/100/ Adiós, familia

Eppa, HEMOS LLEGADO AL CAPÍTULO 100 

APLAUSO PARA TOD@S

Bueno, dije que iba a actualizar, y lo prometido es deuda -c desliza- Quizás podríamos llamar este capítulo ¿antepenúltimo? O algo así, sinceramente no sé cuantos capítulos más me tome (además del siguiente) para terminar. Lo que sí, es que les diré cuando sea el último jajaja -llora- 

Pero ¡eh! NO TODO ES TRISTEZA. Daré unos anuncio por ahí.

En fin, disfruten la lectura :)

Aparecen 2 personajes de Tian Guan Ci Fu y más, pero no son relevantes mas que estos, estaré poniendo aquí abajo cómo se ven, el de la izquierda de chongo es Feng Xin, el de la derecha de cabello largo, es Mu Qing.

Feng Xin titulado como General Nan Yang, es el Dios Marcial que supervisa el Sudeste y tiene casi ocho mil templos dedicados a su palacio. Cuando era mortal, fue el guardaespaldas imperial de Xie Lian (recordemos que Xie Lian era un principe).

Mu Qing, llamado General Xuan Zhen, es el Dios Marcial del Sudoeste con un total de siete mil templos dedicados a su palacio. Cuando era mortal, fue el asistente personal de Xie Lian y era responsable de las tareas domésticas como lavar la ropa y vestirlo.

Lee dejó el incienso arder. Hablaba en voz baja y ociosa mientras acomodaba las ofrendas del altar en el Templo Kirei. En sí eran agradecimientos y anécdotas de su día, es una costumbre adoptada desde que Sasuke le presentó este templo cuando llegó aquí. En sí, sabe sobre la existencia de este dios Marcial gracias a los relatos que cuenta Moegi, ella lo ha visto una sola vez y lo describe como un hombre joven de aspecto encantador; el sanador también alaba una y otra vez la ayuda brindada.

Y Sasuke habla de él con tanto respeto y agradecimiento infinito, y no es para menos, Su Alteza le brindó ayuda aquella noche infernal hace cinco años. A Lee le parecía una broma satírica que también el asentamiento de semidemonios fuera borrado de la existencia esa misma noche.

Hay sentimientos persistentes en el asunto, especialmente debido a que las almas de Sasori y Lee, junto a los demás, siguen esperando por descansar en paz.

Y hoy está aquí, por primera vez, pidiéndole algo para sí mismo a Su Alteza. Solamente le ha pedido tres cosas: la primera, paz para Sasuke; la segunda, acobijo para alma de Sakura cuando pasara a la reencarnación; y la tercera... fortaleza. Justo aquí. Justo ahora.

—Su Alteza, agradeceré infinitamente la fortaleza brindada —dijo él inclinándose a la pintura a pesar de los otros rumores: Xie Lian es un dios de mala suerte. Honestamente Lee podría o no creerlo, prefiere verlo como el dios Marcial Coronado con Flores en lugar del dios de la desgracia.

Se alejó por el camino de piedra trazado con rumbo a la parte apartada de las habitaciones principales de los discípulos, más allá de los manantiales y las cascadas con agua curativa; por ahí se construyó la nueva Torre de Contención. Y justo en la puerta de la estructura le esperaba Sakura junto a Hiruzen y Kiba. Este último apoyándose de un bastón del que lo ha escuchado quejarse en toda una semana. Todavía necesita ayuda para caminar, pero su hermano es terco y se esfuerza al doble. Por fortuna es una buena línea de avance, o eso dicen los sanadores.

—Perdonen la demora —se excusó Lee una vez llegó, Sakura y Kiba dejaron sus discusiones habituales de lado.

—No hay prisas —aseguró maternalmente Sakura.

Contrariamente Kiba preguntó: —¿Dónde estabas? Te buscamos por el comedor y las habitaciones, nadie te había visto.

—Fui a dejar unas ofrendas al templo, me entretuve mucho. —Lee sonrió en modo de disculpa. En verdad los hizo esperar.

Sakura le dio un codazo a Kiba con una mirada asesina en su rostro, y Kiba se quejó audiblemente de su invalidez y que no me trates rudamente o sino, quedaré inválido. ¡Ah! ¡Oh! ¡Veo la luz! ¡La luz!

—Deja de ser melodramático —gruñó Sakura—, es tu propia terquedad lo que te trajo aquí en bastón.

—En realidad, fue el abuelo ayudándome.

—¡Peor aún!

—Suficiente, entremos ya —expresó algo cansino el abuelo abriendo las puertas.

Kiba refunfuñó y se apoyó en Hiruzen adentrándose a la estructura, en cambio, Sakura giró a Lee e hizo un gesto con la cabeza. Lee salió de su ligero estupor y se adentró junto a ella por el pasillo del edificio.

Mientras caminaban de reojo miró a su hermana. Desde que ella regresó de la muerte hay algo diferente en ella. No para mal, si no sus palabras, expresiones y su forma de hablar se transformaron. Es algo sutil, no te dabas cuenta a menos de haberla conocido a profundidad antes. Pero ahora Lee advierte de algunos cambios.

Como, por ejemplo, Sakura tenía esa mirada indulgente cuando los veía a él o a Kiba, y le recordó a la mirada del abuelo. No una llena de vejez, más bien, una mirada que habla de una madurez inquebrantable basada en vivencias superadas a su edad. Su hermana ahora es un fantasma ¿posiblemente siente el peso de lo que conlleva serlo?

