━━━Capítulo Uno | Etare
Sus ojitos grises retuvieron las lágrimas que amenazaban con derramarse por sus mejillas, debía soportar el dolor. Debía, pero era demasiado para su pequeño cuerpo.
—Nana, duele mucho, por favor no más—pidió pero fue ignorado por la mujer a cargo de su crianza, la cual siguió atando con fuerza los pies del niño que no pudo contener más sus lágrimas—. Duele mucho, nana.
—Es lo que debe soportar para ser un buen esposo—el niño de adorables cabellos celestes negó entre sollozos, antes de soltar un leve grito cuando sus dedos fueron doblados antes de ser cubiertos por la cinta.
Lo que a ese pequeño niño le realizaban era la ceremonia privada del loto dorado, acción que se lograba quebrando los dedos y los arcos de los omegas al atarlos a la planta del pie con tela. A los alfas del reino le gustaban los omegas con pies pequeños.
—¡No, duele!—lloró antes de ser sostenido por las doncellas a servicio de su nodriza.
—Es una orden del emperador, usted Alteza será comprometido, ¿lo recuerda?—preguntó la nodriza a lo que el chiquillo asintió—. Será casado con el nuevo Rey del Norte, así que sea bueno y dejé que atemos sus pies. Un buen omega hace todo por ser bonito.
—Pero mis piecitos duelen.
—La belleza duele su Alteza, por favor deje de llorar, debemos continuar—el niño negó entre lágrimas, con 12 años sus pies estaban siendo quebrados.
—¡No!
—¿Qué pasa? Tus gritos se escuchan hasta el salón del trono—habló el emperador entrando en toda su gloria de oro y seda, para mirar a su cachorro.
—¡Me duele papi!—lloriqueó el niño esperando que su padre le salvara de aquella tortura.
—Veo que empezaron con la ceremonia del loto dorado. Tus pies serán tan pequeños como tus manos, hijo mío. Y así tú esposo será dichoso en tener un omega bonito como tú.
El niño quedó estupefacto, ¿no le iban a salvar? Se sintió enfermo, su visión se volvió borrosa. Sentía que su lobito lloraba en lo más profundo de su cuerpo. Miró a su padre con ojos suplicantes.
—Papi, no podré caminar si mis piecitos están atados.
—¿Y? Tú deber es ser bonito y pertenecer a un alfa, no debes caminar para eso.
Cerró sus ojitos grises con fuerza antes de negar. No. Él quería correr como otros niños, caminar para ir a los jardines. Ni su lobito podría correr.
—Mami no lo permitiría…—susurró buscando convencer a su padre con la simple mención de la fallecida esposa del emperador.
—Tu madre fue una beta tan tonta, inclusive ella tenía los pies vendados porque sabía que nunca sería tan bonita como una alfa—sus ojitos se llenaron de lágrimas ante eso. Su padre no podía hablar así de su madre, ellos se amaron mucho—. Cuando te parió se suicidó, por la vergüenza de tener un hijo omega que jamás podrá ser emperador, me di cuenta luego de que muerte, que ella era una simple ilusa que buscaba el poder; sin embargo, ante su fracaso tú hermano es el heredero y tú no, solamente serás la herramienta que unirá nuestro reino al del Norte.
—Papi, tengo 12 añitos.
—Tu primer celo será en 4 años. Mientras tu alfa podrá entrenarte para ser el esposo perfecto—dijo el emperador antes de mirar a la nodriza que asintió. El omeguita soltó un grito desgarrador cuando sus dedos en el pie izquierdo fueron quebrados para ser atados con cintas rojas.
No resistió y se desmayó ante el inmenso dolor. Su mente le introdujo en un espacio en negro, en donde el dolor era solo una pesadilla.
El Emperador miró a su hijo menor e hizo una mueca ante lo debilucho que era su vástago.
—Un omega pequeño, débil y llorón—acarició con el dorso de su mano la mejilla húmeda del niño, y sonrió—. Por lo menos saliste bonito, Enosi.
Se dió la vuelta cuando notó los pequeños pies atados.
Por fin se podría deshacer de la vergüenza que sintió cuando tuvo aquel cachorro omega. Y es que las jerarquías estaban marcadas, un omega no entraba en la ecuación de la monarquía. No cuando los reyes debían ser alfas y sus esposas alfas o betas, para así tener hijos alfas. Enosi había sido un error. Uno por el cual su madre se ahorcó la mañana siguiente en la que su hijo nació.
