🎙️|C A P Í T U L O 20

Malaika

Cuando estás a punto de cometer un error lo primero que piensas "a la mierda, la vida es una"  pero esa frase es la culpable de muchas cagadas. Luego está el momento en que ya cometiste el error y toda la avalancha de emociones comienza a atormentarte junto a esos pensamientos jodidamente destructivos que te obligan a cuestionarte todo.

Voy en esa segunda etapa.

Artemis se quedó a dormir y luego de una intensa y caliente noche toda la culpa me ha venido a fastidiar.

Lo único que pude hacer es levantarme antes de que él despierte y darme una larga ducha para despejar mi maldita mente, tengo un nudo en el estómago que no me deja en paz. No tuve que haberme dejado llevar, por una maldita noche de sexo he cometido un gran error.

Joder, no, solo estaba vulnerable y necesitaba distraerme, y él lo hizo. Sólo eso fue.

Me hago una coleta alta con un moño mientras me observo en el espejo del baño en completo silencio, me puse un vestido de mangas largas de color azul marino y algunos detalles de flores en blanco que le dan cierto toque a mi color de ojos.

—¿Malaika?—pronuncia Artemis en un tono adormilado.

Trago grueso mientras termino de colocarme el labial rojo y decido salir del baño fingiendo una sonrisa.

Él está sentado en la cama, lleva puesta solo su ropa interior y puedo sentir como mi piel se eriza en cuanto veo su torso desnudo.

Esboza una puta y adictiva sonrisa ladeada.

—Te ves sexy —expresa en un tono ronco.

Trago grueso y sonrío falsamente mientras trato de evitar su mirada caminando hacia la mesita de luz para tomar mis cosas. Siento su mirada puesta en mí y trato de ignorarlo pero segundos después siento su mano tomar la mía con un leve tirón que me lleva a caer encima de él justo a la cama.

Nuestras miradas se encuentran y aunque quiero fingir mi expresión es la más fría y sin emociones que puedo tener, Artemis me observa con sus ojos brillantes y una sonrisa hermosa que quizás nunca antes se la había visto pero hay una maldita herida dentro de mí que arde cada vez que quiero siquiera preguntarme si lo que siento por él es solo odio.

Lamo mis labios.

Su mano se desliza por mi rostro y acaricia mi mejilla, automáticamente mis ojos se cierran ante su tacto y me siento como un perrito al que le están dando cariño.

—¿Me follas y luego pones esta fría barrera entre nosotros?—me dice y aunque intenta que suene divertido sé que lo dice con total sinceridad.

Mis ojos se encuentran con los suyos y una vez más ese extraño silencio se vuelve una forma de comunicación entre nosotros.

—Tengo que ir a la productora, estoy muy atrasada con todo y he estado actuando como una idiota desde que entré —le digo rápidamente.

Él traga saliva y se incorpora para verme mejor.

—¿Acaso ese jefe tan malvado que tienes te va a regañar?—expresa con ironía.

Sonrío.

Es un idiota.

Toma mi mentón con su mano y sin darme tiempo a nada me besa delicadamente, sus labios vuelven a tocar los míos y todas las emociones se vuelven a alterar dentro de mí. Le sigo el beso pero justo cuando estoy perdiendo el control me separo y me alejo poniéndome de pie.

—Debo ir Artemis—expreso recomponiéndome.

Traga saliva y asiente.

Se levanta de la cama y mientras comienza a vestirse con la ropa que trajo ayer en el evento tomo mis cosas y me salgo de la habitación, el nudo en mi garganta crece cada vez más y me siento como si mi cuerpo fuera una completa prisión.

Escucho los pasos de Artemis detrás mío y respiro hondo, ni siquiera tengo ganas de verlo en la empresa pero no lo podré evitar y dejo ser demasiado fuerte porque esto es lo que decidí y lo que he estado planeando por tantos años, no voy a ser una cobarde que se rinde antes de empezar.

