—¿Entonces tu hermano se está recuperando? —Saeko chasqueó la lengua al ver como su marido asentía con animó— Diablos...

—¿No te alegra? Creí que no querías ver a mi familia en las fiestas e íbamos a tener que ir si mi hermano no se recuperaba...

—Es que cuando me dijiste que tuvo un ataque cardíaco, que estaba grave en el hospital y tal vez no pasaría de esta semana... le hable a una florería —la mujer tomó un sorbo de su café—, y mande la corona más grande que tenían con la frase "Ahora todo será mejor, porque está en un mejor lugar."

—... Saeko —la mencionada sólo suspiró frustrada por eso, aunque su esposo era consciente que no lo hacía por lo incómodo de la situación... si no que por el hecho de que ahora tendría que pedir un reembolso a la florería y eso sería complicado.

Ren solo pudo suspirar mientras volvía a fijarse en la pantalla de su notebook igual que su esposa para seguir trabajando en los proyectos que tenían respectivamente, al menos eso hacía hasta que escucho a Sae llegar y ponerse al otro lado de la isla de la cocina, donde él y Saeko tenían la costumbre de usar para trabajar en un fin de semana, y llamar la atención de ambos golpeando suavemente el mármol con sus manos.

—¿Qué pasa, Sae?

—Tengo un problema.

—¿Me involucra de alguna manera? —la fémina ni siquiera levantó la vista para ver a su hijo, sólo volvió a tomar café mientras tecleaba con una mano.

—Sí —Sae ignoro por completo el bufido de molestia de su madre mientras ésta lo volteaba a ver para escucharle—, como de seguro ustedes recuerdan, a mi no se me inculcó absolutamente nada sobre la navidad por parte de ustedes dos, porque...

El adolescente señaló con sus manos a sus dos padres, claramente indicando que dieran sus razones para no imitar a la mayoría de los padres que solían mentirle a sus hijos, exactamente como él lo hizo con Rin hace poco.

—Porque para mi es una estupidez manipular niños con la promesa de un regalo por parte de un hombre gordo vestido de rojo que viaja por el mundo, para eso existe el miedo —Saeko explicó su punto de vista sin inmutarse en lo más mínimo, Sae prefirió no responder a eso, más que nada porque no le sorprendía, así que su atención pasó a su padre; que alterno su vista entre su hijo y su esposa, que sólo asintió sin mucho interés, dejándole hablar con la verdad.

—Porque como dijo tu madre, el miedo servía más... y también que en mi familia no celebramos estas fiestas, simplemente eran fechas y ya; ya cuando tu tío, mi hermano, se casó, su esposa comenzó a hacernos celebrar la navidad... yo no insistí en eso contigo porque de nuevo, como dijo tu madre, el miedo servía más... —Ren se explicó con algo de pánico ahora mirando de reojo a su esposa, que parecía más que complacida ante esa respuesta, contrarió a Sae, que ahora se sentía más frustrado que antes— ¿Pero a qué viene el tema, Sae?

—El imbécil de Shidou se coló otra vez en casa, no sé cuándo ni cómo, ya lo busque y no lo encuentro todavía, pero después hablamos de eso —Sae señaló a su madre, indicando que por favor se volviera a sentar en su asiento, porque ahora estaba molesta de escuchar que nuevamente Shidou se había vuelto a colar en su casa—; el punto es que el maldito imbécil le hablo a Rin sobre Santa Claus, Navidad y toda esa mierda... y como no tuve el corazón para decirle la verdad...

—Por favor, dime que no nos estás pidiendo que te apoyemos en esta estúpida mentira capitalista de un gordo barbón viajando por el mundo y así, para complacer a tu hijo...

—Usualmente no te pido nada que no sea no molestarme ni dar tu opinión cuando no la quiero... pero ahora, por favor, mamá... ayúdame a que Rin mantenga su ilusión de que hay un viejo gordo barbón vestido de rojo que va por ahí repartiendo regalos a los niños del mundo, sólo tiene dos años... déjale sentir que aún hay esperanza y magia en este mundo —Sae intentó apelar al lado sentimental de su madre, si es que era capaz de sentir algo... pero al ver como parecía más hastiada ante la situación después de escucharlo, contrarió a su padre que parecía tan conmovido que claramente ya estaba con él en el plan, cambió rápidamente de estrategia—. Tu padre me fue a ver a la escuela y me dio su tarjeta, si no me ayudas a mantener la mentira, le voy a decir donde trabajas y tus horarios.

—¡Mocoso manipulador-! —la mujer de cabellos rosados golpeó la isla de mármol mientras se levantaba de su lugar molesta, Ren se puso en alerta en caso de que su esposa se lanzara contra su hijo, pero cuando fue obvio que Sae estaba dispuesto a enfrentarse a su madre, a la mujer no le quedó de otra más que gruñir y chasquear la lengua molesta golpeando la mesa de mármol para volver a sentarse antes de cerrar de golpe su laptop— Bien... te voy a ayudar a mentirle a Rin, pero a cambio no le dices nada a ese hombre.

—Tenemos un trato —tanto madre como hijo estrecharon sus manos para cerrar su trato—. Bien, con eso establecido, vamos a tener que salir...

—¿Salir a dónde?

—De compras, tendremos que llenar este lugar con... "espíritu navideño".

El hombre de cabellos oscuros observó a su esposa e hijo hacer el mismo gesto de asco cuando este último mencionó el espíritu navideño, como si hacerlo conllevara invocar una especie de demonio en su casa.

—Por cierto, ¿dónde está, Rin?

—En la sala, escribiéndole una carta a Santa Claus con los regalos que quiere que le traiga, le dije que solo así Santa sabría qué regalos dejarle...

—¿No tiene dos años? —Sae asintió a la pregunta de su padre, claramente resignado a que Rin le iba a entregar una hoja llena de garabatos sin sentido y tendría que adivinar que había en ella. 

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Como dije antes, esto forma parte de un capitulo especial más largo que no sé si logre completar y no me quiero quedar con las ganas, aparte, como es un especial, no afecta mucho la trama principal y obviamente tirare algún que otro spoiler... aunque algunas partes ya no cuentan tal y como spoiler, porque, de nuevo, tengo esta versión más atrasada que la de Ao3 (eso es apropósito)  

Whatever, nos vemos~