/17/ Confía en mi
Cuando Sakura recobró la conciencia lo primero que vio fue un techo desconocido sobre ella, por un breve momento de confusión, entró en pánico al no reconocer su entorno, nada relacionado con la familiaridad de su cabaña. Pronto aquel pánico se disipó ante el sonido apaciguador musical que rasgó el aire, tranquilizándole sin darse cuenta. Al mover la cabeza en busca del origen del sonido, una punzada de dolor atravesó su cuello y se llevó la mano rozando su piel, notando la venda que siempre la acompañaba.
Después de sacudir la cabeza y centrarse, los recuerdos bombardearon su mente provocando que el reconocimiento alumbrara. La sensación de la energía resentida que la torturó por unos minutos le causó escalofríos, si ciertamente es, por no decir menos, familiar la sensación, el calvario nunca es el mismo y tiende a ser peor en cada ocasión. Afortunadamente esta vez no duró ni la mitad de lo que comúnmente lo hacía y todo gracias a la intervención de Sasuke.
Estrechó los ojos ante ese pensamiento. ¿Dónde está él?
Desplazó su vista por toda la habitación cada vez haciéndose vagamente familiar, recordó la habitación en la posada que alquilaron. Las notas musicales mantuvieron su mente serena hasta posarse en la venta, allí una silueta cercana, de rodillas le daba la espada en una postura reta y perfecta. No fue necesario darle más de una mirada para reconocer de quién se trataba. Su pecho se contrajo.
Sasuke.
Desde atrás sus brazos se movían grácilmente, sentado frente a la ventana los borde de su guqin en sus rodillas haciendo obvio quién interpretaba tal melodía que serena su mente, impidiéndole alterarse si quiera un poco. Sakura soltó el aire pausadamente ante tal imagen majestuosa y se levantó, apoyándose de su brazo que le hirieron dándose cuenta que yacía firmemente vendado, nada comparado con sus giros torpes por las prisas.
Sus ojos revolotearon de su brazo a la espalda de Sasuke. Justo allí sus hombros parecían tensos pese a la melodía y su cabeza ligeramente gacha, centrándose en el instrumento entre sus rodillas. Al borde de la ventana encendió una varita de incienso cuyo aroma a flores de loto inundaba la habitación, la luz del atardecer (¿o amanecer?) proyectaba una suave sombra en el suelo del Cazador, viéndose repentinamente nostálgico.
Al cabo de unos minutos transcurridos, Sasuke rasgó las cuerdas y se detuvo brevemente quedándose tan quieto como la misma pared, posteriormente se inclinó un poco al frente dejando escapar un suspiro casi imperceptible. Sakura no lo hubiese notado si no fuera por el silencio que los rodea.
Sakura se debatió si hacerle saber que yacía despierta o fingir dormir, apenas lo consideró frotándose la mejilla, pensativa, cuando recordó cierto detalle en particular entre todos sus recuerdos difusos que llegaron paulatinamente y los enumeró con sus dedos.
Sasuke haciendo la matriz de un solo movimiento. Tan impresionante, como se esperaba de él.
La energía resentida aturdiendo su mente. Lo normal, nada nuevo. Tendré que averiguar porque me afectó tanto la energía resentida. El viaje será largo.
El talismán que ocultaba su mutación quemándose por exceso de uso. Ah, efecto colateral inevitable.
Y luego ella mirando fijamente a Sasuke después de ello...
Abruptamente se llevó una mano a su ojo derecho, gimiendo audiblemente, presa del terror.
¡Sasuke vio su ojo rojo!
Le tembló la mano y se encorvó lamentándose profundamente la ausencia de música que impedía concretar sus miedos. Por el rabillo rojo notó que Sasuke reaccionó ante sus lamentos y giró la cabeza a su dirección, sus ojos se clavaron en ella dejándola estática y sin fuerzas para reaccionar. Él esbozó una insinuación de sonrisa.
Lejos de reconfortarle, el horror aumentó.
Desvió la vista dándose cuenta tardíamente que no tenía otro talismán sobre ella que ocultara su ojo rojo. Apretó los labios angustiada y se cubrió insistente la mitad del rostro. Sus oídos fueron más sensibles a los sonidos de alrededor, escuchando el suave murmullo del asentamiento del guqin en la mesita, pasos acercándose lentamente con cierta quietud, otra respiración compasada. Al sentirlo cerca, apenas fue lo suficientemente valiente para echar un vistazo entre sus dedos y toparse con la visión familiar de un kimono oscuro al borde de la cama.
Alzó brevemente la vista hasta toparse con un par de ojos oscuros que la observaron con cierta preocupación.
—¿Cómo se encuentra? ¿Necesita que llame a la sanadora?
Vagamente apuntó el detalle que él volvía a ser formal con ella, lo cual le hubiera sacado una mueca y sin contemplaciones lo molestaría, pero ahora su mente eclipsada por el pavor y consternación de la situación de si ojo la mantuvo alerta.
No se atrevió a hablar sabiendo que su propia voz saldría entrecortada. Se limitó a negar con la cabeza antes de que Sasuke interpretara su silencio equivocadamente. Tardíamente inspeccionó la habitación, no había nadie más que ellos dos solos.
Podía sentir la mirada sobre ella y el aire se volvió repentinamente incomodo. Sakura ladeó la cabeza buscando desesperadamente forma de esconderse bajo las sábanas sin que fuese tan obvio y los rastros de necesidad de hurgar entre sus mangas en busca de un talismán empeoró. A sabiendas que sería inútil, no portaba talismanes con ella. Un descuido de su parte el no abastecerse debidamente y confiar en la prolongación del talismán.
El silencio se prologó volviéndose insoportable. Aspiró por la boca y se obligó a romperlo. Sasuke no lo haría por darle su espacio, así que tendría que dar el primer paso.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estuve inconsciente?
Aún si verlo, sintió que se movía, respondió con la misma calma.
—Un día. Está anocheciendo.
Asomándose de la fina curiosidad, Sakura espió por las rendijas de sus dedos en dirección a la ventana que proyectaba una imagen clara del cielo de indeciso color que precede al crepúsculo. Una imagen espectacular que en cualquier otro día hubiera quedado fascinada y en contemplación silenciosa, pero hoy no.
Cerró fuertemente el ojo en resolución y afrontar la situación ya.
