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La familia Kim siempre había sido unida, desde que nació Jisoo, pasando por Seokjin y finalmente Mingyu, siempre estuvieron los unos para los otros. Siempre los cinco.
Hoy no era la excepción, todos reunidos en torno al padre de la familia.
El señor Kim había sufrido un paro cardíaco. Su corazón había dejado de latir por unos minutos. La noticia de su hijo desaparecido había sido mucho para su frágil corazón.
La señora Kim estaba sentada al lado de su marido apretando su mano, lloraba en silencio por su pequeño Seokjin.
—Listo, mi abogado va a recoger todos los papeles de la compañía —Jisoo guardó su celular dentro de su bolso y se sentó al otro costado de la cama de su padre.
—¿Están seguros que demandar a la compañía es algo bueno para Jinnie?
Mingyu revisó nuevamente su celular, quería tanto un abrazo de Dahyun.
—Por supuesto que es necesario han sido irresponsable con las investigaciones policiales. Cuando... —tembló la voz de Jisoo, se limpió sus lágrimas rápidamente y siguió hablando —cuando lo apuñalaron no investigaron, no les importó y solo lo llenaron de guarda espaldas. Pero siempre estuvo en peligro. ¡Dios! mi hermanito siempre tuvo a alguien queriendo hacerle daño y a la empresa no le importa ¡Qué se jodan ahora!
Su madre se apoyó sobre el regazo del enfermo y Mingyu salió corriendo cuando Dahyun le avisó que había llegado.
Salió al pasillo y corrió hasta ella. La abrazó fuerte. Dahyun le acarició el cabello de la nuca.
—Ya estoy aquí Gyu.
—Esto es una pesadilla, mi hermano y ahora mi papá... Jisoo quiere demandar a la compañía... Mi mamá no para de llorar, yo no sé qué hacer...
Dahyun lo miró con cariño, por qué lo quería. Quizá no estaba enamorada pero Mingyu era por mucho todo lo que le gustaba en un hombre.
Había pensado en algún momento que con su amigo Hoseok podrían iniciar algo pero todo quedó descartado cuando lo vió de nuevo con Soyeon en la universidad.
Hoseok no era para ella, o ella no era para Hoseok. No lo sabía pero cada vez dolía menos. Y Mingyu sin proponérselo mucho estaba llenando todos los espacios vacíos y tristes de su corazón.
Acarició la mejilla de su novio y lo besó dulcemente. Mingyu cerró los ojos y se dejó mimar por la hermosa mujer que tenía en sus brazos.
Dahyun lo abrazó por el cuello y su novio se aferró a ella.
—Estoy aquí para ti, no te voy a dejar solo.
—Gracias, me estoy volviendo loco.
La besó ahora un poco más intenso, saboreó su lengua y su dulce sabor. Mordió levemente su labio y se separó de ella.
Dahyun se sonrojó pero no dejó de mirar a su novio y sus apetecibles labios.
—Creo que es hora de que conozcas al resto de mi familia.
Dahyun sonrió mientras se tomaban de la mano y entraban a la habitación de padre de su novio.
— —
Kim Namjoon observó el charco de sangre que se estaba formando bajo el cuerpo de Seokjin. Gritó para que lo ayudaran a moverlo.
El chico rubio llegó corriendo a la habitación y se sacó su camiseta para parar la hemorragia del hombro herido del cantante.
—Necesita un médico RM, se va a desangrar aquí.
—Cállate Mark. Lo sé, el hijo de puta me golpeó y el arma se disparó ¿Crees que yo le haría daño?
Namjoon tragó y se acercó a Seokjin, puso dos de sus dedos en su cuello, quería escuchar sus latidos.
No había latido.
Seokjin no estaba respirando.
Mark apretó más fuerte su camiseta, ahora llena de sangre sobre la herida. La sangre parecía bajar de intensidad.
—¿Está respirando?
Namjoon levantó la cabeza y negó.
—¡Mierda RM! ¿Qué vamos a hacer ahora?
Apretó más fuerte mientras en silencio pedía que el chico de labios bonitos despertara. No quería volver a la cárcel.
—Vamos a tirarlo al sitio abandonado, ahí viven vagabundos, ellos podrán avisar.
Namjoon se giró y se levantó, le dió un puñetazo a su otro compañero de delito.
