6: Una pequeña charla

—Creo que empiezan a sospechar —dijo Scaramouche dándole a la pelota de bádminton, Kazuha le volvió a dar devolviéndosela —No se, se siente  un ambiente raro... —ambos vieron de reojo a Tartaglia y a Kaeya, que habían formado un grupo con otros 6, a diferencia de ellos, Kazuha y Scaramouche estaban apartados.

La profesora les dijo que practicarían bádminton y que tenía que ser en equipos de dos, por ello Scaramouche se pudo poner con Kazuha, claro que otros se quisieron poner con Scaramouche, pero este los esquivó hábilmente.

—Hoy me han dicho que en el recreo nos veamos en la clase Pmar para hablar.

—Como se fueron de excursión, la clase estará vacía. —comentó el albino.

—Y se estaban riendo. —frunció el ceño —Aparte ¿No es raro? —a Scaramouche casi se le escapó la pelota de bádminton —Las clases de Pmar están donde las de tercero, que también se fueron de excursión, y están por el otro lado del instituto, no hay ningún departamento cerca. —Kazuha lo miro con una expresión confundida y enfadada, como si el chico de delante se hubiera vuelto loco. ¿Siquiera se lo estaba replanteando?

—No vayas y punto ¿Eres estúpido? —Scaramouche se ofendió por el insulto —Es una trampa veas por dónde lo veas —frunció el ceño dándole con algo más de fuerza a la pelota, obligando a Scaramouche a alejarse más para darle.

—Tú sí que eres un estúpido de mierda —respondió a la ofensa —¿¡No ves que es una oportunidad para conseguir pruebas!? —imitando la acción del contrario, le dió con aún más fuerza a la pelota, dejándola fuera del alcance del albino.

Kazuha se giró, viendo cómo la pelota había caído lejos, al lado del grupo donde estaban Kaeya y Tartaglia.

—Ya me cansé de jugar —suspiró resignado. Scaramouche dudó de la veracidad de sus palabras, había una muy grande posibilidad de que fuera porque no quería acercarse a Tartaglia y a Kaeya, pero igualmente él también se había cansado de jugar —No te lo tomes a mal, eres mi amigo y me preocupo por tí —Kazuha lo miró con preocupación esperando una respuesta, respuesta que no recibió por parte del pelimorado. —Iras de todos modos ¿Cierto?

—Obvio.

—Pues.... —se calló unos segundos, pensando en cómo ayudar —¡Me esconderé! Me esconderé por ahí por si pasa algo.

—¿Y donde te esconderás, "genio"? ¿En el pasillo? —habló con ironía —La única clase abierta es la de Pmar, y es porque esos bestias rompieron el pomo, y ahora solo se cierra por dentro. Aunque pasara algo no podrías entrar.

—¿¡Y aún te sigues replanteando ir!? —exclamó. Kazuha se cruzó de brazos negando con la cabeza —Scara, Scara, Scara... —dijo en un tono de regaño —que poco valoras tu integridad física —Kazuha suspiró derrotado —Bien, tú ganas, no me meteré, pero si pasa algo estaré en nuestro lugar especial esperándote.

—¿...Nuestro...? —murmuró confindido, pero el albino no lo escuchó.

Y justo a tiempo, la profesora ya estaba llamando para guardar las cosas porque quedaban cinco minutos para que tocara el timbre del recreo.

—Deja esto por mí, porfa —se acercó a Kaedehara para darle su raqueta —yo me adelantaré —y sin esperar respuesta fue hasta su mochila.

Todos se acercaron a un carrito para dejar sus raquetas de bádminton. Kazuha vió como Kunikushuzi se iba con el móvil en la mano.

Se quedó pensativo unos pocos segundos.

Definitivamente no va a salir nada bueno de esto.

—¡Quita, cucaracha! —la voz de Kaeya lo saco de sus pensamientos. Este le pegó con la raqueta para empujarlo, Kazuha rápidamente se apartó —Siempre en medio, sobras —Kaeya y Tartaglia comenzaron a reír. Perfectamente podían haberlo esquivado, pero no perdían oportunidad para molestarlo.

—Vamos Kaeya, tenemos prisa —dijo Childe sonriente.

—Si si, que nos espera un asunto muy importante —ambos hablaban en clave, por lo que nadie más de al rededor los entendía, nadie más que desgraciadamente Kazuha.

Este rápidamente se dirigió hasta su mochila y entró a las instalaciones del instituto de camino a su sitio especial.

