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-¡Mamá, estoy en casa! -Yoongi dejó su bolso en la entrada de su casa mientras se dirigía a la cocina.

Seokjin observó la hermosa casa, las paredes de un tono amarillo claro, iluminaban el lugar una ventanal y una pequeña ventana lateral. La decoración era sencilla pero de un muy buen gusto. Observó la chimenea apagada y arriba de esta habían una hilera de porta retratos, en ellos se apreciaba en pleno a la familia Min, en una fotografía estaba Yoongi pequeño de unos cuatro o cinco años sentado en las piernas de un hombre, ambos muy parecidos. Ese hombre claramente era su padre.

Sonrió al pasar a la siguiente fotografía, en ella se apreciaba a Yoongi en lo que seguramente eran su primer día de colegio, ojos pequeños, mirada cansada y un puchero en los labios, definitivamente el pequeño de la foto no quería estar en aquel lugar ni menos ser fotografiado.

-¿Te diviertes? -Yoongi llegó a su lado y también observó aquellas imágenes sobre la chimenea de su madre.

-Te ves realmente adorable con tu cabello negro y ese abrigo azul.

Yoongi hizo una mueca.

-Mi madre aún no llega, pensé que me estaría esperando -Yoongi se sentó en su sofá.

-¿Y si salió a comprar?

-Puede ser, aunque el auto está afuera estacionado.

Seokjin arrugó el ceño.

-¿Buscaste en toda la casa?

Yoongi lo miró con cara de pocos amigos.

-Claro que si, mientras tú estabas mirando mis fotos cual psicópata. -Yoongi bufó molesto.

-No es así -Seokjin se sentó a su lado y se inclinó sobre el cuerpo del peliazul, buscó su boca para besarlo. -Yo solo quería ver como te veías de pequeño -susurró en su boca, Yoongi sonrió avergonzado.

Seokjin tocó suavemente su mejilla y lo besó lentamente mientras lo tiraba hacía el sofá, con su lengua trazó una línea por su labio inferior y mordió despacio haciendo gemir a Yoongi.

-Si no me dejas levantarme...-Yoongi se estremeció cuando Seokjin le besó su cuello y tocaba su abdomen por debajo de su camiseta blanca -Mi madre... mi madre nos verá follando el el sofá de la abuela.

Follar. Seokjin estaba odiando esa palabra.

Se levantó del sofá y rodeó la pequeña mesa de centro, se dirigió a el ventanal del frente y miró hacía el tranquilo vencindario.

-¿Quieres tomar algo? -Yoongi se levantó también pero se quedó a una distancia prudente del pelinegro.

A ti, hubiese querido responder Seokjin, pero su humor había descendido abruptamente y no quería bromear, no por el momento.

Mirando por la ventana las bonitas y coloridas casas Seokjin sintió nostalgia de su propia casa, de sus hermanos, de la vida que había dejado tantos años atrás cuando aún era tan jóven.

Se giró y miró a Yoongi quien estaba parado en medio de la sala. Vestía nada más que una camiseta blanca, un pantalón negro ajustado y zapatillas negras. Era sencillo pero delicioso a la vista, su camiseta era holgada y dejaba ver su hermosa y besable clavícula. Seokjin lo observó hasta que Yoongi arrugó su ceño.

-¿Te pasa algo, porqué me miras tanto?

-Eres precioso.

-Claro hyung -Yoongi se giró para dirigirse a la cocina. Estaba avergonzado, Seokjin estaba todo el tiempo diciéndole lo hermoso y perfecto que era y ya le estaba molestando, le hacía sentir incómodo ese tipo de halagos.

El pelinegro se quedó cerca de la ventana, a lo lejos pudo apreciar la camioneta de Jungkook. Decidió que era buen momento para volver a su solitaria casa y así su guardaespalda personal también volviera a la suya junto a su familia.

Caminó hasta la cocina y se encontró con Yoongi apoyado en uno de los mesones con los ojos cerrados.

-Me voy a tener que ir -Yoongi saltó de susto cuando lo escuchó. -Jungkook debe querer ir a casa.

-Claro, no puedes vivir sin tu perro guardián.

-No seas grosero Yoongi, él está conmigo siempre por algo. Ya te lo había comentado antes. No seas celoso

Yoongi se rió.

-Lo sé y no me importa mucho en realidad... no te hagas ilusiones Seokjin.

-¿De qué estás hablando ahora? -Seokjin cruzó sus brazos sobre su pecho.

-Lo que pasó en el viaje se queda ahí ¿si?

El cantante tragó nervioso.

-¿Por qué? -Seokjin se acercó, su corazón latiendo fuertemente en su pecho. -¿Por que no quieres estar conmigo?

-No me siento cómodo a tu lado -Yoongi se encogió de hombros.

