🎙️|C A P Í T U L O 12
Malaika
—¡Lo has hecho genial!—expresa mi amiga.
Sonrío y la abrazo.
Realmente me siento con una energía diferente y aún no soy capaz de asimilar lo que acaba de pasar, el evento sigue con los otros artistas pero todo el mundo musical acaba de conocerme y eso es maravilloso.
A pesar de todo, Artemis es un gran productor musical igual que mi hermano.
Me felicitan y el último en acercarse a mí es él, sus aires de grandeza le brotan por los poros y con tan solo una mirada es capaz de llamar la atención de todos. Camina hacia a mí lentamente y en cuanto lo tengo en frente me encuentro con el intenso celeste de sus ojos.
—Quedaron fascinados contigo—expresa en un tono ronco.
Lamo mis labios sin pensarlo.
—¿Y tú?—pregunto con una mirada insinuadora.
Sonríe con un carisma y puedo sentir la intensidad en estos momentos. Supongo que preguntarle eso no ha sido una muy buena idea.
Traga saliva y se acerca a mí oído, siento su piel rozar mi mejilla y todo mi sistema se altera. Respiro hondo y puedo sentir el tacto de sus labios y su aliento en la parte baja de mi oreja.
Sé que lo hace para provocarme.
—A mí me encantas tanto que me entregaría a tí por completo y dejaría que me hicieras lo que quieras con tan solo escucharte cantar—pronuncia sensual y provocativo.
Maldito Artemis.
Cierro los ojos con fuerza y intento concentrarme.
Segundos después se separa de mí y abro los ojos para encontrarme con su rostro nuevamente, lo observo y siento un ardor en el pecho que no me deja en paz, esa maldita sensación confusa cada vez que lo miro a los ojos...
Lo odio tanto.
—Iré a buscar un trago—digo como excusa rápidamente—. Lo siento.
Antes de que pueda decirme algo, camino hacia la barra y al lkegar allí siento que puedo soltar todo el aire acumulado. Respiro hondo y le pido un mojito al bartman para desestresarme. Me siento allí y aunque hay bastante gente casi nadie está sentado en la barra, juego con mis uñas largas mientras espero mi trago pero de repente siento la presencia de alguien que se sienta a mi lado.
Lo ignoro por completo hasta que me hablan.
Y una voz muy ronca y varonil me invade por completo.
—¿Malaika cierto?—inquiere y volteo a verlo.
Mis ojos se encuentran con un hombre uno o dos años mayor que Artemis y lo examino por completo. Viste traje negro sin corbata y con algunos botones de la camisa blanca abiertos dándole un toque más atrevido, su perfume es riquísimo y puedo descifrar que es muy costoso. Mi mirada se concentra en su rostro, es pelinegro y sus ojos son oscuros pero la perfección de su rostro atractivo es resaltante. Lleva barba perfilada al igual que Artemis y no puedo evitar concentrarme en su boca rosada y marcada.
Su energía es bastante intensa y comienzo a comprender que realmente me llaman la atención los hombres con vibras de arrogante y dominantes.
—Sí—pronuncio—. Un gusto.
Sonríe de una manera tan atractiva que no puedo quitarle la mirada de encima.
—Alexander Baker—se presenta.
Le doy una mirada divertida y estrecho su mano.
Me entregan mi mojito y lo veo pedir lo mismo, bebo un trago y él vuelve a mirarme a los ojos con gran intensidad.
—Me encantó tu presentación—habla con seguridad—. Hace mucho tiempo no veía a una artista con tanto carisma y naturalidad en el escenario como tú.
Recibo sus alagos con una sonrisa y me encanta.
—Muchas gracias, me alegra que te haya gustado—respondo amable.
Traga saliva y me observa en silencio.
—Me gustaste mucho—expresa con doble sentido y río.
Sigo bebiendo mi mojito y puedo palpar la intensidad oscura que maneja Alexander que por algúna razón me llama mucho la atención.
—¿Eres compositora?—inquiere interesado.
—Sí, siempre se me ha dado por componer—respondo.
Sus ojos se achinan cuando fija la vista en mí y eso me parece demasiado tierno y atractivo. Bebe su mojito con tranquilidad y lo veo con cierto interés en mí pero sin perder su firmeza y seguridad en él mismo así que decido tomar el control de la conversación.
—¿Eres productor? Lo siento, no creo haberte visto antes—le digo en un tono tranquilo.
