletes, como lo establecieron. Enviaré a alguien como testigo a que el ritual de sellado sea verídico. Ellos no se pueden negar dadas las circunstancias.
—A Sasuke no le gustará la postura de desconfianza que tomará con los semidemonios.
—Lo sé.
Fugaku se dio la vuelta y continúo caminando con Kakashi a sus espaldas. El amanecer hace poco tocó los bordes de las montañas, avisando en inicio de un ajetreado día.
Todavía continúan las investigaciones sobre Homura y los Ancianos del clan; el interrogatorio de Mei renuente a cooperar; y los Cazadores afectados en recuperación.
Y sólo es el inicio.
—Pero provocaré que él mismo se ofrezca en acompañarlos. He visto el comportamiento de ellos, confían en Sasuke.
—Entonces..., si eso sucede, sólo basta un momento en que se tope con Yugure y le pida su ayuda.
Es más fácil decirlo que hacerlo.
Sin embargo, Kakashi entiende el punto, o, mejor dicho, las emociones detrás. Cómo bien lo dijo Fugaku, el ataque fue un recordatorio de que pudieron perder a Sasuke de la peor forma, sin armas para luchar o cada uso de energía espiritual lo conduciría a la muerte. No sería la única situación, habría más.
Por tanto, las posibilidades de muerte aumentaban considerablemente.
Y siendo el padre introvertido que es, Fugaku se preocupa por Sasuke de una manera singular. Lo ha demostrado con el pasar de los años, y aunque Kakashi al principio haya dudado de sus acciones debido a que el segundo matrimonio fue arreglado apenas un año después del fallecimiento de Madam Uchiha; vio su genuino cuidado y afecto filial a con su segundo hijo como lo tiene con el primero.
Distinto con ambos, sí, pero no por ello escatima a uno sobre otro en estos asuntos.
Debía estar desesperado por salvar a Sasuke si traza este plan descabellado dependiendo de las posibilidades de 50/50 en que el Inmortal Yugure permitiera qué una persona ajena conociera su paradero actual; y, además, intentar convencerlo de que lo ayudase.
(Una de los aspectos más famosos de Sasuke, además de su terquedad absoluta, es su capacidad social... o la ausencia de ella, más bien).
Kakashi no pudo evitar suspirar mientras alzaba los ojos al cielo, y oró a los dioses que le dieran la oportunidad —y la virtud social— a Sasuke.
—Esperemos que su plan funcione, líder Uchiha. Sino de verdad estaremos en serios apuros.
—¿Joven maestro?
Sasuke reaccionó al llamado extendiendo las manos por inercia y retirando la bandeja con té de las manos de Hikoro. Hizo lo posible en mantener la expresión serena y sin alteraciones, pero los ojos cafés lo evaluaron con disimulo.
Esbozó un amago de sonrisa tratando de despistarla.
No tuvo éxito. A su nodriza jamás se le escapa ningún detalle de él.
—Puedo llevarlo por usted —ofreció ella acercando las manos.
Lo que escuchó detrás fue un apasionado: «Lo veo cansado, permítame hacer estas pequeñas labores por usted».
Él se apresuró a negar con la cabeza alejando la bandeja de su alcance, compuso un ceño obstinado.
—Lo haré yo mismo.
Hikoro no insistió sabiendo que una vez la idea penetra la cabeza de Sasuke, de allí no sale por nada del mundo. Es su terquedad actuando. Lo aceptó, inclinando la cabeza en despedida.
—Entonces, me retiro a terminar el desayuno. Llámeme si necesita algo más.
Sasuke asintió mientras la veía marcharse por la puerta. Permaneció en el recibidor unos segundos más de lo habitual, mirando fijamente la puerta y trayendo a su memoria brevemente el recuerdo de la cercanía de Sakura, la textura de la piel de su rostro y las líneas intensas en sus iris verdes proyectando una imagen hermosa.
Cerró los ojos un momento recobrando la compostura.
—¡Hermano rico! ¿Es té? —inquirió alegre Kiba una vez Sasuke puso un pie en la sala común. El semidemonio saltó de su lugar con una sonrisa de oreja a oreja.
Pareciera que la conversación anterior entre ellos fortaleció el aprecio de Kiba hacia él y no al contrario. Sasuke tuvo que agradecerlo, no sabría qué hacer si tenía que lidiar con el desprecio de Kiba.
—Madam Hikoro lo trajo mientras está el desayuno —comentó Sasuke acercándose.
A excepción de ellos, nadie más habló. A pesar de que su mesa era cómoda para seis personas, ninguno hizo ademanes de iniciar una conversación civilizada.
Todavía envueltos en ese parcial silencio, Sasuke sirvió té, el que Ryu encontró en la madrugada se había acabado. Contó con la ayuda de Kiba, quién hasta colocar la última taza respectiva, se dejó caer junto a Ryu con taza en manos.
Sasuke tomó lugar junto a Itachi colocando la taza frente a él y virando el rostro al panorama en general. Casi compone una mueca para sí mismo, porqué en lugar de tratar en hablar activamente, Ryu jugaba con la borda que cuelga de su flauta negra.
(Hiruzen había cerrado los ojos, como si estuviera meditando, ¿un intento de ignorar la falta de interés de Ryu o un gesto de resignación? Sasuke no lo sabía).
Y por la expresión estupefacta de su Itachi, no es algo de lo que estaba preparado ver.
En retrospectiva, Sasuke reaccionó muy rápido al presentarle sin preámbulos a Ryu soltando una frase concisa parecida a: «Él es Yugure Toru, el maestro de Sakura» o algo por el estilo.
Apenas la frase abandonó sus labios, Itachi y Tsunade cayeron en una profunda reverencia, tan baja que usualmente no se veía en los de su posición.
Una sombra de satisfacción sombría cruzó apenas el rostro de Ryu, posterior despachó su saludo. Ambos se recompusieron educando sus expresiones de asombro e incredulidad. Sobre todo, Itachi. A diferencia de él, su hermano es capaz de transformar sus expresiones educadas y cordiales en medio de una discusión política.
Ahora, Itachi mantenía esa misma expresión.
—Gran Inmortal, si permite mi atrevimiento, le hablaré con franqueza.
