🎙️|C A P Í T U L O 13
Malaika
Al menos con Artemis siendo un idiota puedo liberarme un poco, no he tenido tiempo de escuchar el audio de su conversación con Alexander pero lo haré tarde o temprano, me ha tenido aquí trabajando todo el jodido día. En unos minutos será la rueda de prensa y estoy más nerviosa de lo que debería.
El equipo de producción está acomodando todo mientras las cámaras se adentran buscando su lugar al igual que los periodistas. Artemis está en su oficina y mucho no me ha hablado pero no pienso andar detrás de él.
—Hay que comenzar—pronuncia alguien a mi espalda.
Asiento y camino junto a Artemis mientras que respiro hondo intentando dejar los nervios a un lado.
Nos colocamos en nuestros asientos uno al lado del otro con los micrófonos en frente y le doy una mirada rápida antes de comenzar.
Hacen una presentación y sinceramente no soy capaz de oír porque estoy demasiado concentrada en hacer esto bien y no fallar que mis oídos están tapados hasta que comienzan con las preguntas hacia nosotros.
—Malaika, felicitaciones por la presentación—dice una periodista y sonrío—. Mi pregunta es, ¿Tu primer sencillo está inspirado o dedicado a alguien?
La miro y me quedo en silencio por unos segundos, sonrío y finjo que todo está perfecto.
Aclaro mi garganta.
—Claro, todo lo que compongo es inspiración de algo o alguien—respondo amable evadiendo su obvia intención.
Ella me sonríe y trato de acostumbrarme al hecho de que estoy rodeada por muchas cámaras y personas que solo ponen su atención en mi.
—Por supuesto, a lo que me refiero es que todas tenemos a ese adictivo traidor tal y como lo mencionas en tu canción—vuelve a hablar del mismo tema—. ¿Hay un traidor al que le dedicas esa canción?
Su pregunta es directa y ya no hay maneras de escapar.
Trago saliva y mantengo mi temple sonriente mientras que siento la mirada de Artemis invadirme a mi derecha.
—Sí—confieso—. Existe un gran traidor en mi vida.
A los periodistas les encanta lo que acabo de decir y puedo notar la emoción en ellos.
—Artemis, ¿Podrías describir a Malaika en una palabra?—inquieren.
Él me observa y respiro hondo.
Se lame los labios rápidos mientras que busca la manera de responder a aquella pregunta.
—Oro—pronuncia él.
Mi rostro se gira para mirarlo y noto que ignora mi mirada pero sé que siente el peso de ella. La verdad esperaba algo más cliché y falso pero me ha tomado por sorpresa aunque no entiendo su significa realmente, Artemis no ha dejado de llamarme su Diosa dorada y la única conclusión que se me viene a la mente es que es por mi cabello.
—Malaika, cuéntanos más de tu vida personal. Sabemos muy poco de tí y nos encantaría conocerte—pronuncia alguna de las tantas personas—. ¿Qué hay de tu familia?
Esa pregunta acaba de descolocarme por completo.
Puedo mentir sobre mi familia pero eso sería tener que involucrar a Viggo en todo esto y ya demasiado tengo con soportarlo en mi vida diaria. Mi pulso se altera y me quedo congelada sin saber que hacer o decir, mi respiración se altera y siento que voy a hacer el ridículo en cualquier momento. Me sorprendo por completo cuando siento la mano de Artemis sobre mi muslo.
Le doy una mirada y luego lo veo a él tomar el control.
—Esas cosas pueden buscarlas en internet, tenemos pocos minutos, por favor no los desaprovechen —pronuncia firme casi como una orden.
Todos acatan sus palabras y puedo sentirme aliviada.
—¿Qué piensas de Artemis Caniglia?
Miro al frente con una sonrisa en mi rostro.
—Es un gran productor y estoy feliz que me esté ayudando en mi carrera musical—respondo.
Algunos reporteros me llenan de halagos y me encanta pero luego hay otros que son como serpientes y lo único que buscan es invadir mi vida para buscarme algún defecto o error.
Respondemos muchas de sus dudas y todo fluye genial.
—¿Malaika estás soltera? Muchos afirman haberte visto salir con Alexander Biker luego de la presentación.
Trago grueso.
Artemis me fulmina con la mirada esperando una respuesta de mi parte.
—Soy soltera y libre—respondo firme.
—Gracias por todo, hasta aquí llegamos—pronuncia Artemis en el micrófono y se pone de pie.
Camino detrás de él y llegamos hasta su oficina en donde puedo soltar todo el maldito aire acumulado al fin, estamos a solas y lo primero que hago es tirarme en su enorme sillón.
Suspiro y él se para frente a mí con una expresión neutral mientras me observa.
—Bastante bien por ser tu primera vez—dice.
Lo miro a los ojos y sonrío.