—Vayamos en mi auto—dice en un tono serio mientras acomoda su cabello detrás de mí.

Asiento en silencio y ambos salimos de mi apartamento para caminar hacia el estacionamiento, el recorrido se hace eterno y ninguno de los dos es capaz de hablar. Por parte me siento tranquila de que sea así pero no puedo evitar sentir incomodidad.

Subo al lujoso auto de alta gama que ha traído y mientras me coloco el cinturón de seguridad él lo enciende para conducir hasta la productora.

No hablo y él tampoco lo hace, lo veo inclinarse para tocar el botón que enciende la radio y al menos el ruido hace que el aire se disipe un poco. Trago saliva pero todo mi cuerpo se tensa en cuanto me doy cuenta que la canción que está a punto de ambientar este momento es only love cant hurts like this.

Artemis gira su rostro para darme una mirada rápida y luego volver su mirada al frente, sé que acaba de recordar el momento en que la canté por primera vez frente a él pero esa canción significa mucho más para mí.

I tell myself you don't mean a thing

And what we got, got no hold on me

But when you're not there , i just crumble

I tell myself  that i don't  care that much

But  i feel like I die, 'til i feel your touch

Giro mi rostro hacia la ventanilla y trato de concentrar mi vista al tráfico de la ciudad mientras que la canción sigue resonando por todo el auto y se coloca en mis venas de cierta forma, haciendo arder todas aquellas heridas internar que las capas de piel esconden.

Only love, only love cant hurts like this ....

Una frase capaz de destruir.

Trago saliva mientras apoyo mi cabeza en el vidrio y me cuestiono miles de cosas que pasan por mi mente como una ráfaga de viento frío y destructivo. Artemis no habla y en cuanto llegamos me incorporo, lo miro a los ojos y aunque hay tanto que quisiera decirle me limito a fingir una sonrisa y abrir la puerta para salir de su coche.

La estúpida fantasía se terminó y aquí estoy de nuevo.

Sé que Artemis aún no ha podido controlar todos los escándalos que le deje, la prensa está muy pendiente de él para destruirlo en cualquier segundo.

Y es lo que se merece.

Claro que se lo merece y es para lo único que estoy aquí.

Ni siquiera lo espero y entro a L'Olympe llevándome la mirada de todos pero me importa una mierda, mi frente está en alto.

—¡Ricitos, al fin apareces!—expresa Milán con emoción.

Corro hacia él y lo abrazo, él hace lo mismo y al menos por unos segundos siento mi alma en paz.

Milán es mi distractor de tristeza.

Supongo que estoy tan sola que sentir el más mínimo acto de afecto y atención de alguien me hace sentir en mi zona segura. Crecí apegandome a mi venganza y a Barby pero sentir que tengo a alguien más me hace bien, estar sola en el mundo no es nada fácil.

No importa cuánta mierda llevemos dentro, siempre vamos a necesitar un poco de cariño para continuar.

Me separo de él en el momento justo en que Artemis entra y saluda con una palmada a Artemis ignorándome por completo, pasa por mi lado y noto como la escena llama la atención de todos. Milán se queda viéndolo con una expresión seria para luego mirarme a mí y traga saliva, su rostro me dice que está sacando sus propias conclusiones justo ahora.

—Te extrañé ricitos—expresa Milán en un tono exagerado.

Sonrío y lo miro a los ojos cortando la tensión que acaba de dejar Artemis.

—Yo también, Flynn Rider—le digo divertida.

Enarca una ceja y me mira con una expresión de confusión, se muerde el labio inferior llamando la atención con su piercing y luego me mira sonriente.

—¿En serio acabas de ponerme ese apodo?—inquiere fingiendo dolor.

Río y le doy un pequeño golpecito en el hombro derecho.

—Me tarde pero es el mejor apodo, no puedes negarlo—le digo para molestarlo.

Pone los ojos en blanco para luego mirarme fijamente a los ojos.

