/35/ Complacencia
Hola, hola!!!!
Dije que actualizaría, y aquí tenemos este capítulo
*mirada socarrona*
No sean como yo que actualiza en medio de la madrugada porqué es el único momento en que estoy libre jajaja
Bueno, disfruten la lectura ¡prometo que hay recompensa!
El paisaje del cielo entre las nubles a través de las montañas era una vista única. La aldea de semidemonios a las faltas del Monte de las Ánimas no precisamente es rodeada por montañas, más bien es el bosque profundo, un prado con laderas y campos de cultivos, más bosque, y al fondo las montañas y el mismo susodicho alzándose imponente.
En la Villa de Fuego a dónde volteara vería una montaña, las nubes en los picos y el aire frío le traía una sensación agradable. Una advertencia de la naturaleza que estaba próximo el invierno, ¿los inviernos aquí son más extremos que los de su hogar?
E igual, un poco curiosa se preguntó por qué se denominó Villa de Fuego en lugar de, no sé, ¿Receso de las Nubes? El paisaje y la tranquilidad sumergida en el Pabellón evoca paz y tranquilidad.
Se distrajo con la vista, sentada en el umbral de la puerta trasera mientras escuchaba a medias la charla de su abuelo y Sasuke (aunque es más su abuelo hablando que el Cazador), y se encontró queriendo monopolizar la atención de Sasuke.
Hizo un puchero interno, un poco resentida de ser privada de la atención de Sasuke. Su mente aún era un revoltijo de ideas y pensamientos sobre la Conferencia de discusión y las persecuciones que tendrá.
Decidió que pensaría en ellos más tarde, en la seguridad de su cama mientras analizaba los próximos pasos a seguir. Miró a su derecha, ahí Kiba dormitaba plácidamente recostado a su lado. Con la cabeza pegada a su pierna y respirando pausadamente, viéndose cansado.
Una punzada de culpabilidad se enroscó en su pecho y estiró la mano acariciando los mechones cafés rebeldes. Sabía que el cansancio de su hermano se deriva a la noche en vela fuera de su ventana, alerta a que nadie apareciera repentinamente a cortarle la garganta mientras dormía.
Debió estar muy nervioso en medio de un lugar desconocido. Como hermana mayor su ineficiencia de protegerlo llegó demasiado lejos. En ocasiones su relación con Kiba es volátil y brusca, pero debajo de todos sus hábitos y malas actitudes, ama a sus hermanos profundamente y no hay nada que haría por ellos.
Inclusive Sasori, siendo el mayor, piensa un poco en sus emociones encontradas. Puede parecer duro y de mal carácter, un joven gruñón qué los acogió como familia, pero sabe que los sentimientos de fraternidad son profundos.
—Hablando de él ¿por qué se demora tanto en su habitación? —murmuró Sakura para sí dando un vistazo por el pasillo.
Mientras consideraba ir en su búsqueda, la puerta principal se abrió y cerró con un suave sonido. Los pasos resonaron en un suave deslizamiento, apenas perceptible si no prestara la debida atención.
Sakura alzó la vista a tiempo para toparse con una mujer mayor cruzando el umbral de la sala común con elegancia.
—Joven maestro —habló la mujer en saludo.
La voz de su abuelo cesó.
Y Sasuke...
En la posición en la que Sakura se encuentra le permite admirar directamente el atractivo rostro de Sasuke, y descaradamente se complace.
Por eso, es testigo de cómo la expresión de Sasuke se congela por una milésima de segundo al escuchar su voz.
Y luego, lentamente estupefacto, vira el rostro por encima de su hombro. Si Sakura se atreve en adivinar el ver un brillo momentáneo instalarse en sus orbes negros, una emoción oculta bien controlada.
La mujer al pie del umbral transmitía un aura cálida, sus ojos cafés reflejaron tanta afectuosidad. Las arrugas de los bordes de sus ojos aparecieron cuando sonrió amable, haciendo una reverencia baja en dirección a Sasuke.
—Joven maestro —repitió una vez teniendo su atención—. El líder Uchiha lo busca en la Torre de Contención.
Uchiha continuó en silencio.
Sakura se preguntó quién podría ser para obtener una reacción de Sasuke.
Las doncellas que vio durante la mañana eran más jóvenes, y fueron amigables. Esta mujer, apenas superando el metro sesenta, poseía un largo cabello café amarrado en un chongo perfecto. De apariencia agraciada y un rostro bello y sin perder un matiz de su gracia. Las arrugas en sus ojos evidenciaron parte de su edad.