—Adelante —dijo Ryu deteniendo sus manos y por fin alzando los ojos para mirar al heredero del clan Uchiha.
—Su visita es de lo más inesperada —afirmó Itachi, y Sasuke cree que habla con sinceridad. Seguramente su hermano no despertó hoy pensando en la infinita posibilidad que un Inmortal pisaría el clan voluntariamente, y a escondidas—. Asumo que vino en busca de sus discípulos, tal como dijo el joven Sasori durante la reunión, los reclamó bajo su tutela.
Cargado en el ambiente se mezclaron vibras de emoción y respeto combinadas. Los Cazadores yacían frente a un Inmortal que cultivó diligentemente su núcleo de energía para alcanzar la meta que todo Cazador ambiciona, el final del camino a la gloria: inmortalidad.
Y Sasuke compartiría la misma admiración si no fuera por sus propias sospechas. Sin embargo, no quita el hecho que es asombroso e incrédulo hasta cierto punto.
Ryu ladeó la cabeza a un costado, las manos metidas entre sus mangas anchas y oscuras cuales sacó ociosamente.
—Efectivamente, reclamé a Sakura, Sasori y Kiba como mis discípulos en la reunión —contestó de lo más tranquilo agarrando su taza, dando una mínima olfateada.
Sasuke se percató de su desliz, y no fue el único. Notó el cambio en la expresión de Itachi distorsionándose a confusión. Entonces, Tsunade habló un poco cautelosa, como si pisada terreno inestable.
—Inmortal, ¿acaba de afirmar que los reclamó usted mismo en la reunión?
Ryu la miró como si no comprendiera el motivo de una pregunta tan estúpida. Luego, exclamó un sonoro "Aaaaah" de total iluminación. Miró a Hiruzen y Kiba sentados a sus costados antes de regresar al frente en la misma posición mientras sonreía, mostrando unos dientes blancos sin colmillos que brillaron por su ausencia.
Sumó otra sospecha. El segundo joven maestro del Uchiha está seguro que dichos colmillos estaban allí la noche anterior en que sonrió tan cínico.
Por otro lado, esa manera de sonreír se le hacía entrañablemente parecida a Sakura.
—No fue error de palabras. Sasori en realidad nunca vino —confesó con despreocupación.
Y siendo tan descarado, entre un parpadeo y otro, la figura de Ryu se encogió un poco, cambiando de los bordes y color de ojos, transformándose en la viva imagen de Sasori, el joven líder de los semidemonios.
Para cualquiera que observara detenidamente, identificaría la diversión oculta en sus ojos.
Itachi y Tsunade tuvieron un silencio atónito, incapaces de formular una pregunta o no atreviéndose en absoluto.
Ryu les dio una mirada rápida, sosteniendo una sonrisa discordante con el rostro de Sasori, antes de regresar a su verdadera forma más ancha y alta. Se vanaglorio de su propio descaro mientras veía pensativo el contenido de la taza en sus manos.
—Hace tanto que no probaba este té, ¿cuál era su nombre? ¿Calia? ¿Mera?
—Camelia —corrigió Sasuke por inercia.
Y un segundo después cayó en cuenta de su propia audacia en amonestar al Inmortal. Quizás fue osado de su parte, o eso dictaban las miradas sorprendidas de los demás.
A pesar de ello, Ryu pareció no importarle en absoluto su intervención y respondió asintiendo distraídamente, sin perder el ritmo de la conversación inicial demostrando destreza en dominar esta situación en particular.
—No me disculparé por mi atrevimiento. Joven Itachi, comprenderás que, si hubiera anunciado mi verdadera apariencia, desataría muchas contiendas y formalidades excesivas —indicó dejando la taza sobre la mesa, encorvándose para descansar la quijada en su palma. Para ser un Inmortal, sus modales dejaban mucho que desear, pero aquella mirada afilada y pesada revelaba la grandeza de su poder y posición—. Odio las reuniones políticas, por eso me he recluido lejos del Mundo Cazador.
—Los Inmortales no intervienen por lo clanes —confirmó Itachi en voz baja.
La existencia de varios Inmortales yacía plasmada en historias escritas en pergaminos o relatadas de boca en boca. Hoy en día se desconoce si continúan vivos, recluidos en alguna montaña abandonada o si dejaron de existir. Es un completo misterio.
Entre ellos, el más reciente en cuestión de siglos y del cual tienen registro fresco es Yugure Toru, y por lo menos tuvieron una pista de su existencia con su ayuda ofrecida al clan Uzumaki.
Desde tiempos antiguos, se decía que los Inmortales se apartaron del mundo mortal para vivir sus vidas en paz. Un trazo de la historia que nadie tiene claro, pero lo que sí, es que jamás volvieron a extender sus manos hacia los clanes y dejaron que el paso del tiempo transcurriera. Después de todo, no es el mismo ritmo la vida de un mortal que un inmortal.
Sabiendo esto, Ryu le dio un gesto de afirmación.
—Tú lo has dicho, pero si involucra a mis discípulos lógicamente daré la cara por ellos —indicó entornando los ojos al cielo—. Cuando me enteré de los problemas en que metieron Sakura y Kiba, me preocupé y vine por ellos. No podía confiar que los clanes tratarían justamente a los semidemonios ¿o me equivoco?
Una pregunta lanzada templadamente, pero con un filo de borde en sus aseveraciones. Los ojos de Ryu no se apartaron de Itachi, un reto mudo en desafiar su declaración. Es conocimiento general sobre los prejuicios de los semidemonios, y naturalmente, los Cazadores serían los primeros en afirmarlo.
—Se llevó a cabo la reunión lo más neutral posible —refutó Itachi sin alterarse, manteniendo la serenidad todavía cuando la acusación ha sido lanzada directamente. Tantos años de práctica—. Lo único pendiente con ella es sellar sus grilletes malditos como dicta la ley.
Ryu olfateó en un gesto desdeñoso deslizando la vista a Tsunade quién permaneció en absoluto silencio, pero su mirada pesada decía más que mil palabras. Ojos mieles entrecerrados y llenos de suspicacia disimulada.
Sasuke creyó en esa mirada. La médica no era estúpida, e igual que Itachi y él, sintieron un abrasador poder perturbador viniendo de Ryu.