Milán es una gran persona y no necesito conocerlo más para saberlo, su mirada egocéntrica pero llena de luz habla por sí sola. Su carisma logra captar la atención de cualquiera pero sin dudas su corazón y personalidad logran tomarle cariño demasiado rápido. Él es capaz de alegrar el día de cualquiera con tan solo una sonrisa y estoy segura de que es un gran amigo.

—Entonces debes ser mi Rapunzel —pronuncia en un tono ronco.

Por alguna razón se crea cierta sensación entre nosotros y río para cortar con la incomodidad.

—En tus sueños, Rider—pronuncio segura y pasó por su lado para irme.

Lo dejo allí parado y giro mi cabeza para ver cómo sonríe aún estando solo, sin dudas es todo un caso.

Mi sonrisa se borra y continúo caminando mientras tomo el ascensor, debo subir para hacer las pruebas y todo lo que Artemis tenga para decirme. Estoy más que segura de que me pondrá a trabajar sin parar por pura bronca.

Al entrar al ascensor noto que está Celia, una de las artistas de L'Olympe que lleva unos dos años aquí y según sé su carrera va muy bien solo que le ha costado trabajo ganarse al público. No soy de relacionarme con las personas de aquí y creo que por eso mismo la mayoría de mis propios compañeros o colegas no me quieren, soy consciente de la forma en que me ven con rechazo y he oído algunos rumores pero no ponerles atención los vuelve locos.

Entro y me coloco a su lado, he querido darle una mirada como saludo pero su expresión de enojo y desagrado hacia mí me detuvieron. El camino se hace eterno y la verdad es que su energía tensa me está incomodando bastante.

Suspiro.

—¿Sabes algo?—me dice volteándose a verme—. Desde que te vi por primera vez supe que eras ese estilo de mujer.

Su tono furioso me toma por sorpresa y me le quedo viendo totalmente confundida, mi expresión es demasiado obvia y por unos segundos creo que en realidad no me está hablando a mi pero lamentablemente sí lo hace.

—¿Qué estilo de mujer?—le pregunto, siguiéndole el juego sin entender nada.

Ríe irónica y sus ojos verdes están clavados en mí.

Me mira como si fuera su peor enemiga y yo a penas la conozco.

—Una mujer ventajera que busca triunfar acostándose con el jefe para conseguirlo—espeta mirándome a los ojos.

Río confundida sin comprender lo que acaba de decirme.

¿En serio se atreve a hablarme de esa manera?

—Escucha Celia, a penas sé tú nombre porque no vivo en una burbuja y créeme que me encanta tu música pero no por eso dejaré que me hables de esa manera—pronuncio firme y con el rostro serio—. Claramente tienes inseguridades y te pido por favor que no me involucres en tus problemas de confianza y seguridad.

Su mandíbula está tensa, sus pupilas reflejan el odio.

¿Es posible odiar a alguien que ni siquiera sabe de tu existencia? Realmente no la entiendo.

—Eres una perra cínica—espeta y yo mantengo la calma—. ¿Sabes cuánto tiempo he trabajado duro para conseguir esa colaboración? Y ahora llegas tú con unos ojos bonitos, una personalidad de princesa privilegiada y Artemis te la da a tí.

Trago grueso y comienzo a alterarme.

Me acerco y la miro fijamente para intimidarla.

—No sé de qué carajos me hablas pero ve calmandote porque te demostraré que de princesita no tengo nada—pronuncio enfadada.

Dios, está muy alterada.

En parte siento pena por ella, actúa como si hubiera perdido todo.

—¡No eres nadie Malaika! ¡No eres nadie y te han dado una colaboración tan grande como si hubieras trabajado años para conseguirla!—exclama furiosa hacia mí.

Claramente aparte del estrés y el enojo, está drogada. Reconozco muy bien su lenguaje corporal.

Trago saliva y me quedo en silencio.

No voy a discutir con ella en este estado y mucho menos por algo que ni siquiera comprendo.

No sé de qué colaboración me habla.

