/25/ Calla rumores
Hola, hola!
Lo sé, lo sé. Sé que quieren lincharme ya que dije actualizar el fin de semana, pero se me atravesaron unos inconvenientes y poco puede hacer para actualizar hasta ahora.
Como compensación por la tardanza, el capítulo es el doble de largo que generalmente es. Y, además, ya tengo otros 2 capítulo solo para corregir y listos para subir. ¡Esperenlo en esta semana!
—¿Vamos a la Villa de Fuego?
—¿Qué te hace pensar eso? —devolvió Sakura con los ojos al frente.
Caminaban a dirección de las montañas por casualidad. En realidad, Sakura pretendía conseguir un pequeño regalo para Sasuke, independientemente del resultado de las competencias le demostraría su apoyo. Alguna vez ella recibió dos pares de aretes de él, cual uno par traía puesto con toda la dignidad del mundo, lástima que estuvieran ocultos por la capucha.
Alrededor diversos puestos se extendían por el mercado, a lo largo de la calle y cualquiera pensaría que iban de paso ya que ella daba segundas miradas a los objetos exhibidos, por más que los mercaderes ofrecían sus productos con entusiasmo y frotaban las manos entre sí, lo único que recibieron fue una breve mirada.
El único objetivo en mente yacía al final de la calle, un puesto de armas bastante surtido. Una pequeña daga llamó su atención ayer por la mañana que vagaban ociosamente por la calle y en ese momento pensó que sería un buen regalo.
Se ajustó por costumbre la capa sobre su cabeza, no parecía extraña, la mayoría portaba capas de ropa extra, con la estación otoñal casi culminada se apresuraban a abrigarse.
Es la única que mantenía la capucha ocultando su cabello rosado y Kiba mostraba una postura relajada caminando a su lado, aun manteniendo sus túnicas andrajosas queriendo proyectar la imagen de "artista callejero". Ella, en cambio, recibió kimonos rojos nuevos de entrenamiento por parte de su maestro y las portaba con entusiasmo, junto a la flauta deslizada por su cadera sostenida por el cinturón.
Cada vez que Ryu le daba un cambio nuevo de ropa se sentía como una niña pequeña que recibe regalos de su padre. No está mal esa emoción, y no rehuía de ese pensamiento. Su maestro también ha sido un padre en algunos sentidos, al igual que su abuelo Hiruzen.
—Apostaste por el hermano rico allá atrás e imagino que querrás ir a ver el resultado de tu apuesta —insinuó él casualmente haciéndole recordar a Sakura la pregunta que expuso en primer lugar.
Luego entornó los ojos. O solamente estás aburrido y por eso quieres causar problemas, pensó.
Conocía la naturaleza traviesa de su hermano menor, cuando el aburrimiento hacía mella ociaba entre el mar de personas en busca de malhechores que estuvieran ansiosos de probar su justicia. Pronto el puño de Kiba los detendría y apelaría que era justo y necesario. Bien. Sakura no replicará o intervendrá si golpea a un asesino o un estafador, le haría un favor al mundo.
Sin embargo, en esta ocasión intervendrá si es necesario. Prometió solemnemente —particularmente a Sasuke— no causar alboroto siempre y cuando no fueran provocados. Y hasta ahora ningún humano les causó inconvenientes. Después de todo, Sasuke dio la cara por ellos y lo mínimo que Sakura podía hacer es portarse debidamente.
Unos niños pasaron corriendo frente a ella tropezando con su andar, sosteniendo diversos juguetes. Se detuvo un breve momento para no tropezar en lleno con ellos. Los niños se disculparon entre risas, apenas mirándola y siguieran de largo sin prestarles atención.
Bueno, no es que los niños me hayan ofendido, pensó para sí. Se encogió de hombro y retomó su andar junto a su conversación.
—Por favor, me sentiré avergonzada si no tienes suficiente conocimiento de cómo funcionan las competencias —articuló lánguidamente, dándole un vistazo sobre el hombro—. ¿No se supone que eres un chismoso? Debes tener conocimientos muy extensos.
—¡Oye, lo que dijiste es muy ofensivo! Soy un investigador —se indignó Kiba inclinándose al frente con la mano a su pecho, defendiéndose apasionadamente de las ofensas de su hermana mayor quién descaradamente sonrió de lado—. Sólo recabo información ajena, pero necesaria.
—Claro, claro...
Lo vio suspirar audiblemente, conteniéndose a continuar hablando sobre una creencia pérdida. Pero tampoco se dispuso a darle cuerda, lo suficientemente ansiosa por continuar sus pasos al puesto de armas y evitar más distracciones.
Pero se arrepintió de no insistir a esa conversación cuando Kiba soltó tan despreocupadamente: —Entonces ¿quieres saber el resultado de tu noche con el hermano rico?
Un pequeño desliz que casi le costó su decencia. Sakura se tropezó con sus propios pies, lo único que impidió caerse en lleno fue su excelente equilibrio. Giró bruscamente la cabeza siendo recibida por la sonrisa autosuficiente de Kiba quién mantenía los brazos cruzados con un gesto deliberado.
Al mismo tiempo, algunas cabezas cercanas se giraron a ellos, pasando a su lado casi escandalizadas por la desvergüenza del joven castaño en decir casualmente una frase tan comprometedora. Susurrando que los jóvenes de ahora no conocían la decencia.
Sakura procuró cubrirse el rostro con insistencia, evitando que otros la vieran. ¡Luego decían que es la descarada! Estuvo tentada a que su palma visitara la cabeza de su hermano, pero respiró profundamente tratando de serenarse ignorando por su bien a los transeúntes que desviaron la atención de ellos.
Es menor que tú, debes cuidarlo, no lo contrario, se repitió dedicándole una fulminante. Kiba no hizo más que ensanchar la sonrisa, encogiéndose de hombros.
—¿Creíste que no me enteraría de tu encuentro con él? —preguntó retóricamente y Sakura desvió bruscamente la vista al frente, ardiendo silenciosamente en consternación mientras retomaba su andar. Claramente Kiba la siguió por detrás—. ¡Me lo topé por las calles ayer en la noche! Sé sumar dos más dos, ¿sabes? Ah, y, por cierto, esa caída de la cama no fue convincente.
Siguiendo pinchando a la mayor, Kiba se regodeó victoriosamente, pocas veces podía avergonzar a su hermana ¡y el momento oportuno había llegado! Agradeció a los Cielos por la aparición de Sasuke en sus vidas, ¡facilitó las cosas! Descubriría, más tarde, que únicamente el Cazador Uchiha sería su fuente constante avergonzamientos a con su hermana.
—No me sorprende que lo sepas, realmente eres un chismoso.
—Ya dije que soy un investigador. ¿Acaso eres tan inculta que no sabes el significado de las palabras?
La joven apenas pudo contener el bufido que escapó de sus labios.
—Entre los dos, sé más cosas que tú.
—Eres más chismosa que yo entonces.
—Tú-
—Pero estoy preocupado —interrumpió Kiba de pronto, frotándose la nuca con aires diligentes y arrugando la frente en un ceño fruncido—. Ustedes se vieron a media noche. Estuvieron solos en una habitación encerrada bebiendo licor...
Sabiendo a dónde iba el rumbo de sus pensamientos, Sakura entornó los ojos al cielo. No hicieron nada dudoso e indecente, en absoluto (¿acaso los abrazos y las lamidas de manos contaban como eso?) y sujetarse al próximo monologo de "porqué una mujer y un hombre no pueden estar sin compañía si todavía no se han casado" le irritaba de sobre manera.
Ya tuvo suficiente con las charlas incómodas con Ryu en el pasado, cuando tuvo la edad suficiente para soportarlo, le dio la famosa "charla de decencia" con la cara más seria que haya visto jamás. Sin duda uno de los momentos más bochornoso e incómodos de su vida. Y no quería repetirlo, muchas gracias. Preferiría sacarse su ojo y olvidarse de la decencia.
Aceleró el paso con tal no escucharlo, pero Kiba venía a su lado como chipo que no se despegaba, viéndose cada vez más preocupado. Le recordó vagamente a cuando eran niños huérfanos de las calles y se pagaba a su lado, preguntándole si acaso lo bollos al vapor que consiguió estaban envenenados. En retrospectiva, la preocupación genuina de un pequeño niño flacucho era más enternecedora que la preocupación fingida de un joven de diecisiete años.
