Única Parte
—Vamos, Mika!
Me llamaste, al venir corriendo desde aquella esquina, vestido de forma tan apresurada y el cabello tan desareglado, como siempre. Mostrándome una de tus características sonrisas.
Te sonreí con melancolía en respuesta y te seguí, acostumbrabas caminar siempre delante mío, decías que yo era demasiado lento.
—Hey, Mika! Si no te apuras te dejaré atrás.
Advertiste sin detenerte, caminando en reversa, te caíste varias veces haciendo eso antes y a pesar de todo.. no aprendiste.
—Oye ¿me estás escuchando?
Puedo verte claramente, ahí frente a mí, acercando tu rostro al mío, arrugando el entrecejo, como normalmente solías hacer cuando algo te desagradaba. Reclamando porque no te he contestado, pero es que no debo ni puedo hacerlo.
Pasé por tu lado, ignorando tus quejas. Ya era tarde y debía llegar a la escuela.
—¿Por qué no me hablas, Mika? Hice algo malo?
Preguntaste ésta vez caminando a mi nivel, mis intentos por dejarte atrás no habían funcionado, tal vez porque tú continuas siguiéndome, aunque siempre tomábamos los mismos caminos, los mismos autobuses, nuestras casas no eran ni tan cerca ni tan lejos la una de la otra.
—Si hice algo que te molestó, lo siento..
Te disculpaste, agachando la mirada, nunca me había gustado ser yo la razón por la que pusieras esa expresión de culpabilidad y tristeza.
Ignorar eso jamás sería posible para mí y tú lo sabías perfectamente, tal vez por eso lo hiciste.
—No haz echo nada malo, Yuu-chan—. Te contesté sin observarte, recibiendo una pequeña sonrisa y risita de tu parte.
Ambos subimos en ese autobús, color rojo, el que acostumbraba llevarnos a la escuela como cada mañana que nos quedábamos dormidos.
El conductor me miró por unos segundos, su rostro y expresión demostraban lástima y pena. No me dejó pagar, sólo me mandó a pasar y sentarme.
Sabía la razón por la que me había dedicado esa mirada. De todos modos, ya todos sabían lo que había pasado.
—Mika, ven! ¿Por qué tardas tanto?
Al escucharte no pude evitar observar que al igual, como siempre, te habías adelantado, los últimos asientos de la fila de la izquierda ya los considerábamos "nuestros" después de todo. Por alguna razón, nadie se había sentado ahí, de nuevo.
Me senté a tu lado, parecías distraído, observabas por la ventana con curiosidad, me asomé para ver también que era lo que tanto te interesaba y noté que mirabas un montón de puestos/tiendas de una feria que en éstas fechas siempre se instalaba en la ciudad.
—Iremos mañana ¿verdad, Mika? Me lo prometiste, no lo olvides.
Recordaste, aunque no lo había olvidado. Todos los años, asistíamos a esa feria como invitados o como voluntarios para ayudar en algún agasajo o evento, no se cobraba nada, pero era reconfortante ver la sonrisa de las personas y sobretodo de los niños que venían a observar o participar.
El resto del camino te mantuviste en silencio, apoyando tu cabeza en mi hombro, normalmente te quedabas dormido en el recorrido de 15 minutos hasta la secundaria.
Tomaste mi mano, entrelazando nuestros dedos, sonreíste al cerrar los ojos.
No sé porqué, pero imité tu acción. Tú como siempre también, me contagiabas el sueño.
...
—Joven Mikaela, ya hemos llegado—. Abrí los ojos al escuchar al señor Nagal moviéndome hasta lograr despertarme.
—Ah si, disculpe. Yuu-chan también está.. —Observé a mi lado y tú no estabas ahí.
Nagal solamente me dedicó una cálida, lastímera sonrisa y caminó de regreso a su asiento adelante, abriendo la puerta del autobús para dejarme salir.
