/12/ Sin necesidad de títulos, sólo tú
Spoiler: la aparición tan esperada por latinoamerica está aquí (ɔ◔‿◔)ɔ ♥
Hubo una vez alguien a quien aceptó como un hermano antes que Itachi.
Hubo una vez Sasuke disfrutó plenamente su vida.
Hubo una vez que alguien estuvo allí cuando era débil.
Cuando el sol salía y se ponía, días de estudios que transcurrieron en alegría, como una canción de aceptación. Alguien le sonreía con alegría y lo jalaba por el patio de su Pabellón entre juegos asegurando que la diversión era primero antes que la responsabilidad (algo absurdo contando su método de crianza y disciplina de ambos).
Hubo alguien a quien llamó su mejor amigo... y perdió a causa de su titubeo. A quién sostuvo entre sus brazos en su último aliento de vida mientras sangraba sin parar y él suplicaba a gritos que lo abandonara. ¿Qué sería de él después de su partida? La soledad lo abrazaría una vez más y estaría completamente sólo.
¿Cómo podría vivir sin su guía?
Los Cielos ciertamente no lo eran.
—Los Cielos guiarán tu destino. —Es la frase que Mikoto le decía de niño.
Entonces ¿parte de su destino fue que le arrebataran a su hermano marcial? Esa noche gritó y rogó a los Cielos que salvaran su vida a cambio de cualquier cosa. Los Cielos se vieron tan calmos, como si en la tierra no hubiera sombra de muerte ni desgracias acechando. Como si dieran la espalda a un mortal que muere desgraciadamente a causa de sus acciones, un curso muy natural.
Claro, como si morir de una forma tan espantosa fuera normal.
Desde ese entonces Sasuke no reza sinceramente y tampoco pretende hacerlo. ¿Quizás por ello no manifestó su don? No lo sabe con certeza, su mente bloqueada por el dolor únicamente buscó un consuelo y la resignación.
Los sueños pasaron de ser un bálsamo a una tortura. Recuerdos de esa época dorada en que corrían y jugaban entre los ríos de las montañas y cazaban faisanes. Entrenaban codo a codo y se consideraban hermanos marciales, muchos decían que serían hermanos jurados apenas tuvieran la oportunidad y cuando crecieran serían la dupla perfecta de batallas.
Todas esas ilusiones y especulaciones se rompieron en una noche trágica en la que no se ha recuperado, así que se ha obligado a encerrarlo en lo profundo, más recodito de su corazón dónde nadie ha llegado. Una caja empujada y sellada bajo llave con la esperanza de que no saliera a flote pronto.
Desde que cumplió los dieseis años pocas veces permite pensar en él, en su amigo que murió tan joven y reprime constantemente sus pensamientos.
Así que, cuando Sasuke abre repentinamente los ojos en medio de la madrugada sudando frío debido a sus repentinos sueños de esa época no puede evitar sentirse... frustrado y solitario al no tener nadie a su alrededor.
La habitación de la posada de por si era acogedora, pero en ese momento le parece un pedazo insípido entre cuatros paredes que se estrechan y lo ahogan sin parar. De sombras a sus costados que tiran de su conciencia y perturban su tranquilidad. Una sombra de arrepentimiento que le susurra en el oído, la tristeza abrazándolos por detrás y la pena mirándolo fijamente.
Se levantó de la cama dirigiéndose a la ventana abierta, el aire de la madrugada se filtró en remolinó en la habitación. Exhaló llenándose profundamente de serenidad y soltó el aire en un susurro acompañado del nombre que hacía mucho que no salía de sus labios.
—Hacia tanto que no soñaba contigo, Naruto —murmuró al aire frotándose el rostro, quedándose con la mano pegada a su cara por unos segundos antes de permitirse otro suspiro audible.
De reojo miró el guqin apoyado en la mesita de noche, antes de dormir tocó unas notas y lo dejó allí. El silencio sordo junto a las cigarras lo impulsaron se sentarse detrás de la mesa, colocando las manos titubeantes sobre las cuerdas y la tentación de tocar Pregunta al Espíritu.
¿Cuántos ha pasado desde que tocó dicha melodía con la esperanza de hallar a Naruto?
Una pregunta que flotó en el aire y sus deseos truncados al sentir una presencia agazaparse en el marco de la ventana. Despegó los ojos de las cuerdas dándose cuenta de la persona vestida completamente de negro cuyo rostro oculto detrás de una marcara Oni con el patrón de un oso feroz. Se trata del ANBU que fue a entregar la carta a su hermano.
—Joven amo —saludó el ANBU con voz gruesa opacada por la máscara, dejando caer una rodilla en el suelo y extendiéndole la carta.
Lo saludó en silencio y leyó la correspondencia sin ninguna perturbación anterior de su mente, obligándose a desplazar los pensamientos de Naruto lejos de su mente.
La carta de Itachi era precisa y sin tanto detalle, una sola frase reveló su aceptación.
«Sé prudente en tu misión».
A pesar de no tenerlo de frente, comprendió la situación.
Durante la noche envío una carta a su hermano informándole de sus sospechas sobre el Reska, sería imprudente avisarle directamente a su padre por varias razones: en el informe que hicieron respecto a la pelea omitieron ciertos detalles importantes tales como la zona en que lucharon y quienes los ayudaron, reducen número y cambiando la ubicación de la cueva al prado, pero dentro de la barrera. Todo a petición de él mismo, si bien eso costó una mirada pesada de Itachi, lo aceptó sabiendo que involucrar a los semidemonios sería perjudicante para ellos.
Así que dijeron una verdad a medias. Sasuke no se arrepiente a en absoluto.
No sabe que más había revelado Itachi a su padre para que aceptara que hiciera una investigación al respecto, pero confía en que nada que perjudicase a Sakura y su familia.
Como fuese, Fugaku autorizó su decisión y pidió que actuara con prudencia y discreción, no deseaban que el sacerdote a cargo de Flores Danzantes malinterpretara su acercamiento a un intento de espionaje o movimientos hostiles. Actuaría a consecuencias según las circunstancias.