Sakura les ha contado que es una especie de fantasma Calamidad (lo que eso signifique) y es relativamente débil, con el tiempo recuperará su fuerza y aumentará a desmedida. Existirá mientras sus cenizas no se dispersen y mantenga su voluntad intacta. Y esa misma voluntad, sospecha furiosamente, es Sasuke y ellos, sus hermanos.

Lee es un niño, todavía no ha alcanzado los quince años, pero comprende el concepto de Inmortalidad concedida al título de fantasma. No quiere pensar en ello, mejor se concentra en el presente y se deja mimar por todas las atenciones de su hermana mayor. En su último viaje le trajo un montón de baratijas, plantas medicinales e instrumentos que le ayudarán a su educación.

Se distrajo en estos pensamientos lo suficiente, y cuando se dio cuenta, ya estaban en la habitación especifica, y las ansías, miedo y angustia volvieron a agobiarlo. Se aferró a las mangas de su kimono claro, teniendo la vista al suelo evitando mirar el pedestal en el que reposa la caja. La misma en la que Sasuke selló las almas del los semidemonios del asentamiento.

Una mano se colocó en su cabeza. Lee alzó la vista hasta toparse con la mirada alentadora de su hermana mayor, sin saberlo sus hombros se relajaron de sopetón.

—¿Estás listo?

Lee también se percató que Hiruzen y Kiba lo miraban, esperando su confirmación.

Respiró profundo, tomándose un mundo para prepararse. Le costó mucho asentir con la cabeza.

Es momento.

La dizi entonó una melodía tan nostálgica, la caja se abrió y de ahí salieron de poco a poco pequeñas llamas azules, frías y flotantes. Cada llama fantasmal levitó por toda la habitación dispersando esa oscuridad a causa de la ausencia de ventanas hasta percatarse de su presencia y acercarse a ellos tan frenéticos. Voces a susurros, tan dispersas y llenas de alegría, algunos podían hablar, otros no.

Una llamita tan pequeña como un zafiro pululo desorientada al inicio, muda y confundida. Hasta que pasó cerca de Lee, y de pronto se agitó. Levitó con velocidad hasta estrellarse contra el pecho del chico y emitía un zumbido, emitiendo un destello infinito.

Tembloroso, Lee lo colocó entre las palmas de sus manos, la llama fantasmal le acarició la piel. El nudo en su garganta aumentó, y sus ojos escocían, rojos y húmedos.

—¿Rocky? —susurró conteniendo el aliento cual expulsó cuando la llama fantasmal brincó un par de veces, una representación de un sí.

Finalmente, las lágrimas acumuladas en sus ojos cayeron una tras otra. Lee acunó el alma de su gemelo contra el pecho. Recuerda como si hubiese sido ayer el ataque del asentamiento, con tanta claridad que a veces quisiera olvidar por completo, pero no lo hace porqué fue la última vez que vio a su gemelo y a Sasori con vida. Casi puede escuchar en sus oídos los gritos de auxilio de Rocky, la desesperación en la voz de Sasori ante la impotencia de no poder salvarlos.

Pero, mayormente, se apresura a recordar los días gentiles; las travesuras de Rocky a las que inevitablemente era arrastrado; de las noches acurrucándose el uno al otro buscando calidez o los secretos infantiles compartidos a expensas de los demás. El pacto entre gemelos siempre vigente, nunca dirás este secreto muy bien guardado.

El Lee de ahora no puede evitar sollozar mientras le dice a su hermano cuanto lo ha extrañado en estos años y casi puede imaginarse la silueta de su hermano frente a él, un reflejo de él mismo con el cuerno sobresaliente del otro lado y, quizás, el cabello corto. Ahora Lee se lo dejó creer en honor a Rocky, pero probablemente Rocky había dicho que cambiar de apariencia sería una broma graciosa para confundir a los demás.

Sí, seguramente haría eso.

Se limpió los mocos con las mangas después de tartamudear una sarta de anécdotas y estupideces según su criterio, la llama fantasmal se había quedado quieta, aumentando sus llamas en algunas partes en particular. Los vestigios de conciencia es lo único que permanece, su cuerpo ya está debidamente enterrado.

Sasuke se lo dijo una vez, que todo el asentamiento esperaba el regreso de Sakura (uno que nadie sabía si ocurriría) para despedirse adecuadamente, y Lee nunca tuvo el valor de asomarse temiendo las emociones que le embargarían.

Pero ahora está aquí, despidiéndose de ellos.

La habitación se llenó de llamas fantasmales, pululan alrededor de ellos, especialmente de Sakura quién habla con todos ellos, tan serena y feliz a su manera mientras acunaba una llama fantasmal pasándole una furiosa corriente de energía espiritual.

Y, entre lágrimas, Lee mira y observa a una quinta persona emerger del fuego azul. Se le escapó el aire y no puede evitar correr a él.

—¡Sasori, hermano!

Por alguna razón Sasori estaba ahí ¡tal y como lo recuerda! Incluso su abrazo, a pesar de carecer de la cálides física, es igual de reconfortante. Sabe que esto no durará mucho tiempo, son rezagos de su alma, y, sin embargo, el momento único.

Llora en los brazos de Sasori, lo estrechan en brazos junto a la llama fantasmal de Rocky, avivando sus llamas.

—Te extrañé mucho, a todos —dijo Lee entre sollozos y mocos, pronto se avergonzó de su lamentable cara, se separó un poco secándose las lágrimas y alzando la vista para mirar a Sasori.

