/102/ Venganza y resolución

Ayudaaaa, ya no sé que nombre ponerles a los capítulos YuY 

¡La actualización más esperada! Feliz navidad y año nuevo atrasaso, espero la hayan pasado bonito este fin de año (sea como sea). Muchas bendiciones y buenos deseos a sus vidas <3 Estuve leyendo sus comentarios que dejaron en el tablero <3 Gracias, gracias.

Bueno, bueno, a lo que nos importa *c pone el casco* Creo que este capítulo será satisfactorio para muchos de ustedes.

¡Oh, y por cierto! Revelaron (por fin) la apariencia oficial en el anime para la Calamidad He Xuan, así que les estaré dejando por aquí la imagen y corrigiendo el color de sus ojos (al final se decidieron por azules, lo cual, queda cool). De igual manera ya corregí los detalles en capítulos dónde él aparece.

¡En fin, disfruten la lectura!

Demasiado lejos de su hogar, Sakura caminaba por el territorio base de He Xuan con bastante calma a pesar de arrastrar consigo un cuerpo ensangrentado que se sacudía cual pez fuera del agua, dejando un camino carmesí a su paso. Ignoró deliberadamente los gimoteos y gritos débiles detrás de la mordaza alrededor de la boca de Sai; ella marchó soltando silbidos y portando una sonrisa radiante, cualquiera que la viera pensará que es el mejor día de su existencia.

Contrariamente, Sakura considera que Sai no merece ser recordando en un día especial. Pero está feliz, muy feliz de una manera retorcida y oscura, la euforia la embarga de pies a cabeza y tiembla internamente de la anticipación. La sonrisa en sus labios posee atisbos de locura salvaje. El monstruo dentro de su interior, sediento de muerte y sangre parecía abrir sus enormes fauces, salivando en la espera de un gran banquete.

Se percató de restos de sangre en sus dedos, distraídamente se limpió en sus vestimentas ya de por sí manchadas con el mismo tono carmesí. Sai sangró demasiado y apenas comenzaba su diversión. Fue más débil de lo que consideró, una vergüenza absoluta llamarse demonio.

En retrospectiva, cuando Sakura atrapó a Sai frente a la Villa de Fuego lo arrojó sin contemplaciones a una celda en Ciudad Fantasma. Hua Cheng le dio entera disposición al calabozo subterráneo tanto como quisiera ¿y qué mejor forma de agradecer tal indulgencia haciendo uso de ese derecho?

Pero Sakura alberga otros planes. Van más allá de haberlo torturarlo con sus propias manos, de verlo reducirse en masas incomprensible, separando miembro por miembro metódicamente. Sí, le dio satisfacción hacer todo lo anterior, pero no la suficiente. Sakura se dijo que es capaz de superarse a sí misma, e ideó este plan.

He Xuan ya la esperaba en la orilla del mar. Sus ojos azules fueron tan visibles apenas estuvo cerca de él, una chispa de interés se asoma detrás de su expresión de aparente frialdad. Una mirada profunda como el basto mar detrás de él, un mar en que todo ser vivo es tragado, a excepción de la madera de ataúd o si estabas muerto. No se ganó su título de Aguas Negras que Hunde Barcos por una mera broma. Como todas las Calamidades, atravesó un sufrimiento indiscutible.

—Cuando me contactaste prometiendo mediar con Hua Cheng para reducir el diez por ciento de mi deuda con tal de ayudarte, no espere ser partícipe de una tortura. —El saludo de la otra Calamidad fue parco. No se dignó a mirar a Sai más de dos segundos.

Sakura soltó la cuerda amarrada a los tobillos de Sai y se sacudió las manos.

—A mí también me alegra verte tan pronto, He Xuan —alegó ella con una sonrisa retorcida. Rebuscó en los pliegues de su manga y extrajo una bolsita dimensional cargada de comida cual deposito en manos del hombre—. Toma, por la cortesía. ¿Conseguiste lo que te pedí?

He Xuan abrió la bolsa y olfateó audiblemente, mechones húmedos de cabello oscuro se deslizaron por sus hombros. El olor a bollos al vapor, carne seca y licor lo recibió. Le disparó una mirada escéptica a Sakura.

—Antes que nada ¿el imbécil aceptó tu propuesta?

—Obviamente. Y si me dejas tirar cierta basura a tu mar, prometo pagar de mi bolsa otro diez por ciento.

El hombre miró con ojos entrecerrados mientras sujetaba la bolsita dimensional como si fuese un tesoro.

—Quince.

—Once.

—Catorce.

—Diez.

—Once —aceptó al final He Xuan e hizo señas a sus subordinados que esperaban serviciales—. Tráiganlo.

Mientras tanto, Sakura se giró a Sai, no se molestó en amarrarlo de muñecas y pies, confiada en el estado moribundo en el que se encuentra, sin energías para ponerse de pie y huir. Poniéndose de cuclillas, le arrancó la mordaza y Sai inmediatamente saltó con un montón de blasfemias e insultos. Su cuerpo estaba al borde del colapso, su boca no.

—Maldita hija de puta, sádica de mierda. Disfrutas el sufrimiento ajeno.

—No tanto como tú, eres un experto en el tema —respondió Sakura con una sonrisa de dientes blancos. Le dio unos golpecitos en la mejilla, la punta de sus dedos otra vez se manchó de sangre—. Apuesto a que tu madre se revolcaría en su tumba si supiera que dio a luz a un hijo tan mierdero y sin escrúpulos.

Sai rechinó los dientes, sulfúrico. No se intimidó ante los insultos.

—Lamento tanto que mi querido primo haya quedado hechizado con una bastarda como tú. ¡Ni siquiera se imagina el alcance de tu crueldad!

—Quizás. Pero ¿sabes qué? No le importa. Nos casaremos, vestiremos de rojo y no estarás invitado. Que pena.

—¡Como si quisiera asistir, perra!