Ahora con doce años había sido comprometido con un alfa desconocido para todos los del reino del Alok al que pertencía Enosi. El pequeño príncipe omega sería entregado en la próxima luna llena, y ya no sería un problema de su reino y padre, sino que quien elegiría lo que le pasara, sería su esposo. Un alfa del cual no sabía absolutamente nada.
Sería obligado a madurar. Dejar sus juguetes para cambiarlos por oficios de emperatriz y esposo, amo de casa y en un futuro madre. No quería, él no lo quería. Pero no tenía otra elección.
Que la Diosa pudiera apiadarse de su inocente alma.
Tenía miedo. ¿Miedo? ¡No! Estaba aterrado y a nada de vomitar. Hace cinco días había llegado la luna llena que indicaba su ida al reino de su prometido. Un grupo de soldados le había acompañado, durante el viaje en carroza lo que duró cuatro días, antes de llegar al mar del Norte, lugar donde debió tomar un barco, y sus escoltas fueron reemplazados por soldados del reino de su prometido, igual que un grupo de doncellas betas que se veían encantadas con lo adorable que era el omega.
Pero aún así el miedo no se iba. Pronto conocería al alfa con el que estaría toda su vida. ¿Y si era malo? ¿Y si era muy mayor? Bueno, eso último si era posible. Para un alfa volverse rey tenía que tener más de 18. Eso establecía la ley.
—Su Alteza—llamó una doncella de nombre Wendy una dama muy correcta en sus acciones—. Debemos tomar medidas para confeccionar su ropa apenas bajemos del barco.
El chiquillo asintió y le miró sin levantarse de la cama en la que estaba. No podía, sus pies estaban quebrados al seguir atados por la ceremonia de loto dorado.
Las betas sin decir nada ante lo que veían en los piecitos del niño, empezaron a tomar las medidas. Era minúsculo, bonito, pero con un semblante triste.
—Tiene un cabello hermoso, ¿por qué es de ese color?—inquirió una doncella acariciando los cabellos celestes del niño.
—En mi reino—empezó a hablar mirando sus manitas—, la monarquía tiene el cabello azul, porque el espíritu de nuestros lobos proviene del agua; aunque el mío es celeste, porque mi madre venía de los lobos de nieve, así que ante la fusión de linajes, mi cabello terminó siendo de este tono.
—Eso le hace único y especial—habló Wendy tomando la medida del cuello del omega.
Enosi asintió algo cohibido. ¿Por qué le trataban bien, si él era un omega?
—¿C-Cómo es el rey?—preguntó en un leve susurro.
—Él es muy bueno con el pueblo, amable, y siempre busca hacer lo correcto. Es un gran rey.
Un gran rey. Eso no convencía nada al omeguita. Ya no confiaba en reyes. Al único que admiraba era a su padre quien le había regalado su vida a un desconocido solo para encontrar recursos monetarios para salvar el reino de la ruina en la que estaba. Alok antes próspero ahora estaba a nada de caer en la desgracia, pero su matrimonio salvaría a muchas personas.
Si debía sacrificar su felicidad por el reino que le vio crecer, lo haría. Lo único que podría hacer siendo un omega era casarse.
—No tenga miedo, todo el pueblo espera que llegue, están ansiosos—dijo Wendy acariciando el cabello del niño.
—¿Me esperan? ¿Por qué?—inquirió confundido.
—¿Conoce la leyenda del sol y la luna?—el niño negó, no era algo de lo que se hablara en su reino—. Se dice que los Dioses del sol y la luna se amaban con pasión, pero su amor estaba prohibido y por eso jamás podrían estar juntos. Un día compadecido de ellos, Terra Diosa del Mundo les ayudó a ocultarse durante una semana para que se pudieran amar sin prohibiciones. El último día en el que ambos amantes estaban compartiendo su amor, el Dios de la Guerra,quien amaba a la Diosa de la luna, lleno de ira y celos, usó su flecha y la clavó en el corazón del Dios del Sol, y este pereció, luna envió el alma de su amante a la estrella de fuego que estaba en el cielo; sin embargo, eso usó mucha magia y ella quedó débil.