-¿Qué? -Seokjin sonrió no queriendo creer lo que el peliazul estaba diciendo. -No parecias tan incómodo la otra noche cuando...

-Estaba caliente, nada más. Y eso es todo, eres divertido y todo lo que quieras, pero la vida que llevas no me hace sentir seguro. Además nunca hablamos de una especie de relación ¿cierto?, yo viajé por que me lo pediste... la pasamos bien y eso es todo.

Seokjin se sentia tan perdido, no entendía de que estaba hablando el menor. Y estaban doliendo aquellas palabras, no podía pensar con claridad en aquel lugar, no cerca de Yoongi.

Claramente él se había hecho ilusiones.

-Mejor me voy... -Seokjin se giró apretó sus puños dolorosamente, pero era eso o largarse a llorar en medio de la cocina.

Yoongi lo siguió hasta la puerta.

-Gracias por el viaje... por todo, pero...

-No digas nada ¿si? -Seokjin salió de la casa casi corriendo. Llegó a su auto y rápidamente se alejó de aquel lugar.

Yoongi dejó caer su espalda sobre la puerta ya cerrada.

Es lo mejor pensó, él no podía lidiar con una relación, no quería una, menos con un jodido famoso que iba hasta el baño acompañado. Seokjin era mucho para él, era demasiado abrumador.

Caminó hasta su dormitorio, respiró el olor familiar en sus almohadas mientras se dejaba caer en la cama. Él sabía que Seokjin era el sueño de muchas personas, y el estaba completamente seguro que si se hubieran conocido en otras circunstancias, en otro momento, Yoongi no dudaría ni un segundo en tomar su mano. Pero no era así, Yoongi estaba desilusionado del amor, de los hombres, la traición de Jimin lo había dejado más dolido de la que él quería aceptar.

Se giró en su cama y cerró los ojos.

Esto es lo mejor, mantenlo alejado de ti y toda la mierda que te rodea Yoongi.

-¿Hijo?

Su madre entró en la habitación y se sentó en la cama.

-Hola -Yoongi se giró para mirar a la linda mujer que lo miraba con una radiante sonrisa en su rostro.

-¿Cómo te fue?

-Bien.

-¿Solo bien?, no me mientas Yoongi, llegaste antes de lo planeado.

-Todo está bien, le pedí a hyung que adelantara el vuelo... extrañaba mi casa creo... no lo sé.

-Claro...

-Es la verdad mamá.

-Bueno entonces debería agradecerle a ese apuesto muchacho que trajo a mi bebé sano y salvo.

-No es para tanto.

-Claro que si hijo, ese chico debe tener una agenda apretada y todo bien calculado con sus viajes. Lo adelantó por tí. No es eso adorable.

Yoongi se quedó en silencio.

-Estoy cansado, creo que dormiré un poco, en la noche iré donde Hobi.

-Bien, esa es una manera muy sutil de decirme que me vaya de tu habitación. -Se levantó de la cama y se paró en la puerta. -Invitalo a cenar un día de estos.

-No creo que sea buena idea mamá...

-Ya veo. Descansa hijo.

Yoongi asintió, se levantó para ir a buscar sus maletas. Sacó su pijama y se lo puso. Solo lo había usado una noche.

La única noche en la que no había tenido sexo con Seokjin.

Yoongi negó con su cabeza tratando de alejar de su mente todas las en las que había estado con el cantante. Él realmente se había entregado y odiaba la forma en la que se sentía después de esas noches en las que habían dormido abrazados.

Respiró profundamente y se metió en la cama no queriendo pensar en lo bien que se había sentido esos días junto al atractivo cantante de baladas.

***

-Debes volver a casa.

-No me digas lo que debo hacer como si fueras mi jodido padre.

-No puedes salir a emborracharte Seokjin.

-Lo sé, no puedo hacer nada. Estoy jodido. Necesito beber.

-Hazlo en casa. Yo te puedo acompañar si quieres.

-¿Harías eso por mi Nam?

-Por supuesto que sí, eso y mucho más.

-Gracias por ser tan leal.

Namjoon sonrió.

-Ahora vamos a la casa mejor. No queremos mala prensa.

Ambos hombres se subieron al Audi negro del cantante.

-Sabes que a Jungkook lo van a sancionar en la empresa por haberte dejado solo.

-No pueden hacer eso, es mi culpa. Yo le pedí que se vaya a su casa.

Seokjin estaba odiando su vida, le estaba trayendo tantos problemas. Se sentía ahogado.

-De todas formas lo harán, su deber es cuidarte, todo el tiempo que sea necesario. Tú lo sabes.

-Lo sé y es un asco que sea así. Después de dos años no puedo creer que aún me tengan con niñero. -Seokjin apretó el volante entre sus manos, estaba realmente molesto.