—Uhm, sé más creativo con tus insultos. Vamos, aprovecha a gritarme, no tendrás otra oportunidad.

De pronto se escuchó un peso muerto caer a unos metros de distancia. Un par de fantasmas trajeron un enorme ataúd qué a simple vista se deducía era de acero macizo, del más pesado tallado con intricados antiguos y con algunos orificios pequeños alrededor.

Sai entró en ligero pánico.

—Mira Sai, te presento tu próximo hogar —le dijo Sakura tomándolo de la barbilla y obligando lo a mirar el ataúd—. Obsérvalo a detalle, será la única vez que puedas. Muy pronto estarás dentro y sin ninguna oportunidad de escape.

Sai se estremeció y ladró insultos, pataleando. Sakura los esquivó sin esfuerzo mientras se incorporaba.

—Cometiste un error al convertirte en demonio. Como humano, estaba obligada a matarte sin permitirme torturarte adecuadamente —confesó Sakura con bastante tristeza pasajera, cual renovó de inmediato haciendo un ademán con sus manos—. Grande fue mi sorpresa cuando te convertiste en demonio ¡me sentí tan feliz que la emoción no cabía en mi pecho!

Se rio de una forma tan oscura, y caminó lentamente a su alrededor, como un cazador intimidado a su presa. El tintineo de las bordas de la horquilla generaba una sensación escalofriante. Sai apenas podían mantenerse sentado, tenso a cada palabra que sale de la boca de la Calamidad.

—Ahora nada me impide poner en marcha una de mis fantasías. Consideré seriamente quemarte hasta reducirte a cenizas, pero sería un gesto muy benevolente ya que morirías rápido. Y no soy una persona amable, menos contigo. —Se detuvo detrás de él, dando golpecitos con dedo en esos hombros tensos como el arco de una flecha—. Y me pregunté: ¿Cuál es otra forma más horrible de morir?

Aguardo silencio mientras la respiración de Sai tartamudea.

Sakura se inclinó poniéndose a la altura de su oreja y susurró con voz oscura y llena de saña: —Y se me ocurrió ahogarte.

Sai disparó una mirada de completo terror al ataúd, luego al mar, y rugió, tratando de rodar. Sakura lo sostuvo del hombro con apenas mínima fuerza, obligándolo a quedarse en su lugar. Y con la otra mano desde atrás, sujetó su cabeza para que mirase el ataúd y habló con esa voz melosa, cargada de peligro y letalidad.

—Sólo imagínalo. Encerrado en un espacio tan estrecho, con una estaca clavada en tu corazón y tu núcleo espiritual destripado. La regeneración es lenta y dolorosa alrededor de la estaca y la sangre se drena. No hay espacio para moverse. El agua se filtra por los orificios e inunda el interior. El pánico viene junto al miedo, sin el agua sientes que te asfixias. Entonces por fin quedas sumergido y comienzas a ahogarte a los poco minutos, tus pulmones arden, tu mente desvía, divagas y luego hay una calma engañosa que indica que estás muriendo... Pero esta es la mejor parte. Eres un demonio. ¡Hasta que no te corten la cabeza, seguirás regresando una y otra, y otra vez!

En todo el monologo de Sakura, el hombre al que sostenía temblaba y empezaba a negar con la cabeza, tratando de huir de su destino tan cruel, de esa mujer loca y malvada. Su propia muerte materializado en el verdugo que se divierte con su sufrimiento. Una venganza muy personal.

—¡No tienes conciencia, maldita sea! ¡Haruno Sakura, eres tan desquiciada, cruel y repulsiva al regocijarse con una tortura así! —Su cuerpo de por sí débil no se lo permitió. La risa baja y oscura de Sakura serán parte de sus pesadillas por el tiempo venidero.

—Por fin podemos estar de acuerdo en algo.

Sakura se incorporó agarrándolo por el cuello y arrastrarlo al ataúd que los otros fantasmas dejaron caer cerca. Sai se resistía, lo que no representaba mucho esfuerzo para Sakura en tirar de él. De lejos notó los ojos de He Xuan observando cómo se desarrollaba toda la escena, ni una sola vez intervino y Sakura no buscó su mirada después.

Llegó al ataúd ya abierto y lanzó a Sai en el interior. Uno de los fantasmas le entregó las estacas y Sakura jugó con ellos un momento. Luego se inclinó al ataúd, divagando con palabras mientras terminaba los preparativos entre las súplicas llorosas de Sai.

—Tu peor error no fue acorralarme, porqué ni siquiera me mataste con tus propias manos. Tu peor error fue asesinar a mi familia y empujar a Sasuke a un luto innecesario. —Golpe, golpe. La sangre salpicó y un chillido masculino desgarró el aire—. De haber salido esa noche con vida, él no habría sufrido tanto en mi ausencia. Ino y tú me robaron cinco años con familia y mi prometido, y eso nada me lo devolverá. Tendrás que soportar el mínimo precio. Perdí la oportunidad de encargarme de Ino, por eso alegra saber que sigues aquí.

Al final admiró su obra maestra. Luego agarró la tapa del ataúd y se encontró con los ojos de Sai. Le ofreció un ademan de despedida y una sonrisa en ciernes.

—Disfruta charlando con los peces, primo.

Poco después Sakura se sacudió las manos mientras se incorporaba en la orilla de la playa. La ropa mojada escurría y sus ropajes pesaban. De un chasquido se cambió la ropa y se secó el cabello. Mmm. Esto es una de los pocos beneficios que extrañará una vez regrese a su antiguo cuerpo. Una pequeña indulgencia a la que ya se había acostumbrado.

Se adelantó hasta dónde He Xuan estaba esperándola mientras se comía uno de los bollos.

—No puedo decir que aprendiste bien, parece que la crueldad era algo inherente. —Esto era un halago viniendo de alguien como He Xuan que planeó una venganza por siglos, infiltrándose en los Cielos como un dios Elemental, el Maestro de la Tierra (y otros Oficiales Celestiales con sus diversos clones) sin que nadie se diese cuenta. Y así deshaciéndose de su objetivo: el Maestro del Agua, arrancándole la cabeza.

