• 35 •
Yoongi respiró nuevamente una vez que estuvo fuera del imponente edificio, una parte de él quería quedarse ahí, esperando. Tenía la vaga esperanza de ver a Seokjin correr tras él pidiéndole perdón, diciéndole que se había equivocado, que el estrés lo tenía hablando cosas sin sentido.
Pero Yoongi sabía que eso no pasaba, eso solo ocurría en las películas que veía su amigo Hobi. En donde todos terminaban felices a pesar de los obstáculos y lo que sea que se interpusiera en la pareja principal.
Suspiró y comenzó a caminar, metió sus manos a los bolsillos. Se odió por no haber llevado más dinero, pero que iba a saber él que lo iban a dejar esa noche. Buscó un taxi, pero no había nada, era muy tarde después de todo.
—Señor Min.
Yoongi se giró asustado, había caminado solo unos pasos cuando una voz masculina lo detuvo. Se giró despacio y suspiró de alivio al ver quien era.
—Dios, no me asustes así, en medio de la noche.
Oh Sehun sonrió —Lo siento, ¿se acuerda de mi?
—No me trates como si fuera mayor que tú por favor.
—Si, bueno, es la costumbre.
Yoongi lo quedó mirando, se estaba poniendo un poco nerviso bajo la atenta mirada del guardaespalda. Sehun parecía pensativo mientras lo miraba a los ojos.
—¿Tan mal me veo? —sus lágrimas otra vez amenazando con salir.
—No, solo... Nada... Yo ahora me voy, me vienen a relevar ¿quieres que te lleve? Estás un poco lejos de casa.
Yoongi no queria caridad, menos si la orden la había dado Seokjin.
—No, gracias. Buscaré un taxi.
—Son las una de la madrugada... Vamos, te llevo.
—¿Él te envió...?
—No. El señor Kim no lo sabrá, no te preocupes.
Claro que no lo había enviado, ¿por que Seokjin se preocuparía de él después de todo lo que le dijo?
Sehun revisó su celular mientras Yoongi se decidía a irse con él o vagar en las calles mientras conseguía un taxi.
—Ok, vamos.
Sehun asintió y se encaminaron hacía el vehículo que estaba estacionado cerca del edificio.
Yoongi cerró los ojos un momento, su cabeza comenzaba a doler producto del llanto. Todavía no entendía que había pasado esa noche, ¿qué le había pasado a Seokjin? ¿de verdad había sido todo sexo?
Quería llorar de nuevo.
—¿No te molesta la música?
—No, mientras no sea ninguna canción que hable de amor estará todo bien.
Sehun rió puso una radio cualquiera y siguieron en silencio hasta que llegaron a casa de Yoongi.
—Gracias por traerme, me iba a congelar esperando un taxi —sonrió por primera vez desde que había llegado hasta el edificio del cantante.
—No es nada —Sehun sacó de su chaqueta una pequeña tarjeta -ten, este es mi número, llámame cuando necesites un chofer de confianza.
Yoongi arrugó su ceño pero la tomó de todas formas —Gracias.
Se bajó del automóvil y caminó lentamente hasta su puerta, rogaba que todos ya estuvieran durmiendo, no se sentía preparado para dar explicaciones.
Holly lo recibió agitando su cola frenéticamente. Sonrió para el y se dirigió de inmediato a su habitación al escuchar a alguien en la cocina.
Se metió a su baño y dejó a Holly arropado en su cama.
Cuando salió su madre lo estaba esperando sentada en la silla de su escritorio.
—Pensé que no vendrías a dormir hijo.
—Yo... Me arrepentí, quería ver a Holly.
Min Hye asintió en silencio, observó los ojos rojos de su único hijo. Estaba un poco más pálido que lo habitual, se veía totalmente deprimido.
—Hoseok me dijo que volverá a su casa...
—Oh si, Jiwoo Noona lo debe extrañar.
—Eso quiere decir que me voy a quedar sola cuando obtengas la beca.
—Todavía no sabemos si la tendré mamá —aunque estaba rogando por que lo enviarán lo más lejos de Corea.
Quería desaparecer.
—Me voy a preparar por si acaso —su madre sonrió y se colocó un mechón detrás de su oreja.
Era muy hermosa, Yoongi podía decir con seguridad que a sus 48 años Min Hye era una mujer muy atractiva, él sabía que tenía algunos pretendientes, pero ella jamás le había presentado a ningún hombre. Y Yoongi se estaba preocupando, no quería que su madre se quedara sola.
