🎙️|C A P Í T U L O 4

MALAIKA

El timbre suena y suena cientos de veces sin parar, me despierto a penas con fuerzas para abrir los ojos y suelto un suspiro antes de levantarme de la cama. Cuando Artemis me trajo a mi apartamento me acosté y luego de pensar muchas cosas me caí rendida en un sueño profundo...

Hasta ahora.

Busco el reloj y miro la hora, me quejo al darme cuenta que ya es mediodía. El timbre sigue sonando y eso me irrita más.

¿Quién carajos es?

Acomodo un poco mi cabello y camino lo más rápido que puedo hacia la puerta, la abro y mis ojos se abren al verlo a Viggo frente a mis ojos. Está desesperado y se adentra sin previo aviso, observa el departamento por todas partes y luego vuelve a mí.

—¿Qué haces aquí?—inquiero con la voz ronca.

Está furioso.

—¡¿Qué hago aquí?!—repite—. No has contestado mis llamadas, tampoco mis mensajes. Ni siquiera te has molestado en darme una señal de vida Malaika—espeta.

Un nudo se instala en mi estómago y me da un poco de miedo, hace mucho tiempo que Viggo no se enojaba de esta manera conmigo.

Antes de que pueda responderle me toma del brazo y de un tirón me obliga a sentarme en el sofá, llevo la camisa de Artemis como pijama y eso es lo que él observa con tanto detenimiento.

—¿Piensas darme una explicación?—dice alterado.

Quiero responderle pero es como si estuviera muda, ni siquiera soy capaz de moverme. Lo miro a los ojos y veo la furia que hay en él, las venas de su cuello se marcan mientras que las mangas cortas de su camisa me dejan ver la contracción que hacen sus brazos cuando aprieta su puño con fuerza.

—Salí con Barby como te lo había dicho y el celular estaba guardado, llegué tarde a cada y yo...—intento darle una justificación con la voz agrietada.

Resopla y los músculos de su enorme cuerpo están muy tensos.

Me toma el mentón de mala manera y conecta su mirada con la mía como si quisiera analizarme, luego pasa su mirada posesiva por mi cuerpo y me incorporo en el lugar. Mi respiración está agitada y su silencio me aterra.

Suelto un pequeño grito cuando toma la camisa que llevo puesta con su mano y de un tirón fuerte me la quita, rompiendo todos sus botones y alguna costura. Me quedo en ropa interior y solo lo observo.

—Esa camisa no es mía—brama.

Trago grueso.

—Lo sé Viggo, pero tú sabes que yo estoy aquí con un objetivo.

Su mandíbula se tensa en cuanto escucha mis palabras.

Su mirada autoritaria se clava en mí.

—¡¿Cogertelo el primer día?!—reclama a los gritos.

Subo las piernas al sofá y las abrazo como si quisiera cubrirme de él o encerrarme en mi propio caparazón.

Que idiota soy.

—Yo.. no...—hablo pero ni siquiera tengo palabras.

Viggo no suele enfucerce de esta manera por nada, tiene que haber una razón.

—Cierra la maldita boca Chloe—espeta mirándome a los ojos amenazante.

Me quedo en silencio pero luego tomo valor y hablo.

—Mi nombre es Malaika—pronuncio segura.

Él sabe que nunca he querido que me llame de esa manera.

Chloe murió hace muchos años.

Ríe con sarcasmo y solo puedo ver un monstruo frente a mí.

Le da un golpe a la pequeña mesa de cristal que se rompe de inmediato y mi cuerpo comienza a temblar levemente, abrazo mis piernas con más fuerza y apoyo mi cabeza sobre mis rodillas.

Mierda.

Me he asustado.

Luego de unos segundos reacciona y su expresión se suaviza, mira el vidrio roto y luego me mira a los ojos. Es como si se diera cuenta de lo que acaba de suceder y se siente mal.

Traga saliva y con una cara culpable se acerca a mí en un intento de tocarme con delicadeza.

