VIII
La bandera del Xros Heart era ondeada por el viento. Sin embargo, estaba a media asta, en honor a las generaciones caídas. DualOmniShourmon había dado un pequeño y rápido discurso, para rendir homenaje a los héroes y presentar a la Novena Generación.
Mientras, Wisemon estaba ocupado analizando los D-Xros. Sabía que debía incorporares la función de llamada, pero su curiosidad era mucho mayor y no podía evitar ponerse a toquetear botones.
Por suerte, el Digimon King había enviado a Jijimon a que supervisara que el científico no se fuera mucho por las ramas.
Las Floramon entre tanto, preparaban las habitaciones de los elegidos para aquella noche. El palacio, con el paso de los años, se había adaptado para las necesidades que los humanos pudieran tener, ya que las visitas de los ocho líderes eran frecuentes desde el Lapso Digital.
¡Qué orgullo para los Digimon ver a sus líderes como adultos! Habían crecido y madurado juntos. Verlos de aquella manera había sido el sueño de sus compañeros.
Pero ahora, la noticia de sus muertes había causado un gran pesar en sus corazones. Ninguno había sentido que estuvieran en peligro, ni siquiera que estuvieran en el Digital World. No habían sabido nada de su misión. Y eso los había llevado a la muerte.
El Digimon King se sentía algo egoísta al haber pedido aquel requerimiento a la Novena Generación. Supuestamente los Xros Heart jamás caían en la venganza... pero aquella vez sería una excepción.
Los Digimon del Blue Flare no habían llevado muy bien la noticia. Estaban furiosos y dolidos por no haber protegido a su querido General Azul.
Pero todos estaban de acuerdo en una cosa: ayudarían a esta nueva generación a luchar contra la amenaza oculta que arrasó con los demás elegidos.
Una vez finalizada la charla, cada uno fue a sus dormitorios. No fue hasta la noche que el rey subió a sus aposentos. Su sorpresa fue cuando vio a Livet en el pasillo, junto a su compañera Sistermon, mirando por la ventana.
—¡Es todo tan bonito aquí! —Sistermon estaba feliz, su gorro de conejo siendo mecido por la brisa nocturna.
DualOmniShoutmon carraspeó, ganándose la mirada de ambas, que se sobresaltaron.
—¿No deberíais estar ambas durmiendo, como el resto de vuestros compañeros?
Livet le sonrió levemente. Su emblema centelleó algo, no demasiado.
—Suelo trabajar por la noche. Estoy acostumbrada a estar despierta a estas horas. Además... me encanta ver las estrellas. Me consuelan... y desde la habitación no se podían ver...
—Al parecer te han dado la misma habitación que a Taiki... —rió levemente—. Él se quejaba de lo mismo, que desde allí no podía ver el cielo nocturno... pero tengo una solución. Sígueme.
Comenzó a andar. Escuchó los pasos de las chicas, que iban detrás de él. Por alguna extraña razón, le recordaba a su general. Sus inseguridades, de saber si estaba haciendo lo correcto, o incluso en el bando que le correspondía... había visto torturarse a Taiki muchas veces por aquello.
Después de las Xros Wars y de la captura de Quartzmon, se desató a los cuatro años una guerra civil. Seguidores de Bagramon atacaron con todo lo que tenían. Shoutmon no dudó en responder. Llamó a Taiki, para pedirle ayuda...
Aquella guerra fue dura. Murieron muchos Digimon. Amigos y aliados. Familias... Taiki había caído en una profunda depresión. Ya no sabía si estaba actuando de manera correcta. Y el Digimon King lo había comprendido. Sabía que para el compasivo corazón de su general era demasiado dolor...
Los Digimon también lo habían visto. El dolor de su héroe. Y aquello les había hecho reaccionar. Ver a su general con un ataque de pánico en plena batalla, viendo cómo todo a su alrededor moría...
Aquel día habían descubierto el emblema de Taiki. Beelzebumon sabía que tenía que ser algo relacionado con la luz, ya que ambos eran guerreros de Ishatamon. Pero ninguno de los presentes se imaginaron que fuera una luz. Luz de Vida para ser concretos.
Un emblema que protegía a todo ser viviente, que al ver tantas muertes, había despertado de golpe.
Ese repentino despertar había puesto en peligro la vida del líder. Su cuerpo había liberado un gran poder, dejándole en un estado de inconsciencia por varios días.
La guerra civil había terminado ante aquello...
Wisemon comenzó a investigar y descubrió que todos y cada uno de los elegidos poseían un emblema dormido. Y que lo mejor era hacerlos despertar de manera controlada, para evitar males mayores.
—Es aquí —habló el rey.
Estaban en el jardín. En una zona bastante tranquila, donde el cielo se podía apreciar perfectamente, sin las luces de la ciudad. Sistermon dio un chillido feliz, estaba encantada.
—Es... hermoso —dijo Livet, mirando el cielo, dejando que su cabello se meciera con el aire.
DualOmniShoutmon sonrió, sentándose en la hierba, mirando también el cielo nocturno, como hacía muchas noches... como había hecho con su general.
—Shoutmon-sama, ¿puedo saber cuál era el emblema de Taiki-san?
—Su emblema es la Vida. Luz de Vida, para ser concretos.
La chica abrió en grande los ojos... Karui... significaba vida... lo que quería decir...
—Ya veo... un emblema muy poderoso.
—Jejeje, así es...
Sistermon se sentó en la hierba, quitándose el gorro, dejando que sus cabellos plateados se despeinaran un poco ante el suave viento.
