V

08:45

Plaza central

Livet se apresuraba para llegar a tiempo. Anoche, los demás habían acordado quedar antes de las nueve en la plaza central para ir todos juntos. Así que, con su ropa más cómoda, corría intentando llegar a tiempo.

Llevaba un traje rojo, que revelaba parte de su pecho, pero una tela de redecilla lo cubría. Un cinturón amarillo y unos cortos vaqueros completaban el atuendo, junto con las sandalias y a las medias de rejilla.

—¡Hemos llegado Livet! —exclamó feliz Sistermon Blanc, mirando, buscando a los demás.

La sonrisa que Livet traía desapareció al ver que no había nadie esperándola. Apretó los puños junto a su pecho. ¿Cómo iban a esperarla a ella cuando había sido arisca con ellos? Debía habérselo imaginado. No hacerse tontas ilusiones.

—Vamos Sistermon —murmuró. Su voz fue baja, pero carente de emociones. Se estaba escondiendo, no quería que la Digimon notara su dolor—. No debemos hacernos esperar más de lo necesario.

Ambas corrieron hasta el Santuario, donde los demás estaban hablando entre ellos, bastante animados. Al oír los pasos, se volvieron, para ver a la peliverde, caminando con calma hacia ellos.

—¿De nuevo llegando tarde? —se quejó Astra, de brazos cruzados—. Ésto se está convirtiendo en una costumbre, y no precisamente buena.

—Tendrá sus motivos —dijo Tsuyo, acercándose—. Livet, ¿puedo preguntarte algo?

—¿Mmm? No veo por qué no. Que decida responder es otro tema. Así que, dispara Cowboy —sonrió de lado la nombrada.

El pelirrojo alzó una ceja ante el apodo, pero decidió no darle mucha importancia. Carraspeó, para lanzar su pregunta.

—¿Por casualidad mientras dormías has visto a un fantasma que decía ser un elegido del pasado y que su misión es la de protegerte?

Esas palabras llamaron la atención de los otros seis, que dejaron su tema de conversación para acercarse a Tsuyo y a Livet. Parecían estar bastante en shock al oír esa simple pregunta.

—A mí sí —seguía hablando el pelirrojo—. Se presentó ante mí bajo el nombre de Tamashi. Me dijo que era un elegido del pasado y que su misión era protegerme y guiarme por el Digital World.

—A mí también me ha pasado —dijo Akari, de brazos cruzados—. Se hacía llamar Kumiai y era bastante insoportable. Se reía de mí porque decía que era demasiado orgulloso y presumido por decir que sería el próximo líder

Astra y Nozomi estallaron en risas ante esas palabras. Tsuyo se tapó la boca para evitar reír, no como Yoichi y Yuya, que rodaban por el suelo de la carcajada.

—El chico que me visitó a mí se llama Yuuki y es como un hermanito mayor —dijo Misti, llevando sus manos al pecho—. Aunque en mi sueño vi a más personas...

—Yo vi a un pelirrojo que se hace llamar Kiseki. Al parecer uno de sus elegidos era su mentor —musitó Yoichi.

—¡Yuuki onii-san tiene un pupilo! —exclamó la portadora de la Creatividad, abrazando feliz a Lopmon.

—En mi caso, él se llamaba Kaji. Me dio calor cuando tenía frío. Y me habló de que las viejas generaciones intentaron evitar las mutaciones del Lapso Digital. No lo lograron al parecer... —Nozomi bajó la cabeza, sintiendo cómo Yuya le daba su apoyo, colocando su mano en su hombro.

—El chico que yo vi era peliverde, como Livet. Me dijo que se llamaba Karisuma —añadió el bicolor.

—En mi caso era un castaño con mechas rojas. Se llama Unmei y también tiene un maestro. Aunque dudo que sea el mismo —Astra sonreía, con Dracomon en su mochila.

Livet parecía estar pensativa. ¿Todos habían usado nombres falsos? Concretamente nombres que representaban alguna cualidad o... algún emblema. Sonrió de lado al darse cuenta.

—Curioso... —murmuró, con una pequeña risa—. Yo tuve una visita de un chico castaño que se hacía llamar Karui. Él tiene un pupilo. Pero eso no es lo más curioso. Todos esos elegidos tienen por supuesto nombre una cualidad, lo que deduzco que será su emblema. Si no nos dicen sus verdaderos nombres, supongo que será por una razón de gran peso.

