14

Las personas corrieron a auxiliar al chico que fue atravesado por la lanza, Jimin se acercó rápidamente y lo vio preocupado. Yoongi se desangraba de manera rápida, Jimin trataba de contener sus lágrimas al ver lo que pasaba.

—¡Largo! —grito. —¡Fuera!

Las personas obedecieron y se fueron asustadas, llevándose al hombre que provocó eso, Jimin sacó la lanza y vio la sangre fluir. Una luz rojiza salió de sus manos y envolvió la herida, Yoongi sentía mucho dolor por lo cual llevó su mano a la mejilla del chico.

—Haru. —lo llamo.

—No vas a morir. —negó al ver como la herida no sanaba. —no te voy a volver a perder.

—Cuida a nuestra hija. —le dijo.

La deidad negó y mordió su muñeca para dejar caer su sangre en la herida mientras lágrimas resbalaban por sus ojos.

—Sin ti no sabré como vivir. —hablo. —pero esto es mi culpa Cien.

—Haru. —susurro.

—Si recuerdas tu vida conmigo en el pasado. —le dijo. —fue porque yo manipule tu mente.

Jimin cerró los ojos mientras lloraba, cuando lo encontró se había dado cuenta de que este no lo recordaba y mucho menos le hacía caso, por lo cual una noche entró donde vivía y le puso todos los recuerdos de su vida pasada para así tenerlo con él.

—Fui egoísta. —habló con lágrimas en los ojos. —me aferré a la idea de tenerte a mi lado, pero al final mi padre tenía razón humanos y deidades no deben de estar juntos.

—Me alegra saber que al fin te dieras cuenta. —escucho la voz de su padre.

Jimin solo miraba al pálido, el cual tenía los ojos cerrados, el hombre se acercó a su hijo, el cual abrazaba el cuerpo del pálido mientras lloraba.

—Sálvale la vida. —hablo Jimin. —y juro que ya no lo volverás a ver a él aquí o a la hija que tuve con él.

—¿Qué me lo asegura? —le pregunto.

—Un juramento de sangre. —lo miro. —sálvale la vida.

El hombre se acercó y con su mano fue curando la herida del pálido hasta que este volvió a respirar. Jimin sonrió mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas y le daba un corto beso en los labios.

—Yo Haru, la deidad del amor, la belleza y el placer. —comenzó a conjurar. —hago que todo lo que viviste conmigo sea borrado de tu memoria.

Una luz dorada comenzó a envolverlo junto con el pálido, la deidad lloraba porque una parte de su ser y vida se iba de su lado y sabía que jamás volvería a verla.

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