/37/ Ser un líder no es fácil
Hola hola!
Más de un mes sin aparecer por aquí, ¡pero he regresado con todo! Cómo comenté en uno de los avisos, este capítulo está desde la perspectiva de nuestro gruñón Sasori, conoceremos un poco más de él y en el trama qué hay fuera de pantalla con nuestros protas. Una qué se entrelazará en los siguientes capítulos.
Es un capítulo medio largo, para compensar la ausencia, ¡disfruten!
¡Apariciones especiales, presentación de algunos nuevos personajes!
Sasori no está teniendo un buen día.
(Corrección, borra eso).
Más bien, no está teniendo una buena semana. Joder.
Contrario a la creencia popular, liderar un asentamiento de casi cincuenta personas no es fácil. En sus hombros yacía la supervivencia de cada miembro que ha llegado a considerar como su propia familia a través de los años. Es su deber asegurar su bienestar y seguridad.
Aun así, no lo es una carga. Cuidar de tu familia es natural ¿cierto? Por lo tanto, debía tomar el asunto entre sus manos e idear estrategias de supervivencia.
Y no, el rumor que los semidemonios se alimentan de carne humana y huesos no es real, maldición. Son como cualquier humano normal, sienten frío, dolor y hambre.
Entonces la misión de recolección monetaria para el invierno principalmente estuvo delegada a Sakura, Kiba y los tres compañeros que murieron a manos del Reska. A causa de su ausencia, tuvo que enviar únicamente a sus dos hermanos en busca de provisiones siendo la primera vez que ambos aceptan está misión en solitario. Tampoco integró a los jóvenes, su ayuda en el asentamiento era crucial a prepararse para la llegada del invierno.
No se preocuparía demasiado si fuera únicamente Sakura, ya que tiende a realizar viajes con Shikamaru a pedido de Ryu, ocasionalmente, pero Kiba se sumó. Y cuando sus hermanos menores están juntos sin supervisión, son un dolor de cabeza.
(¿A quién engaña? Secretamente hirvió de preocupación).
Trató de no llenar su mente de preocupaciones excesivas sobre el bienestar de sus hermanos y se concentró en coordinar a los habitantes de la pequeña aldea, preparándolos junto a Hiruzen en recibir a sus revoltosos hermanos, deberían llegar pronto.
Eso hasta hace un día que llegó una carta del maestro Ryu. Breve y concisa:
"Tus hermanos persiguieron problemas. Se enfrentan a un demonio rango Ira. Los Cazadores intervendrán".
—¿Pero qué demonios? —gruñó Sasori apretando la carta de Ryu entre sus dedos, a punto de incendiarla.
O más bien, analizando mejor la carta, claramente la letra pulcra y ordenada pertenecía a Shikamaru, porque Ryu tiene una letra atroz qué apenas él mismo logra entender sus garabatos.
(Una vez entró a su famoso taller en el Bosque de los Lamentos, cada pergamino parecía una obra abstracta salpicadas de trazos apenas legibles y monstruosas. Lamentó en voz alta qué Sakura haya adoptado esa manía de letra desordenada cuando se metía furiosamente en sus inventos con talismanes).
Y lo único que impidió a no ir directamente a dónde estaban sus hermanos para matarlos él mismo (si no estaban ya muertos) por sus arranques de impulsividad, fue la aparición de Ryu en el asentamiento trayendo consigo otra carta misteriosa.
—Lo recogí de la posada, es de Temari —dijo Ryu cuándo emergió entre los árboles del bosque.
Sasori frunció el ceño mirando con cierta desconfianza la carta considerando la posibilidad de que fuera una trampa del hombre pelirrojo, y al final la recogió teniendo a Ryu y Hiruzen a sus costados para leer la correspondencia.
Esta carta también fue breve y concisa: Temari solicitó una reunión formal con él dentro de tres días ¿Sus intenciones? No las describió en la carta, pero Sasori puede adivinar.
—¿Quizás por fin acepte tu trato? —consideró Hiruzen.
Sasori dobló la carta en silencio.
Entre los territorios de los Clanes Cazadores existen pequeños asentamientos de semidemonios, el más conocido (y grande) es el que él lidera, pero a vista de los demás permanece oculto de los ojos curiosos. Nadie se imagina que está a las faldas del Monte de las Ánimas. ¿Un eufemismo del primer líder elegir esta ubicación? Probablemente.
Y los demás grupos son contados con los dedos de una sola mano, con menos de treinta personas, concentrados en cada región entre los Clanes Cazadores, ocultos a simple vista. ¿Qué mejor manera de esconderse que en lugares obvios y, por ende, no anticipados?
Temari es la líder el grupo más cercano al Monte de las Ánimas, entre los territorios de los Uchiha y Uzumaki. Conformado por apenas veinte personas, jóvenes y adultos, sin ningún niño. Lo que los convirtió en un pequeño asentamiento nómada de los dos territorios. Jamás se quedan en el mismo lugar por más de dos años.
Alguna vez Sasori se encontró con dicho grupo, no dudando en invitarlos a unificarse y quedarse estables en el Monte de las Ánimas. Temari rechazó cortésmente, pero prometió una alianza intercambiando información.
Sasori sabía la primera impresión que dejaba en las personas, pero quienes se atrevieron a tratarlo más de esa impresión inicial, sabían que no era tan desgraciado e irritable como parecía. Entre sus dos hermanos y él, es el más analítico y responsable.
Dicho esto, Temari mantuvo a pie su trato sin ningún inconveniente. Le gustaba pensar en la mujer como una compañera empática que veía cada año, pero estaba presente en cartas.
El hecho de que haya solicitado una reunión sin mencionar del todo sus motivos, le dio una idea general. De cualquier manera, sino era por unificación, su relación de beneficio mutuo no se verá fracturado ni moldeado.
—Si te reúnes con ella no podrás ir a recoger a tus hermanos —estimó Ryu, pensativo mientras se frotaba la quijada con un dedo. Sasori esperó esto, Ryu no aparecería en el asentamiento sin antes tener un plan fabricado. Luego lo vio suspirar pesadamente—. No queda de otra, iré yo.
Al unísono, Sasori y Hiruzen giraron hacia él, Ryu parpadeó un par de veces antes de espetar un indignado: —¿Qué les sucede a ustedes dos? ¿Este ancestro no tiene permitido preocuparse por sus dos discípulos?
Sasori entrecerró los ojos, y el abuelo negó mudamente con la cabeza.
Pero, vaya, ¿Quién diría que el mismo hombre iría personalmente?
Qué recuerde, Ryu aparecía ocasionalmente por el asentamiento excusándose en: "Ya que mis otros dos discípulos no asoman ni sus traseros en mi casa, ¡este ancestro los deleitará con su presencia!" y venía arrastrando una carreta repleta de provisiones y luego los arrojaba al inventario confiando que alguien contaría (arreglaría) su desastre.
