/26/ Caldera de tiempo (parte 1)

Holis, ¡les dije que iba a actualizar pronto!


Si le preguntan más tarde, en su defensa, Sasuke no previno que la cacería se saldría de control. Cuando puso un pie en el Bosque de la Muerte para completar la cacería, no imaginó en absoluto este giro de acontecimientos en dónde tenía que apretar una mano contra su estómago deteniendo el sangrado mientras corría, literalmente, por su vida.

¿Y es que acaso el nombre del mismo bosque no les dio un mal presagio?

En retrospectiva, todo iba a viento de popa. Al ingresar al terreno el primero en matar un objetivo fue Sai, apresurado por rebasarlo asentó el primer golpe. Seguido de Karin y Neji.

Este le dio una mirada rápida en reconocimiento respetuoso, y liderando a su delegación con Hanabi pegada a él, no escatimaron en abrirse paso y desviarse por el sendero en busca de sus propias presas. Lo mismo sucedió con Karin y los Uzumaki.

Sasuke respondió con asentimientos de cabeza y luego miró al cielo, las insignias resplandeciendo en lo alto, y escuchando el vitoreo a su alrededor de los Cazadores Uchiha cerca de Sai quién portaba una expresión engreída.

—¡El joven Sai es genial!

—¡Derribó al primer ente!

Haciendo caso omiso, Sasuke educó su expresión y se adelantó por el sendero separándose un poco del grupo en busca de sus propias presas. Si bien le dijeron que no debía sobre esforzarse no quería decir que le gustara ser pisoteado por los demás.

Aunque, pensándolo mejor, ¿qué beneficio tendría el reconocimiento en masa? Hizo su propia apuesta personal y no tenía intenciones de dejarlo caer en saco roto. Sus motivaciones eran diferentes. La perspectiva en pasar días adicionales con Sakura renovó sus fuerzas.

Lo pensó muy seriamente a medida que avanzaba y derribaba a los entes que tropezaban en su camino.

Contrario a su nombre, el verdadero bosque comenzaba medio kilómetro al fondo desde la entrada. Rodeado de pequeños riscos y laderas, precipicios y profundos cuyo fondo promete muerte y miseria por todos lados. Esta tierra ubicada en uno de los montes desabridos de la montaña, jamás se purificó por completo y en su lugar se utiliza para prácticas y entrenamiento a los discípulos; igual, en esta ocasión como campo de cacería para las conmemoraciones.

Andando por el camino desabrido y rocoso por indefinido tiempo, contó mentalmente las presas que llevaba hasta-

—Ahora son catorce —murmuró soltando la flecha que apuntaba a un ente. Este chilló al ser herido y se tambaleó hasta caer en lleno al suelo—. Quince.

Estos entes se movían gracias a la energía resentida de este lugar. Nada verdaderamente peligroso. Únicamente tallaban marionetas de un árbol en especial que atraía energía maligna, especialmente a los fantasmas, estos poseían brevemente el cuerpo hasta que eran destruidos. Las presas más impresionantes se trataban de monstruos que nacieron del mismo bosque, encontrados en lo profundo del mismo. El objetivo final era llegar hasta allí.

Sinceramente sobreestimó sus habilidades. Al dar media vuelta, notó un movimiento extraño a su derecha. ¡Un ente apareció entre dos enormes rocas y se precipitó a él traqueteando!

Magistralmente barrió el pie y sacó una flecha del caraj, disparando sin dudar.

La flecha que lanzó Sasuke pasó de largo sin rumbo fijo cuando el ente cayó fulminad segundos antes por una segunda flecha que provino del costado, robándole la presa.

Con una mirada seria, Sasuke volteó hasta toparse con Sai y fue evidentemente fue él quien tiró la flecha. Únicamente se encogió de hombros y sonrió burlesco.

—Qué lástima, ¿era tu presa? —se burló pasando de largo.

Controló por todos sus medios contestarle, teniendo varios pares de ojos sobre él, algunos expectantes y otros burlones. No pasó por alto que la mayoría predominaba en el último. Se tragó las palabras, y viéndolo indiferente, dio media vuelta dispuesto a marchar. No tuvo mucha suerte, otro ente se precipitó y otra flecha que no era suya acabó con el enemigo.

En esta ocasión volteó bruscamente encontrándose con el evidente deleite de Sai.

—¡No me mires así! Yo no tengo la culpa que seas muy lento.

Las risillas de los demás no se hicieron esperar y Sasuke entornó los ojos.

—¡El segundo joven maestro no es lento, tú eres un embustero! —exclamó alguien.

Sasuke notó después, a una cazadora de apariencia más joven que él. No le era desconocida. Una prima muy, pero muy lejana que casi olvida su parentesco si no fuera por los rasgos latentes familiares.

—¿Embustero? ¡No insultes así al joven Sai! —replicó otro a la defensiva.

—Solamente dice la verdad. —Sasuke intervino antes de que esa Cazadora tuviera problemas. Apreció su buena intención, pero prefería enfrentar sus propias batallas—. Por lo menos no tengo que recurrir a trucos sucios para obtener presas —alegó sin molestarse en mirar atrás para ver las reacciones, pero dedujo que debió tener el efecto deseando al escuchar un jadeo indignado de Sai.

—¿Cómo te atreves-?

Las alegaciones de Sai fueron cortados por una flecha dirigida a su lado, dejándolo atónito al igual que todos alrededor. Resulta que, sin que nadie se diera cuenta, un ente se escabulló entre las rocas y estuvo a punto de atacarlos. Al final, la flecha disparada del costado lo destruyó. La insignia de los Uzumaki brilló en lo alto.

Entre la maleza apareció Karin, dando grandes zancadas sin miedo a ser reprendida por la mirada de Sai. Concentrarse en detenerse frente a Sasuke con una mueca de suficiencia, su largo cabello se agitó mientras levitaba frente a él.

—A la cuenta de tres decimos cuantas presas llevamos. Uno, dos ¡tres!

—Quince.

—¡Catorce!

Se miraron mutuamente antes de que Karin gimiera en voz alta y lo apuntara con el dedo.

—¡Es injusto! A este paso ganarás la apuesta —se quejó en voz alta después de ver la sonrisita de lado que ocultó Sasuke antes de retomar su camino.

—¿Hicieron una apuesta y no me incluyeron?

Como era de esperarse, Ino llegó detrás con su propia delegación. Vagamente Sasuke se preguntó que tanto había avanzado para llegar al Bosque de la Muerte en dónde todos los caminos se unían. Al mirar más allá, se percató de que no estaban demasiado lejos, con caminar menos de cincuenta metros ya estarían dentro.

No veía a la delegación de los Hyūga, ni se diga a los Nara o los clanes menores, supuso que tomaron la misma decisión de los primeros.

Karin soltó un "hmp" impertinente, agitando las manos como si corriera un perro callejero.

—Nadie te incluiría a nada. ¿Qué clase de beneficio obtendría de una persona como tú? —renegó.

