/38/ Un Inmortal excéntrico

Lo prometido es deuda!!

Aquí el capítulo, continuaremos con la programación habitual de Sasuke intentando lidiar con un excéntrico Ryu.

*Muñeca daruma es algo así


¡Disfrútenlo!

(Sí alguien leyó Tian Guan Ci Fu, entenderán algunas pistas, quiénes no, ¡no se preocupen qué es aun mejor para cuando se releven!)

Sasuke está cansado.

Los días previos han sido extremos y agotadores con todo el asunto sobrevivir en el Bosque de la Muerte y posterior monitorear que Sakura recibiera la atención médica necesaria.

No ha dormido lo suficiente, sin embargo, no es la primera vez que se priva del descanso pleno por días. Cada dos por tres sacude la cabeza y continúa con sus labores. Los brazos todavía duelen a punzadas al ejercer la más mínima fuerza, que, si no estuviera acostumbrado saltaría a la mínima señal de dolor.

Pese a todo, ningún sonido o palabra de queja salió de su boca. Ni saldrá si puede evitarlo. Que lo libren de tener a Tsunade o Shizune sobre él insistentes a beber medicinas amargas. Soportará un poco de dolor si con ello Tsunade se concentra en la completa recuperación de Sakura.

Trata de ocuparse en otros asuntos, como, por ejemplo, las investigaciones sobre el Anciano Homura y Mei. Admite que se encuentra un poco ansioso sobre lo primero, aún no marchó a las celdas, esperando a ser convocado.

Mientras tanto, se asegura de qué Sakura tenga una comida decente, y, si tiene suerte, meditar un par de horas antes de que lo arrastren a sus responsabilidades.

Decidiendo no dejar su rutina de entrenamiento mañanero (dígase levantarse un poco antes del amanecer y tener la fortuna de atrapar la espléndida vista de los rayos acariciando el horizonte avisando con pereza el comienzo de un nuevo día), se dirigió al patio trasero donde realiza sus ejercicios matutinos.

Sin embargo, al cruzar por la sala común no esperó encontrarse con la escena más surrealista del día.

Un Inmortal (posiblemente demonio o fantasma de rango Calamidad, que sabe él) durmiendo plácidamente a media sala.

Carece de sentido intentar parecer inofensivo hecho en ovillo ocultando su imponente estatura, cabellera enredada similar a un nido de aves y vestimenta oscuras no ayudan en absoluto.

Lo único que lo haría dudar es la flauta de bambú negra, cuyos detalles finos y la borda colgando del extremo traen una sensación de inquietud.

Supuso qué, al igual que Sakura, no utiliza una flauta meramente para fines artísticos.

El Cazador se petrificó, sin saber exactamente qué hacer a continuación ¿despertarlo o permitir que siguiera durmiendo? ¿Cuál es la etiqueta social a seguir cuando te encuentras a un Inmortal durmiendo en medio de tu sala común? Está seguro que no existe un manual detallado de cómo tratar a un Inmortal.

De poco a poco le sorprendió que su mera presencia no lo pusiera alerta, ¿tanto confía en su poder para bajar así la guardia? No era que Sasuke pretendiera a atacarlo, pero le impresionó aquella actitud relajada.

Lo miró en silencio al rodearlo y darse cuenta de que abrazaba con fuerza una botella de licor... el mismo que entregó a Sakura la tarde anterior. Tuvo apenas una contracción de ceja, dividido entre suspirar o resignarse a que el licor fuese saqueado.

Libró una batalla interna por algunos minutos, entonces la solución llegó a él, literalmente. Hiruzen apareció por el pasillo y Sasuke le dedicó un indicio de gesto aliviado, si no fuera porqué en automático educa sus expresiones, habría expresado con palabra.

Siendo sincero consigo mismo, las acciones de Ryu lograban aturdirlo y lo dejan sin apenas poder reaccionar. Agradeció a los Cielos que alguien más capaz se encargara del hombre.

Al parecer no ocultó del todo su alivio, porqué Hiruzen se rio por debajo después de saludarlo.

—Lamento que veas tal escena indigna de un Inmortal —dijo el anciano dando una mirada de reojo al hombre desparramado en el suelo—, te prometo que no suele ser así de descuidado.

Sasuke únicamente inclinó la cabeza.

—¿Las habitaciones no son de su agrado? —cuestionó dudoso.

El arreglo original se estableció en que Sakura y Kiba dormirían en la misma habitación, por insistencia de Kiba en salirse con la suya, lazando ciertos argumentos: "Perdóname, hermano rico, pero ni loco dejo a mi hermana sola en tu Pabellón. No es que desconfíe de ti, ¡en absoluto! Es mera precaución a los ataques de otros Cazadores, lo prometo".

Tal asunto es indecoroso a ojos ajenos, empero, Sasuke sabe que ambos son hermanos y Kiba no desistiría bajo ninguna circunstancia en apartarse de ella. Así que lo permitió sin objeción.

Cuando arribaron Hiruzen y Ryu, los removió a la habitación continúa insistiendo en compartirla. Lo permitió creyendo que se sentirían cómodos en medio de un entorno repleto de Cazadores por dónde quiera que volteasen.