Las puertas del ascensor se abren y me salgo rápidamente dejándola allí sola, continúa al siguiente piso y agradezco no tenerla aquí gritándome como loca. Camino dejándo mis cosas en el mismo lugar de siempre y en cuanto volteo me encuentro con Artemis de frente, camina hacia mí con sus aires de grandeza y noto que se ha cambiado, lleva una camisa de mangas cortas que deja a la vista sus atractivos músculos junto a los tatuajes.

Trago saliva.

—Malaika—habla con seriedad.

Lo miro y su mandíbula se tensa.

—Vamos a trabajar en una colaboración importante que te he conseguido, ayudará a dar un paso grande en tu carrera para darte más visibilidad en la industria—explica concentrado.

Ahora entiendo todo...

Supongo que de esto hablaba Celia.

—Bien, ¿Con quién es?—pregunto.

Él revisa su móvil y siento como si me estuviera ignorando pero al parecer está comprobando algo importante.

Levanta su vista nuevamente y vuelve a ponerme atención.

—Tara Fisher—pronuncia.

Me quedo totalmente sorprendída y esbozo una sonrisa de felicidad que no puedo controlar, Tara es la artista del momento y realmente la adoro. He pasado mis días más melancólicos escuchando su música.

Estoy sorprendida y emocionada al mismo tiempo, no puedo creer que voy a cantar con ella. Realmente es un sueño.

—¿En serio?—pronuncio exaltada.

Sus canciones son una mezcla de tristeza con empoderamiento y créanme que aunque suene raro es la combinación perfecta.

—Sí, está a punto de llegar—habla Artemis.

No lo puedo creer.

Soy una egoísta pero ahora comprendo a Celia, yo estaría igual en su lugar, de todas maneras no voy a desaprovechar está oportunidad de oro.

Doy un saltito infantil de emoción y Artemis me observa con una sonrisa que pareciera de orgullo o algo de ese estilo.

Está a punto de hablar para decirme algo pero una esbelta pelinegra de ojos grises aparece en mi campo de visión, su cabello es lacio y por debajo de los hombros, viste un jean mom claro con algunos dibujos artísticos sobre él y un top de lanilla gris.

Es hermosa y no puedo creer que la tengo frente a mí.

Me incorporo y sin poder evitar mi sonrisa la observo acercarse a nosotros, la mirada de Artemis está sobre mí y me siento toda una niña cumpliendo sus sueños locos.

Tara tiene un hombre a su lado que parece ser su seguridad pero con una mirada de ella se va a una esquina a esperarla, mientras que ella se para frente a nosotros dándome una sonrisa cálida. Mi expresión de pura felicidad va cambiando poco a poco cuando noto las miradas entre ella y Artemis, ella lo observa de una forma especial y él está tenso.

—Hola Artemis—pronuncia en un tono ronco y seguro.

Trago saliva.

Hasta para hablar es sensual.

—Hola Tara—responde él con ciertos nervios.

La energía y tensión entre ellos es demasiado fuerte y comienzo a sentirme de más, siento una sensación desagradable. Estoy a punto de irme pero Artemis voltea a verme, se aclara la garganta y vuelve a darse cuenta de mi existencia.

—Ella es Malaika Accardi, nuestra artista a punto de convertirse en una estrella—pronuncia presentándonos.

Sonrío falsamente y ella pone su vista en mí, me examina de pies a cabeza y vuelve a mi rostro rápidamente.

—Un gusto conocerte Malaika, espero que podamos trabajar muy bien juntas—habla en un tono suave y tan característico de ella.

—Es un placer poder tener una colaboración contigo—respondo con una sonrisa.

Se ve muy amable pero supongo que el sabor amargo en mi garganta me hace olvidar que es la artista a la que admiro y tan solo la veo como alguien que me causa incomodidad.

La emoción acaba de cortarse y de un momento a otro siento la necesidad de demostrarle que no estoy por debajo de ella.

Artemis está tenso.

Y con tan solo observarlo me doy cuenta que hay algo entre ellos.