Ino sonrió alardeando con su arco brillante, incrustado un par de piedras preciosas cuales brillaban.

A nadie pasó desapercibido la mueca desdeñosa que Karin lanzó al arco. Muchos entendían porque, el mal hábito de los Yamanaka de alardear como trofeo las riquezas que el clan posee en ocasiones llegaba a hastiar (a excepción de ellos mismos). No es que los demás clanes sean pobres, más bien se difiere en la manera que lo demuestran.

—Puedo ofrecer más de lo que te imaginas —rebatió Ino, mirando directamente a Sasuke.

Si esto es una indirecta muy vistosa, lo único que Sasuke se atrevió a hacer a respuesta fue enarcar una ceja sintiéndose menos aludido que nunca. Desplazando la mirada como si hubiese escuchado un molesto insecto, retomó su andar al Bosque de la Muerte, ansioso de culminar el recorrido.

Detrás ignoró que Karin se burló deliberadamente de su falta de respuesta e Ino echaba humor por las orejas, siendo consolada por Sai. Siendo honesto, Sasuke prefería apresurar a todos, pero entendía que ocasionaría que lo vieran con una actitud poco cooperativa.

Pensaba en ello cuando de pronto, al asentar un paso, escuchó un grito seguido de un dolor agudo y penetrante en su estómago. Sucedió en menos de un segundo y fue tan repentino, no permitiendo que reaccionara a tiempo.

Detuvo su paso, bajando la vista con cierto desconcierto, descubrió que la punta de una espada sobresaliente de su estómago y la hoja bañada de su propia sangre fresca.

El silencio fue agudo y nadie se atrevía a dar un respiro tan audible. Sasuke rozó la hoja con la yema de sus dedos, dando media vuelta lentamente, miró a los demás que portaban expresiones distorsionadas e incrédulas. Sus ojos ensanchados viajaron en cada Cazador hasta dar con la funda vacía.

Faltaba Hanako, la espada de Ino.

La primera en reaccionar fue Karin. Dándose cuenta al mismo tiempo que Sasuke, se acercó furiosamente a la rubia.

—¡Ino, ¿cómo te atreves a dañar a Sasuke!? —exclamó Karin tomándola de las soplas, sacudiéndola.

Pero la rubia parecía tan consternada como los demás.

—¿Qué...? —Tan incrédula, Ino respingó y miró frenéticamente la funda vacía de la espada que colgaba en su cintura—. E-Esto... n-no... ¡no debe ser así!

Se comprendió su incredulidad. ¡Se suponía que nadie dentro de la cacería podía utilizar su espada! Antes de comenzar las competencias les colocaron un talismán sellador que impedía desenvainarla no importando cuando lo intenten, con el fin de evitar trampas innecesarias. Únicamente podían ser retirados por la persona que los colocó. En este caso los Ancianos del clan Uchiha.

—¡Joven maestro! —Finalmente, saliendo de su estupor, la misma discípula que habló por Sasuke allá atrás corrió hasta él con intenciones de ayudarlo.

Sasuke apretó los dientes y permitió su cercanía, explicándole en voz baja y concisa cómo ayudarlo. Se percibía el nerviosismo y la tensión en el aire, quedándose en el mismo lugar atentos a cada uno por si otra espada salía de su vaina.

La chica obedeció a sus indicaciones y se colocó a espalda de él agarrando con firmeza el mango, lo miró buscando su aprobación. Sólo después de obtenerlo se propuso a retirarlo de un tirón buscando que doliera lo menos posible, lo cuál sería imposible, el filo de la espada pasaría de regreso.

Sin embargo, en lugar de sacar la espada, la presión de la misma se deslizó hacia el fondo, enterrándola más. Sasuke dejó escapar un siseó silencioso de sorpresa, mirando sobre su hombro con urgencia ¿acaso quería matarlo?

Resultó que la chica tenía los ojos temblorosos y todo su cuerpo temblaba. Pero hablaba con claridad.

—¿Qué sucede? ¡No puedo! ¡No puedo mover mi cuerpo!

—¡Pero lo estás haciendo! ¡Se supone que debes sacarle la espada, no enterrarla! —exclamó Karin soltando a Ino que trastabilló, con el cuerpo tembloroso.

No perdiendo más el tiempo, Karin se apresuró a apartarla. Agarrándola de atrás y por las manos, intentó jalarla. Sin embargo, para impresión de todos, la discípula no se movió ni un ápice. Esto colmó la paciencia de Karin quién no tardó en gritar.

—¡Con un demonio, suelta la espada!

—¡Eso intento, pero no puedo! ¡Mi cuerpo no responde! —lloriqueó la discípula con voz chillona.

—¡Ino, llama a tu maldita espada! —gritó Karin.

Aun estando casi de rodillas, Ino intentó extender la mano y hablar. Como si le hubiesen puesto el Hechizo Silenciador, sus labios se sellaron y cayó de rodillas, quedando inmóvil que únicamente sus ojos agitados junto a la respiración era lo único que se escuchaba.

Sasuke escuchó la interacción con los dientes apretados, al mismo tiempo observaba el panorama frente suyo. Poco a poco los Cazadores comenzaron a mirarse entre sí, inseguros de cómo actuar hacia Ino que parecía temblar, tomándose las manos contra el pecho y una mirada de terror cruzando por su cara.

Repentinamente algunos Cazadores se agitaron bruscamente, doblegándose al frente y balbuceando sin parar.

—¡M-Mi cuerpo no responde!

—¡No toques tu espada!

—¡Apártate de aquí!

Paulatinamente se convertía en un caos caótico, personas retrocediendo, otras avanzando con extremidades temblorosas y renuentes, hablando para sí con pavor.

Actuando rápido, Sasuke viró hacia atrás y ordenó: —Karin, no la sueltes.

—¿Qué planeas hacer? —cuestionó ella con los ojos abiertos. Recibió una mirada urgente.

—Sacar la espada.

Dicho esto, Karin asintió sin preguntar más y abrazó a la discípula siendo el soporte. Sasuke apretó los dientes con anticipación y caminó cuatro pasos seguidos con rapidez y fuerza librándose del filo de Hanako.

La espada siguió en el aire, siendo sostenida por la discípula que no se movía y Karin inmediatamente la soltó a favor de ir con Sasuke, apretándole la herida con las manos pasándole energía espiritual ayudándole en acelerar un poco la curación.

—Estaré bien. —La calmó sosteniéndose el estómago con la mano derecha, sentía la sangre escurrir y concentró su energía espiritual desde el interior en sanar la herida. Karin se apartó cuando vio lo suficiente.

Observando el panorama general, los que se retorcían y los que podían moverse a voluntad se separaron en dos grupos. A las orillas del Bosque de la Muerte, los que tenían movilidad, un pobre número reducido de diez, mantenían a mirada fija al frente sobre los veinte quienes se retorcían o no se movían en absoluto a excepción de sus bocas. Gritando y pidiendo ayuda a ladridos.

