Capítulo IV: Un día doloroso
Pasado. Wammy's
Estaba sentado en mi cama, esperando a que llegara la hora de charlar con Mello en código.
Miré el reloj de mi pared, y el momento se acercaba. Tenía ganas. Es lo que más me gustaba de los sábados y los domingos.
Me dirigí a mi escritorio, y del cajón, saqué una libreta. Arranqué tres hojas de esta, y cogí un boli. Me dirigí con una leve sonrisa a la biblioteca.
En el camino me preguntaba de que hablaríamos hoy, supongo que de como nos ha ido el día, y nos amenazaremos de forma cariñosa, supongo. Estaba observando el suelo mientras me dirigía hacia la biblioteca, ya me sabía el camino de memoria, así que no necesitaba mirar por donde caminaba, sabría ir hasta con los ojos cerrados.
Esto que siento por Mello..., No sé como describirlo, y tampoco sé como deshacerme de esto.
Quiero, pero no puedo.
Es demasiado bonito, pero necesito olvidarme de este sentimiento, puede ser un impedimento para mi objetivo en la vida. Ser L. Está claro que dejarte llevar por las emociones, es un gran fallo que debo resolver si quiero ser perfecto y eficaz en mi trabajo.
Es que..., Tampoco puedo decírselo a Mello.
¿Qué le voy a decir?, ¿Qué me gusta?, ¿Qué quiero estar con él?, ¿Qué le necesito?
No..., Nunca haría eso. No puedo expresar mis emociones. Además, seguro que se reiría de mí...
Después de unos minutos, llegué a la biblioteca. Me puse en la posición de siempre, esperando a que Mello llegara.
Cuando Mello llegó, se dirigió hacia mí.
-¿Mello?, ¿No deberías ponerte en el otro lado?-. Le pregunté confuso.
Mello estaba completamente serio, pero parecía tener una expresión de tristeza en su rostro, lo notaba más pálido que de costumbre..., Incluso parecía que había llorado, ya que sus ojos estaban rojos.
¿Te encuentras bien, Mello?
Eso quería preguntarle, pero no podía..., No me veía capaz de hacerle esa pregunta.
-Mello-. Le insistí, esperando a que me respondiera.
-Hoy no. Near-. Me dijo. Yo tragué saliva. Esto no me da buena espina. ¿Acaso quiere dejar de ser mi amigo?, ¿Porqué hoy no?, ¿Qué le habrá pasado?
¡Pregúntale estúpido!
-Vale...-. Le dije.
Mello me cogió de la camisa, y me alzó.
M-Mello...
Joder.
¿Porqué hace esto?.
Wow..., Nunca había estado tan cerca mío. Ni si quiera me había tocado nunca. ¿Porqué ahora?, ¿Qué le pasa?, ¿¡Qué quiere!?
Esto me saca de mis casillas, no sé como reaccionar, no sé que decirle, ¿Qué hago?
-¿Qué haces?-. Le pregunté confundido.
-Tú y yo. Vamos a hablar, pero cara a cara. ¿Te queda claro?-. Me preguntó.
¿Quiere hablar conmigo?, ¿Cara a cara?
Wow..., Pensé que este momento nunca llegaría. Mello nunca quiere hablar conmigo cara a cara, nunca lo hemos hecho, exceptuando aquella vez que me miró directamente a los ojos, como ahora mismo.
-¿Porqué razón?-. Le pregunté confundido.
Él pareció no estar conforme con la pregunta, y suspiró.
Escuché como sus puños crujían al apretar mi camisa, estaba furioso, creo que no es buena idea cuestionarle algunas cosas, tendré que estar más calmado si no quiero que me pegue, porque le veo capaz.
-La razón no importa-. Me soltó, y yo me tranquilicé más. No podía seguir soportando estar tan cerca de él. Notar su respiración tan cerca de mi rostro..., La verdad, es que nunca había tenido contacto físico con él, esta era la primera vez, y no me esperaba que fuera de esta manera. A ver, tampoco me esperaba que me viniera un día y me dijera "¡Chócala colega!", o que se acercara a mi oreja y me susurrara "Te voy a hacer mío"
Ugh, que cringe. Espero que nadie me diga eso nunca...
Nunca había pensado en un momento en el que Mello y yo tuviéramos contacto físico, pero me sorprendió que pasara, creo que es porque ya está harto de ser tan frío conmigo. Él es alguien que se la pasa con gente, y no son como yo, no son tan rara, ni son tan especialitos como creo que Mello piensa que soy yo.
Simplemente soy reservado, ¿No?, No es nada del otro mundo ser reservado. Quizás si que soy demasiado frío e inexpresivo, pero es mí problema, si no quiero expresar mis emociones es mi problema.
Ahhh..., Quizás estoy siendo egoísta. No es justo que Mello me exprese cariño, y yo a él no.
Soy idiota.
-¿En la colina después de cenar?-. Le pregunté. Mello pareció calmarse más, y asintió lentamente.
-Allí nos vemos-. Se fue, y yo me quedé un rato más allí.
Miré al suelo, y suspiré. Fue un momento tenso, pero interesante. ¿Qué querría hablar conmigo ese rubio?