Lo curioso del acontecimiento: Ryu no tardaba más de tres días merodeando y desaparecía en su encierro autoimpuesto por meses.
Sin embargo, Sasori tampoco lo contradijo consciente de que por más que deseara arrastrar a sus hermanos de regreso, su encuentro no previsto con Temari cambió sus planes.
Se necesitó una buena dosis de charla de Hiruzen recordándole sus deberes y la promesa de Ryu en arreglar el asunto, que no mandó todo al carajo activamente
—No hay necesidad de alterarse, ambos están vivos —aseguró Ryu antes de irse.
Sasori optó no preguntar el origen de su certeza tras ver una mariposa traslúcida revolotear alrededor del mismo hombre dejando a su paso puntos brillantes relucientes, como si fuera una bonita mascota en lugar de una silenciosa asesina con la capacidad de cortarte el cuello de un tajo si lo pretendía, ni decir sobre el dueño de esas mismas mariposas mortíferas.
No es estúpido, Sasori sabe —con mucha sospecha y certeza oculta— porqué Ryu permanece en sus vidas en lugar de recluirse en alguna montaña insípida abandonada por la eternidad porqué "Eso hacen los Inmortales, Sasori, ya no intervienen en los asuntos mundanos de la gente común".
Y especialmente entiende por quién. Pero no es un asunto que esté entusiasmado en abordar ahora. Las consecuencias de estos eventos serían peores. No quería tener más asuntos qué lidiar entre sus manos.
Necesitaba saber si sus hermanos fueron encerrados por los cínicos Cazadores qué se jactan de justicia y moralidad (le dio vueltas y vueltas a ese pensamiento, muy seguro a que Sakura utilizó energía resentida contra el demonio), habrá alguna consecuencia problemática y política con la que lidiar. Y, siendo sincero, tiene poca paciencia con los Cazadores en general.
Ryu prometió traerlos sanos y salvos, y si no lo hace, estará gustoso de romperle las piernas.
Y lo dejó muy claro.
—No me importa si eres un inmortal, demonio o fantasma, lo que te hagas pasar —espetó entre dientes Sasori frente a Ryu, quién se mantuvo imperturbable ante sus gruñidos—, no regreses a menos que sea con esos dos mocosos.
Ryu únicamente sonrió con los labios juntos y un brillo divertido en sus iris verdes.
—Eres tan valiente al amenazar así a tu venerable maestro.
—Vete a la mierda.
—Yo también te aprecio.
Eligió pasar por alto el suspiro resignado de su abuelo Hiruzen ante su falta de modales y tacto al hablar con Ryu. Ni estando loco se disculpará o agradecerá. Conoce lo que es la gratitud, por supuesto, pero ya pronunció un doloroso "Gracias" en su niñez, de dientes para afuera mientras sus hermanos, siendo tan pequeños, vulnerables y rotos, yacían a salvo entre sus temblorosos brazos después de que este mismo hombre los rescatara de un horrible destino.
Para él fue más que suficiente.
De la partida de su maestro dos días y a cada minuto enloquecía por noticias mientras se preparaba para su reunión con Temari.
Agradeció a todos los dioses existentes que la abuela Chiyo fuera como la madre amorosa de todos, ¡logró con un solo toque en su brazo serenarlo! Sintió su rostro ablandarse inconscientemente ante su presencia, respondiendo con suavidad a las preguntas sobre el inventario y los cultivos. Después de todo, sin la presencia del abuelo Hiruzen y sus hermanos, Chiyo era su fiel consejera y ayuda.
Dónde Kiba y Sakura cuidaban de todos con sus sonrisas únicas y apoyo incondicional, Chiyo acobijaba con palabras afables y abrazos, cuando sonreía, las arrugas de su rostro se marcaban embelleciendo su aura afectuosa. Bendito sea el día en que Chiyo se cruzó en sus caminos.
Con una buena dosis de calmante natural inyectada en su sistema, Sasori anduvo vagando por el asentamiento en sus asuntos, por eso lamentó su declive cuando a la tercera mañana, después de una intensa lluvia, uno de los jóvenes, Kenta, regresó de la aldea con una petición hecha por el mismo jefe de la aldea.
—Dice que es un asunto urgente, no quiso dar más detalles, pero insistió mucho.
Sasori arrugó la nariz.
—Para él siempre es un asunto urgente —replicó hastiado.
Alzó la vista al cielo sintiendo pequeñas gotas, junto con el aire húmedo siendo los restos de la lluvia que cayó sobre la región la noche anterior.
Luego chasqueó la lengua mientras regresaba a su espacio: —Reúne a Yuri y Oshi, vienen conmigo.
Si no fuera porqué su trato es beneficioso, hace tanto tiempo Sasori hubiera desairado todas las solicitudes del jefe de la aldea. Algunas sí eran reales, otras meramente estúpidas que se solucionan colocando un talismán en la puerta. Entonces, cuando el jefe de la aldea insistía en que se hicieran cargo físicamente, Sakura pasaba la noche en "diversión" monitoreando.
Cabe mencionar que hubo muchas quejas al respecto.
(—¿Acaso pretendes matarme de aburrimiento? ¡Sólo estaré observando cómo estúpida a un fantasma rasgar la puerta mientras el talismán se acciona y lo aleja! —se refunfuñó Sakura la primera vez, cruzándose de brazos y haciendo un mohín, un gesto que de niña hubiera funcionado. En el ahora Sasori se enorgullece de su inmunidad a ese puchero—. ¿Por qué no lo haces tú? ¡Eres el líder, el que todo lo puede! Bueno, no todo, aún no sabes hervir correctamente el arroz, es una suerte que siga viva, jajaja... Espera, ¿sabes qué? Esto puede ser nuestra oportunidad, ¿crees que, si tocó mi flauta toda la noche para alejar al fantasma, el maldito jefe dejará de solicitar nuestra presencia? ¡Lo intentaré!
—Suerte con ello. —Sasori pronunció sarcástico presagiando el fracaso.
Aquella demostración provocó que a partir de ese día el jefe solicitara exclusivamente a Sakura por su eficiencia clara, para horror de ella).
El acuerdo es simple: el jefe permite que su gente haga comercio en la aldea a cambio de librar los alrededores de fantasmas o demonios. Una tarea concedida a Kiba, Sakura o Sasori, siendo los únicos con entrenamiento y fuerza en el asentamiento.
Al llegar a la casa del jefe, este lo recibió con total cortesía, no siendo grosero, pero tampoco expresamente cálido; contrario a su hija (la misma que salvó y por la cual existía el trato) les sonreía mientras les invitaba a sentarse en los cojines, una mesita baja con tazas humeantes de té les dio la bienvenida.
Contrario a sus pésimos modales, Sasori sabe cuándo aplicarlos y aceptar las formalidades. Él y los tres jóvenes se inclinaron cortésmente y tomaron asiento. La hija del jefe, y su esposo (no recordaba el nombre de ambos, pero sabía que el hombre era el carpintero del pueblo) rápidamente les indicaron el asunto entre manos.
