11
Jimin se mantenía oculto en el pecho del pálido, el cual solo lo abrazaba, la noticia le había sorprendido, estaba emocionado y a la vez asustado por el futuro, Jimin se alejó y suspiro no sabía que iban a hacer.
—¿Qué haremos? —le dijo preocupado.
—Tendremos a nuestro bebé. —lo tomó de las mejillas. —podemos decir que alguien lo dejó en el templo y que tú decidiste que yo lo cuidara o que crecerá aquí en el templo.
—Tienes razón. —asintió. —y podría decir que lo adoptaré como mío.
—Así es. —le sonrió.
La deidad asintió y acarició su vientre y luego acarició su vientre mientras se imaginaba a su hijo correr por todo el templo, Yoongi lo tomó de la mano y lo acercó a él para besar y acariciar el vientre de Jimin. Este cerró los ojos mientras se dejaba dar cariños, ambos miraron a las estrellas para pensar en el futuro, ambos habían decidido que su bebé sería puesto en donde están sus ofrendas al amanecer cuando las personas llegarán.
Las semanas pasaban con normalidad y tranquilidad, las personas le daban sus ofrendas y lo adoraban, cuando llegó el día de dar a luz fue en la noche donde Yoongi lo estuvo auxiliando y ayudando en el proceso. Ambos sonrieron al ver que era una hermosa niña, Jimin la tomó en sus brazos y la acarició con cuidado, la pequeña tenía los rasgos mezclados de ambos.
—Es tan pequeña. —hablo Jimin.
—¿Ella será como tú? —le pregunto Yoongi.
—No lo sé Yoongi. —respondió.
—Si es como tú, deberá de aprender a controlar su sed. —le acarició la cabeza. —y si tiene tus dones deberá aprender a manejarlos.
—Lo sé. —la vio. —¿Cómo la llamaremos?
—No lo sé. —hablo Yoongi. —¿Cómo la quieres llamar tú?
—Yoonji. —dijo. —quiero que se llame como tú.
—Entonces Min Yoonji. —le beso la frente. —nuestra pequeña deidad.
Jimin sonrió al escuchar lo que Yoongi había dicho, su pequeña hermosa bebé que la protegería con todo su ser y con toda su alma, haría hasta lo imposible por cuidarla, al amanecer Jimin miraba a la bebé y al escuchar a las personas se giró y esta vieron sorprendida a la deidad con un bebé en brazos.
—Deidad Haru. —dijo un hombre.
—Alguien dejó a esta bebé aquí. —mencionó.
—Deidad, nadie sería capaz de eso. —dijo una mujer.
—No importa. —miro a la bebé. —alguien la puso como ofrenda, por lo cual la bebé se quedará en el templo y será sacerdotisa, espero y respeten mi decisión.
—Deidad si usted cree que es lo mejor respetaremos sus decisiones. —dijeron.
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