Colgué la mochila a mi hombro izquierdo y luego de agradecer bajé del bus.
Quise ver la hora en el reloj que se suponía debía estar en mi muñeca derecha. No estaba, lo había olvidado por andar pensando en ti, seguramente.
Caminar entre los pasillos solitarios hasta llegar a mi salón siempre era aburrido.
Antes decía que por suerte tú y yo no compartíamos el mismo salón, ya que te llevaba por un año y normalmente mis compañeras solían coquetear contigo. Ahora odiaba eso, deseaba verte, estar a tu lado, observarte durante toda la clase, pero a la vez ahora también agradecía que no fuera así.
El profesor de Historia, Kureto Hiiragi, quién había sido nuestro enemigo durante ya bastante tiempo, a pesar de que era el único profesor que compartíamos, parecía odiarnos, ya que a ambos nos castigaba constantemente por llegar "unos minutos" atrasados.
Ésta vez no me dijo nada, sorprendentemente. Ni siquiera me regañó por no prestar atención a sus explicaciones e instrucciones para la siguiente tarea.
Sentí que las horas pasaban demasiado lento. Solo pensaba en ti, no podía parar, mi mente estaba siendo demasiado molesta con eso, pero debo admitir que era lo único que me distraía.
De pronto, escuché sonar el timbre que la mayoría del salón adoraba, incluyéndome, porque era cuando iniciaba el receso de 20 minutos. Tiempo en el que debíamos y podíamos merendar, así como encontrarse con amigos de otros salones a platicar y pasar el recreo juntos.
Yo lo adoraba porque era el único momento en la escuela en que podía verte y abrazarte. Aunque casi siempre te escuchaba reclamar y quejarte de lo aburridas que eran las clases que daba el "tonto" señor Ferid Bathory, tu maestro de Biología, así como lo divertidas que eran las clases de tu profesor Shinya Hiiragi de Literatura, claramente, era uno de tus padres, aunque no mentías, cada vez que me colaba en tus clases con él, jamás me decía nada y su manera de enseñar, así como de tratar a sus estudiantes era estupenda, me hubiera encantado que fuera uno de mis maestros.
Pero de todos modos, siempre que iba a tu casa me recibía de una manera bastante amable, también cariñosa y al contrario de Guren él si parecía quererme a tu lado.
No quise moverme de mi asiento, ésta vez el sonido del timbre no despertó en mí ningún tipo de emoción, ir corriendo a buscarte ya no era algo que tenía pensado hacer.
—Mika, Hola.. ¿Cómo estás? ¿Estás mejor?
Shinoa no se veía bien, parecía haber llorado bastante, no le pregunté la razón. Sus ojos estaban hinchados, también se veían más apagados, tenía ojeras, pero lo que más notaba era que ya no sonreía, no la reconocía si te soy sincero, se veía fatal.
—Te vez horrible. —Fue lo único que pude decirle, no tenía ganas de bromear, pero no me gustaba verla así.
Ella se pasó un brazo y una de sus manos por su rostro, intentando limpiar algo en ese momento inexistente. —Lo sé, aunque tú no te quedas atrás ¿eh?..
En ese momento retiró sus manos de su rostro, sus ojos se cristalizaron y rompió en llanto, lanzándose a mis brazos, tal vez buscando que pudiera consolarla.
Luego de eso llegaron tus otros amigos, Yoichi, Kimizuki y Mitsuba ellos tampoco se veían nada bien.
Como esperaba.. tú no llegaste.
Nos pasamos el receso hablando un poco, aunque más entre abrazos y algunos pequeños discursos por parte de ellos.
Cuando nuevamente sonó el timbre, todos regresaron a sus salones y los maestros ingresaron en sus respectivas aulas, luego de algunos minutos pedí permiso para ir al baño. Me lo concedieron.