Fue brevemente el impacto de su presencia en Sasuke quién imitó perfectamente a una estatua, tan quieto.
Y de pronto, casi imperceptible, ¡Él sonrió tenue!
—Es bueno verla, Madam Hikoro —dijo él incorporándose sin perder la elegancia que lo caracteriza y se acercó a tomar sus manos con delicadeza. La discordancia de estatura fue un poco graciosa ya que el azabache tuvo que inclinarse un poco a la mujer bajita—. ¿Qué la trae por aquí?
Sasuke es de carácter estoico y sereno, y pocas veces lo ha visto siendo efusivo al tener contacto físico con otras personas que no fuera ella. Aunque la definición en él se trata más bien de ojos ensanchados, sonrisas de lado qué cortan el aliento y gruñidos teñidos en amenaza de muerte.
Con todo esto, es normal que Sakura mire la interacción con la boca semiabierta de la impresión.
Hikoro sonrió, sus iris cafés reflejaron tanto cariño. Sakura se atreve a decir, con cierto impacto, que Hikoro veía a Sasuke como si estuviese mirando un hijo, y viceversa, por la manera sutil en que él la observó y se alegró (y que solamente ella pudo identificar) le hizo cuestionarse.
—La vida del campo es abrumadora después de la muerte de mi esposo —recitó ella delicada, la expresión de Sasuke se contrajo apenas—. Así que cuando supe sobre sus lesiones, joven maestro, no dudé en mudarme de vuelta. Espero mi presencia no le cause ningún inconveniente.
Sasuke compuso un gesto que hasta ahora Sakura había visto una sola vez, ¡una! Él frunció el ceño y apretó los labios, su propia versión de un mohín tan infantil.
Le dieron ganas de arrullarlo.
—Sabe que siempre es bienvenida sin importar los años transcurridos —dijo él bastante determinado.
—Quizás los Sacerdotes infieran un poco.
La ceja de Sasuke de enarcó como diciendo: "¿Y debería importarme?". Hikoro rio enternecida dándole una palmadita en la mano de forma tierna, evidenció qué entendió las intenciones de cada expresión en aquel joven azabache qué poco comprendían.
Habiéndose apaciguado, el Cazador pareció complacido y se enderezó volviendo a ese porte sereno y elegante.
—Les presento a Aohara Hikoro. —Volteó finalmente dando vista a los presentes de la habitación, soltando las manos de la mujer adulta importándole poco la muestra de afecto visible que interpretó cuando generalmente es recatado—. Ella es de mi entera confianza, no duden en pedirle lo que sea que necesiten.
Hikoro hizo una reverencia grácil, tan perfecta y practicada.
—Un placer, estaré a su servicio.
Cuando esos ojos maternales encontraron los ojos verdes, involuntariamente una sonrisa fina apareció en los labios de Sakura. En ocasiones puede ser una engreída y toda una odiosea tratando a la persona que no merecían su atención, pero esta mujer, Hikoro, en sólo un par de segundos se posicionó visiblemente en alta estima ante los ojos de Sasuke. Él mostró un infinito respeto y reverencia a Hikoro, así que no debía ser grosera.
Tuvo sus propias sospechas mientras se presentaba formalmente con la mujer, ofreciéndole una pequeña reverencia ni tan baja ni irrespetuosa. Puede ser cortés cuando quiere, pero a quien únicamente ofrece reverencias conforme a la etiqueta es a su maestro.
Hikoro no se ofendió y sonrió sincera cuando la miró impresionada por su color de cabello y preguntó si era natural.
Divertida, Sakura apartó un mechón y dijo con gracia: —Totalmente natural.
—Increíble. —Hikoro parpadeó, fascinada.
Luego su atención recayó en Hiruzen que tomó el mango de su propia presentación y de Kiba en pleno sueño, disculpándose por la escena indecorosa.
Sólo después Hikoro partió con la excusa de traer el almuerzo recordándole una vez más a Sasuke sobre la llamada de Fugaku.
Vio su oportunidad presentándose y se apresuró a seguir a Sasuke cuándo él se despidió prometiendo volver más tarde.
El recibidor era un recinto amplio y acogedor, sencillo pero elegante, como todo en el Pabellón del azabache. Sakura se preguntó vagamente si fue él mismo quién decoró todo o alguien lo hizo.