—Me sorprendí mucho cuando Artemis se comunicó conmigo pero supongo que sí lo hizo es porque ve algo prometedor en tí —me dice pero con la vista examinando a Artemis.

Trago grueso y quiero salir corriendo de esta situación.

Veo pasar a Milán y como si me leyera la mente se acerca, con toda su explosiva personalidad enérgica saluda a Tara cortando el momento incómodo. Ellos se saludan como si se conocieran de toda la vida y al parecer así es, hay mucha emoción en ellos y su reencuentro emotivo me pone peor.

Suspiro y aprovecho para irme, noto que Artemis se voltea en cuanto no nota mi presencia pero aún así le doy una mirada sería y continúo caminando.

Mi humor es de la mierda.

Suspiro y me encuentro con Barby que está tomando un café a mi lado, me paro frente a ella y me observa mientras que yo me cruzo de brazos e intento pensar en otra cosa con mi cara de pocos amigos.

—¿Celosa?—pronuncia insinuante.

Mi mirada asesina rápidamente cae sobre ella que me mira divertida.

—¿En serio?—inquiero molesta—. Sólo me salí de ese momento incómodo.

Ella se muerde el labio inferior intentando no reírse y me mira como si supiera más de mi que yo misma.

Mi expresión poco amigable no cambia y me siento extraña.

—Los rumores dicen que Artemis y Tara tuvieron una historia de amor hace unos años—habla y se lleva toda mi atención—. Al parecer las cosas no habían terminado muy bien y hace años que no tenían contacto, hasta ahora.

La escucho atenta y mi mente no deja de sacar mis propias conclusiones.

Era obvio que había algo entre ellos dos, esas miradas decían mucho más que sus palabras.

—¿Y por qué la llamó?—pregunto.

Ella dijo que le había sorprendido, ahora entiendo.

—No lo sé, Tara es una artista con mucho público y tú necesitas una colaboración con una grande como ella—dice tranquilamente.

Maldita sea, no sé qué carajos hago preocupándome por esto.

Me importa una mierda.

—Tienes razón, ni siquiera sé por qué estoy preguntando eso—le digo molesta conmigo misma.

Me volteo y me voy dejándola con la palabra en la boca.

Supongo que ponerme de mal humor me altera bastante, de todas formas, Barby me conoce perfectamente.

Vuelvo a la ronda en donde están ellos a puras risas y finjo una sonrisa amable.

—Malaika, ya quiero que empecemos a trabajar, muero por escucharte—dice estúpidamente amable.

Me tardo en responder y Artemis lo hace por mí.

—Vayamos al estudio—habla guiándonos.

Asiento en silencio y de un momento a otro estamos los tres entrando al estudio, el lugar está vacío para nosotros solos y puedo sentir el clima bastante tenso en el aire. Me siento rara y no me gusta para nada.

Tara lo recorre con una sonrisa mientras halaga a Artemis.

—Quiero que canten Traidor—pronuncia con seriedad mientras no mira a ambas.

Se me escapa una leve sonrisa de triunfo.

Tara Fisher va a cantar una canción de mi autoría.

—Me parece genial, he oído un poquito y amé la letra—habla la pelinegra mirándome.

¿De dónde saca tanta amabilidad?

Por favor, necesito paciencia.

Me pongo cómoda y comenzamos a trabajar, Tara comienza a crear la parte que va a sumar a la canción y se crea un ambiente totalmente profesional. Artemis nos va guiando y corrigiendo para mejorar la canción y aunque se trata de Artemis disfruto mucho hacer esto, es algo que simplemente corre por mis venas con pasión. Amo la música.

Comenzamos las pruebas de sonido, Tara le dio su toque sensual y angelical a la canción y me encanta. Jamás creí poder estar viviendo algo como esto, más allá de todo, no quisiera que termine nunca.

La sensación que me da hacer lo que amo es algo de otro universo.