Y, como anfitrión, le preocupó descuidar sus deberes. No refutó sobre el arreglo pese a la incomodidad de sus invitados durmiendo en habitaciones compartidas cuando bien pueden dormir plenamente en una cada quién. Sin embargo, titubeó sobre si estuvo errado no insistir más.

—En absoluto, joven Sasuke, tu hospitalidad es la mejor —indicó Hiruzen aliviando la vacilación de Sasuke, estaría profundamente decepcionado si no fuera capaz de cuidar de sus invitados.

Pasó su mirada de Hiruzen a Ryu y de vuelta, preguntando con cierta curiosidad: —Entonces... ¿por qué durmió aquí?

Hiruzen dejó escapar un resoplido, apenas audible, mientras decía: —El ritual del sellado de grilletes culminó en la madrugada, normalmente no tomaría mucha energía de Sakura y estaría caminando como si nada, pero ahora tiene heridas y necesitaba descansar adecuadamente. Así que Kiba durmió conmigo y Ryu se mantendría despierto... o eso dijo.

Ambos observaron en silencio a Ryu, y tal escenario no fue difícil imaginar.

Seguramente Ryu buscó entre los anaqueles algo que sirviera para matar su aburrimiento hasta encontrar el tablero de Shogi que Kakashi le regaló a Sasuke en su decimoprimer cumpleaños; cual colocó en la mesa del centro, y las fichas, al darle un vistazo analítico, están esparcidas de tal manera en que pareciera una partida entre dos personas, no de un hombre solitario en medio de un ataque de aburrimiento.

Además, la botella de licor es la prueba de ello.

Sasuke anotó en su lista mental de pendientes conseguir otra botella de licor.

Al desplazar su vista, tuvo que parpadear dos veces seguidas preguntándose si su visión estaba bien. ¿Lo que está viendo junto a la pata de la mesa es una muñeca daruma? Pintada de tonos verdes coloridos cuya expresión parecía un eterno grito cómico.

No por primera vez, se preguntó lo hilarante que es esta situación.

—Joven maestro —le interrumpió la suave voz de Hikoro a sus espaldas.

—¿Uh?

—Estoy cocinando el desayuno, ¿alguna petición en especial para sus invitados?

Parpadeando lentamente, Sasuke enfocó sus ojos en Hiruzen dando una pregunta muda. El anciano no lo estaba mirando, en cambio se había acercado a Ryu hasta inclinarse a su lado y zarandearlo un poco para despertarlo.

Ryu apenas se movió al primer empujoncito, pero la siguiente sucesión de golpecitos, comenzó a quejarse entre murmullos y dando manotazos al azar soltando así la botella entre sus brazos.

—¡Ah, dejen de molestar a este venerable! —exclamó dando un último zarpazo sin fuerza, hundiéndose entre los brazos y cabello desparramado.

Hiruzen se enderezó sonriendo en secreto y caminó en dirección a Sasuke respondiendo, por fin, a la pregunta muda.

—Iré con Madam Hikoro a preparar pescado frito. Con eso mejoraremos su humor —dijo convencido haciendo un gesto al hombre desparramado.

—¿Mejorar su humor?

—Créeme, se levantará pidiendo pescado y refunfuñando porqué lo desperté tan "cruelmente".

Sasuke prefirió no preguntar por qué estaba tan seguro, en lugar de ello, Hikoro habló por él en protesta en que ella podía preparar un guiso especial con sólo pedirlo. Pero el anciano fue inflexible a su decisión y determinó que las molestias causadas por la presencia de Ryu debían tratarse, así que Hiruzen se encargaría personalmente.

Eso dejó al azabache sin nada que decir e indicó a Hikoro mostrarle la cocina al anciano. Debió pensarlo mejor e insistir en que Hiroko se hiciera cargo, para cuando se marcharon dejándolo sólo con Ryu, se dio cuenta del error que cometió.

Totalmente inmóvil, observó la secuencia de Ryu rodar al costado antes de sentarse. Con el cabello largo alborotado y los kimonos arrugados, la botella oscilando por su costado y manteniendo los ojos entrecerrados, mirando cada objeto como si lo hubiesen ofendido personalmente.

Y él fue un objetivo muy grande para ser obviado.

—Ah, maldición. Chico Uchiha. —Ryu chasqueó la lengua, cabeceando aún por el sueño. Al aludido no le pasó por alto el nuevo apelativo adquirido—. ¿Por qué eres tan desconsiderado con tus invitados? Levantar así a este venerable maestro sin ofrecer pescado, ¡tan poco hospitalario!

Internamente Sasuke prometió no volver a cuestionarse sobre la certeza de Hiruzen conforme al ánimo de Ryu.

Siendo la segunda vez en tratar con él, y sin saber cómo, se acercó a la mesita sacando un talismán calentador de su manga y colocándolo sobre la tetera. Revisó que todo estuviera en orden y sirvió un poco de té, empujando la taza por el costado de la mesa dónde rodó el Inmortal al verse ignorado parcialmente.

Ryu olfateó siendo atraído por el aroma del té, arrastrándose un poco, se enderezó y tomó la taza entre sus manos dándole una mirada apenas evaluadora. Sus ojos más cerrados que abiertos cuando bebió del té con lentitud, volviendo de lapsos a su completa consciencia.

