/101/ Castigo divino

Capítulo seguido, asies.

Se me olvidó, no puse imagen de referencia para Kana (con ojos azules), así que lo dejo, junto con el del Orbe en su versión humana, dentro del capítulo se revelará su nombre :)

La Ciudad Celestial era, por decir menos, bello y extravagante. Las calles estructuradas en su mayoría de oro, palacios de lujo mejores que cualquier edificación en el Reino Mortal. La Gran Avenida era tan transitada por dioses, oficiales celestiales de la Corte Media o Superior. Todos vestidos con sus galas.

Lo que sea, Sakura únicamente ve desde lejos antes de ingresar al enorme Palacio del Emperador. El recinto (tan excesivamente grande posible para albergar a centenar de personas) es utilizado como sala de audiencia.

Al poner un pie dentro inmediato varios pares de ojos están sobre ella. O quizás de Xie Lian, o de los otros generales. Quien sabe, pero el grupo atrae mucho la atención. Honestamente no tomó mucha importancia a su entorno, como si desde lejos no advirtiera las enormes columnas que sostienen el techo del edificio, o los desniveles en las que puñado tras puñado de dioses la miran con diferentes expresiones que van del interés hasta curiosidad, cuchicheando entre sí.

Irónicamente susurró: —Debería ser llamado la Corte de los Chismosos.

La risa ahogada de Xie Lian se cortó cuando intentó carraspear para ocultar su diversión. No funcionó.

Hay una escalera frente a ella cuya cima descansa una silla, y es mejor decir que es un trono y estaba vacía. El Emperador todavía no hacía acto de presencia.

No prestó tanta atención ya que, al llegar al límite de área, se topó con Amaterasu. Al mirarse Sakura la recibió una sonrisa engreída y llena de sorna. Ah. Esa mujer creía encarecidamente qué Sakura tendría una especie de castigo divino.

Tuvo ganas de echarse a reír.

—Llegó tu hora —dijo Amaterasu una vez estuvo cerca.

—Lo haces sonar como si me fueran a ejecutar —expresó Sakura con cierto aburrimiento— y ambas sabemos que no sucederá. El ayudar a unos espíritus a ser libres no merece una pena de muerte, que yo sepa.

—No los ayudaste, me los robaste.

—Ah, sí sigues insistiendo quizás termine creyéndolo.

Bostezó. Ah. Tenía un poco de sueño después de todo. Sasuke los mantuvo ocupados durante la noche.

Su acción pareció irritar a Amaterasu.

Xie Lian se mantuvo en silencio junto a ellas, Feng Xin y Mu Qing se habían retirado al costado, siendo uno de los pocos dioses cercanos. Los demás observaban con sus ojos de buitres desde las plataformas y algunos susurros se deslizan por el aire.

—Su Alteza, no entiendo como apoya a esta persona —reparó Amaterasu dirigiéndose a Xie Lian con cierta consternación—. Sabemos que usted apoya a los fantasmas, pero hay niveles. No todos son... tolerables como su esposo.

—¿Hua Cheng es tolerable? Su humor es peculiar e impredecible —murmuró alguien a la distancia con cierta ironía.

—Y esta mujer es uno de sus secuaces.

—¡Escuché que es como otra mano derecha para él!

—Su Alteza ¿es cierto?

Xie Lian simplemente sonrió cortésmente sin revelar nada. Y ahí, justo así, Sakura se dio cuenta que nadie reconocía su conexión como tal.

Lo olvidó por un momento. Xie Lian y Hua Cheng nunca revelaron su verdadera identidad como hija de Ryuichi, tampoco su afiliación fraternal como hermanos. Probablemente ambos lo mantuvieron fuera del radar, sobre todo cuando se volvió semidemonio. Y antes, no había salido a la luz ya sea por qué nadie preguntó o simplemente no hubo oportunidad.

Y a lo que se refería Mu Qing con los dioses teniendo algo que decir, es seguro sobre "defender a un fantasma cual tiene una relación amistosa" no "defender a un fantasma que considero mi hermana menor".

Por ello todos aquí creían que ella era una pequeña criatura cual trabajó al servicio de Hua Cheng (lo cual no es del todo mentira).

Eeh.

—Si no cometió ningún crimen contra el Cielo, no veo porqué negarle el mi apoyo —dijo Xie Lian impasible.

—Usted cree en su versión.

—Absolutamente.

—Su Alteza, no se dejé engañar. Este fantasma es vicioso —alegó Amaterasu algo acalorada señalando a Sakura quién tenía una expresión de lo más desinteresada—. No por algo se convirtió en una Calamidad. Los fantasmas de su rango son viciosos.

—Soy una Calamidad débil —expresó con burla abierta Sakura— y aun así tu clon no logró matarme.

El rostro de Amaterasu se encendió rojo de avergüenza. Los susurros se extendieron por el salón. Pronto se callaron gradualmente cuando se anunció la entrada del Emperador Celestial descendiendo por las escaleras laterales, venía acompañado de una mujer sosteniendo un pergamino y que a Sakura le parece vagamente familiar.

Los dioses se inclinaron en reverencia al Emperador y saludaron al unísono y las voces formaron un eco profundo. El hombre desestimó sus saludos con un gesto y con sonrisa carismática en sus labios, y ese hombre de apariencia atractiva se sentó en la gran silla adornada. Traía su cabello amarrado en media coleta y vestimentas elegantes. Sus ojos cafés claros escanearon la habitación hasta toparse con el grupo en cuestión.

La mujer que traía el pergamino se paró a su lado.

—Estimada doncella, debo suponer que usted es Haruno Sakura —habló el Emperador dirigiéndose a Sakura en particular.

Haruno sonrió fríamente.

—Es de suponerse si soy quien está esposada con estas cuerdas —dijo moviendo un poco sus manos amarradas—. Y debes ser el Emperador Pei Ming contando que estás sentando ahí.

Pei Ming sonreía ante el tono informal, pero algunos dioses ya susurraban sobre la falta de respeto de Sakura al dirigirse tan familiarmente al Emperador Celestial.