—Lo viste.
No hubo necesidad de explicaciones, Sasuke comprendió perfectamente a qué se refería. Si algo le decía la mirada que le dirigió, solemne y llena de pasividad. Era sincera al pensar que le perturbó un poco su reacción, o más bien, la falta de reacción de su parte.
Le molestó al grado de crispar sus nervios al recibir en respuesta un asentimiento casi diminuto y ninguna palabra de por medio. Esperó impaciente a que rebatiera, se preparó para recibir las comunes descripciones que recibió en su niñez y que únicamente se detuvieron cuando supo manejar el talismán. Se enroscaron en su mente como un sucio recordatorio de voces furiosas que alegaban en su contra sin remordimiento.
"¡Es un monstruo, está maldita!"
"¡Sáquenle el ojo o nos traerá desgracias!"
"Que desafortunado, teniendo una cara tan bonita pero ese feo ojo lo arruina".
"Demonio. ¿Qué otra palabra describirías a una niña horripilante?"
Oh. Pensó inundándose de pánico. Si Sasuke cree que estoy maldita, ¿se alejará de mí?
El miedo la afligió inevitablemente y le dolió pensar en la posibilidad en que a causa de su maldito ojo Sasuke la repugnara, no sería extraño. Muchos aseguraron que mientras posea este ojo traerá desgracias tarde o temprano. No importando si lo oculta con mil ilusiones para que nadie lo viese, al final, si ven peligrando su vida se irán creyendo que es la fuente eterna de las desgracias.
Y este rojo carmesí no era más que presagió a sufrimiento y pena.
La respiración se atascó en su pecho y la desilusión la golpeó. Si Sasuke le decía que era mejor seguir caminos separados no le reprocharía. Es más, lo estaba esperando y se preparaba poniendo una coraza en su corazón para no resentirlo. Se había acostumbrado a la presencia de Sasuke, de sus silencios llenados por sus propias palabras, su extraño sentido de humor y sus reprimendas silenciosas, suaves miradas y sonrisas espontaneas que detenían su corazón.
En todo este tiempo se engañó cuando él declaró que confiaba plenamente en ella. Sabía que Sasuke era sincero con sus palabras, sin embargo, admitía que ella misma no era del todo sincera, aunque no le mentía abiertamente en su lugar decía palabras a su conveniencia. Le ocultó su ojo y lo maldita que es. Esto no es digno de confianza por su parte.
Sería inevitable un rechazo.
Entonces esperó.
Esperó.
Y esperó....
Y.... no escuchó absolutamente nada salvo la respiración de Sasuke. Él tan sólo estaba allí con la cabeza gacha mirándola fijamente con tanta intensidad que la ahogó, exasperó y la sulfuró por partes iguales.
Apretó los dientes repentinamente enfadada.
—¿No dirás nada? —demandó bastante a la defensiva alzando la barbilla.
Sasuke desvió su vista.
—Tengo la impresión que no desea hablar de ello.
—Es uno de mis temas favoritos —dijo sarcástica impulsándose al frente con los nervios crispados. Sasuke retomó su mirada sobre ella y frunció el ceño, seguramente reprendiéndola en su mente—. ¿No quieres saber si te afectará el que hayas visto mi maldito ojo? Después de todo es un ojo de demonio, feo y deforme.
Él apretó los labios sabiendo que estaba siendo provocado. Aun así, escuchó la conmoción en sus palabras. Por unos segundos permaneció callado en un debate interno, considerando seriamente lo que diría. Después habló pausadamente, como si temiera a una reacción violeta.
Y no estuvo equivocado.
—No es feo ni deforme.
—Oh, Dios ¡no intentes ser gentil! —exclamó sacándose la mano y abriendo aquel maldito ojo en un arranque de impulsividad.
Un destello rojo carmesí brilló intensamente que contrastaba con su otro ojo verde. No dudó en dirigirle la mirad con las pupilas contraídas esperando en respuesta un grito espeluznante. Y un par de ojo negros se entrecerraron devolviéndole la mirada sin miedo con un toque retador y sin restricciones. Además de que emociones surcaban en sus pupilas oscuras, llenas de cierto lamento silencioso.
Sakura continúo despotricando de su ojo hablando con dureza: —Ambos sabemos que es horrible, así que no finjas que te agrada ¿no te parece repugnante? No tengas miedo de ser franco, apuesto que te de asco.
Ella apretó los dientes y siguió mirándolo con furia contenida, tratando de convencerlo de que era maldita y deforme, una mancha en su cara, una maldición andante y traía consigo desgracia a quien lo viera. No son temores infundados, lo creía como un mantra.
De donde vivió en su niñez, todas, absolutamente todas las desgracias se debían a su ojo.
¿Si los niños contraían una enfermedad? ¡La culpa es de Sakura!
¿Hubo un asesinato? ¡Culpa de la semidemonio de ojo maldito!
¿Es que acaso no era así? Una niña semidemonio con un ojo rojo andante que traía desgracia a quien lo viera. ¡No era más qu-!
Detuvo abruptamente sus pensamientos al sentir un par de manos sujetar con firmeza sus mejillas, fue tanta la impresión ante el toque que sus pensamientos se descarrilaron. Ensanchó los ojos hasta toparse cara a cara con Sasuke. Él se inclinó ligeramente a ella y sus profundos ojos expresaron millones de emociones. Las manos grandes, gentiles y cálidas la acobijaron un momento, apaciguando inesperadamente su enojo.
Un acto inesperado y atrevido. Jamás se imaginó que Sasuke se atrevería a tocarla así, pero pensándolo vagamente ella hizo lo mismo durante la pelea, lo agarró de las mejillas descuidadamente en un intento de tener toda su atención. Después se reprocharía por sus acciones, ahora se debatía seriamente sobre si le gustaba o no sentir las manos masculinas en su rostro. Escuetamente decidió que sí.
Su labio tembló cuando el pulgar del lado derecho acarició el borde de su ojo rojo. Sakura se contrajo un poco en sí al tener la mirada seria de Sasuke sobre ella, con una chispa de obstinación.
—¿Cómo puede parecerme asqueroso una parte de ti?
Sakura entreabrió sus labios dispuesta a refutar, pero la otra mano la sostuvo por la barbilla sin hacerle daño pero firme, siendo demandante a que no apartara su vista de él. Los ojos negros como el ocre y la noche sin estrellas la observaron detenidamente y con tanta confianza que se sintió derretir con su toque.