—Porque tú estabas ahí.
Pensé que funcionaría y aumentaría su enorme ego pero al parecer hoy no es su mejor día.
—Tengo que estarlo, soy tu productor—responde seco.
Trago saliva y trato de disimular mi humor que ha cambiado en cuestión de segundos. Suspiro y me pongo de pie para irme en silencio pero en cuanto estoy por abrir la puerta siento su mano agarrar suavemente mi brazo para deterneme.
Cierro los ojos y tardo unos segundos en voltear.
Mis ojos claros se encuentran con el maldito cielo seductor que lleva en su mirada y ninguno de los dos es capaz de pronunciar alguna palabra.
—¿Qué?—hablo en un tono bajo.
Me observa fijamente y noto su mandíbula tensa.
—Nada, lo olvidé —pronuncia de inmediato para luego soltarme y alejarse.
Me quedo parada observando la escena y una parte de mí se muere de intriga por saber qué es lo que me quería decir.
Lo ignoro y me voy de allí lo más rápido que puedo, me encuentro con Barby en el camino y me guía hacia su oficina para hablar. He estado bastante ocupada y por alguna razón no estuvimos tan cercanas.
Entramos a la pequeña oficina de mi amiga y mientras ella chequea algo en su laptop yo me quedo dando vueltas de una esquina a otra.
—No puedo creer que el maldito idiota de Artemis me esté ignorando—expreso molesta.
Exhalo.
Barby ríe y le doy una mirada fulminadora.
—¿De qué te ríes?—pregunto.
Me mira a los ojos y me hace una mueca que descifro al instante.
—Estás demasiado pendiente de la atención que Artemis tu archienemigo pone en vos—dice con sarcasmo.
La miro fijamente y vuelve a reír.
—Sólo tú puedes armar esas fantasías en tu mente.
—Claro—responde con ironía.
Resoplo y me siento en una silla que tiene por aquí, suelto todo el aire acumulado y trato de dejar mi ira a un lado. Estoy contenta por todo lo que está sucediendo, no puedo evitar hacerme ilusión con mi carrera musical y de alguna manera el hecho de saber que Viggo está de viaje me hace sentir libre. Con Viggo en la otra parte del mundo puedo vivir sin presión, puedo sentirme yo misma.
A pesar de haber vivido tantos años con él, jamás me acostumbraré a tenerlo cerca.
Tan solo quisiera poder librarme de él...
Trago saliva y me pongo de pie nuevamente tratando de evadir todos esos pensamientos que me consumen.
—¿A dónde vas?—inquiere Barby.
—A fingir que soy la artista más responsable.
Ríe.
Antes de irme recuerdo que tengo el audio de Artemis y Alexander para escuchar.
Me vuelvo y mi rostro se pone serio automáticamente, me siento nuevamente mientras que saco mi celular buscando el audio que grabé. Antes de darle play le doy una mirada a Barby que me mira sin entender nada.
—¿Qué sucede?—dice preocupada.
—Grabe la conversación de Artemis y Alexander en su oficina—expreso en un tono bajo.
Ella me mira interesada y le doy play pero antes me aseguro de que no haya nadie cerca de la oficina.
Me da curiosidad pero de alguna manera tengo miedo de lo que ese maldito audio pueda decir.
Respiro hondo y escucho atentamente.
"¿Qué haces aquí?"
"Vine a traer a Malaika, relájate"
"Mantente lejos de mí y de mis artistas"
Alexander ríe.
"¿De tus artistas o específicamente de la rubia sexy?"
"Vete a la puta mierda, no me hagas perder la paciencia Alexander"
"Tú me harás perder la paciencia, te recuerdo que no puedes deshacerte de mí y tienes que cumplir con lo tuyo o puedo hundirte en cualquier momento"
Dejo el celular sobre el escritorio y coloco una mano en mi boca sorprendida, lo que sigue de la conversación son pura discusión y amenazas entre ambos. No creí que escucharía algo de ese tipo entre ellos dos, supongo que mis teorías de que solo eran competencia no son ciertas.
Hay algo muy grande oculto entre ambos.
—¿Por qué Alexander tiene tanto poder sobre Artemis?—inquiero mirando a mi amiga—. Tiene que ser algo demasiado jodido con lo que pueda amenazarlo.
Maldita sea, necesito averiguarlo.
—Dios, está todo muy raro—expresa Barby preocupada—. Incluso desde una grabación se podía sentir la tensión entre ambos.
Nuestras miradas intrigadas se complementan y antes de que alguna pueda decir algo, la puerta se abre y guardo rápidamente mi celular. Trago saliva mientras intento poner mi cara para cuando Milán se acerca a nosotras. Él nos observa inspeccionando la situación tensa que acaba de encontrar pero no dice nada al respecto.
—Malaika, Artemis te está buscando y no está de muy buen humor—pronuncia con seriedad.