Creo que fue instintivamente esa vez, Yuu-chan. Ya que no tenía ganas de ir, pero era la hora en la que tú y yo nos encontrábamos en los baños para darnos leves mimos el uno al otro y hablar unos cuantos minutos. Como todo adolescente o tal vez como todo niño.
—Al fín, Mika! Te llevo esperando desde hace un rato..
Cruzaste los brazos al verme, me sorprendió un poco el verte ahí, no sé porqué, se suponía que era lo normal de todos los días. Tal vez me sorprendió que fuiste puntual, aveces tardabas más de lo normal, pero era porque tu maestro no te dejaba salir y siempre buscabas una excusa para escaparte. Pero ésta vez no era por eso, sino porque no debías estar ahí, no deberías haberme pedido que te besara, no deberías haberme regalado una de tus más bellas sonrisas al salir de ese lugar.
—Debo irme ya, Mika. Nos veremos a la salida ¿no? No me vayas a dejar como la última vez.
Guardé silencio.
¿Por qué me lo haces tan difícil, Yuu-chan?
Las clases terminaron como cada día, el tiempo había pasado demasiado lento a mi parecer. Estúpidamente me quedé unos minutos en la puerta de salida, esperándote.
Obviamente, no saliste como todos los de tu salón.
Decidí marcharme, sin darme cuenta estaba cruzando la calle..
¿Sabes, Yuu-chan? Cuando observé ese autobús viniendo hacía a mí a toda velocidad simplemente no planeaba apartarme, mi cuerpo no me respondía, pero tampoco tenía pensado obligarle a moverse.
Kimizuki y Yoichi lograron jalarme segundos antes del impacto. Maldije a mis adentros y fue entonces que te pude ver, al otro lado de la calle, estabas llorando y seguramente maldiciéndome de todas las maneras posibles por la estupidez que estuve apunto de hacer.
Pero lo haría de nuevo, una y otra vez hasta conseguir terminar con ésto.
—Joder Mikaela! En qué estabas pensando?!—me gritó molesta y desesperada la rubia que según lo que me dijiste se llama Mitsuba.
—Mika.. ¿por qué..?, ¿Qué hubiera pasado si no te lográbamos alcanzar? —Sollozaba Shinoa, al igual que ese tal Yoichi.
El chico de lentes, Kimizuki, me dio un leve pero fuerte golpe en la cabeza, aunque no me dolió, en absoluto.
No pude decir nada, todos me acompañaron hasta llegar a casa. Entendía la razón por la que te habías encariñado tanto con ellos, aveces hasta sentía celos, pero son buenas personas, ahora lo veía.
Les agradecí y entré en mi casa. Mis padres no estaban, seguramente trabajarían hasta tarde, lo normal. Subí las escaleras y entré en mi habitación..
En esa habitación donde habíamos compartido tantos momentos juntos, en esa cama en donde te había tocado y tomado tantas veces, donde habías dormido a mi lado, abrazados hasta que amanecía y debías volver a tu casa. Esas fotografías en las paredes, donde se veía lo felices que habíamos sido desde que nos conocimos hace ya 12 años.
—Mika..
Me nombraste, te daba la espalda y no quería voltear.
—Mika por favor, no vuelvas a hacer eso, tuve tanto miedo..
Te escuché sollozar, tenía tantas ganas de abrazarte, besarte, disculparme, tocarte.. Pero no podía, ya no podía hacer nada de eso.
—Yuu-chan Te amo, te amo tanto que me está costando respirar... —Dije, gruesas y dolorosas lágrimas empezaron a manchar mis ojos y bajar por mis mejillas.
Desde lo que pasó no había podido llorar, simplemente las lágrimas no habían salido de mis ojos, tal vez era porque aún me negaba a aceptarlo.
—Yo también Te amo, Mika.. te amo demasiado..
Respondiste, dándome la vuelta para también comenzar a llorar, pasando tus brazos alrededor de mi cuello, pidiendo que te besara, me negué, ya no podía con ésto.
