17. Carta.

Sanji corrió en línea recta hasta que no pudo divisar el barco con la vista ni escuchar los cañonazos de la Marina. Había poca gente alrededor de él, pero lo miraban con algo de preocupación, aunque nadie se atreviera a acercársele de verdad.

Caminó en círculos pequeños varios minutos sin dejar de pensar lo que acababa de pasar. Y aún con el rostro mojado y la mano en los labios para no dejar escapar posibles suspiros depresivos o lloriqueos de su boca.

Respiraba agitadamente y de vez en cuando se agarraba la cabeza sin saber qué rayos pensar o hacer ahora. Zoro estaba experimentando el peor dolor que una persona puede llegar a tener en esos precisos instantes. Y Sanji no estaba con él para calmarlo. No estaba con él en absoluto.

Luffy le había ordenado que saliera del barco pero... ¿Hasta cuándo?
Por lo último que escuchó al irse corriendo sabía que ellos iban a escapar de ahí. Entonces eso significaba que... iban a dejarlo.

Bueno, ese no era el problema. Sino que... ¿Regresarían por él?
No. Se sintió idiota al pensar aquello. No iban a abandonarlo solo porque Zoro se enojó con él por ocultarle lo de su embarazo. Además, ¡los demás también estuvieron ocultándoselo! Sanji no entendía porque Zoro se había enojado tanto más con él que con los demás de la tripulación.

Y luego... Estaba ese Mihawk.

¿Cómo es que de pronto ese idiota podría aparecerse en el preciso momento del parto? Y todavía peor: ¿Cómo es que Zoro se tomó tan tranquilamente la noticia de que el niño es suyo?

No podía ni imaginar que era lo que habría pasado por aquella cabeza verde en esos momentos. Intentó ponerse en su lugar.

¿Qué haría si de pronto él se enterara de que está embarazado y a punto de parir? ... Oh, Dios, muy mal. Ahora: En la habitación está tu capitán y tu novio (del cual obviamente no estás preñado porque en la vida has tenido sexo con él), quienes, lastimosamente, lo supieron desde siempre y no te dijeron nada. Claramente a Sanji no le hubiera gustado estar en una situación parecida. Pero entonces se dio cuenta: Zoro había confiado en él y Sanji le había fallado. Le había mentido. Le ocultó la verdad de algo tan serio como la vida de un hijo a su propia pareja.

Pudo sentir el dolor emocional que probablemente habría experimentado Zoro y al combinarlo mentalmente con el dolor que habrá sentido en el parto se sintió aún peor. Los ojos de Sanji se llenaron de lágrimas otra vez y comenzó a mojar su rostro por sobre las gotas que estaban por secar ahí.

Lloró en silencio unos cuantos segundos hasta que la voz de Usopp hizo que se volteara rápidamente.

—Eh... ¿Sanji? —Habló el narizón mirándolo con preocupación también. El moreno se encogió en su lugar como si tuviera frío. Y, de pie frente a Sanji, le tendió la mano que sostenía un sobre blanco. Sanji no sabía qué pasaba, pero la tomo de todas maneras. Entonces Usopp continuó hablando—: Eh... Iremos a con Mihawk y regresaremos aquí —Dijo, haciendo su típico lenguaje corporal también. Señaló hacia las espaldas de Sanji y continuó—. Usaron el Coup the Burst para llegar al otro lado de la isla y esperarme ahí. La Marina aún los persigue. Y, bueno... Solo venía a darte eso. Adentro hay dinero y algo que Zoro escribió antes de que... se durmiera. Te veremos en una semana, Sanji. Cuídate.

Y después de decir eso se marchó corriendo por el lado contrario al que había llegado. Sanji lo siguió con la vista nublada hasta que ya no pudo verlo más. Miró el sobre.

¿Una carta? ¿De Zoro? No se imaginaba en lo más mínimo que estaría escrito adentro. Bueno, quizá más idioteces de enojo y frustración hacia él que seguramente lo harían sentirse mucho peor y lloraría el triple de lo que ya lo había hecho.