Su hermano mayor tenía la misma apariencia que recordaba, por lo menos antes de esa noche. Él estaba con todas sus extremidades intactas entre la imagen algo traslucida que proyecta su alma sólida. Esos mismos ojos cafés severos esconden una gentileza algo torpe y abrupta por no saber cómo expresarlo del todo. Y esa rara, pero cálida sonrisa esbozada.

—Creciste tanto, Lee —dijo Sasori revoloteando sus cabellos, Lee entrecerró los ojos y lo miró entre su maraña de cabellos. La expresión de su hermano era triste y cabizbaja—. Lamento dejarte a tan temprana edad, pero me alegra que hayan encontrado un lugar seguro.

—¡Sí, aquí es nuestro hogar ahora! —exclamó Lee feliz—. El joven Sasuke nos brindó protección y somos tratados como iguales a los humanos. Yo... bueno, no puedo acceder a mi núcleo espiritual, y me preparo en medicina, como el abuelo. ¡Quiero ayudar a las personas!

Un sueño tan gentil, había dicho Sasuke, uno que vale la pena apoyar si así Lee lo desea.

Porque, en el fondo, Lee no quiere quedarse de nuevo impotente, siendo indefenso e ignorante mientras ve la vida de alguien esfumarse de poco a poco y no poder hacer nada para evitarlo.

Por eso quiere empaparse de conocimiento.

Y Sasori parece aprobar sus metas.

Sabe que se acabará, es la última vez que verá la sonrisa de su hermano. Por eso se aferra de nuevo a él y deja inundarse de cumplidos y palabras de aliento. Grabándose en el alma, una recordatorio día a día sobre sus motivaciones y el apoyo brindado.

—Crece bien, Lee. Sé un hombre del cual puedas estar orgulloso de ti mismo. Yo siempre lo estaré.

Lee asintió frenéticamente sin dejar de abrazarlo, acunando el alma de Rocky contra su pecho. Sabe que es momento, sabe que la energía espiritual se consume ayudando a Sasori a mantener su forma corporal, sabe que se acabará pronto.

Ve a Sakura mirar a Sasori con una mirada larga y tendida, antes de expresar con una sonrisa gentil: —En esta vida fuiste mi hermano, en la siguiente seguirás siendo mi hermano mayor gruñón.

Una sonrisa relampagueó en los labios de Sasori antes de extender los brazos y Sakura se hundiera en ellos, Kiba se unió entre mocos y sollozos y Lee se colocó en medio de ellos con el fuego fantasmal de Rocky contra su pecho.

Un abrazo grupal de hermanos. El último de esta vida.

Lee se apegó a Sasori y por un segundo todo fue silencio hasta que Sasori brilló, literalmente y su cuerpo empezó a desvanecerse desde las piernas.

Fue tan efímero el abrazo, tal como la vida misma. Una mancha en el mundo, una ocurrencia en la existencia del tiempo.

Antes de desaparecer, Sasori los estrechó tan fuerte, les sacó el aire a los pulmones de Lee y Kiba. Sakura mantenía una sonrisa triste en sus labios y apoyaba la cabeza en el hombro ancho de Sasori.

—Hasta la próxima vida, Sasori —dijo Kiba. Creía firmemente que se encontrarán en otra vida.

—No seas tan rebelde conmigo la próxima vez —dijo Sasori un poco gruñón, característico de él.

—No prometo nadaaaa.

—Mocoso impertinente. —Sasori ya tenía medio cuerpo desvanecido cuando Hiruzen se unió al abrazo. Lo recibió con los brazos abiertos—. Aunque no compartimos sangre, siempre los consideré mis hermanos menores y abuelo. Mi familia —confesó en una extraña carga de sinceridad, un tono de voz calmo y lleno de conmoción—. Vivan y nunca se rindan. Busquen su felicidad y no la suelten. Donde sea que yo esté, aunque olvide nuestro tiempo juntos, hasta el último halo de mi consciencia los amaré.

Estas palabras fueron casi un susurro, pronto los últimos rezagos de su alma brillaron y explotaron en miles de luces diminutas, pululando y uniéndose a las últimas llamas fantasmales del recinto que se desvanecen.

Lee soltó a Rocky con todo el esfuerzo del mundo. El fuego fantasmal se acurrucó contra su mejilla un par de segundos antes de seguir al grupo y desvanecerse tras las melodías del dizi qué interpretan Descanso.

Y así, uno tras otro, pasaron el umbral en busca de la reencarnación.

—... Irán con la corriente del Río del Olvido y serán dispuestos a reencarnar. Nadie puede interrumpir su proceso y no se sabe cuándo aparecerán nuevamente en este mundo. Puede ser dentro un par de años e incluso siglos.

Lee escuchó la explicación de Sakura mientras caminan por el sendero de regreso al templo Kirei. Quería dejar algunas flores que encontró en el camino para la ofrenda y Sakura lo acompañó todo el camino.

La conversación sobre el proceso de reencarnación es esclarecedora en muchos sentidos. Lee desconocía qué dicho río se viera tan espectacular, kilómetros extendiéndose al final de la ciudad, de aguas oscuras y profundas alumbrados por linternas, fuego faunos o flores y estuviera debajo de un puente de madera intrigada en sigilos de animales representativos a la reencarnación.

Es más, nunca lo hubiese imaginado.

—¿Es una historia que el maestro Ryu te contó? —inquirió curioso. Si era así, la próxima vez que lo viese lo atraparía.

Sakura negó con la cabeza, sonriendo ligeramente dijo: —No, lo vi con mis propios ojos.

Y es aquí donde Lee recuerda, tardíamente: Sakura es un fantasma rango Calamidad (lo que eso signifique). Naturalmente, sabrá de estos datos.