-Así es la fama Seokjin.

-Mis amigos no pasan por esto. Ellos tienen vida, salen con sus familias, viajan. Yo no hago una mierda por que todos creen que me va a pasar algo.

-Pero puede pasar ¿no?

El pelinegro no dijo una palabra más al respecto. Llegaron en silencio a su lujosa mansión.

Seokjin subió directo a su habitación, necesitaba una ducha y quizás así podría relajarse un poco. Se desvistió y se miró en el espejo, su torso estaba cubierto de algunas marcas, en su hombro derecho tenía una leve marca de mordida. Medio sonrió al recordar ese día, parecía como si hubiese sido hace mucho tiempo y no hace unas 48 horas.

Se metió en la ducha y con el agua tibia golpeando en su cuerpo Seokjin se obligó a relajarse. Las últimas horas vinieron a su mente, él y Yoongi disfrutando de una caminata por Central Park, comiendo en un sencillo restaurante, tomando helado en una calle llena de locales comerciales, el rostro de asombro de Yoongi al ver tantas tiendas de música.

Él y Yoongi.

Y el peliazul había estado tan relajado en su compañia, jamás se esperó que Yoongi lo rechazaría de esa forma, no después de todo lo que habían compartido. Seokjin se sentía miserable, Yoongi lo estaba descartando como lo había hecho hace un par de años su antiguo novio, ahora médico Park Taehyung.

¿Por qué tenía tan mala suerte?, Seokjin apoyó sus palmas en la pared de azulejos verdes, echó su cabeza hacía abajo mientras mantenía los ojos cerrados.

Taehyung había roto su estabilidad emocional cuando lo dejó sin una despedida. Y ahora Yoongi... ¿qué había hecho Yoongi?

En realidad nada, no le había prometido nada y Seokjin se ilusionó de todas formas, era inevitable para él no haberlo hecho. Le gustaba Yoongi, su personalidad, su humor, su sarcasm, sus hermosos ojos de gato y su boca. Esa boca que lo volvía jodidamente loco.
Apagó la ducha y salió en busca de su toalla, salió a vestirse a su habitación, cuando estuvo completamente vestido fue directo a su bar a buscar algo que beber.

Namjoon no estaba por ninguna parte, Seokjin se sirvió un vaso de whisky y se lo tomó de un sorbo.

-Veo que empezaste sin mí. -Namjoon se sentó a su lado en el sofá.

-Pensé que te habías ido.

-No, tu sabes que yo siempre estaré contigo.

-Lo sé, siempre has estado en mis mejores y peores momentos.

-Dime ¿qué pasó para que quisieras salir a tomar como un jodido alcohólico?

-Nada, no quiero hablar de eso.

-Bien. -Namjoon tomó un pequeño sorbo de su licor mientras miraba a su protegido.

Seokjin se relajó en su sillón y estiró sus piernas, se deslizó un poco en el asiento haciendo que su camiseta negra se subiera dejando al descubierto un poco de piel.

Namjoon tragó y deslizó su mirada por todo el perfecto cuerpo del cantante. Seokjin tenía los ojos cerrados y su boca entre abierta. El mánager luchaba con las ganas de tirarse encima de él y sacarle la ropa.

Lo deseaba, hace años que Namjoon miraba con otros ojos a Seokjin, desde siempre prácticamente. Pero el cantante lo veía como un hermano mayor y eso lo tenía asquerosamente cabreado. Odiaba la forma en que las personas se lo comían con la mirada, odiaba a todos los hombres que alguna vez habían tocado esa perfecta piel y esos gruesos labios. Odiaba a todos los que se acercaban a él, y por eso es que tenía que trabajar el doble para que Seokjin estuviera solo. Lo más solo posible.

Habían sido años de duro trabajo. Años de mantenerlo lo más aislado posible. Pero ahora Namjoon tenía un nuevo desafío.

Min Yoongi.

El mocoso había aparecido de la nada. Cuando Namjoon había dado la idea a la compañia de que Seokjin estudiara, jamás se le pasó por la cabeza que el cantante iba a conocer a alguien tan rápido, no se imaginó que Seokjin iba a confiar de nuevo en un hombre después del abandono de Taehyung.

Observó por última vez a Seokjin y se tocó por encima de su jeans la erección que se había formado. Estaba tan duro al verlo así de frágil. Se levantó y dejó su vaso en la mesa auxiliar, debía salir de aquel lugar si no quería que Seokjin despertara y lo viera en ese estado.

Lo miró de lejos mientras se ponía su chaqueta.

Algún día estarás en mis brazos, cuando no tengas a nadie a tu alrededor y solo esté yo para sostenerte.

Namjoon cerró la puerta ideando cual sería el siguiente paso para alejar a Yoongi de Seokjin.

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