Lo encontró deslizando la puerta, listo para marcharse, pero deteniéndose en el último segundo al percatarse de su presencia por el rabillo. Frunció un poco el ceño.
—¿Sakura? ¿Sucede algo?
Ah, su ceño fruncido es tan adorable, pensó Sakura.
—Joven maestro —arrastró las palabras. El ceño contrario se relajó, parpadeando una vez, en silencio la invitó a continuar—, me avergüenza preguntarte esto...
Nuevamente Sasuke enarcó esa fina ceja y la comisura de su labio se estiró, como si supiera qué preguntará.
—... ¿Hay licor por aquí?
Por supuesto Sakura no dejará pasar la oportunidad de gastar una broma.
—Hm. —tarareó en afirmación y sus ojos negros se suavizaron, pero no agregó nada más en su propio deleite de querer escucharla externar su petición.
Y Sakura se lamentó rápidamente, ¡bastó (ni siquiera) una palabra para erradicar sus esfuerzos!
¿Qué sucedió con su ingenio?
—Eres cruel. ¿Me harás pedirte licor a plena luz del día?
—A palabras de Kiba, tú no tienes vergüenza —respondió él a un hecho evidente.
Sakura se indignó.
—¡Claro que la tengo...! Muy poca, pero la tengo —refutó bastante infeliz apoyando una mano en su pecho en un gesto dramático—. Eres muy cruel tratando mal a mi indefensa yo.
La expresión divertida de Sasuke dejó en claro que no se creía lo de "indefensa" en toda la frase.
—¿Ves? ¡Te estás burlando de mí ahora mismo! —señaló ella bastante ofendida.
—Traeré una botella de licor, no es Flor de Loto, pero es el mejor por aquí —accedió él finalmente pasándose la mano por el cabello, dejándolo con mechones desordenados cayeran por su rostro—. Si lo quieres ahora, le diré a Madam Hikoro que lo traiga para ti.
Él la miró inquisitivamente.
Ahí está su oportunidad, y no la desperdiciará.
Sakura agitó la cabeza, negándose a la sugerencia.
—¿Cómo puedo pedirle licor a la distinguible Madam Hikoro? ¡Pensará que soy una ebria entusiasta!
Como supuso, su frase provocó ceño fruncido en Sasuke, quién bajó la mano y entrecerró los ojos, cada vez más cargado de sospecha.
—Es extraña tu preocupación, comúnmente no te interesa la opinión de los demás sobre ti.
—Bueno, a parte de la tuya, tengo la sensación de que debo causar una buena impresión a Madam Hikoro —alegó felizmente.
Comúnmente prefiere ir directo al grano y cuestionar, pero tuvo la impresión que esta situación en particular no debe ser directa e insensible.
No perdió la forma en que los ojos ónix se iluminaron tenuemente de alegría al ver a la mujer, y tampoco pasó por alto su breve conversación como sus gestos. A cualquiera sería una reunión casual entre un joven maestro y su sirvienta preferida, pero ella notó algo más.
Si Sasuke quería compartirlo, se lo dirá ahora, si no, simplemente se desviará el tema.
Él la miró largamente, sospesando un poco. Luego se giró dando la espalda al umbral, de nuevo volvió ese brillo en sus ojos negros.
—Tienes curiosidad sobre mi afiliación con Madam Hikoro. —No preguntó, lo afirmó.
¡Ups! Sakura parpadeó fingiendo inocencia mientras jugaba con un mechón de cabello suelto.
—Sólo me preguntaba qué tan especial es. No te ofendas, pero... —su rostro cayó un poco recordando la conferencia—. Cuando te vi interactuando con tu madre, noté la tensión en ambos. Pero con Madam Hikoro tu expresión pareció resplandecer.
Tras su propia conjetura dejó caer la mano en una expresión expectante, contemplando entre sus pestañas el fuerte suspiro de Sasuke mientras cerraba la puerta tras de él para apoyarse en ella, cruzado de brazos sobre el torso. Las mangas oscuras se deslizaron un poco por sus antebrazos y reveló parcialmente las vendas que siempre se ceñían como segunda piel.
Ojos oscuros la observaron, y Sakura le devolvió la mirada retrayendo las manos a su espalda baja estimando quizás haberse entrometido irreflexivamente en un ataque de aburrimiento prematuro. Desde el inicio quiso monopolizar la atención de Cazador, pero su abuelo lo abordó preguntando sobre sus heridas y el proceso, no podía ser grosera y apartarlo.
