IX

Era temprano. Muy temprano. Pero a WarGreymon eso no le importaba. Tenía que entrenar a la pequeña Misti y a Lopmon.

Entró sin hacer ruido, con una bandeja de comida en sus manazas, acercándose a la mesilla, dejándola ahí.

Se acercó a la niña, viendo que dormía de manera tierna, junto a Lopmon. El Digimon sonreía, añoraba las veces en la que Taichi y él dormían abrazados el uno al otro. Sintiendo su emblema, su lazo. Era muy relajante.

—Misti, arriba —la sacudió con delicadeza, esperando a que se despertara—. Ya es de día y tenemos que entrenar.

La niña bostezó, frotando sus ojos, incorporándose en su cama. Miró a WarGreymon, sin saber muy bien qué decir.

—Es muy temprano...

—¡Es la hora perfecta para entrenar! Además, es bueno que te acostumbres a levantarte pronto. Cuando estés fuera, no podrás darte el lujo de dormir hasta tarde.

Debía ser compasivo. Ella aún era muy joven, aunque no tan joven como cuando él conoció a Taichi. O a Hikari, su hermana. Pero aun así, era consciente de que no podía ser muy duro con ella.

Misti le miró, estirándose, para ver con sorpresa la comida en la mesa. Sonrió dulcemente al Digimon que estaba a su lado, lo que hizo que este se sonrojara y que Yuuki mandara una sensación de orgullo que la menor sintió con claridad.

—¡Arigatou WarGreymon! —exclamó feliz, tomando la bandeja, para tomar su desayuno.

—Tus compañeros también empezarán a entrenar en un rato. Creo que el propio Shoutmon se encargará de vuestra líder. Tenéis que haceros muy fuertes. ¿Habéis alcanzado la etapa adulta?

—No. No teníamos nuestros D-Xros hasta ayer. Sólo conseguimos que llegaran a la etapa infantil...

—Algo es algo. No te preocupes, con mi entrenamiento, ¡llegaréis a ser dioses!

Misti sonrió, como hizo Lopmon, que saltaba feliz por la habitación, con su caja de Digibites en la mano.

—Oye WarGreymon... ¿Alguna vez has pensado en si Taichi-san sigue vivo?

El Digimon la miró ante esas palabras. Sí, muchas veces desde que le habían dado la noticia. Estaba convencido de que Taichi no podía morir así de fácil. Él era un guerrero muy  experimentado. ¿Qué habría pasado? ¿Se habría contagiado? El orgulloso dinosaurio se negaba a pensar eso. Se negaba a creer que su compañero había caído preso de la locura. Era imposible.

—Quiero creer que está vivo. Que no se contagió. Que está escondido, curando sus heridas... y que pronto él y los demás líderes resurgirán gracias a vuestra ayuda. Me niego a creer que se volviera loco... es muy doloroso ese pensamiento.

La menor le miró compresiva. Sí, era un doloroso pensamiento. Que tu mejor amigo y compañero se vuelva loco... es algo que no querían que fuera verdad.

Se puso en pie, cepillando su cabello, preparándose para salir. WarGreymon la sonrió, saliendo con ella al jardín.

Astra ya estaba allí, entrenando con Arrestadromon. El dragón morado la atacaba a ella y a Dracomon, que se veía bastante asustado.

—¡Dracomon! ¡Si te asustas, no podrás proteger a Astra de los peligros que tiene el Digital World! ¿Acaso quieres que ella salga herida?

—¡N-No! —negó, estaba temblando como una hoja, pero miraba de reojo a la pelirosa—. ¡N-No dejaré que nada la lastime!

—Bien, entonces tu misión es derribarme.

Misti miraba sorprendida. WarGreymon sonreía. Sí, esa era la misión de los pequeños Digimon. Evolucionar a su etapa adulta y conseguir derribarlos. No era tarea fácil. Pero era necesario. Eran una generación muy novata.

—¡WOOOW! —exclamó Lopmon—. ¡Yo quiero, Misti, yo quiero!