Una historia de venganza que se convirtió al mismo tiempo su herida personal por diversas razones: el Maestro del Viento (el mejor amigo autoproclamado de He Xuan) y hermano menor del Maestro del Agua quedó en el fuego cruzado.

La persona que compartía un mismo nombre y al que se cambió su destino sin que se diese cuenta.

Una historia trágica, si le preguntan a Sakura.

—Tuve mucha motivación —alegó Sakura parándose frente a él, dio un vistazo al basto mar. En algún lugar de las profundidades Sai comenzaba a ahogarse por primera vez de lo que espera sean años.

—Supiste aprovechar tus cartas.

—Si no le hubiese quitado el núcleo espiritual no habría sido posible. Y aunque logre salir siempre estará hundido porqué estará vivo. Pero no pasará.

—¿Y si ocurre?

—Lo sabré —aseguró ella—. Y luego volveré a cazarlo, hasta aburrirme y decida que ya tuve suficiente.

—Pero si siempre permanece ahí...

Sakura se encogió de hombros.

—Entonces sufrirá por la eternidad.

He Xuan le dio una mirada parecida a la diversión alcaica.

—Lo confirmo, tu crueldad es inherente.

—Gracias por el cumplido.

—A todo esto, trajiste poca comida. La próxima vez no seas tan tacaña.

—La próxima vez prometo invitarte un banquete. Pero pasará un buen tiempo para eso.

—¿Por qué?

Sakura se trenzaba el cabello tratando de verse presentable, sus vestimentas eran una combinación de blanco con destellos rojos. La horquilla de su cabello tintineaba en las bordas cada vez movía su cabeza o caminaba.

—La Corte Celestial me empujó a poseer mi antiguo cuerpo. Vengo de los Cielos. Ugh, todo brilla, es repugnante. Entiendo por qué Lian-ge no le gusta permanecer mucho tiempo allá arriba.

—En pocas palabras, temen que una nueva Calamidad tome su dominio y solamente retrasan lo inevitable —espetó He Xuan no viéndose del todo de acuerdo con la idea.

—No tengo ningún domino, y no quiero ninguno.

—Los Espíritus no dicen los mismo.

—Ellos se hicieron falsas ilusiones, nunca me proclamé reina de nada —gruñó Sakura acomodando su trenza sobre el hombro, dando los toques finales.

He Xuan dejó caer ese tema, terminó el bollo y le lanzó de regreso la bolsa dimensional. Sakura lo atrapó y dio un vistazo. Ya no había rastro alguno de los veinte bollos y las cinco botellas con licor que trajo.

—¿Por cuánto tiempo estarás ausente? —inquirió él con aparente indiferencia.

—Por mi fuera, para siempre si eso garantiza que mi prometido viva la misma cantidad de tiempo —murmuró ella sombría metiendo la bolsita en una de sus mangas.

—Menuda suerte el venirte a enamorar de un mortal.

Sakura no dijo que en realidad se enamoró primero de lo que fue un fantasma y luego lo siguió hasta que reencarnó. Hay rumores al respecto, pero nada concreto. Solamente se dice que la Bailarina Sangrienta pasaba mucho en el Reino Mortal buscando de alguien ¿quién? Muchos especulan sobre una misión personal que Hua Cheng le encomendó; otros aseguran que se trataba de alguien apreciado para Xie Lian; y los más creativos negaban las antiguas afirmaciones remplazándolas con planes de venganza personal. Pocos acertaron y no fue absoluto.

Al final se despidió de He Xuan. Sus hermanos mayores y padre la esperaban en Mansión Paraíso para marcharse a la Villa de Fuego, no debía hacerlos esperar por más tiempo o el Emperador enviará a alguien por la fuerza para comprobar haberse cumplió el trato.

—Hasta luego, Sakura.

—Cuídate, He Xuan.

Sakura agitó su mano al alejarse. Esperaba verlo hasta dentro de cien años o más.

La noche es calma desde dónde Sasuke está de pie detrás de la silla en la que Itachi se sienta cómodamente mientras le trenza el cabello. Ha tenido mucha práctica en estos años, y aunque Lee es quien comúnmente se encarga de ello, hay algo de paz que trae a su corazón ver a su hermano despierto.

Su voz es baja y firme, hablando sobre el próximo festival Hanami y lo grandioso que sería la asistencia de todos. Itachi escucha, asiente y habla calmo, palabra por palabra a un ritmo singular. Se ha esforzado en practicar el uso constante de su voz.

—... Los discípulos bajan a Konoha para las festividades grandes. Nadie ha querido organizarlo aquí hasta que todos estuvieran despiertos —explicó Sasuke terminando de trenzarle el cabello largo a su hermano. Ociosamente se preguntó si alguna vez él se dejara crecer el cabello ¿se vería igual de genial que su hermano?

Ajeno a este pensamiento, Itachi sonrió.

—Ya estamos todos despiertos.

—Hm. Madan Hikoro está coordinando la festividad con los tíos. Seguramente Tío Cuarto sacará sus reservas de licor de fruta.

—¿Por cuánto tiempo lo conservó?

—Tres años. Si me preguntas, es probable que los guardara para este momento.

—Se escucha como algo que él haría.

—Sin duda.

Los tíos y tías de Sakura son carismáticos y se manejan con un buen sentido del humor. Con los años aprendió a tratarlos y dejarse llevar por sus bromas, a veces él contribuye y los toma por sorpresa. Luego le vitorearán y dirán que no pudieron conseguir un sobrino mejor.

A pesar de que antes nadie sabía sobre el regreso de Sakura, su familia ya lo trataba a él como si se hubiese casado con ella.