Él sonríe y me mira mientras se muerde el labio inferior por unos segundos.
Se inclina y mete la mano en su bolsillo, saca una pequeña tarjeta de color negro mientras que lo observo en cada movimiento, levanta su mirada y me mira a los ojos al mismo tiempo que me entrega su tarjeta de presentación supongo.
—Soy el dueño de una discográfica—pronuncia con seguridad.
Leo la tarjeta entre mis manos y me toma por sorpresa.
Es el sello discográfico más exitoso del mundo, los artistas más escuchados han salido de ella y desde que soy una niña siempre he estado informada sobre esta discográfica pero no sabía que el dueño sería un sexy hombre de ojos oscuros.
Lo observo una vez más y finalmente lo recuerdo.
Baker...
Por supuesto, es su padre.
—¿Sorprendida?—pronuncia con diversión.
Lo miro a los ojos y sonrío.
—No puedo creer que no te conocía—digo.
Él rie y toma otro trago de su mojito.
—Ahora nos conocemos—dice en un tono ronco e insinuador.
Sonrío mientras me muerdo el labio inferior y estoy por guardar su tarjeta en mi bolsillo en cuanto el clima se tensa al aparecer Artemis, se coloca a mi lado y siento rápidamente su brazo envolver la parte desnuda de mi espalda baja. Mi cuerpo se tensa al sentir su tacto y en cuanto los estoy por presentar puedo percibir las miradas poco agradables entre Artemis y Alexander.
Por supuesto que se conocen.
Trago saliva y después de unos segundos muy tensos Alexander decide hablar.
—Te felicito por tu nueva joya, Artemis—expresa refiriéndose a mí.
Artemis tiene la mandíbula tensa y lo noto tragar grueso, lo observo detenidamente y no puedo dejar de ver un nuevo punto débil para escarbar en él. Hay algo raro entre los dos y no lo voy a desaprovechar.
—Siempre tan atento—responde irónico.
La mirada asesina de Artemis está sobre él y realmente el clima se torna oscuro con tan solo sus presencias.
—Tienes suerte Malaika de que Artemis sea tu productor—comienza a hablar el pelinegro —. La presentación que te ha dado ha hecho desear concerte incluso sin saber nada de tí.
Noto que lo hace para joder a Artemis y no sé que carajos sea el problema que tienen entre los dos pero me interesa.
—Bueno Artemis es el mejor para lograr que me sienta una verdadera Diosa—pronuncio segura mientras coloco mi mano en su hombro.
Los ojos celestes me invaden de inmediato y sé que el ego del señor Caniglia es todo lo que tiene.
Alexander nos observa bastante interesado y asiente con la cabeza como si se estuviera respondiendo algo a él mismo.
—¿Nos vamos?—me pregunta mirándome a los ojos.
Trago saliva.
Está demasiado serio y es bastante raro en él.
—De hecho, si no te molesta Artemis—Habla Alexander—. Me gustaría robartela—exresa con doble sentido y Artemis se tensa.
No le gusta para nada.
Y no es sólo competencia, hay algo más.
—Tal vez podríamos tomar unos tragos y conocernos mejor Malaika—pronuncia mirándome a los ojos.
Y toda la carga cae sobre mí.
Ambos me miran expectantes y noto la mirada pesada de Artemis esperando atentamente para escuchar mi respuesta.
No quiere que me vaya con Alexander y en parte no lo veo tan apropiado dejar a todos en un día importante pero estoy aquí para joderle la vida a Artemis y no puedo perderme esta oportunidad.
Trago saliva y finjo una sonrisa.
Quito mi mano de encima de Artemis y él me suelta, lo miro a los ojos y traga grueso mientras su rostro se transforma por completo al notar cuál será mi respuesta.
—¿Te molesta si los alcanzó después?—le pregunto mirándolo a los ojos.
Su mandíbula está cada vez más tensa y sus ojos toman una intensidad oscura.
—Claro que no—pronuncia entre dientes.
Se despide fingiendo que no ocurre nada y se aleja con el ego herido, conozco lo suficiente de él como para saber que se ha ido molesto. Lo veo caminar entre las personas y rápidamente está bebiendo junto a un grupo de mujeres atractivas y sensuales que se le han acercado de inmediato.
Lo observo y suspiro.