Mientras se debatía sobre cuando dejaría ir su curiosidad sabiendo las consecuencias, Sasuke separó apenas los labios, y ella se preparó a escuchar la gran noticia.
—... Te lo diré después, esperan por mí.
¡¿Tanto suspenso para esa frase!?
Sakura bloqueó como pez fuera del agua buscando las palabras necesarias ante tan atrevimiento en medio de su indignación. Luego, con una mueca lastimera abalanzó medio cuerpo al frente haciendo un puchero ante la mirada divertida qué ocultó Sasuke tras una serenidad falsa.
—¡No puedo creerlo! ¿Acabas de burlarte de mí? No pensé que fueras tan rencoroso ¿Acaso es tu venganza por qué te oculté tanto tiempo mi secreto? —renegó bastante resentida—. Dime la verdad, ¿te enojaste conmigo? ¿Uh?
Toda la expresión de Sasuke le dio la respuesta contraria a sus palabras. Él apenas se mantuvo sereno tratando de contener su propia diversión morbosa revelando una parte de su verdadero yo. Esa que sale cuando están a solas.
Y cada vez, Sakura se fascina por esa faceta, queriendo obtener más, más y más hasta que no haya parte de él que no conozca como la palma de su mano.
Se entretuvo con sus mechones negros salpicando su rostro mientras inclinaba un poco la cabeza a ella, un brillo insano en sus ojos oscuros osciló lo bastante vistoso para ser admirado debidamente.
—No soy una persona rencorosa —dijo él un tanto divertido.
—Y yo soy humana —dijo irónica con un borde burlón en su voz, él dio una sonrisa a medias. Bajando el pequeño peldaño se acercó a él con bastante sospecha—. Quién iba a pensar que el gran Uchiha Sasuke sería bastante rencoroso ¿eh?
Se detuvo frente a él clavando un dedo sobre el pecho masculino, los ojos de oscuros se fijaron en aquel dedo y Sakura detectó un destello incierto en las ventas de su alma, pesado y enigmático.
Una chispa electrizante se manifestó por el contacto, aquel dedo tocaba estratégicamente la parte descubierta del cuello de sus kimonos oscuros.
Ella tarareó por debajo, distraída en observar el rostro de Sasuke en una perfecta capa de quietud y arrebato, dando otro golpecito suave a su pecho, pero determinado, tratando de desmembrar las emociones asomándose entre ellos.
—Debería decirle al mundo que eres un mezquino. Dime ¿me creerían o tacharían de loca? —divagó, y fue lo suficientemente atrevida deslizando su dedo hacia arriba, viajando tentativamente por la piel de su cuello hasta golpear su fuerte y blanquecina mandíbula. La respiración de Sasuke tartamudeó en todo el trayecto, lo pudo sentir bajo su dedo. Alzó el rostro hacia él, quedando tan cerca de su rostro y susurró bastante bajo—. Después de todo, Uchiha Sasuke es conocido por su perfecto autocontrol.
El aire a su alrededor era pesado y tenso que por un segundo creyó que se rompería en un rugido estruendoso. La manzana de Adán se balanceó, mientras que aquellos ojos negros se entrecerraban y labios masculinos se separaban. Embelesada, Sakura bebió de toda esa imagen y sonrió astutamente.
Repentinamente ahogó un gritillo cuando Sasuke agarró de su muñeca errante acercándolo a él hasta chocar entre sí y llevó la otra mano a su rostro, apartando los mechones sueltos a su costado para dar una caricia al lóbulo desnudo de su oreja con su pulgar.
Sakura se estremeció ante el toque, dedos fríos recorrieron su pómulo. Ensanchando los ojos mientras su respiración tartamudea en su propio pecho, extasiada, incrédula y emocionada. Sasuke está siendo demasiado atrevido ¡y ni siquiera ha bebido una sola gota de licor!
El agarre en su muñeca se intensificó, pero no fue doloroso, y la que acariciaba sin remordimiento el costado de su mejilla fue suave. Sasuke la miraba de una forma abrasadoramente entrañable, ojos encendidos, y el corazón de Sakura se estrujo sin remordimiento ante tal vista agradable, se sentía derretir allí mismo.