Pero poco o nada podían hacer los demás más que alejarse para evitar que los dañaran.

—Esto es demasiado tétrico. ¿Estás seguro que esto no es parte del evento? —cuestionó duramente Karin a Sasuke, tensando la mano en su propio arco.

—¡El clan no orquestaría esta clase de espectáculo! —exclamó Sai, uno de los que sí tenía movilidad.

La mayoría se tensó cuando Sasuke negó con la cabeza, con la mandíbula apretada, confirmando lo que dijo su primo.

Debían darles crédito, es la primera vez que veían a Sasuke y Sai estar de acuerdo en algo.

—¿Qué hacemos?

La pregunta se extendió entre el grupo nervioso. Otros pocos mantenían la cabeza fría, en el caso de Sasuke, Karin y Sai al frente del grupo, contemplando con cierto nerviosismo a los otros que se retorcían. En el caso de Ino, permanecía quieta con las manos en el pecho y los ojos turbados murmurando por ayuda.

Antes de que cualquiera pudiera idear un plan, el silencio se precipitó a lo largo del lugar trayendo una ráfaga fría e incierta, cortando los gritos desesperados de forma abrupta y ninguno otro sonido irrumpió, excepto por las respiraciones pesadas de todos. El segundo grupo se quedó petrificado de pronto, en posiciones extrañas y en simultaneo, como si se hubiesen puesto de acuerdo.

Nervioso, Sai dio un paso al frente.

Y el mismo tiempo, una estridente risa juvenil femenina cortó la repentina calma, un sonido espeluznante sacado del mismo averno provocando escalofríos en la columna vertebral de todos, erizando de terror los vellos de sus cuerpos. Una amenaza. Nada parecido a un sonido humano, este se replicó con varias entidades distorsionándose entre sí, dando vueltas entre ellos.

Karin se tensó junto a Sasuke, que permaneció parcialmente inmutable, y Sai se estremeció, aferrándose con fuerza al arco que sostenía.

—¿De dónde proviene esa risa? ¡Es tan siniestra! —exclamó un discípulo Uzumaki mirando por todos lados.

Repentinamente, los cuerpos inmóviles volvieron a la vida llevando las manos a sus propias espadas, sacándolas de un tirón y sin esfuerzo provocando conmoción en el otro grupo. Las cabezas virándose a su dirección con una mirada en blanco, sin expresiones, haciéndolos ver como simples marionetas que daban pasos a su dirección, pero con la clara intención homicida en sus acciones.

Por inercia los diez restantes intentaron sacar sus propias espadas, pero ninguna arma cedió. Pequeños destellos entre la vaina y espada, negándose a ceder bajo la mano de sus maestros.

—¡¿Por qué no salen!? —gritó desesperado una Cazadora Yamanaka.

—¡Jala con más fuerza!

Pero Sasuke no compartió esa preocupación, de un tirón Kusanagi salió de la vaina. Ni siquiera el rápido avance de la multitud impidió que varias cabezas giraran a Sasuke quién yacía con la expresión sorprendida, los demás jadeando de la impresión, ojos muy abiertos a punto de caer en frenesí.

—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Sai boquiabierto. Sasuke lo miró estupefacto.

Sin embargo, por más que quisiera explicarlo, no sabría cómo. ¡Solamente retiró sin esfuerzo su arma! Negó con la cabeza, y los miró con cierta consternación. Pero tampoco tuvo tiempo de explicarlo, ¡de inmediato se vieron obligados a retroceder ante las veinte espadas que apuntaban a su dirección!

Si de por sí eran superado en número, siendo veinte contra diez, no habría problemas mientras tuvieran los medios para defenderse. El problema: esos veinte se movían ágilmente, portaban espadas desenvainadas y atacaba a matar a un pequeño número reducido de diez cuyas armas eran arcos y flechas, entre otras cosas.

Cada quién se enfrentó a dos, o más bien, los evitaron tratando de huir. Por más que pudieran hacerles frente, un tercero se metía en la pelea. Ninguno quería matar a sus compañeros controlados, pero tampoco morir.

Desgraciadamente los que eran controlados no compartían el mismo pensamiento. Cuando el primero de los conscientes cayó muerto al suelo, Sasuke aceptó que estaban siendo superados por número y armas. Él tenía a Kusanagi, pero no podía luchar y defenderlos al mismo tiempo.

Por ahora lo más inteligente es retirarse.

—¡Retrocedan! —gritó Sasuke con un ademán.

Los rezagados obedecieron, algunos no se alejaron a tiempo. Varios fueron los desafortunados que no atendieron pronto las indicaciones y terminaron heridos bajo la espada de sus mismos compañeros, suplicas y gritos agónicos se extendieron por todo el bosque.

Los pocos seis que lograron retroceder, se aproximaron en lo profundo del bosque lanzando flechas para contrarrestar a sus perseguidores hiriendo en lugares no vitales. Algunos dieron en el blanco, que eran en las piernas impidiendo que continuaran corriendo, otros fueron partidos a la mitad en el trayecto.

Sasuke era una fuerza mayor para ellos, sujetando la espada en mano y la otra apretando el estómago, se enfrentó directamente a Ino quién pasó de largo sobre todos y vino directamente a él con espada en mano. Rechazó el ataque interponiendo a Kusanagi enfrente, el choque de espadas vibró en su mano y replicó en el aire.

Así de cerca pudo observarla mejor. Los ojos de Ino no tenían vida, parecían dos pozos sin fondo y ni brillo. Su rostro, una perfecta capa de seriedad absoluta no mostrando ninguna reacción, ni siquiera movía los labios de forma siniestra como lo hizo minutos atrás. No quedaba nada de ella que dieran indicio de estar allí.

Apretó los dientes, intercambiando golpes. ¿Ino fue poseía por algún espíritu maligno o su alma extraída?

Sin darle tiempo de obtener respuesta, Ino marcó un arco y giró sobre sus propios pies, Sasuke no le dio la oportunidad de herirlo y saltó a la copa de un árbol, perdiéndose de la vista de ojos azules. Después saltó a la oscuridad cuando Ino arremetió en contra de ese árbol, el tronco recibió el ataque.

Sasuke aterrizó sin ruido lejos del ataque, en guardia de recibir el otro golpe, respirando pausadamente por la nariz. Esperó por unos breves segundos verificando que nadie lo siguió. Notó, después de mirar a Ino, que ella viraba a todos lados buscándolo entre el abundante paisaje, pero al no verlo cerca, continuó su camino.

¿Acaso no sintió mi energía espiritual? Se preguntó observando el comportamiento de Ino, alejándose cada vez más sin prestarle atención a él. En cambio, fue persiguiendo a los otros rezagados que veía a la vista. La vista era surrealista: Cazadores de demonios persiguiendo a otros Cazadores de demonios.

—No la siente —susurró rebuscando en la manga dimensional alguna venda que le ayudara aprisionar su herida del estómago que se abrió durante su encuentro con Ino. La sangre caliente escurría por sus dedos, manchando su kimono.

