4. ¿Trato?
Llevaba horas caminando por el bosque, tendría que cruzar las Montañas Nubladas y eso me aterrorizaba. Lo peor es que Legolas me seguía de árbol en árbol y se creía que yo no lo oía.
-¿Sabes que tengo el oído de un elfo?-Dije mirándolo.-Si tienes que irme siguiéndo al menos baja y así no estaré sola.-Dije molesta.
Él bajó y se puso a mi lado.
Unos minutos después oí que algo se movía entre los arbustos.
Empezé a seguirlo hasta dar con un conejo.
Lo atrapé y lo examiné, no era un conejo normal.
Era un conejo de Rhosgobel.
-Es un conejo de Rhosgobel.-Dije mirándo a Legolas.-Podríamos enviarle un mensaje a Radagast el Pardo, quizá nos presta un águila.
Le susurré el mensaje a Radagast y dejé suelto al conejo, que se adentró en el bosque.
-Ahora tenemos que esperar.-Dije mientras me sentaba.
-Te ofrezco un trato.-Dijo Legolas. Yo lo miré.-Te acompañaré a Bree tal y cómo le prometí a Gimli, y luego nos separaremos y tomaremos caminos separdos. ¿Trato?
Yo lo miré y me lo pensé.
-Trato.-Respondí.
Me miré le herida.
Aún tenía sangre y quizá estaba infectada.
-Herida, sin familia y sin hermana. Genial.-Dije sarcástica.
Se me cayó una lágrima.
Luego otra y otra.
Y en menos de un minuto me encontraba llorándo.
-No seas tan exagerada. A mí también se me murió la madre, a mucha gente se le mueren personas que ama.-Dijo Legolas serio, y, claramente molesto.
Ahí la furia me entró.
-¿Se te murió la madre, eh?-Dije molesta mientras Legolas me miraba serio. Él tenía los ojos llorosos.-A mí se me murió la madre meses después de mi nacimiento, mi padre, la persona a la que más amaba en éste mundo, a los nueve años humanos. Me secuestraron los orcos hace 14 años. Y en éstos 14 años me acabo de enterar que la Compañía de mi padre, la única família que me quedaba, está muerta. Y mi medio hermana, la única persona que quedaba con mi sangre en la Tierra Media, está desaparecida y probablemente muerta.-Hize una pausa. Cerré los ojos.-Lo peor de todo es que no pude despedirme de ellos.
Me levanté a punto de irme a cualquier sitio a llorar.
Legolas me miraba sorprendido y con pena.
-Lo siento yo... yo me he comportado cómo un completo estúpido.-Dijo Legolas mientras se levantaba y daba un paso hácia mí.
Ambos nos mirábamos a los ojos.
-Lo siento.-Dijo él.
Yo lo miré.
-No lo sabías. Tú no tienes la culpa de nada.-Dije mientras me volvía a sentar con la espalda apoyada en un árbol. Legolas se sentó delante mío.
-No sabía que tenías una hermana...-Dijo serio.
-No sabes nada, Legolas Hojaverde.-Dije seria.
Yo cerré los ojos.
-Se llama Edith, ¿Verdad?-Yo lo miré.-Ayer la nombraste.-Dijo él.
-Sí.-Susurré.
-¿Era mayor o menor que tú?-Preguntó Legolas.
No sabía si responderle, no podía confíar en él. Pero si Gimli confiaba en él yo también lo haría.
-Era mayor.-Dije con la voz medio rota.-Por dos años humanos.
-¿Qué significa medio hermana?-Preguntó él serio.
-Significa que tenemos la misma madre pero no el mismo padre.-Hize una pausa.-Cuándo mi madre conoció a mi padre, mi hermana tenía un año. Su padre había sido muerto unos meses después de que mi madre supiera que estaba embarazada. Un año después me tuvieron a mí y meses después mi madre murió.-Dije seria.
Él tenía la vista al suelo y yo miraba un árbol.
-Siento lo de tu hermana... Debíais de estar muy unidas pese a no tener el mismo padre.-Dijo él serio.
Yo sonreí tristemente.
-Mi relación con ella era difícil.-Dije haciéndo una pausa.-Ella siempre había querido ser una dama, una princesa, cómo yo. Pero ella no tenía sangre real. Mientras que yo quería ser una guerrera. Una guerrera cómo mi padre.-Hize otra pausa.-Por eso siempre discutíamos, porque ella siempre se quejaba de que debía ser una dama y no estar con la espada.-Hize una pausa más larga.- Pero en el fondo, en el fondo nos queríamos, ¿Sabes?