—Todos sabemos la razón de la audiencia de hoy. Amaterasu reportó un supuesto hurto de sus tres reliquias por parte de un fantasma y, parece, la nueva Reina Fantasma —comenzó diciendo Pei Ming en un tono moderado y escuchado por todos los presentes—. ¿Cuál es su título?

—No hay ningún estúpido título.

—Su Majestad, si me permite aclarar, no es un supuesto, es un hecho que ella hurtó y escondió mis armas en el reino humano —intervino Amaterasu tomando la primera palabra en este conflicto, ignorando implícitamente a Sakura—. No bastado con ello, recientemente encabezó una redada con humanos y fueron tras el Espejo de la Verdad. ¡Nadie más conocía su ubicación!

—No revelé ninguna ubicación, simplemente fui de acompañante —replicó Sakura sin alterarse en absoluto a las acusaciones—. Kusanagi reveló la ubicación.

—Seguramente tú lo obligaste.

—Eh, no levantes falsos. No soy como tú que retiene a otros bajo promesas y se niega a cumplirlas —expresó Sakura mirándola con una expresión de diversión insana—. En dichos asuntos eres una experta.

Amaterasu gruñó bastante enfadada por las implicaciones, habiéndose acercado a ella con bastante rapidez. Sakura no se inmutó cuando la diosa mostró indicios de hostilidad física ante el cuchicheo de la audiencia en aumento.

—Calma —dijo Pei Ming dando un solo golpe con palma abierta sobre el reposabrazos. El eco del golpe resonó en todo el salón. Tanto las acciones de la diosa como el cuchicheo se detuvieron—. La veracidad de su participación está comprometida. Primero que nada, requerimos de pruebas concretas para avalar la posición de Haruno Sakura.

—En ese caso, Su Majestad, sé de algunos testigos. —Xie Lian intervino en el momento justo y sacando de sus mangas la Espada, el Espejo y el Orbe.

Ante la visión de las reliquias, Amaterasu se agitó, con los ojos muy abiertos.

—¿¡Cómo es que Su Alteza tiene mis reliquias!?

—Vinieron por voluntad propia —objeto Xie Lian y se dirigió a Pei Ming—. Por favor, interróguelos a ellos.

Pronto Kusanagi y Kana se manifestaron en su forma humana. El Orbe se contrajo hasta la forma de un hombre joven de cabello azabache largo como el de sus hermanos, sus ojos dorados desprenden un toque travieso, contrario a Kusanagi. Era como ver el día y la noche. Este joven de vestiduras oscuras se unió a la ligera reverencia en saludo de Kusanagi y Kana ante el Emperador Celestial.

—Saludos, Su Majestad —habló Kusanagi por los tres—. Mi nombre es Kusanagi y ellos son mis hermanos, Kana y Kiyoshi, somos los espíritus guardianes de la famosa triada qué una vez ayudó a la diosa Amaterasu.

Pei Ming asintió ante sus palabras: —Me adelanto suponiendo que están al tanto de la situación en general.

—En efecto.

—Siendo así, contesten con sinceridad: ¿Fueron en contra de su voluntad con Haruno Sakura?

—En absoluto —aseguró impasible Kusanagi—. Nosotros le pedimos ayuda y ella nos la ofreció. Fue elección propia seguirla.

Ante estas palabras Amaterasu estaba cada vez más pálida, y no tan secretamente Sakura estaba riéndose de ella. Esa ingenua diosa sabía muy poco sobre cómo se manejan los espíritus guardianes de armas, era de suponerse si los mismos espíritus qué intentó tener para sí utilizaran todos los medios disponibles para huir de ella.

Al ser su maestra tenían restringido su habilidad de convertirse a humano, pero cuando encontraron a otra persona a la cual aferrarse, ese lazo por sí mismo se debilitó hasta romperse. Amaterasu no sabía que son los mismos espíritus quienes rompen esa retención al final, no ella, y por eso estuvo tan confiada que nadie sabría las palabras precisas de las reliquias.

—¿Qué tipo de ayuda les ofreció ella?

—Un lugar seguro para escondernos de alguien —prosiguió Kusanagi, y cuando parecía que los cuchicheos iban en aumento, él frenó con un—: Sin embargo, el asunto en sí preferimos resolverlo personalmente. Lo que venimos a dar testimonio es que fuimos por voluntad propia con Haruno Sakura.

Entendiendo el punto de sutileza, Pei Ming aceptó este giro.

—Bien, eso fue antes. En el presente ¿Qué me dices sobre que la doncella Haruno los entregó a un humano?

—En mi caso, acabe en manos de mi actual Maestro desde hace más de una década, y recientemente junto a Kana, mantenemos nuestra promesa con Uchiha Sasuke. Incluso él se ha ofrecido a deshacer el lazo, pero nosotros nos negamos.

—En mi caso, desde hace siglos estuve en resguardo en la aldea de Flores Danzantes. Pasé por las cabecillas de la familia Saito a voluntad, y mi actual Maestra es Saito Hinata —aclaró el Orbe, Kiyoshi y su voz fue melosa. Apoyo una mano a su cintura descubierta y dio un golpecito en el costado de su sien en un gesto distraído, como si no le importara estar ahí—. Y en lo que a mí respecta, no pienso cambiar de patrón.

—Lo mismo con nosotros. —Esta vez habló Kana deferente.

Los comentarios de los dioses fueron dispersos tras escucharlos. Algunos se preguntaban sobre las consecuencias de que espíritus guardianes estuvieran en manos de los humanos; mientras que otros se cuestionan si los tres sujetos fueron obligados a mentir a través de algún lazo divino.

—Los espíritus guardianes son identidades independientes y no están obligados bajo ningún contrato —dijo de pronto la mujer junto al Emperador, y Sakura trató de hacer memoria hasta que recordó su nombre. Ah, Ling Wen, la diosa de la literatura—. Por tanto, dicen la verdad.

Esta vez Amaterasu apretó fuertemente los puños y los dientes. Sakura se mantuvo callada, dejando que las circunstancias cayeran bajo su propio peso.