La conversación se vio interrumpida por la llegada de Alphamon y de Apollomon. Ambos traían en sus manos los ocho Digivices. Cada uno tenía unos colores muy particulares.

Los elegidos se colocaron en una fila, aguardando las palabras de los Digimon. Una vez que recibieran los Digivices, serían oficialmente la Novena Generación

—Hoy recibiréis estos dispositivos. Su nombre es D-Xros y tienen varias funciones. Puede ser utilizado como arma ofensiva, ya que como podéis apreciar tiene forma de pistola. Como sus predecesores, pueden almacenar Digimon en su interior y curar heridas. Pero no sólo las heridas de vuestros compañeros podrán ser sanadas con éste dispositivo, si no que las vuestras también serás sanadas. Eso es un gran avance, ya que las generaciones pasadas, si eran heridas, tenían que buscar cualquier otro medio para curarse —el Royal Knight explicaba con calma.

—Ahora os los entregaremos y anunciaremos quién es el líder y quién es el Compañero de Armas —habló Apollomon—. Coged el que tenga el mismo color que vuestro emblema y volved a colocaros en la fila. Espero que ya traigáis todo lo necesario, porque vuestra gran aventura empieza hoy.

Los ocho muchachos se acercaron al Royal Knight, buscando el aparato que les correspondía Una vez tomado, volvieron a la la fina.

—Cuando realizabais la prueba, los D-Xros se configuraron para cada uno de manera individual. De manera sorprendente, aquel que iba destinado al Compañero de Armas comenzó a brillar, pero no con un emblema. Si no con dos —Apollomon tomó la palabra, con gesto solemne.

—Lo que significa que de manera inédita, esta generación contará con dos Compañeros de Armas, que son Kimura Yoichi y Goryuu Tsuyo.

—Por un momento llegamos a pensar que en compensación habría dos líderes, pero nuestra sorpresa fue que no, que solamente había uno. Una mujer. Y ella es Lee Livet,

La muchacha de cabellos verdes se mostró sorprendida. Luego, tapó levemente su boca con la mano, para reír levemente.

—Jijiji, esto se pone interesante.

Akari parpadeó. ¿Que ella era la líder? Aquello no era verdad. Debía ser una broma pesada. Su ceño estaba fruncido, mostrando que no estaba nada conforme. Su emblema centelleó levemente.

—Una pregunta —habló Tsuyo—. ¿Vosotros habéis convocado a los elegidos del pasado para que nos protejan?

Los dos Digimon miraron al pelirrojo, con sorpresa. ¿Elegidos del pasado? Estaban todos muertos.

—No. Nosotros no hemos convocado a nadie. Las antiguas generaciones están muertas, no sobrevivió nadie...

—¿Entonces qué....?

—Muchas gracias, Apollomon-sama, Alphamon-sama —sonrió la recién nombrada líder, para encaminarse hacia el portal que los llevaría a su nuevo destino—. ¿Nuestra misión?

—Investigar por qué el Dark Area sigue avanzando y cual es la amenaza que esconde, neutralizándola —habló el Royal Knight.

—Y si es posible, averiguar la causa de la muerte de las generaciones pasadas —añadió el líder de los Olímpicos, mientras todos se reunían junto al portal.

—Así será —dijo Nozomi, intuyendo que la peliverde ocultaba algo que no quería revelar en ese momento.

Misti y Astra también lo habían notado. ¿Acaso no habían sido los dos Digimon? Ninguno de los chicos les había dicho nada. Sólo que estaban para protegerlos.

Cruzaron el portal. La luz los cegó por varios segundos, pero cuando llegaron, se encontraron con una gran ciudad, con un gran palacio erguido en el centro. En los alrededores, una pradera verde jade, llena de hermosas flores rojas.

—¿Dónde estamos? —preguntó Yuya, agachándose a mirar las flores, con alegría.

Misti sacó su D-Xros, de color cielo. Una ubicación se marcaba en la pantalla. Se aclaró la garganta, para leer los datos.

—Ésto es el reino de las sonrisas. Su gobernante se llama.... DualOmni... Shoutmon.

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