—Lo siento hija, no quise...—expresa arrepentido.

Hija...

Agacha la cabeza y comienza a lamentarse entonces suelto mis piernas y coloco su cabeza entre ellas para acariciarle su cabello.

—Está bien—hablo—. Yo debí contestar, no debí preocuparte de esa manera. Es mi culpa.

—Lo siento, lo siento...—repite culpable.

Trago saliva y me recupero emocionalmente.

¿Por qué carajos le tuve miedo? Es Viggo, él me salvó, él me sacó del orfanato. Le debo mi vida.

Es mi culpa.

—Te lo compensaré, lo prometo—expreso y él levanta la cabeza para verme a los ojos—. Te recompensaré como siempre y todo volverá a estar bien...

Me mira a los ojos y yo le regalo una sonrisa sincera.

Se pone de pie, toma mi mano y me guía por el camino que no hay vidrios rotos. Entrelaza su mano con la mía mientras caminamos hacia mí cuarto, una vez allí abre la puerta y me sienta en la punta de la cama mientras se para frente a mí.

Levanto mi cabeza para mirarlo a los ojos.

Me sonríe.

Ya no está enojado...

—Eres tan buena—expresa casi para si mismo.

Trago grueso.

Él comienza a desabrochar su cinturón para luego bajarse el pantalón, seguido la ropa interior.

Mi pulso comienza a alterarse pero sonrío y vuelvo a mirarlo.

Tengo su miembro frente a mi.

Él levanta mi mentón levemente para que su mirada se conecte con la mía.

—Recuerdas que yo te saqué de ese horrible lugar y te di todo lo que tienes ahora, ¿No?—pronuncia con un tono cínico—. Yo te convertí en Malaika y te ayudé para que ahora puedas vengarte de ese idiota.

Asiento con la cabeza.

Jamás podré pagarle a Viggo todo lo que hizo por mí.

Deposita un beso en mi frente y vuelvo a bajar la mirada para hacer lo que debo hacer.

🎙️🎙️🎙️

—¿Viggo estuvo aquí?—inquiere Barby.

Le doy la última pasada a mi labial rojo y mientras me miro al espejo asiento sin importancia.

—Sólo vino a visitarme—respondo.

Barby suspira y se guarda sus comentarios.

Me tomo una fotografía de cuerpo completo y me encanta. Hoy visto un mom jean claro que tiene un dibujo colorido de la pantera rosa en la pierna, arriba tengo un top rosa de encaje de tiras y unas zapatillas blancas que quedan perfectas. Mi cabello está perfecto y mis rizos esponjosos, el delineado es un poco llamativo pero me encanta al igual que el labial.

Tomo una pequeña mochila rosa y me volteo para ver a mi amiga.

—Lista—expreso con una sonrisa.

Barby me examina de pies a cabeza y suelta un silbido.

—Toda una belleza—me alaga.

Me va a llevar junto a ella para que vayamos a la productora de Artemis.

No lo he llamado porque quise que sufriera la maldita espera y ahora le daré la bonita sorpresa. Salimos del edificio y me subo al auto de Barby, ella enciende el coche y me concentro en la ventanilla.

Me gusta observar.

—¿Qué sucedió con Milán?—pregunto.

Masca el chicle en su boca y luego ríe.

—Sólo sexo, con él es así—responde como si nada.

Río y vuelvo a mis pensamientos.

Milán me cayó bien, lástima que sea el maldito mejor amigo de Artemis. Algo malo debe tener.

—¿Planeas enamorar a Artemis?—me pregunta luego de un silencio absoluto.

Su pregunta me descoloca por completo, ella está sería y yo también. Le doy una mirada rápida y luego trago saliva mientras debato internamente.

—Si eso significa manipularlo hasta tenerlo en mis manos, sí.

Un patético hombre como Artemis es fácil de envolver, solo tengo que hacerlo creer que no me puede tener y será todo un reto para él conquistarme, es cuestión de ego. Pero ¿Enamorarse? Él no se enamoraría...