—Su Majestad, aunque fuera así, es peligro que permanezcan en el mundo humano —dijo Amaterasu después de calmarse un poco—. La guerra que acaba de culminar es una muestra de ello. Indra intentó hacerse de ellos para fines egoístas. ¿Quién asegura que esos dos humanos no harán lo mismo?

—No todas las personas tienen los mismos fines —espetó Sakura atrayendo su atención—. Sasuke y Hinata conocen el valor de los tres como individuos, no como meros objetos. Se les olvida que ellos están vivos —apuntó a las tres personas frente a ella, y un silencio pesado siguió tras su declaración—. En pocas palabras, ahora mismo están decidiendo su libertad ¿no es eso injusto?

—¿Libertad? Ellos nunca lo buscaron.

—Entonces ¿me dices que cualquiera puede venir e intentar forzarlos a ser esclavos?

—¡Sólo digo que esos humanos podrían intentar utilizarlos para provocar otra tragedia en el Reino Mortal! —Exclamó Amaterasu.

—Si es así ¿Cuál es el problema? Si hay guerra, se crea una necesidad. Si los humanos están desesperados, irán a los templos a rezar, dejar ofrendas y encender incienso ¿acaso no les beneficia?

Las duras palabras de Sakura incómodo más allá de Amaterasu, a cada Oficial Celestial presente quienes se removieron en sus lugares y farfullaron. Los únicos que estaban calmos era Xie Lian detrás de ellas, observando como se desarrolla la conversación atento a su oportunidad de intervenir. El Emperador, Pei Ming, escuchaba atentamente desde el trono y Ling Wen se inclinó a él hablando en privado; y los generales Feng Xin y Mu Qing, atentos a toda la conversación.

—¡Calumnias! ¡A nosotros no nos agrada el sufrimiento humano!

—Ja, claro —se mofó Sakura ante el comentario de alguien que ni siquiera conoce.

Pei Ming volvió a llamar su atención diciendo: —Amaterasu tiene razón.

Ante su declaración absolutamente todos prestaron atención a sus palabras.

El Emperador dio otro golpe en el reposabrazos y continuó: —La presencia de Kusanagi, Kana y Kiyoshi en el Reino Mortal puede causar tragedia si no se maneja con cuidado. Sin embargo, tampoco los obligaremos a retirarse si así lo desean —explicó mirando a los tres espíritus que le devolvían la mirada—. Pero necesito una garantía. Si en dado caso sus maestros los utilizan para fines malvados ¿qué se comprometen a hacer para evitarlo?

Los tres espíritus se miraron, Kana estaba en medio y alzó la cabeza para mirar a sus otros hermanos. Kusanagi y Kiyoshi le devolvieron la vista y los tres asintieron al unísono.

Luego Kana dio un paso al frente y declaró: —En ese caso hipotético, tomaremos nuestras propias vidas. No pretendemos servir a otros que no sean nuestros Maestros actuales o su descendencia.

Con tal declaración, se dejó en claro tan implícitamente: «Preferimos morir que caer en manos de Amaterasu».

Más de uno se preguntó con mucha impresión y cierta morbosidad qué habrá hecho Amaterasu (además de robarles su libertad) para que estos tres espíritus poderosos prefieran aferrarse a unos simples humanos en lugar de una diosa Marcial con poder y riquezas por ofrecer. Y para evitar caer en sus manos, tomarían sus propias vidas.

Pei Ming aceptó su condición, y declaró que el asunto de los tres espíritus ya ha sido resuelto. Por tanto, Kusanagi, Kana y Kiyoshi regresaron a sus formas de reliquias y fueron resguardados por Xie Lian.

Pero Sakura sabía que esto no había acabado.

Amaterasu siguió pinchando.

—Su Majestad, aunque se haya resuelto este asunto, no debemos ignorar como Haruno Sakura intervino en una guerra en el Reino Mortal —expresó la diosa con respeto a Pei Ming—. Su ayuda les dio victoria a la Alianza.

—Si hubiese ayudado directamente, créeme, Indra habría estado muerto desde que salí del Horno —espetó Sakura ya rascándose detrás de la oreja, un poco fastidiada por las vueltas y vueltas—. Madara no murió en mis manos, lo asesinó el líder Uchiha. Kusanagi puede testificarlo. Y Kana absorbió el alma de Indra.

—¿Y qué dices de las vidas inocentes que arrebataste durante dos meses?

Esta vez la mirada de Sakura se oscureció y miró a Amaterasu con algo de incredulidad oculta.

—¿Inocentes? —murmuró más para sí que para otros—. ¿Dices que personas que asesinaron a toda una pequeña comunidad, quemándolos vivos y destazándolos pedazo por pedazo, son personas inocentes?

Su voz fue creciendo de intensidad, e incluso los dioses se estremecieron ante la tragedia mencionada.

Amaterasu se había quedado quieta, con la mandíbula apretada. Sakura no se detuvo.

—Oh, lo entiendo. ¿Cómo puedo esperar compasión de ti si hasta tus Oficiales adjuntos son capaces de aliarse a demonios y traficar con vidas humanas? —se rio, desprovista de calidez, era una diversión tan insana—. Vaya hipocresía llamarse dioses.

Esta vez Amaterasu se paralizó y únicamente alcanzó a esperar: —¡Tú...!

—Entiendo sus acciones, doncella Haruno —habló Pei Ming interrumpiendo su conversación—. Empero sus acciones en participación en la guerra de humanos cuando es una Calamidad en ciernes pone en peligro a los humanos. ¿Cómo podemos confiar que no los dañará?

Sakura miró a Pei Ming, estimando las posibilidades de las reacciones de sus siguientes palabras. Entonces lo soltó sin más: —Me casaré con un humano ¿no es motivo suficiente para darme el beneficio de la duda?

Ni siquiera había terminado su oración cuando la sala estalló a murmullos acalorados y llenos de incredulidad. ¿Un fantasma y un humano, casados? ¡Cuanta es la audacia de las Calamidades! ¡No bastaba que Hua Cheng, un fantasma, estuviese casado con Xie Lian, un dios! ¡Si no también Sakura pretendiera desposarse con un humano!

—¡No debería estar permitido!