Pronto él se iría, si no ganaba alguna beca de todas formas se marcharía. No quería vivir en la misma ciudad de Seokjin, no quería tener que ver su rostro en todos lados.
Quería escapar.
—No quiero ser grosero pero tengo sueño... Estoy cansado.
—Oh, si... Tienes razón yo también iré a dormir —su madre se levantó de la silla y se acercó a su hijo —Cuando estés listo para hablar conmigo no dudes en buscarme... Te amo cariño.
Hye se acercó a la puerta pero antes que pudiera salir sintió que Yoongi rodeaba su cintura con sus brazos mientras lloraba aferrado a su espalda.
—¿Por qué no puedo ser feliz mamá? ¿Que hay de malo en mí? —sollozó apretando a la mujer que lo amaba incondicionalmente.
Min Hye se quedó paralizada unió sus manos con las de su hijo y las acarició suavemente. Esperó a que la respiración de Yoongi se regulara y se giró para abrazarlo.
—Llora todo lo que quieras bebé. Aquí está mamá, siempre estaré a tu lado.
Como un niño pequeño fue guiado hasta la cama, se sentaron y Yoongi apoyó su cabeza en el hombro de su madre. El llanto paró luego de unos minutos, Holly despertó y se acercó a ellos, hundió su hocico bajo el brazo de su dueño para que este le hiciera cariño.
—Él me dejó.
Hye cerró los ojos. Dolía, dolía mucho ver a su hijo en ese estado nuevamente. Primero había sido Jimin, ese mismo niño que Min Hye había querido como un hijo más, la desilusión había sido tan grande que muchas noches Hye lloró por haber perdido al pequeño Park.
Pero más allá de lo que ella podía sentir, desilusión, pena o rabia, siempre su prioridad era su hijo. Y su pequeño, ya no tan pequeño, merecía personas que lo quisieran de verdad, alguien que lo respetara y no que lo desechara como si fuera un envoltorio de papel sin uso.
Su hijo merecía mucho más.
—¿Por qué no puedo ser feliz mamá?
—Cariño, si buscas la felicidad en otras personas difícilmente vas a ser feliz, hay pequeños momentos en nuestras vidas que nos pueden llenar el corazón; leer un buen libro mientras llueve por ejemplo, caminar sobre las hojas en pleno otoño, ver un hermoso atardecer... Hay muchas cosas que te pueden dar felicidad.
Yoongi la miró con una pequeña sonrisa, su madre tenía razón, habían cosas que aunque por muy pequeñas que puedan ser le daban calidez a su corazón.
—Tienes un par de amigos que te aman hijo, eres bueno en la Universidad... Tú sabes que yo constantemente me rodeo con la muerte, hay bebés que jamás logran respirar por si solos cuando nacen, otros mueren al mes de haber nacido —Min Hye apretó la mano de su hijo con cariño —que puedas despertar cada mañana es es un regalo ¿no crees?
Cerró los ojos y rió bajito —Mamá te voy a cobrar derechos de autor.
—Me gusta esa canción, deberías inscribirla.
—No... Mis letras no son para venderlas, lo hago para desahogarme.
—Lo sé cariño.
—Además esa canción la hice para tí.
—No te aferres a su recuerdo y si tienes la posibilidad de perdonar hazlo amor.
—¿Sabes que me estas pidiendo cosas opuestas? Me estas diciendo que lo deje ir pero que si vuelve lo perdone ¿entendí bien?
Hye sonrió y besó la frente de su hijo.
—Piensa en eso. Te amo.
Se levantó y acarició a Holly un momento antes de despedirse y salir de la habitación.
Yoongi se paró y buscó su pijama. Observó su armario un momento. Habían algunas prendas de Seokjin ahí, una camiseta demasiado grande para él, un pantalón y una bufanda enorme.
Cerró el armario y se acostó con Holly a sus pies, revisó su celular, le envió un rápido mensaje a Mingyu. El menor temprano ese día le había dicho que su hermano había ido a hablar con su padre al hospital, le había dicho que vaya a ver a Seokjin, que seguramente necesitaba hablar con Yoongi.
Y él había ido...
Se tapó hasta la nariz y una lágrima se deslizó por su mejilla.
Cerró los ojos tratando de dormirse, pero el dolor de cabeza era insoportable.
Se giró en la cama, se limpió las lágrimas que habían logrado caer. Se sentía un imbécil, su pecho seguía doliendo.
Se puso de espalda y volvió a tomar su celular, se había hecho una cuenta para cada red social, ante el silencio de Seokjin no le había quedado de otra que verlo en imágenes y videos que subían sus fans a las distintas plataformas.