Te alejaste de mí e intentabas limpiar tus lágrimas, también parecías haber estado aguantando todo el peso del dolor que ambos sentíamos.
¿Se puede aguantar algo así? ¿Siquiera es posible, Yuu-chan?
—Si me amabas tanto.. ¿Por qué me abandonaste?!—Te grité, sabía que no tenía sentido hacerlo, ya no estabas ahí.
¿Cómo seguiría viviendo sabiendo que tú jamás volverías?
Tiene sentido una vida sin ti? Para mí no, Yuu-chan.
Escribí unas cuantas notas y las dejé sobre mi cama, tal vez las necesitarían leer después.
Caminé hasta tu casa, arrastraba mis pies por el camino, ya no me quedaba fuerza ni para caminar correctamente.
Observé a Tenri, tu mascota/perro, también está triste, Yuu-chan. Estaba ahí acostado dentro de su casa de madera, aquella que tú y yo construimos esa tarde de Domingo. No nos había quedado mal, sólo que no era tan "perfecta" como nos la habíamos imaginado, de echo ahora parecía que Tenri la adoraba.
Me adentré en tu jardín, acariciando mientras caminaba los pétalos de esos girasoles que tú adorabas, si estuvieras aquí seguramente me regañarías.. no te gustaba que las tocaran sin guantes, decías que eran demasiado frágiles y que se debían observar desde lejos para que conservaran su belleza.
Suspiré al estar frente a la puerta de tu casa, toqué, sabía que tus padres estaban ahí, hoy no habían ido a trabajar, ninguno.
La puerta se abrió a los cuantos segundos.
—Oh.. Mika.. —Shinya llevó una mano a sus labios, parecía haber estado llorando desde hace un rato, sus ojos estaban rojos e hinchados, también tenía unas grandes ojeras.
Me dejó pasar, haciéndose a un lado y luego de cerrar la puerta me envolvió entre sus brazos, me daba el más cálido abrazo que había recibido hasta ese momento, seguramente buscaba consolarme también.
Si a mí me dolió tanto lo que sucedió, no me imagino por lo que están pasando tus padres, Yuu-chan. Aunque siento que nadie puede sufrir más que yo por ésto.
—Mocoso rubio.. ¿Qué estás haciendo aquí? —Observé a Guren, también tenía los ojos hinchados, su voz era más ronca y parecía no haber dormido bien. Tal vez ni siquiera durmió, no me sorprendería.
—Sólo quiero ver a Yuu-chan una vez más..—. Contesté, decir tu nombre ya no era tan fácil, estoy seguro que todos sentimos un gran pesar dentro cuando te mencioné.
No perdí más tiempo, me dejaron subir a tu habitación, al principio dudé en abrir la puerta, realmente quería verte, al menos una última vez.
—Te habías tardado, Mika..
Al abrir la puerta estabas sentado en tu cama. Me sonreíste al voltearte y observarme, estabas derramando lágrimas igual que yo, tus ojos esmeralda brillaban.
Nos abrazamos, no me importaba ya, que sólo fueras una ilusión que me hacía mi mente. Sólo necesitaba oler tu aroma una vez más, sentir tu boca una vez más, poder acariciar tu cabello una vez más y observar tus ojos una vez más.
—Mika quiero que sepas que yo no quería abandonarte, ambos sabíamos que tarde o temprano yo me iría, mi corazón siempre fue débil, lo sabías y ésta vez no pudo aguantar el hecho de que podía perderte..
Explicaste, sin dejar de abrazarme, no quería soltarte, sentía que ésta sería la última vez que te vería y me aterraba, me aterraba tanto.
—Fue mi culpa, Yuu-chan. Si hubiera sido más fuerte, si no hubiera sido tan distraído y ese taxi no me hubiera golpeado.. tú seguirías aquí, fue mi culpa, me odio por ser quién provocó ésto, duele tanto..