—Y quienes te hicieron creer en todas esas blasfemias están equivocados.
—Discrepo.
—No lo hagas, ¿no dijiste que confías en mí? —dijo y se agachó más acercando su rostro, no lo suficiente cerca para invadir su espacio personal pero tampoco lejos para sentirse un extraño. Ella hizo un sonido que confirmó su pregunta y él susurró: —Entonces confía cuando te digo que no me parece repugnante.
Y con esa declaración las defensas de Sakura cayeron y se desinfló visiblemente, sus hombros antes tensos colapsaron y su labio sobresalió en un puchero infantil, con las mejillas rojas y el corazón latiéndole desenfrenado que era un milagro que Sasuke no lo escuchara. Pero apostó que sintió la cálides de su mejilla, ella no mencionó lo gratificante que fue el sentir la mano de Sasuke apretar gentilmente su piel.
Este hombre es tan dominante cuando se lo propone; no permitió que refutara y utilizó sus propias palabras para darle la vuelta a la situación, si lo negaba se a su afirmación en que confiaba en él cuando es una enorme mentira. Ella le confía su vida entera si se lo pidiera en ese instante.
Tal realización le dejó sin aire, no lo estimó demasiado. Al contrario, suspiró entrecortadamente.
—Que injusticia, eres tan astuto —susurró fingiendo estar resentida. El cosquilleo en su rostro por la presión de los dedos en su barbilla quemó agradablemente, cuando él se apartó quiso tomar de su mano y volverla contra la mejilla. Se abstuvo de su impulso y en cambio hizo un pequeño berrinche—. ¡No utilices mis palabras contra mí!
Casi se le detiene el corazón al presenciar la sonrisa de lado que le brindó Sasuke, ahogó un jadeo de la impresión y se le cortó la respiración. Estuvo a punto de gritarle que no le sonriera así o su corazón se detendría por tanta euforia, pero él simplemente negó con la cabeza viéndose entre divertido y cariñosamente exasperado.
—Tú eres más astuta. Y simplemente digo la verdad.
—Y la verdad es que, aunque tú lo aceptes, es probable que asuste a los demás. No todos tienes una mente abierta como tú —replicó, lo cual, aunque Sasuke quisiera negar la verdad no podía, el suspiro que soltó lo afirmó. Ella no dijo nada en contra, sonrió mostrando sus dientes—. No quiero causarte problemas asustando a los demás, ¿tienes un talismán limpio y tinta?
A respuesta Sasuke rebuscó en su manga extrayendo el talismán que pidió y señaló la mesa dónde yacía los demás suministros que utilizó para redactar su reporte. Sakura lo tomó mientras se levantaba de la cama, revoloteando hasta la mesa mientras se acomoda el pliegue del kimono y ocupando el espacio vacío que dejó el guqin.
Trazó magistralmente los kanjis, era una rutina que escribía con los ojos cerrados. En cambio, para Sasuke que se sentó frente a ella, examinó con curiosidad sus garabatos sin reconocer los kanjis.
—Unos trazos aquí y otros acá... ¡Listo! —exclamó una vez terminado el talismán y lo sacudió satisfecha frente a Sasuke.
—¿Qué función tiene ese talismán?
Sakura le dedicó una sonrisa de suficiencia.
—Oculta mi ojo rojo creando una pequeña ilusión sobre mí, nada grande —explicó señalándole los trazos ante la intriga del otro. Así que se explayó un poco—. Originalmente era un talismán de ilusión óptica que te hace cambiar de apariencia por completo, pero fue modificado para reducir el parámetro de su alcance y la funcionalidad, por ello no consume mucha energía espiritual. Con esto oculto el color de mi ojo y todos lo ven verde.
Mientras explicaba, deslizó el talismán entre los pliegues de su kimono (que hasta ahora se percató de que era un juego limpió, se preguntó quién le cambió de ropa). Deslizó el talismán entre los pliegues de su kimono (percatándose de que era un juego limpio e hizo una nota mental de averiguar quién cambió su ropa). La transición de ocultación no era digna de mención, no sentía el cambio. Lo único que tenía de dotado su ojo rojo era el color, no más.
Supo cuándo hizo efecto el talismán cuando Sasuke asintió perceptible con una mirada que oculta la resignación. Suspiró aliviada, no mintió cuando dijo que no quería asustar a nadie.
Se sintió un poco mal por él, pero en verdad no quería asustar a nadie que entrara inoportunamente a la habitación.
—Es un talismán interesante.
—¿Verdad? La técnica ha sido transmitida en generaciones, el antiguo líder de la aldea nos los enseñó a mis hermanos y a mi cuando pudimos controlar la poca energía espiritual que tenemos —comentó distraídamente recogiendo el pincel y la tinta—. Sólo así podemos mezclarnos entre los humanos sin darles una razón para agredirnos.
Entre las cejas del Cazador apareció un fruncimiento y sus labios se apretaron en disgusto. Sakura le dedicó una sonrisa apaciguadora.
—No te enojes por ello, es inevitable.
—Lo sé. —El descontento en los ojos de Sasuke era tan palpable que Sakura se preguntó por qué se molestaba en sentirse resentido.
No se resignó, lo dejó estar.
Sumida en sus pensamientos tratando de descubrir la razón detrás del descontento de Sasuke, él empujó una taza a su dirección y vertió (¿té?) de una jarrita blanca. Observó con cierta fascinación su postura y gestos firmes evidenciando su fina etiqueta, con su mano libre agarrando la manga de su kimono impidiendo que le estorbara y manchara.
¡Ella apenas y puede mantener la compostura correctamente! Sinceramente las formalidades son molestas y le causa pereza mantenerse firme en una posición incómoda. El abuelo Hiruzen les enseñó con esmero la etiqueta requerida en la mesa después de sacarlos de las calles, parecían pequeños animales salvajes que apenas sabían un poco de modales. No tiene bonitos recuerdos de dichas clases, pero el abuelo dejó de insistirles hasta saber que Sasori, Kiba y ella tuvieran la habilidad necesaria para no avergonzarse en la mesa.
Internamente le lanzó un agradecimiento al abuelo. No volvería a refunfuñar en las clases de etiqueta de los niños.