El mismo Inmortal decidió pasar por alto la sospecha en sus ojos e hizo un gesto con la mano.
—Sea como sea, su preocupación está resuelta. Dije que informaría cuando los grilletes de Sakura estuvieron restaurados y ya me encargué de ello anoche —avisó—. Para confirmar mis palabras, la sanadora aquí presente puede revisarla.
—Si usted dice que están sellados ¿cómo podríamos desconfiar de sus palabras? —cuestionó Itachi repentinamente serio.
Y Ryu esbozó una sonrisa sarcástica y dijo: —Sería insensato de tu parte confiar plenamente en mí. ¿Acaso no te interesa la seguridad de tu clan próximo a liderar, joven heredero? Aunque yo sea un Inmortal, ¿quién les asegura no vine a destruir la Villa de Fuego por el agravio contra mis discípulos?
Itachi retrajo su expresión alejando toda amabilidad. No es para menos, cualquiera que tuviera mínimas intenciones de lastimar su hogar no le tendría tanta hospitalidad. Sin embargo, gracias al análisis acertado de Sasuke, Ryu lanzaría provocaciones midiendo reacciones sin atacar precipitadamente.
Creyó en la actitud pacifica que optó Hiruzen sobre el asunto, no confía plenamente en Ryu, pero sí en el Anciano. Y si él parecía de lo más tranquilo ante las insinuaciones, creería en su postura, no dejaría que nadie saliese lastimado.
Al ver la actitud serena de Sasuke, Itachi eligió no actuó a consecuencia. Simplemente aceptó las palabras y fue precavido.
—No lo considero a usted, Inmortal, ni a sus discípulos como enemigos de nuestro clan —aseguró demostrando convicción. Hizo una seña a Tsunade para continuar, y la sanadora se incorporó sobre sus pies.
—En realidad lo único que me interesa saber es el estado de salud de mi paciente. Espero que los grilletes sellados le sean beneficiosos —alegó la sanadora atreviéndose a dirigirse al Inmortal tal como lo hizo Itachi.
Ryu le dedicó una breve mirada.
—Agradezco sus atenciones a nombre de mi discípula. Hiruzen, guíala con Sakura y explícale más a fondo sobre su condición actual —ordenó Ryu girando al anciano de apariencia mayor que cualquiera en la habitación.
A decir verdad, entre Cazadores comúnmente las apariencias engañan, el aspecto y la edad son reclamados poco a poco gracias a una gran base de energía espiritual. Pero, incluso con esa apariencia, Hiruzen parece el mayor de todos.
Sin embargo, el Inmortal seguramente redobla la edad de todos los años sumados de quienes están en la habitación. Así que nadie puede quejarse de sus órdenes.
Hiruzen tomó esta actitud de lo más normal del mundo, asintiendo ante sus peticiones y siguió el ejemplo de Tsunade.
—Por aquí, Sanadora Seiyu.
Sasuke continuaba agarrando su propia taza cuando los sanadores se fueron, mudo ante el intercambio de información y frases tensas o declaraciones directas del Inmortal y el heredero del clan Uchiha.
Un espectáculo que, sinceramente, no quisiera presenciar solo porqué tendría que ver a Itachi partirse los sesos en busca de no ofender directamente a una persona con el poder suficiente para destruir su clan entero; y a la vez dejar en claro su posición.
Cómo dijo Ryu: la política es problemática. Y Apuesta que a él ni siquiera le interesa.
Envidió a Kiba cuando murmuró que deseaba escuchar el diagnostico completo y huyó detrás de su abuelo. Sasuke miró el pasillo con una creciente preocupación y deseo de salir corriendo, pero primero el deber filial lo ató a su asiento. Con dolor regresó la vista a la mesa, ignorando por completo que dos pares de ojos lo observaron en secreto.
Itachi parecía cada vez más tenso, ocultándolo muy bien detrás de su capa de cordialidad. Teniendo esa fachada de heredero de Clan que compone cuando lidia con tanta basura política, y, temerosamente, Sasuke supo que Ryu no causó una impresión tan favorable a su hermano por más Inmortal que fuera.
Por supuesto, a ningún (próximo) líder de clan le gustaría saber que sus defensas fueron evadidas y burladas en su propia cara.
Itachi continuó buscando las verdaderas intenciones de Ryu.
—Inmortal Yugure, ¿planea llevarse a sus discípulos pronto? Le recuerdo que la señorita Sakura se encuentra herida. Será peligroso si realiza un viaje prematuro.
Una pregunta que logró sobresaltar los sentidos de Sasuke, ¿Sakura partirá apenas despierte? ¿Y qué hay de sus heridas? La de su estómago dónde atravesó la espada debería causarle conflicto. Él mismo ya está curándose, pero no es el mismo proceso en una semidemonio.
Le pareció un buen momento para intervenir, asentando la taza en la mesa. Empero, Ryu se adelantó.
—Oh ¿te refieres a la herida de espada? No hay de qué preocuparse, como lo dije, el tratamiento de la sanadora Seiyu es eficiente y se recupera sin contratiempos —alegó bastante tranquilo pese a todo el revuelto—. Permítame elogiarla, es la segunda sanadora tan capaz que conozco hoy en día.
—¿La segunda? —inquirió Itachi.
—Ah, sí. El primero es Hiruzen, por supuesto —dictó Ryu como si fuese obvio.
Finalmente, Ryu retomó una actitud seria y se hizo del tema principal. Desde el inicio tuvo el mango de la conversación entre sus manos y no dudó en sacarle provecho al máximo teniendo al próximo líder del Clan Uchiha inmovilizado en su lugar.
—No tengo ninguna queja de su trato con mi discípula, incluso permitió que su Médico en Jefe la atendiera. Tiene mi gratitud. —Ryu no inclinó la cabeza, sus palabras fueron suficiente agradecimiento a sus acordes sociales. Y, nuevamente, a Sasuke le recordó la actitud engreída de Sakura en no inclinarse ante los líderes.
Gimió internamente, ¡suficiente! Debía detenerse en comparar cada actitud de Ryu con Sakura.
Pero a cada gesto le era inevitable.