—Una Calamidad viciosa, sin duda. Se ha obsesionado tanto con ese pobre humano...

—¿Su Majestad permitirá tales sucesos?

—Su Majestad, este asunto ya no le debería concernir a los Cielos. —Esta vez fue Xie Lian quien dio un paso al frente ante la ola de opiniones, pero miró fijamente a Pei Ming.

—Ella es una criatura peligrosa que pretende casarse con un humano —dijo Amaterasu con una expresión sumamente seria—. ¿Y dice que a los Cielos no le concierne?

—Su Alteza tiene razón.

Aquella repentina interrupción heló a más de uno en la Corte. Aquellos rostros acalorados pronto se volvieron pálidos, cautelosos y llenos de horror no tan vistoso cuando cayeron en cuenta el dueño de esa voz. Vino acompañado por pasos tintineantes y un aura que destila peligro puro.

Incluso el Emperador se frotó las sienes, pero por diferentes razones.

—¿Qué hace Lluvia Sangrienta aquí? —murmuraban los dioses unos con otros.

—¡Tal osadía en interrumpir una audiencia!

—Oye, no hables tan alto o te escuchará y no te defenderé si decide jugar contigo.

Más de uno se estremeció.

Xie Lian se había virado con una sonrisa resplandeciente cuando escuchó a Hua Cheng, y, por otro lado, Sakura se rio de los dioses y su cobardía ante Hua Cheng. Entonces lanzó una mirada al fantasma y sus ojos se ensanchan de poco a poco tras notar una segunda persona emerger en medio de bruma oscura.

Ryuichi, su padre.

Los dioses volvieron a hablar llenos de cierto enojo y consternación. ¿Dos Calamidades irrumpiendo en la Corte Celestial? ¡Es un nivel nuevo de descaro! Más de uno dijeron en sus corazones, pero no se atrevieron a ir en su contra abiertamente.

—A los Cielos no le concierne decidir el castigo de un fantasma si no los ofendió de ninguna manera —dijo Hua Cheng teniendo una mano apoyada en su cintura, se acercaba a paso lánguido. Junto a él, Ryuichi mantenía su porte y mirada inexpresiva vistiendo un conjunto al que Sakura recordó cómo sus días de guardia—. Veo que siguen pretendiendo ser grandes y gloriosos.

—Era de esperarse que Hua Chengzhu defendiera a la doncella Haruno si antes fue su subordinada —aclaró Pei Ming sin mostrarse alterado por su presencia a diferencia de los demás dioses—. Pero me temo que estoy a ciegas por la presencia de Hiryu Ryuichi.

Ambos Reyes Fantasmas llegaron junto al grupo, Amaterasu no pudo evitar retroceder lo suficiente para dejarle un margen amplio. Por tanto, parecía estar excluida.

Ryuichi enarcó una ceja e hizo un ademán con su mano, diciendo con un tono indiferente: —¿Cómo no asistir a la audiencia donde condenan a mi hija por razones estúpidas?

Esto lo dijo en tono sereno qué por un momento nadie reaccionó, pero cuando el significado de su pregunta cayó en sus mentes, se alebrestaron lo suficiente para dejar un lado cierta capa de serenidad.

¡¿Haruno Sakura es hija de Hiryu Ryuichi!?

—¡¿Cómo puede ser posible!? ¡Ryuichi es un fantasma!

—Pero no lo fue siempre, antes era un demonio completo.

—¿Estás diciendo que alguien accedió a embarazarse de él?

—Oh, ¡oh!

—Su Alteza ¿usted sabía de esto? —inquirió repentinamente Amaterasu alterada.

Xie Lian estaba alistando la manga de su túnica, y al sentir centenar de ojos sobre él, simplemente sonrió cortésmente mientras asentía en lugar de verbalizarlo.

—¿Te atreves a exigirle respuestas a Su Alteza? —gruñó Hua Cheng junto a él en ademán protector, y Amaterasu dio unos pasos atrás en reflejo.

Nadie quería meterse con el Azote de los Cielos.

—Independientemente de si es mi hija o no, es un hecho que es una Calamidad. Por tanto, no le concierne a los Cielos como tratamos los asuntos en el Reino Fantasmal —espetó Ryuichi cruzándose de brazos sobre su torso, jamás apartando la vista del Emperador Celestial que seguía sentando en lo alto de su trono.

—Ciertamente no nos compete —aceptó calmadamente Pei Ming—, pero no podemos ignorar el hecho de que se comprometió con un humano.

—Qué hipocresía de su parte, hay más casos similares en el mundo y solo se preocupan por uno —se rio Ryuichi sin una pizca de diversión—. Si lo que les preocupa es la probabilidad de que mi hija lastime a humanos en su estado fantasmal, hagamos una cosa.

Avanzó hasta llegar a espaldas de Sakura y le dio un par de palmaditas en sus menudos hombros. Sakura se mantuvo quieta e internamente entorno los ojos, a su padre le encanta el suspenso.

Así, de pie uno junto al otro, nadie podía negar el parentesco.

—¿Les bastaría encerrarla en una jaula limitada por el resto de la vida mortal de su futuro esposo? —inquirió Ryuichi de forma enigmática.

—¿Jaula limitada? —murmuraron algunos.

—Cómo escucharon. Lo que les molesta es su condición de Calamidad, cuando ella era semidemonio el Cielo no prestó atención a sus acciones —aclaró Ryuichi esbozo media sonrisa, y ese gesto estremeció a más de uno, intentaron no demostrarlo—. Entonces, si regresa a su antiguo estado no habrá problema ¿o me equivoco?

—Técnicamente no, pero ¿Cómo regresará a ser semidemonio? Ella ya está muerta —preguntó Pei Ming.

—Sí, lo está. Pero puede poseer un cuerpo. Y su cuerpo mortal aún no se ha convertido en cenizas —explicó Ryuichi con bastante calma, y cada persona a su alrededor empezó a unir las piezas—. Sakura puede regresar a su antiguo cuerpo, lo que limitará su poder en gran medida. Volverá a ser, paulatinamente, una semidemonio.

—Con alma de fantasma. ¿No la convertirá en una Calamidad mortal?