Con una sonrisa recibió la mirada de Sasuke cuando señaló con un gesto el té.
—Bebe.
Sin refutar dio un sorbo, al contrario de su aspecto engañoso de color claro, el sabor era tan amargo como la infusión que le hacía tomar su abuelo para el resfriado. No lo escupió sólo porque mancharía el atractivo rostro de Sasuke que la veía atento, sería una lástima enfadarlo.
—Sabe horrible —refunfuñó después del segundo sorbo un poco berrinchuda. Fingió renuencia alejando la taza de su alcance con dramatismo—. ¿Qué es? ¿Veneno?
Ya acostumbrándose a sus bromas, Sasuke se limitó a enarcar una ceja y darle una mirada con una expresión que notoriamente expresaba: "Estás bromeando, ¿verdad? Me ofendes, jamás te daría veneno".
Sí, él podía ser mentalmente elocuente cuando se lo proponía.
Pero en cambio él respondió: —Es medicina para ayudarte a purgar de tu herida, así que bebe todo.
Al ver que la chica abría la boca dispuesta a negociar, Sasuke le lanzó una mirada severa y pronunció lentamente, acariciando las palabras: —Hasta la última gota, Sa-ku-ra.
Si Sakura se azoró por la forma oscura y ronca que sonó la voz de Sasuke pronunciando su nombre, no lo dejó ver, luchando contra sus mejillas caliente. Ensanchó su sonrisa y se inclinó al frente sosteniendo la taza con fuerza impidiendo que sus manos viajaran hasta él.
—Lo tomaré sólo porque dijiste mi nombre —dijo divertida, y siendo atrevida le giñó el ojo con una risa aflorando en sus labios.
Recibió un pequeño bufido a respuesta y orejas rojas de vergüenza, Sasuke desvió insistente la mirada. Conteniendo una sonrisa , Sakura bebió hasta el fondo de la taza preguntándose ociosamente si sus bromas serían suficiente para ahogar el brillo triste y dolido oculto en los ojos negros.
Al terminar de dar su informe a Itachi sobre su pelea con Sakura contra la entidad que ahuyentaron, el mayor se quedó inusualmente callado contemplando a Konohamaru con una expresión extraña en su rostro, pensativo y considerado.
Siendo sincero, Konohamaru dudó por un breve momento sobre dar el informe ya que involucraba a Sakura y todo referente a ella debía tratarse con cuidado, lo aprendió la ocasión anterior en que Sasuke le pidió con discreción cambiar ciertos "detalles" conforme a su pelea con el Reska. En ese entonces se cuestionó, pero cumplió. Ahora después de ciertas circunstancias comprendía por qué Sasuke era cuidadoso con el manejo de información referente a la chica y los semidemonios.
Sólo cuando Sasuke se acercó por la mañana y le dijo que podía hablar libremente con Itachi comprendió que él mismo le contó todo a lujo de detalles. Pero no pasó desapercibido que algo abrumaba a su mayor, con el rostro contraído de tormento y el peso extra en sus hombros, se atreve a decir que se debía al descubrimiento del fantasma que ya tenía un nombre: Naruto.
No se atrevió a cuestionarlo sobre si era verdad o no los rumores entorno alrededor de Naruto, escuchó vagos rumores sobre su muerte. Así que simplemente obedeció y calló no queriendo incomodar a Sasuke, suficiente tenía lidiando con la inconciencia de Sakura y la reciente pelea con Naruto.
Lo único que no dijo en todo su informe fueron los detalles sobre Sakura misma al final con la reacción de la energía resentida y su ojo rojo. Presentía que no era algo de que hablar libremente sin consentimiento de la joven pelirrosa.
—Interesante, la señorita Sakura es ingeniosa —habló por fin Itachi después de un largo silencio.
—¡Lo es! Con sus reacciones rápidas fue posible obtener el Orbe del Sol —comentó Konohamaru y, a decir verdad, su reciente admiración brilló. Sobre todo, porque parecía tenía un Elemental sacado de la nada ¡Era fascinante! —. Es realmente fuerte, mantuvo el ritmo en batalla de uno a uno con el fantasma.
—Por lo que veo, la señorita Sakura es muy capaz a pesar de no prácticar adecuadamente su energía espiritual —comentó Itachi con los ojos puestos en el té que bebía con genuina impresión.
El menor asintió frenéticamente. Itachi le devolvió una sonrisa apacible que escondía su propia diversión por tanta aceptación.
—Creo que en eso la señorita Sakura se parece mucho al joven Sasuke —dijo Konohamaru ganándose una mirada intrigada de Itachi—. Ambos... tienen restricciones, pero no es limitante para sus propias capacidades. Son geniales a su manera ¡y superan con creces los rumores!
—Aww no sabía que pensabas eso de mí, niño.
La repentina aparición de Sakura provocó que Konohamaru se atragantara con su propia saliva e irse de espaldas, afortunadamente su entrenamiento le ayudó a no desvariar. Sus cafés ojos frenéticos la buscaron hasta topársela en el borde de la puerta semiabierta que presumiblemente ella misma abrió, detrás Sasuke lanzaba una disculpa a su hermano por la interrupción.
Inmediatamente Konohamaru se sonrojo furiosamente y apartó la vista refunfuñando sobre lo irrespetuosa que fue su entrada, pero escondía su vergüenza al ser atrapado alabando sus habilidades.
—¡No soy un niño! —refutó, pero no en contra de sus afirmaciones.
—Como digas, yo también te tengo en alta estima —alegó ella condescendiente adentrándose sin reservas a la habitación hasta la mesa, dándole una corta reverencia en saludo a Itachi.
Ah, no, corrigió mentalmente Konohamaru incrédulo. En realidad, Sakura se inclinó a alcanzar un mochi de la mesa junto a las tazas, se lo llevó a la boca con cierto deleite enarcando ambas cejas y comentando lo deliciosa que eran los dulces. Luego se giró a Itachi mirándolo con disculpa sin borrar su sonrisa.
—Disculpa la intromisión, joven Itachi, te juro que iba a tocar, pero al escuchar las palabras de Konohamaru no pude evitar en entrar sin llamar.
Itachi se rio un poco y disipó sus disculpas con un ademán.
—No es necesario, señorita Sakura. Está perdonada.