Repentinamente un silbido lo distrajo y algo explotó en lo alto del cielo. Entre las ramas de los árboles apenas logró visualizarlo, pero le pareció ver un destello azul parecido a las señales de auxilio de su clan. Perfecto. Alguien trajo consigo señales y alertaría a los demás. Se avergonzó un poco de sí mismo por no pensar en ello antes.

En su lugar se concentró en quitarse la parte superior del kimono dejando el pecho y los brazos al descubierto. Primero que nada, vendar la herida lo ayudaría a mantener unido la abertura y así sanaría más rápido. No era la primera vez que se vendaba alguna parte del cuerpo sin ayuda, tenía bastante práctica en el acto y no le fue complicado maniobrar los brazos alrededor de sí y vendarse mientras estaba alerta a su alrededor.

Desde esa altura trato de seguir el movimiento de los sobrevivientes, pero se distribuyeron en lo largo del bosque sin miramientos, desapareciendo de su vista. Tampoco veía la cabellera inconfundible de Karin o la presencia de Sai. Supuso que lograron escabullirse lo suficiente para perseverar.

Permitiéndose un respiro, terminó de vendarse y se cubrió de nuevo el torso. Colocó a Kusanagi en su rodilla alzada y continuó analizando. Afortunadamente no hubo otra baja y los rezagados se dispersaron a tiempo, a excepción de los tres desafortunados. Consideró la situación, si acaso eran el único grupo bajo esta condición o los otros en los diferentes puntos tuvieron este percance desafortunado.

Además, estaba la misteriosa risa que resonó en el bosque. ¿Esa criatura controla a los Cazadores? No cabía duda. Si acaso podía manejar a más de cincuenta personas a la vez... su poder y capacidad eran inigualables. Fuera de lo que alguna vez se había enfrentado, a excepción del Reska, claro está. Pero de ello se necesitaron al menos cinco Cazadores veteranos para prevalecer.

En el plano de ahora eran más, sin embargo, desconocía quienes habían sido controlados y quienes no. O que condiciones eran las requeridas para estar bajo control o si acaso era el único enemigo. Principalmente, desconocía su apariencia y habilidades.

Sea como sea, lo primero que debía hacer era encontrar a la criatura que los controla.

Su oído captó una breve pisada a sus espaldas. Lo desconcertó brevemente. No sentía ninguna energía espiritual o demoniaca irradiar de lo que sea que se esté acercando. Agarró con firmeza el mango y esperó paciente a quién sea que se acercara, aparentando no haberse percatado de su presencia.

Cuando lo escuchó a menos de dos metros, se volteó empuñando la espada-

Pero deteniéndose abruptamente al ver el rostro asustado de Karin cuyas manos yacían alzadas, peligrando al filo de Kusanagi.

—¡Soy yo, Karin! —susurró furiosamente.

—... Lo siento.

Menos cauteloso, Sasuke retiró la espada en su posición original.

Sintió a la pelirroja colocarse a su lado en silencio y despacio, quedando hombro a hombro, observó el mismo panorama entre el follaje de hojas y ramas, ocultos de la vista.

—¿Cómo me encontraste? —cuestionó Sasuke aún sin mirarse. Luego cayó en cuenta y resopló un poco—. Cierto. Tu poder.

Se regañó a sí mismo por olvidar el poder heredado que recibió Karin, del mismo modo que sentía la energía de los demás, era capaz de esconder la suya o de otros. Una habilidad bastante útil en cacerías en las que se enfrentaban contra demonios o si intentaba cometer un asesinato sigiloso (lo cual creía imposible de su parte).

—Te vi cuando te escabulliste de Ino y no volviste a salir. Pudiste haber escapado, pero preferí arriesgarme que vagar sin rumbo —explicó Karin suspirando, con las manos temblorosas, el arco entre sus piernas y los ojos contraídos. Sasuke tarareó un gesto de comprensión—. Únicamente... estoy aturdida. ¿Qué diablos está sucediendo?

Él se preguntó lo mismo con pesadez.

En ese momento un pequeño silbido resonó. Alzando la vista, vieron el momento exacto en que una señal de emergencia iluminó en lo alto, la insignia de los Hyūga brillando en lo alto.

—Bueno, no somos los únicos que tenemos este problema —dijo Sasuke con el rostro sombrío. Bajando la vista, se topó con unas personas claramente controladas pasando de largo. Las insignias de los Hyūga en ropajes.

—¿Qué deberíamos hacer? —Karin se cubrió el rostro, frustrada—. Nos superan en número, ellos tienen armas y pretenden matarnos. Pero yo...

Su mano se contrajo en puño y Sasuke comprendió.

A pesar de que ellos tuvieran intenciones de matarlos, sabían que solamente estaban siendo controlados o poseídos. No eran ellos mismos, pero tenían los rostros familiares de amigos y condiscípulos, personas quienes alguna vez pelearon codo a codo o tuvieron alguna charla trivial. Quienes tenían una vida y fueron sometidos a contra de su voluntad.

Jamás podrían asesinarlos de esa manera.

Sasuke no se imaginaba asesinando a su propio primo, por más molestoso e irritante que fuera, no le ha dado los motivos necesarios para desear su muerte y esperaba jamás tenerlos.

Le dio a Karin un apretón de comprensión y ella le devolvió una sonrisa apenas ligera.

—Primero reunámonos con los que no han sido controlados —dijo a comprensión, mirando el cielo con cierta esperanza.

En absoluto Sakura imaginó que su tarde transcurriría de esta manera: corriendo velozmente por toda la ladera a dirección del lugar de la competencia, con una sola palabra inundando su mente frenéticamente.

Sasuke. Sasuke. Sasuke.

Desde un principio pareció una mala idea que él participara en la competencia, a pesar de que Sasuke insistió que solamente haría acto de presencia y no se forzaría innecesariamente. ¡La próxima vez haría caso a sus instintos y lo ataría a una cama si lo veía necesario!

Cuando Konohamaru llegó al Pabellón Aware, ya estaban los preparativos y marcharían sin problema. Esos pocos instantes estaba siendo ignorante a lo que vendría después con la idea ilusoria de retornar en menos de un día, tiempo perfecto a esperar que Sasuke culminara con la cacería. Posterior, él recibiría el tratamiento mientras Sakura recogía los ingresos que Itachi reunió en su ausencia y retornaría de regreso a la aldea.

Todo planeado meticulosamente.

Siendo escoltada por Konohamaru e Itachi, Sakura y Kiba iban a sus espaldas. No siendo cuestionados más allá de una mirada curiosa. No se acostumbraba a ver a dos artistas callejeros —vagabundos, quizás— en los alrededores del clan Uchiha, menos aún junto al heredero del Clan. Pero los discípulos estaban centrados en las competencias que no se cuestionaron demasiado.