—Sin agradecimientos, es lo mínimo que pudimos hacer contando que la señorita Sakura arriesgó su vida por salvar a mi hermano menor —alegó Itachi, haciendo una reverencia a Ryu quién giró los ojos a él, con una mirada peculiar—. Debido a su enseñanza con la señorita Sakura, a pesar de ser una semidemonio, ayudó a un Cazador de demonios. Eso demuestra sus buenos valores.
Sasuke quiso desaparecer.
A este punto, parecía una buena opción hundirse en su propia ropa. No, algo mucho mejor, rezó a que la tierra se abriera y lo escupiera en otro lugar que no fuera aquí.
Exhibir así su debilidad nunca le ha sabido bien, pero no es un secreto que se debilita día con día, y sus tratamientos se vuelven ineficientes a cada aplicación.
Prontamente será un tema de conversación activa, está muy seguro.
Y recibir la mirada inquisitiva de Ryu combinado con una risa, es de lo más escalofriante que le ha sucedido hoy.
—Bueno, no voy a tapar el sol con un dedo. Conozco muy bien a mi discípula y sé que es engreída y bastante descortés con quienes no les agrada —reveló tan seguro de cada palabra, como si no estuviera empañando la imagen de Sakura—. Ella es inofensiva mientras no la conviertas en tu enemiga. No le agradan los Cazadores, pero, por lo que veo, alguien se ganó su confianza.
Esto lo dijo ladeando el rostro directamente a Sasuke que salió de su estupor y le devolvió el gesto, al principio sin haber captado sus palabras. Luego, casi explotando de tanta vergüenza que apartó la vista porqué, sobre todo, tenía la atención de Itachi sobre él, ¡ni se diga la sonrisa secreta que escondió detrás de su manga!
Inquieto, sintió sus orejas calientes.
—Me da tanto crédito —murmuró apenas.
—¡Para nada! Chico, no es la primera vez que escucho de ti —aseguró Ryu bastante divertido, y, a la vez, hablando en serio—. Hace tres años tú salvaste la vida de Sakura. Cuando nadie más la ayudó, le tendiste la mano a una desconocida que encima de todo era una semidemonio y estuviste dispuesto a ayudarla por compasión.
Aquí va de nuevo con el asunto de la compasión y egoísmo, pensó el menor amargado.
Sasuke es sincero: cuando salvó a Sakura jamás imaginó que pasaría el resto de sus años escuchando la misma anécdota de terceros que le recordaban una y otra vez sobre una deuda inexistente. De su "honor" por salvar a una semidemonio, como si la compasión y la lástima hayan sido el actuar correcto en dicha situación.
Está cansado de oírlo y no dudó en combatirlo.
—No fue cuestión de compasión —refutó de inmediato, sus ojos negros ardían de una emoción subyacente del que era consciente, pero no entusiasmado en revelar aún. Sin embargo, tantos años de callar y expresar con los ojos no se olvidan fácilmente—. Lo hice porqué fue lo correcto. Lo habría hecho por cualquier otra persona.
No sabe si lo que dijo fue correcto o no. Contradecir a un Inmortal debería ser una falta grave de respeto, y está seguro de que, si Fugaku estuviera presente en la conversación, le lanzaría una mirada que amenazaría con amordazarlo si acaso pretendía agregar otra palabra. Casi podía escuchar su voz riñéndole: «¡No te enemistes con el Inmortal y sigue la corriente de su conversación!».
En un nivel más ligero, Itachi lanzó una mirada de pequeña advertencia a que supiera elegir sus palabras. Y Sasuke entiende por qué su hermano está desesperado por ganarse, aunque sea un poco, la aprobación o respeto del Inmortal pese a su impresión inicial. No olvidan que Ryu es el único capaz de ayudarlo a curar sus heridas más graves y salvarlo de la muerte.
No es algo en lo que piense ahora, sinceramente. Su mente está plagada de: Sakura. Sueño. Cansancio, y ¿cuándo se van?
Las inesperadas carcajadas de Ryu lo sacaron de sus pensamientos, siendo tan escandalosa y grave. La misma carcajada que lanzó posterior al ataque accidental de la noche anterior. De nuevo esa vena infantil apareció.
(Insiste, es tan discordante).
Sasuke no comprendió el repentino humor de Ryu ni el origen de su diversión. Y esta vez Sakura no podía responderle. En su lugar, intercambio una mirada breve con Itachi que parecía más desconcertado que él, pareciendo decirle:
"¿Qué le parece tan gracioso?".
Agradeció no estar sólo en su aturdimiento.
"Ni idea".
Cuando Ryu dejó de reírse, se inclinó a través de la mesa hasta alcanzar con su mano el hombro de Sasuke y sacudirlo. Estupefacto por la familiaridad, el menor ensanchó un poco los ojos y se tensó de pies a cabeza.
—¡En serio, todos los rumores sobre ti son ciertos!
—¿Qué rumores? —cuestionó alertado Itachi.
El Inmortal agitó la otra mano libre.
—Dicen que el segundo joven maestro del Clan Uchiha es una persona integra, honorable y fuerte, ayudando a cualquiera que se le cruce en el camino y tomando cacerías sin importar si gana prestigio o no —recitó cual lectura con un toque jovial en sus palabras—. Los otros Cazadores deberían tomar tu ejemplo como modelo a seguir ¿sabes? ¡Se supone que los Cazadores ayudan a la gente común sin importar el prestigio!
Lo analizaba tal cual espécimen y Sasuke se removió renuente debajo de toda la parloteada. Ryu le apretó el hombro, un poco más amigable.
—¿A quién debo felicitar tu crianza? Es gratificante saber que estas enseñanzas siguen vivas. —Al contrario de las anteriores veces, la sinceridad genuina bordeó en sus palabras.
Le asaltó un nudo en la garganta a Sasuke cuando aquello palabras evocaron un rostro familiar. Se obligó a desplazarlas mientras decía que no era necesario tales formalidades. Dividiéndose entre descifrar el enigma detrás de las palabras de Ryu y su actitud.
Pero Ryu se negó a escucharlo y continuó parloteando animadamente.
—Y, por supuesto, debo agradecer correctamente que salvaras a mi discípula.