Artemis pide que nos traigan algo de comer y tomar, nos tomamos un descanso y las energías fluyen. Él me busca la mirada todo el tiempo pero yo lo ignoro, en cambio Tara sí está muy pendiente de Artemis y puedo notar que busca tener comunicación con él todo el jodido tiempo.

Ni siquiera puedo decir que me cae mal porque ella es genial.

—Deberiamos ver esos últimos detalles en el puente—habla Artemis.

Está en su modo profesional, actúa como todo un productor y creo que me gusta más así.

Al menos de esta manera no es tan desagradable.

—¡Esto va a ser una bomba!—exclama emocionada.

—Claro que lo será—pronuncio egocéntrica.

Artemis esboza una sonrisa pícara.

Tara pone su atención en mí y noto como su mirada gris me observa detenidamente.

—De verdad muero por saber más sobre ese traidor que te ha inspirado, Malaika—habla seria.

Sonrío y me quedo en silencio por unos segundos, sé que Artemis tiene la misma curiosidad desde que escuchó la canción y muero de ganas de decirle que todas mis jodidas canciones las escribí pensando en él y en el océano de emociones que me provoca.

Artemis ha sido mi musa desde que tengo memoria, mi amor odio por él está reflejado en cada una de mis letras.

—Pues yo también quiero saber sobre ese increíble hombre que te ha roto el corazón—pronuncio un poco a la defensiva—. Es decir, todas tus canciones están dirigidas a él, supongo que existe.

Su sonrisa se borra y me doy cuenta que quizás no se lo he dicho de muy buena manera, ella traga saliva y finge que no le ha dolido lo que le dije.

—Algún día ahogaremos las penas entonces—pronuncia un poco tensa.

Artemis nos observa en silencio.

Intento disipar la incomodidad volviendo al trabajo.

No sé cuántas horas pasamos aquí dentro pero luego de mucho trabajo y cambios logramos encontrar la mejor versión de Traidor y nuestras voces se complementaron a la perfección.

Esto me llena de vida.

—El videoclip será algo simple, aún no sacamos el oficial —nos dice Artemis—. Pero supongo que ya es bastante trabajo por hoy, sigamos mañana.

Asiento y junto mis cosas para irme, me despido de Tara la cual me pide mi número de celular y se lo doy con una sonrisa.

Estoy a punto de abrir la puerta cuando siento un agarre en mi brazo, volteo y lo tengo de frente, sus ojos celestes me invaden y me suelta de inmediato pero traga saliva y no corta el contacto visual. La tensión crece y aunque los dos estamos en silencio las miradas hablan demasiado.

—¿Ya te vas?—inquiere clavando su mirada en mí —. Si me esperas, podemos...

Antes de que termine su frase Tara aparece y apoya su mano en el hombro de él con total confianza, Artemis traga saliva y su expresión en seria.

Los observo y esbozo una sonrisa demasiado falsa.

—Adiós Artemis—pronuncio ronco.

Me volteo y suelto todo el aire acumulado mientras que camino por los pasillos, ya no hay casi nadie y es que es tarde. Anocheció y me doy cuenta de que hemos pasado muchas horas dentro del estudio aunque ni siquiera las he notado tanto.

Alexander me ha estado llamando y no le he mandado ni un mensaje.

Mi vida es cada vez un caos más grande.

Supongo que aunque me ahogue en tristeza y desaparezca del mundo por unos días, el resto sigue viviendo normalmente y no puedo pretender que todos sigan mi ritmo.

Algunas luces ya están apagadas, camino por el pasillo y saco mi celular para enviarle un mensaje a Barby para irnos juntas. El lugar es un completo silencio, me paro en la puerta del ascensor mientras marco el número de mi amiga pero de repente siento un fuerte agarre en mi cabello que me tira para atrás descolocandome por completo.

Me duele.

Quiero voltear y liberarme pero no puedo.

—Eres una perra desagradecida—espeta en mi oreja.

Viggo.

La sangre se me congela y la piel se me eriza.

Maldita sea.