Vuelvo mi vista a Alexander y termino de beber todo el trago de un sorbo. Él me mira de una forma particular y aunque mi humor ha cambiado no puedo evitar el hecho de que él es demasiado ardiente.
—¿Quieres ir a otro lugar más tranquilo?—pregunto directa.
Rápidamente esboza una sonrisa atrevida.
—Claro, podemos ir a mi departamento —ofrece.
Asiento y voy en busca de mis cosas al mismo tiempo que le aviso a Barby que me iré, todos quedan sorprendidos y Artemis ni siquiera me dirige la mirada, como si no le importara en absoluto.
Salgo del evento al lado de Alexander Biker y aunque nos llevamos algunas miradas puedo notar que tiene un perfil más bajo que Artemis. Su Jeep aparece y me abre la puerta para que pueda subirme, en cuanto conduce me doy cuenta de que estoy yendo al apartamento de un desconocido pero continuo.
Supongo que su casa es una gran mansión pero va a llevarme a uno de sus departamentos en la ciudad, conozco perfectamente a los hombres con éxito como él y todos los que estaban en ese evento.
Llegamos y me adentro a su departamento lleno de lujos y una decoración muy artística y llena de música. Camino despacio mientras observo todo, Alexander se va a la cocina por dos copas y un vino de reserva. Sonrío cuando me da la copa con vino y hacemos una especie de brindis.
—Me encanta tu departamento—expreso sincera.
Su sonrisa se ensancha.
—¿Y yo?—inquiere con doble sentido.
Mojo mis labios con el vino y luego vuelvo a encontrarme con su mirada, me acerco a él hasta quedar a unos pocos centímetros y examino detenidamente su rostro causando un silencio lleno de intensidad por parte de ambos.
—Puede que me gustes—pronuncio provocativa.
Alexander se ríe.
Se muerde el labio inferior y luego vuelve a mirarme a los ojos con toda la seguridad que se carga.
Corto la tensión sexual separándome de inmediato y lo rodeo para dejar la copa de vino sobre la mesa de vidrio. Él me sigue y observa cada uno de mis movimientos con sus ojos oscuros.
—¿Hace mucho conoces a Artemis?—le pregunto tomándolo desprevenido.
Se rasca la barbilla y tarda unos segundos en responder.
—Hace varios años—dice sin mucho entusiasmo—. Mi padre lo introdujo en este mundo gracias a una propuesta muy buena.
Trago saliva.
Por supuesto que recuerdo esa propuesta, no sólo era para Artemis, lo era para Henry. Esa jodida oportunidad fue la detonante de un problema tan grande como lo es ahora.
El día del supuesto accidente, mi hermano debía presentarse a una reunión de la que participaría el padre de Alexander Biker y nunca llegó pero Artemis sí lo hizo. Él le debe todo su éxito a mi hermano, si Artemis no hubiera mandado a cortar los frenos de su auto hoy el reconocido productor musical sería mi hermano y no él.
Por más que intente verlo de todas las maneras posibles, no soy capaz de entender como la ambición pudo cegar la mente y convertirlo en un asesino de mierda. Muchos años solo necesité una respuesta sincera por parte de Artemis pero luego comprendí que daba lo mismo, su verdad no iba a devolverme a mi hermano y a mi madre con vida. Sólo voy a tener paz cuando lo haga pagar en vida por todo lo que hizo, no creo poder perdonarlo nunca...
Porque es mentira cuando dicen que perdonar a alguien por el daño que nos hizo es necesario para seguir adelante, voy a negarme a ese pensamiento por siempre. Hay personas que no se merecen el perdón y si dices que lo has perdonado pero aún duele, significa realmente aún no lo perdonas. No pienso ser hipócrita, yo no voy a perdonar a Artemis Caniglia nunca. Tan solo quiero llegar al día que pueda perdonarme a mí misma por haber dejado que él sea el causante de todo el daño que me hice.
—Qué bien—expreso falsamente.
Alexander deja la copa de vino y se acerca a mí.
Siento su tacto mientras me coloca un mechón de mi pelo detrás de mi oreja con una gran delicadeza.
—Pero no estamos aquí para hablar de Artemis, ¿Verdad?—me dice en un tono sensual.
Sonrío mirándolo a los ojos.
—Claro que no.