—No habríamos insistido tanto, normalmente se esperaría a que usted viniera personalmente, joven maestro. —La mujer incluso es tan cortés y amable para no llamarlos despectivamente por "semidemonio" o simplemente "tú"—. Pero ya ha muerto una persona.
Sólo por eso el humor de Sasori se ablandó, un poco.
—Dígame que ocurrió.
Resulta que, durante la noche anterior al comienzo de la torrencial lluvia, algunos leñadores venían del bosque cuando fueron atacados por una extraña criatura tan diabólica que gruñía cual animal hambriento, trayendo consigo un baño de sangre brutal. Apenas uno logró sobrevivir y tuvo la fuerza para arrastrarse al pueblo y advertirles del peligro. Describió unos terribles ojos rojos inyectados de sangre y un aspecto más cercano al de un humano, aunque no estaba del todo seguro por la oscuridad de la noche.
—Murió a los pocos minutos —terminó diciendo el carpintero, tan abatido.
Sasori había colocado la mano sobre la mesa, dando unos golpecitos pensativos, enfocando la vista en nadie en particular. Luego, cerro la mano e inquirió: —¿Algo más que hayan notado?
El carpintero inmediatamente asintió.
—El posadero Sota y su hija encontraron a un chico inconsciente esta mañana, dentro del bosque.
—Quizás él vio algo —murmuró Yuri a sus dos compañeros, quiénes habían permanecido en silencio hasta ahora y asintiendo concordando con sus especulaciones.
Sasori estimó la situación precaria con las pocas pistas que tenían. Debían buscar para concretarlo.
—De acuerdo. Atenderemos este asunto, pero primero debo ver el cadáver del leñador.
Unió los puntos cuando evaluó por arriba al cadáver del leñador. Las manchas sangrientas, en especial las del rostro, normalmente amarillas al punto de la putrefacción y una piel extremadamente pálida. Colocándose unos guantes proporcionados por el sepulturero, examinó con precisión el cadáver.
Los tres jóvenes que lo acompañaban se apilaron alrededor, atentos a todos sus movimientos. Cada salida con Sasori a resolver problemas de este tipo son los que acumulan experiencia... por más asquerosas y repugnantes que fueran. Justo ahora presenciaron a Sasori agarrar la quijada del hombre para abrir la boca y dar un vistazo de cerca.
Bueno, es menos impactante que cuándo Sakura alegremente entierra cadáveres. Aquel es otro asunto que prefieren no recordar activamente.
Al cabo de unos minutos, Sasori chasqueó la lengua y se enderezó apartando las manos.
—Este hombre murió envenenado por un cadáver.
—¡¿Envenenamiento por cadáver!? —exclamó el más joven de ellos, Kenta.
Sasori asintió, finalmente dándoles una mirada haciendo un gesto al cadáver del hombre. Los tres jóvenes se inclinaron al difunto, ansiosos por obtener conocimiento. Detrás de ellos, el pretendió decir algo en contra de utilizar a un difunto como entretenimiento, pero la hija del jefe lo detuvo alegando que era necesario para dictaminar qué asesino a ese hombre.
Ajeno a ellos (o más bien, prefiriendo ignorarlos), Sasori planteó una primera pregunta.
—Antes que nada ¿recuerdan lo que es el envenenamiento por cadáveres?
Yuri se apresuró a contestar: —Cuando una persona viva inhala directamente la esencia que destila el cadáver, la muerte es inminente si no se atiende a tiempo. Los más propensos son los civiles o personas que no poseen un núcleo de energía desarrollado.
Sasori asintió y señaló el cadáver por encima.
—Correcto. Observen aquí los signos: piel amarillenta y hematomas formados en cuestión de horas, sus ojos están rojos comenzando y su lengua pulverizada —enfatizó cada parte, los ojos de los jóvenes siguieron el rastro de su teto—. Respiró por la boca el veneno, por eso su lengua se deformó. Sus ojos no tuvieron mucha suerte, y su nariz también sufrió, al entrar directamente a sus pulmones aceleró el efecto del veneno.
Sasori también lo estimó mientras hablaba, quitándose los guantes para lanzarlo sobre la mesa del centro, llegó a la conclusión evidente.
—Lo que mató a este hombre fue un cadáver feroz.
Todos jadearon, ojos redondos e incrédulos, incluso el sepulturero tragó grueso.
Los cadáveres feroces no son comunes por esta zona, debido al aura qué emana el Monte de las Ánimas no muchas criaturas malignas se emocionan al acercarse, pero cuando ocurre son de los más problemáticas. Entre ellos, los cadáveres feroces no se levantan a menudo, ya sea porque Sakura se encarga de calmar los fantasmas y resentimiento a su manera peculiar cuando fallece alguno de los aldeanos.
Y últimamente nadie en el pueblo a hecho ritos funerales.
—Debieron venir de otro lugar —estimó Sasori cuando externaron aquel pensamiento, rebuscando en el interior de su kimono hasta dar con unos talismanes—. Primero sellemos correctamente a este difunto.
—¿La señorita Sakura puede ayudarnos a calmar su alma? —se apresuró a preguntar la hija del jefe con cierto nerviosismo.
Por supuesto, nadie quería que se levantara un nuevo cadáver feroz y trajera sangre y muerte al pueblo. Y Sakura era conocida por sus "extrañas" formas de calmar el resentimiento. Muchos aldeanos tuvieron sus dudas al respecto ya que nadie ha visto personalmente sus métodos, pero eran innegable su eficacia, así que le permitieron continuar cuando era necesario.
—Mi hermana no se encuentra en el pueblo —dijo distraídamente Sasori mientras ordenaba con ademanes a los jóvenes traer la tapa del ataúd.
—Entonces, ¿deberíamos solicitar ayuda de un Cazador?
—En caso de que se vuelva violento —indicó al sepulturero, y luego negó un poco con la cabeza, como si aquella idea fuera inconcebible—. Pero no siento resentimiento persistente en él, así que deberían llevar a cabo el funeral sin problemas.
Entre tanto que colocaba los primeros talismanes a la tapa del ataúd, el carpintero entró corriendo a la casa entre jadeos y una expresión atemorizada gritó: —¡Hay- Hay cadáveres feroces viniendo del bosque!
Las cejas de Sasori se elevaron y murmuró que no tuvo necesidad de una cacería como tal. El problema vino a ellos. Luego se giró a Kenta y Oshi entregándoles los talismanes restantes.
—Ustedes terminen de sellarlo. Yuri, ven conmigo.
Resulta que dichos cadáveres feroces venían corriendo entre gruñidos agonizantes por la ladera del bosque, yendo directamente a la aldea atraídos por la energía yang de los vivos en apogeo a plena tarde.
Sasori junto a Yuri fueron implacables deteniendo a los cinco cadáveres, cortando de tajo sus piernas impidiendo qué continuarán avanzando y colocando talismanes para calmar sus energías, no causaron tanto alboroto para no traer a curiosos que estorbarían su trabajo.