Terminó de colocar la trenza sobre el hombro de Itachi. Su hermano se había quedado repentinamente callado, Sasuke siguió su mirada hasta toparse de nuevo con el cielo repleto de estrellas, brillaban tan relucientes y guiñan sueños y realidades.

—Ojalá padre estuviera aquí —dijo Itachi de pronto, sin apartar la vista del cielo oscuro—. Le gustaba del licor de frutas.

Eso es un dato que Sasuke no estaba del todo seguro. A decir verdad, nunca fue tan cercano a Fugaku como hubiese querido. En sus primeros años de conciencia en esta vida, su padre se trató de una presencia constante qué veía a lo lejos, recibía cuidados de otros y pocas veces Fugaku le dirigía una mirada.

No fue hasta la primera vez que los Ancianos lo recluyeron y le infligieron las primeras heridas de muchas, Fugaku arremetió contra ellos y lo miró como un hijo. En ese momento a Sasuke no le importó nada más. Por fin tenía la atención —a medias— de su padre.

Y, al mirar a Itachi y Fugaku en aquel entonces, anheló tener una relación así se fuerte. Nunca pudo envidiar a su hermano por ser el primogénito que tiene toda la atención de su padre. Sé sintió bien que por lo menos uno de los dos tuviese ese amor de Fugaku. Que fuese amado y protegido.

Claramente Itachi vivió toda su vida junto a su padre, aprendiendo de él, adquiriendo gestos, conviviendo codo a codo. Sasuke apenas logró vislumbrarlo en sí mismo, pero, para Itachi, Fugaku lo era todo.

Intentó comparar la sensación y lo más similar qué se le ocurrió es un destello de pensamiento de encontrarse enfrentando la muerte de Madam Hikoro. Se le heló la sangre y sacudió bruscamente la cabeza. No. No pensará en ello, es caótico, feo y doloroso.

Está cansado de experimentar dolor.

Probablemente así se sienta Itachi en estos momentos.

Intentó darle un poco de dirección.

—Guardemos un poco para las ofrendas —sugirió Sasuke dejando el peine sobre la mesita de noche—. Estoy seguro que le encantará.

—... Sí, lo disfrutará —murmuró Itachi regresando la vista a sus manos unidas. Una anticipación cayó sobre ellos, Sasuke apenas lo advirtió—. Lo siento.

Sasuke se agitó, virando la cabeza hasta encontrarse con la expresión devastada de su hermano.

—¿Por qué?

—Por todo. Dejé que me controlaran y maté a nuestro padre. —Su voz tembló al final de la oración, parecía querer desviar la vista, y al final cerró los ojos tragando grueso—. Te arrebaté la oportunidad de crear más recuerdos con padre.

—Tú no me quitaste nada —replicó de inmediato Sasuke, tratando de ser lo más sincero posible. Conocía ese sentimiento de culpa, lo vivió en carne propia por tantos años, una década completa.

Al final se sentó en la cama, a la altura de su hermano. Itachi mantenía los ojos cerrados, probablemente sin querer ver la rabia en los ojos de su hermano menor, y nunca la vería. Sasuke no expresó más que comprensión silenciosa.

—A pesar de las circunstancias, no lo hiciste a voluntad propia. Padre era más fuerte que cualquiera y si hubiese querido, no habría muerto bajo tu mano. Pero era inevitable. O era dar su vida o la tuya. Él decidió por dar la suya. —Respiró hondo ante los recuerdos del cadáver de su padre, frío y lleno de sangre. Y después esa expresión pacífica en su rostro al ser enterrado—. Padre te quería tanto y decidió sacrificarse. No te culpes por ello, porqué nadie lo hace. Ni yo, ni él, ni los Cielos.

Aunque los sobrevivientes vieron el desenlace, nadie ha dicho nada en contra de Itachi. Ya sea lo comprendiera o no, mantuvieron sus opiniones para sí mismos. Sasuke cree firmemente en que nadie lo dirá frente a su hermano, los lazos formados entre cada miembro del Clan son distinto de hace cinco años.

Se siente más ameno, cálido, como una gran familia (Hinata ha hecho mucho esta observación en el transcurso de los años). Si bien hay diferencias como cualquier otra familia, no se pierde esa deferencia mutua. Probablemente sea por el número (no tan) reducido de antes. Nadie se atrevería a ofender o lastimar deliberadamente al principal líder Uchiha. Aquel joven tambaleante que aceptó sus pecados y no los dejó desamparados, tomando la decisión de dejarlos en manos seguras en su ausencia.

En manos de Sasuke.

Itachi finalmente miró a su dirección, buscando creerle del todo. Sasuke sabía que debía empujar un poco más si quería hacerlo entrar en razón. Respiró hondo tratando de buscar su propia voz.

—No puedo juzgarte ni tenerte rencor, yo hice lo mismo. Mis manos se han manchado de sangre, y hay una vida arrebatada a la que me cargue mucha culpa —expresó con un respiro tembloroso—. Yo le atravesé el corazón a mi madre con una espada.

Itachi jadeó y miró intensamente.

Esto es algo que Sasuke, hasta el día de hoy, no habla a menudo. Se sabe cómo un secreto a voces porqué el mismo lo dijo alguna vez cuando preguntaron, una única ocasión y no más. El resto se encargó de difundirlo como advertencia de no mencionar a la muerte de la sacerdotisa Mikoto. Se sabía que fue controlada por la Flor de Medianoche y Sasuke tuvo que hacer lo necesario para acabar con dicho control.

Lo que pocos sabían era todo el trasfondo y Sasuke se lo dijo a su hermano. Habló y habló de ese encontró, de las emociones y la petición de su madre. Su propia renuencia, la negación y la aceptación agonizante.

Prefirió ser él quien arrebatara su vida y no alguien menos compasivo.

Al final Itachi lo abrazó, y Sasuke le devolvió el gesto. No sabía cuánto lo necesitaba hasta que los brazos gentiles, cálidos y amorosos de su hermano mayor lo envolvieron. Volvió a ser un niño, corriendo a escondidas en busca de Itachi en busca de consuelo.