Su mirada baja rápidamente hacia mis labios, siento la atracción sexual entre nosotros y no puedo ignorarla. Me acerco a él y sin darme tiempo a hacer nada me sorprende envolviendo mi cintura para atraerme hacia él y besarme de una forma caliente. Sonrío y me dejo llevar sin negarme a nada, mis brazos envuelven su cuello mientras disfruto de besar a Alexander Biker porque quiero y el sentimiento de que hacer algo con tu propio consentimiento es hermoso e incomparable.
Me dejo llevar por completo y por unos minutos logro olvidarme de todo y todos los que me hacen daño.
Alexander es un hombre atractivo y por alguna razón su presencia me hace sentir libre y yo misma... Él no es Artemis con quién tengo que estar fingiendo todo el maldito tiempo, tampoco es Viggo el cual logra manipular hasta mi instinto natural.
Follar con un hombre al que a penas conoces es lo mejor.
No te conoce lo suficiente como para juzgarte o meterse en tu vida y puedes sentirte libre mientras que disfrutas del placer que te da.
🎙️🎙️🎙️
Alexander detiene el coche y me doy cuenta que ya hemos llegado a L'Olympe. Tomo mi cartera mientras que busco mis lentes de sol para colocarme, él se ha ofrecido de traerme hoy y no podía rechazar la propuesta.
—Gracias por traerme—expreso y me doy vuelta para abrir la puerta.
Él me agarra del brazo deteniéndome.
—Espera—dice.
Lo miro a los ojos y lo veo colocarse sus lentes de sol al igual que yo.
—Iré contigo, tengo que hablar con Artemis—avisa.
Asiento y abro la puerta, salgo y camino ignorando a todo el mundo , me llevo bastantes miradas pero sobre todo cuando Alexander Biker se baja para caminar a mi lado. Nuestra entrada a la productora parece llamar demasiado la atención, camino como si nada y de repente me encuentro con la imagen de Artemis parado a unos metros. Nos observa y analiza de pies a cabeza, su expresión es seria y arrogante. Me repasa con la mirada para luego hacer lo mismo con el hombre a mi lado, su presencia realmente lo tensa.
—Buen día—pronuncio al pararme frente a él.
Traga grueso y noto su mandíbula tensa, me mira y luego continua como si nada ignorándome por completo.
—¿Podemos hablar?—dice Alexander.
Artemis lo mira de mala manera y se mantiene grosero, se da la vuelta y lo veo entrar al ascensor. Alexander y yo lo seguimos y jamás me había sentido tan incómoda como en este momento estando en un mismo ascensor con ellos dos, el silencio es tenso y la enemistad de ambos puede palparse en el aire.
Suspiro y trato de tomar provecho de toda esta situación.
Artemis se esta comportando como un idiota y no entiendo porqué todavía me sorprende, joder, es Artemis Caniglia ya se cansó de intentar ligar conmigo haciéndose el romántico y no necesita fingir que es el hombre más amable del mundo. Seguramente tiene a alguien más en vista y a partir de ahora soy una artista más.
Las puertas se abren y soy la primera en bajar, camino por delante de ellos y me volteo rápidamente para mirarlos. Los engancho en el momento justo en que observaban atentamente mi trasero mientras caminaba, no digo nada y vuelvo a mirar al frente. Me quedo en el living tomando un café de la máquina mientras que veo a Artemis y Alexander meterse en la oficina.
Necesito averiguar cuál es el problema entre ellos.
Saco rápidamente mi celular y pongo la grabadora para luego bloquear la pantalla. Camino hasta la oficina de Artemis y entro rápidamente tomándolos por sorpresa.
—Perdón—me disculpo fingiendo preocupación.
Ambos me miran fijo.
—Artemis, quería preguntarte sobre las ruedas de prensa—le digo mirándolo a los ojos.
Traga saliva y me observa detenidamente.
—Lo vemos después, ve trabajando en lo demás—responde en un tono correcto.
Asiento y salgo de allí. Al cerrar la puerta detrás de mí automáticamente esbozo una sonrisa victoriosa y me felicito mentalmente por haber podido dejar mi celular dentro de su oficina en tan solo unos segundos. Voy a grabar toda la conversación y sabré qué es lo que esconden ambos.
Ahora sí, a tomar mi café tranquila.
Bebo el café mientras observo la vista de la cuidad desde acá arriba a través de la pared de vidrio, aunque llevo varios días acá no tengo relación con ningún colega o las personas de este lugar más que Barby y Milán. Supongo que no estoy tan interesada en hacer amigos y ellos tampoco me ven de buena manera, al parecer solo me ven como una competencia.