—Oh... —murmuró confundido—. Pero si para ver el río tienes que morir, y si llegas ahí no puedes salir ¿Cómo es que...?

—¿Estoy aquí? —Sakura se rio un poco bajo, indulgente—. Quienes pasan al proceso de reencarnación son almas que están en paz y quieren irse. Yo no. Y ese río es una especie de monumento sagrado en Ciudad Fantasma.

A cada nueva información Lee se asombra.

—Suena encantadora la Ciudad Fantasma.

—Muy caótico y vivo, ironía. No recomendable para niños humanos —dijo seriamente—. Quizás algún día te lleve, cuando crezcas más, por supuesto.

—Por supuesto —repitió Lee conmocionado—. ¿Estuviste en Ciudad Fantasma estos cinco años?

Llegaron al templo. El incienso de orquídeas inunda el espacio. Las ofrendas e incienso adicional indicaron que alguien vino después de que él se marchara hacer rato, a presentar sus respetos presuntamente. Lee colocó las flores en un jarrón olvidado de la esquina.

Sakura se detuvo a su lado, mirando la pintura. Guardó silencio, y cuando Lee creyó que no iba a contestar, ella habló.

—Lee, en realidad, mi existencia inicial no era mi estado de semidemonio —explicó con bastante calma dirigiéndole una mirada. Lee alzó la cabeza y prestó atención—. Esa fue mi tercer estado.

—¿Estado?

—Cuando existí en este mundo era un espíritu astral ligado a un árbol milenario de cerezos. Luego evolucioné a un espíritu como Kusanagi o Kana —explicó, y Lee se quedó mudo, procesando—. Después morí y nací como semidemonio. Ahora no puedo decir que sea mi cuarta vida por qué técnicamente no estoy viva, pero... es lo que soy.

Lee notó, con cierto retraso, qué Sakura lo miraba intensamente. Como si estuviese buscando algo en él ¿el qué? No lo sabía.

Lo único que sabía era esto: su hermana estaba junto a él, contándole sobre una vida que no sabía existía. Y no la hace menos, para nada, ni extraña ante sus ojos. Quizás hay algunos cambios, sí, pero la esencia es la misma.

Y el hecho que Sakura decidiera contarle esto a él, en sus casi catorce años deja ver que lo considera lo suficientemente maduro para procesar la información.

Se sintió alegre y al mismo o tiempo, emocionado. ¡Su hermana lo toma digno de confianza!

—Sigues siendo mi hermana no importa tu estado —dijo a cambio sonriéndole gentil, y Sakura se relajó—. ¿Eso quiere decir que tienes más años de lo que aparentas?

—Así es.

—¿Cuánto exactamente?

—Oye, mocoso, no se le pregunta la edad a una dama —riñó dándole un golpecito en la frente y Lee se rio—. Dejémoslo qué soy lo suficientemente mayor para ser la abuela de tus abuelos.

—¡Son muchos años! —gritó el niño con bastante impresión—. ¿Al joven Sasuke no le importa eso?

—Él sabe todo de mi —aseguró Sakura y Lee pudo advertir de una sorpresa muda en sus facciones— y aun así nos casaremos.

—En verdad se aman.

—Y mucho.

Estaba impresionado por ello, no en el mal sentido, más bien, debido a la intensidad del mismo amor que ambos se profesan. Es impresionante el grado de amor. Puede comprenderlo si es por parte de lazos fraternales, pero no del todo con alguien que primero es un desconocido para ti y un día se vuelve tu todo.

Ah, todavía es un niño después de todo. No se preocupará por entender el amor romántico ahora. Tiene una vida por delante para descubrirlo.

—Sus lazos me recuerdan un poco a la historia de Su Alteza —dijo Lee mirando la pintura. Si bien el rostro estaba cubierto por una máscara intrincada, no duda de la belleza debajo de ella.

—¿Conoces su historia?

—Un poco, el joven Sasuke me lo contó. Aunque él tampoco sabe mucho, sólo que Su Alteza y su ser amado estuvieron separados por ochocientos años y en medio de su amor, cariño y devoción, lograron encontrarse y viven felices.

—Más que felices —aseguró Sakura repentinamente dulce.

—Es de esperarse si Su Alteza es una persona amable como lo relata el joven Sasuke —expreso Lee delineando las flores con el dedo, ya las había acomodado—, y las personas amables merecen ser felices.

—Eh, entonces no merezco ser feliz.

—¡Hermana! —se rio Lee—. Tú eres amable.

—Eso dicen.

—A tu manera lo eres.

—Hmp, entonces como Su Alteza es amable le traes ofrendas —cambió de tema Sakura y Lee lo compró, sabe que su hermana es un poco petulante a veces.

Lee negó con la cabeza.

—Aunque no fuera él amable para los demás, ayudó al joven Sasuke —dijo Lee recordando un día lejano, después de su primera oración a este dios—. Eso lo convierte en una buena persona para mi.

En aquel entonces, cuando llegó al Pabellón Kintsugi vio un destello de túnicas blancas desaparecer a la distancia y luego Sasuke lo abrazó y le agradeció por preocuparse por él.

"Gracias por pedir mi paz. La encontraré tarde o temprano, tenlo por seguro".

Lee nunca compartió el contenido de su oración con alguien, menos con Sasuke. Entonces ¿Quién más sabía si no el mismo dios?

Tiene la certeza de ello, y por eso, aunque no pida nada más, le es reconfortante venir y hablar aquí. Sabe que es escuchado de algún modo y no espera respuesta a cambio. Que lo escuchen parlotear es suficiente.