Ryuichi se encogió de hombros y soltó a Sakura.

—Es su riesgo.

Mientras tanto, Sakura caía en la realización. Sospechó desde un principio el cómo Ryuichi aprovecharía la oportunidad de introducir este tema. Es una salida medianamente aceptable. Cuando él habló antes de esta posibilidad lo aceptó sin más porqué es una manera de permanecer junto a Sasuke por el resto de su vida.

No se engaña. Sasuke es mortal, Sakura no. Pero en ese cuerpo le dará una sensación similar. Y, además, será vulnerable y más débil de lo que es ahora. Tendrá las mismas limitaciones que antes: alimentarse diariamente, sin acceso a su núcleo espiritual, por tanto, no más invocar espíritus resentidos, ni matrices de acotamiento, clones, sus flores mensajeras o regeneración. Ah, será un reto cuidarse sin perder alguna extremidad en el proceso.

Pero no imposible. Ya vivió así casi dos décadas ¿Qué es el sacrificarlo por una vida junto a lo que le resta Sasuke? Nada, por su puesto.

Se quedará con él y morirá con él, pero eso nadie debe saberlo.

Al final, Pei Ming aceptó la contramedida. Después de todo, como dijeron, los Cielos no tienen ninguna jurisdicción con los fantasmas que no causan problemas, pero pincharían su costado por mantener cierta "paz" entre el Reino Celestial y el Reino Fantasmal. Sakura, al ser una Reina Fantasma aferrada a permanecer y quedarse con un mortal, necesitaban una garantía.

Esta es su garantía. Y aunque hubo desacuerdo por Amaterasu y otros dioses, nadie más objeto abiertamente la decisión del Emperador.

Para cuando le retiraron las cuerdas a Sakura el salón ya se había vaciado hace mucho y quedaron un grupo reducido de individuos, entre ellos, Mu Qing que se guardaba la cuerda entre el pliegue de su túnica. Sakura sintió un par de manos frías (igual a las de ella) que examinaban sus muñecas, Hua Cheng miraba con ojo crítico.

—General Xuan Zhen, le dejaste marcas. Espero no se repita o de lo contrario, podría probarlos en ti mismo —advirtió Hua Cheng de una forma tanto brusca. Un tic nervioso asaltó la ceja de Mu Qing.

—Dile eso a ella, si no se mete en problemas no habrá necesidad —espetó el dios Marcial teniendo una expresión irritada.

—Entonces la próxima vez no te ofrezcas tan rápido para este trabajo.

—Notó tu provocación, estúpido ¿tan aburrido estás? —replicó Mu Qing señalando acusadoramente—. ¿Y por qué demonios te preocupas por ella? Es antinatural verte así.

Hua Cheng inmediatamente se puso a la defensiva, soltando las muñecas de Sakura.

—Gege se preocupa, naturalmente, debo cargar su preocupación por él.

Mu Qing se mostró escéptico, e incluso Feng Xin parecía no muy convencido.

Por el contrario, Sakura ya se había acostumbrado a estas evasiones. No les hizo caso a su pequeña afrenta, en su lugar, veía al Emperador terminar de descender por las escaleras y acercándose a ellos. Xie Lian y Ryuichi flaqueaban el lado derecho de Sakura, y susurraron entre sí una conversación olvidada a la que no prestó mucha atención.

—Debería estar impresionado por este giro de acontecimiento ¿Ryuichi teniendo una hija oculta? ¿Su Alteza interviniendo descaradamente y Chengzhu defendiendo a alguien que no sea su esposo? —tanteó Pei Ming con una sonrisa centellante en su boca, lejos de esa imagen firme y mediadora de Emperador que dejó entrever antes. Parecía más un pícaro—. Ya me parecía muy extraño esta interacción. ¿Son una extraña familia disfuncional?

—No llames disfuncional a mis hermanos mayores —replicó sin poder evitarlo Sakura, una vieja costumbre en defender su nombre.

—¡Oh, hermanos mayores! —Pei Ming parecía gratamente impresionado y se giró a Xie Lian, y dijo sin malicia—: Su Alteza, se consiguió un pasatiempo peculiar, cuidar de niños que no son suyos.

Xie Lian se rio un poco, esta vez fue más sincero que antes.

—Ella necesitaba ayuda, se la ofrecí. Es algo que cualquiera haría.

—No, es algo que solamente tú harías —expresó Feng Xin viéndose un poco resignado al respecto. Mu Qing entornó los ojos al cielo.

—Sí, sobre eso —brincó Hua Cheng con una sonrisa macabra que destilaba una diversión a expensas del sufrimiento ajeno—. Ryuichi no-

Inmediatamente Xie Lian le dio un ligero codazo: —San Lang, sé amable.

Y Ryuichi gruñó al mismo tiempo: —¿Por qué demonios divulgas nuestros problemas familiares?

—Tus problemas familiares, querrás decir.

Sakura negó con la cabeza con una sonrisa asomándose en la comisura de sus labios, en cambio dijo con cierta lentitud intentando no alebrestar el ambiente, le convenía mantenerlos tranquilos: —Si no les importa ¿es todo? Hay algunos asuntos que resolver antes que degraden mi estado.

—Lamento las molestias causadas, doncella Haruno —espetó Pei Ming con una expresión más relajada y fuera de su papel de Emperador—. Cómo sabrás, mantener a toda una Corte estable no es tarea fácil, y, lamentablemente, te involucraste con una de las diosas más problemáticas.

—Y qué revuelto —opinó Feng Xin—. De haber sabido que eres considerada como una hermana menor de este par...

—Le habría causado problemas innecesarios a Lian-ge —alegó Sakura deferente mirándolo con cierta obviedad—. Ya hizo suficiente por mi ¿y pagarle con tal ingratitud? Ni en sueños.

—Lo que nos llevó a meterte a tu antiguo cuerpo.

—Pudo haberse resuelto si sólo Su Alteza hubiese aceptado el puesto de Emperador Celestial en lugar de recomendarme en su lugar. —Pei Ming sonrió de una forma tan burlesca mirando con intención a Xie Lian.