Ambos ya tenían las manos manchas de sangre. Itachi mató a su padre, Sasuke mató a su madre. Vivirán el resto de sus vidas con tal pecado y es mejor que lo acepten y siguieran adelante. De lo contrario, ninguno de los dos avanzará por el sendero que se extiende bajo sus pies.

Después de un rato Sasuke ayudó a Itachi a meterse de regreso a la cama. Envuelto en ropajes blancos y la trenza colgando sobre su hombro, se veía cansado. El rostro de Itachi era agudo y ojeras naturales, sus ojos a veces oscilan, pero siempre mantienen una chispa de vida. Después de la charla, se veía menos atormentado.

Un discípulo vino trayendo la cena. Sasuke agradeció y preguntó cómo se encontraba su madre. El chico se agitó y sonrió como si hubiese ganado la lotería. Parloteó un poco sobre los avances de su madre y luego se despidió educadamente.

Es una costumbre de Sasuke preguntar si lo tenía en mente. Conocía a cada persona que habita la Villa de Fuego, sus lazos con los demás y la situación actual. La mayoría tenía familiares saliendo del coma. Para él es normal indagar.

Al sentarse de regreso a la silla con la bandeja en manos, captó cierta mirada qué le daba su hermano. Sasuke enarcó una ceja, confuso a la sonrisa formándose en los labios de Itachi. Menos mal que la conversación seria de antes no estropeó su humor.

—Los discípulos te adoran —apuntó encarecidamente Itachi, viéndose tan alegre por alguna razón desconocida—. Veo se alegran cuando te ven.

Sasuke viró la cabeza a la puerta y soltó medio bufido qué refleja cierta diversión.

—No hubiesen dicho lo mismo hace un par de años cuando los entrenaba personalmente —replicó recordando las clases intensivas, los quejidos y refunfuños de cada discípulo. Ninguna era con verdadero odio, pero sí cierta irritación. Lo normal.

—¿Los entrenaste?

—Se implementaron nuevos planes y me encargue personalmente de entrenar a los jóvenes —aclaró quitando las tapas de los cuencos, el aroma le llegó y su apetito se abrió—. Pregúntale a cualquiera y te dirán que era similar a pasar por el infierno.

Itachi se rio divertido.

—Oh, puedo imaginarlo.

—No lo hagas, les gusta exagerar.

—Pero estoy seguro que gracias a ello, la mayoría sobrevivió a la guerra.

Los ojos de Sasuke se achicaron. Sí, la mayoría sobrevivió. Otros más murieron. Otros quedaron con secuelas, pero vivos. Nunca se ha detenido a pensar a profundidad la gratitud que cada persona aquí le expresa, no por qué no lo necesitara, sólo que estaba tan absorto en sus propias recriminaciones como para aceptarlo del todo.

La cena en sí fue un asunto tranquilo, Itachi pidió saber algunos temas con referente a la política actual (no sin antes lamentar la carga que puso a Sasuke sobre sus hombros, y este desechándolo sin remordimiento con un: "No hay prisas y toma tu tiempo para recuperarte").

Expulsó su inusual alternativa ante la posición del Cazador en Jefe e Itachi lo miró con una especie de fascinación abierta.

—Nunca lo hubiese considerado.

Sasuke contrajo el ceño.

La costumbre es un hábito peligroso. Y esto lo demuestra. La sociedad en general está arraigada a la idea de mantener un puesto que trajo más desgracias que beneficios en la última década. Hay quienes se oponen a la corriente y lo cuestionan, al parecer, Sasuke es uno de ellos. Y por el rostro considerado de su hermano, él también.

Se distrajo cuando la flor qué mantenía cerca de su pectoral emitió una ráfaga de calidez. Una señal inocua. Rápidamente la sacó, con el corazón acelerado. Lo acercó a su oído y pudo escuchar las palabras de Sakura compartidas en susurros.

"Estoy en casa" decía ella.

Sasuke respondió con: —Iré pronto.

No mucho después se despidió de Itachi y casi corrió al Pabellón Kintsugi. Las preguntas arremolinándose en su pecho, buscando una salida. ¿Qué ocurrió al final? ¿Optaron por un castigo cruel o fue indulgente? No quería ni imaginarse la respuesta.

Estando frente a las puertas respiró hondo, tratando de tranquilizar su corazón desbordado. Ingresó con falsa calma, sus pasos eran apresurados hasta que llegó a la sala principal. De reojo apenas captó a cuatro personas, porqué una de ellas se abalanzó a él para abrazarlo con una gran sonrisa.

—¡Cariño, regresé! ¿Me extrañaste tanto? —Por supuesto no era otra más que Sakura. Sus vestiduras eran distintas a las del día anterior.

Tuvo un nudo en la garganta y murmuró que sí, la extrañó, y mucho. Fue un día largo en su ausencia (y una parte muy recóndita de su mente le regaña por la codependencia que está desarrollando. Y no, no lo pensara ahora. Más tarde. Por hoy se le permite ser obsesivo).

—Ven aquí, deja y te doy un beso. —Sakura lo agarró de la nuca a punto de besarlo.

—No, no. Suficiente coqueteo frente de mi —intervino Ryuichi para consternación de Sasuke. Apenas captó a los invitados, pero cuando cayó en cuenta de ellos optó una expresión más cortés y servicial.

Sobre todo, además de Ryuichi, también Xie Lian estaba presente junto a Hua Cheng.

Se enderezó tomando a Sakura de la cintura y se giró a los tres, haciendo una reverencia en saludo.

—Gran Maestro, Su Alteza, Chengzhu. Es un placer verlos de nuevo.

Hua Cheng le dirigió una mirada entrecerrada, y Xie Lian lo saludó con una sonrisa amigable.

—Le dije al joven Sasuke que traería de regreso a Sakura.