Una vez tendidos en el suelo, el pelirrojo envainó su espada apoyando una rodilla con la intención de examinarlos. Revisando de cerca, descubrió que eran cadáveres bien conservados. La piel seguía intacta, pero la palidez notoria era una indicación de la ausencia de vida, además de las múltiples heridas en el pecho: cortes de un arma filosa, presuntamente una espada.
Sasori no era un experto como Sakura para dictaminar con precisión cuando murieron, pero incluso él se dio percato qué no debían tener más de dos días muertos.
Pero hay algo que le inquieta.
Los cuellos de los cadáveres yacían cubiertos por vendas.
—Líder, se acercan más cadáveres —avisó Yuri sosteniendo la espada con fuerza.
Sasori asintió incorporándose. Evitó tocar los cadáveres sabiendo el riesgo a envenenarse. Junto a Yuri se adentraron al bosque y limpiaron la zona de otros cinco cadáveres y en cada que revisó, encontró las mismas características del primero.
Les dio una mirada sombría.
—... De verdad, espero no sea lo que estoy pensando —murmuró para sí retomando su andar.
A medida que se adentraban, la humedad se extendía y la fogosidad se hacía asfixiante. Sasori recorrió el camino con la mirada, buscando algún cadáver feroz ambulante por detener.
Tap,tap,tap.
Al escuchar un sonido continuo, cesó sus pasos con los sentidos alertas. Elevó el brazo en señal muda de quietud y Yuri quedó inmóvil. Ambos prestaron atención al sonido proveniente de un lugar cercano, parecían pisadas, pero estas sonaban diferentes al movimiento pesado y discordante de los cadáveres. La firmeza y consistencia parecían a una persona que corría.
No tuvieron que buscar quién provocaba el sonido, de pronto, entre las malezas apareció una mujer rubia que sostenía un enorme abanico en forma de escudo, protegiéndose de los ataques de cinco cadáveres feroces.
Y cada cadáver poseía vendas alrededor de sus cuellos.
No supo en qué momento se quedó dormido.
Al recobrar la conciencia, Naruto fue arrastrado al mundo mortal de un tajo, abriendo los ojos de sopetón y sentándose con los sentidos en alerta máxima. Su respiración agitada y los bellos de sus brazos erizados, se llevó las manos a los costados de su rostro. Su cabeza punzaba y nada estaba claro.
Lo último que recuerda es haberse desquiciado en medio de la lluvia, embarrándose de lodo y lágrimas, maldiciendo al mundo mientras golpeaba el suelo a puño limpio.
Y luego, todo fue negro.
En la misma posición examinó su entorno. Recostado en medio de una cama cómoda, con cierta renuencia tocó la manta que lo acobija de las piernas y por impulso lo apartó a manotazos. Dio otra mirada dándose cuenta que se encuentra en una habitación que da aires de querer dar cobijo, con la ventana abierta que refleja un cielo azul que se tiñe en el horizonte y nubes pesadas que traen un aire friolento y húmedo.
Al retirar sus manos, también mechones de cabello cayeron por sus hombros. Al dar una mirada de reojo se pasmó al ver hilos negros azabache cayendo como cascada, y con la mente despejada, notó sus manos más pequeñas; sin cicatrices y pulidas, como si nunca hubiera sostenido un arma.
La colocó frente a su rostro, examinándolas con cierto interés abrupto. Seguramente en medio de su inconsciencia cambió de apariencia para protegerse del brote brusco de energía, encapsulado para conservar su forma. Con una curiosidad vaga, se preguntó qué clase de rostro tendría.
Tampoco tuvo tiempo de buscar algún espejo, las punzadas regresaron y lo obligaron a encogerse, llevándose las manos a su cabeza mientras maldecía entre dientes. En esa misma posición lo encontró una mujer joven.
La puerta de la habitación se abrió de repente y sus sentidos volaron hasta ahí, erizándose como un gato atrapado.
Se topó con un par de ojos marrones que parpadearon cuando lo vieron. Una mujer que lucía un hermoso kimono verde olivo le sonrió alegre y se apresuró a la cama sosteniendo una bandeja con una tetera y tazas.
—¡Hola, veo que por fin despertaste!
Naruto se sintió entumecido ante la familiaridad que habló esta mujer. Tenso de pies a cabeza, le clavó los ojos analizando sus movimientos. Desde que dejó la bandeja en la mesita baja junto a la cama, hasta sus pasos ligeros cuando se acercó a la cama. Dio ella un vistazo a la sábana en el suelo y luego a él. Una sonrisa indulgente salpicando sus labios.
—¿El calor te despertó?
—¿Quién eres? ¿Dónde estoy? —preguntó Naruto, su voz, como sospechó, sonaba más joven.
La mujer sonrió mientras recogía la sábana olvidada en el suelo.
—No te angusties, chico, estás en un lugar seguro. Mi papá te encontró inconsciente en medio del bosque. Te trajo aquí para aliviar tus heridas y darte calor, temimos que te diera una hipotermia —dijo esto mientras doblaba cuidadosamente la tela.
Todo bajo la mirada helada de Naruto quién analizó rápidamente la información haciendo sus propias conjeturas. Fue probable que su cuerpo no haya soportado la división de recuerdos. Trató de no pensar mucho en la sensación que sintió, pareciendo que en cualquier momento su cabeza estallaría.
La mujer dejó la sábana en el costado de la cama, cruzando las manos sobre su regazo y dando una pequeña reverencia a su dirección.
—Soy Akane, ¿cuál es tu nombre? —finalmente se presentó con una sonrisa afable en sus labios.
Naruto arrugó la nariz cuando pensó en su propio nombre, sin embargo, cómo siempre ocurría desde que recobró la memoria, únicamente pudo espetar un: —Menma.
Akane asintió con entusiasmo. Girándose a la mesa y así servir de la tetera a la taza. Misma que fue extendida a su dirección.
—¡Oh! Bueno, Menma, bebe esto. Te ayudará con el dolor.
Naruto quiso replicar de su falta de dolencia física a cualquier herida ingerida. Pero por la mirada firme de la mujer, le hizo cuestionarse si ella se dio cuenta de que clase de criatura tiene bajo su techo, o simplemente no le interesa.
Dando una mirada fría a la taza, la recogió con un gruñido y le dio un sorbo.
Lo que sea. Tomará este estúpido té y se marchará cuando termine.
—Gracias por ayudarme.
—No agradezcas. La situación es... —Sasori no terminó la oración a falta de palabras para describirla. Respetuosamente permaneció callado después de una larga pausa.
Estaban rodeados de nueve cadáveres feroces inmovilizados en el suelo, silenciosamente perturbable, siendo los mismos que se encargaron de despachar con extremo cuidado después de encontrarse con Temari en aprietos.