Lo miro y suspiro.
Me pongo de pie y camino como una niña enfadada.
—Iré a ser regañada por el señor Caniglia —digo irónica y con un toque de diversión.
—Suerte con eso—responde Milán.
Salgo de allí y voy hacia la oficina de Artemis que me espera con el rostro serio y tenso una vez más.
Doy dos pequeños golpes en la puerta para luego entrar y encontrarme con su mirada, me paro en frente de él en completo silencio y espero a que sea el primero en hablar.
O que me dé órdenes que al parecer es lo único que sabe hacer últimamente.
—Hay muchas cosas que hacer, no todo se soluciona con unas entrevistas y una presentación —expresa duro.
Suspiro.
Lo odio, lo odio.
Éste es el Artemis que quería ver para convencerme de que lo único que puedo sentir hacia él es odio.
Es un ser repugnante y ni siquiera toda su actuación del principio me hará cambiar de opinión. Artemis Caniglia es un cínico manipulador.
—Lo sé —respondo tranquila.
Clava su mirada en mí.
—¿Entonces qué haces paseando de aquí para allá?—me reprocha.
Mierda.
Me habla de una manera tan repugnante que solo quiero partirle la cara.
Lo miro a los ojos y respiro hondo para intentar responderle con tranquilidad absoluta.
—Estaba esperándote—miento.
Se pone de pie y camina lentamente hacia mí, en pocos segundos lo tengo de frente y puedo sentir el calor de su cuerpo junto al mío. Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos celestes que me miran con gran profundidad. Trago grueso en cuanto siento su mano deslizarse por mi cuello, todo mi cuerpo se tensa y no soy capaz de reaccionar de una manera coherente.
Joder.
Puto Artemis.
Los segundos en que nuestros cuerpos se rozan y nuestras miradas se conectan son eternos, su tacto provoca una reacción en mí que no soy capaz de controlar. Siento como su pulgar acaricia la parte derecha de mi cuello y mi respiración se altera por completo.
—Te hizo un chupón —pronuncia en un tono ronco y molesto que me descoloca por completo.
Mi cuerpo se paraliza y lo miro confundida hasta que mi mente reacciona y en cuanto Artemis toma distancia de mí me miró en el reflejo del vidrio en el cual observo la marca morada que hay en mi cuello.
Alexander.
Suspiro y por alguna razón me siento una idiota por no haberme dado cuenta de aquella marca.
Trago grueso y noto la mandíbula tensa de él, está molesto y actúa indiferente. Se acerca y lo miro a los ojos de una manera diferente. Lame sus labios para luego suspirar.
—Me parece demasiado vulgar dejar marcas y sobre todo en el cuello—dice tranquilo—. En cambio yo podría usar mi boca y mi lengua para otras cosas más divertidas y placenteras—pronuncia deseoso.
Mi pecho sube y baja con intensidad pero intento no cortar el contacto visual con él.
Habla tan seguro y serio que me indigna.
—¿Cómo qué?—hablo y ni siquiera sé porqué lo hice.
Él es mucho más alto que yo y al tenerlo tan cerca lo noto aún más.
Esboza una sonrisa divertida.
—Te explicaría pero soy tu jefe, ¿No es correcto verdad?
Hijo de perra.
Río de inmediato con ironía y noto la malicia en su mirada al decir aquella palabras. Acaba de pagarme con la misma moneda y no me gusta para nada.
—Por supuesto que no—digo segura—. Tendré que preguntarle a Alexander.
Su rostro se transforma de inmediato y yo lo miro con una sonrisa victoriosa.
Me acerco a él y deposito un beso en su mejilla dejándolo con ganas de mucho más y un rostro totalmente molesto y amargado. Me doy la vuelta y salgo de su oficina con una sonrisa malvada mientras que camino hacia él estudio de grabación para seguir trabajando en mis canciones.
Artemis sabrá que aunque sabe jugar, nada se compara con una mujer que está dispuesta a todo.
Las siguientes horas me las paso trabajando en todo lo que me indicó, disfruto mucho pero me siento agotada y no veo la hora de llegar a mi departamento y acostarme. Ya está anocheciendo, nunca había hecho tantas fotografías como hoy y los retoques de mi sencillo me tienen estresada. Supongo que romanticé mucho la idea de ser cantante, creí que simplemente era pararme frente a un micrófono y cantar pero el trabajo detrás de todo eso es demasiado duro.
Ya casi no hay nadie aquí y comienzo a recoger mis cosas para irme.
Bostezo mientras camino hacia él ascensor y en ese momento me encuentro con Milán dentro. Presiono para ir a planta baja mientras que me apoyo en el metal del ascensor mirándolo de frente a él.
—¿Día agotador?—pregunta amable.
—Demasiado—le digo.
Él sonríe y me mira de una manera tierna.