Maldición, esa imagen tan provocadoramente atractiva quedará gravada en sus retinas. Sus propias manos apoyadas en el torso de él apretaron inconscientemente la tela de sus kimonos oscuros e hizo un mohín con sus labios. A tal distancia podía percibir cualquier cambio y vio claramente como sus ojos oscuros se desviaban a sus labios.
No hizo más que anticiparlo.
Entonces, él bajó la cabeza a un costado, pegado a su oreja, su cálido aliento golpeando su piel sensible causándole escalofríos agradables, y él declaró audazmente en voz baja y ronca: —Este mezquino considera que necesitarás otro par de aretes que combinen con tus ojos.
Esa última frase provocó que la mente de Sakura se quedara en blanco y casi se ahoga con su respiración débil, sus piernas temblando terriblemente.
¡Di algo ingenioso! Se reclamó.
Pero como en las ocasiones en que Sasuke se divierte a costa de su vergüenza, él se separó sonriéndole a sabiendas de lo que provocó en ella.
Tartamudeó, indefensa e incapaz de formular una oración completa.
Y Sasuke resopló desde lo profundo de su pecho, parecido a una risa ronca, sabiendo que ganó la batalla.
¡Indignante!
¡Sasuke es muy cruel con ella!
¡A este pasó su corazón no podrá soportarlo!
Sakura trato de controlar el furioso sonrojo que cubría sus mejillas y su mano temblorosa después que Sasuke marchara con una expresión de suficiencia grabada de su rostro.
Gimió enterrando el rostro en sus manos, llena de vergüenza. Simplemente se sintió molesta consigo misma, ideó un plan y él en un par de gestos y palabras le dio la vuelta utilizándolo a su conveniencia. ¡Fue vilmente saboteada!
Y lo peor de todo, lo disfrutó.
Justo así la encontró Hikoro atravesando la puerta dónde estuvo apoyado Sasuke minutos atrás dando una declaración tan directa.
—¿Señorita Sakura?
—¡¿Sí!?
La aludida hizo una mueca ante su propio tonó de voz y alzó la vista. Se fijó rápidamente en Hikoro y su sonrisa afable. Si pudiera adivinar, vio un destello de complicidad en esos experimentados ojos.
—He regresado con el almuerzo.
Por todos los medios Sakura se obligó a no pensar en lo cálido que son los dedos de Sasuke contra su oreja, ni tampoco los orbes oscuros sobre ella. Sobre todo, su aliento cálido y caliente sobre su piel.
Agitó la cabeza y asintió ferozmente a la mujer.
Ayudó a Hikoro a llevar la bandeja. Despertó a Kiba suavemente y luego de lidiar con una que otra queja somnolienta, y la promesa propia de obtener un alimento adecuado, se tranquilizó lo suficiente para no perseverar con sus pensamientos respecto a las sensaciones que provocó Sasuke.
—Iré por Sasori —avisó Sakura cuando Hikoro se despidió después de traer todo.
Desvió con éxito sus pensamientos a unos menos peligrosos de provocarle un paro cardíaco.
Cada pieza fue uniéndose, de las que reunió durante la discusión con los líderes, y más segura de sus suposiciones, Sakura esperó unos minutos antes de encaminarse decididamente a las habitaciones.
Se detuvo específicamente frente a la habitación de Sasori y entró sin tocar la puerta a sabiendas que él estaría holgazaneando en la cama, recostado con los brazos abiertos mirando el techo.
Efectivamente, Sasori no se inmutó ante su presencia, en cambio, señaló con un dedo la esquina de la habitación.
—He descubierto que allí hay una pequeña araña, tan insignificante. Quizás no tenga su nido por aquí, no veo ninguna telaraña, pero podría anidarse. ¿Debería matarla?
La extraña pregunta no hizo más que avivar las sospechas de Sakura, entrecerrando los ojos, se cruzó de brazos fingiendo considerarlo. Luego inclinó la cabeza a su dirección, en una falsa aceptación.
—Primero dime ¿por qué te molestarías en aplastar una mísera araña?
—Aunque no lo creas, las arañas son peligrosas. Algunas son venenosas, y por lo que vi, el joven maestro de este hospitalario pabellón tiene restringidas la mayor parte de sus capacidades auto curativas.
Por su bien mental, Sakura decidió analizar esa frase después, a pesar de la premura de la misma. Descruzó los brazos e hizo una señal con la mano, de su boca salió la única pregunta dicha con paciencia infinita:
—¿Hasta cuándo fingirás ser mi hermano, maestro Ryu?