El joven en cuestión tosió detrás de su puño y repentinamente se dio la media vuelta, eludiendo el tema como siempre lo hacía: redireccionando a otros asuntos.

—Sakura ¿no tiene asuntos por atender? Te acompañaré. Le prometí al joven Sasuke que te escoltaría de regreso.

—Hablas con tanta razón, Lian-ge. Démonos prisa, no quiero hacer esperar al amor de mi existencia.

Y, como siempre, Sakura lo secunda casi corriendo a su lado, ya con Ryuichi pisándole los talones y habiendo ignorando a los otros dioses Marciales sin dignarse a dirigirles una segunda mirada, contrario a Hua Cheng, que disfruta estar en las costillas de Feng Xin y Mu Qing como fuente de diversión insana.

—Esa niña agarró las malas mañanas de Hua Cheng ¿acaso no aprendió algo de provecho en su tiempo con ellos? —murmuró Mu Qing a los otros dioses junto a él una vez Hua Cheng dejó de atormentarlos y fue tras del trío.

Pei Ming únicamente soltó una carcajada limpia y Feng Xin se frotó el rostro, totalmente resignado a actitud de la nueva Reina Fantasma que, suponen, no verán en su total resplandor hasta dentro de algunas décadas.

A decir verdad, los nerviosos corroían a Sasuke.

Sentado en su oficina, detrás del escritorio, escuchó la primera parte de la audiencia de la Corte Celestial a través del vínculo qué compartía con Kusanagi y Kana. Una vez ellos mantuvieron sus formas humanas hasta retraerse a ser armas espirituales, lo llenó de alivio momentáneo.

Afortunadamente Sakura fue absuelta de la incriminación del robo. No podía decir lo mismo de su intervención en la guerra. Kusanagi y Kana ya no proporcionan sonido a través de su lazo y se mantuvo a oscuras con respecto a la siguiente sentencia de Sakura.

¿Y es tan descarado y atrevido el escuchar a escondidas? Claramente, pero no le importa rebajarse a tales métodos con tal de asegurarse del estado de su prometida. Y si eso conlleva a escuchar como una diosa arremete magistralmente contra Sakura y otros Oficiales Celestiales la secundan, bien, buscaría la forma de mantenerse al tanto y grabar sus voces para la prosperidad.

Ahora, sin embargo, está a ciegas y no le queda más que esperar el regreso de Sakura y las inminentes noticias. Aunque buscara predecirlo, se le ocurren algunas ideas de las cuales ninguna es agradable. Sakura prometió (e incluso Xie Lian, implícitamente) que nada impediría volverse a encontrar a más tardar mañana.

Eso habla de un plan tras la manga.

Confiará en ello y hará su parte: esperar.

Pero, maldición. Era tan difícil.

Agradecía enormemente que Lee se paseara por aquí, le dio una excusa para mantener su mente ocupada conversando con el niño sobre la despedida con las almas de sus otros dos hermanos. Una charla profunda y necesaria. Con el paso de los años ambos desarrollaron una conexión única, así como Lee quería y amaba a cada uno de sus hermanos, extendió ese afecto a Sasuke.

Y él, bueno, está demás decir que lo aceptó y dio. Sasuke siempre fue el hermano menor, y de alguna u otra manera sabe lo que es sentir el afecto de un hermano mayor. Y con Lee se sintió tan natural ser protector, mimarlo en ciertas ocasiones (que incluso Kakashi lo amonestaba de ser demasiado flexible con Lee), pero, ya sea para bien o para mal, Lee era lo suficientemente maduro para su edad y no demanda ingratamente cosas para sí mismo.

Tampoco es quisquilloso con la comida, recordó mientras almuerzan en el comedor comunitario. Hoy el menú era variado y Sasuke había traído consigo un tazón de verduras salteadas, carne de cerdo bañado en salsa y otros complementos; por su lado, Lee se había conformado con algo de las verduras y un tazón de arroz. Pero eso no impedía a Sasuke colocarle otras porciones encima del tazón de arroz.

Una vez le aseguró a Lee que podía comer todo lo que quisiera, la comida nunca faltará y siempre tiene las puertas de la cocina abierta a cualquier hora del día. Lee había agradecido, pero aseguró que con esto era feliz, después de todo, no estaba acostumbrado a comer demasiado.

Y secretamente Sasuke puede o no haberles sugerido a su antigua clase de niños (ahora estando a paso de la adolescencia) que incitaran a Lee a probar variedad cuando almuerza juntos. Conllevó a una clase entusiasta de mostrarle a Lee las maravillas culinarias.

Después de almorzar se dirigieron al Pabellón Médico, la hora habitual de cuidados estaba en rumbo una vez atravesaron los pasillos hasta dar con la habitación de Itachi. Lee se había hecho de los suministros necesarios para los cuidados de Itachi.

Hinata ya estaba dentro cuando abrieron la puerta. Le ayudaba a Itachi en el almuerzo. Al verlos entrar, la sonrisa afloró en los labios de su prima, bajó el cuenco mientras revolvía el congee con la cuchara.

De reojo notó a Momo en el extraño momento en que no estaba pegado a él o a Sakura, recostado en el alfeizar de la ventana, reposando la cabeza en sus patas traseras admirando el exterior. Su cola se movía cada tanto que veía a los pájaros posarse en los árboles próximos.

—Hola, primo, pequeño Lee —saludó ella con un tono alegre atrayendo de nuevo su atención.

—Señorita Hinata —saludó Lee educadamente y luego se dirigió a Itachi—. Joven Itachi, he venido a ayudarlo a su baño habitual, pero esperaré a que termine su almuerzo.

Itachi disparó una mirada al cuenco en manos de Hinata, su cabello largo lo traía suelto entre lo que resta de la trenza floja que Lee peinó anoche. Sasuke anticipó esa ansiedad en él representando prisas en terminar y así no molestarlos.

El caso es que para ninguno de los tres es molestia absoluta.

—Tomate tu tiempo —dijo Sasuke a su hermano mientras cerraba la puerta y se acercaba a la silla disponible cerca de Itachi.