—Ese es el espíritu —sonrió WarGreymon, preparando en sus manos su poderoso Gaia Forze, aunque en menor potencia—. El entrenamiento empieza ahora.

Wisemon no estaba muy contento con esa idea. Primero debía terminar de actualizar los D-Xros antes de que los entrenamientos empezaran. Pero todos eran muy impacientes. Y eso molestaba demasiado al científico.

Dorulumon y Pucchiemon estaban cerca, supervisando todo, por si alguien salía lastimado más de la cuenta. El conejo rosado estaba pendiente. No quería que nadie hiciera ninguna locura.

Yoichi estaba entrenando con Magnamon. Tenía alzada su Barrera de Aura Luminosa. La misión de Liollmon era destruírla, alcanzando su etapa adulta. El peligris le daba ánimos a su compañero.

Todos eran consciente de que no lo lograrían a la primera. Ni a la segunda. Tardarían bastante tiempo. Pero se esforzarían. Lo lograrían, tardaran lo que tardasen.

Nozomi no sabía muy bien que hacer. No tenía con quién entrenar. Por ello, DualOmniShourmon había llamado a su amigo Olegmon. El pirata estaba feliz de poder ayudar, aunque se había apenado ante la noticia sobre su amigo el general. Sin embargo, eso no le distraería de su recién encomendada misión. 

—Así que tú eres la grumetilla a la que debo entrenar. ¡Mi nombre es Olegmon y fui camarada del General Rojo!

—Yo soy Nijo Nozomi, elegida de la Paz. Y este es mi compañero, V-mon. Es un placer que nos ayudes con nuestro entrenamiento.

Hizo una reverencia, con una dulce sonrisa. El Digimon sonreía amable, en los brazos de la chica.

—Jejeje, muy bien grumetilla, bienvenida a bordo. Empecemos nuestro entrenamiento

Tsuyo no parecía tener mucho problema con RiseGreymon. Él y Volvomon tenían que esquivar todos los disparos. No era muy difícil, ya que el más grande estaba intentando no lastimarlos de ninguna manera.

Akari esquivaba los ataques que WarGrowlmon le lanzaba.Las Chispas Megalo que el Digimon tiraba eran de un nivel más bajo de lo normal, para no freír a ambos aspirantes.

—¡Vamos Akiramon! ¡Salamon! ¡Debéis derribarme! ¡No es tan difícil!

—¡Para nada! —se quejó el pelirrojo—. Estás en tu etapa perfecta y nosotros en la infantil. ¡Para nada hay diferencia!

Gatchmon no estaba muy seguro de cómo ayudar. Sin Haru no podía cambiar de etapa, así que se limitaba a dar consejos a Yuya, quien no parecía tomarse muy en serio su entrenamiento. El Appmon suspiró, sentándose en la hierba. Sus compañeros tenían más poder, por eso podían mantener etapas que, sin la ayuda de los lazos con sus líderes, no podrían.

Añoraba a Haru. Se sentía solo, incomprendido. Él no era como los demás. No tenía su mismo nivel. Estaba perdido. No pudo reprimir sus lágrimas. Sus sollozos eran mudos. Pero no pasaron desapercibidos a ojos del elegido de la Alegría. Tomó en brazos al Appmon, para abrazarlo.

—Desahógate. No lo guardes para ti.

Gatchmon se aferró a la ropa del bicolor, para romper en llanto. Uno que llamó la atención de todos, incluido DualOmniShoutmon, que entrenaba con Livet.

Todos ellos se sentían así de rotos. Todos ellos querían desahogarse de aquella manera.

No pudieron retener las lágrimas. No pudieron ocultar más el dolor de sus corazones. Perdieron su máxima evolución, volviendo a su etapa infantil, para sorpresa de la Novena Generación.

Misti corrió a abrazar al pequeño Agumon, que no podía contener su escandaloso llanto.

—¡TAICHIIIII! ¡No quiero que me dejes soloooo! ¡Quiero volver a ir de aventuras contigo!