En este momento de mi vida lo que menos me importa es como me ven las personas.
Milán aparece con cada de estar amanecido y me río mientras lo observo divertida, camina hacia mí y toma un café de la máquina.
—No te rías de mis desgracias—expresa en un tono desanimado.
Sus ojos cafés me invaden y sonrío, incluso demacrado se ve atractivo.
Ya entiendo porqué a Barby le gusta ser su follamiga.
—Te ves hermosa—expresa tan sensual como siempre.
Me lamo los labios y sonrío dando una vuelta entera para mostrarle mi oufit completo.
—¿Me veo tan sexy como para que me tomes fotografías con tu cámara?—expreso en un tono juguetón.
Él sonríe y sus oyuelos se marcan.
Es bellísimo.
Milán me hace sentir muy cómoda y halagada con él, se encarga de tratarme como si fuera alguien importante en su vida.
—Nunca me negaría a plasmar tu belleza en fotos, Ricitos de oro—me responde de una forma tierna.
Sonrío y lo veo irse a buscar su cámara fotográfica.
Se acerca y comienza a darme indicaciones para colocarme en la mejor luz del lugar, todos nos miran y ni Milán ni yo nos detenemos a darle atención.
Estoy vestida con un cargo ancho de color rojo en conjunto de un un crop top sin mangas y unos guantes sin dedos del mismo color, hoy estoy combinada toda del color rojo, también llevo mis zapatillas Jordan de color rojo y mi cabello suelto junto a los lentes de sol negro que le dan un toque maravilloso a toda mi vestimenta.
Poso de distintas maneras mientras él me toma fotos, me quito los lentes y hago todo lo que me pide Milán para salir en el mejor ángulo. Él comienza a hacerme caras raras y no puedo aguantarme la risa, me río y él continúa con su trabajo capturando cada momento.
—Bien, ahora una juntos—pronuncio.
Él da vuelta la cámara acomando el lente y nos tomamos varias fotografías, algunas serías y otras un poco raras.
Ambos nos paramos de reír al mismo tiempo y él guarda la cámara en su estuche mientras me da una mirada pensativa.
—¿Qué?—le digo.
Me observa en silencio y luego sonríe.
—Deberías reír más —pronuncia con seriedad—. Te ves más bonita y libre...
Mi sonrisa se borra automáticamente y trago grueso al mismo tiempo que esquivo su mirada. Aclaro mi garganta y pongo mi atención en otra cosa para que no note lo tensa que ese tema me pone. Sé a lo que Milán se refiere y me duele saber que incluso personas que a penas me conocen ya lo noten en mí.
Cuando alguien o algo te quita el brillo es muy difícil y doloroso pensar que quizás nunca vuelvas a recuperarlo o si lo haces, no brillará de la misma manera.
Artemis sale agotándose todo el aire con su presencia y noto que tiene mi celular en su mano. Camina con seriedad y toda su arrogancia hacia mí y me da una mirada intensa antes de hablar.
—Te lo olvidaste en la oficina—pronuncia sin ninguna emoción.
Lo tomo y sin antes poder decirle algo nos interrumpe Alexander que se para frente a mí con una sonrisa.
—Tengo que irme, suerte en todo—me dice amablemente.
—Gracias—respondo con una sonrisa.
Se aleja y siento la mirada fulminadora de Artemis sobre mí, giro mi rostro para verlo y me encuentro con sus ojos celestes que hoy brillan más de lo normal.
Trago saliva y su seguridad no se pierde ni un segundo.
—Estás más contenta hoy —pronuncia ronco.
Muerdo mi labio inferior nerviosa y él posa su mirada en mi boca de inmediato causando una extraña sensación en mi estómago.
—Me dura la emoción de ayer—respondo irónica mirándolo a los ojos.
Mantiene su temple serio y observador.
—¿Por el show o por algo más?—inquiere con cierto sarcasmo.
Río con ironía entendiendo su insinuación y corto el contacto visual por unos segundos para luego volver a mirarlo fijamente.
Me acerco unos pasos más hacia él y nuestras respiración se chocan, sin embargo, ninguno de los dos baja la guardia en ningún momento.
—Tal vez sea por algo más—pronuncio con malicia—. Pero no creo que quieras saberlo, ¿Verdad?—expreso con una sonrisa y su mandíbula se tensa por completo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top