Si Uchiha no supiera que el hombre frente a él es una persona (o criatura) poderosa, y le dijeran su identidad, no dudaría en que observaría escéptico sus acciones nada dignas de su posición.

De repente, Ryu pareció percatarse por fin de la muñeca del costado. La recogió con la punta de los dedos, pareciendo agarrar un insecto asqueroso en lugar de una muñeca. Sasuke se cuestionó a cada segundo sus pensamientos, incluso cuando la muñeca daruma comenzó a temblar desenfrenadamente.

Juró, por todos los dioses, que jamás imaginó que escucharía proveniente de esa muñeca daruma un largo y lamentable chillido:

—¡HIJO DE PUTA, MALDITO SEAAAAAAAS TÚ Y TUS ANTEPASADOS! ¿CÓMO TE ATREVES A DESAFIAR COBARDEMENTE A ESTE ANCESTRO? ¡LE DIRÉ A FLORECILLA QUE ME SAQUE DE AQUÍ Y TE MOSTRARÉ DE LO QUE SOY CAPAZ! NO DEJARÉ NI SIQUIERA TUS HUESOS JAJAJAJA TE REDUCIRÉ A UNA LLAMA FANTASMAL, LUEGO TE COLGARÉ DE UN ÁRBOL Y-

Ryu aplacó desinteresadamente el escándalo pegándole un talismán silenciador, de inmediato hubo silencio y la muñeca dejó de moverse. Después, alzó la vista topándose con la expresión estupefacta de Sasuke, luchando en reaccionar a los gritos.

Al final, Sasuke permaneció en blanco.

—Perdona sus insultos. Todavía lo están domesticando —excusó metiendo la muñeca daruma en su manga ancha con total indiferencia, dejando entre ver sus intenciones claras de no ofrecer una explicación.

—...

Secretamente, Sasuke rezó a todos los dioses existentes y por haber que Kiba apareciera ya. Apenas pudo maniobrar con la personalidad de Ryu y aquella situación tan extraña y fuera de lo común, no quería imaginar esperar a Hiruzen con el desayuno.

Dejando de lado aquella singular escena que trajo más preguntas que respuestas, el asunto no es que le desagrade el Inmortal, o simplemente que no pudiera lidiar con su temperamento (o la menor parte, siendo honesto, apenas aprendió a entender la excéntrica personalidad de Sakura. Agregar a otro más quemaría su cerebro, prefería su paz mental); el problema de raíz es la certeza de que este hombre puede sanarlo, pero no se lo pedirá ahora.

No quiere verse aprovechado y frívolo, que toma la situación para beneficio propio. Además, conoce al Inmortal desde hace unas horas y sería descarado de su parte pedirle un favor así.

Contrario a ellos, se conoce a sí mismo, y si se ve presionado por sus propios pensamientos correrá el riesgo de ceder. Por más autocontrol que poseyera sobre sus expresiones y acciones, cuando se trata de su infinita debilidad, sus resoluciones pueden flaquear un poco.

Por ello limitó recibir visitas mientras Ryu mantuviera esa apariencia. Si alguien más se entera...

—Oye, aquí.

Un chasquido de dedos lo sacó de sus profundos pensamientos. Sasuke parpadeó lentamente, una pequeña transición de mirar fijo la mesa a enfocarse en Ryu. Este más despierto que dormido, le devolvía la mirada con cierta interrogación y a la vez, aburrimiento.

—Por fin atiendes a tu visita, chico Uchiha. ¿Se puede saber qué tanto te carcome el pensamiento? —cuestionó sin tapujos ni ceremonias. Claras intenciones de iniciar una conversación con fines de entretenimiento.

Y, lamentablemente, Sasuke no es una persona que disfrute entablar conversaciones innecesarias o sacadas de la nada con personas que acaba de conocer hace, literalmente, un par de horas. Ni por ser un Inmortal venerado o maestro de Sakura. Hay límites en sus acciones, y considera que esta situación es una de ellas.

En el transcurso de unos segundos se rebanó los sesos, y permitió reunir todo su autocontrol y no escupir lo primero que pasa por su mente, fue el entrenamiento de tantos años. Y dijo lo que en realidad le preocupó al levantarse en la mañana.

—¿Cómo se encuentra Sakura? —La sola pregunta apertura una gama extensa de conversación, llegando una cuestión con la que ha luchado con exigir presencia.

Lo consideró un tema normal por el momento, se aferró a esta excusa creyendo que mantendría entretenido a Ryu por lo menos hasta que apareciera Hiruzen.

Ryu parece un hombre muy expresivo, o así lo percibió Sasuke en su primera impresión. No se le hizo extraño verlo enarcar una ceja, inquisitiva, y luego dejar la taza sobre la mesa mientras considera su pregunta. Lo veía como si evaluara toda su integridad, y Sasuke se mantuvo erguido, con la mirada en alto y un temple sereno sin rayar a la seriedad e indiferencia.

Pronto, el Inmortal se apoyó de un brazo y cuestionó lánguidamente: —¿Por qué te interesa conocer la condición de mi discípula?

Tal pregunta fue extraña.