Entonces Sasori permaneció relativamente quieto sobre la cama y Sakura consideró que era un verdadero fantasma. De pronto, él se abalanzó hasta quedarse sentado y apoyar los codos en las rodillas abiertas, una sonrisa divertida asomándose en su rostro haciendo una imagen de por sí extraña para cualquiera que conociera a Sasori: él jamás sonríe de esa manera tan pícara.
Sólo con esa sonrisa, Sakura confirmó sus sospechas del inicio: su hermano mayor jamás asistió a la reunión, fue su maestro disfrazado de él. Identificó activamente la resignación que se enroscó en su pecho.
Repentinamente el cabello pelirrojo corto de Sasori comenzó a crecer, al mismo tiempo que su cuerpo se agrandaba a hombros anchos y las piernas se alargaban; lo más notorio fue la transición del rostro juvenil a uno mayor, pero sin perder su atractivo y tez pálida, y el cambio de color de iris: pasando de café oscuro a verde centellante.
Y así, en breves segundos "Akasuna Sasori" se transformó en "Yugure Toru". El Inmortal cuyo aspecto es un enigma por resolver para la sociedad.
Suspiró audiblemente. Debería sorprenderle tal engaño, de verdad, pero ya nada de lo que hiciera su maestro le impresionará activamente. Ha visto demasiadas cosas anormales y al azar con sus propios ojos. Constantemente se pregunta si su maestro dejará algún día su actitud traviesa y juguetona.
—¡Me atrapaste, querida discípula! —Aplaudió una vez Ryu, negándose a levantarse de la cama y, en cambio ladeó la cabeza a un lado. Su largo cabello abundante cayendo sobre su espada y la sonrisa pícara en sus labios demostró a Sakura cuan divertido se encuentra—. Vamos, rápido, dime cómo me descubriste.
Otro tic nervioso asaltó la ceja derecha de Sakura, ¡que alguien le dé paciencia!
—¡No lo hagas sonar como si estuvieras orgulloso de engañar a los líderes!
Ryu parpadeó dos veces seguidas.
—Pero si estoy orgulloso.
Ella se quejó.
—Por el amor de-
—Vamos, no te estreses. Mejor ven aquí. —Ryu inmediatamente palmó a su lado indicándole que se sentara. Su mano se topó con la espada Yugure, y tras darle una mirada de "Ah, no recordaba que esto estaba aquí" la tiró al suelo no teniendo la más mínima consideración.
Sakura miró con lástima la espada, esa misma que los líderes que veneraron y adoraron, sin tan sólo supieran como la trata su maestro... no le tendrían la misma estimación.
Pocas veces ha visto en acción a la espada Yugure, comúnmente cuando entrenaban con espadas, Ryu tomaba cualquiera de su modesto artesanal. Jamás lo ha visto empuñar personalmente a Yugure.
Ahora su curiosidad aumentó. Anteriormente apenas le daba excusas de "olvidé dónde la dejé" y "por ahí debe estar".
—Maestro, no deberías tirar tu espada así.
—¿Espada? ¿Te refieres a esa basura? —cuestionó Ryu visiblemente confundido, dándole un golpecito a la funda con la punta del pie—. Debería subastarlo, apuesto que alguno de esos líderes moriría por tener mi espada entre sus reliquias. ¿Crees que nos saque de pobres?
—Te recuerdo que tú no eres pobre. Soy yo la que tiene pocos ingresos.
—¡Tonterías! Si este venerable maestro es rico, sus discípulos también lo serán.
Virando los ojos al cielo, Sakura recogió la espada y salió de la habitación ignorando las réplicas de su maestro quién la siguió de cerca quejándose de la poca atención recibida por su discípula y la malvada espada se llevó todo el amor.
—Deberías tratar a tu espada con respeto, posee un alma —citó Sakura inconscientemente mientras limpiaba la funda a golpecitos delicados, ignorando por un momento el origen de dicha declaración.
Y cuando lo recordó, provocándole un espasmo interno y estupefacción, su maestro se rascó la barbilla y fulminó con la mirada la espada de funda negra sobre las manos de su discípula.
—La trataría con respeto si tan sólo me sirviera de algo. ¡La ingrata se selló sola y no deja que nadie la empuñe! —reclamó resentido—. Dame una razón de porqué debo conservarla.
Sakura agitó la cabeza sacándose de toda emoción momentánea.
—Nos sacó de problemas en la reunión. Admite que es útil.