Temari, una mujer de cabello rubio, traía la cara manchada de sangre seca qué no se molestó en limpiar, sus ojos verdes no se apartaron de los cadáveres y una expresión terriblemente pálida y cansina se reflejó en su rostro.
No era para menos. Todos aquellos cadáveres eran sus compañeros, amigos y familia que una vez estuvieron a su cargo.
Sasori lo sospechó cuando vio las vendas cuellos en los primeros cadáveres, pero no quiso concebirlo. Hasta que se encontró con Temari, y al hacerlo, solamente sintió una profunda incomodidad y, a la vez, incertidumbre sobre este desenlace tan inesperado. ¿Quién hubiera imaginado que estos cadáveres en realidad eran semidemonios?
Temari estuvo en silencio, teniendo una mirada lejana. Sasori supuso qué seguía en shock al ver a los cuerpos de sus difuntos tendidos en el suelo, después de haberlos retenido a la fuerza. Seguramente ella los vio morir uno por uno con tanta impotencia de no poder hacer nada para evitarlo.
En un acto de empatía punzante, Sasori mandó a Yuri de regreso por guantes para trasladar los cuerpos y darles un entierro digno en las faldas del Monte de las Ánimas.
Una vez quedaron solos, Temari dio signos de recuperar sus pensamientos. Se viró a él, su kimono verde oscuro se ondeó junto al movimiento y clavó en el suelo el gran abanico qué fácilmente media su estatura —o más— en su mano derecha. Respiró hondo antes de llevar las manos al frente, ahuecándolas y dando una reverencia profunda. Su largo cabello amarrado en media coleta se deslizó por su hombro donde colgaba una bufanda negra.
—Joven Sasori, permítame brindarte mis profundos agradecimientos por no destazar los cuerpos de mis compañeros. Si no tienen ningún resentimiento persistente puede seguir adelante y pronto a reencarnarse.
Sasori escuchó en completa quietud su monólogo permitiendo que agradeciera correctamente. Si algo aprendió de todos estos años de conocer a Temari, fue la actitud noble y recta a pesar de ser mayor que él.
Asintió, recibiendo el gesto.
—Sin formalidades, sólo llámame por mi nombre —indicó como una vieja costumbre—. Mis condolencias por la pérdida de su familia. No quisiera remover malas memorias, empero, ¿Quién los tuvo en la mira como para hacerles algo tan cruel?
Los brazos de Temari se tensaron en su arco, se enderezó lentamente revelando sus ojos nublados y distantes, antes de girarse nuevamente a los cuerpos y decir sombríamente: —Fue mi segundo al mando.
Aquella declaración no hizo más que ensanchar los ojos en Sasori debido a la impresión helada.
—¿Deidara? —preguntó, impresionado e incrédulo.
Recibió un brusco asentimiento de Temari. Sasori permaneció absorto recordando todas las ocasiones en que interactúo con Deidara, lo percibió un joven sensato, ocurrente y divertido que siempre traía una sonrisa en su rostro. Incluso si estuviera obsesionado con los muñecos de arcilla y la moda en general, no opacaba el hecho de su lealtad y cariño por Temari.
Sabiamente no cuestionó a fondo prefiriendo la prudencia que saciar su curiosidad.
En lugar de ello, se concentraron en juntar los cadáveres cuando Yuri regresó con guantes y los metieron en bolsitas atrapa espíritus. Le concedió a Temari las tres bolsitas y ella las acobijo cerca de su corazón, como si se tratase de las más delicadas rosas.
No hablaron del tema. Yuri entendió muy bien el ambiente tenso y se dedicó a parlotear sobre los cultivos pronto a estar del asentamiento o cualquier banalidad estúpida. Para sorpresa de Sasori, funcionó a medias: Temari dejó de moverse robóticamente.
De regreso a la morgue, el ataúd ya había sido enteramente sellado, el sepulturero expresó su inquietud a que el cadáver se convirtiera uno feroz, Sasori no lo creía posible, pero por la tranquilidad de evitar una posible amenaza dejó en claro que vendría una segunda vez.
Después de un conteo rápido con Temari, tenían en sus manos a todos los cadáveres feroces, lamentablemente de su grupo. Así que el primer asunto y amenaza hacia la aldea fue resuelto, el jefe y su hija agradecieron profundamente con una reverencia.
Mayormente cuando el jefe de la aldea se daba la vuelta, su hija pasaba a hurtadillas a Sasori una bolsita con varias monedas. Cuando sucedió la primera vez, el pelirrojo le lanzó una mirada tan dura qué la hizo estremecerse, pero no flaquear en su resolución.
—Su tiempo y esfuerzo debe ser recompensado apropiadamente, y considero que el trato sobre comerciar en la aldea no es suficiente. Por favor, acéptelo.
Mayormente Kiba aceptaba con una sonrisa, alegando qué "no viviremos respirando únicamente aire, hermano, ¡los niños necesitan una buena ración de carne y leche!" lo cual es un argumento sólido. Los niños están en constante crecimiento y no quiere tener un severo problema de desnutrición entre ellos.
Siendo ahora, con resignación lo aceptó sabiendo de la necesidad de su asentamiento.
En todo el intercambio Temari permaneció en silencio, sumida en sus pensamientos y respirando por inercia. Sasori le dedicó una mirada a escondidas estimando si debería abordar el asunto o no.
Resueltamente se dirigió a la posada de Sota en busca de comida. Si algo aprendido en esta vida y de la abuela Chiyo, es que una buena comida a veces es la mejor solución para mejorar el ánimo.
Con Temari funcionó. Apenas el mesero colocó el cuenco de sopa frente a ella, le dio una mirada larga y menos sombría. Luego, recogió la cuchara y lo sumergió al caldo con lentitud.
Sasori asintió para sí mismo, secretamente satisfecho.
Estaban los dos solos en la mesa, los jóvenes se habían apartado a ordenes suyas regresando al asentamiento a preparar una de las cabañas para Temari. Lo que sea que surgiera de la conversación, probablemente Temari no estaría en condiciones de vagar sola. Le daría refugio. Si aun así insistía en marcharse, no la detendría.
Su intención inicial era esperar a que Temari terminara su porción, pero a media ración, la mujer dejó la cuchara a un lado y se aclaró suavemente la garganta llamando su atención.
—Sasori, ruego perdones mi descortesía, entiendo que lo sucedió es más apremiante qué almorzar debidamente...
—En realidad, no lo es. Primero come y luego hablamos si estás lista. —Sasori le dio una mirada significativa al cuenco medio vacío de la mujer con la implicación de su voraz apetito.
Temari apenas hizo un gesto evasivo al darse cuenta de la rapidez en que devoró el caldo, no insistiendo mucho, y recogió de nuevo la cuchara.
Terminaron sus porciones no mucho después, Sasori pidió más té intuyendo que la conversación no sería agradable y Temari tendría algo con que distraerse en lapsos.
Con las manos entrelazadas alrededor de la taza, la rubia dio otra mirada larga a la superficie.