Una vez ahí, dejó su mochila en el suelo y empezó a dar vueltas nervioso, pensando únicamente en su amigo. Sacó su teléfono del bolsillo, viendo la hora.

11:23

—Si voy para allá, Scaramouche se enfadará... —pensó en voz alto —Puto idiota ¿Por qué no me hace caso? —habló con un poco de rabia. Estaba muy preocupado. No es que dudara de las habilidades de Scaramouche y de su capacidad para defenderse, lo que le preocupaba eran los otros dos, porque sabía que a esos dos poco les importaba lo moralmente correcto.

Aún preocupado, se sentó en el suelo apoyando la espalda en la pared y observando en cielo, esperando que su amigo llegará rápido.

Una hoja seca se cruzó en su vista y fue a parar a su lado. El albino se levantó y la puso junto al otro montón de hojas en la esquina del lugar.

[...]

Scaramouche se adelantó para ir a la clase de Pmar.

Camino por los desolados pasillos con rapidez y se metió a la clase sin revisar si había alguien al rededor.

Era una clase pequeña en comparación a las demás, las luces estaban apagadas y las persianas un poco subidas, dando una iluminación cálida y natural.

El pelimorado encendió la cámara trasera de su teléfono y lo puso en la parte baja de la pizarra, donde se ponía el borrador.

Escuchó de forma lejana como el timbre sonaba y todos los alumnos hacían bullicio bajando las escaleras en dirección al patio.

Se quitó la chaqueta-sudadera gris poniéndola en una silla.

Ya estaba todo listo, solo faltaba esperar.

Scara cogió una tiza y dibujó un círculo en la pizarra. Después dentro del círculo hizo otro círculo, y después comenzó a ponerle líneas buscando que saliera algo.

El único sonido que se escuchaba era el de la tiza siendo rasgada en la pizarra.

El sonido de la puerta abriéndose lo sorprendió, al girarse pudo ver a Kaeya y Tartaglia entrando.

—Sí que eres rápido —comentó Tartaglia sonriendo.

Detrás del pelirrojo, el peliazul entraba, cerrando la puerta a su paso.

Scara pudo reconocer el sonido de la puerta cerrándose con cerrojo desde dentro.

No se permito ponerse nervioso.

Ya había estado en más encerronas.

—¿Te acuerdas esa conversación que tuvimos hace semanas sobre experimentar? —Kaeya lucía demasiado relajado. Scara no quería desviar la atención de ninguno de los dos.

—Ve al grano ¿Qué es lo que quieres? Esto parece más una encerrona que una conversación.

—En verdad no entiendo por qué te enseñaste aquella vez, si tienes toda la cara de una mujercita. Eres todo un femboy-

—¿Qué puta mierda estás diciendo? —frunció el ceño retrocediendo un paso.

No supo que momento Tartaglia llegó a su espalda pero le agarró del cabello para meterlo y darle un rodillazo en la espalda. Antes de que el azabache hacer nada fue arrojado a los brazos de Kaeya.

Luchó por soltarse el agarre de Kaeya pero este lo sostenía fuertemente. En comparación a él Scara quedaba corto. Era un chico delgado, inteligente y con nociones en defensa personal.

No tuvo tiempo de lamentar su debilidad cuando su cuello fue girado abruptamente por Tartaglia, Scara soltó un quejido por el repentino dolor hasta que Tartaglia sostuvo con ambas manos su cabeza.

Se quedó paralizada. Veía más hayá de él, recordando una experiencia parecida que tuvo.

El pelirrojo unió sus labios. El azabache sentía su lengua tratando de pasar a su boca, el de pecas le apretó las mejillas para obligarlo a abrir la boca.

Scaramouche se sentía asqueado, podía sentir la lengua de Tartaglia recorrer su cavidad bucal sin ningún pudor. Se removía sin mucho éxito. Eso no podría llamarse beso, lo estaba supcionando.

Después de medio minuto se separó, dejando un asqueroso hilo de baba.

Con una respiración errática por la falta de aire, el pelimorado miraba con rencor a Tartaglia, el cual lo miraba a los ojos con una sonrisa de superioridad y conformidad.

—¿Podría decirse que ahora soy tu primer beso? —se burló y Scaramouche se sintió furiosamente humillado.

Scara sin pensárselo dos veces le escupido en el rostro.

Kaeya lo apretó con más fuerzas, no sólo dificultandole el moverse sino también una simple acción como el respirar.

Con una mano lo agarró fuertemente del cabello y echarlo hacia la derecha dejando vía libre en su cuello pálido —¡Tartaglia, graba esto!