Acariciaste con una de tus manos mi mejilla derecha con cariño, negando levemente con tu cabeza.
—No fue tu culpa, Mika. No lo fue, por favor, debes seguir adelante, debes vivir, vive por mí, vive por nosotros, debes vivir la vida que yo no pude y no podré..
Mencionaste con una amplia sonrisa, las cristalinas lágrimas aún caían de tus ojos, pero me mostrabas una sonrisa sincera.
—No puedo. No me imagino un mundo en el que no existas tú—. Te contesté, porque era la verdad.
Tener que estar sin ti, sería como perder la razón por la que vivía y eso equivale a la muerte de todas maneras.
¿Lo recuerdas, Yuu-chan? Te dije que si algún día tú me hacías falta, moriría.. y sabes? Ahora lo tengo más que claro, no mentía. Siento que solamente soy uno de esos zombies que veíamos en las películas, que vagan por el mundo envidiando la vida y humanidad que perdieron..
—Mika.. no quiero dejarte, no quiero irme, pero debo hacerlo. Nunca olvides que Te amo, que te he amado y que te amaré por siempre, diles a mis padres y a los chicos que también los quiero mucho, por favor.. — Pediste, dejando un último beso en mis labios y dedicándome una última sonrisa.
—Te amaré en la eternidad, volveremos a vernos, te lo prometo Yuu-chan—. Te sonreí, acariciando tu mejilla.
Abrí los ojos luego de aquella escena.
¿Me había quedado dormido? ¿En qué momento?
Entonces existía la posibilidad de que Yuu-chan.. te hubieras despedido en ese sueño realmente. Me levanté del suelo, busqué entre tus cuadernos unas hojas y un bolígrafo. Al abrir uno de tus libros, cayó un pequeño sobre, intenté ganarle a mi curiosidad, pero tan sólo pensar que pudiste haber escrito algo que planeabas darme, me obligó a tomar esa "carta" sacando con cuidado la nota de su interior.
"Querido, Mika:
¿Sabes cuánto miedo me dará darte ésto? Si te la he dado es que perdí la apuesta contra Shinoa, esa pequeña uva que me retó a jugar al "ajedrez" hoy en Educación Física. Estoy 50% seguro de que ganaré, pero sabes lo tramposa y la suerte que tiene Shinoa.
Como sea, tú para mí lo eres todo, mi oscuridad se ilumina cada vez que me besas, que me sonríes, que me abrazas, que me tocas. Cuando me enteré de mi enfermedad del corazón, creí que viviría una vida sin sentido, vivir por vivir, sólo esperando el día que me tocara morir.
Entonces me abriste tu corazón, me diste una razón para despertar cada día, me ofreciste tu vida y me regalaste unos recuerdos que estoy seguro que aunque muera antes de tiempo, jamás se olvidará.
Te amo, sé que tú también. Pero yo creo que te necesito más de lo que tú me necesitas a mí, ¿sabes?
Perderte es algo que no soportaría, eso te lo puedo asegurar. Eres una parte importante de mi vida y no sabes lo feliz que me haces todos los días y el hecho de que ahora puedo decir que me perteneces, te pido que me aguantes por mucho tiempo más.
Bueno ya, dije todo lo que sentía y no te imaginas la verguenza que me dará verte luego de ésto, pero ya que, dicen que la vida es corta, que nunca podemos saber cuando dejaremos éste mundo, prefiero que sepas de mis sentimientos antes de que sea tarde, así que vive y permanece a mi lado por y en la eternidad, Mika..
Atte: Tu novio."
Quise llorar, realmente, y creo que el dolor que sentía en mi interior lo confirmaba, Yuu-chan.
Esa carta me la hubieses dado si hubiéramos pasado el día juntos, siempre perdías contra Shinoa de todos modos. No lograste dármela, pero no sabes lo feliz que me hace saber que me quisiste tanto, hasta el último momento..