El atardecer pronto a caer trajo consigo una explosión de colores carmesís y rosados, combinado con un profundo violeta azulado, pareciera que el cielo se convirtió en un lienzo que plasmaba la belleza de la naturaleza. Y Sakura lo observó en silencio con fascinación, preguntándose si el día de mañana el cielo se vería así, le gustaría verlo con Sasuke.

¡Tin-Tong!

¡Tin-Tong!

Repentinamente una campana sonó sonando por toda la Villa de Fuego. Itachi se detuvo en seco, virando la cabeza al costado al igual que Konohamaru. Ambos con expresiones de alerta.

La campana seguía sonando.

Y Sakura viró en dirección a dónde veían los dos Cazadores. Con los ojos entrecerrándose al percibir una fuerte presión demoniaca y vagamente familiar.

—Maldición —murmuró Konohamaru.

—¿Qué significa que la campana suene? —cuestionó Kiba no pasando desapercibido las expresiones de los Cazadores.

—La Torre de Contención, dónde se purifican a los entes, ha sido atacada —dijo Itachi con preocupación.

—¿Qué criatura tienen allí? —Sakura apenas tuvo momento de preguntarlo cuando un discípulo vino corriendo de esa dirección, con los puestos en Itachi.

—¡Joven Itachi, tenemos problemas! —apenas llegando, se inclinó respetuosamente. De lo apresurado que se encontraban, Itachi le concedió inmediatamente el permiso de hablar.

—¿Cuál es la situación?

—¡El Reska hirió a los Ancianos y se fugó!

Al escuchar el nombre familiar, Sakura y Kiba se tensaron, ensanchando los ojos. ¡Un Reska en los dominios del clan Uchiha!

Itachi se apresuró a liderar el camino. Olvidando lo demás, el grupo se apresuró a la Torre de Contención. Los discípulos dispersos se apresuraron a seguir indicaciones. La mayoría de los mejores Cazadores se hallaban en la cacería. Afortunadamente los Cazadores con mayor experiencia y los maestros serían capaces de contenerlo, aunque los Ancianos fueran derrotados.

Pero mientras llegaban, Itachi y compañía debían retenerlo.

—¡Ve rápido a la sala de Banquetes y alerta al líder! —ordenó Itachi al mismo discípulo, quién asintió apresuradamente y tomó su espada para ir más rápido. La etiqueta prohibía volar en espada en la Villa o las aldeas, pero esta situación era apremiante.

—¿Por qué diantres hay un Reska aquí? —bramó la pelirrosa mientras seguía a Itachi.

—Es el mismo que trajimos del Monte de las Ánimas —aseguró Itachi doblando en una esquina—. Estaba en la fase final de purificación, no debería tener la fuerza necesaria para causar problemas.

Pronto vislumbraron dicha Torre, apartado de la sección principal para no perturbar la rutina cotidiana. Apenas entrando a la zona Sakura sintió la familiar opresión de energía demoniaca que enfrentó meses atrás, al levantar la vista, se percató de la imponente figura del Reska en lo alto de la Torre de Contención.

Junto al Reska había otra presencia, desde allí no se veía claramente al estar vestido de negro se confundía con el cielo. Sostenía una esfera reluciente brillando en dorado, una corriente de energía iba directamente a la boca del Reska como si lo estuviera alimentando.

Deteniéndose al borde, Kiba murmuró por debajo:

—Bueno, ahora está obteniendo energía externa para recuperarse. ¿Alguien sabe qué es la maldita esfera que sostiene ese engendro?

—Un núcleo de energía —dijo estupefacto Itachi, con los ojos muy abiertos—. Está alimentando al Reska con energía pura.

—Y por el tamaño de la esfera debió quitárselo a alguien poderoso —sospesó Sakura. Al cabo de un segundo, ensanchó los ojos e intercambió una mirada con Itachi.

—Uno de los Ancianos —dijeron al unísono.

—Genial, simplemente genial —murmuró Konohamaru atento a la información.

Sin perder más tiempo, Itachi desenvainó su espada haciéndola levitar y con un sello de manos, el arma salió disparada a la cima de la torre a impedir el proceso. La espada parecía una luz azul elegante pero imparable, y pese a su fuerza, fue detenida antes de acercarse por dos espadas que salieron del costado, ¡sin vacilación contrarrestaron la poderosa arma de Itachi!

El mismo Cazador arrugó la frente ante tal acontecimiento, estirando la mano y poniendo énfasis en sus ataques. Las armas enemigas eran rigurosas y siniestras.

Junto a él, Sakura gruñó por debajo: —Conozco esas armas. Pertenecen a uno de los fantasmas que diezmaron a Flores Danzantes.

Itachi no titubeó en su control, estuvo a punto, pero se mantuvo firme. La única muestra de su inexactitud se reflejó en sus ojos ensanchados y su mirada llena de gravedad. Sakura tuvo la vaga impresión que él conocía más sobre el asunto, luego en su mente se regañó por sus suposiciones estúpidas. Claramente poseía conocimiento de la situación, Konohamaru lo informó personalmente.

Itachi lo miró con ojos ensanchados, mirándola con gravedad.

—¿Estás completamente segura?

—Luché contra esas espadas, las reconocería en cualquier lugar —especifico.

Por la mirada del Cazador, Sakura anticipó lo que diría.

—¿Podrías ayudarnos a vencerlos? Tu experiencia sería de gran ayuda.

—La única manera de vencer a un fantasma es dispersando sus cenizas —le recordó amargamente—. Si quieres disiparlo, tendrás que hacer más que sólo dañarlo físicamente. Debilitarlo será esencial, y la música de Despedida servirá para que se reduzca a una llama que apenas tenga conciencia.

—Esta señorita sabe mucho al respecto.

La voz que se unió repentinamente pertenecía a Kakashi, quién aterrizó elegantemente junto a Itachi, sus ropajes se agitaron y la vista puesta en el punto más alto de la torre. Se vio una segunda espada reluciente arremetiendo en contra el fantasma y demonio, una estocada de la espada de Kakashi cerca de las criaturas y rebotó cual pelota contra la pared. Una capa roja emergió a su alrededor impidiendo el avance.

—Una protección de energía resentida —estimó Sakura con ojos entrecerrados.

—Correcto —atribuyó Kakashi, y su vista se deslizó a ella, con evidente intriga—. Es un momento inoportuno, pero debo preguntar ¿quién es usted?

—Quién sea no tiene relevancia ahora —replicó la pelirrosa bastante seria, haciendo un ademán a la torre—. No es que me interese, pero lo importante aquí es impedir que ese Reska diezme a su clan.

Dicho esto, un rugido emergió del Reska vino acompañado a una onda de energía demoniaca. El aire revoloteó agitando el ropaje de todos, apenas la potencia suficiente para hacerlos temblar, crecía a cada segundo que absorbía energía. Debían tratar con el Reska ahora, no después de que se fortaleciera.

Los únicos que posiblemente pudieran acercase sin verse demasiados afectados por la energía, serían Kiba y ella. Empero, no está desesperada en arriesgar a su hermano contra ese demonio. Notó la tensión en sus músculos y la ira crispado en sus ojos. Así como él, jamás olvidaría que esa raza fue responsable de la muerte de sus compañeros.