Y apenas los labios de Kaeya tocaron su cuello, el rehén le dió una patada con todas sus fuerzas en la espinilla de Kaeya, logrando que este lo soltara. Con una mano por supuesto que su agarre tendría menos fuerza.

Se dió la vuelta con rapidez, agarró a Kaeya del cuello de la camisa y le dió un gancho en la mandíbula.

Tartaglia aprovechó que le estaba dando la espalda para darle una patada que tiró a Scaramouche y a Kaeya al suelo

En cuanto con Tartaglia, puso todo su peso en su puño para darle un poderoso golpe, pero falló y en vez de darle en la mejilla, le dió en la mandíbula. El pelirrojo cayó de bruces al suelo y Scaramouche aprovechó para propinarle dos poderosas patadas disfrutando sus quejidos de dolor. Pero en cuanto se giró Kaeya le dió un poderoso puñetazo que lo hizo caer con fuerza sobre el escritorio.

Scaramouche se quedó aturdido por unos segundos, con una mano se agarraba en donde había recibido el golpe mientras que con otra agarraba el otro extremo de la mesa para no caer, se sentía un poco mareado.

Jamás lo habían golpeado tan fuerte.

Y en verdad sintió miedo cuando vio su mano manchada de sangre, su sangre.

Sintió un peso encima suyo y un brazo pasando por su cuello y extrangulándolo como una serpiente.

—¿Que crees que ganas resistiendote, amigo? —Kaeya le hablaba al oído con rudeza. Mientras que con una mano trataba de que el brazo de Kaeya hiciera menos presión, con el otro seguía sosteniendo el otro extremo de la mesa, porque sabía que si caía al suelo estaría acabado —Hagas lo que hagas te va a ir mal.

Mierda, mierda, mierda. Esto no debería estar pasado, él no debería estar así, no podía perder el control, no podía entrar en pánico. Su corazón amenazaba con salirse de su pecho y quiso pensar que era a causa de que le estaban extrangulándolo, o por el cansancio, porque de ninguna manera podía sentir miedo por esta gente.

—¡Joder, te juro que como no me sueltes te voy a-! —vio por el rabillo del ojo como Tartaglia estaba tratando de levantarsey su apuro aumentó.

Con una mano comenzó a palpar la mesa buscando algo con lo que defenderse.

Entonces tocó el respaldo de una silla y con una mano golpeó a Kaeya con una de las patas haciendo que esta se alejarse rápidamente para evitar otro golpe.

Scaramouche reaccionó rápido y con sus dos manos agarró mejor la silla con las patas para volver a pegarle a Kaeya para que se alejara, sin olvidarse de Childe tiró la silla en su dirección, pero no esperó a ver si habia acertado o no.

Corrió a por su móvil y después hacia la puerta, viendo que estaba cerrada con cerrojo.

Trató de quitar el cerrojo rápidamente, y cuando apenas abría la puerta una mano le agarró con firmeza, pero ni siquiera se paró a mirar de quién era la mano, simplemente dió un codazo que logró que lo soltaran y corrió por los pasillos como alma que lleva el viento.

Corrió hasta un baño y entró cerrando la puerta tras de si. Se puso frente al lavamanos, abrió el grifo y se lavo la cara. El agua que caía estaba tintada con su sangre. Su cuello dolía de cuando le giraron la cabeza abruptamente. Comenzó a enjuagarse la boca con desesperación aún sintiendo el asqueroso y forzoso beso.

En verdad estaba muy alterado.

—Bien, tú ganas, no me meteré, pero si pasa algo estaré en nuestro lugar especial esperándote.

—¿...Nuestro...?

Y fue.

[...]

Kazuha esperaba ansioso sentado en el suelo sin hacer nada. Sacó su móvil viendo la hora con nerviosismo y preocupación.

Por el rabillo del ojo vió a alguien entrando a la azotea, y pudo reconocer que era el pelimorado.

Este se acercó y se sentó a su lado, entonces Kazuha pudo apreciar mejor la rojez en su cuello y el morado en su nariz.

—¿Te duele?

—Un poco...

—¿Entonces si sabían de nuestra alianza?

—No lo sé —se sobó la mejilla, se sentía agotado.

—¿No lo sabes? ¿¡Entonces por qué te pegaron!? —Kazuha se estaba arrepintiendo de no haberlo acompañado.

Observó confundido como su amigo, sin responderle, sacaba su teléfono y lo desbloqueaba entrando en un vídeo de su galería. Después le pasó el teléfono y el albino sin comprender, lo aceptó.