—Te acostumbrarás —expresa.
Lo noto jugar con el piercing de su labio y me quedo viéndolo por unos segundos sin darme cuenta.
—Oye—pronuncio recordando algo—. ¿Sabes cuál es el problema entre Alexander y Artemis?
Mi pregunta le cambia totalmente la expresión.
—¿Por qué lo dices?—inquiere intrigado.
Definitivamente sabe algo.
Su lenguaje corporal lo dice todo.
—Ya sabes, sentí bastante tensión entre ambos y no quiero que Artemis se moleste conmigo—le digo fingiendo que no comprendo nada.
Él me observa en silencio y lo noto pensativo, traga saliva y luego vuelve la vista al frente.
—No te metas con Alexander, Malaika—dice en un tono serio pero suave—. Hazme caso.
Frunzo el ceño y no entiendo lo que quiere decirme, antes de que pueda preguntarle algo las puertas de metal se abren dándonos paso a la salida. Milán se despide de mí con un beso en la mejilla y yo me subo a mi taxi mientras que me concentro en analizar lo que me acaba de decir.
¿A qué se refiere?
En todo caso, el peligroso aquí sería Artemis.
Joder, me mata la intriga.
El tiempo se me pasa volando y lo único que tengo en mi mente es ese maldito tema, le pago al taxista y subo a mi departamento de una jodida vez. Estoy sola y puedo respirar con tranquilidad al entrar, dejo mis cosas a un lado mientras me quito las zapatillas y camino descalza hacia mi cama.
Agarro mi laptop y lo primero que hago es redactar un mail anónimo para el canal de prensa que más odia a Artemis. Le doy información sobre la enemistad de él con Alexander y pongo en duda la moral de ambos. Incluso sin pruebas estoy segura de que sabrán usar esto muy bien, un simple chisme puede convertirse en algo muy grande. Si no puedo averiguar lo que hay entre ellos dos, la prensa hará el trabajo por mí.
Dudo unos segundos en adjuntar el audio de la oficina pero después de meditarlo y pensarlo con claridad decido hacerlo. Lo único que pensará Artemis es que fue el propio Alexander el que lo grabó para general polémica.
Respiro hondo y presiono.
Enviar.
Cierro la laptop mientras que me quito la ropa libremente al mismo tiempo que enciendo mi celular.
Tengo llamadas pérdidas de Viggo, el sabor amargo se instala en mi garganta de inmediato y sé que si no le respondo será peor...
Tecleo y le envío un mensaje.
"Lo siento, Viggo. He estado ocupada, ¿Me has visto en la rueda de prensa? Fue genial"
Mi corazón se acelera y los ojos se me llenan de lágrimas automáticamente, sostengo el celular entre mis manos mientras que siento como mi respiración se alborota poco a poco.
Fingir...
Hace ocho malditos años que lo único que hago es fingir.
Él responde al instante.
"Sí, te he visto y me has hecho enojar. Ni siquiera me nombraste cuando preguntaron por tu familia, qué clase de hija desagradecida eres"
Leo aquel mensaje con las lagrimas a punto de salir y el pulso alterado por completo, esas malditas palabras son las que me hacer estallar y mi única reacción es tirar el celular fuertemente contra la cama mientras que un grito lleno de ira y al mismo tiempo desgarrador sale de mí resonando en todo el departamento.
Grito furiosa mientras los sollozos comienzan y no soy capaz de controlar las lágrimas. Golpeo todo lo que tengo a mi alcance en un estúpido intento de liberar mi ira. Tengo un nudo enorme en la garganta y lo único que puedo hacer es tirarme al piso sin fuerzas mientras lloro desconsoladamente.
Estoy harta.
Maldita sea, sólo quiero a mi mamá...
Logro ponerme de pie y aunque seco las lágrimas, el dolor sigue intacto dentro de mí. Lleno la bañera con agua helada y me meto de inmediato sin dudarlo, mi cuerpo comienza a tomar frío al instante y empiezo a temblar. Me siento y abrazo mis piernas mientras que apoyo mi rostro sobre mis rodillas.
Las lágrimas no dejan de caer por mis mejillas y mientras dejo que el frío del agua invada mi cuerpo desnudo como un método de castigo o quizás la única forma de recordarme de que aún estoy viva.
Cierro los ojos y mientras dejo escapar los sollozos agudos comienzo a visualizar imágenes de cómo sería si mi madre o incluso Henry estuvieran aquí.
Ellos no me dejarían sola.
Mi mami me protegería de cualquiera que quisiera hacerme daño.
Siento un ardor en el alma de una herida que quizas nunca pueda sanar porque cada maldito segundo de existencia me recuerda que aún sigo en este mundo solo por un motivo en especial.
Vengarme del hombre que me robó a las dos personas más importantes en mi vida...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top