—Por supuesto —concedió Ryu, y de inmediato agregó cruelmente con una sonrisa plana—: como un adorno inservible.
En medio de su discusión llegaron a la sala común dónde Kiba y Hiruzen estaban acomodando los cuencos alrededor de la mesa baja. En cuanto Kiba se viró a ellos y reconoció a Ryu, sus ojos se ensancharon y se levantó de un salto.
—¡Lo sabía! ¡Sabía que había algo extraño con Sasori!
—¿Eh? ¿Mi actuación fue tan mala? —cuestionó Ryu pidiendo opinión de Hiruzen quién asintió con la cabeza no pareciendo sorprendido por su apareció. Eso le hizo saber a Sakura que su abuelo sabía desde el principio del engaño.
—Para cualquiera que no conozca a mi nieto mayor, sí logras engañarlos.
—Y yo que creí haber actuado bien —refunfuñó el pelirrojo sentándose grácilmente frente a la mesa. Hiruzen a su lado le colocó unos cuentos, y agradeció silenciosamente.
Frente a él, Kiba continuó con su análisis.
—Comenzando por la elección de ropa —señaló con los palillos toda la silueta de Ryu, quién se miró a sí mismo teniendo pensamientos diferidos y una mirada de "¿No parezco pobre? Lo sé, mis ropas son sedas finas, no se puede evitar"—. A Sasori no le obsesiona el color rojo y negro como a Sakura y a ti. Él prefiere utilizar colores neutros, el café o azul oscuro son un ejemplo.
—Lo que me causa ruido, es tu aspecto, Kiba —sentenció Ryu interrumpiendo. También señaló con un ademán a... todo—. ¿Por qué demonios pareces un artista callejero? Sé que tienes mejores ropas.
Kiba miró como si fuese obvio.
—Estamos interpretando el papel de "artistas callejeros", no podemos recabar monedas si los aldeanos nos ven envueltos en espectaculares kimonos.
—Ah... pensé que te desagradaron las túnicas de entrenamiento que les di, me ofendería que no las utilizaras.
Kiba agitó la cabeza y estampó las manos en la mesa.
—Maestro, no desvíes el tema. Y retomando el punto anterior, él no sonríe tan "casual" cada dos por tres como lo estás haciendo ahora mismo —indicó ante la sonrisa divertida del mayor. Luego agregó sin remordimiento hundiendo los palillos en la comida—: Y te faltó ser un poco más gruñón.
—Sin duda —comentó ociosamente Hiruzen tomando té.
Ryu absorbió la información y con un pesado suspiro tomó los palillos que Sakura le ofreció.
—Me falta mucho por aprender si quiero imitar a mis discípulos.
—Por favor, abstente de eso en el futuro —murmuró sombríamente Sakura, pero Ryu no prometió nada.
—¿No comerás?
—Desayuné abundantemente, ustedes son los que necesitan recobrar energías. Especialmente tú, Kiba —acertó a decir empujando un cuenco repleto de verduras condimentadas, las favoritas del peli café, Kiba la miró con las mejillas infladas como una ardilla que guarda sus nueces. Le dio una sonrisa afable—. Gracias por cuidarme anoche, debió ser cansado estar en vela.
Kiba tragó ruidosamente, posterior sus mejillas se sonrojaron por la felicitación.
—¡Siempre cuidaré de mi hermana mayor sin dudarlo! —exclamó Kiba sonriendo resplandeciente, aceptando el cuenco ofrecido alegremente.
Ryu los miró a ambos contemplativo, masticando paulatinamente, casi pareciendo satisfecho de su interacción casual.
Pero no por esa imagen tranquila y aparente serenidad Sakura dejaría pasar la cuestión importante. Después de ser todas sonrisas con Kiba en medio de otra charla casual, compuso un semblante más mortal cuando se dirigió a Ryu.
—Entonces, maestro ¿serías tan amable de iluminarnos de cómo te enteraste de esta conferencia discusión?
Ryu tragó el bocado de verduras condimentadas, no mirando a Sakura quién preguntó después de permitirle un par de bocados ociosos. El mayor se la pasó divagando sobre lo deliciosa que es la comida y que hubiera sido superior si hubiesen dado pescado.
"¡No esperes una hospitalidad completa si vienes de sorpresa!" y aunque Sakura lo gruñó al principio, a Ryu se le hizo fácil continuar hablando.