De lo único que se arrepentía era de su pronta partida. El retorcijón de negarse a la idea de despedirse prontamente de Sakura le provocó un ceño fruncido muy profundo y el disgusto, si bien se metió en esto por sí solo la investigación es cuantiosa para dictaminar sus siguientes pasos.
Tuvo que despejar dichos pensamientos sabiendo que Jūgo esperaba expectante a sus órdenes. Con parsimonia aproximó la carta a la flama de la vela que encendió previamente y que ardía sobre la mesa, contemplando solemne como se convertía en cenizas.
—Agradezco que hayas llevado la carta, Jūgo, sé que no es parte de tus deberes —dijo sereno sacudiéndose las cenizas de los dedos.
—No tiene que agradecer, joven amo, es nuestro deber estar a su servicio. —La voz ronca del ANBU fue amable y servicial, un alborotado cabello naranja sobresalía sin problema.
—¿Has tenido noticias de Toru?
Jūgo asintió de inmediato trayéndole un poco de esperanza. El ANBU junto con otras dos personas eran los encargados de recabar información de Toru, hasta ahora siguieron rastros viejos y de poca credibilidad, esperaba recibir noticias diferentes.
Ninguno de los dos estaba atento a ser escuchados, antes de entrar Jūgo colocó un talismán silenciador para evitar que oídos curiosos se inclinaran a su conversación. Así que libremente intercambiaron información.
—Como suponíamos, Toru no está muerto, pero es excelente eludiendo a sus persecutores. —A Sasuke no le sorprendía el dato contando que Toru tiene la habilidad de sanar cualquier enfermedad, muchos lo buscarían, o más bien, irían tras su poder—. Cambia constantemente de nombre y apariencia, la única forma de seguirle la pista es mediante su profesión de sanador, pero no se queda mucho tiempo en el mismo lugar.
—¿En dónde fue su último avistamiento?
El breve silencio de Jūgo anticipaba expectación. Sasuke alzó ambas cejas.
—Con base a los habitantes del último pueblo que estuvo, se dirigía al Monte de las Ánimas a dejar cenizas para purificarlos. Eso fue hace un mes.
Un mes. Tanta coincidencia de fechas comenzó a sentarle en el estómago con un nudo de intriga y sospecha. Precisamente un mes atrás sucedió el ataque del Reska y los rumores de Flores Danzantes, aunque no estaba confirmado, el hecho de que fuera un rumor ya era preocupante. Ahora se suma la aparición de Toru.
¿Estarán relacionados? Y lo más importante, ¿seguía en la aldea Taishi? El azabache estuvo tentado en salir ya mismo y preguntarle a la primera persona que viera si era "Toru" pero está lejos de ser la forma correcta de encontrar a una persona que no quiere ser encontrada y cambia constantemente de apariencia, ocultándose del ojo mundano.
Cerró los ojos recordando su viaje a Flores Danzantes, imposible de aplazar el asunto cuando ya obtuvo la aprobación del líder del clan y no estaba en posición en desaprovechar la oportunidad. La posibilidad de una relación de eventos tenía sus sentidos alerta, conocer la verdad (si es que había) detrás del ataque del Reska era afianzar la seguridad de la aldea de semidemonios, y con ello, la seguridad de Sakura.
Pero admitía que la sola idea de encontrarse pronto con Toru sería un alivio tanto para su cuerpo como su alma, si bien el remedio que el anciano Hiruzen preparó para él le ayudaba a reducir el tiempo en que se cerraban los canales de energía espiritual, no era la solución permanente. Está acostumbrado al dolor de sus brazos cuando abren su piel, sin embargo, no significa que le guste.
—¿Qué desea que hagamos, joven amo? —cuestionó Jūgo. Al parecer estuvo mucho tiempo en silencio, pensativo, que el ANBU tuvo la prudencia de cuestionarlo.
Lo miró fijamente.
No podía dividirse en dos y estar en ambos lugares al mismo tiempo.
—Hay un asunto que debo resolver en la aldea Flores Danzantes, mientras regreso investiga quién es Toru —ordenó pasible y con anticipación suprimió las esperanzas sabiendo que quizás en ese mes Toru se haya marchado, pero no deja de ser una pista—. Si sigue en la aldea no lo intercepten, seré yo quien hable con él. En caso de que no esté, sigan sus pasos, me pondré en contacto con ustedes después.
Jūgo, tan servicial, asintió recibiendo la orden. Y tras una reverencia en su misma posición, desapareció en un borrón y la única evidencia de que estuvo allí fue la ligera brisa que provocó su salida silenciosa y rápida dejando a Sasuke un tanto pensativo y contrariado.
Alejándose del guqin y su tentación de tocar la melodía para cuestionar las almas.
El que Sasuke estuviera en el pueblo Taishi fue un capricho suyo impulsado por sus ansías de alejarse de su hogar (pero era un asunto que nadie tenía porque saberlo).
A manos de su padre llegó una petición de un líder de pueblo cercano a la aldea Taishi, pidiendo apoyo en eliminar un grupo de sombras que perturbaban a los habitantes. Apenas se enteró y no perdió la oportunidad de solicitar encargarse. Como era de esperarse, a solas con su padre este mostró cierta renuencia en su solicitud debido a las implicaciones del desborde de su energía espiritual.
Terminó un poco convencido tras recibir el visto bueno de Tsunade... también a medias. Su padre no lo dijo, pero también lo aprobó debido a los sucesos recientes. Comprendía que necesitaba alejarse un tiempo de la Villa de Fuego tras la revelación desgarradora de Mikoto, y el hecho que estuviera los días siguientes encerrado en su Pabellón su guqin reveló su estado afligido, ni Itachi fue capaz de alegrarlo.
Bien, quizás su padre, hermano y maestro supieran la verdadera razón de su desenfreno silencioso.
Y así, tras recibir la aprobación marchó volando sobre su espalda a la aldea designada sin mirar atrás, sabiendo que la debilidad lo carcomería y le haría sentir culpabilidad. Tuvo un par de horas para alejar dichos pensamientos y emociones mientras llevaba a su destino.