Guardé la carta en mi bolsillo, pasé un brazo por mi rostro e intenté limpiarlo, había llorado demasiado, ya no debía hacerlo, ya no habría necesidad.
Bajé las escaleras, luego de dejar una nota en tu cama, era para tus padres. Les decía todo lo que había sucedido y el mensaje que me dejaste para ellos, también dejé unas notas antes de salir de mi casa, todo está listo. Una era para nuestros amigos, les contaría todo y algunas cosas que ellos no sabían sobre nosotros, sobre nuestra relación, sobre nuestra intimidad que seguramente les haría recordarnos por un buen tiempo, espero no te moleste Yuu-chan y la otra sería para mis padres adoptivos, que a pesar de todo siempre estuvieron para mí y gracias a ellos te pude conocer.
Los voy a extrañar a todos y voy a extrañar la vida aquí, sinceramente. Pero pensar en que es la única manera de volver a encontrarte, me tranquiliza.
Salí de tu casa sin dejarme ver, caminé sin rumbo, sin darme cuenta pasé por el parque en el que ambos nos declaramos, esa vez fue una situación infantil ya que no sabíamos cómo, incluso por poco y terminamos peleando, pero al final conseguimos tener tantos recuerdos juntos y jamás me arrepentiría de eso. Si pudiera retroceder el tiempo lo haría todo de nuevo, sin cambiar nada.
Llegué a la misma calle que provocó todo lo que sucedió, la observé sin mucho interés y tú estabas del otro lado, sonreíste, pero al mismo tiempo parecías regañarme, no querías que hiciera ésto, te entiendo. Pero lo haría por mi, por ti y eso ya estaba decidido, lo sabías.
Caminé sin preocupación cuando el semáforo cambió al color verde, hiciste lo mismo, ambos nos detuvimos hasta quedar al centro de la calle, un camión venía en nuestra dirección y calculando la velocidad a la que iba, no frenaría a tiempo, sólo tomamos nuestras manos, entrelazando nuestros dedos y cerrando los ojos.
—Te amo, Mika..
—Te amo, Yuu-chan..
En ese momento todo terminó, nuestra historia acabó, tal vez no fue el mejor final que se podía esperar, pero en mi mundo era el único que existía, dejaré éstos escritos y éstas memorias/recuerdos en la eternidad, porque sé que tarde o temprano tú y yo, Yuu-chan, volveremos a encontrarnos y cuando eso suceda, juntos construiremos y escribiremos un mejor final para nuestra..
Próxima Historia.
«Nota Final»
Este one-shot no está hecho para que se piense que el "suicidix" es una opción.
Para nada. Más bien, es para incentivar otras opciones. Aquí, Yuuichiro fallece y Mikaela toma una decisión, pero si se dan cuenta, no es que Mika realmente quisiera acabar con su vida, de hecho, solamente quería estar con Yuuichiro, fuera donde fuera. Es decir, que si Yuuichiro hubiese estado vivo y aunque sea lo odiara, Mika seguiría queriéndolo en silencio. Esa fue la opción que Mikaela escogió, pero tenía muchas otras. Además, él cree firmemente en que "hay otra vida después de esta", entonces realmente sus sentimientos se desbordaron y al no pedir ayuda tomo la decisión que su corazón le dictaba en ese momento, aún así, Yuuichiro no estaba de acuerdo, porque quería que viviera, que viviera por ambos y contara anécdotas a sus nietos cuando fuese viejo, pero Mika lo tenía claro, lo que él creía que era lo correcto, incluidas las alucinaciones con Yuu, él simplemente creyó que ya no podría ser reparado.
A lo que voy, es que no piensen que el suicidix es un juego, siempre habrá luz al final del túnel y claro, tal vez vivas muchísimo tiempo en oscuridad, pero la luz llegará.
Ese algo o ese alguien llegará para mejorar todo. Así que, no te rindas, tú también puedes ser ese algo, que impedirá que otro se rinda.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top