19. ¡Luffy!

—¡Veo la isla! —Usopp gritó entrando a la cocina rápidamente para avisar lo antes posible a los presentes ahí: Luffy, Nami, Brook, Robin y Sanji.

Sanji se levantó de su asiento en el instante y Luffy casi se ahoga con el bocado que intentó tragar para salir, al igual que Sanji y los demás, de la cocina.

Era verdad: estaban a pocos minutos de anclar en la isla de Mihawk.

Y Sanji sonrió de oreja a oreja.

Luffy lo vio e imitó el gesto— ¡Vamos! —Exclamó dando un brinco con las manos arriba, emocionado.

~

Zoro y su hijo, Konat, se encontraban sentados en el suelo, Zoro de rodillas frente a él, intentando curar la rodilla del pequeño niño por haberse caído mientras corría y ahora su padre tenía que ponerle una bendita allí. Konat intentaba hacerse el muy fuerte con una expresión neutral, pero Zoro sabía perfectamente que le dolía. Y que tal acción era solo para imitar a Mihawk.

Zoro, serio y concentrado en su hijo, lo miró a los ojos y se acercó a su cabeza para llegar a besar su frente.

—Cuando algo te duele y quieres llorar, hazlo —Dijo y Konat lo miró con su intento de expresión neutra otra vez. Pero al final se cansó y, con calma, abrazó a su padre por debajo de los hombros. Zoro le acariciaba la cabeza mientras el pequeño mojaba su camisa blanca en silencio—. Si quieres hacer algo, hazlo. No importa si no se puede. No importa si no te dejan. Haz siempre lo que quieres y así vivirás feliz, Konat. Recuérdalo.

—¿Incluso si lo dice papá? —Preguntó él.

—Incluso si lo dice él.

Y con eso, apretó sus puños en la camisa de Zoro. Luego hizo otra pregunta.

—¿Tú haces siempre lo que quieres?

Zoro sonrió, se sentó en el suelo frente al niño y lo miró de frente.

—Si, hijo.

—¿No eres un pirata? Pensé que los piratas solo obedecían órdenes de su capitán.

Zoro se rió al recordar a Luffy, ese tonto fideo que tenía de capitán.

—Me entenderás cuando lo conozcas, Konat —Dijo acariciándole en antebrazo. El chico asintió mirándolo a los ojos y después de varios segundos, pregunto algo de nuevo.

—¿Podré también ver a... Sanji?

Zoro cerró los ojos e imaginó la cara sonriente de su novio. Sus labios, su cálida mirada y grandes manos. Suspiró fuerte pero tranquilamente y respondió sin mirar a su hijo.

—Claro que conocerás a Sanji, te lo aseguro.

~

El choque entre aquellos dos amantes primero se concentró en un fuerte y grandísimo abrazo.

Cuando Zoro miró una bandera pirata acercándose a la isla y se dio cuanta de que eran sus nakamas, corrió. Corrió tan rápido que cuando Sanji lo vio, voló (literalmente) con el Sky Walk, pisó la tierra firme y corrió para encontrarse con su pareja en lo que se pareció a un choque de guerra, cuando ambos ejércitos corren y gritan esperando encontrarse en la lucha con sus enemigos.

Zoro casi tiró a Sanji al suelo al colgarse de los hombros de éste con tanta fuerza que hizo al correr. Pero Sanji no lo permitió, simplemente lo tomó entre sus brazos mientras el peso de aquellos tres meses se disipaba y ya no importaba el tiempo que no estuvieron juntos, porque lo estaban ahora. Zoro, después de que ya no pudo apretar más el cuerpo de Sanji, acarició su cabello de oro y suspiró su aroma largamente. Sanji besó su hombro e intentó separarse para mirarlo. Zoro se lo permitió y se vieron fijamente por pequeños segundos. Como si no hubiera pasado nada, se sonrieron aún abrazados y Zoro besó a Sanji.

El rubio no se resistió. Al contrario: seguía el vaivén de los labios de Zoro y jugaba con su boca. Zoro tomó entre sus manos la cabeza de Sanji y éste no soltó su cintura.

Se besaron de una manera tan digna de no haberse visto en meses.

Hasta que un carraspeo los interrumpió. Sanji se apartó y giró la cabeza en dirección a donde la tripulación estaba de pie, mirándolos. Y entonces recordó que ninguno de los dos había dicho palabra acerca de su relación, pero por la sonrisa de las chicas y la burla de los chicos supieron que en realidad y sin saber cómo (bueno, no tanto) es que ellos ya lo imaginaban.

—¡Zoro! —Saludó el siempre energético capitán, estirándose para envolver con sus largos brazos a Zoro y Sanji y unirse al abrazo. Si no habían caído con el choque entre ellos dos, lo hicieron cuando Luffy se unió a ellos.

Y, en el suelo, el trío monstruoso se rió. Los demás los imitaron también. Hasta que unos pasos rápidos se escucharon detrás de Zoro. La tripulación llevo la mirada hacia donde el niño había parado. Zoro se dio cuenta y volteo también, sonrió, se levantó sacudiéndose y acarició la cabeza de Konat mientras veía a los demás, orgulloso y con una sonrisa muy grande.