Como esperaba no le tomó más que unas horas eliminar las Sombras y después de los cordiales agradecimientos con los aldeanos, marchó a la aldea Taishi con la esperanza de un encuentro con Sakura.
Lo demás es historia.
Después de su perturbación en medio de la madrugada le fue imposible dormir. Buscó meditar y afilar su espada en un intento de serenar su mente, se concentró tanto que al percatarse ya era hora del desayuno, así que guardó sus pertenencias en la bolsita dimensional y bajó al restaurante en busca de saciar su hambre antes de partir rumbo a la aldea de Flores Danzantes.
Sus pensamientos se ocuparon en buscar una manera de despedirse de Sakura, desconocía parcialmente la ubicación exacta de la aldea de semidemonios y tampoco quería que sus acciones fueran malinterpretadas. La última vez que se vieron él estaba inconsciente, así que se niega a no darle un par de palabras de despedida.
Sonrió tenue al recordar la despedida del día anterior en el borde del campo de protección. El desaire fingido de Sakura cuando le tendió las cajitas con los aretes, atreviéndose a especular de que se los daría a alguien más. Si ese fuera el caso ¿por qué le permitió escoger? Los aretes no eran para nadie más que para ella. Lo dejó muy en claro y disfrutó de ver la consternación en el rostro femenino, seguido de su sonrojo que cubría sus mejillas.
Ah, ¿cómo pudo pensar que toda la tetra fue falsa? Si bien utilizó dicho método para confirmar la información, sus palabras respecto a sus pensamientos no eran mentiras.
Lo dejó en claro diciendo como si fuese obvio: —¿A quién más se los daría si no es a usted?
Sakura no hizo más que fulminarlo con la mirada por sus —según ella — desvergonzadas palabras, roja de la cara y sus manos temblorosas apretando las cajitas. A sus costados los gemelos seguían quejándose de que no quería que él se fuera llamándolo por su apoyo recién adquirido: "hermano rico".
(Sasuke no lo admitiría abiertamente, pero le causó cierto afecto el ser llamado así por los niños).
—Esto es demasiado... —replicó Sakura después de acallarlos suavemente, pero su semblante cambió a duda, comenzando a ceder ante su mirada.
Sasuke la presionó un poco más.
—¿Es demasiado para usted o para mí? —cuestionó, y le dedicó una sonrisa de lado sabiendo que provocaría que Sakura frunciera más el ceño y se pusiera más roja—. Piense en que es un regalo de agradecimiento por ayudarme la última vez, no le agradecí debidamente.
—No es necesario. Intercambiar cartas es suficiente.
Si bien no era lo que buscaba que confesara el retorcijón en su pecho fue intenso. Después fingió aceptar su "derrota" y suprimió con éxito la sonrisa de lado que amenazó en ensancharse.
—Bien. En ese caso puedo revenderlo al prometido de Akane, se veía un joven muy devoto a su prometida. —Extendió sus manos con la intención de tomar las cajitas y de inmediato Sakura las atrajo para sí posesivamente con un brillo de advertencia en sus ojos verdes.
—Yo los escogí, así que me los quedaré.
Por dentro Sasuke infló su pecho, regodeando su victoria.
De un momento, lejos de ese recuerdo se centró a su alrededor, sentado en una de las mesas de la esquina del restaurante, el ajetreo mañanero de huéspedes y viajeros de paso que buscan saciarse de rica comida y delicioso vino. Está acostumbrado a la soledad y el silencio del Pabellón que le parecía un poco incomodo estar entre tanta multitud, aprendió a lidiar con ello, pero eso no significa que le guste.
Conversaciones triviales saltaba de una mesa a otra sobre el aumento de los impuestos de la aldea donde eliminó las Sombras; comentando sobre la temporada de caza de los venados en la zona o los comerciantes intercambiando tarifas. Apostaba a que más allá las conversaciones eran "interesantes" a juzgar por los ropajes de algunas personas y sus acciones, pero no era algo de lo que estuviera interesado.
Vagamente la escena se le hizo extrañamente familiar, una memoria de años atrás y la sensación de estar tranquilo a la espera de que su compañía llegara. Incluso ahora, al levantar la vista daba la sensación de que esa persona cruzaría por el umbral de la puerta como un rayo de sol atravesando un bosque.
Pero no sucedería, la persona que anhelaba ver únicamente lo visitaba en sueños. Se ha resignado con el pasar se los años y mantenido su mente cuerda por el recuerdo.
Así que, indiferente y con cierta crueldad, alejó dolorosamente dichas emociones.
Esperó a que Akane trajera el desayuno mientras estima sus posibilidades en caminar alrededores del Monte de las Ánimas y encontrarse con Sakura para despedirse adecuadamente. O bien, su plan inicial constaba en ello hasta que visualizó una cabellera rosada cruzar el umbral de la puerta.
Cuando una flor pierde su sol, lo único que puede hacerle compañía es la luna.
Su propia mente se aclaró y la nube oscura que lo atormentaba se dispersó en un santiamén mientras Sakura se acercaba rápidamente a su mesa trayendo consigo la calma, casi dando brinquitos al caminar.
Tomando asiento frente a él, apoyó una mano en la mesa y le sonrió alegre, se veía tan relaja a comparación de la tarde anterior. Su encuentro improvisado atrajo un ambiente diferente. Ninguno de los dos lo acordó en voz alta, pero fue tácito que se reunirían.
Sasuke obtuvo un latido fuerte al notar que traía puestos los aretes de piedra jade, dos mechones de cabello suelto de su cola de caballo los cubrían ligeramente, pero el movimiento de su cabeza los dejaba al descubierto. Contuvo por un segundo la respiración y lo soltó disimuladamente.
—Señorita Sakura.
—Sabía que te encontraría por aquí. —Ella saludó a su manera, cruzando una pierna sobre la otra e inclinándose a él, apoyando la mano en la mesa—. Temí a que te hubieras marchado apenas saliera el sol.
—No me marcharía sin despedirme —refutó sintiéndose un poco ofendido de que pensara en esa posibilidad.