—Cómo te dije antes, quien asesinó a mi grupo fue... Deidara —comenzó diciendo, apretando la taza entre sus dedos hasta el punto de sus manos temblorosas. Ese pequeño lapso la sacudió y dejó la taza en la mesa para brindarle una mirada consternada—. Lo siento. Sigo sin creerlo, si alguien más me lo hubiese dicho lo tacharía de mentiroso, pero lo vi con mis propios ojos. Es más real de lo que recuerdo.
Soltó un suspiro. Sasori no interrumpió en su breve silencio, sabiendo que Temari ordenaba sus pensamientos para proseguir en un relato doloroso que extraería memorias no deseadas.
—Al comienzo, solicité una reunión contigo para aceptar aquel trato qué extendiste la primera vez que nos conocimos —dijo, y las cejas de Sasori se dispararon hacia arriba, sabiendo la poca sorpresa que mostró. Temari le dio una mirada templada—. Tuvimos algunos problemas en nuestro hogar, ya te imaginarás. El pueblo más cercano se percató de nuestra presencia en las colinas y lideraron un ataque.
Sasori entrecerró los ojos adivinando el escenario. El grupo de semidemonios estaba extremadamente capacitado para lidiar con civiles cuyos prejuicios alterados le complican su vida. Pero Temari también es conocida por su carácter pacífico y prefiere no involucrarse en luchas o riñas.
Así que impidió una revuelta y huyó de su propio hogar con su grupo a cuentas.
Continuó relatando las conversaciones con su familia posterior a huir, algunos se hallaban indignados y otros se resignaron. A dónde sea que fueran, las personas los repelían y maltrataban. Temari vio la necesidad de su grupo y aceptó que su vida de nómada debía concluir. Tantos años moviéndose en todo el territorio sin permanecer en ningún solo lugar desgastaría a cualquiera, sobre todo, si entre ellos había un bebé de casi un año.
Por votación decidió aceptar la propuesta inicial de Sasori en unificar sus grupos.
Sasori arrugó el ceño en esta parte de su relato.
—¿Los padres del bebé estaban en el grupo de cadáveres?
Un rayo de alegría cruzó por fin el rostro sombrío de Temari, siendo sofocado por todo el mar de preocupaciones, pero allí estuvo.
—Únicamente tiene a su madre, Konan. Ella se adelantó hasta acá con su hijo, deberían estar hospedados en alguna de estas posadas —afirmó con un suspiro de alivio—. Los demás regresamos al asentamiento a empacar lo qué quedó, desechos para los demás, memorias importantes para nosotros. Siendo sincera, destrozaron todo lo que pudieron. Y justo después de eso...
Temari guardó silencio por un breve momento, viéndose visiblemente perturbada mientras ordenaba sus pensamientos. Abrió la boca, luego la cerró con un chasquido, y nuevamente lo abrió.
Y, en los siguientes minutos, Sasori escuchó su relato con una sensación creciente de incertidumbre y horror combinados.
El comportamiento de Deidara se volvió sospechoso durante las últimas horas agrupando sus pertenencias. Una dupla se adentró al río en busca de agua con él liderando y luego regresó solo alegando qué los demás se quedaron a recoger más agua.
Después, Temari se apartó a las tiendas más lejanas en busca de sus pertenencias, aun sin dudar en nada, y al regresar se encontró con la brutal escena de la persona en quien más confiaba apuñalando sin piedad a dos miembros de su preciada familia.
Sin perder tiempo intentó salvarlos siendo un esfuerzo infructífero, los dos jóvenes murieron en el acto. Inmediatamente exigió a Deidara la razón de su comportamiento tan irrazonable y violento, discutieron a gritos, pero el resultado fue inevitablemente: ambos se fueron a las manos sacando sus armas y tuvieron una afrenta.
En términos de poder Temari siempre ha sido más fuerte que cualquiera de su grupo, no por nada es la líder. Pero esa noche fue vencida, incluso teniendo ayuda de otras dos personas. Cuando cayó inconsciente todavía tres semidemonios seguían con vida, pero al despertar un día después, estaba siendo arrastrada por el camino, atada de piernas y manos, siendo la única sobreviviente de su asentamiento.
Sabiendo que estaba en peligro, se tragó todas sus emociones y no dudó en hacerle frente de nuevo logrando escapar en esta ocasión.
—Lo puse en aprietos. El cansancio debió pasarle la cuenta si caminó desde el asentamiento hasta aquí, lo herí gravemente y huyó. Iba a perseguirlo, pero de pronto los cadáveres...
Temari apretó los puños sobre sus rodillas y dejó qué los acontecimientos posteriores se dedujeran por sí solos conforme a lo que vio Sasori.
Sasori no la presionó por información, escuchó suficiente.
En silencio rellenó la taza de Temari, un gesto compasivo bien recibido. Ella murmuró un gracias y bebió con manos temblorosas, tratando de tranquilarse.
Quizás, en estos momentos Sasori es el único que comprendía a Temari. Ser un líder no es fácil, proteger a un puñado de personas hasta considerarlos familia y luego fueran arrebatados de sus brazos por la persona que tanto confianzaste... Es un sufrimiento indescriptible. No puede ni imaginarse a su propia familia muerta.
Sasori conoce muy bien el sabor de la traición. De querer a alguien y que te apuñale por la espalda.
Una vez amó a una mujer, una Cazadora de demonios pensando que sería diferente. Creyendo en cada palabra saliente de su boca y sus suaves caricias. Fue una excelente actriz hasta el final. Y Sasori jamás sobrepondría sus sentimientos sobre su familia. Ni por el amor de su vida.
Reconocía qué era más importante, y él eligió, y siempre eligirá a su familia. ¿Quiénes estuvieron con él cuando luchaban por sobrevivir en las calles? Sus hermanos, ¿Quiénes le dieron acobijo en este mundo cruel e injusto? Su abuelo y Ryu, posteriormente, el asentamiento le brindo más cariño y amor del qué jamás pensó experimentar.
La balanza era clara.
Agitó un poco la cabeza saliendo de sus propios pensamientos, concentrándose en la figura de Temari frente a él.
Él no es una buena persona con quien no lo merece, contrario a lo qué cualquiera puede pensar, es empático con los demás... a menos que sean Cazadores. Ahí sí puede decir con orgullo que los repudia vilmente.
Por eso mismo a nadie le sorprendería en unas horas qué trajera a cuestas a dos mujeres y un bebé. Mientras tanto, examinó el panorama con la cabeza fría.
El ex—compañero de Temari sigue prófugo, y Sasori no dudaba qué encontrará la forma de acercarse a ella. De otra manera ¿por qué no la mató cómo a los demás y en su lugar la llevó consigo? Presuntamente, Temari sospechó sobre su intención de reunirse con Sasori, Deidara conocía la hora y el lugar.
Y nadie le saca a Sasori la idea de que hay un asunto más profundo entre manos qué una riña.
A palabras de Temari, tampoco se explica el repentino brote psicótico de Deidara.