—Será difícil—musita mi amiga.

Barby sabe todo y aún siendo Artemis su jefe ha aceptado ayudarme. De todas maneras se que no me comprende como me gustaría, ella no se toma todo esto en serio y cree que en algún momento me rendiré o todo será una bonita historia de amor. Solía enojarme con ella pero comprendí que el sol jamás estará de acuerdo con la luna, viven en sintonías diferentes. La vida es así, los demás no van a entender las cicatrices de uno solo comprenden las suyas.

La huérfana soy yo.

La que ha vivido un infierno soy yo.

Y no pretendo que nadie me entienda.

Pero sí que respeten mi dolor...

Dejamos el auto en el estacionamiento y en este preciso momento nos encontramos entrando a la tan exitosa y reconocida productora musical.

"L'Olympe" (el Olimpo)

Cualquier artista se muere por firmar en este lugar y sentiría lo mismo si no fuera porque sé que su éxito mundial viene de una traición y cosas tan poco dignas.

Artemis Caniglia no merece todo esto.

—Qué sorpresa—pronuncia en un tono serio pero agradable.

Camino hacia él con el mentón en alto y trato de ignorar el hecho de que me observa como si me estuviera sacando una radiografía con la mirada.

Barby se perdió en el camino y supongo que fue a su puesto de trabajo.

—¿Me esperabas?—digo con una sonrisa pícara.

Lo observo y no puedo evitar examinarlo de pies a cabeza.

Tiene una camisa de mangas cortas, es de raso de un color plateado con estampa de tigres, tiene algunos botones abierto y deja a la vista su pecho. El pantalón negro le queda a la perfección a igual que la camisa que se amolda a su anatomía musculada. Además, en el cuello lleva una cadena de plata.
Me concentro en el reloj de su mano izquierda y no puedo evitar resaltar que toda la manga de su brazo izquierdo la tiene tatuada y por alguna razón le sienta tan bien.

Mierda.

Me aclaro la garganta cuando me doy cuenta de que lo estoy observando demasiado y lo veo esbozar una sonrisa pícara. Sus ojos celestes se cruzan con los míos y trago saliva.

Supongo que alguna vez creí que me reconocería.

Pero uno no recuerda a las personas que no le importan.

—Pensé que llamarías—habla.

Lo miro a los ojos con una falsa sonrisa.

—Creo que perdí tu tarjeta —miento sin importancia.

Lo veo tragar saliva.

Tiene las manos en los bolsillos de su pantalón y aunque no estamos tan cerca puedo sentír su colonia masculina.

—¿Quieres conocer primero el estudio o mi oficina?—dice con doble intención.

Me muerdo el labio inferior y pongo los ojos en blanco.

—El estudio.

Sonríe y se me queda viendo por unos segundos hasta que reacciona. Me deja pasar y luego comenzamos a caminar por los pasillos, las personas aquí dentro me observan y no se si es por mi llamativo cabello o qué. Artemis me da un pequeño tour hasta que llegamos a los estudios de grabación, la tecnología aquí es la mejor y el espacio es totalmente amplio y moderno.

Es hermoso.

Quisiera disfrutar esto como alguien normal y no estar limitándome porque en realidad no estoy aquí para cumplir mi sueño sino que para vengarme del hombre que me cagó la vida.

Él es ocho años mayor que yo, la misma diferencia de edad que tenía con Henry aunque nunca la he sentido.

—Aquí el lugar mágico del Olimpo—expresa entusiasmado mientras señala el lugar—. Digno de una Diosa...

Veo su mirada coqueta y trato de no estresarme.

Me cuesta tanto aceptar sus "alagos" es algo que me provoca un rechazo intenso.

—Es perfecto —expreso sin pensarlo.

Él me observa mientras yo me recorro cada rincón, me adentro en la pecera y me paro frente al micrófono. Sonrío al ver a Artemis del otro lado del vidrio y ni siquiera sé que me está diciendo. Me hace seña y me coloco los auriculares.