—Uno nunca sabe, los accidentes ocurren. —Sakura se encogió de hombros y, decidiendo dejar atrás su evasiva, dijo con media sonrisa—: Lo importante es que te encontré.
Sasuke hizo una pequeña inspección de su rostro. Los ojos verdes brillaban de expectativas y mucha energía, las líneas que se tensaban ante su estado de alerta se habían relajado un poco y sonreía con los dientes, algo que nunca la había visto hacer. Sea el motivo por el cual lo buscaba debía ser fascinante para que tuviera el ánimo estruendosamente callado.
Le invitó con un ademán a que continuara. Sakura no habló al percatarse de que Akane dejaba un cuenco frente a él.
—Sakura, que gusto verte. ¿Deseas algo para desayunar?
—¿Tu padre está en la cocina? —preguntó en respuesta. Extrañada, Akane asintió y bastó para que Sakura negara con la cabeza y riera entre dientes con cierta ironía—. Olvídalo. Ese viejo es capaz de escupirle a mi comida si sabe que es para mí, sin ofender —agregó hacia Akane que entornó los ojos, dividida entre sentirse divertida u ofendida.
—Mi padre no haría eso... ¿o sí? —se cuestionó lo último, dudosa.
—Deberías aceptar que simplemente tu padre y yo no nos llevamos bien, es más, ¡si por él fuera sería su enemiga jurada! —Aquello lo dijo con un tono bromista, sacada de toda mala intención.
A solución rápida, Sasuke colocó su cuenco frente a Sakura. Ella parpadeó, un poco sorprendida por su acción y después una sonrisa se dibujó en su rostro. En cambio, Sasuke ordenó otra porción, y así Akane se marchó con una expresión divertida.
Sakura regresó al tema que le importaba apenas se quedaron solos.
—¿Cuándo planeas irte exactamente?
El Cazador dejó escapar aire por la boca, anticipando la reacción de Sakura.
—Esta tarde. Envíe una carta a mi hermano informando sobre nuestras sospechas, es vital investigar al respecto —informó solemne siendo testigo de cómo el ánimo de Sakura se desinflaba visiblemente, se molestó consigo mismo ser la causa de dicha reacción.
—¿Por qué?
Sasuke frunció el ceño, extrañado por su pregunta. Ella debía entenderlo mejor que nadie.
—Si la anomalía en la aldea tiene relación con el ataque de los Reska podría tratarse de un asunto más grande.
Sakura apretó la cuchara que sostenía y alzó la vista, clavándole los ojos llenos de dudas.
—No me refiero a eso —aclaró, y sus siguientes palabras estuvieron llenas de incertidumbre—. ¿Por qué estás dispuesto a hacerte cargo de este asunto que no te concierne? Afecta directamente a los semidemonios, no a ti.
La misma pregunta se hizo Sasuke en ese instante, mientras contempla los ojos vivaces y llenos de incertidumbres de Sakura que le hacía preguntas cuya respuesta aún no conocía del todo. El mismo se llegó a cuestionar sobre sus impulsos, los errantes fuera de su impasibilidad que surgían cuando se trataba de ella. De su propio capricho de verla una vez más y pasar tiempo a su lado, sintiéndose a gusto en su compañía.
¿Cómo decirle que le interesa todo lo que suceda con ella? Sakura no lo ve como un fracasado heredero inservible que no logró manifestar el poder purificador o un enemigo mortal, no más, si no como una persona normal.
Sin títulos, sin cargas.
Explicarle sus propios sentimientos recién descubiertos sería una catástrofe. Pero tampoco quería mentirle.
—Me preocupo por usted. —La verdad se filtró por su boca sin permiso, sólo después de pronunciarlo y contemplar la expresión gélida de Sakura, añadió en susurro: — ¿Me creería si ese fuera mi motivo?
Se arriesgó. Las decisiones que uno toma siempre tendrán riesgos y consecuencias, en esta ocasión aceptó el riesgo que conlleva ser sincero, obteniendo en respuesta la incredulidad de Sakura y sus palabras negativas como lo anticipó, quiso creer que no reaccionaría así, pero fue inevitable.
—No digas tonterías. —Ella espetó fríamente desviando la mirada. No le creyó restándole importancia a sus palabras porque no lo considera verdad y Sasuke tendrá que aprender a lidiar con su actitud desconfiada y airada que sale a flote ante sus buenas intenciones.
El mismo azabache aspiró disimuladamente tratando de disipar el ardor en su pecho, la desilusión lo golpeó sin consideración. No lo dejó salirse con la suya y se aclaró la garganta.
—De acuerdo, no importa si no quieres decirme tu verdadera razón, de todas formas, iré contigo —sentencio ella después de uno segundos sumergidos en el incomodo silencio en que ninguno de los dos se atrevía a retomar la antigua declaración. Sasuke contrajo sus cejas en sorpresa y Sakura entornó los ojos, señalándolo con la cuchara—. Como dijiste, si resulta tener relación con el Reska, debo investigar porqué atacaron dos veces el Monte de las Ánimas, y por extensión, a mi gente.
—¿Está segura? No creo que su hermano permita que vaya sola.
Sakura dejó la cuchara en el cuenco, bufando por debajo. Sasuke se percató que entornaba los ojos cuando una idea le parecía absurda.
—Primero, técnicamente no estaré sola ya que iré contigo. —No es un "vendrás conmigo" más bien un "iré contigo", la elección de palabras le resultó gratificante—. Y segundo, cuando sepa porqué quiero ir lo permitirá. Te lo aseguro.
Sasuke dudó sobre la aceptación de Sasori y la determinación de Sakura disminuyó. Indecisa y algo apagada, bajó los ojos y murmuró en voz baja con cierta nota de desilusión.
—A menos que... ¿no quieres mi compañía? Entenderé si es así...
Una vez más ella sacó sus propias conclusiones equivocadas respecto a sus intenciones, prefiriendo dar ideas y no preguntarle de frente, Sasuke hizo acopio de paciencia —mucha, a decir verdad— y se apresuró a calmar sus inquietudes.