Satisfecha, la pelirrosa asintió y siguió tomando más mochis para consternación de Konohamaru quién se preguntó cuándo saludaría formalmente a Itachi, este no reaccionó a su falta de cortesía. Más bien, parecía divertido por su actitud o eso decía la sonrisa en sus labios.
Sasuke se acercó cargando su guqin en la espalda y Kusanagi en su cintura. Sin inmutarse a la acelerada carrera de Sakura por comer los mochis mientras halagaba su sabor, se dirigió a Itachi.
—Hermano, estoy listo para terminar el encargo.
—Siendo así, será mejor marchar ya.
Konohamaru se puso de pie de un salto tras la orden de Itachi, ajustándose su kimono.
De hecho, principalmente esperaba junto a Itachi a la llegada de Sasuke ya que debían ir a Flores Danzantes y purgar el resentimiento que se acumuló en la aldea. Los habitantes murieron sabiendo que cumplían un papel y no se arrepintieron, sin embargo, las emociones al momento de su muerte eran tan espesas que debían disiparse antes de enterarlos si no querían lidiar con fantasmas o posibles cadáveres andantes.
En el pasado hubiera sido suficiente con que Sasuke tocara Limpieza y todo resuelto. Empero, el mayor expresó que Konohamaru debía tener más experiencia purgando resentimiento así que él se encargaría de disipar la energía resentida. Cabe destacar que Konohamaru saltó en su mente por la euforia a que su mayor lo considerara capaz de ayudarlo, se le llenó el pecho de orgullo.
El viaje fue corto volando sobre sus espadas. Durante el trayecto Konohamaru siguió lanzándole miradas preocupadas a Sakura que volaba con Sasuke en la misma posición que lo hicieron anteriormente. En una de sus andadas, la pelirrosa lo descubrió y le sonrió descarada saludándolo con la mano; de inmediato Sasuke siguió su mirada y también lo atrapó mirándolo.
Si no fuera por su arduo entrenamiento Konohamaru habría caído de su espada por la impresión a la imagen de Sasuke bajando la cabeza junto a Sakura para susurrarle algo en el oído, y luego la sonrisa explotando en la cara de la pelirrosa.
Refunfuñó y apartó la vista. Estaba preocupado sobre los efectos del resentimiento en Sakura, aunque parecía tomarlo bien si reía libremente y daba palmaditas a los brazos de Sasuke contorno a su cintura.
A medida que se acercaban pudo ver el grupo más grande de discípulos asumiendo que el resto llegó en el transcurso el día. Él, a orden de Shizune, descansó debidamente después de drenar casi por completo su energía espiritual. Moegi fue enviada unas horas antes a Flores Danzantes junto a Hinata y Shino para comenzar a recabar los restos de los cadáveres e Itachi había tomado el control ya que Sasuke no parecía dispuesto a alejarse de Sakura hasta que se despertara.
Una vez tocaron suelo, Moegi se acercó a preguntarle silenciosamente si se encontraba bien, o, mejor dicho, a su puro estilo esbozando una sonrisa bravucona y dándole un golpe en la espalda que le sacó el aire. Tosió con fuerza y luego se giró a ella, enfadado.
—¡Oye, ¿por qué me golpeas?!
—Vi tu cara lamentable y me apeteció golpearte.
—¡Tú-!
Se calló al percatarse de que Hinata se acercaba a ellos con Shino pegado a sus talones como su propia sombra. Los saludó apropiadamente con su rostro un poco sombrío debajo de su capa de serenidad y sintió cierta empatía por la sacerdotisa, no se imagina lo dolorosa que era levantar los restos de su difunta familia.
Konohamaru se centró en maldecir a su compañera con la oreja estira al intercambio de palabras entre la sacerdotisa e Itachi, después de unos breves momentos, los ojos lilas de Hinata se posaron en él, sucesivamente miró a Sakura y Sasuke que también estaban a su lado. Entonces, aspiró e hizo una reverencia tan baja que Konohamaru se sobresaltó.
—Agradezco infinitamente su intervención, sin su ayuda, no habría recuperado la reliquia de mi familia ni hubiera sido capaz de ahuyentar a los fantasmas y cumplir mi misión. Estaré eternamente agradecida, señorita Sakura, Sasuke y joven maestro Konohamaru. Mi deuda es eterna y así como mi gratitud.
—N-No tiene nada que agradecer, sacerdotisa —dijo Konohamaru nervioso a tal muestra de agradecimiento. De reojo notó a Sasuke a su lado que la miraba a Hinata con comprensión y asintió recibiendo los saludos, en cambio, una mueca incomoda apareció en el rostro de Sakura y no dudó en expresarse.
—Agradece a los Cazadores, una semidemonio como yo no merece tus respetos y tampoco estoy interesada en que me daban algo. Lo hice por beneficio propio, nada más —sentenció de lo más desairada e indiferente. Ocultamente los demás conocían la incomodidad que sentía ella al recibir agradecimientos.
Hinata le sonrió a Sakura en particular habiendo leído sus pensamientos, si ella que apenas llevaba un día en conocerla detecto la mentira, ni que decir Konohamaru que la conocía desde hace tiempo.
—Como desee.
Sakura hizo un simple gesto desairado, pero Konohamaru tuvo la sensación de que Hinata jamás lo olvidaría.
Apartando sus pensamientos, siguió al joven maestro Sasuke que se adentró entre los árboles secos y marchitos hasta la ladea dónde comenzaba el pueblo. Se había derrumbado las ruinas de las primeras casas expandiendo el espacio del suelo y cavaron tumbas para los cuerpos. Menos de veinte a comparación de su población de sesenta habitantes, tendidos a lo largo cubiertos de telas blancas. Los demás, supuso, estuvieron irreconocibles y no les quedó opción que incinerar sus cuerpos, la enorme urna de dos metros cúbicos era una prueba irrefutable.
Los siguientes minutos constó con los nervios a flor de piel sintiéndose igual a un examen. Sentándose junto a Sasuke poniendo el guqin entre sus rodillas, aspiró hondo tras el consejo de su mayor en controlar su respiración y apaciguar sus pensamientos. Entonces comenzó a interpretar la melodía teniendo a su lado la confianza certera personalizada.