Así que ahora no podía ignorar la pregunta directa. El rostro relativamente relajado se endureció un poco, líneas de expresión por el borde de sus ojos verdes mientras atendía a la implicación de su discípula.
—Me informaron sobre tu participación en la lucha contra esa demonio. Y conociendo a mi imprudente discípula estimé que utilizaría todo su poder. Las consecuencias de tus actos serían cuestionables, si el ataque fue planeado, lo cual es muy probable, encontrarían la manera de incriminarlos.
—Acertó en sus suposiciones, maestro. ¿Escucharon toda esa revuelta? ¡Los líderes no dejaban de lanzar argumentos estúpidos! —exclamó enojado Kiba.
—Parte de sus argumentos eran sólidos con respecto a la cautela de la identidad del Inmortal —opinó su abuelo.
—Aunque no de nuestro origen —gruñó Sakura por debajo.
Hiruzen miró a ambos semidemonios con un deje de tristeza.
—La sociedad todavía no está lista para incluirlos, sólo es cuestión de tiempo —consoló.
—Claro, y mientras tanto nosotros soportamos los prejuicios —refunfuñó Kiba bastante infeliz, agarró un pedazo de zanahoria y masticó sin piedad. Pero a medio trago recordó otra pauta importante—. Maestro ¿por qué fuiste a la aldea en busca del abuelo?
Ryu mostró una mueca ligera dejando los palillos a un costado, cruzando las manos debajo de sus mangas anchas y Hiruzen suspiró audiblemente.
—La primera intención era hacer que Sasori viniera con Hiruzen, pero hubo ciertos impedimentos por varias razones. Establecí un nuevo plan en el que no debía presentarme directamente, hubiera sido más desastroso. Así que me disfracé de Sasori y acudí "a mi nombre".
—Pero revelaste tu nombre —interrumpió Sakura. A nadie le pasó por alto que no dijo "verdadero nombre", sin embargo, optaron por dejarlo pasar—. Tendrá persecuciones en el futuro.
—No es como si pudieran encontrarme fácilmente. —Ryu se encogió de hombros, desinteresadamente—. Jamás imaginaran que me recluyo en lo profundo del Bosque de los Lamentos.
Ryu miró los ojos verdes de su discípula notando el verdadero problema en todo este embrollo. Sacando las manos de sus mangas, le dio unas palmaditas en la cabeza a modo de consuelo. Sakura se retrajo más en sí haciendo un mohín permitiendo el gesto, obstinadamente mirando la mesa.
—No fue tu culpa que tuviera que revelar mi identidad. Siendo sincero jamás pretendí que fuera un gran secreto, simplemente omití detalles cuando los antiguos líderes Uzumaki cuestionaron mi identidad.
Sakura no fue tan imparcial, continuó en un inusual silencio el resto de la merienda.
La autora quiere decir:
¡Les dije que entenderían porqué la reacción de "Sasori" interna del capítulo pasado era más traviesa. ¡En realidad fue Ryu todo este tiempo!
No se iba a quedar de brazos cruzados sabiendo que su querida alumna está en problemas. Y se preguntarán, ¿por qué no vino Sasori? Ryu no mentía cuando dijo que tenía otros asuntos que atender, ser líder de un asentamiento y cuidar de tus errantes hermanos menores no es fácil.
Conforme la espada de Ryu y su "Inmortalidad", su historia sí es conocida pero no tan sonada, además de no ser el único "inmortal" pero es el que más reciente se dejó ver. Y no se involcra con los asuntos políticos ni de los clanes. Así que él es está dónde está por un próposito.
Así que veremos a Ryu un par de capítulos. Tengo el próximo ya listo para públicar, de esta semana no pasa c:
¿Alguien quiere adivinar por qué su espada se sello sola? *lee sus teorías*
Y por favor, ¿podemos mencionar nuestro momento SasuSaku dónde ya creció esa tensión y en cualquier momento los niños se besuquean? ¿Alguien? ¿No? -c va a llorar- ESTABA ANSIOSA POR ESTE CAPÍTULO PORQUE, AH, TANTA TENSIÓN Y TANTO AMOOOOR
Calma, calma, que llegará c:
Como dato adicional, el personaje de Hikoro es un personje OC creado en otro fic, Descendientes del Sol, allí su papel es ser hermana mayor de Sasuke (aunque su apariencia es de una joven), y bueno, aquí... ¡ya verán!
En fin, nos leemos pronto!
Alela-chan fuera!!!
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