—En absoluto. Será agradable tener su compañía, señorita Sakura.
La sonrisa volvió a su rostro y Sasuke tuvo otro latido violento.
—Vayamos a avisar de nuestra partida.
—¡Definitivamente no!
El rugido de Sasori resonó por el bosque, los animales cercanos huyeron asustados del sonido y las urracas volaron. A pesar de tener un grillete maldito la sola presencia del pelirrojo resulta intimidante para cualquiera de voluntad débil.
Pero no era el caso de Sasuke quién solamente parpadeó y dio un vistazo a Sakura a su lado, sin flaquear ante la primera negativa pareciendo acostumbrada a este tipo de reacción. Ciertamente él no conocía a Sasori más que por vista de una sola vez (vagamente recordaba su actitud arisca y gruñona) y mediante los breves relatos de Sakura en sus cartas.
Sin embargo, supuso en un principio que Sasori sería receloso a permitir que uno de sus hermanos saliera del pueblo, especialmente ellos siendo semidemonios, la sociedad afuera de la zona no era especialmente amable con los de su especie. Lo único que lamentaba profundamente.
Y como esperó el Cazador desde un inicio, la negación fue rotunda.
Sasori era obstinado...
... pero Sakura era aún más obstinada. Mantuvo su fruncido mientras el pelirrojo imponente cruzado de brazos le devolvía la vista. El aura a su alrededor no era visible, pero estaría destilando energía demoniaca si pudiera ser tangible.
—Hermano, esta vez no puedes negarte —aseveró la pelirrosa sin cambiar de postura—. Sabes muy bien que si esto nos involucra estaremos mal parados. Es mejor prevenirnos.
—Por eso mismo estoy en desacuerdo de tu espontáneo deseo de viajar, ¿qué sucederá cuando los ataquen? Apuesto que este Cazador será el primero en empujarte al peligro y dejarte morir —señaló despectivamente al aludido.
Las personas mayormente malinterpretan a Sasuke por su falta de reacción o su silencio, pocas veces le importó lo que pensaran de él, y otras, en las que estaba de buen humor, se molestaba en aclararlo cortésmente sin tanta fijación con tal de que lo dejaran en paz. Tuvo que aprender a no dejarse influenciar por las palabrerías.
Está acostumbrado que hicieran conjeturas a sus espaldas, nada inusual.
Pero por alguna extraña razón le molesta que Sasori sentenciara sus próximas acciones basado en lo poco que se conocen. ¿Cómo está seguro de que dejaría morir a Sakura? Que le corten un brazo en caso de que un pensamiento en relación llegase a cruzar por su mente alguna vez, si de algo estaba seguro es que incluso daría su vida si fuese necesario y, por riesgoso que fuera, no se asustó por ese pensamiento.
Menos aún se cuestionó el origen. Sólo lo aceptó. Así de simple que pareció tan complejo.
Sus motivos no son justificados ante los ojos de los demás, pero haría hasta lo imposible por preservar la vida de Sakura, y lo dejaría en claro, así que no dudó en dar un paso al frente antes de que Sakura pudiera intervenir por su cuenta
—Tiene razón en la primera parte de afirmación, pero no estoy de acuerdo de la segunda parte —dijo abruptamente. Las cejas de Sasori temblaron—. ¿Cómo está seguro de que la dejaría morir? Salvaguardaré la vida de la señorita Sakura si fuera el caso.
Sakura giró bruscamente su cabeza a él con los ojos muy abiertos. Sasuke se preguntó si no le dolió el cuello. Escuchó la risa sardónica de Sasori, quién se rio entre dientes y lo miró de una forma desdeñosa, totalmente desconfiado de su declaración.
La desconfianza no da crédito. Y Sasori parecía una persona demasiado desconfiada del mundo exterior.
—No confió en las palabras de un cualquier Cazador, y sí, es personal —agregó mordaz—. El hecho de que nos hayas ayudado anteriormente no significa nada. Bien pudiste hacerlo porque tu conciencia y moral no te permitía abandonar a los "débiles" pero una vez lejos del ojo público no dudarías en abandonar toda moral y dejar que alguien muera, especialmente los semidemonios. Ante tus ojos no somos más que parias.
Tales palabras juiciosas se filtraron a través de sus oídos, insertándose con fuerza en su mente y su pronta negación de pensamientos, contradiciéndole con sólo la mirada.
No le importaría recibir dichas palabras estando solo, las recibiría y guardaría en lo profundo de su corazón fingiendo que no le importa en lo absoluto. Pero a su lado se encuentra Sakura que absorbía la afirmación de su hermano como una esponja y parecía creerlo.
Sus ojos negros se opacaron ante sus pensamientos, ¿otra vez fue malinterpretado? Por primera vez maldijo ser un poco frío en externar sus emociones, le ha costado que la poca confianza que plantó en Sakura se desvaneciera en un santiamén; como si la corriente de un arroyo en nacimiento fuera obstruida por una presa, impidiéndole el paso natural.
Repentinamente enojado a que sus acciones hayan caído como saco roto para Sakura que deslizó su vista de Sasori a él con incredulidad, sin creerle... No controló a tiempo sus palabras y tampoco se esforzó en hacerlo.
Él confiaba en Sakura, pero no ella en él.
Saberlo le dolió de una forma que jamás imaginó.
—¿Dices que mis acciones no son sinceras? No seas tan confiado en especular y poner palabras en mi boca sin conocerme realmente —espetó con tanta frialdad dejando atrás todo rastro de su habitual cortesía, está irritado y dolido, una terrible combinación. La transformación a sorpresa en ambos semidemonios fue tan evidente, tan claro como el agua. Después añadió sin consideración alguna, inclinándose ligeramente al frente: — Espero que tus palabras estén en consonancia con la vida que llevas, Sasori. Sería lamentable si no fuera así.