—Chicos: éste es Konat. Mi pequeña máquina de matar —Dijo y el niño se escondió cual Chopper detrás de sus piernas.

La tripulación lo vio varios segundos y Nami fue la primera en reaccionar.

—¡AWWWWW! —Gritó llevándose los puños al rostro y contrayendo su cuerpo en lo que pareció un ataque de ternura—. ¡Miren esa cosita! Es como si Ojo de Halcón hubiera tenido un hijo consigo mismo jajaja.

—SUPERRRR CIERTO —Gritó Franky—. ¡Es una copia SÚPER exacta de Mihawk! —El cyborg hizo sus poses "geniales" y el niño ya comenzaba a salir de detrás de Zoro, sorprendido e ilusionado.

—No es cierto —interrumpió Sanji. Todos se callaron mientras el rubio se acercaba a Konat y, al parar frente a él, se puso en cuclillas tocándole el hombro. El chico quizo retroceder un poco pero Sanji no se lo permitió, sino que ladeó la cabeza como si estuviera observándole hasta el alma. Después picó con su dedo índice una mejilla del pequeño, volteó a ver a la tripulación seriamente y dijo—: Su piel es morena. Como la de Zoro.

Todos estallaron en carcajadas. Konat también. Después, el pequeño se sobresaltó, como si acabara de darse cuenta que acaba de encontrar el One Piece. Zoro lo miró acercarse a Sanji, tomándolo de su camisa y, con los ojos como platos, le hablo con el aliento.

—¡Tu eres el cejitas! —Dijo, Sanji hizo una mueca y Zoro quizo ocultar su carcajada, sin tener mucho éxito. Konat se dio cuenta y se corrigió de inmediato—: Eh... Quiero decir... ¡Sanji!

El rubio suspiró largamente y le sonrió al niño—. Si, Konat. ¿Qué ha dicho tu padre sobre mi?

El chico miró al cielo y contó sus dedos. Zoro rogó que no le contara todas esas cosas cursis que le decía en las noches, cuando más extrañaba a su sexy rubio. Lo peor era que Konat siempre escuchaba atento e interesado a sus plegarias de volver a ver a Sanji pronto.

—Dijo que todo lo que cocinas es genial —Sanji sonrió, Zoro asintió y Konat continuó—. Y que eres un pervertido.

—Cuando seas grande lo entenderás —Le dijo Sanji en un suspiro, Zoro no le dio la razón, negando con la cabeza.

—¡Ah! —Continuó el chico de repente—. También dijo que le gustaban tus cejas —Zoro llevó su mano a la boca de Konat, pero el chico siguió hablando (casi gritando) para que Sanji no se quedara con el chisme a medias—, pero dice que siempre te molesta con ellas para que no te des cuenta.

Zoro, sonrojado, lo tomó en sus brazos y se puso de pie cargando a Konat. Como si no hubiera pasado nada caminó hacia Luffy (quien, emocionado, se acercó también). Sanji se acercó de nuevo a la tripulación, sonriendo e ideando como molestar a Zoro con aquella información proporcionada por Konat.

Luffy movió los brazos como si fueran serpientes y las acercó al cuerpo de Konat. Zoro lo soltó para que Luffy pueda cargarlo ahora.

—¡Ohhhhh! —Gritó Luffy mientras brincaba y zarandeaba al niño—. ¡Genial, Zoro! ¿¡En serio es el bebé de hace tres meses?! ¡Ha crecido demasiado!

Konat reía y Zoro trataba de que Luffy se calmara, diciéndole que si, que esa era el niño que parió aquel día.

—¿Y seguirá creciendo así de rápido? ¡GENIAL! —Lo tomó de los hombros con ambas manos, estiró sus brazos y así llevo a Konat muy alto. Zoro se puso pálido—. ¡Hey, niño. Sé mi nakama!

—De ninguna manera —Habló alguien nuevo, llegando en ese preciso instante. Zoro volteó hacia detrás de él y lo encontró; Mihawk.

—¿¡Cómo es que te apareces así nada más?! —Le gritaron Nami y Usopp al mismo tiempo, enojados por el reciente susto que les dio Ojo de Halcón al llegar sin aviso. Apenas notó sus presencias pero los ignoró, encarando a Luffy, Zoro y Sanji.

Luffy, cargando al pequeño con una mano, se puso el sombrero de paja y le habló a Mihawk muy seriamente—; ¿Por qué no? —Levantó la mirada hacia Ojo de Halcón—. Es hijo de Zoro. Zoro es de mi tripulación, así que él también.

—No —Se defendió el Shichibukai—, es hijo de Roronoa, si. Pero también mío. Y ni siquiera ha terminado su crecimiento —Miró seriamente a Zoro—. ¿Vas a sacar a tu hijo de tres años a la mar? Que mal padre.