Una emoción susurrante a "venganza" se enroscó en su pecho.

Por otro lado, exponerse a tal energía demoníaca frente a un puñado de Cazadores era una idea contraproducente, si se descontrola seguramente la tacharían de confabulación y la encerrarían en las mazmorras.

Se miró las manos brevemente, sintiendo la energía oscura infiltrada enroscarse alrededor de sus dedos. Su maestro le advirtió que, desde exposición a la energía del fantasma de Naruto, se creó una grieta en los grilletes malditos que no haría más que expandirse a cada oportunidad de exposición.

Esto, a palabras de Ryu, es un efecto de la absorción desmedida de energía. Si no tenía cuidado y absorbía energía deliberadamente existía el riesgo de perder el control. Al igual si controlaba dicha energía, sería sumamente difícil de tratar si no estaba centrada.

Y no se hallaba ansiosa por comprobar que tanto puede controlar.

Así que no, en absoluto se ofrecería a luchar contra el Reska. Supuso que vendrán veteranos en camino, lo mínimo que podía hacer era ofrecer información mientras Itachi y ese maestro, Kakashi (había murmurado Konohamaru para ella en lo secreto) intentaban contenerlos.

—La energía resentida nos expulsará apenas llegamos a ellos —indicó Itachi. La espada regresó a su mano—. Debemos encontrar una manera de contener nuevamente al Reska.

—La canción de Batalla lo inmovilizará y la matriz de contención atrapará al Reska —dijo Kakashi llamando su arma. La reluciente espada se acercó con un sonido similar a un centenar de pájaros, rodeado de una electrizante energía. Vagamente Sakura se preguntó sobre la condición del arma, una habilidad fascinante—. En el caso del fantasma es más inteligente y será difícil atraparlo.

—Antes se usó una matriz de succión para drenar toda su energía, funcionó lo suficiente para debilitarlo y ahuyentarlo.

A Sakura no le pasó desapercibido la arruga en la frente de Kakashi, y deslizó la vista a ella con evidente sospecha. Como si considerara sus observaciones y las analizara cuidadosamente previendo un peligro. Tuvo un escalofrío de anticipación, seguramente algo en lo que dijo llamó la atención suficiente de este hombre para que la mirara con una extraña expresión en el rostro.

—La matriz de succión requiere de un objeto para redirigir la energía, debió ser un contenedor poderoso para soportar todo el resentimiento de ese fantasma —dijo a consideración—. ¿Qué medio utilizó para canalizar el resentimiento?

Oh. Siendo sincera, no estimó en las implicaciones y dudas que traerían sus palabras. Lo dijo por ayudar a Itachi, él no parecía tan receloso de sus métodos. Cauteloso, sí, lo desconocido debía tener un punto a considerar con cierto recelo, pero no dudoso.

Le devolvió la mirada sin inmutarse.

—¿Qué importa qué medio utilicé? El fantasma no volverá a caer en el mismo método —aseguró Sakura desviando la atención, no con éxito, de eso está segura. Kakashi todavía la miró con sospecha, pero Sakura no cedería. No revelaría así sobre su afiliación con la energía resentida y su resistencia—. Así que piensen en otra manera. El Reska está a punto de ser liberado. Puedo entretener mientras tanto al fantasma junto a Kiba y Konohamaru, ustedes dos encárguense del Reska.

Nivelación de poderes. Sakura y Kiba no contaban con energía espiritual, pero Konohamaru sí y antes ella se enfrentó al fantasma, tenía la ventaja de conocer sus movimientos. Solamente de esa manera prevalecerían brevemente mientras llegaban los refuerzos. A este punto, observando a su alrededor la extraña ausencia de vida, se preguntó cuando llegarían.

Y, hablando de refuerzos, repentinamente algo estalló más alto que la Torre de Contención, brillando inmensamente en una insignia de los Uchiha. Por un breve momento, nadie dijo nada tratando de asimilar lo que se veía.

—Una señal de auxilio —notificó Konohamaru como una ocurrencia tardía.

De pronto, Itachi palideció repentinamente trayendo un mal presentimiento a Sakura.

—Viene de dónde se está llevando a cabo la cacería.

Cacería. Señal de auxilio. Peligro.

¿Acaso era coincidencia un ataque del fantasma y una señal de socorro lanzada desde la arena de la cacería?

No, claro que no.

—Sasuke —jadeó Sakura audiblemente, su voz sonando estrangulada y lamentable, atrayendo la atención de los cuatro hombres a su alrededor. Cada uno tuvo una expresión diferente de preocupación.

Sin pensarlo dos veces, giró en dirección a la bengala. Su prioridad más clara que el agua dejó a interpretación su posición, importándole poco lo que sucedieran con la situación del Reska. Lo más importante para ella es la integridad de Sasuke, los demás podrían encargarse de sus asuntos aquí y sobrevivirán.

—¡Señorita Sakura, espera! —exclamó Itachi, apenas dando unos pasos hacia ella— ¡No sabemos que sucede allá!

—¡Con más razón iré para averiguarlo! —gritó de vuelta continuando su trayecto.

No prestó atención a los discípulos que corrían atendiendo órdenes, vagamente se percató que uno de ellos le dio una mirada larga. Sakura apenas le dio un vistazo rápido antes de escabullirse entre los edificios.

Pronto sintió dos presencias seguirla, al virar a sus espadas, notó a Kiba y Konohamaru siguiéndola se cerca. Esperaba que Kiba la siguiera a dónde quiera que ella fuera, pero ¿Konohamaru?

—¿Por qué diantres estás aquí? —espetó Sakura duramente con la intención de sacarle sus intenciones.

El chico le miró con suficiencia.

—¡Apuesto a que no conoces el camino al Bosque de la Muerte! —exclamó Konohamaru con un bufido. Sakura no tuvo los argumentos para contrarrestar a la verdad, cuando salió corriendo lo único que pensó fue en Sasuke, no cómo llegar a él. Konohamaru hizo una señal y dobló entre una ladera de piedras y riscos—. ¡Por aquí, es un atajo!

—Más vale que lo sea —alegó siguiéndolo de cerca.

Los guio por un camino empinado arreglado previamente, pasando entre laderas y riscos abundantes. Konohamaru, explicó mientras zigzagueaba entre caminos, ir detrás de las montañas y riscos le abriría paso a la parte lateral del Bosque de la Muerte, entrando por el último camino cerca del centro. Una ruta corta y accesible. Lo que sea que haya perturbado la cacería sería visible desde allí.

A cada paso hacía más frío, pero Sakura prestó menos atención a su propia reacción. Nada que le afectara, ha pisado lugares más fríos con menos capas de ropa encima. Y la creciente preocupación del bienestar dudoso de Sasuke inundaba toda su mente no ayudaba a controlar su inquietud.