»—Compadecida de ella, Terra le convirtió en una loba y así Luna pudo huir. En su vientre llevaba los cachorros que había concebido con Sol. Durante meses se ocultó hasta que sus hijos nacieron. Fueron siete lobos de pelajes dorados, blancos y grises. Luna quedó muy débil y sabía que ya no le quedaría mucho en esa forma y le encomendó sus hijos a Terra, antes de que su alma se deshiciera en polvo lunar que le llevó al astro gris que lleva su nombre. Donde Sol y Luna podían compartir el cielo, y unirse cada cierto tiempo; no obstante, ambos vieron a sus lobitos crecer y les bendijeron, hasta que estos se volvieron adultos humanos con poderes de lobos, se enamoraron y tuvieron hijos, y así sucesivamente. Hasta que todos los humanos tuvieron alguna de las tres jerarquías por bendiciones de la luna y el sol.
—Es una historia triste—comentó el niño limpiando las lágrimas que manchaban su carita, ante el triste relato.
—Pero muy admirada en el reino de Etare, su nuevo reino, a donde será el rey consorte—el de hebras celestes bajó la mirada. Su nuevo reino, no sería de él, porque era un simple omega al que nada le pertenecía, ni las ropas lujosas que usaba—. En Etare el Rey es la representación terrestre del Dios Sol, y la reina de la Diosa Luna. Así que usted será nuestra Diosa terrenal.
—Imposible—murmuró sorprendido.
—Es verdadero, y como tal será respetado por todos en el reino.
El niño negó. Su mente estaba en caos, apenas era un infante que aprendía sobre el mundo, y ahora sería emperatriz, esposo, y representación terrenal.
Era mucho para su mente.
Se acurrucó en la cama y le dio la espalda a Wendy, la chica sonrió levemente, el omega se encontraba muy mal emocionalmente, y eso era algo que debería comentarle al rey.
—Una última cosa, Su alteza—el niño se giró a verla—. Aunque muchos le respetarán por ser el rey consorte, hay otros en Etare que no apoyan esta tradición. Tendrá que ser una fiera que mantenga a raya a sus oponentes, y no un conejo fácil de atrapar.
Y Enosi asintió comprendido aquellas palabras. Ya no era más un infante, ahora debía soltar sus peluches, para ser justo con un pueblo desconocido.
—No encontramos hoy aquí reunidos para la celebración del matrimonio entre el príncipe omega del reino de Alok, con el rey de Etare—la voz del sumo sacerdote resonó en el gran salón, lugar donde se llevaba a cabo la boda.
El omega seguía sin creerlo. Dos días había pasado desde su llegada a Etare, y Enosi no podía dejar de tener miedo. Había conocido a la corte, pero aún no sabía nada del rey. Hasta ese día, en donde debería casarse.
Zarcillos largos con gemas azules y diamantes habían sido colocados en los lóbulos de sus orejas. Wendy colocó una especie de tiar, hecha con hilos de oro y gemas, en sus cabellos. Su ropa era de tonos azules, con organza celeste sobre las mangas y la sobrecola del traje de dos piezas que dejaba ver sus adorables rasgos. Se veía hermoso. Un niño hermoso.
Miró de reojo la mampara que le impedía ver al rey. En Etare los prometidos debían impedir verse hasta que el sacerdote diera fin a la ceremonia. Giró su cabeza para ver a los enviados del reino de Alok y quiso llorar al solamente ver a su nodriza. Más nadie, ni su padre, hermanos o inclusive con su madrastra se hubiera conformado.
Tan miserable e indeseado era para no ser estimado por su propia familia.
El palpitar de su corazón ensordeció sus oídos. Estaba a nada de entrar en un colapso, justo cuando el sacerdote le miró y debió hacer todo lo posible para prestar atención.
—Omega Zhou Enosi. ¿Está usted dispuesto a ser el omega del rey de Etare?
—Sí, estoy dispuesto—exclamó recordando las palabras que su doncella le había hecho aprenderse para ese día.
—¿Se compromete a ser el rey consorte de Etare, cuidar, apoyar y anteponer a su reino ante todo?
—Sí, estoy dispuesto.
—¿Promete amar a Etare como a su rey, y en el futuro concebir príncipes para prolongar la línea de sangre?
¿Estaba dispuesto? No. No lo estaba. Miró a su nodriza la cual le daba una mirada insistente a que respondiera.
—Príncipe Zhou, ¿promete amar a Etare como a su rey, y en el futuro concebir príncipes para prolongar la línea de sangre?—repitió el sacerdote expectante a la respuesta del omeguita.
—L-Lo prometo.
Y el sacerdote asintió, antes de llevar su mirada a un lado, donde debía estar el rey de Etare.
—Mi rey, ¿está dispuesto a tomar a este omega como su rey consorte?