—No me deben nada —aclaró inmediatamente Sasuke con firmeza, un poco retraído a las intenciones de Ryu. No conocía del todo al Inmortal, si acaso pidiese a cambio otro favor que le será imposible de cumplir. Así que debía ser precavido—. Incluso si lo fuera, el anciano Hiruzen una vez me salvó la vida también. No hay deudas de por medio.
—¡Oh! Hiruzen hizo bien en tratarte —felicitó Ryu apartando su mano dando un aplauso viéndose orgulloso en nombre del anciano; y Sasuke creyó qué Ryu desistiría.
Fue tan ingenuo.
Enseguida toda la postura y expresión de Ryu no se retractó, en cambio, se inclinó a su costado comenzando a divagar.
—Pero su agradecimiento es punto y aparte. Él te agradeció como su abuelo, yo como su maestro —refutó con ojos entrecerrados, enderezó restregando las palmas entre sí, mientras lo miraba con grandes expectativas—. Entonces, ¡debe ser una recompensa propia para un joven maestro tan honorable como tú! Adelante, dime ¿hay algo que quieras agregar a la Sala de Libros Prohibidos de tu clan? ¿Alguna espada especial? ¡Ya sé! Escuché que tu arma espiritual es el guqin, ¡tengo unas partituras antiguas! O, mejor aún, por aquí guardo unos talismanes con los que puedes rastrear...
Pocas veces las personas logran aturdido a tal manera que lo dejan sin habla, y Ryu lo hizo en varias frases y su tonadita familiar.
¡Basta, deja de compararlo con Sakura!
Mentalmente Sasuke hundió el rostro entre las manos y por fuera compuso media mueca de incomodidad.
Es bastante grosero interrumpir a cualquier mayor, está seguro en que su maestro Kakashi lo fulminaría con ojos letales.
Y aun así lo hizo.
—Inmortal, ya dije que no deseo nada.
Ryu se detuvo de rebuscar en sus mangas y le dedicó una mirada indulgente, de esas en que un adulto atrapa a un niño diciendo una vil mentira.
—Debes necesitar algo. Todos siempre quieren algo.
Todos. No sabía qué clase de concepto tenía Ryu de los Cazadores, pero en la manera dicha supuso que no en una posición halagadora.
Sasuke no es un santo ni por el estilo, pero incluso sabía por sí mismo sobre sus propios valores y percepción.
—Nada —contrajo el ceño.
Entonces, repentinamente oyó un carraspeo junto a él llevándole a una realización pasada por alto.
Por su puesto Itachi no permitirá qué está oportunidad se les escape de las manos. Y por más terco qué Sasuke fuera al negarse, sabía que una disputa hablada contra Itachi, en este momento, sería bastante injusto y una derrota segura.
Aún con balanza inclinada a Itachi, Sasuke persistió.
—Itachi, no —dijo firme.
—Hermano —inició resueltamente el otro joven.
Recibió una mirada que claramente decía: "¿Qué diantres dices? ¡Debes tomar la oportunidad!".
Pero el asunto aquí es: Sasuke no quiere aprovecharse de ninguna forma.
A este punto, Ryu giraba la cabeza de hito en hito entre ambos hermanos, muy curioso por la conversación sin palabras que se desarrolla frente a él, no acostumbrado a presenciar tales pláticas gesticuladas dignas por ser descifradas.
—Inmortal, permítame interceder por mi hermano menor. Él es bastante loable para aceptar su agradecimiento sincero.
—Itachi. —Sasuke advirtió un tanto sombrío.
—Mmmm... veo que aquí hay una situación complicada —estimó Ryu dando una mirada bastante intrigada y le concedió la intervención con un gesto para horror de Sasuke.
No no no no.
Itachi lo sentenció.
—Hemos escuchado rumores que usted posee un poder especial de curación y, por supuesto, energía espiritual en abundancia —tanteó el heredero empleando un tono neutral.
Ryu se quedó repentinamente quieto, observándolo.
—Lo segundo es evidente, pero ¿Qué te hace pensar lo primero? Dijiste que son sólo rumores.
—Hace veinte años salvó a uno de nuestros maestros en su juventud. Y le mostró sus habilidades y energía espiritual en abundancia —explicó brevemente—. En ese entonces él no sabía que usted era un Inmortal. Hace unos meses supimos de esto, y desde entonces lo hemos buscado fervientemente para solicitarle este favor especial.
Finalmente, Ryu elevó ambas cejas y dio una mirada a su costado, donde antes estuvo Hiruzen. Viéndose un poco acorralado si se atreve adivinar Sasuke, y después, sorpresivamente soltó una exclamación.
—Un momento, ¿acaso ustedes son los que enviaron a un grupo completo de asesinos detrás de mí? —inquirió Ryu enderezándose.
—Si se refiere al ANBU que intercedió por su amo, y cual concedió una audiencia en la primera luna llena de primavera, sí, nosotros lo enviamos —confirmó Itachi sin alterarse por ser descubierto.
Ryu resopló, intercambiando una mirada paulatina entre ambos, pareciendo un poco impresionado. Después, se giró completamente a Sasuke, evaluándolo primero con una mirada aguda, casi escéptico.
—Recuerdo que ese ANBU mencionó sobre los meridianos contrayéndose y rompiéndose, lo que causaría un desborde de energía más temprano que tarde.
Sasuke suspiró audiblemente sabiendo que perdió la batalla.
—En efecto.
Ryu lo miró incrédulo.
Sasuke le devolvió la mirada.
—Perdona si debo preguntar, pero ¿Cómo carajo sigues vivo?
Itachi se sobresaltó al mismo tiempo que Sasuke arrugaba el ceño por su expresión, casi taladrando con los ojos al hombre por preocupar a su hermano.
—¿A qué se refiere? —Y sí, su hermano se angustió siendo evidente por el temor impregnada en su voz.
A respuesta, recibió media mirada dudosa de Ryu, quién hasta ese momento había girado la cabeza en ángulos extraños en busca de una mejor visión, como si tratase de descifrar un espécimen.
Mientras tanto, Sasuke recitaba todo una Sutra pidiendo a los Cielos paciencia, mucha paciencia.
—Base a mis conocimientos, ninguna persona sobreviviría meses con los canales espirituales contrayéndose y uniéndose por sí solos.