Al principio sus dedos nerviosos titubearon y conforme aumentó el ritmo de las notas sus manos estuvieron firmes. Cuatro veces interpretó Limpieza hasta disipar el resentimiento, dos repeticiones más que Sasuke, pero se sintió satisfecho de haberse acercado si quiera un poco.
Al parecer Sasuke pensó lo mismo porque lo miró con aprobación y una ligera sonrisa estirando sus labios mientras decía:
—Excelente trabajo.
(Y no, por supuesto que Konohamaru no chilló en su mente por esa sonrisa. Quería enterrar su cabeza en la tierra y gritar de emoción al ser elogiado por su mentor).
Por fuera se controló con excelencia tras sus años practicados y le devolvió el gesto. Sasuke se incorporó seguido de él y miró sobre su hombro a dirección de Itachi.
—Está hecho.
Itachi sintió en respuesta, y Hinata que yacía a su lado apartada con los demás varios metros lejos de ambos Cazadores sentados frente a los restos, desplomó los hombros. Sakura le dedicó una breve mirada de soslayo llena de empatía, después de todo ella también había perdido a tres de los suyos por las manos del Reska.
—¿Está seguro que logré disiparlo, joven maestro? —cuestionó Konohamaru mirándolo con curiosidad pues Sasuke permanecía mirando al frente con una expresión extraña.
—El resentimiento sí.
Su respuesta especifica lo dejó brevemente confundido.
—¿A qué se refiere?
Sasuke tarareó y pasó las manos sobre las cuerdas, en la tercera canción sacó a Chikara colocándolo sobre sus rodillas, pero jamás tocó, la aparición del guqin era por precaución.
Detrás se escuchó un poco lejano el ruido con voces de los discípulos Uchiha organizarse a colocar los cuerpos en las tumbas, ansiosos por terminar e irse a la posada a descansar lo suficiente para partir a la Villa de Fuego al día siguiente.
De cerca dos pares de pasos se escucharon. Sakura y Hinata se acercaron con parsimonia. La última tenía una mirada intensa en su rostro.
—Sasuke...
—No es necesario que agradezcas más, sé tus emociones al respecto —intervino antes de que Hinata pudiera expresar nuevamente su agradecimiento.
La sacerdotisa sonrió con los ojos nublados y asintió, sin decir nada más. No notó que Sakura tenía la vista clavada al frente, específicamente a la urna. Fue hasta que Konohamaru se percató que dio un paso al frente y preguntó dudoso.
—¿Sucede algo, señorita Sakura?
La semidemonio dudó visiblemente, pero se topó con la mirada de Sasuke y se observaron por unos segundos teniendo una breve conversación silenciosa. Después Sasuke se giró a Hinata hablándole suavemente.
—Ciertamente se purgó el resentimiento, pero hay una tenue energía proviniendo de la urna. No es nada maligno —aclaró tras la expresión alarmante de Hinata, sólo como ella lo hace, con el ceño fruncido cual relajó de inmediato—, pero sí persistente.
—Son vestigios de un fantasma —murmuró Sakura pensativa.
—¿Fantasma?
—Hm, aunque el alma se aferre a este mundo en ocasiones su voluntad no es suficiente. Influyen muchos factores al respecto, como sus últimos deseos o remordimientos, entre otros —explicó Sakura haciendo un ademan a la urna en particular—. Quizás uno de los difuntos tiene un último deseo al que se aferra y se niega a partir. A menos que no cumplamos su último deseo se negará a descansar en paz.
Hinata vio consternada a la urna.
—¿Cómo sé cuál es su último deseo? —cuestionó con dejes de desesperación.
Sakura hizo un sonido aprensivo.
—El espíritu apenas tiene voluntad de permanecer, su energía no es suficiente para transformarse en una llama fantasmal y hablar. A menos que milagrosamente tengas el poder heredado de hablar con los muertos, será difícil saberlo.
Los tres fueron espectadores de como la postura de Hinata se hundió más y más en su lugar, viéndose cada vez más pequeña de lo que era, con una mirada tan lamentable y llena de tristeza rompiendo su temperamento suave y sereno. Konohamaru tragó grueso y le dio un mal sabor de boca, sintiendo un poco de impotencia. Descubrir el deseo de ese fantasma sería lo ideal, el clan Uchiha contaba con una forma de averiguarlo, pero...
Miró de reojo a Sasuke, observando en silencio a Hinata y apretando ligeramente las manos alrededor del guqin dándole una idea a Konohamaru sobre sus pensamientos. Ensanchó los ojos y casi se atragantó.
Entonces los ojos negros se dirigieron a él y casi pudo leer sus pensamientos. Lejos de regocijarse de comprender a su mayor como Sakura parecía hacerlo, casi se encontró cuestionándose sobre los sentidos de autoconservación de Sasuke (que eran pocos, siendo sincero consigo mismo).
—Joven maestro, ¿acaso piensa...? —No terminó la frase, Sasuke supo que preguntaría y asintió.
—¿De qué están hablando? —Sakura frunció el ceño ante las palabras inconclusas.
—Hay una manera de averiguarlo —dijo el azabache sin rodeos.
—¿Cómo pretendes hacerlo? —Mientras Hinata preguntaba, Sasuke se movió un poco a la derecha sentándose de nuevo en su sitio.
Al ver que el segundo joven maestro del clan Uchiha se sentaba frente a los restos, los demás discípulos se detuvieron de sus labores y miraron intrigados a su dirección. Shizune detuvo sus acciones y frunció el ceño sin comprender, e Itachi pareció sospechoso de algún modo.
Ajenos a ellos, Sasuke colocó a Chikara entre sus rodillas y pasó los dedos sobre las cuerdas considerando la respuesta a dicha pregunta; pero Konohamaru respondió primero ahorrándole a su mayor muchas palabras.
—Como sabrán al Clan Uchiha se le fue heredado muchas habilidades, entre ellas la manera de influir energía espiritual en instrumentos musicales y transformarlos en instrumentos letales de batallas —explayó frotándose la barbilla con aires pensativos, es la misma introducción que le proporcionó Sasuke cuando se acercó años atrás a él pidiéndole que le enseñara tocar el guqin—. Sin embargo, la interpretación de estas técnicas no es solamente para luchar, sino también para "sanar". Hay muchas partituras musicales que ayudan a sanar la mente y el espíritu. Entre otras, también consultar vestigios de un alma y saber sus intenciones. Esta melodía se llama "Consulta".