—Jamás dude de ello. Gracias, Su Alteza. —Fue completamente sincero. De reojo notó que Hua Cheng se había tensado y luego, después de estas palabras, optó por una postura relajada.

—Yo vine a ver a mi futuro yerno oficial —alegó alegremente Ryuichi dándole unas palmaditas en la espada a Sasuke, está demás decir que fueron algo rudas—. Y recordarte que jamás me solicitaste permiso para cortejar debidamente a mi hija.

Ah. Sí, bueno. Sobre eso...

Sasuke compuso una expresión mortalmente seria, y sin decir una palabra, desapareció por el pasillo. Ryu parpadeó, desconcertado cuando a los pocos segundos después regresó Sasuke colocándole en sus manos un pergamino amarrado con un listón rojo.

—¿Esto es...?

—La misiva donde informaba sobre mis intenciones con Sakura. La escribí hace cinco años —aclaró, es importante sepa que desde antes tuvo la intención.

A Ryu no se le pasó nada.

—Informar, no solicitar permiso.

—Solicitar su aprobación.

—¿Y si no la daba?

—... En mi Clan hay antecedentes de fugas. —Fue la respuesta simplista de Sasuke—. No seríamos los primeros.

Ryuichi quedó pasmado, luego, lanzó la cabeza hacia atrás y se rió a carcajadas sonoras. Asustó a Momo recostado en el alfeizar de la ventana y llegó corriendo a los brazos de Sakura, quien lo cargó y le dio mimos. Ella tenía una sonrisa que expresaba su diversión.

—¡Chico, eres realmente impresionante! —Ryuichi dejó de reírse y con el pergamino se dio unos golpecitos en el costado de su cabeza—. No esperaba menos de mi futuro yerno. Genial, espléndido.

—Te llenas la boca de tonterías cuando tú no tuviste que pedir la mano de nadie —se burló Hua Cheng detrás de ellos.

A Ryuichi se le borró la sonrisa y lo fulminó con la mirada.

—No te burles, que soy muy sensible.

Hua Cheng se rio entre dientes y luego desplazo su vista a Sasuke.

—Admiro tu valentía ¿o estupidez? —preguntó al final, inclinando la cabeza de lado mientras hacía un ademán a Sakura—, de casarte con ella. Sólo para que sepas, es demasiado caprichosa.

—Hua-ge —gruñó Sakura ofendida. Detrás de ella, sin que se diera cuenta, Ryu asentía frenético dándole la razón.

Sasuke le sostuvo la mirada a Hua Cheng sin ninguna pizca de renuencia.

—Lo sé.

—Tiene más de dos siglos cumplidos.

—Son simples números.

—Sus manos están manchadas de sangre.

—Se las limpiaré.

—Es un fantasma.

—Lo que importa es ella, no su estado.

Ante las últimas palabras Xie Lian ensanchó los ojos y unió las manos debajo de su barbilla, asintiendo frenéticamente con una sonrisa llena de felicidad. Hua Cheng había enarcado una fina ceja, y lanzado una mirada contemplativa, hasta que finalmente sonrió con frialdad.

—Eres interesante.

—Ey, deja de acosar a mi prometido o no te invitaré a mi boda. —Por fin intervino Sakura habiéndose quedado estática por un momento. Se colgó del brazo de Sasuke y le mostró la lengua de forma infantil a Hua Cheng.

—Mira cuanto me importa —ironizó Hua Cheng entornando su ojo.

—San Lang, yo sí quiero ir a la boda —comentó Xie Lian.

Inmediatamente la mirada de Hua Cheng se transformó a una dulce y cariñosa cuando miró a Xie Lian con adoración abierta. Lo abrazó por la cintura depositando un beso en su cabeza.

—Si gege quiere ir a una boda, podemos casarnos de nuevo.

—San Lang, no seas travieso —sé rió Xie Lian con indulgencia dándole una palmadita en el dorso, e inclinó la cabeza de lado en dirección a la pareja frente a ellos—. Me refiero a la boda de Sakura y el joven Sasuke. ¿O no estaremos Invitados?

Antes de que Sakura pudiese hablar, Sasuke se enderezó y asintió profundamente.

—Será un honor que ambos nos acompañen.

Esto dio entrada a que Ryuichi salta en su lugar, con el ceño profundamente fruncido: —Oye, chico. ¿Y yo qué?

—El Maestro Ryu se autoinvitará de todas maneras, no hay necesidad de decirle.

—¡Atinaste! ¡Ahora te aprecio más!

—¡Padre, no lo abraces! ¡Él es mío!

—¿Has escuchado el dicho que dice: 'el novio se casa con la novia y su familia'? Entonces prácticamente es nuestro.

—¡Ey, no!

Ryuichi se rio a carcajada limpia y redireccionó el gesto a Sakura, envolviéndola con sus grandes brazos. Haruno se tensó y farfulló exigiendo que la soltaran.

Sasuke observó secretamente divertido y a la vez atento. La relación padre-hija parece llegar a un punto en que ambos se comportan de la misma manera antes que Sakura recuperara sus recuerdos. Pero hay algo en la mirada de Sakura, una renuencia abierta, y la aceptación silenciosa de Ryuichi en que siempre será repudiado de una y otra forma.

Suspiró para sí. Es un asunto que deberán resolver ambos, no puede intervenir.

Invitó Xie Lian y Hua Cheng tomar asiento frente a la mesa y fue a la cocina por té. Madam Hikoro se hizo de suministros interminables y sin darse cuenta, siempre había una variedad considerable de té para elegir. Debatió por un momento el tipo de té que sea el agrado de Su Alteza. Al final, decidió un sabor suave y regresó con una bandeja.

En la sala Sakura seguía tratando alejarse del abrazo a aplastante de Ryuichi.

—Sobre el castigo que concedió la Corte Celestial... —tanteó Sasuke después de sentarse frente a la pareja singular.

—Está solucionado —aseguró Xie Lian con firmeza—. No te preocupes.