—Hm, tal vez algún día le puedas agradecer de frente.

—Lo dudo mucho, los dioses no se involucran con humanos —se excusó Lee.

Sakura simplemente sonrió y no dijo nada más, pero ese gesto guardaba un misterio y anticipación.

De regreso al dojo principal Sakura repentinamente se llevó una mano a la sien. Lee ha notado ese gesto en diversas ocasiones y los ojos verdes parecen lejanos por unos breves segundos. Luego baja la mano con normalidad.

Siempre se mantiene al margen, sin embargo, ahora pregunta: —¿Sucede algo, hermana?

—Hm, hay invitados —aseguró y Lee se preguntó, no primera vez, cómo puede saberlo—. Posiblemente estaré fuera unas horas o un día máximo. ¿Le harías compañía a Sasuke en mi ausencia?

Lee parpadeó desconcertado por su petición. Se suponía almorzarían juntos.

—Ah, sí.

—Ve mientras tanto a almorzar, cuando termines, busca a Sasuke —le instó empujándolo suavemente en dirección al comedor.

Lee asintió con dudas, andando a paso lento. Sakura lo observó ir. Se distrajo cuando el grupo de sus compañeros pasaron junto a él y le invitaron a sentarse juntos. Lee les prestó atención y asintió con una sonrisa amable.

Para cuando miró por su hombro, Sakura ya se había alejado lo suficiente como para perderla de vista.

Honestamente no esperaba que la reunión fuera tan pronto, y mucho menos, de esta manera. En los últimos días le había dado vueltas a la idea de merodear fuera para evitar este escenario, al parecer tardó en pensarlo. Pero la idea de separarse de Sasuke un par de días le revuelve el estómago.

Sakura encaminó directamente a la entrada de la Villa de Fuego con los brazos cruzados considerando sus posibilidades. Sería contraproducente no atender ha llamado, y no quiere causar problemas innecesarios a Xie Lian. Él tuvo la delicadeza de avisarle por medio de la matriz de comunicación qué estaría aquí pronto para llevarla a la Corte Celestial.

Los Cielos, nada menos.

Daba gracias que Xie Lian la escoltara, de lo contrario, si algún otro funcionario celestial se hubiese aparecido en la puerta de su casa, no habría sido nada favorecedor.

Su casa. Se dijo pavoneándose al caminar por el sendero. Su hogar.

Y aunque Sakura considera pocos lugares su hogar, este, la Villa de Fuego, se ha ganado su corazón.

El trabajo que hizo Sasuke como líder es espléndido, no es lejos de ser perfecto. Se nota la dedicación y el afecto a con su gente y eso engloba a los semidemonios. Todos son tratados por igual. Además, les permite educación. Ya sea en las artes marciales, medicina, artes, etc. No los restringe, solamente se dividen en grupos aclarando que, al no contar con acceso a su núcleo espiritual la enseñanza inicial es distinta, pero no menos importante.

Y esa división qué al principio se veía problemática, pronto encontró un balance hasta el punto. En algunos grupos adiestrados ya se han unificado tras aprender los aspectos básicos.

Divagó en estos pensamientos al detenerse en la entrada. Saludó a los dos centinelas quienes le reverenciaron como lo harían con el líder del Clan. Sin evitarlo Sakura se pavoneó por dentro, con una sonrisa fácil en sus labios.

Al parecer todo el Clan ya la aceptaba desde antes. Entendió entonces la renuencia con la que ninguno la mencionaba antes de llegar, por respeto al luto de su líder. Ahora que se confirmó su regreso nadie parecía disgustado por su compromiso con Sasuke. Y, por si fuera poco, atrapó sin querer algunos rumores con un título adicional "Madam Uchiha".

La hacía calentarse internamente. Es el único título al que no rehuía abiertamente. El tiempo que dure, se dijo. Sasuke no planea quedarse con el título de líder del Clan. El puesto es originalmente de Itachi y Sasuke no planea lo contrario. Hasta que Itachi pudiese hacerse cargo, será el líder interino en funciones.

—¿Necesita ayuda en algo, señorita Haruno? —preguntó deferente la discípula. Vagamente recordó haber compartido asiento con ella antes, en los campamentos cuando fingía ser Mayu.

Sakura lo escatimó con un gesto.

—Ninguno. Sólo espero unos invitados. Deberías informar al líder Uchiha...

—La señorita Haruno tiene el mismo control que nuestro líder en este asunto —interrumpió suavemente el segundo discípulo, el de las pecas (ah, tendrá que preguntarle sus nombres después)—. No es necesario la aprobación del líder para recibir sus visitas.

Claramente. Si por Sasuke fuera, le daría el control total de su Clan, pero obviamente no está permitido. Las reglas, los estatutos internos, lo que sea. Y no es como que Sakura deseara tener un control total. Solamente apoyará a su prometido en sus decisiones y dará su sincera opinión.

—De acuerdo.

Tardaron unos minutos más, y mientras tanto, Sakura chasqueó los dedos y su vestimenta cambió una y otra vez. Los jóvenes discípulos parecían entretenidos en ver los diferentes conjuntos, la chica halagó un conjunto oscuro y el joven de pecas comentó que resaltará su porte si tiene algunos brazaletes.

Hizo aparecer brazaletes, y, a este paso, los discípulos se estaban acostumbrando de la actitud extraña de la prometida de su líder. No comentaron nada respecto a ello.