Bufó internamente ¿acaso la subestimaba?
—¿Estás preocupado por mí? No hice nada indecente ayer, no tienes que defender mi honor —gruñó bastante hastiada y sin vergüenza alguna—. Así que puedes guardarte tus reprimendas.
—No, no, hermana. Me malinterpretas —expresó agitando la cabeza y viéndose repentinamente serio—. En realidad, estoy preocupado por Sasuke.
Un prolongado silencio se extendió entre ellos antes de que Sakura captara sus palabras y se detuviera abruptamente, girándose a él con una expresión incrédula en todas sus facciones.
Él extendió las manos al frente, fingiendo preocupación absoluta.
—Después de todo, eres tan desvergonzada que seguramente no dudaste en lanzarte sobre él ante la más mínima posibilidad. ¡Seguramente quedó aterrado por tu desvergüenza y huyó cuando intentaste aprovecharte!
Luego Kiba fingió estremecerse.
La ceja derecha de Sakura se contrajo peligrosamente. Si las miradas pudieran matar, Kiba ya habría reencarnado diez veces.
Pero decían que el que es ignorante prefería la felicidad sobre la verdad. Kiba no prestó atención y deslizó una mano por los hombros menudos de ella, dándole un apretón y apoyando una mano a su propio pecho de forma dramática.
—Esto lo digo porque soy tu hermano y me preocupo por ti —insistió, y Sakura consideró verse en una situación extrema de esconder un cadáver a más de cinco metros bajo tierra, específicamente el de su hermano—. No seas tan descarada o se hastiará de ti, y no queremos eso ¿verdad? ¡Después de todo, él nos sacará de la pobreza!
Suficiente. ¿Acaso se creía con derecho de faltarle respeto a sus mayores? ¡Le enseñará un par de lecciones!
—Tú eres el descarado vendiéndome así ¿No tienes conciencia? ¡Lanzas a tu hermana a la boca del lobo!
Su discusión parecía entretener a los civiles que pasaban a su lado y veían con cierta consternación a dos jóvenes hermanos discutir entre sí sobre la pureza de la doncella y su descarada imagen; y el joven maestro tratando de venderla al mejor postor (afortunadamente nadie parecía reconocer a Sakura por su extraño color de cabello y jamás escucharon directamente el nombre de Sasuke).
No sólo atrajo la atención a medida que avanzaban. Un par de cabezas giraron a su dirección y dichas personas no dudaron en acercarse tranquilamente.
Justo cuando Sakura pensaba seriamente en asentar un pisotón "amistoso" al pie de Kiba, su atención se desvió a la joven azabache que se colocó repentinamente frente a ella, acompañada por un joven detrás como si fuera su sombra. Los reconoció al instante.
—Hinata —dijo sorprendida, soltándose de Kiba.
La aludida le sonrió genuinamente, agachando la cabeza en saludo. Junto a ella, Shino hizo lo mismo pero un movimiento más profundo.
—Señorita semi- er, Sakura —se corrigió inmediatamente Shino tosiendo detrás de su mano. Le divirtió a la aludida y le dio un ademán de manos, importándole poco.
—Señorita Sakura, es un placer encontrarla por estos lugares. —En su lugar, Hinata reparó este desliz saludando sincera, enderezándose en todo su esplendor.
—Basta, me duelen los oídos de tanta formalidad —se quejó fingiendo un estremecimiento—. Dime solamente 'Sakura', es justo.
—Muy bien.
Hinata, observó Sakura, traía su cabello amarrado en media coleta alta y un kimono de diferente gama de colores con la que la vio la última vez, de un bonito bordado morado y patrones de pétalos de loto. Debajo se deslizaba un kimono blanco sencillo acompañado con bordes morados, pero lo más llamativo en ese momento fue la sonrisa suave y sincera que acompañó su rostro.
Estimó en breve silencio su actitud. Incluso cuando compartía correspondencia con Sasuke, ocasionalmente se colaba una carta de Hinata a la colección de cartas. Al principio se sorprendió, después de todo fue demasiado breve el tiempo que estuvieron juntas para considerar dejarle una impresión. Pero Hinata expresó mucha sinceridad por medio de sus palabras en querer conocerla menor.
Siendo honesta, seguía un poco renuente. Pero no descartó la posibilidad de no ser cortes y amigable con la sacerdotisa. Ya sea la influencia de Sasuke o sus propios ideales, Hinata no rehuyó cuando descubrió que era una semidemonio. Le daría el crédito necesario.
—No te ves sorprendida por mi presencia —contestó a cambio insinuando una pregunta directa—. ¿Sabías que yo estaba por aquí?
Hinata escondió la boca detrás de su manda, la evidencia de su sonrisa fue sus ojos cerrándose en medias rendijas de luna, dando aires de saber un enorme secreto, el cuál era cierto.
—Me topé con mi primo ayer en la noche y él me dijo de tu visita.
Hinata la miró.
Sakura le devolvió la mirada.
Y eso fue todo. Incluso ella tiene vergüenza. Tosió disimuladamente tratando de ignorar la leve mirada de complicidad que le brindó la sacerdotisa, no siendo la única que leyó entre líneas sobre dicha visita ¡Y Kiba parecía querer decir algo! Antes de que pudiera hacerlo, le dio un codazo nada disimulado, sacándole el aire, y Sakura sonrió radiante.
—En fin. Hinata, te presento a mi hermano menor, Inuzuka Kiba —presentó alegre mientras él se doblaba al frente con las manos en el estómago, cualquiera que lo viera parecería que hacía una profunda reverencia a la azabache cuándo en realidad se retorcía de dolor—. Kiba ¡saluda correctamente! Ella es la sacerdotisa Saito Hinata, y su acompañante, Aburame Shino.
—Un placer conocerlos —murmuró apenas Kiba, enderezándose y respirando dramáticamente.
Sakura vio por el rabillo a Hinata contener a tiempo una risa que amenazaba su porte. Metiendo las manos entre sus mangas, en un gesto que veía hacer a su maestro ocasionalmente, y les sonrió amable: —También es un placer conocer al hermano menor de Sakura.
Entonces ella cayó en cuenta de la presencia de Hinata, lo cual resultó muy extraño sabiendo que las competencias estarían iniciando y la mayoría del clan estarían entusiasmados en presenciar las peleas. Y de conocimiento proveído de la misma sacerdotisa por cartas, sabía que por el momento su posición dentro del clan era la misma que un miembro de la familia principal, por ende, una obligación estar allí.
—No digo esto por querer ser grosera, pero ¿qué haces aquí?
Mayormente las personas se ofenden por su franqueza y falta de tacto en las conversaciones llenas de frases indirectas tan corteses, cuando querías decir otra cosa en realidad debías ser sutil y expresarlo de una forma conjugada que lo diera a interpretar, sin perder la cortesía y amabilidad. Dando vueltas en un mismo círculo, ¿por qué no decirlo directo y conciso? Una pérdida de tiempo.
(Y no, no es lo mismo cuando se siente de buen humor y para su diversión da vueltas y vueltas con las palabras. Esto es otro punto, especialmente cuando Sasuke está cerca).
Afortunadamente, Hinata no parecía interesarle su falta de cortesía y le divertía su actitud directa, o el hecho de que tampoco mencionara a que no se dirigiera a ella por 'sacerdotisa'. Su rostro fue la eterna sonrisa suave de sus labios. Por detrás, Shino refunfuñó unas cuantas palabras parecidas a "ten más respeto por mi maestra..." pero, como siempre, Sakura ignoró felizmente sus palabras.
—Vine por unos bocadillos para ver las peleas, mi primo mencionó sobre unos pastelillos deliciosos y no había tenido la oportunidad de comerlos. Pero me distraje viendo una exhibición de baratijas y perdí la noción del tiempo —respondió Hinata casi encogiéndose de hombros, si sólo no fuera impropio de su porte—. Las competencias deberían estar iniciando.
Al decir esto, inmediatamente Sakura robó una mirada furtiva a la montaña, por un breve segundo antes de poner toda su atención en Hinata. La encontró sonriéndole suave y con un brillo ¿cómplice? (¿en serio?) en sus ojos lilas.
Tuvo un buen presentimiento de esto. Fue extraño, normalmente siempre espera lo peor.
