Capítulo VIII: La Capacidad De Mello
Agitaba su cabeza de arriba a abajo.
La canción que estaba escuchando, imagino que le estaba gustando.
Estaba escuchando una canción bastante curiosa, era Española, o al menos eso creía, no estaba muy seguro. No entendía lo que la letra decía, pero el ritmo es lo que le gustaba.
Estaba con sus cascos, y no escuchaba los puñetazos y balazos que retumbarían a cualquiera en la habitación de al lado.
Sonrió, estaba guay esa canción y el videoclip.
-Sufre mamón. Devuélveme a mi chica, o te retorcerás entre polvos pica pica-.
La pared fue atravesada por un hombre que fue lanzado. Se rompió como si fuera de papel.
No podía creer lo que sus ojos veían. Un hombre corpulento, con una cazadora negra, pelo corto, cicatriz gigantesca, y una máscara que tapaba su boca. Parecía una máscara de oxigeno que expulsaba humo por unos respiraderos a los lados.
-A-Ah...-. Se le cayó el portátil al suelo, y tragó saliva. -P-Por favor..., ¡N-No me hagas nada!-.
Cargó la bala.
Vio por completo a aquel hombre, con el pelo dorado.
Y fue lo último que vio...
¡BANG!
Pasado. Orfanato
Agitaba su cabeza de arriba a abajo.
La canción que estaba escuchando, imagino que le estaba gustando. Lo veía a lo lejos, apoyado en la pared del recreo, comiendo su chocolate. A su lado estaba su mejor amigo, aquel pesado...
Yo estaba observándole, por suerte nadie se daba cuenta de que mi mirada estaba fija en ella. Menos mal. Aunque no me extraña, soy el invisible aquí.
Ser el invisible no es algo que me moleste, teniendo en cuento que voy de blanco y mi pelo es blanco, es raro ser el invisible, pero no me desagrada, es más, creo que me gusta. Considero una cualidad importante el ser invisible, algo esencial para ser L. Pero hay algo que me falta.
Don de gentes.
Eso es lo que necesito, y que Mello tanto tiene. Le tengo envidia por eso.
Yo no soy capaz ni de hablar con una planta, menos con una persona. Mello es capaz de hacer algo muy interesante que me tiene consternado desde la primera vez que lo vi. Es una persona socialmente muy inteligente, es capaz de hacer que los demás hagan que lo que él quiera. Es algo que necesito, y mucho..., Pero yo no sé como hacerlo.
Tendría que pedirle ayuda, pero no quiero acercarme a él, y menos cuando está escuchando música, no quiero molestarle. Ah, y tampoco quiero acercarme a ese amigo suyo.
Mello cerró los ojos. Me hacía gracia verlo así, imagino que estaba en un aura de paz y tranquilidad, en la que nada más que él y su música importaban. Eso es algo que yo siento a veces cuando estoy solo en mi cuarto haciendo puzles o resolviendo acertijos.
Volviendo al tema de antes, me gustaría saber como lo hace Mello para manipular de esa forma a la gente, ojalá poder mostrároslo con un ejemplo, pero esto no sucede por arte de magia, tendría que hacer memoria y ahora mismo..
O bueno, sí, si me acuerdo de un momento que puedo enseñaros.
Esto fue hace unos años. Todos los alumnos estábamos comiendo en el comedor, y yo estaba sentado detrás de la mesa de Mello.
Estaba aburrido, y la comida no me gustaba, así que comencé a poner la oreja en la conversación que estaba teniendo Mello.
-Escucha, ¿No te parece que esta comida es asquerosa?-. Preguntó el rubio.
-Sí..., ¿No?-. Preguntó una voz que desconocía, supongo que era alguien sentado a su lado.
-Bah, es que este servicio es horrible. ¿No crees que nosotros, los sucesores de L, merecemos más respeto?-. Preguntaba Mello. En ese punto de la conversación, me olía las intenciones de Mello. Que hábil.
-¡Sí!, ¡Tienes toda la razón!, Después de todo, somos los inteligentes aquí. ¡Nosotros deberíamos mandar!-. Que niño más estúpido.
-Sí..., Pero necesitamos un líder. Alguien que ponga los criterios y comienza la revolución. ¿Entiendes?-. Preguntó el rubio.
-Claro que entiendo...-. Escuché como el niño se levantó de silla, y se subió a la mesa. En ese entonces me giré para ver a aquel niño. -¡ESCUCHADME TODOS, ESTA COMIDA ES BASURA, VAMOS A ORDENAR AHORA MISMO QUE NOS TRAIGAN ALGO MEJOR PERO YA!-. Gritó.
-¡SÍIIIII!-. Todos los niños comenzaron a gritar y a levantarse.