Llegaron al acuerdo que Konan, el bebé y Temari se resguardarían en el asentamiento al pie del Monte de las Ánimas, el lugar más seguro que hay para los semidemonios en este mundo.
—Hay una barrera qué protege el área y trampas ilusorias a las afueras —explicó mientras tamborea los dedos sobre la mesa—. Mientras él tenga intenciones de raptarte o si quiera piensa hacerte daño, no podrá atravesarla.
Los hombros de Temari cayeron liberándose de cierta tensión, asintiendo profundamente aliviada e inclinando la cabeza con esperanza.
—Gracias por tu generosidad.
A este punto, Sasori temió qué Temari tendría un agradecimiento detrás de cada oración. Justo así, captó por detrás la llegada de Akane, la hija del posadero e hizo un gesto para llamar su atención.
Si alguien sabía sobre la llegada de una mujer con un bebé, esa sería Akane.
—Primero averigüemos si tu compañera se encuentra en esta posada —indicó a Temari—. Solamente hay dos en el pueblo, y esta es la principal.
Cuando Akane se paró frente a su mesa lo saludó con una gran sonrisa, Sasori estuvo un poco satisfecho de saber que esta mujer tenía en alta estima a Sakura por su ayuda. Y la relación amigable de ambas persistía.
Se recordó alentar a Sakura en continuar con este lazo, además de ser beneficioso, Akane se veía una joven decente y genuina amabilidad con ellos los semidemonios. Son pocas las personas en este pueblo que no los miran con renuencia o los tratan con la punta del zapato.
Después de los saludos habituales, Sasori fue al asunto entre manos.
—¿Recientemente se ha hospedado una mujer con un bebé? —preguntó.
—Tienes el cabello corto azul y ojos ámbar —atribuyó Temari y luego agregó apresuradamente—: Es mi familia.
El semblante escéptico que se formó lentamente en Akane se disipó ante la aclaración.
—¡Lo es! No ha salido hoy de su habitación, ¿los llevo hasta allá?
—Se lo agradecería. —Temari inclinó la cabeza.
Akane los guió a la segunda planta, yendo a la cabeza con Temari y Sasori siguiéndola.
Con las manos a los costados, Sasori repasó a su ritmó las preparaciones para integrar a dos nuevas personas a su asentamiento. No duda en que las recibirán con los brazos abiertos, sobre todo por el bebé que traían consigo. Seguramente Chiyo se encargará completamente de darles cobijo y consuelo, desligándolo de la obligación de hacerlo personalmente. Y, siendo sincero, ya gastó suficiente amabilidad por un día, Kiba es el más amable de ellos, no él.
Pensaba en el frenesí insoportable en el que caerán los niños tras enterarse de la llegada de un bebé, cuando sintió una leve energía perturbadora viniendo desde una de las habitaciones.
Se detuvo lentamente. Frente a él, Temari y Akane estuvieron ajenos a sus movimientos, concentradas en una breve conversación sobre lo lindo que era el bebé de Konan.
Sasori regresó unos pasos y se colocó frente a la puerta, su ceño arrugándose cada vez más al intentar identificar la energía resentida que provenía dentro de la habitación.
—Joven Sasori ¿ocurre algo? —Finalmente Akane se percató de su ausencia.
—¿Quién se hospeda aquí? —cuestionó duramente.
Akane pareció desconcertada por su pregunta, alternando entre la puerta y él con evidente confusión. A su lado, Temari parpadeó, despejándose y luego se concentró al sentir la misma sensación que Sasori.
—Es Menma, lo encontramos en la mañana dentro del bosque.
Oh, el joven que posiblemente vio el ataque a los leñadores. Mismo que irradia una energía sospechosa.
Inmediatamente Sasori abrió la puerta. Dentro, tan rápido como entró, una figura se abalanzó a él sin miramientos. Sasori poseía impresionantes reflejos entrenados desde su niñez, por lo tanto, no le fue difícil esquivar la patada dirigida a su rostro.
Giró sobre sus pies, teniendo una sincronía envidiable con todas sus extremidades. En tres pasos se adelantó a Naruto y derrapó con un pie mandándolo al suelo. En menos de un par de minutos, inmovilizó al chico contra el suelo jalando un brazo detrás a la espalda baja y pisándolo con su pie derecho.
Naruto jadeó, respirando agitadamente, lo miró con sus potentes ojos zafiro entre su cabello azabache.
—¡Joven Sasori, lo está lastimando! —gritó Akane asustada intentando ir hacia ellos, pero fue retenida por la mano extendida de Temari a su lado.
—No te acerques —pidió la rubia con una mirada endurecida—. Este joven no es humano.
Akane tartamudeó: —¿Q-Qué?
Sasori afianzó el agarre consiguiendo protesta del chico.
—Si me dices qué eres podemos ahorrarnos el interrogatorio.
Naruto gruñó bastante alto: —¡No sé a que te refiere-! ¡AHHH!
—Habla ya —dijo sin dar tregua mientras jalaba su brazo—. No seré amable, ¿de acuerdo?
Jadeando, visiblemente frustrado y contraído en renuencia, Naruto gruñó cual perro rabioso. Bastó un poco de presión y cedió.
—¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Me llamo Menma y soy un maldito fantasma, ¿contento!? —exclamó contra el suelo.
Sin dar su brazo a torcer, Sasori frunció el ceño, pensativo.
Como estimaron, nadie en el pueblo murió recientemente. Entonces este fantasma debió venir de otro lado con un propósito en mente.
Normalmente los fantasmas con conciencia vagaban buscando hacer su última voluntad, y los que se materializaban en cuerpos físicos, eran Salvajes o Iras. La energía de este fantasma apenas se asimilaba a un Salvaje. La energía resentida pululaba a su alrededor que, si no fuera por sus sentidos, no la habría detectado.
Tan rápido lo consideró, y luego de compartir una breve mirada con Temari, se giró a Naruto que continuaba retorciéndose en el suelo. Cautelosamente tanteó el terreno, primero investigaría las intenciones del fantasma.
—Dime ¿cuál es tu propósito? ¿Por qué continúas aferrándote a este mundo? Tú ya no perteneces aquí.
Sus palabras parecieron un efecto paralizante, Naruto detuvo abruptamente todo intento de forcejeo y sus labios se sellaron.
Al escuchar esas duras palabras, Naruto experimentó una corriente eléctrica en su cuerpo, aquello que trató de suprimir por las horas en que Akane no lo dejó solo, volvió a él como un balde de agua fría arrojada en su cabeza. Paralizándolo y pasando rápidamente por su mente, una y otra vez mientras la sensación de escozor y dolor arrullaba sus sentidos más cuerdos.
Fue un lapso de segundos cuales reinó el silencio. Ajeno a sus pensamientos, los demás apenas escucharon un murmullo tan bajo y discordante de Naruto.