Sasuke soltó el aire que no sabía retenía, y procedió a servir el té con una práctica perfecta.

—¿Qué sucederá con Sakura?

—Sugerimos un plan alternativo, en que ella poseyera su antiguo cuerpo. El Emperador aceptó. —Esta vez habló Ryuichi dejando en paz a Sakura, quien lanzó un gruñido. Ryuichi se acercó a la mesa y agarró una de las tazas.

Sasuke titubeó al servir la última taza, la suya. Dejó la tetera a un lado y miró a los demás con desconcierto. Hablan de un cuerpo. ¿Es el mismo que sostuvo en brazos, destrozado, sin vida, más allá del reconocimiento?

Tardíamente recordó que Ryuichi lo restauró a su antigua gloria. Respiró hondo.

—¿Por cuánto tiempo?

—El tiempo en que sigas aquí, chico —dijo Ryuichi ya vertiendo licor (de quien sabe dónde lo obtuvo) a su taza.

¿Él?

Se confundió un poco más.

—La Corte Celestial estaba preocupada de que, al permanecer tanto tiempo en el Reino Mortal, matara personas sin razón cegada por su sed de venganza —explicó Xie Lian, y se escuchó un bufido burlón de Sakura—. Una vez ella regrese a su antiguo cuerpo, será una semidemonio con alma de Calamidad.

—Aunque tendrá ciertas limitaciones —alegó Ryuichi después de dar un par de sorbos al té adulterado. Sasuke dejó de preguntarse cuánto licor vertió—. No mentí cuando dije que necesitaba seis años para restaurar y purificar su cuerpo. Y solamente tuve cinco años para hacerlo.

Sasuke miró sospechosamente a su dirección. Debió suponerlo. Las acciones de Ryuichi siempre tienen un propósito oculto. ¿Quién iba a imaginar que prepararía el cuerpo de Sakura para este escenario?

Ryuichi no solamente predijo las acciones de Sakura una vez retornara como fantasma, probablemente la variable desconocida era el tiempo que le tomaría a Sakura salir del Monte Tonglu e hizo una apuesta. Sabía que su hija arremetería en venganza contra sus verdugos, e ideó un plan alternativo una vez los Cielos pusieran los ojos sobre ella.

La asombrosa deducción de Ryuichi dejó a Sasuke entumecido. Este plan de ejecutó frente a sus narices y no se percató.

¿Tan inmerso en su dolor estuvo?

—¿Qué más me ocultaste? —Su irritación debió haberse reflejado en su rostro, Ryuichi chasqueo la lengua a su dirección.

—Ya hablamos de esto. No quería darte falsas esperanzas.

—Tus acciones insinúan qué tú mismo elevaste tus esperanzas.

—En ese caso, nosotros tres seríamos los únicos culpables —alegó Ryuichi refiriéndose también a Xie Lian y Hua Cheng, quienes sabían sobre Sakura en el Monte Tonglu.

Al final Sasuke y Ryuichi se miraron largamente. Sakura se removió, un poco nerviosa con los labios torcidos. Xie Lian bebía de su té, pero tratando de descifrar el ambiente y a Hua Cheng no le importaba, más concentrado en jugar con los mechones de cabello castaño de su esposo.

Finalmente, Sasuke apartó la vista dejando el asunto caer y preguntó: —¿Qué limitaciones tendrá ella?

Comprando la salida fácil, la seriedad florecía en Ryuichi mientras decía: —Además de las mismas que un semidemonio, ya no tendrá de su lado su resistencia natural. Será propensa al frío mientras su cuerpo se adapta a los cambios de clima.

Al no decir nada más, Sasuke le dirigió una mirada interrogativa, pero Sakura lo verbalizó.

—¿Es todo?

—Serás estéril. —Esto Ryu lo dijo mirando fijamente a Sasuke.

Las cejas de Sasuke se elevaron. La respiración de Sakura se cortó.

Estéril.

Será hipócrita de Sasuke decir que nunca consideró tener hijos con Sakura. Antes de que ella muriera, se planteó la posibilidad hasta que ella mismo dijo (y recuerda borrosamente debido a los efectos de la droga) que no deseaba traer a un bebé de su estripe al mundo. Después de su muerte no alimentó tal sueño. Y al regresar, no se pasó por la mente la idea en absoluto, tan embriagado por el hecho de tenerla junto a él.

Trató de descifrar la intención detrás de la mirada intencionada de Ryu. Otra corriente de intención vino a sus espaldas, y al virar, se topó con la mirada crispada de Sakura.

Vio lamentación, tristeza y un profundo pesar.

Sasuke supo exactamente la corriente de pensamientos de su prometida. No dudó en incorporarse y abrazarla. No hubo necesidad de palabras ahora, es un tema íntimo al que debían charla profundamente. Y por más que quisiera hacerlo ahora, estaban rodeados de personas, el tiempo se venía encima con la premura de encerrar a Sakura o alguien vendría a verificarlo y alegar que incumplía el trato.

Sólo hay una cosa que podía hacer ahora.

Estrechó a Sakura en brazos, dándole un lugar seguro. Ella temblaba imperceptible, hundiendo el rostro entre los pliegues del kimono, buscando consuelo. Sasuke le acarició el cabello y miró a Xie Lian con una determinación absoluta.

—Su Alteza, su herencia de poderes divinos terminará conmigo. Si no tengo hijos con Sakura, no pienso engendrar hijos con alguien más —declaró sin dudas, serio y cerrado a disuasión. A pesar los susurros de Sakura de no rechazar la idea de tener hijos con alguien más, él respondió en silencio apretándole la cintura.

¿Tocar a otra mujer íntimamente? ¡Una aberración total! De tan sólo escuchar la idea las náuseas atacaron. No cabía ni la remota consideración de buscar a otra mujer para tener hijos; aunque eso significara que él será el último de su línea de sangre en heredar tal poder o si llegase a enemistarse con Su Alteza y enfrentarse a la ira de Hua Cheng por tal agravio.