—Míralo tú mismo, yo no quiero ni verlo —apartó la mirada —Que humillación...

El vídeo empezó y al cabo de un minuto escuchó el timbre sonar, adelantó un poco el vídeo hasta que los vio entrar. Al ver la parte en la que lo llamaban afeminado sintió un mal sabor de boca. Pero quedó en shock al ver cómo Tartaglia lo besaba.

Dejó correr el vídeo, aunque lo hiciera sentir asqueado sentía que tenía que verlo por Scara. Si Scara quería que lo viera entoces él lo vería.

El vídeo acababa con un enfoque a sus pies corriendo por los pasillos. Miró al ojiazul. Si expresión hacia cambiado, ya no parecía agotada, sino una mezcla entre ira y humillación.

—Jamás en mi vida me habían tocado así, es tan asqueroso —veía cómo se apretaba los brazos y temblaba ligeramente,  aunque Kazuha no sabía que esos temblores eran por la ira o por tristeza —Aún puedo sentir la lengua del repugnante de Tartaglia en mi boca, llevo todo el camino escupiendo ¡Joder, quiero matarlos! —pisó el suelo son fuerza, tenía tantas rabia contenida queriendo descargar contra alguien, asi que lo hizo consigo mismo. Se tiró de los pelos con frustración, importándole poco si se los arrancaba.

Kazuha supo reconocer que era un ataque de ira, pero no sabía que hacer, así que hizo lo primero que se le pasó por la cabeza, lo cual fue abrazarlo.

Scara paró de tirarse de los pelos al verse atrapado en los brazos del albino, no quería hacerle daño, sin embargo su cuerpo aún seguía tenso.

Estuvieron así unos segundos hasta que el pelimorado rompió el hielo.

—¿¡Por qué me abrazas!? —lo alejó suavemente —Yo no necesito abrazos ¡Necesito venganza!

—Lo siento...

Otra vez estaban sentados juntos, cada uno metido en sus pensamientos. Kazuha notó como su amigo sacaba un pañuelo de su bolsillo y escupía en éste.

—¿Quieres un caramelo de menta? Lo compré en la cantina.

—Sí, porfa. —lo aceptó y se lo metió en la boca. Otra vez se sentirá agotado, y le dolía el cuello por lo que se tumbó en el suelo —La verdad me quiero ir de esta mierda que instituto por hoy, si los veo siento que los voy a golpear con algo, y no me conviene hacer eso...

—Y seguro todos se meten. —recordó un año cuando se defendía de los insultos, y como todos iban en su contra.

—Sí, además de que el director es tío de Kaeya, vaya mierda.

—¿¡Es su tío!? —Kazuha se sorprendió —Eso explica muchas cosas ...—dijo en voz baja para si mismo —, pero no se parecen en nada.

—Creo que era su tío de familia política —dijo pensativo —o algo así me dijo, no sé, no le presté mucha atención. Por eso no nos conviene montar una escena, ni a mí ni a él.

—Alomejor te lo dijo para que supieras que no podías hacer nada en su contra.

El ojiazul quedó en silencio considerándolo, y en verdad sí tenía sentido. Se sintió un estúpido.

—Pues va a ser verdad eso de que sí sospechaba...

De repente se escuchó el timbre que anunciaba el fin del recreo. Kazuha observó a Scaramouche que seguía tumbado con el ceño fruncido, esperando a ver qué haría.

Scara suspiró frustrado y dijo —Me largo a mi puta casa —y se levantó y empezó a caminar hasta la salida, siendo seguido por Kazuha.

—¿Y tu mochila?

—La dejé en los bancos de la cancha.

[...]

—¿¡Y mi mochila!?

El lugar se encontraba vacío, había alguna que otra sudadera que se solía dejar la gente tras educación física pero ni rastro de su mochila.

—Esto me pasa a mí casi siempre, por eso la llevo hasta en el baño jeje. —trató Kazuha de aligerar el ambiente.

—...

—¿Que hacéis aquí? —ambos se dieron la vuelta viendo que era la profesora de educación física.

—Buscaba mi mochila.

—Ah, te la llevaron Kaeya y Tartaglia porque te fuiste corriendo de mi clase sin ninguna razón.

La mirada de Scaramouche se oscureció.

—Ah...gracias...

—Oye ¿Estás bien? ¿Que te ha pasado? —no hizo falta que lo dijera para que ambos supieran que se refería a los golpes.

Pero como le dolía la cabeza y el orgullo, no se sentía lo suficientemente creativo para inventar algo por lo que simplemente se fue.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top