—Me preocupa —respondió sincero sin pensarlo dos veces. Ryu no reaccionó, y pareció incorrecto, por lo que Sasuke se explayó—. La energía resentida afecta el corazón y mente de quién lo controla si no se tiene cuidado. Tengo entendido que los grilletes le ayudan a regular su propia energía. Me preocupa las secuelas.

—Porqué tienes que lidiar con ellas. —No fue una pregunta, sino una afirmación tan discordante que involuntariamente encendió una llama de desagrado en Sasuke.

¿Acaso Ryu lo creía una persona tan desinteresada y frívola que se preocupa por las consecuencias sobre sí mismo en lugar del bienestar de Sakura? Le picaron las manos, retrayéndolas hasta que sintió las uñas enterrarse en la palma. Surgió una emoción nauseabunda de impresión dada al maestro de Sakura.

Poco o nada sabía de la alta estima de Haruno con su maestro, a quién quizás considera un padre. O eso extrajo de los relatos cortos y alegres de la pelirrosa en el pasado cuando relataba de una figura paterna que no era su abuelo, pero tampoco mencionando que era su maestro.

Pese a que posiblemente se ganará el desagrado del Inmortal, no dudó en ningún momento en refutar con bastante determinación y una ligera capa de dureza a través de sus palabras: —No sé por quién me toma, pero por mi parte, no me pesa lidiar con las consecuencias de tenerla bajo mi resguardo.

Sólo cuando terminó de hablar, se percató de la dureza de sus propias palabras. En ningún momento desvió la mirada de la letal que le envió Ryu al principio cuyo rostro permaneció completamente en blanco.

A saber, si su respuesta fue la correcta o no, perdió la oportunidad de ver la reacción del Inmortal al ser interrumpido por la llegada de Hiruzen cargando una bandeja con dos cuencos, se disculpó al interrumpir su conversación, pero era momento de la medicina de Sakura.

Sasuke había apartado la vista y expresó un poco de desconcierto al recordar la medicina. Ciertamente Tsunade recetó algunos calmantes para el dolor.

—Le daré la medicina —dijo Ryu incorporándose cerrando aún más su expresión.

Sasuke los vio partir por el pasillo, tratando de descifrar lo que acaba de ocurrir.

Evidentemente Ryu se preocupa por Sakura, ¿de qué otra manera explicaría el repentino ataque verbal? Apenas conoce al Inmortal, no ha convivido con él lo suficiente para dictar si le desagrada o no, pero si su conclusión es correcta, no tendrá que ponerlo en su lista negra.

Sakura le dijo que su maestro podía ser la persona más frívola o infantil con la que se encontraría —y, personalmente, continúa en conflicto sobre estas afirmaciones—. La noche anterior se topó con cierta reflexión en sus refutaciones laxas, pero todo en presencia de Sakura.

Apartado de ella, Sasuke encontró una personalidad frívola. A lo mejor lo infantil sale a la luz estando sus discípulos. Todavía está escéptico, Ryu no perece una persona cándida. En privado considera la posibilidad que en cualquier momento reirá maniáticamente mientras destruye todo a su paso.

En medio de la marea de sus pensamientos, fue repentino las exclamaciones de cierta Sanadora que es lo suficientemente aterradora para hacerle temblar hasta los huesos, sacándolo furiosamente de su cavilación.

—¡Exijo ver a mi paciente! Puede que ella sea una semidemonio, ¡pero está bajo mi cuidado y aún no se recupera! —retó Tsunade llegando con toda la autoridad reunida del Médico en Jefe del Clan Uchiha. Colocando fuertemente los pies en el suelo, y cruzando los brazos sobre el pecho.

Sasuke apenas tuvo la oportunidad de incorporarse, parpadeando varias veces, enfocó a Tsunade, y detrás su padre y maestro Kakashi. No bastando con eso, Itachi apareció poco después tratando de tranquilizar a una nerviosa Hikoro que mostraba una mueca entre la pena y vergüenza.

Hikoro apenas lo vio, se apresuró a correr a su lado, dando varias reverencias en el camino. Sasuke inclinó la cabeza a un lado, escuchándola atentamente.

—Discúlpeme, joven Sasuke. Insistí tanto a la sanadora Tsunade que no podía pasar, sin embargo, el líder Uchiha... —murmuró todo aquello únicamente a él.

Por supuesto, por más mandatos que él diera, su posición está por debajo de Fugaku, Itachi y los Ancianos. Naturalmente, si su padre ordenó a Hikoro dejarlos pasar, incluso contra su fuerza de voluntad, Hikoro no poseía la autoridad para refutar.

Comprendía la visita de Tsunade, después de todo, la noche anterior impidió su entrada debido a que Ryu realizó el ritual de sellado. Sasuke decidió no arriesgar a que otros supieran lo que ocurría, y así regresó a la sala y despachó a Itachi con un mensaje para Tsunade.

Luego canceló la cena en compañía de Hinata y Shino, pidiendo cuencos únicamente a Kiba, Hiruzen y él. También ordenó a Hikoro no dejar pasar a nadie, sin excepción alguna.