Para cuando se decidió, vio el destello de túnicas blancas ascender por el declive. Sakura sonrió radiante y bajó algunos escalones a saltos.

—¡Lian-ge! —exclamó feliz Sakura yendo a abrazarlo una sola vez y luego separarse del joven vestido de blanco.

Le alegró ver a uno de sus hermanos. Todavía duele en su corazón la despedida de Sasori y Rocky. La última imagen que tenía de ellos (cuerpos destrozados y calcinado respectivamente) fueron reemplazados por esta despedida. Su corazón está un paso a la paz en este asunto, pero todavía falta algo más por hacer.

Ahora, bien, será paciente.

—Me alegra verte, Sakura. —Xie Lian le dio una palmaditas en la cabeza, un saludo habitual. No es que sean tan táctiles, los viejos hábitos son difíciles de romper—. Menos mal que estabas por aquí, de lo contrario, habría tenido que ajustar la matriz.

—Ejem.

El carraspeo de un desconocido alertó a Sakura. No es que los haya ignorado sin intención, simplemente no le importó. Viró la cabeza detrás de Xie Lian topándose con dos hombres más. A diferencia de la vestimenta sencilla pero no menos elegante de Xie Lian, estas personas gritaban "soy un Oficial Celestial" con su estilo de vestimenta y armas sobre ellos.

Uno llevaba un arco y flechas. Y el otro una especie de espada.

Sakura los miró con el entrecejo fruncido: —Lian-ge ¿Quiénes son estos?

Los dos hombres hicieron una mueca, quizás incredulidad o cierta irritación respectivamente ante si manera de hablar. El de la derecha parecía más un guerrero, mantenían su cabello castaño amarrado en un chongo pulcro y traía media armadura cubriéndole el hombro derecho. El segundo traía el cabello negro amarrado en media coleta alta, un estilo no tan vistoso. Lo que resalta más es el eterno ceño fruncido.

—Sakura, ellos son mis amigos, Feng Xin y Mu Qing. Chicos, ella es mi hermana menor, Haruno Sakura.

—Así que es cierto que recogiste una niña de la calle —dijo Mu Qing con las cejas alzadas y deshaciendo el ceño— y la consideras tu hermana.

—Sí, bueno... —Se rio Xie Lian, rascándose la mejilla—. No utilizaría ese término. La encontré, es distinto.

—Lo que sea.

—Es un gusto conocerte, Sakura —dijo Feng Xin haciendo una pequeña reverencia a la fantasma—. Su Alteza nos habló de ti.

—Digo lo mismo —farfulló Sakura sin inmutarse. Así que estos son los amigos de su Alteza, aquellos que nunca vio. El que fue su guardaespaldas y sirviente personal cuando Xie Lian era un príncipe de diecisiete años. Y ahora ambos son dioses también.

—Suficiente de presentaciones. A lo que vinimos —dijo Mu Qing sacando una cuerda iluminada del interior de su kimono.

—No es necesario ponerle los grilletes espirituales —se adelantó Xie Lian—. Ella vendrá con nosotros por voluntad propia.

—Por eso venimos nosotros para asegurarnos —espetó Mu Qing

Sakura había escuchado en silencio y dedujo, por la actitud de Mu Qing, y que Feng Xin se estuviera restregando el rostro con la mano en negación a sus acciones, que no había discutido esto. O lo hicieron y no llegaron a ningún acuerdo.

Era de esperarse. Si Xie Lian vino el Emperador envío a alguien más "neutral" en el asunto para escoltarla. Después de todo, creerán qué Xie Lian no se tomará en serio su trabajo.

—Su Alteza dijo que ella irá por voluntad propia —alegó Feng Xin.

—Eso cree él. Pero yo no confío en ella. Es una Calamidad nueva y por lo que entendí Hua Cheng influyó en su actitud ¿Acaso no ves su expresión? —la señaló repentinamente Mu Qing—. ¡Es la misma sonrisa escalofriante de ese tipo!

Feng Xin dio un vistazo y se estremeció. Por su puesto, la sonrisa falsa de Sakura decía demasiado.

—Maldita sea, tienes razón.

—Claro que la tengo.

—Ustedes hablan como si no estuviese aquí —dijo Sakura en voz baja—. Con gusto puedo enseñarles mis similitudes con mi querido hermano mayor.

—Vamos, calmémonos todos —apaciguó Xie Lian interponiéndose entre sus amigos y Sakura—. Venimos sin intenciones de luchar. Guarda eso Mu Qing.

—Sabes que es necesario —le espetó Mu Qing sin dar su brazo a torcer.

Xie Lian hizo una mueca. Entonces Sakura chasqueó la lengua y se giró de regreso a las escaleras.

—Te dejaré esposarme solamente después de avisarle al líder Uchiha mi partida —espetó adelantándose.

Mu Qing estaba a punto de renegar, pero recibió un codazo de Feng Xin qué lo calló. Cerró la boca a regañadientes. En cambio, Xie Lian se mostró entusiasmado ante la perspectiva de saludar a Sasuke y preguntó si podía acompañarla.

—Lian-ge siempre es bienvenido —aceptó Sakura, el "tus amigos no" es implícito y no importó mucho. Esos dos le siguieron. Sintió dos pares de ojos sobre ella.

Los centinelas si bien no alcanzaron a escuchar su conversación lograron interpretar algunas actitudes. Le dieron una reverencia servicial cuando pasaron y el chico de pecas miró de reojo.

—Señorita Sakura ¿me permite escoltarla hasta el líder Uchiha?

La sonrisa seca en el rostro de Sakura se volvió algo divertida. Hizo un gesto con la mano.