—Entonces... —Hinata devolvió sus brazos al frente, una sonrisa gentil y suave se formó en su rostro, para consternación de Sakura y Kiba—. ¿Les gustaría ver la demostración de tiro al arco?
Sasuke dio una mirada alrededor mientras esperaba el inicio de las competencias. Un poco apartado de su propio grupo, los discípulos del clan Uchiha que hablaban entre sí, bromeando e intercambiando consejos. No extrañó mucho la interacción, acostumbrado a su propia soledad se mantuvo con un porte erguido. Algunos no se acercaban por ignorarlo, otro por timidez.
El objetivo principal de la cacería es matar al mayor número de objetivos y quedar en los primeros cinco lugares, al igual que las otras delegaciones de los clanes principales, ansiaban quedar en los primeros puestos de la clasificación de la cacería.
Honestamente, prefería quedarse atrás y no hacer ningún ruido. Pero a contrario, como discípulo principal tenía un deber que cumplir y demostrar sus habilidades, así enorgullecer a su clan. No se dijo tampoco, pero igualmente su aparición serviría para callar voces que se avivan en que el segundo heredero del clan Uchiha cayó en desgracia.
Aunque los demás subestimaran sus habilidades a causa de la falta de don, opacaba las demás habilidades que poseía. No sabía si sentirse ofendido o halagado que no le prestaran mucha atención ahora. Hace tres años atrás, su presencia era reconocida por sus habilidades personales. Y ahora que su edad para manifestar su don lo había alcanzado, varias cabezas giraron a otra dirección murmurando: "este es inútil, fijemos nuestra atención con el siguiente".
Le continuaba impresionando lo rápido que cambian las opiniones en masa, pero debería estar acostumbrado. Así se manejaba toda la política.
Prestó atención a medias mientras ajusta las cuerdas tensoras de sus brazos por costumbre. Deslizó la vista en lo alto del barrando, la pequeña construcción en que albergaba a los líderes de los clanes y sus cónyuges.
En medio objetivamente se halla los Uchiha, los anfitriones. A la derecha seguían los Uzumaki y los Nara; y a la izquierda los Hyūga y los Yamanaka. Unos escalones abajo, se asentaban los representantes de los pequeños clanes.
Sin prestar más atención, se volvió a lo suyo sintiendo que alguien se acercaba por detrás sin molestarse en ocultarlo. Al dar una mirada de reojo la sonrisa desinteresada de Karin lo recibió.
—¿Listo para la competencia? —cuestionó jugando con el arco entre sus manos. A diferencia del suyo que era negro, el de Karin brillaba en un rojo roble.
—Como cualquier otro —aseguró tranquilo bajando las manos preguntándose el motivo oculto detrás de la presencia de Karin, el cual supo apenas un segundo después.
—¿En serio? Necesito averiguarlo. En realidad, vine a hacer una apuesta contigo —dijo caminando al frente, su coleta se agitó mientras daba un par de vueltas mientras se giraba para quedar cara a cara, a medio metro de distancia. Sasuke frunció el ceño, intrigado y Karin se rió entre dientes—. Independiente del resultado, compitamos entre tú y yo.
Él entrecerró los ojos.
—¿Qué beneficio buscas?
—¡Vaya! Mi tía tenía razón, cada día más directo —halagó Karin con sonrisa—. No es más que un pequeño beneficio. Si tú ganas, puedes pedirme lo que sea, así que piénsalo detenidamente. Y si yo gano...
Hizo una pausa.
Y, siendo honesto, a Sasuke no me agradó el brillo anticipado en sus ojos.
—... Si yo gano me presentarás formalmente a tu amiga secreta y dejarás que la analice.
Ante la mención de 'amiga secreta' no se necesitaron más palabras, Sasuke sabía perfectamente a quién se refería. Sus ojos negros se oscurecieron más.
A vista de cualquier otro, él permanecía inmutable y sereno observando con aparente desinterés a la Cazadora. Pero referente a Karin que lo tenía frente a ella, fue espectadora de cómo sus hombros se tensaron casi invisiblemente y sus ojos se contrajeron en un gesto defensivo. Su indescifrable reacción sólo provoco que la sonrisa de Karin ensanchara.
—¿Por qué quieres conocerla "formalmente"?
—Se los dije ¿no? Jamás había visto un núcleo de energía como el de ella. —La mueca de Karin se transformó en una serena, casi pensativa desprovisto de malas intenciones. Ella siempre fue transparente como el agua, todas sus expresiones revelaban sus emociones, no dejó espacio para mentiras.
Y que dijera "el de ella" en lugar de "el de ellos", dejó abierta a pensamientos antiguos en Sasuke que cimentó las situaciones enigmáticas que envolvían a Sakura. ¿Acaso se habrá dado cuenta de la energía resentida en la pelirrosa? Por la mirada profunda de Karin, era una posibilidad. Él mismo desconocía las implicaciones de las mismas.
—Solamente quiero mirar su núcleo un poco más, fines de investigación. Prometo no mencionar su nombre en dado caso que descubra algo magnifico.
—No me corresponde a mi decidir —dijo finalmente después de sospesarlo—. Es su propia persona, no la obligaré.
—Ah, estimo que no es algo que concederá fácilmente —murmuró Karin, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño de pronto.
—Estimas bien. Su hermano sería una mejor opción.
La Cazadora negó obstinadamente con la cabeza.
—No, debe ser ella.
Con esas palabras, la teoría de Sasuke se fortaleció. Había algo intrigante en Sakura, en secreto también lo pensó, pero no estaba dispuesto a que otros lo descubrieran fácilmente. No cuando intuía que era un asunto a tratarse delicadamente y le perjudicaría a ella.
Observó por unos breves momentos en que Karin parecía concentrada en sus pensamientos, al ligero bullicio alrededor no parecía afectarle en absoluto. Para luego sonreír mostrando los dientes y girándose a él con una nueva mirada en sus ojos, casi viéndose determinados.
—En todo caso, cambiemos la apuesta: si yo gano, la convencerás con ella para acceder a una reunión conmigo.
—Hablaré con ella sobre una posibilidad de reunirse contigo —rectificó él. Esto sí podía concederlo, no debía anticiparse a la respuesta de Sakura, en verdad resultaba impredecible.
Podría estimar dos escenarios diferente con esta situación: la primera, Sakura declinaría la petición encogiéndose de hombros desinteresadamente, alegando que no le debía nada a los Cazadores y no estaba interesada en la propuesta; la segunda, accedería fingiendo felicidad absoluta, parloteando que sería divertido ver la reacción horrorizada de Karin al descubrir la energía oscura dentro de ella, sin duda una fuente segura de entretención.
Suspiró casi imaginándose la escena, así como su propia reacción: la exasperación cariñosa.
Desde que comenzó el día se negó a desviarse a los pensamientos con Sakura, la noche anterior, la mayor parte en particular parecía un borrón confuso. Incierto hasta cierto punto y hasta ahora no ocupó la mente en tratar de descifrar los acontecimientos previos.
Karin le dio una mirada larga, estimándolo.
—De acuerdo. Si tú ganas, entonces... —hizo un gesto con la mano.
Siendo sincero, no pensó detenidamente su propio beneficio. Pero la idea se formó en breve.
—Me presentarás a los mercenarios de Miyajima —estipuló.
Karin lo miró impresionada.
Miyajima es la aldea principal bajo la cobertura del clan Uzumaki, así como Konoha lo es para los Uchiha. El territorio donde residía los Uzumaki, la Villa de las Olas, estaba lejos por una razón: era una pequeña isla en medio del mar. La conexión con el resto del mundo se representaba por un enorme puente que conectaba la Villa de las Olas a las orillas de la aldea Miyajima; también conocida por ser el principal puerto para comerciantes y trueques dónde se podía encontrar hasta el objeto más extraño.
Pero esta razón no es la verdadera por la que cada vez que se mencionaba el nombre de la aldea se reconocía instantáneamente. Detrás poseía otra leyenda relacionada con el tiempo de las ascensiones de los mortales a dioses.
La más popular relata que el nombre de la aldea fue concedida a honor a que una vez allí vivieron dos dioses hermanos en su vida mortal: la diosa Amaterasu y el dios Susnaoo'o. Pasaron toda su vida en esas tierras ayudando a las personas que incluso sus ascensiones sucedieron allí, y cómo resultado dicha aldea siempre es bendecida por la protección de ambos dioses. Esto si los templos erguidos en adoración para ambos dioses decían algo.