Tsunade es una mujer sensata y racional, por ello no pensó que irrumpiera tan atropelladamente su Pabellón en plena mañana, seguida de Fugaku, Kakashi e Itachi. Fue un poco ingenuo al olvidar la devoción de Tsunade con su profesión. Sobre todo, si Sakura es su paciente, no dudará en hacer hasta lo imposible para tratarla.

—No se angustie, Madam Hikoro. Hablaré con ellos.

Hikoro murmuró unas disculpas y se retiró de vuelta a la cocina.

Sasuke enderezó la espalda a sus visitas y marcó un arco en reverencia como saludo, demostrando que él sí tiene modales y no irrumpiría de esa forma en sus aposentos. Al incorporarse, los miró con toda la serenidad que pudo reunir.

—¿Puedo saber por qué irrumpieron agresivamente en mi Pabellón? —murmuró un poco sombrío, y con peso de razón: tenía a un Inmortal o posible Calamidad bajo su mismo techo. Aquellos son detalles que no está dispuesto a revelar a menos que Sakura concediera su permiso.

Fugaku apenas enarcó la ceja.

—Me enteré sobre tu orden de no permitir a nadie ingresar a tu Pabellón. ¿Ocurrió un percance con los semidemonios que quisieras compartir? —Y el líder Uchiha es igual de directo.

—Padre, no presionemos así a Sasuke —intervino Itachi, como el buen hermano mayor que cree en las palabras del menor y se asegura de amortiguar cada golpe. Sasuke está constantemente agradecido por ello, sin embargo, ahora temió meterlo en problemas—. Es plena mañana. Lo que sea que quiera decirnos puede esperar.

—De hecho, no puede. Si se relaciona con los semidemonios es mejor tomar cartas en el asunto cuanto antes—rectificó Kakashi con cierta dureza.

Los ojos ónix de Sasuke se enfocaron en Kakashi percibiendo cierta frialdad.

—No hay nada de qué preocuparse —contradijo serio.

Si acaso lo consideró, lo desechó de inmediato y con rudeza. Si tan sólo mencionaba que Toru yacía en una de las habitaciones, no duda que su hermano encabezará personalmente la petición de tener una charla con el Inmortal para pedirle (y posiblemente rogarle, teniendo en cuenta la actitud de Ryu) curar a su hermano menor.

Un acto que Sasuke no está dispuesto a aceptar. Él mismo se encargará de ello. No necesita terceros. Y no, no es cuestión de orgullo. Si él quiere sobrevivir, encontrará sus propios medios.

—¡Keh! ¿Acaso dudan de nuestra integridad? —repentinamente Kiba apareció recargándose en la puerta trasera, una fruta rodando en su mano. Tragó un bocado antes de incorporarse y mirar a cada uno, no con desafió, pero sí reflejando molestia—. El joven Sasuke nos brindó acobijo y el líder Uchiha permitió la visita de mis hermanos y abuelo. No somos tan ingratos para despreciar y causar problemas en su hogar.

—¡Kiba, silencio! —advirtió de la nada Hiruzen. Hasta ese momento Sasuke se percató de que había emergido del pasillo, y caminaba directamente a Kiba dándole una mirada de amonestación. Luego enfocó a Fugaku e Itachi haciendo una pequeña reverencia—. Mis disculpas a nombre de mi nieto, cuando se enoja es un poco lengua larga.

—¡Abuelo! ¿Cuántas veces nos ha dicho Sasori que no debemos disculparnos cuando nos ofenden? —gruñó Kiba con traición—. ¡Creerán que tienen derecho a pisotearnos!

—Nadie pisoteará a nadie, joven Kiba —aseguró calmadamente Tsunade descruzándose de brazos con la intención de parecer menos intimidante—. Mi visita es meramente profesional. Necesito ver a tu hermana y asegurarme que su recuperación vaya sin problemas.

—Hmp —se quejó Kiba bastante retraído.

Sasuke carraspeó ganándose la mirada de todos.

—Maestra Tsunade, aguarde aquí. Iré por Sakura.

—Sasuke, el tiempo de Tsunade es indispensable, mejor guíala directamente con la señorita Haruno —indicó Fugaku.

Dichas palabras lograron erizar los vellos en los brazos de Kiba, quién inmediatamente se giró a Fugaku con ojos entrecerrados, no importándole que hablada con el líder del Clan Uchiha.

—¿Acaso insinúa que nuestro tiempo es menos valioso que el suyo? —inquirió entrecerrando los ojos y sus manos apretadas en puño, temblando un poco bajo la mirada de aquellos con posición social más alta que él—. Nosotros también tenemos asuntos urgentes que tratar, cómo, por ejemplo, abastecer un asentamiento entero para sobrevivir el invierno. Y en su lugar estamos aquí porqué mi hermana-

Se interrumpió a sí mismo cuando Sasuke se viró a él, mirándolo profundamente logrando un efecto paralizante. Inmediatamente los ojos de Kiba viajaron a él, y la mirada del joven Uchiha se intensificó.

—Kiba, entiendo tu frustración. Así como también acepto mi culpa.

—¿C-Culpa? ¡No, no fue...! —tartamudeó Kiba con los ojos muy abiertos, siendo detenido por la negación de cabeza en Sasuke.