Nada de eso será obstáculo para él.

No traicionará a Sakura de esa vil forma.

Y, sobre todo, no traicionará su propio corazón.

Un aplauso resonó en la habitación y Sasuke parpadeó enfocándose en Hua Cheng, quien daba unos aplausos paulatinos con esa sonrisa perezosa y llena de peligro.

—Me sorprende tu estupidez al enfrentarte así a mi esposo, y, por ende, a mí, a pesar de ser un humano. —Hua Cheng posó su mano en el mango de la cimarra E-Ming en su cintura, el ojo rojo entreabierto enfocaba con un brillo letal.

Los hombros de Sasuke se tensaron y extendió la mano, listo para llamar a Kusanagi si lo amerita. Al cabo de unos segundos, notó tardíamente a Xie Lian sonriendo, sentado desde su lugar, con sus ojos brillantes y una expresión de lo más alegre.

—No debes angustiarte, joven Sasuke. Tienes razón en que serás el último en poseerlo si esta es tu postura, pero te equivocas al pensar que me afectará a mí.

El ceño fruncido de Sasuke se profundizó. Sakura asomó la cabeza, confundida.

Xie Lian se aclaró la garganta.

—El poder divino en tu interior ya no me pertenece. Se ha fusionado y absorbido tu energía vital, por tanto, la moldeaste y transformaste a tu antojo.

—No comprendo. Hace cinco años usted activo aquel atributo de regeneración.

—Sí, porque en ese entonces todavía tenía cierto control. Ahora ya no —la expresión de Xie Lian no era irritada o llena de ira para alguien que perdió el dominio de algo importante.

Sasuke estaba cada vez más confundido. En sus brazos, Sakura murmuró algo incomprensible. No alcanzó a escucharlo ya que Xie Lian siguió hablando.

—Verás, cuando la Corte decidió conceder atributos a ciertos humanos a través de la sangre, elegí compartir la capacidad de Ruoye de establecer una protección —aclaró extendiendo la mano por donde la tira de seda, el pequeño demonio, sacó un extremo agitándose en círculos sobre sí como un saludo silencioso—. El propósito sería proteger el Monte de las Ánimas y su viciosa energía. Por generaciones los herederos cumplían su misión y erguían una sola barrera, sin embargo, cuando cayó en ti, el poder evolucionó. ¿Crear tres barreras simultáneas? ¡Ninguno de tus predecesores consiguió tal hazaña!

A cada palabra la comprensión brillaba en la mente de Sasuke, desenterrando una vieja recriminación. Una que habla de desilusiones, de años de adolescencia cuando aseguraban era defectuoso por no heredar el poder de los Cielos. De su incapacidad de agradarles. De no ser lo suficientemente fuerte o digno de ser elegido. De ser inútil y un recipiente vacío. Cada palabra se disuelve. Las cicatrices de sus brazos arden de pronto y no sabe qué decir, más que mirar largamente a Su Alteza qué parece orgulloso de lo que Sasuke haya logrado mancillar y hacer suyo un poder que no le pertenecía en un inicio.

—Yo solamente te di las bases, tú llevaste el poder al siguiente nivel y se volvió uno contigo —finalizó Xie Lian bastante calmo.

Sasuke agachó la cabeza, consternado.

Este poder no es de nadie más.

Es suyo. Y, si tuviese descendencia ¿la siguiente generación también heredaría tal peculiaridad?

Dejó esa pregunta de lado, después de todo, nunca obtendrá respuesta, y tampoco la buscaría.

Vivir con esa duda es el precio que pagará por tener a Sakura con él hasta el final de sus días. Un precio justo si se lo preguntan.

No pide nada más.

Después de esta conmoción, Sakura y Ryuichi se retiraron a la habitación a iniciar el proceso de posesión.

Sasuke regresó a su lugar detrás de la mesa en compañía de Xie Lian y Hua Cheng. Más de Xie Lian dispuesto a tener una conversación amena, Sasuke sirvió más té y enfocó su mente.

En poco tiempo el estado de Sakura cambiaría de nuevo, y él seguirá amándola. No duda de ello.

Pero hay algo, un pequeño aguijón qué no lo deja en paz.

Entonces, armándose de valor, le pregunta a Xie Lian si puede compartir detalles con él de su antigua vida. De esa en la que era un fantasma con máscara de gato y aura imponente. De esa vida en la que cuidaba a los niños fantasmas y reparaba los juguetes. En esa vida que parecía pacífica en medio de una ciudad caótica a la que llamaba hogar, pero una vida llena de remordimiento y nostalgia a cada paso.

Sorprendentemente, durante la charla, Hua Cheng contribuyó con datos que la misma Sakura o Xie Lian ignoran.

Y así, un humano sentado frente a un dios y un fantasma, escucha sobre vidas pasadas. 

Tan, tan ¿quién quedo satisfecho con la tortura de Sai? *silba* por si lo captan, la forma en que terminó Sai la tomé de referencia de la película "La vieja vanguardia" si han visto esa película, se darán una idea más extensa. Si no, ¡espero que mis palabras fueran suficiente esclarecedoras!

Por otro lado, sí, Sakura será estéril en su cuerpo de semidemonio (y como fantasma no es que pueda tener hijos naturalmente) ¡no me linchen! Esto se podría decir que estaba planeado desde el inicio, porqué sinceramente, iba a ser un poco diferente pero eso lo comentaré para cuando les muestre las curiosidades de este fic. Pero el hecho que sea estéril no quiere decir que no pueda formar una familia eh? *sonrisa, sonrisa* todavía quedan unos planes por ahí.

Estamos a poco para el final -c larga a llorar- preparen sus pañuelos, porqué yo no puedo creerlo.

Gracias por sus comentarios, todavía no lanzo la letanía, eso será para el final.

¡Nos leemos pronto!

Alela-chan fuera





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