Siendo sincero a Sasuke no le impresionó las afirmaciones de Ryu y su sentencia a la muerte. Alguna parte de sí mismo sabía que su vida debió culminar cuando salió la primera vez de reclusión; Tsunade hizo hasta lo imposible para ayudarlo a recuperarse y su familia se aferró a él con tanto ahínco.
Incluso en su última reclusión piso el templo con las expectativas bajas de supervivencia. Por ello grande fue su sorpresa al emerger vivo. Sus meridianos destrozados más allá de la reparación es sólo una consecuencia colateral del asunto.
Lo crucial es que, en contra los dioses o el mismo destino sigue viviendo descaradamente. Quizás reclamando una vida que no le pertenece en absoluto.
—En realidad, la sanadora Tsunade creó una solución a corto plazo —explicó en lugar de externar sus pensamientos negativos—. Utilizando la planta senjusou, incrusta la mezcla directamente en mis meridianos impidiendo su completa destrucción.
—Aun así, es imposible que el senjusou por sí mismo tenga un efecto potente. —Fue contundente en su declaración colocando dos dedos en la muñeca de Sasuke con claras intenciones de revisar sus meridianos.
No alejó su concentración de la conversación y continuó preguntando sobre el asunto.
Itachi informó sobre el historial clínico actual que consistía en dos propensas desviaciones de energía espiritual; a partir de la segunda, Hiruzen proporcionó un nuevo lote de senjusou" tratadas especialmente para estos casos" que ayudarían a potencializar los efectos.
El anciano no dio detalles, por lo tanto, los hermanos Uchiha no conocen qué tipo de método empleó.
Sin embargo, por el rostro comprensible de Ryu, él sabía algo al respecto.
—Comprendo —murmuró para sí.
Siguió hurgando y revisando los meridianos de ambas manos, pasando de una a otra con deliberación. Sasuke tuvo paciencia mientras veía la realización cubriendo las facciones del hombre y cierta vacilación en sus rasgos.
—Creo saber por qué sigues vivo —anticipó soltando sus muñecas—. Primero deben saber, la planta senjusou por sí sola no tiene el efecto de sanar este tipo de heridas espirituales, se enfoca más en la cicatrización física. Sin embargo, el lote que les dio Hiruzen es parte de las plantas medicinales que cultivo personalmente.
—¿Cultiva plantas medicinales? —Aquello impresionó a Itachi.
Bueno, Sasuke no lo culpa. Es difícil concebir la imagen de un Inmortal haciendo una labor de lo más cotidiana.
—Ahora tengo un vivero, ¿qué otra cosa haría para matar el aburrimiento? —se quejó entornando los ojos—. Sakura es quién más me visita, pero incluso es cada uno o dos meses y sólo para sellar los grilletes, ¡tan desconsiderada!
Su pequeña rabieta tomó un par de segundos antes de aclararse la garganta.
—En fin, algunas plantas mejoraron en la calidad y efectos debido a mi energía espiritual. Hice pruebas con el senjusou en heridas físicas y la recuperación se aceleró, pero no imaginé que pudiera amortiguar ciertas heridas espirituales. Es interesante saber que es capaz de unir paulatinamente los meridianos. —A este punto, estaba analizando con la vista y divagando un poco, pareciendo llegar a un punto importante, por lo que ninguno de los hermanos le interrumpió a pesar de sus ansias de llegar a la conclusión. Ryu chasqueó la lengua y dio otro severo asentimiento—. De acuerdo, primero veamos qué tan progresado están tus meridianos. Quítate las vendas.
Tan acostumbrado a las vendas de sus brazos, Sasuke reaccionó con un respingo ante tal petición. En los meses transcurridos se volvió una rutina el vendarse pulcramente los brazos después de bañarse, y así comenzar con su día a día. Se volvió una parte personal de sí que oculta su mayor debilidad.
Contra todos sus impulsos, obedeció. Diligentemente se retiró las vendas con cuidado y las enrolló en el acto, un gesto que le ahorra tiempo y esfuerzo, un hábito ya adquirido.
Cierta emoción recorría su cuerpo y el pensamiento constante de "está ocurriendo" que tanto se esforzó en reprimir se salía de control.
No se ilusiona, puede que en el último momento Ryu no sea capaz de curar sus canales de energía espiritual, después de todo, las mismas plantas medicinales que él cultivó únicamente alargaron su vida. No fue una cura permanente.
En ningún momento Ryu ha dicho que lo curará e Itachi parecía al borde de la felicidad, vibrando de anticipación. Sólo esperaba que su hermano no tuviera una reacción tan desdichada si ni siquiera Ryu puede ayudarlo.
Siendo sincero, no se hace esperanzas.
Al terminar de enrollar sus vendajes las colocó sobre la mesa, y se preparó mentalmente al escudriño venidero.
Mientras tanto Ryu vertió más té en las tazas vacías, cuando llegó a la suya, miró a su alrededor buscando algo. Hasta que su rostro se iluminó tras encontrar botella de licor que (¡oh, sorpresa!) le quedaba un pequeño chorro. No dudó en combinarlo con su propio té.
Todo, bajo la atenta mirada incrédula de Itachi.
Ryu se aclaró la garganta tras dar un pequeño sorbo al té-licor a plena mañana, incluso antes del desayuno.
—Veamos, ¿qué tan profundas son-? ¡¿Qué mierda?!
Un Inmortal no grita ni maldice, por supuesto que no.
Entonces, para Sasuke fue un reverendo espectáculo ser el causante de la reacción de Ryu.
Ojos ensanchados y fijos en los brazos contrarios descubiertos, por unos largos segundos se quedó de piedra antes de precipitarse con frenesí agarrándole una extremidad con cierta firmeza en busca de un mejor ángulo.
Un escozor recorrió el ser de Sasuke, poco acostumbrado al contacto físico que no fuera su familia cerca o Sakura. Y, por otro lado, se cuestionó por qué Ryu parecía tan horrorizado y ofendido al escrutar sus brazos. Se atrevió a darle un vistazo y no vio nada más que sus cicatrices, nada fuera de lo común.