Finalizando les dio la espalda sin dedicarles otra mirada. Las mangas de su kimono ondearon por su movimiento apresurado. El enojo hacia mella en su interior y temía que permanecer un momento más allí su lengua se descontrolaría cediendo a su temperamento; la mayor parte del tiempo se enorgullece de tener la excelente capacidad de controlar sus expresiones y habla, pero cerca de Sakura ese autocontrol flaqueaba, tanto para sonreírle más como para expresar lo que le desagrada.
Las dos caras de una moneda poniéndose en la balanza, la serenidad y la ferocidad. Una cediendo y la otra escondiéndose, permitiéndose domar y dejar toda decencia.
Pese a todo, no quería herir a Sakura con alguna palabra ociosa, así que decidió no despedirse y marcharse, ya luego se regañaría por perder la compostura tan rápido y se disculparía con ella por su actitud inapropiada e irrespetuosa.
—¡Sasuke!
Aspiró bruscamente sin detenerse ante el llamado de Sakura. Su cuerpo tembló y apretó los labios alejándose sin permitir que su lengua aflojara en palabras afiladas, en estos momentos se siente desilusionado y angustiado de saber que Sakura no confiaba en él de la misma forma, y no podía culparla. La vida de la pelirrosa no ha sido grata con las personas, es normal su desconfianza.
—¡Sasuke, espera!
Por primera vez hizo algo indebido: ignoró su llamado y siguió avanzando con tal de perderse entre los árboles. Apresurando su andar hasta que no pudo más, Sakura lo tomó de la muñeca y lo jaló hacia atrás. Internamente se sorprendió por la fuerza de la joven y mantuvo solidez en sus pies al trastabillar.
Se obligó a detenerse, pero desvió la vista adrede con tal de no toparse con sus ojos. Si veía a Sakura su determinación caería.
Ella no le soltó la mano, en cambio la apretó un poco. Sus dedos se tensaron ante el toque, tentando en alejarse y en el último momento decidir quedarse quieto.
—¿Por qué te fuiste así? Me dejaste sola allá atrás —le reprochó frunciendo el ceño—. ¿Cómo lidiarás con las consecuencias?
—Es mejor que te quedes, Sakura —murmuró con esfuerzo soltándose suavemente de su agarre—. No querrás enfrentarte a la ira de tu hermano por ir con un Cazador de dudosa moral.
Sus palabras afiladas eran dirigidas a sí mismo, pero diferentes para Sakura quién frunció el ceño dándose cuenta del cambio en su voz y la forma de hablar, impresionándose visiblemente ensanchando sus ojos. Él no notó la revelación interna de la pelirrosa, dándose la vuelta dispuesto a marcharse, siendo detenido nuevamente por un par de manos, esta vez aferrándose a su brazo.
—Mi hermano dijo cosas fuera de lugar —afirmó seria y los labios fruncidos de disgusto. Luego su mandíbula se aflojó—. Tú no eres una persona de doble moral.
¿No lo era? Se encontró respondiendo escuetamente: —Pero tú no lo crees.
La cuestión aquí no era si Sasori lo creía o no, más bien, la creencia de Sakura.
No pretende ser egoísta al respecto y forzarla a darle su confianza, Deseaba que se diera natural, no forzosamente. ¿Qué sentido tenía forzarla? Nada sería real, y él está cansado de las falsedades y mentiras disfrazas.
A este punto las fuerzas de Sasuke se tensaron y su enojo consigo mismo fue disminuyendo. El no ser lo suficiente confiable para inspirarle seguridad a Sakura le dio en una de sus venas sensibles. ¿Hasta cuándo sus hábitos le dejarían de dar problemas? En ocasiones las viejas costumbres son difíciles de alejar.
Los dedos de la joven eran suaves y su toque gentil, sin querer se distrajo un momento en la sensación antes de escuchar la voz femenina una entonación extraña, condescendiente que clamaba cierta indulgencia.
—Sasuke... ¿estás enojado?
Él no respondió, simplemente desvió la vista. Definitivamente sin pucheros. Sakura reprimió una sonrisa al apretar los labios y ver el indició allí que era dignamente oculto.
—Estás enojado. —Afirmó extrañamente contenta empujando la mano de Sasuke, componiendo una expresión serena—. No debes tomar en serio las palabras de mi hermano porque yo no lo hago.
Labios apretados. Sasuke aún se negó a mirarla de frente, pero sus palabras tuvieron más efecto, le inyectaron cierta esperanza y sus ojos brillaron tenuemente.
—¿En verdad?
Sakura asintió muy deprisa y en esta ocasión Sasuke enfocó sus ojos, se veía impetuosa y segura ante su declaración.
—Tú confías en mí ¿no es así? —cuestionó ella a su vez, y Sasuke imitó su gestó sin dudar, afirmándole prontamente lo que provocó una sonrisa genuina en los labios femeninos y que sus ojos verdes brillaran—. Entonces, dime ¿por qué no debería confiar en ti?
Sasuke tenía una respuesta, pero tuvo la sensación de que no era la correcta, así que permaneció sabiamente callado mientras Sakura continuaba su monólogo cada vez más cohibida, desviando la vista y bajando el volumen de su voz, pero no de intensidad.
—Eres el hombre más honorable y bueno que he conocido, al menos para mí.
Honorable y bueno. No es algo que escuchara todos los días en lo que respecta a ser descrito por los demás, mayormente tildaban a "Cazador piadoso" "Heredero inútil", sólo por mencionar algunos; así que recibir dichas palabras causó un revuelto en su interior. Sus ojos negros brillaron tenue bajo los rayos del sol, las hojas de los árboles trajeron consigo pétalos de flores danzantes a su alrededor y por un segundo se perdió en su mirada verdosa queriéndose fundir con ella.
«Al menos para mí».
No le interesa lo que los demás pensaran de él, con la opinión de ella basta.
Sus propios dedos se contrajeron respondiendo la espontanea caricia en su mano, apretando la menuda mano femenina. En ese momento Sakura reparó en sus acciones y se alejó rápidamente de él siendo un manojo de nervios, sus propias manos frotándose entre sí y desviando la mirada sin dejar de hablar rápido mientras tosía fingidamente.
Sasuke no evitó la sonrisa suave que amenazó sus labios ante la imagen adorable frente a él.