—Todos los líderes han tenido sus inseguridades a lo largo de sus misiones. Eso jamás los ha hecho débiles. En algún momento todos tenemos miedo. Y eso es lo más normal. Tú eres la novena líder. Una impar. Lo que implica que corres el serio riesgo de corromperte.
—¿Todos los impares se corrompieron?
—Sí. Hasta Tagiru, que pensábamos que jamás lo haría. Ver que Taiki fue herido de gravedad en la guerra civil... logró desatar la oscuridad de su interior. Nos hizo falta la ayuda de los otros impares para lograr calmarlo.
—Así que puedo convertirme en un peligro para mí generación... eso es una novedad.
—No lo sabrás hasta que llegue el momento. Como ninguno de ellos lo supo hasta que pasó. Se corrompieron, sí, pero crecieron como líderes. Siempre pensamos que la corrupción es algo malo, y lo es, pero no solo trae dolor. También trae un nuevo poder para esa generación.
—Es una bonita forma de ver al diablo.
—El diablo en un principio fue un ángel, ¿no?
Livet rió levemente. El soberano, a pesar de su juventud, era muy sabio. Decidió sentarse ella también, aún mirando las estrellas. La calidez de su pecho no se iba, aumentaba cada segundo que pasaba. Supuso que Karui manifestaba sus emociones de esa manera. Podía sentir su nostalgia y su orgullo.
—Livet, ¿cuándo comenzó la misión de los líderes?
—Comenzó hace treinta años. Las primeras pruebas se realizaron poco después, a petición del héroe del Valor. Necesitaban a una nueva generación, ya que Homeostasis se lo había dicho... Su desaparición sin dejar rastro fue hace unos quince años. En esa época se realizó la segunda prueba, sin éxito.
—Hace treinta años fue cuando ocurrió el Lapso Digital...
—Sí. Fue casi al año cuando comenzaron a ir al Digital World, cuando el Dark Area comenzó a avanzar y cuando las primeras Cristalizaciones aparecieron. Por eso se los envió. Porque pensaron que serían inmunes. Se dice que debido al Lapso, todos los líderes apenas tenían entre quince y dieciocho años... quedaron congelados en el tiempo hasta que todo se estabilizó, como toda la población.
—¿No envejecieron?
—El tiempo dejó de pasar hasta que la situación se estabilizó. Oficialmente esa misión comenzó hace veinte años. Los primeros diez son muy confusos por los efectos del Lapso...
DualOnmiShoutmon asintió. Eso explicaba por qué no habían podido comunicarse apenas con ellos durante una larga temporada. Las comunicaciones se restablecieron al poco de eso, justo antes de la guerra civil... pero después de ésta, apenas eran fluidas.
—Es hora de que me vaya a dormir. Puedes quedarte aquí, podéis pasar cuando lo necesitéis.
—Buenas noches, Ou-sama —dijo Sistermon, haciendo una reverencia.
Sólo cuando el soberano se marchó, Karui se dejó ver. Su larga cabellera castaña se meció con el aire y sus ojos llenos de luz miraron las estrellas que tanto añoraba...
—Así que Karui —murmuró la líder, con seriedad, dejando escapar una leve risita—. Deducía que habría alguna razón para que ni Apollomon-sama ni Alphamon-sama supieran que estabais con nosotros. Pero no me esperaba que te estuvieras escondiendo.
—No sé si estoy vivo o estoy muerto. ¿Para qué infundir falsas esperanzas? No quiero que se arriesguen por nosotros...
—Pensé que tú luchabas incluso si había una mínima esperanza, Kudou Taiki.
El espectro miró a la chica, con algo de sorpresa. Ella era demasiado joven para saber quién era él. Ella le miró, poniéndose en pie, con seriedad y firmeza.
—No fue difícil saber quién eras en verdad. El nombre que me diste, Karui, un nombre poco común... cuyo significado es vida. Pensé que sonaba como una cualidad que podría representar un emblema y esa teoría se reforzó cuando vi a Yuuki y a Kumiai. Valor y Unión. Sólo me faltaba confirmar, a parte de que emanabas nostalgia cada vez que Shoutmon-sama hablaba, o cuando Pucchiemon apareció. Por eso le pregunté cuál era tu emblema.
Karui suspiró rendido. Le había descubierto. Alzó las manos en señal de rendición, sin saber muy bien qué decir. Una cálida sonrisa se dejó ver en su rostro.
—No quiero que se sepa. No aún... no hasta que sepamos la verdad. Te lo pido Livet. No quiero que mis Digimon sufran... no quiero que Shoutmon llore por mí...
—Igualmente lo hará. Porque te quiere y se preocupa por ti. Pero se levantará orgulloso, como lo ha hecho. Guardaré tu secreto. Puedes confiar en mí, Karui.
Ambos miraron el cielo. Las estrellas centellearon, lejanas y cercanas a la vez, como los fantasmas de los elegidos. Vivos pero muertos...
—¿Habéis obtenido ya la Digievolución?
—No. Sistermon y yo llegamos al Modo Despertar, pero es lo máximo que pudimos hacer sin poseer un Digivice. Creo que los demás estarán en la misma situación.
—Entonces Shoutmon no os dejará partir hasta que hayáis entrenado lo suficiente. Si podemos evitar que vayáis indefensos, lo haremos. Yo y todos nosotros. No caeréis en el mismo error que nosotros, no permitiremos que la Novena Generación caiga. Es un juramento. Uno que realizo bajo mi verdadero nombre y título. Kudou Taiki, general rojo, líder del Xros Heart y portador de la luz de Vida. Mientras mi emblema y alma sigan aquí, no moriréis. Lo juro.
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