Mientras el joven Uchiha divagaba en sus pensamientos no se percató de la mirada distorsionada de Itachi, reflejando culpa y remordimiento.
Ryu, por su lado, ignoró todo a favor de examinarlo.
—¿Qué demonios sucedió? —demandó severo, y aunque fue una sola pregunta, la mirada expresó un millón más.
Aquel escrutinio provocó endurecimiento en el temple de Sasuke, quién apartó el brazo sin previo aviso, afilando su mirada.
Él mismo sabe que las cicatrices no son agradables a la vista, por eso las esconde con tanto recelo. Si uno se atrevía a espiar debajo de las vendas, se toparían con las espantosas laceraciones oscuras y abultadas, largas y cortas, cruzadas entre sí formando una imagen desabrida sobre su piel blanquecina.
Si bien aprendió a hacer las paces con tal asunto, las cicatrices jamás desaparecerán.
Sin embargo, desconocía que Ryu no dejaría pasar el asunto. Y si quería de su ayuda, tendría que tragarse su propia vergüenza y dolor.
—Se lo dije. En mi reclusión obtuve estas cicatrices.
—Pero tu núcleo es uno de los más fuertes que hay hoy en día. Incluso si dañaran tus meridianos una sola vez cada tanto, no tendrías esta clase de cicatrices —dijo bastante confundido, frunciendo el ceño.
Aclarándose la garganta con un gesto de inquietud, Itachi aclaró: —No fue una vez.
Finalmente, las cejas de Ryu se contrajeron por tal afirmación.
De pronto, su gesto se endureció y viró casi violentamente para enfocar al más joven de la habitación.
—¿Cuántas veces te hirieron los brazos?
Sasuke le devolvió una expresión cautelosa sin comprender del todo el repentino interrogatorio, pero no le pareció extraño. Las personas tienen curiosidad, e Inmortal o no, buscaría saciarla.
Sostuvo su mirada al decir precavidamente: —Todos los días durante tres años.
Obvio decir, que cada día durante la mañana lo despertaban incluso antes que el primer rayo de sol tocara el horizonte. Lo guiaban al salón ancestral dónde tenía que arrodillarse toda la mañana frente a la estatua del dios que concedió su poder, sosteniendo una espada en la mano izquierda y una flor blanca en la derecha.
Misma flor cuyos pétalos se teñían de su sangre cuando lo rodeaban en ese mismo lugar, sosteniendo sus brazos y abriéndole la piel y carne con cuchillos, mientras recitaban conjuros y extraían cierta cantidad de su propia energía espiritual.
Todo el proceso era sumamente doloroso, sintiendo cada tirón de sus músculos, desgarre de su piel y golpe en su carne. Poniéndose a sí mismo el Hechizo Silenciador, siendo la única forma de mantenerse despierto y no desmayarse del dolor. De nada serviría si no mantenía los ojos abiertos.
Un ritual que duraba hasta media mañana, dejándolo exhausto y moribundo. Permitían que descansara el resto del día y equilibraban su energía espiritual para que sus heridas sanaran los suficiente evitando que se desangrara. Comía, dormía toda la noche y antes del amanecer volvía despertar. Una rutina nada piadosa.
Entonces, si no lo dijo a quienes tanto confía, mucho menos a Ryu.
Repentinamente un silencio recorrió la habitación. Ryu no dejó de observar con atención a Sasuke por unos largos y tensos segundos. Si se atrevía a comparar, la sensación qué perduró fue una calma sutil y engañosa, justo antes de avecinarse una tormenta catastrófica.
Atinó a las suposiciones.
La expresión de Ryu cambió drásticamente, de la indiferencia absoluta a un (increíble) furor helado que erizó los brazos de ambos hermanos. Inclusive el ambiente se transformó a una capa cargada de emociones intensas y oscuras. Las tazas sobre la mesa temblaron y derramaron un poco de té, junto con el aura del Inmortal, imponente en presencia, yendo en aumentó súbitamente.
Pese a todo el espectáculo y sentir el ligero escalofrío, Sasuke no se inmutó. No le apartó los ojos de encima mientras Ryu mantenía cierto control sobre sus emociones. Ojos difundiéndose a rojos y una expresión que dicta sus pensamientos violentos que rugían cual animal enfurecido.
Y cuando habló, fue perversamente tranquilo.
—Déjame aclararlo. Durante tres años, todos los días, recibiste heridas que dañaban una y otra vez tus meridianos con el riesgo de tener un desborde de energía. —Ryu fue rápido con sus afirmaciones, y Sasuke en asentir apenas, precavido y alerta de sus reacciones—. ¿Por qué? ¿Satisfacción personal? ¿Querían probar que sus técnicas son las mejores a tal grado de sacrificar a uno de los suyos?
Las preguntas fueron dirigidas a Itachi, siendo demasiado duro y cruel. Ryu no alejó la letalidad de sus ojos, llenos de enojo y el aura en crecimiento, la habitación se sintió opresiva en un determinado momento.
Si acaso todavía eran dudas, Sasuke no tardó en confirmarlo: Ryu no es un Inmortal ordinario. El aura y presencia que emanó definitivamente no es humana. Se parece más a la de Sakura cuando llamó a los fantasmas y utilizó energía resentida para luchar, y a la vez, diferente y poderosa.
Por otro lado, a Sasuke lo inundó una estupefacción al presenciar tal reacción. ¿Por qué Ryu tomaría partida de este asunto? Y no suficiente con juzgar y culpar a su hermano, también lo acusó de sus heridas.
Pero Itachi no es responsable de sus propias decisiones. Él mismo luchó y lo persuadió a que desistiera en impedirle recluirse. Aún recuerda el miedo en los ojos de su hermano mayor, un temor inmenso a que no saliera con vida, aferrándose a él con tanta fuerza, temiendo a ser la última vez que pudiera sostenerlo así.
Al final, Sasuke decidió intentarlo y nadie logró impedirlo.
—Inmortal... —empezó Itachi, un poco pálido, antes de ser interrumpido por Sasuke.
—Las cicatrices que poseo no son culpa de nadie —afirmó el menor con dureza—. Fue mi elección dejar que los Sacerdotes experimentaran con tales técnicas. Era la última opción, y no me arrepiento.