—¿Eres imbécil o qué? Yo no voy a dejar que se muera en un maldito basural ¿Sabes quién es él?
Dean rió, aunque su boca doliera por el golpe de Namjoon.
—No creo que sea tan importante si lo trajiste hasta acá maldito degenerado ¿Te lo querías tirar? No te culpo, el hijo de puta esta bien bueno —Dean miró el cuerpo de Seokjin tirado en el suelo mientras Mark insistía con su camiseta para detener la hemorragia —Mira ese culo RM. Por eso estás así ¿no? Te lo querías tirar y no te resultó.
Namjoon volvió a estrellar su puño contra su compañero y lo tiró al suelo mientras lo seguía golpeando.
Mark, con su mano libre buscó latidos y los encontró en su muñeca. Eran leves, pero eran latidos al fin y al cabo.
Seokjin trató de balbucear algunas palabras, Mark se sintió aliviado.
—No hables fuerte, él va a volver —el rubio se acercó todo lo que pudo para escucharlo.
—Yoon-
—¿Qué?
—Yoo —Seokjin tosió por el esfuerzo.
—¿Qué es eso? ¿Un nombre?
Movió sus labios, pero era imposible. Las palabras no querían salir.
—Gi.
Seokjin dejó de hablar y volvió a su estado de inconsciencia.
Mark se pasó la mano por el pelo. Comenzó a pensar que nombre podía ser... ¿Yoon? ¿Yoo? ¿Gi?
Estaba confundido. Pensó en los posibles nombres que pudieran salir de esas palabras, aunque también podían ser personas diferentes ¿Tres personas diferentes?
No tenía sentido.
El pelinegro abrió un poco sus ojos. Mark observó que los mayores seguían peleando.
Volvió su vista a Seokjin.
—Dime bonito ¿qué me quieres decir?—su voz salió más alterada de lo que quería. Estaba entrando en pánico.
—Yoon...
Mark abrió bien los ojos para leer sus labios.
—Gi.
Entonces el rubio lo entendió.
—¿Yoongi?
Seokjin cerró los ojos nuevamente estaba cansado, se sentía tan débil. No sentía dolor, lo único que quería era despedirse de Yoongi.
Decirle que lo amó como nunca había amado a alguien en su vida, quería hablarle sobre su conducta las últimas semanas, pedirle perdón por todo lo mal que lo hizo pasar. Se había equivocado, había perdido al amor de su vida por miedos estúpidos... Por qué era muy tonto sentir miedo por personas que no conocías en lo más mínimo, miedo a sus comentarios maliciosos... Pero el miedo que sentía ahora era mil veces peor.
Tenía casi 27 años y se estaba muriendo.
Había encontrado a Yoongi en el mejor momento de su vida, se había aventurado con él y a pesar de sus dudas salió ganando. Yoongi era por lejos la persona más importante en su vida.
El hombre más importante de su vida y ya no lo vería más.
Una pequeña sonrisa se formó en sus labios mientras recordaba los ojos de su Yoongi, esos ojos tan oscuros y pequeños que miraban a través de él, que lo desnudaba con solo una mirada. Pensó en esa hermosa sonrisa y dientes pequeños.
Una lágrima se deslizó lentamente por su entumecida mejilla.
¿Porqué hacía tanto frío?
¿Sus padres lo estarían buscando?
¿Qué sería de la vida de todos si él ya no estaba en este mundo?
¿Lo extrañarían?
¿Yoongi encontraría un hombre que lo ame como lo merecía?
Otra lágrima.
Él quería ser ese hombre.
Había tocado el cielo junto a Yoongi y lo había echado todo a la basura.
Namjoon tenía razón, siempre fue un cobarde.
Pero, ¿y si tenía la posiblidad de cambiar las cosas?
Sintió que lo levantaban y finalmente dejó de escuchar, dejó de sentir.
Todo se hizo oscuro nuevamente.
Te amo Yoongi.
Perdón por hacerte llorar mi amor...
— —
Mark corrió a buscar las ropas de Seokjin. Escuchaba a lo lejos que seguían discutiendo. Abrió cajones, buscó en el baño.
Pero no había rastro de la ropa del cantante.
Miró la cama en donde yacía el pelinegro, la camiseta aún atada a su hombro, la sangre había dejado de salir.