—Consulta —repitió Sakura observando el guqin con cierta fascinación—. ¿Qué le preguntas?
—Tres cuestiones básicas: su nombre, quién lo mató y qué desea. —En esta ocasión contestó Sasuke—. También puedo ser más específico. El alma puede negarse a contestar, pero si lo hace no mentirá.
Konohamaru asintió dándole la razón, y viendo la oportunidad de alabar las habilidades del joven maestro, no dudó en hacerlo.
—Dentro del Clan sólo tres personas han podido dominar dicha partitura, el joven maestro está incluido. —Junto a él Sakura parecía cada vez más intrigada e interesada, así que no escatimó en alabarlo. Escuchó un tenue suspiro de resignación del Cazador—. Es tan compleja y difícil, comenzando que debes tener un dominio excepcional en el guqin y aprender a interpretar el lenguaje de los espíritus.
Terminando su explicación y sin dar espacio a más preguntas, Sasuke deslizó sus manos por las cuerdas y comenzó a tocar.
La primera nota resonó en todo el bosque como un llamado ansioso a ser escuchado, surgiendo como una melodía melancólica, suave y compasada irrumpiendo en el mundo tranquilo a un desespero menor.
La mayoría de las expresiones de los presentes se tornaron en asombro, los Uchiha conocían la melodía por cultura general, pero pocos habían presenciado la técnica tan de cerca. Así que permanecieron en silencio, tragándose sus palabras y contemplado maravillados los sucesos consecutivos: desde la urna brillando momentáneamente hasta que luces aguamarina que surgieron, flotando con la corriente de aire.
Pequeñas llamas acuosas moviéndose con gracia pareciendo al principio desorientadas, justo después flotaron atraídas a la melodía, pero solamente una prevaleció y se aproximó tambaleante hasta el guqin.
Al verlo acercarse, Sasuke tiró de la cuerda y apartó un poco las manos esperando paciente a que la pequeña llama fantasmal se posara sobre estas, poco después de un par de segundos la llama fantasmal tiró de la cuerda produciendo un breve sonido replicante.
Instantáneamente Sasuke frunció el ceño, entrecerró los ojos y después relajó su expresión.
—¿Te dijo quién es? —cuestionó Hinata desde atrás y Sakura se inclinó ligeramente al frente igual de intrigada. Hasta ese momento había permanecido callada junto a Konohamaru.
Sasuke asintió y la miró fijamente.
—Es tu padre.
Con esto, un espasmo surgió desde el pecho de la sacerdotisa, llevándose las manos a su pecho y su respiración temblorosa. Observó anhelante y triste la llama fantasmal que flotaba sobre las cuerdas del guqin, luego dejó escapar el aliento y pareció más un sollozo silencioso.
—Padre...
Konohamaru también estaba a punto de llorar junto a ella ¡Una reunión de padre e hija antes de partir hacia el más allá, tan considerado...!
...Pero inesperadamente alguien lo jaló de la parte trasera de su kimono. Refutó lo suficientemente alto y se calló inmediatamente al ver a Sakura tirar de él, lejos de Sasuke y Hinata, esta última procedió a dejarse caer junto a su primo, un poco tambaleante si se lo preguntan.
—Démosle a Hinata privacidad.
Aunque quisiera ver más de cerca la técnica, Konohamaru era considerado y discreto. La reunión de Hinata con su padre muerto debía ser privada. Los demás tomaron sus acciones a una señal de reanudar sus labores, y tras una rápida amonestación de Itachi, continuaron con su tarea sin rechistar por miedo a otra mirada de reprimenda del primer joven maestro.
Konohamaru se apresuró a cavar una tumba cerca de Sasuke y Hinata, pero lo suficientemente lejos para no escuchar su conversación. Simplemente por precaución por si requerían de su ayuda. Sorpresivamente Sakura se unió a su labor, tomando la pala más cercana y ayudándole a terminar más rápido.
Y de esperarse, en algún momento se convirtió en una competencia. Sakura se inclinó agarrando la pala y mostrando su característica sonrisa preguntó:
—¿Competimos para averiguar quién cava más rápido?
Apenas preguntó, Konohamaru se lamentó. A su lado, Moegi los miró con un poco de renuencia temiendo a un regaño de Itachi y dijo:
—Señorita eso es...
—Divertido ¿eh? —Concluyó erróneamente Sakura alzando las cejas, luego se giró a Konohamaru y ladeó la cabeza—. Hagamos esto, si ganas te regalaré una piedra Elemental.
Si no fuera porque no había nada con que tropezarse, el chico lo habría hecho por la impresión, en cambio ensanchó los ojos con el brillo determinado en sus ojos. Por su parte, Moegi sí se tropezó con sus propios pies, una expresión incrédula se formó en su rostro, pero Konohamaru la ignoró susurrando furiosamente.
—¡¿Te quedan elementales!?
La sonrisa de Sakura se agrandó.
—Supongo que eso es un sí.
¡Claro que sí competiría por un Elemental!
Incluso si Moegi intentó detenerlos, no pudo. Además, no era que estuvieran haciendo alboroto, simplemente cavaron por su lado y averiguarían quién terminaba más rápido.
Y, como era de esperarse, Sakura se llevó la victoria. Internamente se preguntó qué clase de trampa utilizó para derrotarlo, su apariencia agraciada y esbelta confundiría a cualquiera y pensaría que era debilucha siendo todo lo contrario. Lo único que le impidió gritar fue que sería una falta de respeto por los difuntos y que cualquiera podría escucharlo. Sakura le consoló con unas palmaditas en la cabeza y le aseguró que quizás en la próxima vez le ganaría.
Su pequeña competencia los distrajo el tiempo suficiente. Para ese momento todos los cadáveres yacían bajo tierra con sus tablillas correspondientes y honrado sus restos; Itachi ordenó a los discípulos volver a las posadas a grupos después de recoger el material que utilizaron para excavar; a excepción de Sasuke y Hinata que continuaban en lo suyo.
—Quien lo diría, Cazadores haciendo tareas tan rigurosas como enterrar a los muertos —murmuró Sakura para sí sabiendo que Itachi escuchaba. Él sonrió un poco indulgente.
—Nuestros maestros enseñan la importancia de la humanidad, si no son capaces de dar un entierro digno y mancharse con la tierra ¿qué sería de nuestra empatía?