Ryu no lo veía, concentrándose en enviarle una mirada letal a Itachi. Tras escucharlo, enarcó ambas cejas y se viró a él con parsimonia. Las tazas dejaron de temblar y el aire a su alrededor fue un poco menos friolenta, pero su aura continuó aumentando.
—¿Última opción para qué? —La pregunta a la que Sasuke teme se manifestó.
El oprobio y culpabilidad son dos emociones que lo atacan a menudo, en las noches de insomnio en que observa el techo sobre sí y piensa que otra persona debió nacer en su lugar. Él es un heredero incapaz de manifestar su don y no saca de su cabeza que es el primero en la historia.
No requirió de tal poder en toda su vida. Sobresalió por sí mismo en todas las áreas y se siente satisfecho de ello. Sin embargo, el peso y las expectativas de este asunto se percibe cada vez más angustiosa sobre sus hombros. En ocasiones, imposible de respirar y considerar todos sus logros sobre sus fracasos, estos últimos terminan ganando.
De pronto, recuerda lo que dijo Sakura aquella noche a las orillas del lago. De su mirada llena de cálides y sus tiernas palabras. Diciendo que debía enorgullecerse de tales logros y su propia supervivencia, de tener la certeza que lo intentó hasta el final por todos los métodos posibles.
Que Ryu conociera la verdad no haría ninguna diferencia en cambiar su propia perspectiva, pero sería desagradable ver la lástima en su expresión.
Bueno, ya aprendió a lidiar con ello.
—Soy un heredero de poderes divinos sólo de nombre —empezó por explicarse paciente, de la práctica de años o reuniones sociales en que cualquier desconsiderado se acerca a cuestionarlo—. Mi madre posee el poder divino de establecer campos de energía protectora. Debí nacer con ese poder, pero llegué a la edad límite y jamás se manifestó.
Sasuke eligió cuidadosamente sus palabras. Desmembrar tal debilidad siempre es amargo. Recordar el fracaso de su vida no es motivo de alegría para él ni tampoco compartirlo con los demás —si ya de por sí es un secreto a voces— le entusiasma.
Está cansado de recibir lástima y compasión a cambio.
Todo el tiempo miró duramente a Ryu, cuyo hombre parecía impresionado a cada palabra. Al culminar, el Inmortal se abalanzó de nuevo a sus brazos colocando los dedos en los meridianos, buscando algo.
Sasuke sabía que buscaba, y lastimosamente no lo encontraría. Lo dejó ser, un poco impaciente por dentro de repetir tal proceso. Permitió que Ryu lo examinara, después de todo tiene la posibilidad de ayudarle a sobrevivir.
Itachi los veía con mucha frustración y pesar mientras decía: —Los Sacerdotes y Sanadores han experimentado y deshecho con él buscando alguna mínima pizca de ese poder sin éxito alguno.
A cada segundo Ryu fruncía el ceño, y Sasuke supuso que ya revisó todos sus canales y no halló nada. Consideró si insistir en que no perdiera su tiempo, pero Ryu soltó sus manos y lo miró directamente a los ojos, con los suyos entrecerrados y evaluativos.
—Esto será muy incómodo de preguntar, pero... —Se detuvo en breve, considerando sus propias palabras—. ¿Sabes qué todo esto fue en vano?
Hizo un amplio gesto ambiguo a los brazos de Sasuke, y este apenas proceso la pregunta soltando un quedo: —¿Eh?
Al mismo tiempo, Itachi casi saltó de su lugar, con una mirada de creciente pánico, y hasta cierto punto, pavor: —¿A qué se refiere? ¿Sus heridas son incurables?
Con cierta anticipación, Sasuke miró de Itachi a Ryu, un nudo creciente en su garganta ardió furiosamente. Pensamientos desordenados que no tenían un principio y tampoco fin. De la confusión que causó la pregunta de Ryu, y el temor que lo inundó en la espera de la respuesta.
Su cuerpo tenso, alerta. Cualquier cosa pudiera pasar si no pone la debida atención. ¿Acaso se aferró de más a la mínima posibilidad de obtener ayuda de un Inmortal?
Sabía, muy en el fondo, que no recibiría un milagro.
Ryu encontró algo en él y tiene el presentimiento que no le gustará escucharlo.
—Cómo escuchaste —refutó Ryu mirando únicamente a Sasuke quien parecía cada vez más dolidamente confundido. No logró impedir que se manifestara en sus ojos y expresiones.
Quizás Ryu le tuvo consideración.
O era su verdadera personalidad saliendo a la luz.
Pero mesuró su voz en la siguiente parte, siendo incluso un poco delicado y prudente en educar su expresión a una menos enfadada y más indulgente.
—Siendo más claro, no puedes forzar un poder divino que ya está coexistiendo en tu interior.
La autora quiere decir:
¿!¿!¿!QUÉ ESTÁ PASANDO DOCTOR GARCIA!?!?!?
Ya sospechabamos que quizás, quizaaaaaaaaa Sasuke tendría un detalle con su propio poder. Ehhh pero ¿Quién se imaginó que en verdad tomaría este giro la trama? Itachi tenía sus dudas, pero los demás estaban convencidos de que en verdad no nació con el don.
Ahora la nueva incognita: ¿Qué sucedió para que nadie detectara su poder?
Muchas preguntas, pocas respuestas. Y Ryu las tiene ;p ¡explícaciones que vendrán en el siguiente capítulo! Así que agarrense de sus asientos que esto no termina hasta que termina.
Hay ciertos aspectos que puse dentro del capítulo que se aclararán más adelante en los siguiente caps. Por ahora sólo mencionaré: cuando Sasuke recuerda arrodillarse frente a la estatua.
En estos caps estamos aplicando la etiqueta "Esto no es un crossover, pero podría serlo". Y una vez más, aclarando, no es necesario haber leído las novelas chinas Tian Guan Ci Fu o Mo Dao Zu Shi para entenderle. ¡Dentro de este fic se explica lo necesario!
Me gustaría saber qué les pareció el capítulo, ¡me deleito en leer sus comentarios!
El próximo capítulo, bueno, ya está escrito. Será sorpresa la actualización en esta semana ;)
Nos leemos pronto!!!
Alela-chan fuera.
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