En Twitter vió un video de él bailando, agitando una botella en el aire. Se veía gracioso.
Encontró también una imagen del cantante sentado frente a un piano, se veía tan hermoso, su cabello estaba abierto en el medio y sus perfectas facciones hacían gala de lo bello que era.
Suspiró, Seokjin parecía un ángel. Aunque para Yoongi esa noche le habían parecido más un demonio que nada.
No había ninguna foto o video de aquel beso que el mayor la había dicho, seguramente estaba jugando con él, preparandolo de cierto modo.
Y al parecer Yoongi no había entendido el mensaje, todo lo contrario.
Dejó su teléfono en la mesita auxiliar y se arropó nuevamente.
Esa tarde, después de su paseo con Hobi había decidido arreglar las cosas, hablar con él, preguntar lo que no entendía y al final de la noche poder dormir abrazado a su novio.
Pero nada de eso pasó, Yoongi había buscado una de las tantas fotografías que tenia de él cuando era pequeño. Siempre supo de las ganas de Seokjin por tener una imagen de él cuando era más pequeño. Entonces buscó una en donde se viera muy adorable y la puso dentro de un sobre.
Había perdido su fotografía favorita.
Apagó la lámpara y cerró los ojos con la esperanza de que los recuerdos se fueran de su mente. Quería odiar a Seokjin, pero lamentable lo amaba demasiado para hacerlo.
Se quedó dormido finalmente mientras era observado por su amigo Hoseok quien estaba parado en el marco de la puerta.
—Sra Min, ¿usted cree que va a estar bien? —susurró el bailarín.
—No lo sé hijo, espero que sea fuerte y lo supere rápido.
Hoseok hizo una mueca y cerró despacio la puerta.
—Yo me quedaré unos días más. No quiero que salga a emborracharse o que deje de comer, no de nuevo.
—Gracias hijo. Agradezco que estés en su vida.
—Él es mi hermano, como no voy a estar con él.
Min Hye sonrió con afecto para el muchacho de cabellos rojos. Realmente lo queria como si fuera su propio hijo. Estaba muy agradecida con él.
—Me voy a dormir, buenas noches señora Min.
—Buenas noches hijo, descansa.
Cada uno se fue a su habitación esperando que el próximo día sea mil veces mejor para Yoongi.
—
Seokjin deslizó su espalda por la pared de su sala apoyó su cabeza entre sus piernas y lloró.
Había sido un imbécil y lo sabía.
El miedo y sus inseguridades había ganado la batalla. Había hecho sufrir a la única persona que no esperaba que el fuera perfecto las veinticuatro horas de día, alguien que no sólo había estado con él por su rostro perfecto, por su cuerpo esculpido, o eso quería creer. Que las motivaciones del rubio no eran interesadas, y aún lo creía.
Y dolía mucho más.
Dolía ser cobarde, dolía ser un idiota y dolía tanto haber perdido al hombre que amaba.
Se limpió las lágrimas y su mirada se enfocó en la mesita de centro, Yoongi había dejado algo antes de irse.
No lo quería ver.
Porque si lo veía saldría corriendo detrás de él, trataría de arreglar las cosas y pediría perdón... Pero todo seguiría igual a la mañana siguiente.
Yoongi no merecía eso.
Yoongi merecía un hombre que pudiera tomar su mano ante todo el mundo y no sentir miedo de los comentarios maliciosos o de las burlas de sus colegas.
Aunque realmente Seokjin no sabía que reacción hubiese tenido el mundo al enterarse de su homosexualidad.
Su cobardía no dejó que supiera.
Finalmente se paró y llegó hasta su habitación, se desplomó sobre la cama, giró su rostro y observó su pequeña flor. La tenía a un costado de su ventana.
Tragó y las lágrimas nuevamente comenzaron a caer.
Se había apresurado con Yoongi, había pasado todo demasiado rápido. Primero el viaje a Nueva York, sus encuentros en la Universidad, las decisiones de Seokjin sobre su futuro, etc.
Se había aventurado demasiado rápido, sin medir ningún tipo de consecuencia.
Y ahora otra vez estaba solo.
Siempre solo.
Buscó su celular y lo apagó, no quería hablar con nadie.
Cerró los ojos y se dejó llevar por el cansancio y la pena. Pronto comenzó a soñar con oscuridad y un hombre que lo observaba, el hombre vestía de negro y estaba tan cerca de él. Todo se vean tan real, pero Seokjin no tenía miedo después de todo se trataba de un sueño y en su habitación no había nadie.