El mayor había estado sereno incluso desde antes que aparecieran, y hubo un brillo singular en sus ojos oscuros cuando vio a Sasuke. Él entendía la sensación que embarga a su hermano, debajo de las bolsas de sus ojeras y esa sonrisa cansada avistada cada tanto.

Para su hermano, la muerte de su padre es reciente, poco más de una semana. La pérdida de su hogar también. Debía ser paciente recordándose su propio proceso de superación. El nombre su padre es el único que no escribió en el Monumento de los Caídos, y no porqué no quisiese. Creía firmemente que Itachi estaba destinado a colocar el nombre de "Uchiha Fugaku" en la piedra obsidiana marcando la resignación: su padre ya no se encuentra con ellos.

Sólo así Itachi logrará sanar, pero, mientras tanto, Sasuke se asegurará de apoyarlo tanto como le sea posible.

Mucho después Hinata y Sasuke abandonaron el Pabellón Médico, Hinata para dar privacidad al baño de Itachi y Sasuke tras ser llamado por Kakashi para discutir algunos temas, siendo específico una misiva enviada por Clanes Menores.

Sasuke se marchó no sin antes decirle a Itachi que vendría en la noche, tenía la intención de conversar amenamente sobre los próximos planes. Están a finales de primavera, la Villa de Fuego planea celebrar el Hanami con la intención de sentarse bajos los inminentes árboles florecientes y con alguna taza de licor y bocadillos, mientras algunos cantan y tocan sus instrumentos.

Dentro de un mes, aproximadamente, esperan que todos los salidos de coma tengan suficiente energía para siquiera caminar a la pradera. La gente necesitaba este respiro, la guerra había sido una sombra bastante persistente sobre todos en los últimos años; junto con la amenaza de que algún día Jiraya (Indra) vendría a tocar sus puertas e intentar reducir a cenizas su hogar.

Ahora que ya no existía tal amenaza, la Villa de Fuego se sumergió en una felicidad, paz y tranquilidad que nunca había obtenido, incluso antes de la trágica noche hace cinco años. Los habitantes eran diferentes, y si bien las costumbres y tradiciones se mantuvieron, el ambiente era muy distinto. Y alguien como Itachi, sin haber salido del todo y mirado desde lejos, lo percibía.

¿Puedes mirarme y estar orgulloso de lo que construí, padre? Se peguntó ocioso mirando el cielo azul, las nubes arrastrándose perezosamente siguiendo la corriente del viento. Los pájaros surcando los cielos, graznando en un cántico único.

Esperaba que sí.

—Primo, nos veremos en la cena —dijo Hinata al llegar a la intersección dividida. El azabache estuvo tan absorto en sus pensamientos y se sumergió en el silencio ameno, a Hinata no le importó en absoluto ya acostumbrada.

Sasuke le sonrió un poco.

—Nos vemos en la cena.

La vio dirigirse a la biblioteca. Últimamente pasaba mucho tiempo ahí, y sea lo que estuviese construyendo no se interpondrá. De lejos notaba su andar ligero, y se preguntó si esa amenidad se debía a que no había presencia que la perturba aquí.

Después de todo, Naruto ya no se encuentra en la Villa de Fuego. Y es algo que decidió el fantasma de la noche a la mañana, naturalmente, Sasuke no lo detuvo. A pesar de sentir cierta nostalgia al verlo partir montado sobre Nana, no se lamentó. Sabía que era cuestión de tiempo para que sus caminos se dividieran, y después de la guerra, Naruto tenía otros asuntos que atender. Como, por ejemplo, su relación familiar.

Perdió tantos años y es entendible que quiera recompensarlo. Así que ni bien pasaron un par de días, Naruto se marchó a la Villa de las Olas anunciando su residencia permanente con el Clan Uzumaki. Prometió enviarle cartas y visitar a menudo, pero Sasuke sospecha que esas visitas no serán en su hogar, no mientras Hinata estuviese aquí.

Aunque... consideró encaminándose a la oficina, quizás sea errado mi pensamiento.

No pasó por alto la extraña interacción de Naruto y Hinata después de la guerra. Si bien el desagrado de Hinata seguía en todo su esplendor, ya no se estremecía cuando Naruto aparecía; en su lugar le daba un asentimiento solmene y lleno de seriedad. En una ocasión los atrapó discutiendo sobre como las manzanas rojas son mejores que las verdes (estando Hinata a favor de las rojas y Naruto a favor de las verdes) y el hecho que Nana disfrute unas más que otras.

Si le pareció extraño, no dijo nada. Pasó de largo fingiendo no ver ni escuchar la discusión magistral. Antes ni siquiera se hablaban, ahora parecían tener una tregua y se mantenían a palabras mordaces (por parte de Hinata) y una paciencia extraña e indulgente (por parte de Naruto). No sería Sasuke quién rompiese ese hechizo.

Al final, no fue necesario, Naruto empacó y se fue. Mejor así. Cada situación caía en su lugar de poco a poco.

Llegando a la oficina se encontró con que su Maestro ya estaba ahí junto a Hiruzen, de Tsunade la atrapó monitoreando algunos pacientes y no se molestó en interrumpir su trabajo.

La misiva, después de todo, resultó ser un ligero dolor de cabeza para Sasuke.

Los Clanes Menores expresaban su preocupación en la ausencia de un Cazador en Jefe dispuesto a coordinar y sea mediador de todos los Clanes. Al morir Madara, el puesto estaba vacío. Naturalmente Neji no sería promovido (nadie quería a otro Hyūga al mando); Inoichi los traicionó y el actual líder Yamanaka, Kankuro, apenas y sacaba a flote su propio Clan y, por tanto, alentaron dos propuestas. Y para Sasuke son razonables.

Los candidatos: Minato y Shikaku.

El asunto aquí es que ninguno de los dos está dispuestos a tomar ese cargo y lo rechazaron cortésmente en misivas dejando abiertas a interpretación para discutirlo en una próxima reunión con los demás lideres. Lo que dejó a los Clanes Menores persuadiendo a Sasuke para tomar el mando del liderazgo.