Magnamon también perdió su evolución, cayendo en brazos de Yoichi. Sus lágrimas no paraban de caer. Llevaba una pequeña chaqueta con llamas, como la que una vez había llevado su mejor amigo.

—D-Dai... N-No puedes haberte ido de verdad... Snif... No me lo creo...

Guilmon lo llevaba peor. Se había aferrado a Akari, que no estaba muy seguro de que hacer con el dinosaurio rojo. Lo abrazó, palmeando su espalda con cuidado, mientras él lloraba sin parar, siendo también muy escandaloso.

—¡Takatomon! ¡Quiero a Takatomon! ¡Quiero volver a comer pan con él! ¡Quiero que volvamos a ser Dukemon juntos, con Grani! ¡TAKATOMON!

Tsuyo también tenía en sus brazos al Agumon que había sido compañero del elegido del Alma. Él también lloraba desconsolado, moqueando la ropa del oji-miel.

—¡Quiero a Aniki de vuelta! ¡Quiero que volvamos a pelear juntos,a comer juntos...! ¡No puede haberse ido sin mí...! ¡ANIKIIIII!

Gumdramon estaba en el pecho de Astra. La pelirosa lo consolaba como, acunándolo con delicadeza en sus brazos. El gato morado sollozaba mucho.

—¡TAGIRUUUUU! Snif... Snif.... Ya no podremos ser superestrellas juntos...

Pucchiemon también había perdido su evolución, volviendo a ser un adorable Cutemon, aferrado a Dorulumon, que tenía su cabeza gacha.

Beelzebumon miraba el suelo, cabizbajo, mostrando sus respetos a su general y a los héroes caídos. A todos los elegidos. Que descansaran en paz... ya no tendrían que luchar más.

Shoutmon también lloraba a pesar de que quería contener su dolor y pena. Aferraba la bufanda con fuerza.

—Si necesitas llorar, hazlo —le dijo Livet, mirándolo.

—S-Soy un rey. N-No puedo sucumbir. D-Debo ser fuerte...

—Hasta los reyes más poderosos pueden permitirse su momento de debilidad... —lo abrazó con firmeza y calidez.

La Novena Generación podía sentir las emociones de los emblemas dormidos dentro de ellos. Todos ellos emanban tristeza y dolor. Un dolor que encogía el corazón de los elegidos, haciéndoles derramar a ellos también pequeñas lágrimas....

Kami sama ni koi wo shiteta koro wa...

Cuando estaba enamorada de dios...

Todos miraron a Livet. Estaba envuelta en dos emblemas. El suyo, el del Orden... y el emblema de Karui. Aferraba al Digimon King en sus brazos, emanando aquella calidez.

Misti, Astra y Nozomi reconocieron la canción. Era perfecta para este momento. Diamond Crevasse... Era una bonita despedida para los héroes.

—¡Livet-san, yo cantaré contigo! ¡Taichi-san nos escuchará! ¡Nosotros cuidaremos el Digital World por ellos! —exclamó la castaña, con lágrimas, envolviéndose en ambos emblemas, aunque de manera más sutil.

—Ésta es nuestra forma de rendirles los honores que se merecen —la pelinegra asintió, secando las lágrimas.

—De hacer nuestro propio juramento... arreglaremos las cosas... estoy segura de que ellos lo verán —musitó, aferrando aún a Gumdramon, mientras Dracomon intentaba consolarlo.

Wisemon alzó la bandera del Xros Heart United Army en el cielo, junto a los emblemas de todos los elegidos. Todos brillaban en el cielo, de forma armoniosa.

—Ésta... es nuestra despedida... —susurró Livet, de manera que sólo Shoutmon pudiera oírla. Después, se levantó, con él en brazos, viendo cómo las estrellas empezaban a irse por el amanecer—. Escuchadnos... por favor.

En el jardín se reunieron todos. Los Digimon de todas las generaciones... en sus etapas adultas o perfectas, como era el caso de la pareja celestial, de los DigiSprit que mostraban tristeza, del Blue Flare que bajaba sus cabezas, o de los Appmons.