—Aceptemos que fui inepto para salvaguardar mi propia vida y a los de mi alrededor. Sakura tuvo que intervenir y resultó herida. Es tu hermana, yo estaría igual de molesto si me encontrara en tu situación —dijo, en ningún momento apartó la vista de los ojos de Kiba. La habitación se sumergía en el espiral de su desprecio y sinceridad. Al final, inclinó la cabeza en reverencia—. Por eso, aceptaré todo tu coraje, si tienes que desquitarte con alguien, que sea conmigo.

La verdad jamás se dijo tan clara, y Sasuke no es un ciego. Se siente avergonzado de sí mismo al ser tan débil y permitir que Sakura utilizara un poder que le hace daño. Desde el principio sospechó que algo no andaba bien con ella, y por más que lo hubiese deseado, su incompetencia y limitaciones de salud impidieron luchar codo a codo con ella.

Se conoce a sí mismo, y, en el pasado, aquella batalla habría sido distinta sin sus limitaciones.

Es un asunto que jamás se borrará de su mente. De igual forma, no podrá sacarse de sus retinas la imagen de Sakura gritando en medio de una espiral mientras la sangre escurría de sus orejas y boca. La desesperación en su propio ser al no tener idea de cómo ayudarla a salir, más que decir con añico su nombre.

Kiba negó fervientemente con la cabeza agarrándolo de los brazos para sacarlo de su reverencia con urgencia.

—¡¿Cómo puedo culparte?! ¡Tú nos has tratado como personas normales, no nos miras con lástima y nos has ayudado muchas veces! —reclamó, con los ojos muy abiertos, miles de emociones pasando por sus ojos hasta ocultarlos al bajar la cabeza y detrás de su fleco, las manos que sostenían sus brazos se tensaron y después lo soltaron—. Eres el único Cazador que nos miró primero por quiénes somos, no qué somos. Si mi hermana cree que vale la pena sacrificar tanto por ti... yo también lo creo.

La boca de Sasuke se secó, percibiendo un mundo de sinceridad en cada palabra. Sus manos picaron y lo observó totalmente en silencio. Los demás también yacían mudos, contemplando el intercambio tratando de descifrar el mensaje. Desde la honestidad del semidemonio hasta la estupefacción del joven Cazador Uchiha.

—No fue tu culpa —se apresuró a aclarar Kiba—. No lo fue.

Sasuke abrió su boca, la cerró de nuevo en un chasquido. Y, torpemente, le dio una palmadita en el hombro contrario aceptando sus palabras. No sabía cómo actuar, y lo mejor que se le ocurrió fue un gesto amigable.

No quería girar el rostro y ver a su padre y maestros, enfrentarse con sus dudas sobre el asunto no es algo que le entusiasme ahora.

Con toda honestidad, quería alejar toda mirada inquisitiva de su vista y tener un momento de paz, y preferiblemente con Sakura a su alrededor. Muchas gracias.

Está cansado.

Sentía la vena de su cabeza palpitar.

Reuniendo todo su autocontrol, se dirigió a su padre confrontándolo: —Padre, usted dijo que confiaría en mi juicio ¿acaso se retracta?

Sus palabras pudieron sonar directas y poco educadas, pero las dijo desde el fondo de su corazón. Fuera de su urgencia por no revelar la identidad de Ryu, se sintió un poco herido de tal interrupción de su padre. Pareciera que no confiara en sus decisiones, dudando de la integridad de los semidemonios cuando él mismo permitió su acogida.

Como si Sasuke no considerara sus acciones. Él jamás pondría en peligro a su clan.

Todas sus emociones se externaron mediante sus ojos, no las controló a tiempo y quedaron expuestas a su padre por unos segundos provocando que su expresión se arrugara después mirarlo tendidamente.

—Tsunade, infórmame sobre la salud de la señorita Haruno en cuanto termines —indicó Fugaku apartando la vista de Sasuke hasta la Sanadora quién asintió en comprensión, después se dirigió a Itachi, apenas y luego se dio la vuelta.

Sin necesidad de pedirlo, Kakashi también lo siguió sabiendo ser prudente.

Al quedarse únicamente en compañía de Itachi y Tsunade, Sasuke cerró los ojos dándose cuenta de sus hombros y manos tensas. Se obligó a relajarse, o intentarlo. Cada enfrentamiento con su padre drenaba sus fuerzas.

Sintió una mano familiar posarse en su hombro obligándolo a abrir los ojos, se topó con la cálida mirada de su hermano mayor.

—No culpes a padre, simplemente está preocupado.

—Innecesario. —Sasuke refutó bastante serio.

—Lamento las ofensas que mi rudeza pudo causar. —Escuchó a Tsunade dirigirse a Kiba y Hiruzen, dándoles una mirada menos seria, incluso amable.

Hiruzen negó con la cabeza y las aceptó, en cambio, Kiba cruzó los brazos encogiéndose de hombros murmurando algo parecido a: —No la culpo, causamos revuelto a dónde quiera que vayamos. Es nuestra naturaleza ¿no?

Una punzada de culpabilidad atacó los corazones de Itachi y Tsunade ante la expresión resignada de Kiba.

Y si acaso pensaban añadir algo más, no tuvieron oportunidad. Repentinamente una voz irrumpió todo el ambiente tenso que dejó atrás la presencia del líder Uchiha.