Tenía la voz rota.
-Iré a Bree a ver al hermano de mi madre, es la única familia que me queda. Si aún está vivo me quedaré a vivir con él.-Dije seria.
-¿Y si está muerto?-Preguntó Legolas.
-Entonces me quedaré a vivir a Bree.-Dije.
-¿Y las Montañas Azules?-Hizo una pausa.-¿Ahí no era dónde vivías, antes de ser secuestrada?
-No.-Susurré.-Habrían demasiados recuerdos.
Él me miró, y me acarició la mejilla iba a decirme algo, pero apareció una águila, y luego otra.
Eran dos águilas que aparcaron delánte nuestro.
-¡Radagast!-Dije mientras corría a abrazarlo.
-Mi pequeña Étaín...-Me dijo emocionado. Me soltó y me miró de arriba a bajo.-Y pensar que antes eras una pequeña cría rebelde y peleona...-DIjo riéndose.-Ahora ya eres toda una mujer...
Yo le sonreí.
-Has cambiado muchísimo, mi pequeña.-DIjo tocándome el pelo.-Te has adelgazádo un montón, antes estábas más fuerte... Oh, y antes llevabas el pelo más corto.-Hizo una pausa.-Te lo cortaste sin el permiso de nadie para que te confundieran con un chico y pudiéras luchar con ellos.
Yo solté una carcajada.
-Los orcos me daban de comer bastante bien, yo no como carne, ya sabes, soy medio elfa. Pero aún así a veces me daban carne, aunque no quiero preguntar de que sería.-DIje haciéndo una mueca de asco.-Por eso siempre dejaba la carne en el plato, y a veces no quería comer, ya sabes, quería volver a casa. Y nunca me cortaron el pelo, pero me gusta así cómo está.-Le sonreí.
-Pues la verdad esque estás hermosa...-Me sonrió. Hizo una pausa.-Si ahora te viera tu padre, se sentiría orgulloso de tí. -Hizo otra pausa.-Los orcos te retienen secuestrada durante 14 años, y, cuándo escapas y vuelves a la Tierra Media, lo haces con la cabeza bien alta.
-Ojalá estuviera aquí. Podría haberle enseñado la guerrera que soy.-DIje, con una triste sonrisa.
Él me sonió.
-Tu hermana estaría orgullosa de tí...-Dijo Radagast.
-No lo creo... Nunca fuí cómo ella.-Suspiré.
-De eso se trata, querida. Estaría orgullosa de tí, de que quieras luchar y vengarlos a todos, a ella incluída. Enseñáles que no tienes que ser una dama si puedes ser una guerrera.-Me dijo con una sonrisa.
-Es lo que voy a hacer...-Susurré.
Me giré y miré a Legolas.
-Legolas Hojaverde...-DIjo Radagast abrazándolo.-Gandalf me ha contado mucho sobre tí. No puedo creer que tenga a un miembro de la Compañía del Anillo delánte mío.-Dijo Radagast.
-Radagast el Pardo...-Dijo Legolas sonriénte.-Un honor conocerte.
Se dieron la mano y Radagast se fue en dirección al águila más grande.
-¿A dónde queréis ir?-Preguntó Radagast, ya subído al águila.
-A Bree.-Dije mientras caminaba hácia el águila. Legolas iba detrás mío.
Se subió detrás del águila, y cómo sólo habían dos yo tuve que ponerme delánte suyo. Lo peor esque estábamos muy cerca, demasiado para mi gusto.
Él me rodeó la cintura con los brazos y rápidamente me giré y lo miré. Él me sonrió al ver que nuestras caras estaban a punto me chocarse.
Ahí fue cuándo el águila despegó, y justo en ese momento, mis labios aterrizaron accidentalmente con los suyos.
Maldita sea.
Él me sonrió y yo me puse roja de la verguenza.
Rápidmente me separé de él, pero cuándo iba a girarme, él me besó.
Legolas, hijo de Thranduil me estaba besándo.
Y lo peor es que me gustaba esa sensación.
Me sonrió y yo seguía sonrojada.
Me giré y me sujeté al plumaje del águila.
***
Bueno, aquí está el cap.
Agradecería que votárais en mi nueva novela de Harry Potter.
Se llama Cassie Weasley y es un fanfic de Draco.
Gracias por todo!
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