Capítulo XII: Un Sucesor Más...
Pasado. Orfanato
Estábamos en una sala. L nos estaba dando una charla, una charla donde la mayoría de sus sucesores estaban prestando atención. Prestando atención a un portátil con la imagen de su característica L negra.
Allí estábamos los que ya conocéis: Mello, Linda, Matt y yo.
Probablemente, los sucesores más importantes, pero sobre todo, Mello y yo.
-Esta investigación es como cuando te levantas por la noche-. Dice L. -Buscando el interruptor de la luz, siempre me hago daño en el pie-.
Yo estaba con varios cubos de rubik a mi lado, 4 para ser en total. Y uno, estaba entre mis manos, apunto de ser acabado.
En mis pies tenía mi cuadrado hecho de corcho para hacer mis puzles.
Mello estaba reclinado en una pared, y Matt..., No sé, ese no sé que estaba haciendo la verdad. Y Linda estaba sentada, reunida junto con los otros niños.
Como siempre, yo estaba alejado. Aunque Mello también.
-Eso es porque soy idiota-. Aquello me llamó la atención, aunque a los otros niños, solo les hizo reír.
Roger negó. Estaba al lado del portátil.
-¿Alguna pregunta?-. Preguntó L.
-¡Sí, yo!-. Dijo Linda, y todos los niños le miraron. -¿Hay algo que te dé miedo, L?-. Preguntó Linda.
-¿Algo que me dé miedo?-. Preguntó L.
-¡L no tiene miedo de nada!-. Contestó un niño.
-Lo dices porque soy idiota, ¿Verdad?-. Preguntó L.
-¡Jajaja!-. Todos rieron.
-¡Yo también soy como L!-. Contestó Linda.
-Idiota, ¡No te pareces en nada!-. Dijo un chico.
-Bueno, hay cosas que hasta a los idiotas les da miedo-. Dijo L.
Miré a Mello. Este seguía apoyado en la pared, pero paró de comer su chocolate, parecía estar intrigado en lo que L decía.
-Un idiota tiene miedo de que ser rían de él, de su infancia...-. Dijo L, comenzando su discurso.
Todos los niños parecían sorprendidos.
-...De sus sueños, de sus cosas más queridas. Y también, tiene miedo de que le mientan-.
Acabé mi cubo de rubik, y miré al portátil.
-No me gusta que me mientan. Un idiota subestima el miedo, porque es sincero consigo mismo. Los idiotas solo son personas que subestiman sus deseos. Cuando tiene hambre, comen. Cuando quieren leer, cogen un libro. Cuando lloran, buscan consuelo. Soy el tipo de idiota con todos esos deseos y esos miedos. Y estoy orgulloso de ser un idiota-.
Todos los niños estaban atónitos con el discurso de L. De nuevo, lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a dejarlos boquiabiertos con su labia.
Sin duda...
Es un idiota. Pero es el idiota más listo del mundo.
¿Quién puede odiar a L?
No tendría sentido.
[Narrador Omnisciente]
-¡MGHJ, MGHJ, MGHJ, MGHJ!-. Dejó de pegar patadas al contenedor de basura que había fuera del patio. -¡TE ODIO!-. Gritó, y bufó, tapándose la cara. -Voy a..., Voy a ser tu perdición..., L-. Dijo...
Alexander Ryuuzaga.
-¡No lo soporto, es que..., MGHJ, LO ODIO!-. Daba vueltas por la habitación, cansado de vivir en su antigua casa, cansado de comer lo que él quiere, cansado de tener que hacer exámenes para él. -¡SOY INCAPAZ DE PODER AGUANTAR UN MINUTO MÁS AQUÍ!-.
Su compañero de habitación, simplemente estaba dibujando. Le gustaba dibujar algunas veces, le entretenía, pero no sabía que hacer para animar a su compañero.
-Escucha..., No te lo tomes tan a mal, es solo..., Bueno, al menos nos ha dado un hogar, ¿No?-. Preguntó.
-¡NO SABES LO QUE DICES!-. Gritó Alexander, y su amigo le miró, torciendo el labio. -¿¡No estás harto de tener que hacer toooodo lo que te digan!?, ¿¡No prefieres valerte por ti mismo, y que no te tengan que decir quién es suficiente y quién no!?, ¡YO PODRÍA SUPERAR A L, Y NO NECESITO QUE ME DIGAN CUÁNTO HE SACADO EN UN EXAMEN, Y CUÁNTO NO!-. Alexander, se tapó la cara, harto de todo.
-Voy a acabar con L, y a demostrar quién es el más listo aquí...-. Dijo, con una sonrisa macabra. -¡Escúchame bien!-.
Su amigo le miró, y suspiró.
-¡Tú, vas a ayudarme!-. Negó, dejando a Alexander sorprendido. -¿¡NO!?, ¡PUES MUY BIEN, ENTONCES LO HARÉ YO SOLO!-. Gritó Alexander, sonriente. -¡Y se me ha ocurrido una idea!-.
-Aprovecha...-.
Alexander miró a su amigo.
-Aún te queda mucho por vivir...-. Dijo, confundiendo a Alexander.
-¡Bah, que te den, no sabes lo que te pierdes!-. Dijo Alexander, sonriente. -¡SERÉ EL NÚMERO 1!-. Gritó Alexander, alzando su brazo.