Se limitó a abrir el sobre solo para sacar los billetes y dirigirse al hotel más cercano —y barato, donde los empleados no vayan a avisar a la Marina de un pirata siendo huésped en el— a paso lento caminó más o menos veinte minutos hasta llegar a uno que no estaba tan mal y se veía confiable.

Con las manos en los bolsillos, la cara húmeda y una expresión neutra entró en el lugar. Lo atendió una señorita muy linda y amable, pero Sanji apenas cambio su expresión con mucho esfuerzo para devolverle la sonrisa a la muchacha cuando le entregó las llaves y lo acompañó hasta su habitación.

Ahí dentro, Sanji se quitó el saco y lo lanzó a no supo dónde. Se dejó caer a peso muerto en la cama y se tocó la cara con ambas manos.

Pensó en el sobre. En la carta más bien. Se moría por leerla, pero no tenía nada de ganas de soltar una lágrima más. Aun así, llevo ambas manos detrás de su cabeza, usándolas como almohada para levantar su rostro y permitir a sus ojos observar el sobre. Ya estaba abierto, pero lo más importante aún permanecía intacto dentro de el.

No le tomó más de un minuto decidir que mejor sí la leería.

Se puso de pie con pereza, soltando un bufido. Caminó solo tres pasos para llegar a una larga cómoda en donde había lanzado el sobre. Lo tomó con cuidado y sacó nerviosamente la hoja.

La desdobló lentamente y sin más, comenzó a leer.

Cocinero de mierda:

Oye imbécil: lo siento. De verdad, estuvo mal haberte echado así. Ahora que lo pienso, no debí enojarme tanto contigo. Perdón por descargar toda mi repentina ira y frustración en ti, lo siento mucho. También por habernos marchado sin ti, Ojo de Halcón dice que podría ser problemático (no sé porque, pero al final es su isla y se hace lo que él dice). Pero ese niño es también de él y, por lo que me explicaron, necesita a ambos de sus padres ahora. Luffy dio permiso de zarpar hacia su isla y que me quede ahí unos tantos días (o quizá más tiempo, no lo sé).
Oye, no estés pensando nada malo acerca de esto. Que me haya ido NO significa que no me importes. Puedo asegurarte algo: todo lo que ha pasado entre tú y yo a sido de verdad (bueno, a menos de mi parte). —"Claro que de la mía también, idiota" pensó Sanji con repentinamente los ojos húmedos de nuevo, pero ahora estaba seguro de que no eran por un sentimiento negativo. No hizo nada para secarse los párpados para continuar leyendo—: Y te aseguro que si antes hacía "cosas" con Mihawk pues eso se acabó y, no te preocupes, te doy mi palabra de serte fiel de ahora en adelante. Así tenga que hacer lo que sea para que se me separen.
Bueno, no hagas nada tan malo mientras estoy lejos de ti, mejor espera a que regrese.
Tu puto amo:

Roronoa Zoro.

P.D. Perdona que no hayamos podido hacerlo en todo este tiempo, pero será pronto. No desesperes, pervertido.
P.D. 2. Cejas de sushi: te quiero.

Esas últimas dos palabras estaban escritas de manera ilegible, como si Zoro hubiera querido que Sanji no las entendiera, pero no le funcionó. Sanji sonrió al leerlas, pasó sus ojos una última vez por la caligrafía de Zoro mientras se limpiaba por fin las lágrimas, que ni cuenta se dio cuando cayeron y mojaron su cara, con la manga de su camisa amarilla.

—¿Cómo puede ser tan tierno incluso sin estar aquí? —Murmuró Sanji para sí con la cara húmeda, sonriendo y doblando la hoja cuidadosamente.

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Esa carta la escribí desde antes de que publicara el capítulo 4 xDDD ya no veía el día en que podría eliminarla de mis notas xD

En fin, gracias, gracias por leer y votar :3 aún más por comentar <3

Los quiere,

taglet.

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