Aunque, como dicen, es una historia aparte.
Volviendo a lo suyo, Sasuke no veía un beneficio propio en conocer a los comerciantes de dicha aldea, más bien la idea surgió para beneficio de Sakura. Le era crucial vender los Elementales que traía consigo al mejor postor ¿y qué mejor en el puerto dónde se hacían los mejores truques?
Y sí conseguía un contacto entre los comerciantes que comprasen los Elementales tendría dos pautas aseguradas: continuar viendo a Sakura en cada oportunidad de venta (teniendo esta excusa) y ella se ahorraría dos días de viaje partiendo desde el Monte de las Ánimas.
Hasta ahora desconocía cómo conseguía un número considerable de Elementales. Decididamente lo investigaría después, por ahora se concentraba en las competencias.
Si bien su encuentro con Sakura de anoche fue totalmente improvisado, no se arrepiente en absoluto, a pesar de que había partes borrosas en su mente posterior tomar la taza de licor. No por algo lo evita como plaga, su poca tolerancia es una burla constante que Tsunade y Kakashi tienden a resaltar con diversión. Él, por el contrario, ahora lo encontró un inconveniente.
Justo ahora recordó claramente que lamió la mano de Sakura, ¡lamió su mano!
Ahora que lo pensaba en sus cincos sentidos, quiso retroceder el tiempo y detenerse antes de que cometiera un acto tan descarado y desvergonzado. ¿Qué habrá pensado Sakura al respecto?
Lo peor, ¡sus recuerdos están difusos! Desconocía que sucedió primero y que después.
Siguiendo la misma línea de pensamientos, más tarde que temprano quizás recordará (lo que es probablemente no lo hará) para su desgracia. Mientras tanto tendrá que vivir con la incógnita hasta que Sakura se apiadará de él.
Karin lo distrajo de sus tortuosas cavilaciones al preguntar: —¿Y cómo te beneficiará este trato?
Sasuke lo estimó, obviamente no le diría que su propio beneficio es tener la excusa perfecta para respaldar su compañía en los próximos días mientras guiaba el camino. Karin le dijo su propio beneficio, naturalmente quería conocer el suyo.
No lo ventilaría tan alegremente.
—Expandir mi red de contactos —dijo inflexible evitando revelar sus verdaderas intenciones. Dejaría que lo interpretara como quisiera.
Karin resopló, no sorprendida por su respuesta conociendo su carácter. Lo dejó ser y extendió la mano a él en busca de pactar el trato.
—Entonces ¿trato?
Sasuke no dudó al estrechar su mano cerrando el trueque.
Pero apenas tuvo contacto, sintió una pesada mirada que le dio escalofríos, las intenciones asesinas bailando en el aire. Inmediatamente se enfocó sobre el hombro hasta toparse con los penetrantes ojos azules de Ino que los veía a la distancia, toda su postura tensa, lista para saltar a las manos unidas como si quisiera materializarse a su lado y deshacer el agarre.
No fue el único quién lo notó, la sonrisa burlona de Karin se ensanchó y dio palmaditas indulgentes a la unión de sus manos.
—Hasta aquí percibo sus celos —dijo divertida.
Lastimosamente, él no compartía el mismo sentimiento. Frotó su rostro con la mano libre, soltando una lamentación tan baja apenas percibida.
—Ni siquiera sé cómo se obsesionó conmigo —se permitió quejarse mientras Karin soltaba su mano. Ojos negros entre las rendijas de sus dedos reflejaron hastío—. Cuando la conocí, literalmente le dije "un gusto conocerla, señorita Yamanaka" y desde entonces no ha dejado de perseguirme.
—Supongo que así se ganan las acosadoras —retribuyó Karin no tan sutil a la burla.
Sasuke contuvo las ganas de entonar los ojos, desviando la vista equivocadamente a otro punto especifico en que le recibieron un par de ojos letales y llenos de rencor. No se trataba de otro más que Subaku Gaara, el tercero en el ranking y quién se autoproclamó su enemigo jurado.
Y, siendo sincero, no recuerda ni porqué.
Desde que su generación entró en las competencias para posicionarse en el ranking y venció a Gaara en la primera ronda, el joven pelirrojo lo ha mirado con profundo rencor. Incluso los años siguientes en que permaneció oscilando entre el tercer y cuarto lugar, lo miraba con ojos que parecían dos cuchillas letales que jamás abandonarían un objetivo. Tan persistente en el objetivo.
Ah, ya entiendo pensó Sasuke caminando su lugar, notando de reojo que no solamente a él lo veía, sino también a Neji. Tiene envidia de que Neji y yo ocupamos lugares superiores a él en las posiciones del ranking.
Debió suponerlo, no es difícil deducir al mirarse con cuidado, especialmente cuando tuvo a dicho pelirrojo apuntándolo con un dedo y declararlo su enemigo por superar. Lo siente tan lejano, una vida por detrás.
Pateó ese pensamiento sin remordimiento, centrándose en las competencias.
Pronto llamaron a las delegaciones a formarse debidamente por clan, una fila entre sí, teniendo al frente al discípulo mayor que los representaría. Mantendrían cerca los arcos y darían a los blancos posicionados en las dianas del otro lado del camino, lo suficientemente lejos para hacer sudar incluso a los experimentados.
El fin de esta demostración es dictaminar en qué sección entrarían las delegaciones conforme a su representante.
Dependiendo del puntaje, se les permitiría ingresar al terreno de la cacería por diferentes caminos. Iba desde las opciones más escasas en blancos, lo que reducía las posibilidades de ganar la demostración de habilidades, hasta el camino abundante y lleno de objetivos a diestra y siniestra.
Al final de cada camino se unían en el Bosque de la Muerte dónde estaban las presas más valiosas.
Tomando esto en cuenta, muchos se removían en sus lugares, ansiosos por demostrar su valía.
A pesar de ser los Uchiha los anfitriones, cuando Fugaku se elevó y anunció las reglas y pautas de la cacería próxima, concedió a la delegación de los Hyūga en tomar la primera oportunidad de tirar a las dianas. Madara resopló, no tanto impresionado y con un gesto desairado de manos indicó a su heredero hacerse de la oportunidad.
Neji asintió obedeciendo la orden, adelantándose al centro sobre la línea que marcaba el límite de posicionamiento. Se tomó un breve momento en colocarse en posición antes de colocar la flecha en el arco y tensarlo, como era de esperarse, dio en el centro a la primera. Los aplausos no se hicieron esperar, vitoreo de sus condiscípulos cuando regresó a formarse, dándoles felicitaciones.
Pero Neji simplemente hizo un gesto cortes y distante, agradeciendo superficialmente los falsos elogios.
—Mira esos lamebotas. Tan falsos —susurró Karin junto a Sasuke. Da la casualidad que las delegaciones estaban formadas de la misma manera que los líderes de clanes en lo alto del barranco. Y cuando Karin habló, incluso Neji logró escucharlo a medias.
Neji parpadeó lentamente en dirección de Karin, secretamente impresionado por su atrevimiento, luego regresó a posición inicial como si no hubiese escuchado nada.
—No puedo estar más de acuerdo con usted, señorita Karin —atribuyó Neji en voz mesurada. Alrededor algunas cabezas giraron a él, extrañados por su frase habiendo ignorado lo dicho por Karin.
La pelirroja sonrió sardónica y lo dejó estar. Por su parte, Sasuke enarcó una ceja teniendo una opinión sobre las palabras de Neji, por el tono de voz, en verdad lo creía así.
Erróneamente daba la imagen impertinente y engreída con un temple frío y sereno, así como Sasuke aparentaba en ocasiones y varios lo critican por ello; pero en realidad, eran lo opuesto, aunque con actitudes diferentes: Neji, poniendo un ejemplo, no contenía sus gestos al virar los ojos y gritaba cuando estaba enojado, o se sonrojaba furiosamente cuando Tenten le robaba un beso frente a los discípulos, procedía a refunfuñar y alejarse a grandes zancadas.
A continuación, fue el turno de Sasuke en tirar al objetivo. Contrario a las voces frenéticas y entusiastas que acompañaron a Neji —algunas más falsas que otras—, cuando el azabache se aproximó a la línea de límite lo acompañó el silencio. No le extrañó y tampoco permitió que el desazón lo persiguiera, estaba acostumbrado a no ser receptor de elogios extraños. Antes le quitaban el sueño, ahora no.