[Narra Near]
-Muy bien, Near, vuelves a tener la nota más alta-. Dijo la profesora, felicitando a Near. La profesora se acercó a Mello. -Y tú, vuelves a tener la segunda nota más alta-. Dijo, y vi al rubio asintiendo, y cuando la profesora pasó de largo, Mello apretó el examen con suma rabia, y lo hizo una bola, después, lo lanzó hacia la basura. Tenía una completa cara de amargura, que me hacía sentir bastante..., No sé como describirlo. Pero bueno, tampoco es que yo tenga la culpa. ¿No?
-Y tú, Alexander, vuelves a tener la tercera nota más alta, junto con...-.
Ah, sí. Es verdad..., ¿Cómo no lo había mencionado?, Alexander es un sucesor muy importante junto con su otro amigo.
Siiii..., Quizás sean más listos que Matt y que Linda, pero tampoco tienen mucha importancia. Además, siempre se me olvidan sus nombres. Uno es Alexander y el otrooo..., ¿CC?
Ni idea. Ni si quiera sé que letra tiene, así que...
Pero bueno, tampoco es que lleguen a ser L algún día, lo siento, pero la cosa está entre Mello y yo, aunque dudo que Mello pueda llegar a superarme. Y no es prepotencia, solo..., Lo veo así y ya.
Se deja llevar mucho por las emociones y bueno, cosas que ya sabéis, no quiero enrollarme en el mismo tema una y otra vez.
Pero aún así, no quita todo lo que siento por él. Parece que cada vez va creciendo más y más y..., Y que no puedo pararlo.
Así que, la única solución posible que veo es, ocultarlo todo.
Y bueno..., Tampoco pasó nada interesante en este día, así que.
Un día normal y cualquiera para todo el mundo.
[Narrador Omnisciente]
Menos para Alexander Ryuuzaga...
-Muchas gracias por ofrecerte a ordenar los archivos de la biblioteca. ¡La gente es muy desordenada, y nunca dejan nada recogido!-. Se quejó la bibliotecaria de 60 años, con aspecto de cansada y frágil.
-No es nada, ya sabe que me encanta ayudar-. Dijo Alexander, sonriendo.
-Te lo agradezco. ¡Pero sobre todo, no entres en esa sala!-. Dijo la anciana, señalando una puerta de la biblioteca, cerrada con llave. -Allí solo puede entrar el director-. Dijo.
Alex ya sabía lo que había allí dentro..., Pero tenía que hacerse el tonto, claramente...
-¿Y qué hay allí dentro?-. Preguntó el castaño, fingiendo. Ya había oído hablar sobre esa sala, era obvio. ¡Todo el mundo en Wammy's había oído hablar sobre esa sala!.
-Contiene los archivos confidenciales y nombres reales de los sucesores de L. Roger ha mandado miles de veces que se borraran, ¡Ahora que lo puede tener todo en ordenador!..., Pero nunca ha mandado alguien para que lo haga. Solo se puede entrar con esta llave que guardo aquí-. Dijo la anciana, cogiendo entre sus manos, la llave que tiene como colgante.
Alexander sonrió internamente de forma malvada, y asintió.
-No se preocupe, ¡Nunca se me ocurriría entrar allí!-. Dijo Alexander, sonriendo.
-Lo sé hijo, confío en ti. Si me disculpas, voy a ir a mi escritorio-. Dijo la anciana, y se dirigió hacia su escritorio, sentándose en aquella silla vieja.
Alexander sonrió, solo tenía que esperar a que esa anciana se durmiera, y entonces...
¡JA!
Pasaron las horas, y Alexander archivaba y archivaba documentos..., Cuando se percató, de que la anciana se había quedado dormida.
-Bieeen...-. Dijo Alexander, y se dirigió hacia ella. Con sumo cuidado, fue a quitarle el colgante con la llave.
Comenzó a levantarlo, con cuidado de no despertarla. Con mucha paciencia y delicadeza, consiguió quitarle el colgante que contenía la llave para abrir aquella sala secreta..., Donde todos los nombres secretos de todos los sucesores de L, estaban allí adentro.
Como dicen..., La información es poder...
Alexander, sonriendo por haber cumplido una parte muy importante de su misión, se dirigió hacia la sala con cuidado de no despertar a la anciana...
Cuando llegó, cogió la llave, y decidió introducirla en la ranura...
Giró la llave, y abrió la puerta, pasando adentro, manteniendo aún el cuidado. Cerró la puerta tras de si, y encendió la luz. Esta era muy tenue, ya que parecía que aquí no entraban hace tiempo.
La sala era pequeña, y estaba lleno de estanterías con millones y millones de carpetas, que contenían millones y millones de hojas.
Aquello era una biblioteca llena de información..., Que si algún día sale pública..., El mundo ardería.
-Según la información que nos ha dado Roger, el orfanato comenzó a ser exclusivo para sucesores de L, en el 1987, así que debe de ser en esa fecha en la que L entró al orfanato...-. Dedujo Alexander.
Comenzó a rebuscar entre las carpetas, hasta encontrar alguna que diera indicios de que era de ese año: 1987.
Cuando encontró una, con ese mismo título, sonrió.
-Bien-. Dijo, sonriente. Ahora solo haría falta encontrar algún nombre, y saber cuál es el de L. Una tarea complicada, pero..., Más sencilla de lo que parece.
Alexander buscó y rebuscó, hasta encontrar un nombre..., Muy curioso.
Alexander se sorprendió cuando lo vio, y se relamió.
-Así que este es tu verdadero nombre, L-. Dijo Alexander, sonriente. -Así que..., Todo este tiempo, he estado intentando ser superior a...-. Sintió un inmenso placer al decirlo.
-Elle Lawliet-.
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