—No es necesario, de verdad. Iré por mi cuenta. ¡Oh! Si alguien más se acerca en los próximos treinta minutos notifícame.

—Como diga.

Dejaron atrás a los centinelas y Sakura los guío a la oficina de Sasuke dónde seguramente estará sumergido al tope de pergaminos y documentos por revisar. La guerra ya terminó, pero los pendientes no. Y se fueron acumulando silenciosamente uno tras otro, es importante la atención en ellos.

Los Oficiales Celestiales decidieron hacerse ver, alguno que otro discípulo se topó con ellos y saludaban cortésmente al ver a Sakura acompañándolos. Algunos quedaban deslumbrados por la belleza andrógina de Xie Lian o miraban con cierta sospecha a Feng Xin qué parecía el más bélico entre los tres hombres, sobre todo con ese arco y flechas del carcaj.

Nadie preguntó sus identidades, y Sakura no ofreció explicaciones. Se entretuvo brevemente hablando con Xie Lian sobre la estructura actual de la Villa de Fuego. Las nuevas construcciones de las que comenzaron esta semana y la adquisición de un lote de caballos adiestrado ofrecidos por un pueblo refundido en las montañas. Un pueblo que los Cazadores Uchiha salvaron. Los habitantes estaban muy agradecidos por sus vidas resguardadas y ofrecieron los caballos adiestrados.

Entre la charla por fin llegaron a la oficina. Sakura comúnmente no se tomaría las molestias en tocar la puerta o usarla en sí, se colaría directamente por la ventana y abrazaría a Sasuke por la espalda y estaba sentado del otro lado del escritorio. Sin embargo, cree imperativo anunciar a Xie Lian de este modo.

La voz de Sasuke resonó firme al permitir el acceso y Sakura deslizó la puerta. Los cuatro se adentraron, pero Sakura fue la única dando saltitos de alegría más cuando vislumbró el rostro de su amado.

En definitiva, jamás se cansará de ese bello rostro.

—Cariño, tenemos visitas —dijo alegremente, y casi pudo escuchar a Mu Qing y Feng Xin ahogarse, tenían la misma expresión en sus rostros de cuando Sakura se refirió a Xie Lian tan casualmente.

Xie Lian se adelantó lo suficiente para dejarse ver y saludarlo.

—Joven Sasuke, disculpe nuestra interrupción.

Sasuke ensanchó ligeramente los ojos, pero pronto le dio una reverencia llena de respeto al hombre.

—Su Alteza, es un placer verlo.

—Me gustaría decir lo mismo —respondió él un tanto resignado. De nada servía darle vueltas a su verdadero negocio—. Lamento decir que no es una visita de cortesía.

Sasuke miró más allá a los otros generales y luego a ellos, sus pupilas se contrajeron de poco en poco y Sakura pudo notar el momento exacto en que él se percató el motivo de su visita.

Antes de que pudiera él decir algo, Sakura rodeó el escritorio y lo tomó de las manos, apretándolas con gentileza. Los labios de Sasuke eran una línea y su mandíbula tensa, la curva de los hombros se afirmaron y el brillo de sus ojos decía que estaba dispuesto a derribar a cualquiera que intentará llevársela.

—Te lo dije antes, no debe preocuparte —le recordó Sakura. De hecho, habían conversado sobre este momento, pero él aún tenía sus reservas.

—¿Cómo no voy a preocuparme si te llevarán a una corte donde juzgarán tus acciones como las peores del mundo?

—Solamente iré a rendir cuentas sobre unos asuntos. No me ausentaré por mucho tiempo —dijo ella y pudo escuchar el bufido de Mu Qing a sus espaldas—. Y nadie me encerrará, tenlo por seguro.

—Joven Sasuke, yo mismo la escoltare de regreso —se comprometió Xie Lian habiéndose acercado al ras de el escritorio y mirando fijamente a Uchiha, sonriéndole apaciguador a pesar de la expresión sombría de Sasuke—. Como dijo Sakura, la Corte Celestial se enfocará más en su participación en las reliquias de Amaterasu.

—¿Las reliquias? ¿No es por su intervención en la guerra? —Sasuke parecía desconcertado.

—Sakura terminó asesinando un par de demonios. —Xie Lian se encogió minuciosamente de hombros—. Técnicamente no hay circunstancias que perseguir, sin embargo, al aniquilarlo a favor de la guerra algunos creen que tiene alguna intención oculta.

—Y por algunos querrá decir los Cielos.

Xie Lian asintió gravemente. Y en cambio, esta vez Feng Xin intervino no sin antes presentarse a él y su compañero.

—Ella es una Calamidad recién salida del Horno y los Cielos están nerviosos por saber su posición. Ya tenemos suficiente lidiando con Hua Cheng, He Xuan y Ryuichi como Calamidades. Sumarle otra con un peculiar historial es, por decir menos, urgente.

—Ni tan urgente si esperaron tanto en encontrarme. Salí del horno hace más de dos meses... ¡oh, cierto! Los generales no se rebajarían a una labor de ociosa como perseguir un fantasma potencialmente peligroso —se burló Sakura sin compasión.

Feng Xin rechinó los dientes y Mu Qing frunció el entrecejo.

—Niña, no nos provoques.

—¿Provocar? Sólo sigo la verdad, general.

—Maldita sea, Xie Lian, esa niña tiene la lengua tan afilada como tu esposo —se estremeció Feng Xin mirando con cierto horror a Sakura qué les sonreía fríamente.