—¡Oye, chico Uchiha! ¿Por qué diablos hay tanto alboroto en tu sala de estar?

Irremediablemente Sasuke cerró los ojos, suspirando audiblemente por primera vez en el día. He aquí mis esfuerzos tratando de ocultar su visita, pensó un poco amargado.

Por el rabillo vio a Hiruzen tener el mismo gesto, a diferencia que el anciano se llevó los dedos a su nariz murmurando algo intangible. Y Kiba se tensó junto a él.

Itachi y Tsunade viraron rápidamente al pasillo, totalmente desprevenidos.

Los pasos de Ryu se intensificaron junto a su voz.

—¡Escuché tu voz a medias, Kiba! Deja de gritar y comprende la situación. El ritual terminó a media madrugada, Sakura está descansando ahora mismo y necesita absoluto silencio. Yo, bueno, no necesito dormir. ¡Pero tu hermana requiere estabilizar su energía! Si quieres que se recuperé rápido para largarse de aquí cuanto antes, será mejor que te calles o yo mismo-

El extenso monólogo solamente se detuvo cuando Ryu apareció en toda su estatura imponente agitando la flauta con la mano derecha; el cabello, ya peinado, brillante y rojo como el fuego cayendo por su espalda. Ojos verdes afilados viajaron por los visitantes, y, a su vez, Itachi y Tsunade se tensaron por su repentina aparición.

Ryu parpadeó un par de veces, antes de abrir su boca en un ligero "Oh" de lo más desinteresado mientras apoyaba una mano la cintura y la otra haciendo girar la flauta.

—Vaya, tenemos visitas —dijo indiferente.

—Akane, ese fantasma no puede quedarse contigo. Es peligroso e inestable.

—No es peligroso, en estas horas no me ha dañado.

—Por qué estaba inconsciente.

—Y cuándo despertó no lo hizo.

Sasori respiró profundamente. En tal situación, prefiere lidiar con cadáveres feroces en lugar de Akane. ¡La mujer no entendía razones!

Miró de nueva cuenta al niño fantasma acobijado en la cama, una fina sábana cubría su cuerpo infante y su pecho subía y bajaba como si estuviese respirando. En teoría los fantasmas no necesitan respirar, es un hábito arraigado que permanece aún después de la muerte.

Pero a regañadientes, Akane tiene un punto. El fantasma no atacó a nadie —excepto a él— y permitió que la joven lo tomará en brazo estando en su forma más vulnerable.

Sin embargo, no despeja el hecho de que, en particular, este fantasma es peligroso. Aquel brote ansioso desparramando sufrimiento por cada poro sólo comprobó su inestabilidad. Si Akane o cualquier persona a su alrededor intentan intervenir, serían víctimas de sus ataques.

—Akane, te lo diré una vez más —persuadió Sasori juntando las manos haciendo un gesto al frente. Seguían en la misma habitación, solos ya que Temari marchó a encontrarse con Konan y su hijo—. Un fantasma no es una clase de mascota cual puedas domesticar.

Akane jadeó, la indignación recorriendo cada facción de su rostro mientras daba un pisotón en el suelo.

—¡Es una persona!

—Era una persona, ahora está muerto —gruñó abruptamente deteniendo en seco las continuas palabras de Akane—. Su alma se aferra a este mundo por una razón en particular, y por lo que dijo, sospecho que su muerte fue horrible. Hará y deshará a su conveniencia hasta satisfacerse. No puede quedarse contigo.

—Pero necesita mi ayuda, ¡clamó por ayuda y por su madre!

—Akane.

—Es un niño.

—Tomó esa forma después de gritar.

—No lo sabemos con exactitud.

Sí, de hecho, Sasori debía concederle la razón. En realidad, no tenían la certeza de saber la edad exacta en la que murió.

Teniendo un ejemplo claro es Shikamaru. Una ocasión lo vio transformarse en su versión infantil con el fin de pasar desapercibido en un pueblo. Todos creyeron que era su hermano menor.

Bien este fantasma murió de niño y se transformó en su versión adolescente para mezclarse o también ninguna de las dos formas es su verdadera apariencia.

Estresado, se frotó la cara con su mano, tratando de encontrar un punto medio.

De acuerdo, Sasori no es débil. No le cuesta nada noquear a Akane y llevarse al fantasma a cuestas. Lo único que lo retiene son dos grandes consecuencias: el asunto puede malinterpretarse a terceros y creerán que atacó a la hija del posadero, lo que perjudicaría sus —de por sí— restricciones en el pueblo; y, lo más importante, perdería la confianza de Akane que, a estas alturas, es muy útil tenerla de su lado.

La mujer puede aparentar sencillez y nada especial, pero en realidad, conoce a todas las personas del pueblo. El restaurante de la posada no es famoso por nada. Que interceda por ellos (los semidemonios) es beneficioso.

Tiene mucho que perder por un estúpido fantasma.

Soltando un suspiro de resignación, descubrió el rostro hasta toparse con la determinación en los rasgos de Akane, manos en la cintura y una postura de defensa tan cómica. Pareciera que en cualquier segundo le saltaría encima si se atreve a dar un paso demás.