Mark respiró profundamente.
Caminó hasta la cama y la rodeó, la sangre lentamente comenzaba a tapar todo se agachó y miró debajo de esta. Había una bolsa negra, la sacó y abrió.
Aliviado comprobó que era la ropa del cantante. Buscó el pantalón y casi gritó de alegría cuando tocó el celular. No podía creer que RM fuera tan poco precavido, seguramente era un inexperto en la materia.
Miró hacía la puerta y aún podía escuchar las discusiones.
Bajó su mirada hasta el teléfono y rogó para que este no tuviera clave o cualquier otra cosa que dificulte su uso.
Se lo puso al bolsillo cuando escuchó pasos, metió la bolsa de nuevo bajo la cama y se levantó para volver a donde había estado la última vez que Namjoon había estado en la habitación.
—¿Cómo está?
—La sangre disminuyó pero él está muy débil. Si no lo sacamos de acá no va a sobrevivir una noche más.
—¡Mierda! —Namjoon caminó por la habitación —Vamos a sacarlo de aquí y lo dejaremos en un hospital. En la puerta no sé, después iremos a su departamento y nos llevaremos todo lo que no pudimos sacar antes.
Mark asintió y buscó una toalla del baño, cambió su camiseta por la toalla.
No sabía si Seokjin estaba respirando. Parecía más muerto que vivo.
El rubio salió de la habitación, en la sala estaba el cuerpo de Dean en el piso.
Parecía muerto.
Buscó las llaves del automóvil y volvió a la habitación.
—Voy a encender el auto.
—Si.
Namjoon parecía ido.
Mark salió corriendo mientras sacaba el celular de su bolsillo. Lo encendió y casi grita de alegría cuando el celular lo llevó directo al menú. Buscó entre los contactos, eran demasiados. Por lo que buscó todos los nombres que iniciaban con Y.
Encontró un Yoonie y un Yoon.
Llegó el mensaje de cinco por ciento de batería y comenzó a sudar. Copió el número de Yoonie y Yoon, se los envió como mensaje de texto y los guardó en su teléfono.
Miró a su alrededor pero estaba solo en el pasillo de ese basural que algunos llamaban hogar.
Marcó el número y respiró profundamente, esperaba que la persona que fuera Yoonie creyera en él y ayudara a rescatar al cantante.
La línea conectó.
—¿Hola?
Mark tembló.
—Yo... Hola soy Mark —¡Mierda! no debía decir su nombre —No, no lo soy...
—Voy a cortar...
—¡No! no lo haga...yo tengo información de Kim Seokjin.
Hubo un silencio antes de que el hombre al otro lado de la línea dijera.
—Si es una maldita broma te voy a buscar y te voy a cortar las bolas ¿me escuchaste?
—No es una broma —Mark escuchó voces en la escalera y se apresuró en decir —Mantén tu celular cerca, te llamaré en unos minutos.
El rubio salió finalmente y encendió el motor del automóvil que estaba estacionado cerca de la entrada, el lugar era oscuro podrían sacar a Seokjin sin que nadie los viera.
El lugar de verdad parecía una pocilga.
Dejó el motor andando, pensó en lo fácil que podrían robar el vehículo en un lugar como ese. Entró de nuevo al edificio y no alcanzó a subir las escaleras cuando observó a RM cargar a Seokjin en su hombro.
—¡Abre la puerta!
El rubio corrió al vehículo y abrió la puerta trasera. Entre los dos acostaron al cantante sobre el asiento y rápidamente se subieron a la parte delantera.
Namjoon arrancó por la ruta hacia el primer hospital que encontrara.
—Revísale el pulso—gritó mientas miraba a Seokjin por el espejo retrovisor.
Mark se movió y puso sus dedos en el frío cuello del mayor. Era leve pero podía sentir los latidos.
—Hay pulso, es mínimo pero hay.
Namjoon suspiró y aceleró.
—Lo dejaremos en el Hospital universitario.
Mark sacó su celular y se pasó al asiento de atrás.
—Voy a revisar la herida —tocó la pantalla y fue directo a mensajes buscó el número de Yoonie y escribió.
—Hospital universitario de Incheon.
Apagó el celular y se mantuvo ahí al lado de Seokjin mientras llegaban al hospital
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2/4
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