—Sí, estoy dispuesto—una voz un poco grave fue lo que hizo al omega encogerse un poco ante el miedo.
—¿Se compromete a cuidar de su pareja cuando le necesite y brindarle un cálido hogar?
—Sí, me comprometo.
—¿Pomete amar a Etare como a su omega, y en el futuro tener hijos para prolongar la línea de sangre?
—Lo prometo—una lágrima rodó por la mejilla de Enosi ante las palabras de ese desconocido.
—Siendo así, mi rey puede proseguir.
Y la mampara fue retirada, Enosi cerró sus ojos asustado. Escuchó el paso ir en su dirección y abrió los ojos levemente antes de ver al alfa frente a él. Se sorprendió ante lo que veía y abrió más los ojos.
Un alfa joven era lo que estaba frente a él. No muchos años mayor, y que le brindo una sonrisa ladina, antes de tomar el collar de oro con incrustaciones de gemas que el sacerdote le ofrecía.
Se aproximó a Enosi y abrió el collar para mirarle.
—Yo, Jeon JungKook rey de Etare te tomó a tí, Zhou Enosi como mi omega—y colocó el collar alrededor del cuello del niño, representando que ese omega era solo de él.
Un anillo fue dejado en la palma del de hebras celestes que lo tomó y miró al mayor, para deslizar el anillo en el dedo del alfa.
—Y-Yo Zhou Enosi príncipe de Alok, me entrego a tí, Jeon JungKook rey de Etare, para ser tu omega.
—Siendo así, les presento a los reyes de Etare—exclamó el sacerdote presentando a los recién casados como pareja.
Los invitados —que no eran más que los miembros de la corte de Etare siendo 15 personas entre alfas y betas— aplaudieron felices de que ya hubiera un rey consorte.
Enosi miró a su nodriza la cual se levantó y se retiró, ya el omega no pertenecía al reino de Alok, por lo tanto ella no debía estar más ahí.
—Nana—susurró el niño triste.
—Ya no perteneces a Alok, ahora eres de Etare, el rey consorte de Etare, así que no debes preocuparte por la tierra en la que naciste—dijo Jungkook mirando al omega—. ¿Cuántos años tienes?
—12 años.
—Yo tengo 14 años—dijo el alfa sonriendo, antes de ver los pies del omega—. ¿Por qué tus pies están atados?
—¿Qué?—el omega miró sus pies y los cubrió con las telas de su sobrecapa mientras miraba al suelo, y dejaba sus manos en el cojín en el que estaba sentado—. ¡¿Qué hace mi rey?!—inquirió cuando el mayor se inclinó para empezar a soltar las cintas—. No lo haga.
—Mi rey, no puede hacer eso—dijo el sacerdote impidiendo que JungKook continuara.
—Eso es peligroso, esas cintas están atadas con mucha fuerza—habló JungKook preocupado por el niño menor.
—Mi rey, el rey consorte en estos momentos tiene los pies atados por la ceremonia del loto dorado.
—¿El loto dorado?
—Sí, es una practica de Alok en la que los dedos del pie del omega o beta son quebrados, para luego ser atados con cintas, provocando que el pie se quede pequeño. Las cintas no se pueden quitar.
—Pero sus pies son lastimados—Jeon miró al omega—. ¿Quieres volver a caminar y correr?—un asentimiento—. Te quitaré esas cintas, y le diré a los médicos que sanen tus pies.
—Mi rey, no puede hacer eso es una practica del reino de Alok.
—Usted lo ha dicho sumo sacerdote, es del reino de Alok, y el rey consorte ahora pertenece a Etare—y JungKook dio la orden de que todos se retirarán. Al estar solamente él y Enosi se inclinó y empezó a soltar las cintas—. Prometo que haré que vuelvas a caminar, aunque será doloroso al inicio.
—Gracias.
—No debes agradecer, eres un niño aún, debes correr y eso—dijo quitando la cinta roja para mirar los piecitos quebrados. Era doloroso con solo verlo—. Ahora eres mi esposo, y soy algo torpe y no mido mi fuerza, pero prometo que no sufrirás cosas así, Etare es un gran reino.
Y Enosi sonrió. Ese alfa era tan amable con él, tan bueno. Quizás Wendy tenía razón, JungKook parecía ser un buen rey.
Pobre omega, no sabía que en Etare, no todo era bueno.
Sorpresa!
Un fic algo
especial.
Graphics by:
cherrxdark
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top