Parándose firmemente en posición, sacó con movimientos fluidos y rápidos una flecha del caraj colgado en la espalda. Apenas dio un vistazo al frente y apuntó al centro de la diana soltando la flecha de inmediato anticipando el resultado, después de todo, poseía una puntería desarrollada. El arco es la tercera arma que manejaba mejor teniéndola al mismo nivel que la espada, a excepción del guqin, lo tocaría hasta con los ojos cerrado.
La flecha que arrojó no solamente dio en el centro, ¡también traspasó el objetivo!
Por un breve momento reinó el completo silencio. Se pudo sentir el ligero shock de tal inesperado resultado a pensamientos de los espectadores, muchos creían que la fuerza del segundo heredero de los Uchiha iría en declive. Que el daño que obtuvo en su reclusión sería irreparable e impediría sus labores de Cazador, incluso se corrieron rumores que su reclusión fue sólo una excusa para ocultar una enfermedad mortal o un daño severo en su energía espiritual.
¡Sin embargo, esta inesperada acción calló la boca de los especuladores!
Desde los espectadores, pocas personas tuvieron una mueca de satisfacción y asombro combinado. Y sólo una pudo representar a todos sin represarías.
Karin silbó, impresionada y dando unos aplausos muy ruidosos que superaban con creces el volumen de voz permitido para cualquier persona normal. Los Cazadores a su alrededor le dieron una mirada compleja no sabiendo si reaccionar como ella o no. A la pelirroja no le importó, vitoreando sin parar.
Incluso para incredulidad del azabache, Neji dio unos aplausos lentos y breves. Pero aplausos, al fin y al cabo.
—¡Excelente fuerza y puntería, Sasuke! —elogió Karin sin miedo, apoyándose del hombro de un condiscípulo Uzumaki que la veía con ojos desorbitados—. ¡Tienes que enseñarme a fortalecer mis brazos!
Habiendo roto la impresión inicial, varios murmullos se extendieron a lo largo de los discípulos. Sasuke apenas estuvo interesado en prestarles atención, pocas veces a prestado oído a los chimes pero incluso estaba consciente de lo que se decía de él. Rumores del daño irreparable en sus brazos, a nadie le pasó desapercibido que siempre los traía vendados.
Sombríamente satisfecho, regresó a su lugar enfocándose en la pregunta de Karin.
—Simplemente haz paradas de manos por años —dijo él. Escuchó un susurro distante de felicitaciones de los condiscípulos, la mayoría a regañadientes, pero los más jóvenes, notó, parecían más genuinos. A estos les dedicó un asentimiento más sincero de agradecimiento.
No pasó la expresión agria de Sai, en la tercera fila, pareciera que tomó del té más amargo del mundo, el rostro contraído y la envidia brillando en su esplendor. No pudo evitar sentirse satisfecho de provocarlo. Un retorcijón inevitable. Desde hace unos días Sai no paraba de provocarlo, y a pesar de no corresponder a los insultos, no le sobraban motivo a que no sintiera la necesidad de devolverlo.
Notó, tardíamente, la sonrisa congelada de Karin llena de incredulidad por sus palabras.
—Espera, ¿parada de manos?
—Veo que tu fuerza aumentó —intervino Neji, un brillo de interés se reflejó en sus ojos cuando enfocó la vista en los brazos vendados de Sasuke—. A pesar de tus heridas, o eso dicen los rumores.
—Los rumores son rumores. —Sasuke no lo confirmó ni lo negó, después de todo, había verdad en las mentiras.
Neji alzó ambas cejas, poco impresionado al haber interpretado sus palabras y viró al frente, en silencio.
Los siguientes representantes de los grandes clanes no tuvieron resultados tan favorables, a excepción de Karin, quién con un poco más de preparación la flecha que arrojó dio en el blanco de la diana. Shikadai no era tan bueno para su desgracia y atinó apenas el cuarto de la notación y Kankuro... tuvo suerte de siquiera darle al blanco en realidad.
(Su demostración vino acompañado por las risas discretas de Karin por la rabieta no tan discreta de Ino ante la patética puntería de Kankuro).
En caso de los pequeños clanes, Gaara dio en el centro, como era de esperarse. Seguido de otros cuales tuvieron resultados lejos del centro, pero con suerte de ir en caminos que prometían victoria en los primeros cinco lugares. Los demás, Sasuke apenas les prestó la debida atención, concentrado en mirar a su alrededor con la vaga sensación de ser observado directamente.
Al centrarse unos minutos después, las demostraciones concluyeron y Kakashi se adelantó en la plataforma anunciando los resultados. Indicado a cada delegación ir por su camino. Destacadamente, tres de los grandes clanes irían por el primer sendero. Se podían escuchar murmullos emocionantes.
En última instancia captó la mirada penetrante de Kakashi, que parecía decir "Buena suerte, ten cuidado" a lo que Sasuke respondió silenciosamente por un "Gracias. Estaré bien".
Y encabezando a la delegación, se precipitó a la primera entrada.
A la distancia, Sakura soltó un suspiro leve mientras observaba la espalda familiar de Sasuke desaparecer por el primer camino. Permaneció en la misma posición por una clase desconocida de tiempo.
—La cacería no debería durar más de dos horas, ¿deseas esperar? —indicó Hinata al cabo de un rato junto a ella, con la vista puesta en el cielo.
Justo después explotó una luz de bengala revelando el emblema azul del clan Uchiha, siendo el primero en matar una presa. Seguida de la insignia roja de los Uzumaki y la morada de los Hyūga.
Sin duda este año sería una competencia reñida.
—Uh —murmuró Sakura viendo las insignias en lo alto.
Yacían entre la multitud de la derecha, vislumbrando con entusiasmo las bengalas. Algunos se dispersaron no bien acabó la demostración y otros marcharon junto a los líderes de los clanes que se ubicarían en el salón de banquetes dónde se acomodarían y verían desde la terraza el avance a de la cacería.
Sakura estimó si marcharse o aguardar el retorno de Sasuke, el elemento esencial de mezclarse entre la multitud se reducía a cada segundo, y no deseaba acarrear problemas. Suficiente fue el escabullirse junto a Hinata con el pase de jade que le concedieron. Los guardias reconocían a la sacerdotisa y tampoco replicaron la presencia de dos desconocidos cuando cruzaron el Tori de la cima.
No sabía si sentirse complacida por pasar desapercibido o un poco preocupada por la cabeza de los guardias. Cuando se enteren de su presencia serán los primeros en ser cuestionados.
—Vi suficiente, esperaré a Sasuke en Konoha —dijo con aires serenos dándose la vuelta.
Hinata la miró tratando de comprender sus intenciones, al final decidió concederle. Después de todo pensó que quizás Sakura se sentía nerviosa al estar rodeada de un puñado de Cazadores de demonios que no dudarían a sacarlas de rastras.
—No hablarás en serio —intervino Kiba, rebotando a su lado como un niño que se atragantó con muchos dulces y no sabía qué hacer con su energía—. Estamos en la Villa del Fuego, ¡es nuestra oportunidad para ver los alrededores! No todos los días puedes pasar a una Villa de Cazadores sin que te maten en el proceso.
—Olvídalo. No vinimos aquí a turistear —riñó Sakura acomodándose la capucha determinada a irse y no causar alboroto. Kiba se lamentó cual niño envuelto en una rabieta. Le dio una mirada amenazadora—. Cállate y sígueme antes de que llamemos la atención.
—Muy tarde, señorita Sakura.
La voz externa del grupo logró tensar a los cuatro por igual. En sus respectivos lugares resultaron sorprendidos. Sakura casi saltó como un gato asustado. Fue la primera en girar un poco la cabeza al ser objeto de la frase y casi pudo escuchar el suspiro de alivio que escapó de sus propios labios al darse cuenta que se trataba del heredero del clan Uchiha, Itachi.
—Ah... joven Itachi —murmuró haciendo una mueca. Fueron descubiertos.
Itachi los veía con una ceja alzada y una sonrisa condescendiente en sus labios.
—¿Le importaría tomar el té mientras esperamos?
Sakura intercambió una mirada rápida con Hinata que se veía un poco avergonzada al ser descubierta. Compartieron el mismo sentimiento y accedieron a la petición de Itachi.