¿Cierto?
—
Al otro día Seokjin despertó con dolor de cabeza, lo esperaba después de quedarse dormido llorando.
Se levantó para ir al baño, tomó su celular y lo encendió. Mientras el aparato se encendía Seokjin se lavó la cara y los dientes.
Revisó el teléfono. Tenía al menos diez llamadas perdidas de Mingyu, otras de Jisoo, un mensaje de texto de Jungkook y ningún mensaje de Yoongi.
Y aunque era de esperar luego de todas las mentiras que le había dicho la noche anterior.
Solo sexo.
Se odiaba tanto. Jamás pensó en Yoongi como un hombre para la cama, nunca. Él siempre fue algo especial desde la primera vez que habían dormido juntos en Nueva York.
Esa primera vez había sido gloriosa.
Todas las veces que estaba con Yoongi eran momentos mágicos.
Respiró profundo y marcó a su hermano menor.
—¡Por fin encendiste tu teléfono Hyung!
—Hola Gyu.
—Hyung ¿qué pasó con Yoongi?
—No quiero hablar de eso —suspiró.
—Hyung ¿terminaste con él?
Tragó duro y salió del baño con el teléfono en su oreja. Se sentó en la cama.
—¿Hablaste con él?
—Yo no quería meterme en tu relación Jinnie, pero hace unas semanas que Dahyun me comentó que Yoongi Hyung estaba triste... Triste por ustedes.
—Lo sé, han pasado cosas... Gyu de verdad no quiero hablar de esto ¿si?
—Eres un tonto Hyung. Lo vas a perder.
Seokjin alejó el teléfono para cerciorarse de que su hermano menor había cortado la llamada luego de esas últimas palabras. Sonrió con tristeza al darse cuenta que Yoongi estaba implicado en su vida mucho más de lo que él creía.
Se duchó, vistió y salió de su departamento. Se miró en el espejo de su automóvil y no se reconoció.
Estaba demacrado, tenía los labios resecos y ojeras bajo sus ojos.
Nunca se había visto tan deplorable.
Salió del estacionamiento de su departamento y aceleró.
Después de casi media hora se estaba estacionando en casa de sus padres. Activó la alarma, observó el automóvil de su guardia de seguridad, era nuevo, por lo que no recordaba su nombre.
Golpeó a la puerta e inmediatamente la señora Lucy apareció en el marco de la puerta.
—Joven Jin ¿cómo está?
—Hola señora Lucy —sonrió y entró en la casa sin responder a la pregunta. No era necesario, su rostro hablaba por sí solo.
Caminó por la casa, sabía que a esa hora Jisoo estaba en el hospital y su madre seguramente estaría en cama. Y esperaba que Mingyu no estuviera en casa.
—¿Hyung?
Seokjin se quedó en medio del pasillo, se giró para observar como su hermano menor salía de la cocina con un vaso de agua en su mano.
—Hola Gyu.
—¿Qué haces acá? Pensé que estarías pidiéndole perdón a Yoongi Hyung.
El pelinegro alzó una ceja.
—Vine a ver a mamá.
Mingyu alzó los hombros como si no le importara realmente que su hermano mayor, al que por cierto no veía casi nunca, estuviera en su casa ese día.
—Está durmiendo aún.
—¿Qué te pasa conmigo? —Seokjin se acercó a su hermano.
—Estoy enojado Hyung.
—¿Por Yoongi? —el pelinegro bufó —No puedes molestarte por qué ya no estemos juntos. Tenía que pasar.
—¿Por qué lo hiciste?, Él te quiere Hyung y yo le tomé cariño.
—No te estoy pidiendo que no lo veas Mingyu, jamás te diría algo así.
—Lo sé, pero va a ser incómodo yo no sé qué pensará él de mí.
Seokjin tragó el nudo que se formó en su garganta. Su hermano se había encariñado con Yoongi y dolía verlo así.
—Yo, lo siento...
—A mí no tienes que decirme eso Hyung.
Mingyu pasó por su lado y se encerró en su habitación.
Seokjin suspiró y entró a la habitación de su madre, estaba sentada mirando televisión.
—Cariño, no sabía que vendrías.
—Hola mamá —el pelinegro se acostó al lado de ella y apoyó su cabeza en su hombro y la abrazó por la cintura.
—¿Qué pasó bebé?
—Nada. Estaba por aquí cerca y decidí venir a verte.