—Basta de charlas, trazaré la matriz. Utilizaré la puerta —dijo Mu Qing.

Y mientras los generales se ocupan de la matriz, Xie Lian se acercó un poco más hablando en voz baja, no lo suficiente para pasar desapercibido a los otros generales, pero sí dando una sensación de privacidad.

—La Corte tratará estos temas, pero no dudo que Amaterasu intentará inculparla por el asunto de las reliquias —expresó el joven con cierto cansancio en su mirada, una que habla del patrón de conducta antes presenciado—. Por eso, joven Sasuke, si permite que las tres reliquias vengan con nosotros será de ayuda para validar la veracidad de las intenciones de Sakura.

—Lo que sea para ayudar —asintió ferviente Sasuke.

Se acercó a la estantería donde está la espada reposando sobre un anaquel, y junto a él, el Espejo.

—Faltaría el Orbe —expresó Xie Lian al recibir las dos reliquias.

—Lo traerán en breve —expresó Sasuke y quitó el colgante en su cintura y lo lanzó. En un halo de luz Chikara apareció en su forma humana. La niña aterrizó suavemente en el suelo—. Chikara, ve por el Orbe. Dile a Hinata que venga a mi para explicarle.

—¡Claro, Maestro! —expresó feliz la niña y salió corriendo por la ventana como un rayo.

No tardó mucho en regresar, para cuando el Orbe fue depositado en manos de Xie Lian, Mu Qing había terminado de trazar la matriz de acotamiento.

—Es hora de ponerse el lazo.

Sakura suspiró. Le dio un beso corto a Sasuke y le aseguró regresar a más tardar mañana antes de terminar el día. Sasuke aceptó sus palabras (¿qué más queda?) pero seguía viéndose muy preocupado a pesar de las garantías de que regresará.

Chikara estuvo muy silenciosa, mirando con ojos muy abiertos a todos detrás de la pierna de Sasuke, donde decidió esconderse. Los generales parecían impresionados al verla.

—¿Eso es un espíritu guardián? —preguntó Feng Xin. Chikara se escondió persistente detrás de su maestro.

Sasuke le dedicó una mirada nivelada y habló con un tono de voz serio y algo indiferente, aquel que utiliza cuando le han cabreado de alguna forma, pero tiene la gracia de no sonar grosero.

—Lo es ¿por qué pregunta, general Nan Yang?

—Nada en particular, sólo... es extraño ver uno aquí.

—¿No son comunes? —Sasuke enarcó una ceja.

—No me refería a eso. Más bien, es tan extraño ver a espíritus bajo las órdenes de un humano —dijo Feng Xin sin verdadera malicia, genuinamente confundido.

Mientras tanto Mu Qing ya había puesto el lazo en las muñecas de Sakura y se unían con un amarre alrededor de su cuello. Al igual que los tobillos. Haruno tenía toda su atención en la conversación detrás, pero también le dedicaba una sonrisa seca a Mu Qing cuando él la veía de reojo. Él entornó los ojos y amarró la cuerda.

—Dejemos en claro esto, no disfruto esto más que tú —alegó el joven sin mirarla a los ojos, más concentrado en asegurar las cuerdas espirituales.

—Y aun así viniste.

—Alguien debe asegurarse de que Xie Lian no se meta en problemas mientras su marido no está. —Ante esto último volvió a entonar los ojos—. Y lo creas o no, tiene una terrible mala suerte. Si viniese solo probablemente habría caído a cuestas por todas las escaleras de la entrada o lo hubiese atacado un animal salvaje.

—No hay animales salvajes por aquí.

—Ese es el punto —enfatizó Mu Qing.

Y Sakura estuvo a nada de decirle que sí, conocía la mala suerte de Xie Lian cuando Hua Cheng no estaba cerca. Ella fue testigo en innumerables ocasiones. Según dijeron, se aminoró cuando Xie Lian perdió sus grilletes malditos, pero ser llamado el dios de la desgracia por 800 no es broma.

—Y, además, algunos dioses tendrían algo que decir —prosiguió Mu Qing— sabiendo que él aboga por ti.

Mm. Sakura estaba comprendiendo un poco las intenciones de ambos al acompañar a Xie Lian. Ciertamente algunos criticaran la imparcialidad de Xie Lian, más si estaba cubriendo en deberes al Emperador Celestial en funciones. Y la presencia de terceros en su "arresto" se volverá oficial el asunto.

Para cuando Mu Qing terminó Sakura se percató qué las cuerdas no estaban apretadas, sino justas. Si quisiera se pudiera liberar fácilmente. Le dirigió una mirada sospechosa a Mu Qing por tal indulgencia, pero el general ya se había girado a Xie Lian e indicado que estaban listos.

Al final Sakura decidió guardar silencio y se despidió de Sasuke. Le dolió un poco verlo tan preocupado, trató de disipar sus preocupaciones mostrándole una sonrisa calmada.

Ella decía con la mirada "Regresaré".

Él parecía responder "Te estaré esperando".

Continuará.... ajajaja creo Xd ES BROMA

Caigo en cuenta, y corrijanme si me equivoco, que nunca aclaré que Lee y Rocky, bueno, son, o mejor dicho es Rock Lee (? Sólo me pareció buena idea hacer su personaje gemelos, y adecuarles el nombre para nuestro fines hahaha ni modo.

Por otro lado, les dejo mi nuevo usuario de Twitter (X) @Alela_xcv (me eliminaron mi otra cuenta, llores, así que tuve que hacer otra).

¡Gracias por leer! El siguiente capítulo es la audiencia *música de suspenso*

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