No tardaron en visualizar un acantilado cuyo fondo no era otro que el Bosque de la Muerte, sin embargo, apenas dando un vistazo Sakura sintió la energía pesada proveniente del centro del bosque. Y no sólo eso, una creciente nube se precipitaba sobre todos los árboles, arremolinándose como un furioso huracán de maldad y lamentos conjuntos.

Deteniéndose brevemente a la orilla del acantilado, observo detenidamente el panorama general. A pesar de la distancia pudo visualizar con nitidez los zarcillos de energía demoniaca, golpeándose entre sí y las chipas electrizantes cruzando la nube que espesaba cada vez más. Al mismo tiempo expulsaba bruma alrededor errante en un rango promedio.

Frunció el ceño, contemplativa. Flanqueada por Kiba y Konohamaru, este estaba lívido mientras sacaba el talismán de detención de energía y esta se quemó al mínimo contacto con el aire. Incluso a esta distancia tuvo efecto.

—¿Q-Qué clase de criatura provocaría esto? Es demasiada presión de energía malvada —Konohamaru estuvo tentado a retroceder, pero se mantuvo firme en su lugar pese a los escalofríos que recorrían su columna vertebral.

Seguramente él nunca había sentido una presión de energía demoníaca tan intensa. Sakura lo estimó mientras asentía, estando de acuerdo con observación. Incluso para ella, tal panorama le era completamente nuevo y a la vez familiar.

—La inmensidad de energía es brutal y siniestra —concordó entrecerrando los ojos, pensativa analizando el panorama general—. Que pueda manifestar su poder así supone que quizás sea una clasificación Salvaje...

Al decir esto, la bruma repentinamente se fracturó en sí, moviéndose de una manera extraña antes de precipitarse al suelo, impactándose salvajemente en el suelo matando todo tronco y árbol a su alrededor. Inesperado y letal, los dejó con la boca seca y llenos de incertidumbre.

—... O posiblemente un Ira —agregó Sakura, ladeando la cabeza retomó su andar por el camino buscando acercarse.

—¿¡Una clasificación Ira!? —Konohamaru expresó terror.

—Posiblemente. Incluso podría ser un Salvaje en transición a Ira, un demonio o fantasma. Debo mirar de cerca para decirlo con certeza —aseveró seria sin detener sus pies.

En lo secreto especuló sobre un demonio.

El miedo del menor estaba justificado. Después de todo los Ira no son comunes entre los poblados. O un caso parecido aún no ha caído a sus manos. Lo que se ha dicho de los Ira es que traen destrucción y muerte a una ciudad completa, apenas pudiendo ser contenidos por Cazadores de los más veteranos. Encontrarse uno así de cerca y atacando inesperadamente a todo un grupo de Cazadores de demonios dentro del territorio de los Uchiha, demostraba cuan poderosa es la criatura y consciente de la propia locura en adentrarse a la boca del lobo, confiando ciegamente en sus habilidades para causar problemas a más de cincuenta personas a la vez y salir ileso.

Desconocían la situación dentro de la barrera, pero Sakura estimó que no del todo bien al ver la segunda señal de auxilio, esta vez de los Hyūga, brillar en un espacio en que la bruma no había cubierto la visión del cielo.

—Esa señal está más cerca —indicó Konohamaru la dirección opuesta y ajustaron el trayecto.

Ir a ciegas sería lo peor. No sabía la ubicación actual de Sasuke, acudir al primer grupo que pedía ayuda le parecía factible por ahora, de allí se abriría camino en dirección a la primera señal.

A medida que se aproximan a la barrera antinatural de energía demoniaca, Sakura sintió gradualmente la presión acumulándose en su pecho y las pequeñas molestias en su cabeza, un eco sordo que irá aumentando entre más tiempo permanezca entre la energía demoniaca.

Las voces, dolorosamente familiares, comenzaron a acariciar sus oídos entre sutiles susurros y risas armoniosas, como si le estuviesen dando la bienvenida después de un largo tiempo. Lo cual, dentro de su radar, así era.

Tratando de ignorar todos esos murmullos, miró de reojo a Kiba analizando su proceso. Agradecía enormemente que Kiba no fuera afectado directamente y no escuchara nada. El único indicio de que le afectara era el ceño fruncido entre sus cejas, revelando la incomodidad y esfuerzo. A contrario de ella, su hermano ha tenido menos exposición a la energía demoniaca, pero gracias a su propia descendencia la manejaba bien.

La ventaja de ser semidemonio, supuso.

Y como si el pensamiento le cayera en lleno como un valde de agua fría, viró la cabeza a su otro costado encontrándose con la mirada contraída de Konohamaru, comenzando a jadear y sudar por todos lados. La fina capa de energía espiritual lo protegía a la exposición de energía demoniaca. Por un momento Sakura maldijo su estupidez de permitir que los siguiera hasta acá. Konohamaru aún no fortalecía su núcleo de energía espiritual lo suficiente para soportar esta energía malvada.

Es tan desconsiderada que no pensó en los efectos de la energía sobre él.

Deteniéndose en seco, hizo lo mismo con el chico forzándolo a continuar.

—¿Estás bien? —inquirió, la urgencia oculta detrás de su firmeza.

El chico parpadeó, desorientado al principio y el pliegue de su frente arrugándose. Sakura colocó un brazo a su hombro menudo en apoyo e inspeccionar su rostro, especialmente los oídos y la nariz temiendo que comenzara a sangra, afortunadamente no llegó a ese extremo. Contempló la confusión del menor tomar fuerzas, sus gestos le dieron la respuesta que esperó con antelación.

Quiso darse un cabezazo contra la roca más cercana por su imprudencia. Idiota, ¿por qué no recordaste su procedencia humana? Desconocía la capacidad total del núcleo del menor, y por extensión, su resistencia a la exposición de energía demoniaca. No lo arriesgaría por su imprudencia e ignorancia.

Lo mejor sería apartarlo por esta ocasión.

—Retrocede desde aquí. La energía sólo será más espesa a medida que avancemos y ni siquiera los Cazadores serán capaces de entrar —dijo en voz mesurable, pero firme y en orden. Al ser la mayor aquí, debía considerarlo y por más que quisiera enviar a Kiba de regreso, sabía que él no iría a voluntad propia. Pero mandaría a Konohamaru en su lugar, eso funcionará por ahora

—Pero señorita Sakura, quiero ayudar —jadeó él, con fuerza a penas y mantenerse de pie.

Sakura negó con la cabeza, pero sin apartar la mano segura de su hombro.

—Tu cuerpo no está acostumbrado a la exposición de esta energía, si continúas avanzando comenzarás por los *siete orificios y luego perderás la conciencia —y serás una carga en lugar de ayuda, no lo dijo porque sería cruel, en su lugar le ofreció otra tarea—. Ve y avisa a Itachi sobre lo que descubrimos: un demonio, posiblemente de rango Ira.

—¡Por lo menos espera los refuerzos! —incitó contraído el chico—. No sabemos qué sucede adentro y podía ser peligroso que se adentren solos sin ayuda.