Lo veo sentarse para presionar un botón y al mismo tiempo mirarme.

—Te pongo la pista de la canción que cantaste anoche—habla y lo escucho con claridad.

Asiento con la cabeza mientras espero.

No puedo creer que estoy en un estudio de grabación, aquí a punto de cantar... Joder.

Sueño tanto con esto desde niña que llegó un momento en el que creí que solo sería eso, un sueño.

Artemis manda la pista y aunque me concentro para seguir los tiempos no puedo evitar observarlo. Este Artemis productor exitoso es algo nuevo para mí, él y mi hermano se la pasaban luchando por llegar a esto pero ver qué Artemis se convirtió en un productor de música realmente me provoca distintas emociones.

Lo odio por haber robado los sueños de mi hermano pero no puedo evitar sentir algo al saber que a pesar de todo él logró lo que quería. Las cosas hubieran sido diferentes si mi hermano estuviera sentado allí al lado de él.

Supongo que el poder y la fama cegan a las personas.

Respiro hondo y cierro los ojos.

I'd tell myself you don't mean a thing. But what we got, got no hold on me?...—mi voz comienza a sonar y me dejo llevar completamente —. But when you're not there I just crumble. I tell myself that I don't care that much...

Por alguna razón está canción se me mete muy dentro y la canto con el alma. La letra y la melodía logran que me sumerja en un mundo paralelo en donde solo siento las emociones de la canción.
Al cantarla no puedo evitar pensar en todo, es como si reviviera mis recuerdos más tristes.

Veo a Henry...

A mamá.

Toda la vida que tuve alguna vez, esa vida que no disfruté lo suficiente y que no sabía que se me acabaría tan pronto.

Only love. Only love cant hurt like this... Must have been a  deadly kiss.

Los recuerdos son cada vez más, canto y al hacerlo con los ojos cerrados me olvidó del mundo que me rodea. Siento una sensación hermosa que invade todo mi cuerpo y es como si al mismo tiempo me estuviera viviendo mi propia fantasía...

Estar con mi familia.

Y que nada de lo que pasó haya pasado.

La estúpida fantasía de poder volver el tiempo atrás y seguir siendo Chloe. Que mi único problema sea ocultar que estaba enamorada del mejor amigo de mi hermano mayor.

Only love cant hurt like this—pronuncio dando todo de mí para alcanzar la nota alta—. Your kisses Burn into my skin...

En ese momento siento como si mi alma se destrozara y ardiera al abrir una herida que nunca cicatriza bien.

Freno y él rápidamente corta la pista, siento como mis ojos se llenan de lágrimas y se que en esa última frase la voz se me cortó. Me volteo para aclarar mi garganta y limpiar las lágrimas antes de que él me vea de esta manera, lo hago a tiempo ya que la puerta se abre y lo veo caminar hacia mí.

Maldita sea.

—Me dejé llevar un poco—digo entre risas.

Él traga saliva y me observa neutral.

Se muerde el labio inferior y posa su intensa mirada sobre mí.

—No, la supiste interpretar muy bien—responde sin mostrar ninguna emoción—. Cantas con mucha pasión...

Intento sonreir pero me está mirando de una manera tan particular que está provocando mucho en mí. Respiro hondo y me apoyo sobre algo que tengo detrás para no perder la estabilidad.

—Que bueno—digo en un susurro.

Artemis lame sus labios y se acerca un poco más.

Trago grueso al sentir su respiración tan cerca de la mía, nuestras miradas se conectan y por un momento llegó a tener la sensación de que es el mismo Artemis con el que solía cenar en mi casa, el mismo que se pasaba todo el día con mi hermano.

—Me estoy haciendo adicto a tu voz Malaika...—susurra ronco.

Pero no lo es.

No es el mismo y jamás lo será.

Alguien llega a tiempo de que algo más suceda y me alejo de él de inmediato, me aclaro la garganta y salgo para saludar a Milán que nos observa serio.