—Me parece perfecto cariño. Estaba por mirar ese programa que veíamos juntos en las mañanas ¿te acuerdas?
—¿El de cocina?
—Si. Jinnie ¿tomaste desayuno?
—No. Salí temprano de la casa —mintió.
Su madre se enderezó en la cama para levantarse.
—Iré a buscar algo para comer.
—No mamá, yo voy. Acuéstate.
Seokjin se levantó rápidamente y fue directo a la cocina.
Buscó jugo, leche unos planes dulces que encontró. Hizo tostadas con huevo, tal y como se las había hecho Yoongi alguna vez en su departamento.
Observó el plato listo. Su corazón comenzó a doler en su pecho, se sentía miserable.
¿Cuándo se acababa la tristeza y la culpa?
Limpió sus lágrimas y volvió ala habitación de su madre.
Se acomodaron y tomaron desayuno en silencio mientras miraban la televisión. Seokjin quería tomar atención, quería aprender esa receta pero su mente estaba en otro lugar.
Sus pensamientos vagaban entre las noches con Yoongi, las cenas con la señora Min y también Hoseok... Le había fallado al mejor amigo de Yoongi también.
Había fallado con tantas personas y también había fallado con él mismo.
—Hijo —su madre tomó suavemente su mano —no comiste nada ¿estás haciendo esa ridícula dieta nuevamente?
—No tengo hambre má. Y no estoy a dieta, mi peso está en el límite.
—Bien.
—Mamá...
—Si hijo.
—Estoy enamorado de un chico genial, que me ha acompañado estos meses en mis peores momentos, me ha dado consejos de cómo seguir adelante, cómo seguir mis sueños... Y yo anoche lo dejé... —mordió su labio que temblaba por las ganas de llorar que estaba aguantando —yo lo amo mamá, anoche me equivoqué y me asusté... Y lo perdí. Ahora no sé qué hacer.
—¿Pedir perdón?
Su madre se giró y le limpió las lágrimas que caían por la mejilla de su hijo.
—Él me debe estar odiando. No quiero verlo enojado.
—¿Desde cuándo tienes tanto miedo hijo? —su madre lo miró con cariño.
—Creo que perdí el valor en algún momento.
—Búscalo Jinnie, no dejes que el miedo te aleje de alguien tan valioso como ese chico.
—Lo sé. Soy una mierda mamá le dije cosas horribles, cosas que no siento en absoluto —tembló mientras su madre lo abrazaba —lo hice llorar... Él en un principio no me hacía caso y hasta podría decir que me odiaba y yo insistí... Lo busqué, lo llevé de viaje...
—Ya hijo, llora, está bien llorar. Te equivocaste pero si quieres aún lo puedes remediar. Pero antes que eso debes entender por qué lo dejaste, que te llevó a hacerlo, solo después de entenderlo podrás mostrarte entero para él y no solo una parte de ti.
—Él no merece alguien como yo mamá —Seokjin seguía llorando aferrado al abrazo de la mujer que le había dado la vida.
—Basta Seokjin, tú no eres un mal hombre, solo te equivocaste, si sientes amor en tu corazón puedes cambiar las cosas.
—Tengo miedo mamá, siento que mis fans no me van a apoyar, la prensa no va a parar de hablar de mi homosexualidad... No estoy preparado.
—En ese caso déjalo ir. Ese chico merece alguien que esté al cien por ciento y no a medias.
Dolió, las palabras de su madre quemaban en su pecho, pero tenía razón.
Tenía mucha razón.
◈◇
Más tarde ese día Seokjin atacó el pequeño bar que tenía en su departamento y se tomó todo el alcohol que encontró.
Tirado en la alfombra de felpa cerró los ojos, tenía ganas de vomitar por todo lo que había tomado. A lo lejos sintió la puerta abrirse, pero no se movió.
No podía.
Sus párpados pesaban sobre sus ojos. Sintió que alguien lo tomaba en brazos.
¿Quién era?
Lentamente sus ojos se fueron cerrando, sintió frío y una puerta cerrarse.
Y después...
Absoluta oscuridad.
≪ °❈° ≫
Holaaaaaa
Me había demorado, lo sé...
En fin ... Desearles una linda semana a todos y todas.
¿Qué creen que pasó con Seokjin?
Ya lo veremos en el próximo capítulo 😊
Muchas gracias por sus mensajes que me dejan por interno.
Eso es todo ...
Aprovecho de promocionar mi otra historia
"Llámame Seokjin"
No sean malos y vayan a darle amor 😂
Nos leemos pronto ❤️❤️❤️❤️
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