Sakura le dedicó una breve mirada junto con un "Hmp" nada impresionada.
—Casi me sorprenden, joven Itachi —dijo a la ligera y se encaminó de regreso a dónde se hallaban Sasuke y Hinata, aún en su conversación. Por la postura de ambos parecían a punto de terminar.
—Joven Itachi ¿me permite regresar con el joven Sasuke? —preguntó Konohamaru al ver los últimos grupos preparándose para partir, en ellos se iría Itachi.
—¿Yo también puedo? —Intervino Moegi.
Itachi les dedicó una breve mirada a los dos y posterior a su hermano. Sólo después de considerarlo asintió sin más.
—Sean cuidadosos y no tarden demasiado.
—¡Sí, joven Itachi!
Un poco eufórico Konohamaru se aproximó a pararse junto a Sakura detrás de un montículo de tierra que en un principio fue pequeño y creció de tamaño el doble de una persona promedio debido a la tierra sobrante arrojada por la excavación de tumbas. Sakura esperaba pacientemente con los brazos cruzados y la vista fija en el cielo, su expresión vaga y fuera de este mundo.
—Esperemos a que terminen —indicó Sakura en voz baja, aunque yacían lejos para ser escuchados.
Y así, de pie con la paciencia que adquirió, Konohamaru se limpiaba ociosamente el polvo restante de los pliegues de su kimono cuando captó una conversación a sus espaldas de un par de discípulos que se acercaron del otro lado del montículo a recoger las palas abandonadas.
—... Sasuke tiene habilidades después de todo. Pensé que eran falacias del maestro Kakashi en un intento de no perder el favor del líder. —Habló uno de ellos con voz nasal, y a Konohamaru no se pasó por alto la cantidad de ofensas en una sola oración—. No me hubiera asombrado si resultaba ser falso.
Konohamaru apretó los dientes conteniendo el rugido de indignación y molestia de sus labios. Incluso Moegi frunció el ceño y dirigió su atención allí con cada facción de su rostro gritando: "Descarados, chismosos, bastardos" y un sinfín más.
Y Sakura...
Extrañamente permaneció callada sin cambiar de postura, bajando únicamente la cabeza y un semblante mortalmente serio.
—Nada impresionante, a decir verdad —contribuyó el otro con un bufido, su voz era más chillona. Konohamaru quiso con todas sus fuerzas discrepar. ¿Nada impresionante? ¡Actualmente sólo tres personas pueden interpretar Consulta! —. Jamás manifestó los poderes heredados que le correspondía por derecho y trajo vergüenza al Clan. El que sepa interpretar Consulta es lo mínimo que puede hacer para restaurar el honor del Clan.
¿Honor? ¿¡HONOR!?
—Incluso con saber Consulta no será suficiente para compensar su sangre seca. La vergüenza de ser el primero en la historia de no heredar poderes de sangre debe ser enorme ¿será que puede dormir por las noches?
Los sentidos de Konohamaru gritaron a salir en defensa de Sasuke como mayormente lo hacía ante los chismes que circulaban y caían a sus oídos. No temía meterse en problemas para defender a su mayor a pesar de que Sasuke le insistía que no era necesario, que los dejara hablar, en algún momento se cansarían.
Pero no. ¿Cómo podría ignorarlos sabiendo de primera mano todo el esfuerzo invertido de Sasuke con su entrenamiento? Yendo más allá de los límites para sobresalir, destrozándose en el proceso; dominando a Kusanagi y el lenguaje del guqin sólo para complacer a los Ancianos y Sacerdotes, calmar sus voces y continuar esforzándose en silencio hasta el punto en que su vida peligró.
Menos ahora dejaría pasar esta ofensa. Aspiró con fuerza y salió de su escondite dispuesto a gritarles, pero inesperadamente un borrón rosa pasó a su lado y se adelantó.
Fue espectador de cómo ambos discípulos erguidos con las palas en sus manos los miraron con asombro al descubrir que escucharon su conversación. Percatarse de Sakura, a pesar de su tamaño, la postura que optó de brazos cruzados y barbilla alzada la hacía ver más imponente de lo que parecía, añadiendo una expresión sombría. No era nada alentador.
—Les aseguro, pequeños bastardos, que hay mayores vergüenzas que no nacer con poderes heredados —dijo Sakura con una voz extremadamente oscura que le dio escalofríos en la columna no sólo a los dos discípulos, sino también a Konohamaru y Moegi a sus espaldas.
—¿Y tú quién demonios eres? —inquirió el de voz nasal con petulancia, como si no hubiese sido descubierto hablando a espaldas de otros, específicamente del segundo joven maestro de su propio clan.
Sakura soltó una risa melodiosa que sólo causo más escalofríos en todos. Entonces ella sonrió de lado de forma maliciosa, alzando su mano derecha que tenía su anillo cual se extendió hasta una aguja y la hizo girar sin dejar de observarlos.
Los dos discípulos tuvieron un mal presentimiento y retrocedieron ligeramente. Ella tarareó dando un paso al frente, ignorando su pregunta lanzando otra en respuesta.
—Dicen que no hay mayor vergüenza para un Cazador de demonios que ser vencido por una semidemonio —especuló ociosamente y dio un paso al frente, extendiendo su mano derecha los miró con ojos entrecerrados y una sonrisa angelical—. ¿Comprobamos si el rumor es cierto?
En los años siguientes y hasta el día de su muerte Konohamaru jamás olvidaría la expresión de Sakura en ese momento.
Ojos oscurecidos por el enojo, el derecho brillando entre lapsos por un centellante color carmesí amenazante, labios tiritados en una sonrisa de lado y una furia silenciosa que era más peligrosa que una vistosa tormenta. Una expresión que únicamente portaban los depredadores cuando defendía a los suyos, misma que optó Sakura y no estaba ni cerca de pretender en deshacerla.
-Sasuke y Sakura volando juntitos sobre la espada-
Konohamaru por fuera: *tratando de disimular sus miradas*
Konohamaru por dentro:
En el próximo capítulo estaríamos culminando el arco con la aldea de Flores Danzantes. ¡Vendrán más aspectos interesantes!
¡Gracias por leer! Agradecería su podría decirme en los comentarios que les está pareciendo la historia :)
¡Alela-chan fuera!
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