Artemis de pasa una mano por la cara frustrado y se tarda unos segundos en salir.

—Ricitos de oros—pronuncia Milán con una sonrisa.

El piercing de su labio se me hace muy atractivo y su carisma es especial.

Me agrada él.

—Tendré que buscarte un apodo—bromeo.

Él me sonríe y está por hablar pero su amigo aparece detrás mío, se dan unas miradas que no logro descifrar.

Los observo a ambos y el silencio es incómodo.

—¿Serás parte de la familia?—inquiere Milán.

Suelto una risa un poco irónica y le doy una mirada a Artemis.

—Bueno eso depende del dueño—digo insinuante.

Artemis se para frente a ambos con las manos en los bolsillos, sus aires de grandeza están a la vista y siento la intensidad de su mirada en mí.

Traga saliva y se rasca la barbilla.

—Esperemos que sí—pronuncia neutral.

Se está haciendo rogar y quisiera no querer partirle la cara en este momento. Simplemente sonrío.

Milán lo mira como si quisiera decirle algo, suelta una risita y se para a mi lado para luego pasar su mano por mi espalda acercándome a él. Artemis está serio y observa cada movimiento.

—Amigo, no puedes perderte una artista de esta talla—dice entusiasmado.

A Artemis no le gusta mucho y se limita a darle una mirada intensa junto a una expresión un poco confusa que hace al levantar la ceja.

Segundos después se aclara la garganta y Milán se aleja.

—Malaika, ¿Te parece si hablamos a solas?—inquiere Artemis con los ojos puestos en mí.

Milán entiende la referencia y levanta las manos como signo de rendición, me deposita un tierno beso en la mejilla para luego desaparecer del estudio.

Suspiro y trato de restarle importancia a Artemis el cual tengo en frente.

—Quiero que firmes conmigo—confiesa de una vez.

Aún sabiendo con anticipación, me sorpendo.

¿Él en verdad me ve como una artista?

¿Soy buena en esto?

Miles de preguntas pasan por mi mente pero al final solo hay una respuesta.

Me quiere aquí porque soy un misterio nuevo para él.

De todas maneras yo solo vine para una cosa.

Lo miro a los ojos y no sé cómo reaccionar, él me mira expectante.

—¿Es en serio?—inquiero con estusiasmo.

Esboza una sonrisa totalmente atractiva.

—¿De verdad crees que me perdería una voz como la tuya?—expresa en un tono sensual y sincero—. Sería un idiota y un mal productor si lo hiciera.

Trago grueso y mi mirada se conecta con la suya, el celeste de sus ojos tiene un brillo especial que juraría que es su mejor arma a la hora de conquistar...

Se acerca cada vez más y no corre su mirada.

Lo tengo a unos pocos centímetros y mi pulso se altera, sin embargo me mantengo firme y lo miro a los ojos segura.

Se lame los labios y no puedo evitar bajar la vista a ellos.

—Debo irme, hablaremos del contrato después—expreso apurada.

No me deja pasar y me obliga hacer un paso hacia atrás.

—Espera, Es un momento importante ¿No?—pronuncia ronco.

—Claro.

—Entonces tómalo con calma.

Exhalo y vuelvo a mirarlo.

Sonrío y asiento dándole la razón.

—Del contrato se pueden encargar los abogados, aquí la pregunta es... ¿Malaika quiere ser parte de esta productora?

Trago saliva.

—Obvio que sí, no me perdería una oportunidad como esta—le respondo contenta.

Sonríe y se nota una pequeña felicidad en su rostro.

—Entonces tendremos que festejar—expresa seguro.

Lo miro a los ojos.

—Supongo que sí —digo en un tono seductor.

—Cena en mi casa esta noche —determina con autoridad y una risa coqueta.

Muerdo mi labio inferior.

Tengo que acercarme a él cada vez más.

—Bien—respondo con una sonrisa.

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