Aún sabiendo que tenía razón, Sakura fue inflexible negando con la cabeza.

—La barrera se fortalece mientras hablamos y habrá un punto en que ni siquiera nosotros, siendo criaturas con afinidad demoniaca, nos dejará entrar. No es una simple coincidencia el ataque del Reska y la aparición de esta criatura. Tienen uno objetivo.

Dicho esto, retiró la mano e indicó al menor con un ademán el regresar. Konohamaru estuvo de pie allí, mirándolos con los ojos muy abiertos y temerosos, queriendo a leguas desobedecer su orden. Pero al final, asintió a cuestas y retrocedió, con mucha dificultad y renuencia.

Entendió su misión, claramente debía ser el portavoz de la situación externa de lugar. Una vez que ellos entraran y la barrera se fortaleciera, la situación interior será completamente desconocida e incierta, por lo menos hasta que la criatura muriera o los del exterior entraran.

Y en el peor de los casos, que todos los Cazadores dentro del Bosque de la Muerte perecieran.

Se negó a considerar la tercera opción.

—Comprendo —farfulló el chico—. Informaré sobre lo que sabemos. Alguien sabrá qué hacer.

Sakura le dio una mirada en blanco. En secreto se preguntó cuál de todos los lideres daría en el clavo y liberaría la energía demoníaca alrededor, enviando ayuda. Fuera quién fuera, agradecería que lo hiciera rápido. Conoce sus propias habilidades y si lo requería utilizaría todo su potencial, a pesar querer evitarse que su propio poder le explotara en la cara, prefería esto a que la situación se saliera de sus propias manos y la vida de Sasuke peligraría.

Rebuscó en último momento en la bolsita dimensional. En cuanto lo alcanzó dos piezas del interior, se lo arrojó a Konohamaru sin reservas. Este lo atrapó al aire, un poco sorprendido al ver Elementales en sus manos.

—Son Elementales, utilízalos para protegerte.

En un principio tenía pensado sacarles provecho, pero al final lo pensó mejor y delegó algunas para ella misma, no los utilizaría directamente, por supuesto, sin energía espiritual era imposible. Pero en situaciones como esta que las personas a su alrededor podrían serles de gran ayuda —dígase Sasuke o Konohamaru— vendría estar prevenida que lamentarlo.

—Gracias. Lo utilizaré sabiamente —aseguró el chico con seriedad. Luego la miró intensamente, con preocupación y esperanza—. Por favor, señorita Sakura, joven Kiba, vuelvan a salvo con el joven Sasuke.

Después de estar en silencio toda la conversación, Kiba rebosó con un estallido de confianza. Dando golpes a su pecho cual cavernícola de las cavernas y sonriendo alentadoramente.

—No te preocupes, ¡traeremos a tu joven maestro vivo!

Y así, después de una intensa mirada del menor, les dio una reverencia en desmedida y retrocedió sobre sus pasos.

Viendo la espalda de Konohamaru perderse rápidamente entre la espesa bruma, el alivio marcó cada fracción del rostro de la pelirrosa. Por unos segundos lo contempló desaparecer tocando el borde de la flauta, Yuki, descansando en la faja de su cintura.

Después giró bruscamente retomando su andar con Kiba a su lado.

En lo alto del árbol de ciruelo que se hallaba en lo profundo del Bosque de los Lamentos, una silueta se apoyaba en la cima con la vista puesta en el horizonte, en su mayoría el cielo siendo de un oscuro color azul profundo salpicándose de estrellas radiantes y apenas una rendija rosada.

El ceño fruncido en el rostro varonil demostraba cuán concentrado estaba en lo que sea que estuviese haciendo.

—¿Maestro Ryu? —Shikamaru habló desde el suelo. A pesar de la distancia y estar por casi diez metros hacia abajo, sabía que Ryu lo escucharía y viceversa.

Una corriente de aire agitó los ropajes oscuros de Ryu y su larga cabellera roja suelta sobre su espalda. La flauta, Chenqing, deslizada en el cinturón rojo emitió una pequeña nota inquietante. Llevó una mano allí, como si quisiera tranquilizarla, y en ningún momento alejó la vista.

Luego, entrecerró la mirada.

—Puedo sentirlo. Sakura está exponiéndose a una fuerte energía demoniaca —dijo de pronto Ryu. Shikamaru arrugó los ojos, claramente consternado—. Esa niña, se lo indiqué específicamente...

Se interrumpió a sí mismo cuando un destello plateado atravesó su campo de visión. Teniendo de fondo el color del cielo oscuro, fue fácil visualizar la mariposa traslucida que volaba a él, emitiendo un destello de luz propia y dejando tras su vuelo un camino de brillos relucientes. Un mensaje había sido envíado a él.

Extendió la mano dejando que la extraña mariposa reposara en su dedo índice, escuchando algo no dicho en voz alta. Entonces su ceño se profundizó y la mariposa batió las alas emprendiendo un nuevo vuelo, alejándose de él. Lo dejó ir observando el camino de brillos que dejaba hasta que se camuflaje con el paisaje.

—Shikamaru.

—Dime, maestro.

Ryu aguardó silencio unos segundos antes de hablar intercambiando una mirada con el fantasma que aguardaba por sus órdenes.

—Envía una carta a Hiruzen —pidió, devolviendo la vista al horizonte—. Sakura necesitará un respaldo cuando llegue las confortaciones por lidiar con esa demonio.

—¿Crees que Sakura estará bien? —cuestionó Shikamaru.

Ryu no respondió. 

 *siete orificios: los dos ojos, las dos orejas, la boca y los dos orificios de la nariz. 

Eh, eh ¿Quién se imaginó que los discípulos serían controlados? ¡la pelea no es divertida si no es todos contra todos! (no cierto). Pero ahora sabemos qué sucedió para que Sasuke estuviera herido :( 

Por otro lado, ¡Sakura al rescate! No malinterpreten, a menudo me gusta pensar a Sakura fuerte e impulsiva "¿Qué su persona importante está en peligro? ¡No dudará en ir a ayudar sin importar que arriesgue su vida!". Kakashi no tuvo tan buena impresión de ella debido a lo que preguntó, pero luego se dará cuenta, dejenlo ser. 

¿Alguien puede adivinar quién es la demonio que los controla?

Y por último, Ryu apareció en escena *gritillos internos* sin comentarios a lo que no dijo *cierra la boca* lo veremos en los siguientes capítulos.  

Si acaso recuerdan, este fic es inspirado y referenciado por dos obras chinas y, Chenqing es de Mo Dao Zu Shi y la mariposa plateada que visitó a Ryu es referenciada a Tian Guan Ci Fu y se ve así 

¡Es que son tan lindas! 

Nos leemos el próximo capítulo, igual vendrá mañana, todo a la velocidad de la luz. Si sienten que estamos avanzando lento, es debido a todos los diferentes puntos de vista. Una vez que estén juntos prometo que no será pesado. 

Nos leemos pronto, ¡Alela-chan fuera!

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