Tácitamente dijo que no era el lugar adecuado para estar.
El Pabellón de Itachi, Aware, se hallaba apartado del dojo principal y cerca del Pabellón de Sasuke. Esto lo comentó el mismo Itachi cuando Sakura se detuvo abruptamente en la entrada de Aware observando la placa grabada con interés.
—El Pabellón de mi hermano no tiene nombre —soltó ociosamente Itachi pasando por su lado y un ademán a la derecha sin detenerse—. Quizás tengas la oportunidad de verlo. No está lejos de aquí.
Si Sakura pensó que las posibilidades eran bajas, no lo dijo y lo siguió en silencio.
Y así luego se hallaba sentada en la sala principal del pabellón alrededor de una mesa baja repleta de bocadillos y tazas al frente, humeantes en calor anticipante.
Itachi los sirvió después de despedir a los sirvientes que trajeron bocadillos y pidió no ser molestado hasta concluir las competencias. Nadie le rebatió, muchos creyeron que trataría asuntos serios con Hinata y compañía. Nadie pensaría que frente a sus narices había dos semidemonios.
Sakura mantuvo su aspecto oculto en todo el trayecto, sólo hasta que los extraños se fueron, permitió suspirar con un poco de tranquilidad. Pero ciertamente estaba al cuello de la consternación. A cada segundo que pasaban se le hacía surrealista la situación.
¡Estaba en una aldea de Cazadores de demonios tomando té con un Cazador! Y sin intenciones asesinas, que es lo más importante en toda la ironía.
—No te saludé correctamente allá atrás, señorita Sakura, pero no quería que descubrieran tu identidad antes de tiempo —comenzó Itachi ante el corto silencio de miradas fijas.
Sentada el frente se hallaba la aludida, bajó la capucha y sus labios mostraron una breve sonrisa seca.
—Descuida los modales, sabes que me importa poco —chistó ella, algo contraída y luego suspiró audiblemente. A contrario a sus palabras, se inclinó un poco al frente y agachó la mirada—. Me disculpo por la intromisión, sé que únicamente los invitados y residentes están permitidos en la Villa de Fuego.
—Eres invitada de la sacerdotisa Hinata, no veo ningún inconveniente —replicó Itachi observando a la sacerdotisa quién atinó a sonreír a medias, temiendo a una reprimiendo que jamás llegará. Desplazó la vista a Kiba que hasta ese momento permaneció milagrosamente en silencio—. Te recuerdo, eres de la aldea de semidemonios ¿cuál es tu nombre?
A Sakura no le impresionó que no recordase a Kiba. Cuando ocurrió el altercado del Reska, Itachi apenas tuvo cabeza para las presentaciones adecuadas con sus hermanos, más enfocado en buscar quienes ayudarían a sacar de la muerte a Sasuke; las cortesías estaban de más. Para cualquier otro sería una ofensa, empero para ellos que les importa un comino las impresiones estaba demás.
Kiba se presentó como si fuera la primera vez. Inclinando la cabeza en respeto, él no olvidó que Itachi era el hermano mayor de Sasuke y, por ende, heredero del clan.
—Inuzuka Kiba, un placer saludarlo de nuevo, joven maestro.
—Es mi hermano —agregó Sakura de inmediato, no quería crear otra impresión.
Itachi ofreció una expresión afable y asintió en respuesta a Kiba.
—El gusto es mío, joven Kiba. —Parecía que sus preocupaciones se disiparon un poco. Después se dirigió a Sakura sin borrar la expresión iluminada en su rostro—. Me alegra que estés por estos rumbos. Las competencias de este año serán reñidas y le vendrá bien a mi hermano un poco más de ánimos.
—¡Ajá! Ya veo que ánimos le diste ayer por la noche —susurró Kiba lo suficientemente audible.
Esta vez Sakura no tuvo compasión. Con un tic creciente en su ceja, jaló la oreja de Kiba a tal punto de doblarlo al costado y lo regañó sin importarle que Itachi escupiera el té que bebía y Hinata ensanchara los ojos, escandalizada y sonrojada. No se diga Shino, ¡la viva imagen de la perdición! Pasando los ojos de hito a hito en los tres.
—Tuve suficiente contigo, ¡un comentario más y te abandono cual perro callejero! No, olvídalo. Tengo más compasión por un perro callejero que tu estúpida lengua.
—¡Hermana, era una broma! —chilló Kiba dándole un manotazo para liberarse, lo hizo con éxito frotándose la oreja adolorida—. No seas tan enojona.
Sakura no se dejó ceder. Lo fulminó con la mirada.
—Tus bromas están de más aquí. Sabes que me importa poco lo que digan de mí, pero no menciones a Sasuke en tus payasadas, ¡tiene una reputación que cuidar!
—Siendo sincero, a mi hermano tampoco le importan los chismes —dijo Itachi entre pequeñas toses. Hinata estaba por ese rumbo, controlando la expresión de su rostro abanicándose con la mano y Shino seguía sin comprender.
Los ojos verdes de Sakura se entornaron en Itachi.
—Para tu tranquilidad, solamente fue una charla. Nada más.
—No cuestiono sus acciones, simplemente marco un hecho —atribuyó Itachi agitando la mano—. Lo conozco, es muy caballeroso respecto a...
—Podemos, por favor, ¿olvidar este asunto? —suplicó la pelirrosa. Como pensó, incluso ella tenía vergüenza, muy poca, pero la tenía.
Afortunadamente encontró otro tema apremiante. El punto de toda esta conversación.
—¿Sasuke estará bien en la cacería?
Itachi estimó la pregunta de Sakura, con los ojos entrecerrados y pensativo dejando caer el anterior tema.
A vista de los demás consideraba la respuesta, pero en realidad se debatía si confiarle a la joven pelirrosa la condición real de Sasuke. Por la mirada preocupada y la pregunta en sí, ella tendría una idea de lo que sucedía. Su semblante parecía anticipar la respuesta.
—Mientras no luche en serio, estará bien —reveló poco después retomando la taza en sus manos—. Se llegó al acuerdo que hará lo mejor que pueda sin sobre esforzarse.
—¿No hubiera sido mejor retirarlo de la competencia? —preguntó Kiba ociosamente, cruzado de brazos—. Así evitarían lo que sea que les preocupa.
—A menos que busquen ofender a los clanes, sí. Debe hacer acto de presencia —contestó Sakura en lugar de Itachi, para sorpresa de este. Kiba no dijo nada más, y solamente murmuró "apariencias". La joven regresó su atención en Itachi, tanteando el asunto—. En todo caso, si llegase a suceder lo peor supongo que tienen los medios necesarios para tratarlo.
A Itachi le dio la impresión de que estaba indagando para lo peor. Sabiendo que él no dejaría a Sasuke sin los medios necesarios para una posible recuperación, pero queriendo escucharlo de todas maneras. Su actitud entrañable le generó más dudas que respuestas. Empero, no era el momento adecuado de tratar con ellas. O por lo menos hasta haberlo discutido con su hermano.
—La curandera Tsunade no está muy contenta hoy, pero sí dispuesta —comentó Itachi recordando la antigua conversación de la rubia. No pudo evitar soltar un suspiro cansino, captó las interrogativas en Sakura y explicó paciente: — Ella estuvo en contra a que mi hermano participara. Al final él desobedeció sus órdenes. No está muy contenta con la situación.
—Y no la culpo, igual estaría enojada si me ignoran deliberadamente.
Itachi únicamente pudo sonreír en disculpa. Sería pretencioso advertir que Sakura conocía la terquedad de Sasuke y su sentido de deber, por lo que podían apretar los dientes y aguardar que no sobrepasaría los límites.
En caso sucediera dicho escenario, no quería imaginar las consecuencias. Sasuke prometió cuidarse debidamente, las competencias eran demostraciones, no un peligro real. Así que confiaría en él para este asunto.
Sin embargo, había algo en especial relacionado con Sakura. La observó serenamente escanear los bocadillos y pidiendo opiniones que Hinata daba gentilmente, señalando ciertos pastelillos. La sonrisa fácil que se dibuja en su rostro mientras transporta los dulces a manos de su hermano menor, Kiba, como si no hubieran discutido en absoluto. Una relación tan voluble llena de confianza.