Livet dejó caer un par de lágrimas, aún brillando, como las demás chicas. aunque ellas en menor cantidad. Asintieron entre ellas.

—Que nuestras voces los alcancen estén donde estén...

Kami sama ni koi wo shiteta koro wa

Cuando estaba enamorada de Dios

Konna wakare ga kuru to wa omotte nakatte yo

Nunca pensé que una despedida así podría llegar

Mou nidoto furerarenai nara, semete saigo ni

Si no pudiera tocarte nunca más

Mou ichido dakishimete hoshikatta yo

Quiero que al menos, al final, me abraces una vez más.

Las chicas sonrieron con lágrimas. Era su turno de entrar y hacerle los bellos y delicados coros a la peliverde. De ellas dependía la armonía de la canción.

It's long long good-bye...

Es una larga, larga despedida...

Sayonara, sayonara, nando datte

Adiós, adiós, una y otra vez

Ibun ni, mujou ni, iikikasete

Me digo a mí misma lo mejor que puedo

Te wo furu no wa yasashisa da yo ne?

Que saludarte con la mano es gentileza, ¿cierto?

Ima tsuyosa ga hoshii...

Ahora quiero fuerza...

Las cuatro tomaron aire. El estribillo. El momento clave. Debían ponerle toda la fuerza y el sentimiento que pudieran... debían oírlas...

Anata ni deai, STAR kagayaite, atashi ga umarete

Al encontrarse, las estrellas brillaban y yo nací

Aisureba koso, ai areba koso

Si seguro amo, seguro que ahí estoy

Kibou no nai, kiseki wo matte, dou naru no?

Esperando un milagro, ¿qué pasará conmigo?

Namida ni nijimu, hoshi no matataki wa gone...

El brillo de los planetas se va teñido con mis lágrimas...


Wasurenai yo, anata no nukumori mo

No olvidaré tu calidez

Sono yasashisa mo, subete tsutsunde kureta ryote mo

Tu ternura y esas manos que rodeaban todo

It's long long good-bye...

Es una larga, larga despedida...

Sayonara, sayonara, itoshii hito

Adiós, adiós amado

Anata ga, ita kara, aruite koreta

Porque estabas aquí, yo podía seguir caminando

Hitori nanka ja nakatta yo ne?

No estaba sola, ¿verdad?

Ima, kotaeba hoshii

Ahora quiero la respuesta

Moeru youna ryuu, tsukamaete, hi wo tomoshite

Atrapa al cometa que parece estar quemándose y prende las llamas

Aishite itai, aisarete tai

Quiero amar. Quiero ser amada

Hieta karada hitotsu de, sekai wa, dou naru no?

¿Qué va a ser del mundo con un cuerpo que se enfría?

Hari tsuzuketeta, kyosei ga toketeku long for...

Una mentira que continúa disolviéndose... por mucho...

Doushite na no? namida afurete, tomerarenai

¿Qué pasa? Mis lágrimas están cayendo y no las puedo detener


Anata ni deai, STAR kagayaite, atashi ga umarete

Al encontrarse, las estrellas brillaban y yo nací

Aisureba koso, ai areba koso

Si seguro amo, seguro que ahí estoy

Kibou no nai, kiseki wo matte, dou naru no?

Esperando un milagro, ¿qué pasará conmigo?

Namida ni nijimu, hoshi no matataki wa gone...

El brillo de los planetas se va teñido con mis lágrimas...


Moji umarekawatte, mata meguriaru nara

Si renaciera y nos volviéramos a encontrar

Sono toki wo kitte, atashi wo mitsuke dashite

En ese momento, seguro, me encontrarás

Mou nidoto hanasenai de, tsukamaetete

No me vuelva a dejar ir, atrápame

Hitori janai ito, sasayaite hoshii, planet...

Quiero que me susurres que no estoy sola, planeta...




























Muy lejos, dentro de un cristal de color blanco, un sujeto, con cristal negro en su cuerpo, revelando la infección, logró oír las voces...

Él y los otros que dormían en el suelo, arropados por la nada... 

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