—Puede sonar absurdo teniendo en cuenta que es la cuarta vez que nos encontramos, pero hasta ahora no me has dado razones para dudar de tu palabra. —Estuvo atento a las palabras de Sakura con ademanes pequeños—. Me salvaste la vida y.... me tratas bien.
Ante lo último el Cazador no pudo evitar torcer los labios.
—Mereces ser tratada decentemente.
—Quizás aplica para los demás, pero los semidemonios son aguja de otro pajar —dijo solemne borrando todo rastro de nerviosismo, y continuó antes de que replicara agitando su mano—. Pero tú me ves como una persona normal, aunque no lo sea... y sinceramente pienso que estás loco, ¡tener como amiga a una semidemonio! Vaya broma.
Con esto el corazón de Sasuke se estruja combinado en felicidad a que Sakura confesó que confía en él, pero el dolor opacó brevemente esa emoción ante la mala broma de la misma, creyendo que verdad era una broma satírica. Porque ella misma pensaba que él creía en tal absurdo pensamiento.
Acercándose a ella, las palabras brotaron resueltamente como agua en sus labios en un intento de hacerle entender que él jamás la vería tan déspotamente por su origen.
—No te miro por tu origen, si no por quién eres, sin necesidad de títulos o identidades falsas. No me importa si eres una semidemonio, así como a ti no te importa si soy un humano. Para mí, solamente eres tú, Haruno Sakura —dijo él lleno de firmeza digna de su sinceridad creyéndolo para él mismo y para ella.
Sakura salió de su aturdimiento y lo miró fijamente, ojos abriéndose par en par. Miradas profundas y claras, libres de toda mala emoción. La distancia entre ellos parecía tan corta y el espacio a su alrededor tan lejano, en un abismo de sus propias emociones y posiciones, sin detenerse a cuestionar lo ancho y profundo de la expectación en sus corazones. Ni los latidos desenfrenados que experimentaban, nada de eso.
Solamente palabras dichas y auténticas junto con su propio ahogo de emociones.
En silencio, la joven pelirrosa se acercó. Su rostro de aplomo se convirtió lentamente en una de las primeras sonrisas genuinas y llenas de ilusión que Sasuke presenciaba, deteniéndose a unos cuantos pasos lejos de él, inclinándose ligeramente y sus mechones de cabello se deslizaron por sus hombros. Observándolo por unos segundos, pasando su vista por todo su rostro y después la picardía se asomó por sus ojos.
Con el poco tiempo compartido Sasuke aprendió a identificar los matices de esas sonrisas, y esta, sin duda, anticipaba una travesura.
—Si no hay necesidad de títulos entre nosotros, entonces ¿puedes decirme solamente por mi nombre otra vez?
Ahí Sasuke recordó su desliz en su discurso cuando la llamó a secas por su nombre y sin formalidades. Se cubrió la boca con la mano alejándose de ella (no huyó, pensó honrosamente) rehuyendo de su mirada y ocultando su rostro, sintiendo el cuello caliente y temiendo a que se haya sonrojado de las orejas.
Itachi le hacía burla al respecto, cuando algo le avergonzaba sus orejas resentían.
—No sé de qué habla, señorita Sakura —se hizo el desentendido.
La risa de la chica fue como las gotas de agua anunciaban una llovizna: húmeda y agradable, elevándose unas cuantas octavas en medio del bosque sin que molestara a nadie. Una melodía que se volvería otra de sus obsesiones.
—Oh, he descubierto tu secreto —tarareó satisfecha y llena de diversión, caminando detrás de él—. Cuando te enojas dejas de lado las formalidades y permites escapar a tú yo rebelde. ¿Quién iba a imaginar que podías perder la compostura así?
Sasuke mantuvo la boca cerrada caminando más rápido.
—¡Pero no te preocupes! —Sakura corrió siguiendo su ritmo, inclinándose a su lado y sonriendo inocente con la chispa burlona en sus ojos—. No le diré a nadie siempre y cuando me tutes de nuevo.
—Debemos marchar o no retrasaremos. —Mencionó en su lugar apresurando el paso dejando atrás a la pelirrosa.
La risa divertida de Sakura resonó por todo el sendero llenando de calidez su corazón herido.
Y para él, no importaba si el cielo se cayera en ese mismo instante y la tierra ardiera en llamas, nadie le arrebataría el regocijo de su corazón.
Recorrer el camino hacia la aldea de Flores Danzantes les tomó dos días y una noche. Era el atardecer del segundo día cuando arribaron al pueblo más cercano a las faldas dicha montaña; a comparación de la aldea Taishi, aquí los pueblerinos parecían extasiados y frenéticos entre tanta multitud que atosigaba. Muchas veces los comerciantes se detenían en medio de sus oraciones de ofrecimiento al percatarse de las vendan que portaba Sakura.
A solución, Sasuke se adentró a una tienda de ropa y le compró una capa, pudo presenciar como la postura hostil de Sakura de convertía a una más segura alrededor de la capa que se acomodaban cada instante en un intento de que le sirviera de armadura.
A esto estuvo un poco dudoso, preguntándole si era correcto de que haya venido con él cuando Sasori estaba en contra. Ella agitó su mano despejando el asunto y dijo con aplomo:
—Sasori no es mi padre, puedo hacer lo que me plazca siempre que no les afecte a ellos. Y no es la primera vez que viajo sola refiriéndome a que ninguno de mis hermanos me acompañe, ya debería estar acostumbrado.
—Sólo está preocupado por usted, es normal que desconfié de este viaje teniéndome de compañía.
—Sasuke, ya hablamos de esto —acortó ella entrecerrando los ojos, para después sonreír de lado y darle un ligero codazo diciendo astutamente—: Pero si me tuteas pensaré en tu perspectiva.
Con esto acallaba toda réplica de Sasuke.
Así que ahora andaba con la capa a su alrededor y el pliegue de la capucha ayudaba lo suficiente para cubrir su cuello, nadie sospechaba de su procedencia y le saludaban normalmente cuando se detenían en una posada en busca de habitaciones vacías. El atardecer se ceñía sobre la aldea y lamentablemente a la tercera posada el dueño negó con la cabeza y los miró con pena.