En la misiva venía escrito:

"Considere el puesto, líder Uchiha. El mundo de los Cazadores de Demonios necesita un hombre recto, firme y honrable que nos guie por el buen camino. Confiamos en su juicio, no en vano derrotó al antiguo Cazador en Jefe tiránico".

Sasuke no pudo evitarlo, soltó una risa seca mientras dejaba la misiva de golpe en el escritorio.

—En realidad necesitan urgentemente a alguien que medie sus incoherentes disputas sobre territorios —gruñó Sasuke nada sorprendido por tal pedido.

Kakashi le dio la razón, no tan contento con la perspectiva, pero es la realidad.

—Con la guerra varias aldeas fueron evacuadas y destrozadas. Las líneas territoriales se vieron afectas con la avalancha de refugiados dispersos. Aldeas cercanas a las Villas principales se vieron revueltas y ahora tendrán que trabajar en reconstrucciones, pero nadie querrá destinar tantos fondos para adecuarlos.

Hiruzen le dio la razón: —Los Grandes Clanes fueron los más afectados en la guerra, destinaron muchos recursos para sostenerse, si bien los Clanes Menores apoyaron a su manera, no podían hacer mucho al respecto. Por eso son los que mejor quedaron hablando en términos económicos. Buscarán conversarse y aprovechar la oportunidad de expensarse.

Sasuke no hizo más que enfurecerse en privado. Sabía de las implicaciones políticas de construir sobre un territorio que no es tuyo es de tomarse en cuenta, pero ¿acaso nadie ve el sufrimiento de esas personas sin hogar? ¡Los líderes deberían simplemente ayudar y después reclamar! Pero, por supuesto, así no funciona la maldita política.

Con lo ocurrido en la guerra (y encerrado en su mayoría en la Villa) casi olvida cómo era el mundo antes de los sucesos.

Hace siglos el cargo se creó para proporcionar liderazgo entre los Clanes. El Cazador en Jefe servía de ejemplo para los demás, equilibrando el poder y evitando que los Clanes se oprimieran entre otras, sus deberes residían en vigilar el bien público y traer justicia.

Sin embargo, hace mucho que el cargo dejó de lados sus asuntos benéficos y transformó en un peldaño más en la escalera del poder sin control, de la misma manera en que intentaba evitar la opresión. Madara se aseguró en mancillar el título y convertirse en el opresor, que incluso sin la influencia de Indra, habría buscando la manera de mantenerlos bajo su yugo.

Hace mucho que el cargo se desfiguró a un medio para un fin, los líderes lamían las botas del Cazador en Jefe en busca de favores políticos, escudándose detrás si ocasionaban disputas con otros clanes, lo que ocasionaba que, quien tuviera más favor frente al Cazador en Jefe saldría victorioso.

Con tales antecedentes ¿no sería mejor disolver el cargo?

Ante el repentino pensamiento y Sasuke expresándolo en voz alta, tanto como Hiruzen y Kakashi compartieron una mirada media intrigada. A nadie se le habría ocurrido tal sugerencia. Sasuke hizo una excelente observación a continuación.

—¿Por qué una sola persona debería tener el poder sobre todos los demás? Si el cargo se disuelve, obligará a los Clanes a resolver sus problemas entre sí o hacer las paces como mejor les convenga. Y tampoco obtendrían el favor de un individuo poderoso. Tendrían que defenderse por sus propios méritos o forjar alianzas con sus vecinos.

—No es una sugerencia descabellada, pero habrá que proponerlo a los demás líderes —indicó Hiruzen, pensativo ante la idea—. Por lo que veo, ninguno de los líderes de los Grandes Clanes desea tomar el liderazgo.

—Ni por asomo, tenemos suficientes en nuestras manos como para lidiar con las disputas que a otros les corresponden resolver —alegó Sasuke sacudiendo la cabeza. Kakashi inclinó la cabeza a él en acuerdo—. Y si los líderes estamos de acuerdo con la disolución del cargo, naturalmente los Clanes Menores deberán considerarlo.

—Al final, no puedes decidirlo por tu cuenta —eludió Kakashi bastante calmo—. Hay que construir y reforzar tu argumento para la próxima reunión.

A pesar del recordatorio, Sasuke se vio repentinamente renovado y confiado.

—Sé que aceptarán. Minato y Shikaku tiene suficientes problemas con los que lidiar; y yo solamente soy un líder interino, e Itachi no está en ninguna condición optima.

Tal muestra exuberante de serenidad y realización dejo sin otra cosa que decir a Hiruzen y Kakashi, quienes apoyaron la idea de Sasuke sabiendo su razón. La gente estaría cautelosa con un nuevo Cazador en Jefe, vigilando y esperando el momento que este también decidiera oprimirlos. La confianza (y los beneficios que traía) tal cargo se vio sacudidos por esta guerra.

El cambio se vería si primero aprenden de sus errores, pero, como se ha visto desde hace siglos, pocas veces la humanidad está dispuesta a aprender y cambiar.

Y chan, chan, acabó el capítulo. 

Como ven algunos atinaron con sus teorías de que Ryuichi estaba restaurando el cuerpo de Sakura para meterla de regreso. Así queeee ¡bravo por eso!  

Sólo para aclarar con la Corte Celestial, Pei Ming es el emperador (y lo había puesto en capítulos anteriores) porqué Xie Lian rechazó el puesto. Se menciona que Xie Lian estaba en funciones, porqué Pei Ming estaba de vacaciones, y al ser el único capacitado, Xie Lian aceptó. Pero para esta audiencia fue necesario llamar de regreso a Pei Ming. Por cierto, Hua Cheng, y los otros dos generales Feng Xin y Mu Qing, se soportan medianamente por Xie Lian (por qué HC los odia, por decirlo leve, pero odia más a Mu Qing, y no los mata porque XL los quiere. Y esos dos generales también le tienen un  poco de tirria, pero Feng Xin lo tolera más que Mu Qing). 

Por otro lado, el siguiente capítulo veremos a Sai *risas de villano*

¡Nos leemos pronto, gracias por pasar por aquí! ¡Tengo algo preparado para el final, así que espero sigan por aquí para entonces!

Alela-chan fuera.

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