—Bien, hagamos esto. —Sasori reunió todo su autocontrol y evitó gruñir audiblemente, pero no tener su ceño fruncido—. Lo dejaré con restricciones, y cuando despierte, vendré a evaluarlo. Dependiendo de lo que encuentre, decidiremos qué hacer ¿de acuerdo?

Akane lo observó por un largo y tendido momento, analizando el trato ofrecido. Claramente no ayudó mucho en que Sasori se hubiera cruzado de brazos, teniendo su ceño fruncido y cara de pocos amigos debido a que ya se había hastiado de intentar hacerla entrar en razón. Pero tampoco permitiría que un fantasma fuera un peligro para el pueblo, mismo en los que caminan sus hermanos menores y la gente a su cuidado del asentamiento.

La joven suspiró, derrotada al final.

—De acuerdo.

Sasori entornó los ojos murmurando un "por fin" y extrajo talismanes del interior de su manga. Se precipitó a la cama y colocó cada talismán sobre puntos específicos del fantasma. Dicha criatura no se inmutó, demostrando que verdaderamente se desmayó.

Ignoró las protestas de Akane cuando empujó la mesa al centro de la habitación. Sacó tinta y un pincel de su bolsa Qiankun con la intención de trazar kanjis alrededor de la cama.

—¿Por qué son los kanjis? —cuestionó Akane después de un rato.

—Una matriz de restricción. Si despierta antes de lo previsto, no podrá salir —explicó terminando el último trazo y dejó los objetos en la mesa.

Se aseguró de levantar la matriz diligentemente. Algo de estar orgulloso, entre sus tres hermanos a él se le da mejor las matrices. Sakura y Kiba tienen sus puntos fuertes, y este es el de él.

—No cometas la estupidez de querer retirarlos, soy el único que puede hacerlo —le advirtió serio, y Akane acató asintiendo de la misma forma.

—Seré precavida, lo prometo.

Finalmente se despidieron en el pasillo, Akane aseguró que esperaría a su regreso y se marchó al restaurante. Por su parte, Sasori redirigió sus pasos a la habitación en la que se hospeda Konan.

Siguió las indicaciones de Akane y llegó con facilidad. Cuando Temari le permitió el acceso, inmediatamente se topó con Konan, una mujer joven de aspecto llamativo con sus ojos brillante ámbar y cabello azulado, sosteniendo en brazos a un bebé... bastante desarrollado y vivaz.

—¿Cuántos años dices que tiene? —Fue lo primero que preguntó, antes de todas las presentaciones adecuadas.

Konan rió quedamente, reajustando el agarre de su bebé sobre la cadera.

—Cumplirá dos años en un mes.

Sasori enarcó una ceja, bastante escéptico.

—No lo parece.

Ciertamente el bebé en brazos de Konan parece más inteligente que la edad que aparenta. Su cabellera negra alborotada, y el rasgo particular que cada semidemonio poseía se manifestó en mechones rubios a los costados de su rostro. Ojos grises lo veían con una curiosidad tan vivaz no correspondiente a un mocoso de dos años.

La sonrisa que esbozó Konan, en esta ocasión, tuvo rastros de tristeza.

—Me lo dicen a menudo, su mente es muy activa —murmuró, acomodándole un mechón rubio al bebé (¿niño?) detrás de la oreja. Justo después, hizo una reverencia a Sasori—. Dispensa mi descortesía. Mi nombre es Konan, y este es mi hijo, Kawaki.

El niño de casi dos años apartó la vista de su madre a Sasori, parpadeando con lentitud y un ceño diminuto apareció en su frente. Luego, resueltamente, se metió la mano a la boca, chupándolo cuál juguete favorito.

Todo bajo la atenta mirada de Sasori.

Si los cálculos son correctos —y vaya que tiene una buena memoria—, este será el niño más pequeño del asentamiento. No querrá ni imaginarse si los otros niños se pondrán celosos o armarán un revuelto por su llegada.

De lo que sí está seguro, es que ahora se aventó un paquete de dos y media personas dentro de su asentamiento.

—Soy Akasuna Sasori. Supongo que Temari ya te puso al tanto de la siguiente parte.

—Me comentó sobre el refugio, sí.

Sasori asintió en afirmación y les hizo señas a que lo siguieran.

—Andando entonces. Les explicaré a detalle en el camino.

Jojojo

¡Hemos quedado con un poco suelto este capítulo! ¿Qué reacción tendrán Itachi y Tsunade ante la presencia de Ryu? ¡LO DESCUBRIREMOS!

Y Naruto, ¿Qué pasará con él?

Alguien se dio cuenta de las pistas, señales? Nadie? *llora*

Haha y que Sasori no pensó en Naruto (Menma) más que por "fantasma" no es un error. Así se dirige a él en sus pensamientos hasta nuevo aviso. Tiene cosas más importantes que atender.

Como dije, este capítulo se va a dividir en varias partes, seguiremos con esta programación porque se vienen cosas fuertes y del mismo hilo. Así que tendremos otros capítulo, ¡aproveché qué estoy de vacaciones para escribir!

Así que esperen el siguiente capítulo en estos días.

¡Gracias por sus votos y comentarios! Estaré respondiendo cada uno de ellos.

Alela-chan fuera!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top