—¿Yo, mal padre? Tú lo tratas como si fuera una delicada flor del campo —Se defendió el peliverde—. ¿Lo has visto correr? ¿Has visto cómo sostiene una espada? No. No te interesa lo que haga o sea. Solo quieres que crezca para que herede tu maldito casti...

Zoro se interrumpió a la fuerza al ver de pronto y sin aviso la espada negra de Mihawk a un palmo de su cara. Konat abrazó con fuerza a Luffy, apartando la mirada de sus padres. Y, entonces, aunque Luffy fuera un completo idiota, con esa acción del niño se dio cuenta que esa no era la primera vez que algo así pasaba. Mihawk y Zoro se peleaban muy seguido y, no le sorprendería que el chico ya supiera que el sueño de la vida de su padre era asesinar a su otro padre. Y, bueno, no creyó que eso le agradara mucho a un bebé.

—Basta —Dijo Luffy tranquilamente. Ambos pararon y miraron al capitán. Usó su poderoso Haki del Rey para pronunciar una orden—. No me interesa para qué quieren a este niño cada uno de ustedes. Pero no van a pelear frente a él.

Mihawk, dándose cuenta al instante, envainó su gigantesca espada. Zoro retrocedió sin dejar de mirarlo con gesto enojado. Después el peliverde habló.

—¿Entonces? No dejaré a Konat sólo contigo.

—¡Me olvidas a mi! —Dijo una aguda voz desde arriba de los presentes. Perona descendió sobre ellos, uniéndose a la plática. Miró a Zoro—. Si es lo que quieres, puedo jugar con él —Se acercó a Luffy y le habló sonriente al niño—. ¿Verdad, Konat?

El chico miró a Perona, luego a Mihawk y por último a Zoro. Entendió que lo mejor por ahora era quedarse con Mihawk.

—Sí —Respondió secamente, removiéndose para que Luffy lo dejara en el suelo de nuevo.

El capitán lo bajó con una mueca de berrinche. Y, mientras lo veía alejarse de su tripulación se le ocurrió algo que no iba a dejar pasar y que probablemente cambiaría ahora si por completo las vidas de los Sombrero de Paja.

—¡Hey, niño! —Le habló con las manos en la cintura. Konat volteó a verlo, poniendo atención a lo que diría a continuación—. ¿No quieres un hermano?

Después de esa pregunta algunos de la tripulación suspiraron por el plan de su capitán. Otros se sobresaltaron de un sentimiento parecido al miedo. Y, bueno, Zoro se sonrojó tanto que incluso veía borroso su alrededor. Mientras tanto, Sanji solo observó de cerca la reacción de Zoro, sonriendo de oreja a oreja al igual que Konat (quienes parecieron los más fascinados por la idea).

¡Luffy! —Regañaron Nami, Zoro, Usopp, Chopper y Brook (él agregó un "san" al final de su nombre). Los demás sonrieron y Robin hasta miró pícara a Sanji.

—¡Sí! —Saltó el niño mirando a Luffy, volteó con su padre y preguntó—. ¿Puedo, papá? Por favor, quiero un hermano pequeño.

Mihawk lo miró haciendo su berrinche con las manos y dando saltitos. Después miró a Luffy, Zoro y Sanji.

—Lo siento, Roronoa. Pero no tengo intenciones de tener otro...

—Zoro no tendrá otro niño contigo —Interrumpió Luffy con su mirada seria de nuevo—. Lo tendrá con Sanji —Miró al peliverde y le sonrió dándole a entender que era una orden—. Quieras o no, Zoro.

Sanji le tomó el hombro a Zoro y lo miró con una sonrisita triunfante y el ojo entrecerrado—. Empezamos cuando quiera, capitán.

—¡Ahora! —Gritó Luffy, dándose la vuelta para comenzar a caminar hacia el barco y despidiéndose con la mano.

—¿¡Ahora?! —Preguntó Zoro. Sanji tomó sus antebrazos y comenzó a empujarlo hacia el barco.

—Lo siento, Zoro —Dijo Sanji sin detenerse ni dejar de sonreír—. Órdenes del capitán.

Un "shishishi" (la risa de Luffy) acompañó a las palabras de Zoro hacia su hijo, que rezaban algo así como "te escribiré, mándame una carta por lo menos cada semana", "juega mucho", "abrígate bien", "te quiero, Konat".

Y, ya en el barco, con la mente completamente despejada y lleno de olores de su antigua y plenamente genial vida de pirata, Zoro subió al barco que ya empezaba a navegar de nuevo. Y, dejándose llevar por Sanji a su habitación, lo último que escuchó antes de que su novio cerrara la puerta fue a Franky:

—¡Suerte que insonoricé esa habitación, chicos! ¡Diviértanse! HAHAHAHA.

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Excusas:
Mis primos de Sinaloa están de visita en mi casa y ya no tengo tanto tiempo para escribir.
Toda la semana he estado enfermándome mucho del estomago :c.

Ah, capitulo doble porque quizá el siguiente tarde mucho y no sea en viernes como siempre.
Cálmense, cálmense, que el cap 20 tendrá el tan esperado Lemmon 7u7

Hasta la próxima :3 Los quiere,

taglet.

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