—No tenemos habitaciones disponibles. Los últimos los alquilé esta mañana —se disculpó el dueño.
El suspiro de ambos fue audible, y Sakura rezongó un poco.
—¿Qué sucede con esta aldea? ¡En cada posada que pasamos no hay ninguna habitación disponible! ¿Hay algún festival importante o algo así? —cuestionó tamboreando los dedos sobre el mostrador.
El señor les sonrió con disculpa.
—Hasta dentro de dos meses será nuestro famoso festival de invierno, pero ninguna festividad es causante de las posadas llenas.
—Uhm... —Tarareó Sakura deteniendo su mano, y fue curiosa al preguntar—. ¿Qué otra razón es necesaria para provocar esto?
Detrás del mostrador el dueño se inclinó un poco a ellos como si estuviera a punto de contarles un secreto, pero hablando lo suficientemente alto para que cualquiera que estuviera cerca escuchase. Sakura afinó sus oídos y fingió interés.
—El paso de Flores Danzantes se encuentra bloqueada. —Un dato tanto Sakura y Sasuke sabían de antemano, pero no le detuvieron en que continuara—. Así que los comerciantes están siendo obligados a subir completamente a la montaña. Se detienen aquí antes para descansar y reunir provisiones para los días que les tomará el viaje. El camino es pesado.
—Ciertamente es un problema que el paso esté cerrado.
—Para los comerciantes, claro —dijo el dueño sonriéndole a Sakura—. Para los locales no. Durante todo este mes las ventas han aumentado, sea cual sea la razón de su encierro, espero que no se abra pronto.
Esperemos que no, concordó Sasuke. Porque si la causa de que hayan colocado el campo alrededor sea por la Orquídea... estarán en serios aprietos. Corrían el riesgo a que el veneno se filtrara por el aire y muchas personas y vegetaciones a su alrededor perecerían en poco tiempo. Una catástrofe total.
—Tendremos que buscar otra posada o dormir en la intemperie —dijo despreocupadamente la pelirrosa sacándolo de sus conjeturas, desprovisto de toda preocupación ante las posibilidades de dormir al aire libre. Sasuke la miró como si le hubiese salido un tercer ojo—. ¿Qué otra cosa podemos hacer? No hay habitaciones disponibles.
Justo cuando Sasuke abría su boca para expresar sus alternativas, un grito atrajo su atención, su entonación parecía más indignación que indicio de dolor. Provenía de las escaleras que los llevaba a las habitaciones del segundo piso. Una pareja apareció vitoreando, la mujer por delante y el hombre casi arrastrándose por detrás, llorando a moco suelto. Una escena tan lamentable.
Sakura encontró su diversión vespertina y se acomodó con entusiasmo en el mostrador dispuesta a mofarse de tal espectáculo. Esto lo ha visto un par de veces en la posada de Sota entre las parejas que, o se engañaban o discutían por cualquier tontería.
—¡Cariño, déjame explicarte! —suplicaba el hombre joven agarrado de las soplas del kimono femenino—. Las cosas no sucedieron así, ¡Yo te amo a ti!
—¡No creeré más en tus mentiras, aléjate! —gritó la mujer dándole un empujón. El hombre trastabilló y la miró consternado desde su lugar—. ¡Me marcho! No me sigas ni me busques no me encontrarás jamás, ¡lo nuestro termina aquí!
Y con las misma azotó la llave en el mostrador y se marchó dignamente con la cabeza en alto sin mirar atrás. El hombre salió de su aturdimiento y la siguió desobedeciendo sus palabras, viéndose desgraciado y lamentable.
—¡Espera cariño, no me abandones!
En todo el espectáculo Sasuke mantuvo una ceja alzada y Sakura se reía por debajo ante el dramatismo, le comentó al Cazador en susurro que eso fue mejor que una obra de teatro, ¿quizás fueron testigos del final de un matrimonio destrozado por una infidelidad o los celos irracionales de la mujer? ¡Que vergonzosa escena!
Sasuke le riñó ligeramente: —No especules sobre ellos.
—De acuerdo, de acuerdo —murmuró Sakura entrecerrando los ojos enderezándose debidamente—. Pero debes admitir que eso fue entretenido.
El tic en la ceja derecha del azabache indicó estar de acuerdo, pero su rostro se mantuvo imperturbable.
Antes de que Sakura pudiera seguir picando, el carraspeó del dueño a sus espaldas los obligó a volverse a él. Agitaba las llaves con una sonrisa de suficiencia no viéndose afectado por el espectáculo, como si ocurriera todos los días y ya estuviese acostumbrado. Sakura podía simpatizar perfectamente con él.
—Tengo libre una habitación, ¿les molestaría compartir?
Ambos se miraron a los ojos con diferentes expresiones complicadas.
La habitación, como era de esperarse, contaba con una sola cama. Cuando ambos jóvenes estuvieron conscientes de las implicaciones, se pusieron nerviosos a su manera y sonrojados sin que el otro lo viera. Un escándalo que un hombre y mujer que no estuvieran casados compartieran el mismo espacio durante la noche, debido a las circunstancias podría justificarse, pero no quitaba el hecho de que fuera un poco incomodo.
El dueño entendió perfectamente y se mantuvo discreto para alivio de ellos.
Afortunadamente Sasuke era un caballero y no permitiría que Sakura se sintiera incomoda en su presencia, así que se aclaró la garganta y actuó rápidamente.
—Hay agua caliente lista para el baño, volveré en un rato con la cena.
Y así desapareció sin despedirse, dejando a Sakura sola en la habitación quien le agradeció profundamente la privacidad.
Les dije que la actitud de Sasuke cambiaría ;)
Lo sé, sienten que esto está yendo un poco lento, pero primero se está fortaleciendo la relación entre Sasuke y Sakura para los sucesos venideros, lo necesitarán :)
Mood: *Feli porque apareció Naruto*
Pero ¿a qué costo? Está muerto *llora*
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