Desde que lo conozco, he cambiado un poco, creo que ya no soy tan cerrado como antes, y mira que lo sigo siendo, pero es que..., Él..., Me hace sentir tantas cosas...
Espero que esto se me pase, y no me impida ser L, sino, estoy jodido.
Las demás horas pasaron de forma lenta, pero era evidente. Tenía intriga, y cuando estás esperando algo, el tiempo se pasa mucho más lento, así que fue como un mini-infierno el tener que esperar hasta después de cenar para reunirme con Mello.
Ojalá hubiera tenido valor para que cuando me cogiera de la camisa, saltar y decirle.
"¡Eh tú, rubio tonto, no me toques!"
Él se hubiera sorprendido y alejado de mí, ya que no esperaría esa reacción por mi parte. Después, yo le hubiera dicho.
"¡Ahora me vas a decir que quieres, y después me vas a regalar un juguete por haberme cogido tan amenazante!".
Jejeeee...
Perdón.
[...]
Llegué, y allí estaba él.
El viento le movía su cabellera rubia, que le llegaba hasta los hombros. Le veía de espaldas, en la colina de Wammy's, en otra noche estrellada. Miré hacia arriba para volver a pensar que no éramos nada y que éramos seres insignificantes y imperfectos.
Después, volví a caminar, un poco indeciso. Conseguí llegar hasta su lado, y él estaba allí, como si yo no estuviera, pero sabía perfectamente que estaba allí, solo estaba esperando el momento para hablar.
-Siéntate-. Me pidió.
Yo me senté, haciéndole caso. Me alejé un poco de él, ya que no quería estar muy pegado.
-Necesito hablar contigo sobre una cosa, Near-. Dijo Mello, mirándome.
Yo no quería verle, así que no giré mi rostro, para obligarme a mí mismo a no tener contacto visual. Necesito pensar en las palabras precisas que voy a decirle cuando me diga aquello que supuestamente parece ser tan importante.
No quiero verle, si no, me desconcentraré y no podré tomar la situación como yo quiero.
-Dime-. Le dije, tajante.
-Near, yo...-. Me dijo, mirando al suelo ahora. -Pensaba que eras alguien con el que poder mostrar mis sentimientos-. Aquello me sorprendió. ¿En serio Mello pensaba que yo era alguien con el que se podía desahogar?.
Wow, me sorprende bastante, y me alegra. Soy el consuelo de Mello, alguien quién puede escucharle y apoyarle en sus situaciones más duras. ¿Qué me va a decir ahora?, ¿Me confesará que va a la psicóloga del orfanato?, ¿Me contará sus problemas?. Me gustaría saberlo.
-Pero veo que no era como pensaba-.
...
¿Qué?
-Near. Eres un robot sin sentimientos, y todo lo que te digo te da igual-. Mello se levantó, y parecía estar furioso, y me comenzó a alzar la voz. -¡Siempre que intento ser amable contigo, tú nunca me devuelves el favor, después de que te he protegido de todos los abusones que se han metido contigo!, ¿¡Y crees que es justo, eh!?. ¡Yo pensaba que eras un amigo normal, y que podría contar contigo en los malos momentos, pero no puedo hacerlo porque no entenderías por lo que pasaría un humano normal!-.
...
Por favor, Nate, pídele perdón.
-¿Qué quieres que te diga?-. Le pregunté, y le miré directamente a los ojos. -No soy un robot. Pero cada uno expresa sus sentimientos a su manera-. Le dije. No era un perdón, no era un perdón.
¡Nathan River, por favor, arregla la situación, lo estás perdiendo!
-Eres un idiota, Near-. Dijo Mello, apretando sus puños y frunciendo el ceño. -Si lo que quieres es solo una relación de rivalidad entre nosotros, lo estás consiguiendo-. Tragué saliva. -¡No sabes el daño que me haces, siempre intento superarte en las notas, y nunca lo consigo!, ¿¡Sabes el esfuerzo que me conlleva luego tener que verte la cara cada día, y encima, ser amable contigo, PORQUÉ ENCIMA ME CAES BIEN!?-.
Mi mano comenzó a temblar. Maldita sea Near, o le pides perdón, o olvídate de todo lo que sientes por él, porque te va a comenzar a odiar.
-Nada que decir, ¿Verdad?-. Me preguntó.
Estaba sin palabras. ¿Qué podría decirle?, ¿Qué lo sentía?, ¿Qué no lo volvería a hacer?, ¿Qué ahora le diría todo lo que siento?
Lo siento Mello..., Pero no puedo...
-No sé que decirte Mello-. Le dije, mirándole.
Mello frunció el ceño.
Lo próximo que vi, fue todo en negro. Me dolía el ojo, y caí redondo al suelo.
Escuché unos pasos yéndose hacia dentro del orfanato, y yo me quedé ahí abriendo mi ojo bueno, ya que el otro me dolía del puñetazo que Mello me había dado.
Aquello fue como un golpe de realidad, es como si Mello supiera exactamente como soy, parece que me conoce como si fuera yo mismo, es como si yo mismo me hubiera dicho todo eso. Lo siento Mello, sé que tienes toda la razón del mundo, pero no puedo hacerle nada...
Lo siento.
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