Sasori entrecerró los ojos, impaciente por su tardanza, y jaló de brazos mientras preguntaba impaciente:
—Algunos no escuchamos bien, repite lo que dijiste.
Naruto no soportó su dureza y alzó la cabeza gritando a todo pulmón mientras se retorcía y Sasori ejercía cada vez más fuerza.
—¡Dije que no tengo ni una maldita idea! ¡Joder! ¡Ni siquiera sé qué es verdad o mentira! ¡Lo único que sé fue que me asesinaron sin piedad!
Aquel repentino ataque de furia y enojo mezclado tomó desprevenido a los tres mayores, sobresaltando a las mujeres en sus lugares y poniendo alerta a Sasori. Mientras tanto, Naruto continuó vociferando sin parar y subiendo su tonada de voz.
—¿SABES LO QUE SE SIENTE SER DESTAZADO VIVO EXTREMIDAD POR EXTREMIDAD? ¿NO ES ESO CRUEL Y VIL? ¡SENTIRTE EN EL MISMO INFIERNO MIENTRAS TE MATAN TAN SÁDICAMENTE! —gritó enloquecido, riendo tan desquiciadamente al final sin dejar de retorcerse—. ¿Y sabes qué es lo peor? ¡NO TENER UNA MALDITA IDEA DE QUIÉN ES EL VERDADERO ASESINO! ¿No es una ironía tan grande no saber de quién vengarte? ¡¡¡Jajajajaja!!! ¡El mundo es así de injusto!
Naruto perdió la cabeza entre carcajadas más cercanas a la histeria que al temor y eso quedó claro. Akane se había llevado las manos a la boca, impactada por cada palabra que salía de los labios de Naruto. Temari, por su parte, ensanchó los ojos y nunca apartó la mirada del forcejeo que Sasori sometía al fantasma.
Mierda, se está descontrolando, pensó Sasori con una mirada de absoluta concentración. La energía resentida del fantasma se agitó furiosamente yendo en aumento, no pensó que en realidad estuviera conteniendo tanta energía. Consideró en varias maneras de sellarlo cuando, para su sorpresa ¡comenzó a encogerse literalmente!
Naruto disminuyó de tamaño y apariencia a lapsos apresurados, pasando de un chico de quince años a un niño de no más de diez años, acurrucándose en ovillo mientras abrazaba sus piernas, gritando y llorando continuamente. Sus sollozos se acercaban tanto a un animal moribundo.
—¿¡Por qué tuve que morir!? ¡¿Por qué!? ¡¿Por qué!? No fue mi culpa... ¡yo no hice nada malo! Sólo... ¡Sólo lo protegí a él! —gritó jalándose de los cabellos, y su voz infantil retumbó entre las paredes—. ¡JAMÁS PENSÉ QUE ME ALCANZARÍA! Pero me alcanzó y me mató... Yo... ¡Todavía no quería morir! ¡Quería convertirme a una persona que enorgulleciera a mis padres!
A este punto, Sasori había apartado las manos del fantasma, retrocediendo dos pasos en total estupefacción ante el arranque del niño. Ni que decir las dos mujeres, paralizadas y conmocionadas por tantas palabras derramadas de la fosa que es su dolor profundo manifestada en el momento de su muerte. Tanto, que se materializó a un estado físico perdiendo su rumbo.
—¿Por qué nadie vino a rescatarme? —se quejó Naruto entre sollozos, con las manos en el rostro y los ojos apretados—. ¡Grité y grité y nadie vino! ¡Morí solo! ¡Muy solo! ¡Hacía frío y dolía mucho! ¡No sentía mis brazos y mis piernas!
Sin poder soportarlo más, Akane se apresuró a caer de rodillas frente a él. Al tener un tamaño tan pequeño le fue fácil abrazarlo y atraerlo a su pecho, acurrucándolo en su regazo mientras hacía sonidos tranquilizadores. Naruto se dejó guiar, aferrándose a su kimono con sus manitas y sin dejar de llorar, hasta hipar.
—¡No hice nada malo! ¿por qué los Cielos me castigaron así? ¡Siempre fui bueno, jamás arrebaté una vida! ¡Ayudé a las personas y lo protegí a él!
—Fuiste un buen chino, claro que no fue tu culpa —dijo Akane con voz suave, acariciándole el cabello, tratando de tranquilizarlo—. No hiciste nada malo, así que nadie te castigó.
Naruto soltó un sollozo largo y hundió su cara en el kimono de Akane, tan cansado y perdido, pareciendo que agotó todas sus fuerzas en llorar por un largo tiempo. Hipando y sufriendo. A pesar de no necesitar aire, hiperventiló y respiró entrecortadamente.
Fueron los diez minutos eternos de gritos y sollozos, en que Naruto finalmente cayó rendido en brazos de Akane, mientras sus últimas fuerzas se agotaban en pronunciar:
—Quiero a mi mamá...
Los brazos de Akane se apretaron alrededor del niño incluso cuando cayó dormido, acobijado en su regazo.
Un sepulcral silencio se instaló en la habitación, los tres pares de ojos evaluando al niño acurrucado en brazos que respiraba agitadamente en sueños. A pesar de que los fantasmas no necesitan dormir, se veía tan cansado sumido en un sueño profundo.
Repentinamente, Sasori se llevó la mano a la cara, frotándose con insistencia. Temari lo miró dudosa y él negó con la cabeza mientras soltaba un doloroso suspiró de frustración.
—Ah. Este fantasma será un dolor de trasero.
Yo lloro con Naruto, ¿ustedes no?
Sasori en este capítulo, viendo que los problemas llegan a él como polillas sabiendo que tiene que solucionarlos:
Les dije que tenía planes para Naruto, ¿por qué tiene sus recuerdos distorsionados y quién lo hizo? *sonidos de suspenso* No iba a dejar de lado su trama, porque hay cosas detrás.
Chan chan. ¿Qué les pareció la presentación de Temari como la líder de un grupo de semidemonios? Y que lamentablemente, los asesinó Deidara TnT prometo que habrá explicaciones, ¡para eso vamos!
Dato: piensen en los cádaveres feroces como zombies (? aunque son algo menos primitivo, jajaa aquí un video de referencia:
Como dato especial, el siguiente capítulo estará... ¿lleno de sorpresas y revelaciones?
Eso sí, ¡no tiene fecha de publicación! La escuela y trabajo demandan mucho tiempo y energías jajaja este capítulo lo sacaba de minutos hasta que por fin he tenido un instante para publicarlo *risas*
¡Gracias por sus comentarios y lecturas! Los aprecio mucho y trato de contestar tan pronto como los veo :) Agradecería si pudieran decirme qué tal les va pareciendo la trama, ¿tienen algunas teorías o todavía sienten que falta algo vital?
Síganme en Twitter (Ahora X porqué, ajá, ni sé como se pronuncia) planeo subir adelantos, spoilers y demás de los fics en proceso. Más interacción por allá ;)
En fin, ¡nos leemos pronto!
Alela-chan fuera
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