Estimó a fondo si Sakura apreciaba la confianza que Sasuke depositaba en ella. Itachi conocía bien a su propio hermano para saber que, si bien quizás le confía la vida misma a esta mujer, había cosas que le ocultaría para no preocuparla. Poniendo un ejemplo, el agotamiento de reservas de la planta medicinal que lo ayuda a estabilizarse.
Apostaba una ración de mochis a que Sasuke enviaría una carta directamente a Hiruzen evitando que Sakura se enterara de momento.
La inquietud lo acecha, en cualquier momento su hermano agravaría. Una cuestión que no lo deja dormir en paz. Así que el deber de Itachi como hermano mayor que vigila el bienestar de su hermano menor, es adelantarse a sus pasos no importando que Sasuke se enojara con él después. Preferiría que estuviese molesto con él en lugar de una desviación de energía. Mínimo para enojarse debía estar vivo.
—Ahora sí, dime el motivo de tu invitación. —La voz de Sakura lo sacó de sus pensamientos. Rápidamente se enfocó en ella, viéndola masticar con cuidado un panecillo—. Dudo mucho que solamente me hayas traído para beber té y comer bocadillos. No creo que seas tan superficial.
No le sorprendió que ella lo dedujera pronto. Le dio otra mirada larga. Posterior la enfocó en Hinata, Shino y Kiba. Parecían absortos en lo suyo, pero es inevitable que escucharán. Si no desea que los demás cuestionaran en primer lugar no hubiera extendido la invitación, pero lo hizo. En el interior, sabía que podía confiar en ello. Demostraron ser cercanos a Sasuke (Kiba una excepción).
En estas semanas vio de cerca la interacción de Sasuke y Hinata, existía una confianza silenciosa entre ellos. Aceptaban mutuamente la presencia del otro y se reunían cada cierto tiempo en la biblioteca. Y debido a la falta de reacción de la sacerdotisa al mencionar tentativamente la condición de Sasuke, supuso que él tuvo la confianza en revelarle ciertos hechos.
Y conforme a Sakura... desconocía (aún) la relación entre Sasuke y ella. Pero cualquiera que conociera lo suficiente a Sasuke coincidiría que pulula a su alrededor en silencio, como una polilla atraída a la luz con la esperanza de acercarse más y más.
Con referente a la situación en general, que más personas conocieran la condición real de Sasuke era susceptible a chismes sin sentido, hirientes y de mal gusto. Por el momento confiaría en que no circularía este secreto. Hasta ahora no ha circulado algún rumor a raíz de lo que vivieron en la aldea de los semidemonios, ellos cumplieron su palabra de mantenerse callados.
Con la decisión en su mente, se giró a Sakura de nuevo.
—Supongo que sabes a detalle las heridas que porta mi hermano en sus brazos.
Le pareció ver una chispa de ira surgir en los orbes verdes de Sakura, tan intenso que fue sofocado en un santiamén, que si no la hubiese mirado fijamente se habría perdido aquella mirada turbada y llena de enojo. Luego, esas emociones se escondieron en un gesto de cabeza a modo de afirmación.
Y cuando habló, lo hizo con una peligrosa tranquilidad.
—Uhm, sé algo. ¿Qué con ello?
—La curandera Tsunade ha trabajado para replicar o acercarse al método con las mismas plantas medicinales que trajo mi hermano la última vez, pero todos los resultados han sido infructuosos —explicó a sabiendas que esto posiblemente lo supiera Sakura, no se equivocó, ella enarcó una ceja invitándolo a continuar—. El tiempo está sobre nosotros y las porciones se agotan.
Esta última frase logró obtener una reacción preocupante de Sakura. Se inclinó al frente y arrugó el ceño.
—¿Cuántas aplicaciones le queda?
—Alcanza hasta mitad de invierno al ritmo normal. Pero, conociéndolo, no lo respetará.
La expresión de Sakura le trajo preocupación. Ella se mordió el labio inferior y desvió la vista a la mesa.
—Debí suponer que no duraría tanto tiempo —murmuró para sí, suspirando audiblemente—. Él es tan terco que se lanzaría a utilizar su energía espiritual ante la más mínima posibilidad.
—Estoy dispuesto a negociar a cambio de la plata sustancial que contiene la medicina.
Los ojos verdes se dispararon a su dirección lánguidamente, con los parpados entrecerrados y viéndose desinteresada. A simple vista se interpretaría en indiferencia a su petición, y por un breve segundo Itachi consideró que en realidad a Sakura no le importaba la vida de su hermano y solamente ociaba por conveniencia.
Pero en un pequeño descuido, reconoció que la seriedad de Sakura escondía una preocupación creciente.
Lo comprobó cuando Sakura se inclinó al frente, apoyando una mano en la mesa. La sinceridad abriéndose paso repentinamente en sus orbes claros, sorprendiéndolo sin alguna advertencia. Es la primera vez que ve dichas emociones en sus ojos.
—Todavía no descifró que piensas de mi realmente, pero puedo asegurarte que no me aprovecharía de una situación de vida o muerte de alguien a quién estimo —indicó, su voz mesurada y firme, los dedos recorrieron la mesa y regresaron en apoyarse en la rodilla—. Pero agradecería que sigas manteniendo en secreto la ubicación de mi hogar y no nos ataquen.
—No dudes que no pondré el pie para perjudicarles —se apresuró a decir, aún conmocionado mientras extendía la mano buscando cerrar un trato, no había ningún tratado firmado, pero sí testigos, debía valer algo para ella.
La sonrisa de Sakura fue un poco más sincera cuando estrechó su mano, pero inmediatamente se marchitó al retirarla.
—Sin embargo, lamento decirte que tenemos un contratiempo grande encima.
—Si es por los medios para movilizarte a tu hogar o los gastos, lo cubrimos sin ningún problema.
Ella le lanzó una mirada desdeñosa.
—No se trata de eso.
A su lado, Kiba masticaba con entusiasmo los bocadillos.
—El invierno está cerca y con ello la temporada más vulnerable de nuestro hogar —intervino él con un ademán al frente sin quitar su atención de la comida—. De hecho, estar aquí ahora mismo nos está retrasando. Perdemos valioso tiempo que espero sea recompensado. —Esto último lo dijo fijándose en Sakura—. Los artículos no se van a vender solos.
Por si fuera poco, la pelirrosa volvió a tener esa mirada pesada en su semblante e Itachi desconfió a que tomaría la palabra de Kiba y declinara en sus palabras.
—Mi hermano tiene razón. Nosotros...
—Si se trata de la venta de tus objetos podemos ayudarnos mutuamente. —Itachi los apaciguó.
Armando las piezas en su cabeza, suponía que el par de hermanos andarían por estos rumbos para comerciar artículos. Por alguna extraña razón siguen aquí, pero basta en mirar el panorama y darse cuenta por "quién" se retienen. Se niega a creer que Sasuke no se diera cuenta de la situación actual de los hermanos semidemonios y no haya actuado a consecuencia.
Se ha dado cuenta que cuando se trata de Sakura, Sasuke tiende en actuar inesperadamente, impulsivo e impredecible, no hay patrón y es espontaneo.
Entonces una epifanía vino a su mente. Al final de la reunión con su padre, Sasuke comentó sobre sus intenciones de tomarse un descanso fuera de la aldea apenas culminara la competencia y unirse a los ANBU en su búsqueda de Toru que estaban cada vez más cerca.
Se tomó desde la mejor perspectiva en que estar lejos le ayudaría a descansar de sus heridas y no acudiría a cacerías, ayudándole a sanar mientras ANBU lo apoyaba. La excusa perfecta para continuar cuidando de su salud
¿Quién iba a imaginar que en realidad escondía intenciones de fugarse junto a Sakura? No creía que su hermano era un mentiroso... sólo omite partes importantes.
Si fuera en otro contexto, Itachi ya habría metido las manos en el asunto. No es difícil deducir a este punto con quién pretendía irse. No presumía en conocer a fondo las recientes intenciones de su hermano, pero le bastaba con mirarlo y atender a que la atención de Sasuke en Sakura se trata de un mero capricho.
Esa misma joven le daba una mirada iracunda.
—Itachi, ya te dije que no comercio con la vida.
—No comerciaré con la vida de mi hermano, si no con los objetos que vendrás —alegó él sonriente haciendo un ademan extenso a su dirección—. Puedo ayudarte a venderlos en Konoha por más precio del que obtendrás en dónde sea que los venderás. Apuesto a que son objetos de alta calidad.