-¡NIÑOS PARAD!-. Ordenaban los profesores.
Miré a Mello, quién curiosamente me estaba mirando. Yo me sorprendí un poco.
-Demasiado fácil, ¿Eh?-. Me dijo, y yo sonreí levemente.
-Eres un manipulador-. Dijo Near.
Mello se levantó y se dirigió hacia mí. Cuando estuvo cerca mío, se inclinó para hablarme.
-Solo despierto los deseos más oscuros de la gente..., Él quería hacer eso..., Bueno, pues..., Solo necesitaba un empujón-. Después de eso, Mello se fue, y yo me quedé pensando en lo que me dijo.
-Los deseos..., Más oscuros de la gente...-. Pensé.
Yo no me daba cuenta en ese momento, pero es algo que me sorprendió mucho cuando me dí cuenta.
Habían dos personas a las que Mello no podía manipular.
La primera era su mejor amigo, ya que este lo conocía al completo, y sabía como actuaba, y como evadir todos sus métodos para que él no hiciera lo que Mello le pedía. Claro, así cualquiera, conociéndolo al completo y sabiendo como actúa..., Era de los que más envidia tenía en el orfanato, porque tenía la confianza de Mello.
Y la otra persona a la que Mello no podía manipular...
Era curioso, pienso que es porque esa persona es estúpida. Esa persona no se daba cuenta de las intenciones de Mello porque no sabía leer entre líneas. Bueno, sí sabía, pero cuando se trataba de él, a veces se bloqueaba, y no podía pensar con claridad.
Por eso nunca se daba cuenta de sus intenciones. Pero no solo cuando le intentaba manipular, sino cuando también le invitaba a sitios, a su habitación, a abrir su corazón...
Mello no se daba cuenta de que esa persona no se enteraba, por eso nunca fue directo, o quizás porque no quería serlo.
Sí, esa persona...
Era yo.
Presente
Hoy ha habido un asesinato a la guarida de una mafia, y estoy seguro de que es el mismo tipo que la última vez. Es su mismo modus operandi.
Le sacó los ojos a una de las víctimas, y dejó una nota diciendo lo siguiente:
-Esto no ha acabado-.
Está escrita con la misma pintura roja (O espero suponer que no es sangre) que la otra nota que me dejó..., Aquella nota que me hizo sentir un escalofrío...
La nota donde me amenazaba...
-L, voy a ir a por ti-.
Ese tipo viene a por mí. La verdad es que no sé como mierda va a descubrir donde estoy. Es imposible así que estoy seguro aquí dentro, solo será un estúpido fan de Kira quizás, que se dedica a matar criminales porque no puede hacerlo con la Death Note, ya que no hay más en este mundo.
Quizás acaben pronto con él...
Aunque debo reconocer que me sorprende. ¿Lo hará él solo?, ¿O tiene un grupo?
Según las pruebas de la escena que me ha pasado la jefatura de la policía, parece indicar que solo estamos buscando a un solo hombre, lo cuál me hace preguntarme...
¿Qué clase de máquina de matar es capaz de asesinar a tantos hombres él solo?
Quiero decir..., Nadie en su sano juicio debe de ser capaz de hacer todo eso él solo. Debe de ser alguien especializado en un tipo de combate muy específico, además de que debe de tener un armamento bastante extenso. A no ser que el loco se enfrente cuerpo a cuerpo, pero vamos, que es imposible.
Ya que en la escena del crimen, se ven los casquillos de bala caídos, y he contado y se ve a simple vista que hay más casquillos que todas las balas que suman los hombres encontrados muertos. Los inspectores han encontrado que todos esos mafiosos llevaban una glock. Eran 10 hombres, solo 8 armados con una glock. La capacidad de la glock es de 10 balas, osea, 80 balas en total, y hay más que 80 casquillos en el escenario.
Con lo que concluimos que el hombre al que buscamos es armado y peligroso.
También hemos encontrado un cuchillo en la escena del crimen, lo están analizando. Aún no sabemos de quién es, contiene sangre, así que podría contener sangre del asesino.
Ah, por cierto, tengo que seguir analizando el baúl de los recuerdos.
Voy a seguir a ello...
¿Qué es lo siguiente que hay?
Abrí la caja, y me lo encontré en la cara.
Ah, sí, ya me acuerdo...
No me puedo creer que aún guarde esta cosa...
Me lo dio cuando estuvo conmigo en...
Buah, que recuerdos...
Miré hacia el techo, y cerré los ojos. Solté una pequeña lágrima, al recordar lo doloroso que es el hecho de que no esté aquí.
Me cuesta reconocerlo, pero..., Te hecho de menos.
Mihael Keehl.
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