Me suelta de forma agresiva y puedo voltear a verlo, su rostro expresa toda la furia y no es para nada agradable. Me congelo como una completa idiota, trago saliva y lo observo sin poder reaccionar. Supongo que en ninguna parte de mi mente imaginé que vendría aquí sin importarle nada.

—Fui al departamento y me llevé con la sorpresa de que cambiaste la cerradura, no contestas ni una de mis putas llamadas y me evitas hace días —espeta furioso pero controlando su tono.

Es un completo enfermo.

No puedo creer que no lo vi todos estos años.

O quizás me obligué a mentirme a mí misma porque era mi única opción para sobrevivir.

Es increíble el poder que tiene sobre mí, con tan solo mirarme puede hacer que ni una palabra salga de mi boca y que logre obedecerlo como si fuera alguien superior a mí.

—No debes estar aquí—pronuncio en un tono bajo.

Ríe sarcástico.

Los ojos se me llenan de lágrimas y aunque ni siquiera está reteniendome físicamente me siento aprisionada sin ninguna posibilidad de huir, mi cuerpo desearía correr en este preciso instante lejos de él pero mi mente me dice que es en vano.

Él me va a encontrar.

Esto no va a acabar nunca, es inútil creer que voy a poder deshacerme de Viggo.

Se apoderó de mí y siento que ya ni siquiera yo misma me pertenezco.

—Te lo he dado todo, te he sacado de esa maldita cueva y te he convertido en una mujer cuando no eras absolutamente nadie Malaika—reprocha en un tono molesto—. Tú no tienes a nadie, me tienes solo a mí y eso siempre será así.

En parte tiene razón y eso duele.

Las lágrimas caen por mis mejillas mientras que mi expresión es fría y sin emoción.

—Tú me haces daño Viggo—expreso con la voz entrecortada.

Todos los recuerdos vienen a mí en una ráfaga, desde el primer día que lo vi en la oficina del orfanato, el día que prometió darme una vida y un futuro. Era una adolescente que lo había perdido todo, a la que habían dañado demasiadas veces en un lapso tan corto y la cual estaba cegada por la venganza.

Él se aprovechó de mí.

Lo miro a los ojos y noto como su expresión cambia a una de dolor, me mira como si fuera yo la que le estuviera haciendo daño a él.

—¿Yo te hago daño pequeña?—inquiere suave—. Te he cuidado todos estos años, te estoy apoyando para que por fin puedas vengarte de ese tipo que asesinó a tu familia...

Mientras habla en un tono suave y manipulador se acerca poco a poco, las lágrimas sigue corriendo mientras que lo tengo de frente y puedo sentir su pulgar secarlas.

—Él es el malo de la historia, él te lo ha a arrebatado todo y mira como sigue con su vida normal, ¿Te parece eso justo?—susurra mirándome a los ojos.

Ni siquiera soy tan valiente como para alejarme.

Si no fuera por Viggo yo no estaría aquí, probablemente hubiera acabado siendo una drogadicta o asesinada en el orfanato.

Pero no sé cuál de las dos opciones es la peor.

Cierro los ojos con fuerza mientras respiro hondo luchando contra mis propios instintos.

—Ya no quiero verte, Viggo—pronuncio, sin saber de donde saqué tanto valor.

Su expresión cambia rápidamente y vuelve a mirarme con odio.

—Eso no lo decides tú —declara firme—. Vas a obedecerme y dejar de actuar como una idiota porque abriré mi maldita boca y le diré a Artemis Caniglia lo que tanto le ocultas—expresa en un cínico tono amenazante.

Lo odio.

¡No puede joderme de esa manera!

He sacrificado toda mi puta vida por esto.

—¿Y qué es lo que me oculta?—pronuncia una voz ronca que nos toma por sorpresa.

Mi cuerpo se paraliza y siento una opresión en el pecho en cuanto muevo mi mirada y lo veo a Artemis parado detrás de Viggo observándonos con una expresión totalmente seria.

Carajo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top