—¿Quién dice que lo son?
—Dudo mucho que tengas intenciones de vender baratijas —comentó de vuelta sin intimidarse.
Se miraron fijamente por unos segundos, antes de que Sakura sonriera socarrona y se cruzara de brazos, fascinada por el resultado.
—Y luego dicen que Sasuke es más terco —se pavoneó negando con la cabeza—. Muy bien. Es un trato.
—¡Ah, gracias a los Cielos! Ya no tendremos que viajar hasta el puerto. —Kiba no podía estar más que feliz, casi llorando a mares.
—En su lugar viajaremos al Bosque de los Lamentos —atribuyó ociosamente Sakura rebuscando las bolsitas dimensionales en sus mangas.
—¡¿QUÉ!?
No sólo Kiba expresó cuán desconcertado lo dejó la declaración, inclusive Itachi, Hinata y Shino se sorprendieron a su manera. Diferentes expresiones cruzaron por su rostro, tratando de comprender las implicaciones detrás de su casual afirmación.
No es lo mismo decir "iremos a Konoha" que "iremos al Bosque de los Lamentos". ¡Uno de los lugares más peligrosos de estos lares!
Caminar en un campo de flores no se compararía en pasear por un campo de espinas.
—Señorita Sakura, escuché bien o... ¿dijo Bosque de los Lamentos? —murmuró Shino sombrío.
La aludida le dio una mirada de "¿acaso eres sordo".
—¿Me crees mentirosa?
—¡No, no! Es sólo que... —Shino se desinfló, negando con la cabeza. E Itachi intervino antes de que Sakura pudiera contestar.
—¿Allí crece la planta qué necesita?
—Mmm... algo así —retribuyó Sakura con una ligera mueca, evadiendo la pregunta—. No pregunten nada más, es todo lo que diré.
Difícilmente dejas caer una declaración así y no sembrar dudas en los oyentes, a tal punto de querer cuestionar más y más. Pero, como bien Itachi reconocía dónde retroceder, esta ocasión lo fue. Sea como sea, mientras no se perjudicará a otras personas dejaría el anonimato por el momento. Encontraría el momento adecuado para indagar. Mientras su hermano sobreviviera soportaría el aire misterioso.
—Confiaré en usted, señorita Sakura.
—Nah, haces mal en hacerlo. Los semidemonios somos criaturas sin moral y no racionales, dictados por nuestros instintos salvajes —dictó ella alegremente asentando dos bolsas dimensionales en la mesa. Sus propias palabras parecían divertirle al igual que su hermano, pero a los demás les causaba un ligero pesor en sus corazones—. Hablando seriamente, el tiempo en ir y venir superará hasta mitad de invierno. No dispongo de tantos días, pero sé de una manera que nos hará acortar el tiempo.
—... Y por la manera en que lo dices, no dirás el método —atribuyó Itachi.
Sabiendo que estaba en lo correcto, Sakura sonrió entre mitad disculpa y mitad seriedad.
—Adivinaste.
—En este trato está de por medio nuestra confianza, entenderás que debo enviar a alguien con ustedes.
Sakura le dedicó una larga y compuesta mirada. Resueltamente agitó la mano y se encogió de hombros.
—Acepto. No te preocupes por tu discípulo, estará bien a mi cuidado. Dentro del Bosque de los Lamentos hay una sección libre de espíritus maliciosos.
Itachi contempló sus opciones, pensativo en el hecho de que Sakura conocía lo suficientemente el bosque para hallar un lugar sin aparente peligro. No cuestionó por ahora.
—Debe ser una persona de confianza pero que no haga preguntas innecesarias, y, además, no sea una carga para ustedes... —murmuró pensativo—. ¿Qué tal Konohamaru?
—Perfecto. —Sakura aplaudió una vez y sonrió radiante con los ojos cerrados.
Mientras Itachi mandaba a un discípulo por Konohamaru, la mesita de bocadillos se tuvo que deslizar fuera de su alcance para darle espacio a Sakura y Kiba en sacar la gama de "chucherías" (cómo los nombró Sakura) que traía consigo. A medida que el suelo se iba llenando de innumerables objetos, los ojos de Itachi, Hinata y Shino se expandían de impresión, asombro e incredulidad por partes iguales.
¡Definitivamente no se trataban de chucherías! Las piedras Elementales eran, sin duda, uno objeto muy valioso. Opacaron sin precedentes los otros artículos, que iban de pequeñas figuras talladas exquisitamente, hasta talismanes con trazos singulares cuya función desconocían. Itachi examinó uno en particular no reconociendo los trazos.
Con una mirada triunfante, Sakura presentó la exhibición señalando cada cosa y el precio que pretendía obtener. Alegando, por supuesto, que era lo mínimo que esperaba y que si vendía todo retribuía a sus ganancias.
—Normalmente solo logramos vender los Elementales y las figuras —mencionó Kiba con aires casuales—. Pero si lo demás puedes venderlo es bien recibido.
—¿Y los talismanes? Esos siempre atraen la atención, ya sean aldeanos o Cazadores rebeldes —intrigó Itachi con impresión.
—Se venderían si pudiéramos hacer una demostración —contempló Sakura en silencio, y señaló con su dedo la venda alrededor de su cuello—. Pero estos talismanes requieren de cierta cantidad de energía espiritual, cual comprenderás, no poseemos. Es inevitable que dudes de la veracidad.
—¿Y los Elementales son reales? —jadeó Shino con los ojos desorbitados.
—¡Claro que son reales! —exclamó Kiba disgustado por las dudas—. No ofreceremos imitaciones. ¡Somos comerciantes honestos!
—Cálmate, Kiba. Es normal su incredulidad. Apuesto que jamás habían visto tantos Elementales juntos que no fuera en el mercado —dijo divertida Sakura haciendo un ademán a las veinticinco piedras al frente, en su mayoría Elementales de fuego y trueno.
Vagamente Itachi recordó que los Elementales de fuego y trueno eran los más difíciles de conseguir... debido a su ubicación dentro de la tercera sección en el Bosque de los Lamentos.
Estuvo absortó mientras contemplaba las piedras. Sakura se abalanzó al frente y tomó unas piedras al azar, lanzándose a los tres de frente que las atraparon al aire.
—Verifiquen si son reales ¿saben cómo hacerlo?
—Los Elementales emiten luz natural, brillaran sin importar que la luz solar no les dé directamente —recitó Itachi recibiendo un chasquido de dedos en confirmación de Sakura.
—En efecto.
Si quedaban dudas de si eran reales o no, después de ver los destellos en los Elementales borraron toda incertidumbre.
Itachi se preguntó, no por primera vez, mientras contempla la confianza deslumbrante y gestos lánguidos de la joven, ¿quién es Sakura en realidad?
Al asentar un paso, Sasuke escuchó un grito seguido de un dolor agudo y penetrante en su estómago. Sucedió en menos de un segundo y fue tan repentino, no permitiendo que reaccionara a tiempo.
Detuvo su andar, bajando la vista con cierto desconcierto, descubrió que la punta de una espada sobresaliente de su estómago y la hoja bañada de su propia sangre fresca.
Si le preguntan más tarde, en retrospectiva, todo iba a viento de popa.
Hasta ahora.
La autora quiere decir:
El nombre del pabellón de Itachi, Aware, proviene de la tristeza o fugacidad. Con ella se trasmite ese tristeza ante la fugacidad de las cosas pero, a su vez, la necesidad de seguir avanzando, cerrando etapas para iniciar otras nuevas.
El nombre para Itachi tiene una historia detrás, lo único que puedo decir es que se trata de su mamá (recuerden que Sasuke y él son medios hermanos).
Y sí, el pabellón de Sasuke no tiene nombre, aún :) ¿pueden adivinar como se llamará?
Conforme al capítulo, fue más charla que acción pero era necesario. Trabajar con las relaciones de los personajes es vital para lo que está por venir. Estamos casi a la mitad de este arco, el próximo capítulo podremos avanzar más.
No se preocupen por Sasuke estará bien por ahora haha (si le preguntan a Itachi, secretamente cree que su hermano es un familiar de las cucarachas, ¡no las matas con nada).
¡Nos leemos pronto!
Alela-chan fuera
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