16. Secretos.

Dracule Mihawk con Trafalgar Law.

—Me parece algo pronto —Dijo Mihawk dirigiéndose a Law—. Creí que lo de transformarlo en mujer sería hasta que tenga que parir. No antes.

—Y así es —Respondió el moreno—. Pero estuve pensando y me pareció lo mejor. Ya sabes... Por todo aquello de que él aún no tiene idea de que está embarazado.

—Puedo entender eso —Agregó Mihawk—. ¿Pero no es más riesgoso? Pienso que un cuerpo de mujer podría llegar a ser más... delicado. Y apuesto que a él eso no le importa. Seguirá con su vida como si nada hubiera cambiado. Me preocupa.

—No tienes porqué. ¿Conoces a sus nakamas? Ellos están al tanto —Mihawk asintió y entonces Law continuó hablando—. Lo cuidan. No dejan que haga nada innecesario o muy rudo. Claro, sin decirle nada. Los convencí para que ayudaran.

—Sé que si —Se quedaron en silencio, Mihawk tomó un sorbo de su copa de vino y recordó algo que quería entender desde que pasó—. Y... Ese Pierna Negra, ¿sabes algo de él?

Trafalgar se rió y entonces Mihawk dejó su copa en la mesa para poder cruzarse de brazos y mirar a Law severamente. Al moreno no le importó mucho, seguía sonriendo cuando le correspondió la mirada.

—¿Ya comenzaste a sentirte celoso? Pensé que Zoro-ya no te atraía de esa forma.

—Idiota. Solo no quiero que hagan nada... lujurioso, mientras Roronoa está en estas condiciones.

Law suspiró, se recargó en el respaldo de su silla y se cruzó de brazos y piernas también.

—No lo harán. Recuerda que a diferencia de ti, Pierna Negra-ya si gusta de Zoro-ya. Y yo confío en que no intentará tocar a tu lindo aprendiz mientras tenga a tu hijo dentro.

~

En el Thousand Sunny.

Narra Sanji.

El mes ya había pasado. El maldito no paraba de hablar de lo increíblemente gordo que se veía y ya no tenía idea de cómo persuadirlo.

Le había dicho que era normal que engordara tanto en un cuerpo que no era el suyo. Y que por eso yo cuidaba más de su alimentación que de la de los demás. Me creyó, pero cuando se dio cuenta de que su panza no dejaba de crecer, comenzó a culparme y gritarme.

Entonces le dije que al ser un cuerpo de chica debía cuidarse el triple. Me creyó de nuevo. Pidió ayuda a Nami-san para tal tarea y ella le ayudó bastante. Hasta que descubrió a la navegante comiendo una hamburguesa triple un día que se había escapado de la vista de Zoro. Volvió a culparme y gritarme.

Y ahora sí, no supe qué hacer. Así que improvisé un poco.

—Yo te juro que no noto absolutamente nada de diferencia —Le dije. Era obvio que estaba mintiéndole: los cinco meses acordados ya habían pasado y estaba tan gordo como si se hubiera tragado una sandia entera—. No sé de dónde sacas esas ideas de que estas gordo, Espadachín de cuarta.

—¿¡Estas ciego o qué?! —Me respondió y se sentó a mi lado. Nos encontrábamos en su habitación, sentados en la cama—. ¡Mira esto!

A continuación se agarró la panza con dureza. Lo detuve con las manos.

—No hagas eso, vas a lastimarte.

—¿Ves? ¡Sí que te das cuenta de mi gordura! —Dijo y lo solté rápidamente, mirando a otro lado. Sentía su mirada sobre mí aún, pero no me atreví a corresponderle la vista.

Nos quedamos así varios segundos, yo bajé la cabeza mientras jugaba con mis dedos. Y, no sé porqué, pero hacía semanas que aparecía frente a mí con intenciones de decirme algo, pero nunca se atrevía. Así que le correspondo la mirada por fin y él la apartó.

—¿Qué tienes? —Le pregunté. Su cara comenzó a mostrar síntomas de querer ponerse roja. Esperé unos instantes para que respondiera pero la única respuesta que me dio fue un movimiento de hombros hacia arriba. Sonreí y al parecer lo notó, porque volteó su cabeza del otro lado con la intención de no permitirme ver su rostro. Me acerqué y lo abracé.

—No hagas eso —Me dijo.

—¿Que cosa? —Lo solté y me aparté—¿Abrazarte?

—No —Susurró y se acercó a mí, recostándose sobre mi cuerpo—. Hablo de... estar lejos.

Sonreí y lo abracé de nuevo, con más delicadeza y acariciando su cabeza. Podía entenderlo: Lo había notado. Yo no podía soportar la idea de que esa enorme panza se debiera a un bebé que no era mío. Y eso me hacía pensar cosas idiotas de mí mismo. ¿Cómo podía rechazarlo ahora que había crecido su estómago? Desde hace mucho que sabría que eso pasaría y aún así no me importó. Pero ahora él estaba ahí conmigo, muy cerca. Podía sentir su calor y hasta los latidos de su corazón entre mis brazos.

Y pensé que yo no lo estaba haciendo bien. ¡Se supone que somos pareja, joder! ¿Y qué estoy haciendo yo? Exacto: nada.

Pero el problema ahí era que yo lo quería. Lo quería tanto, y por eso no deseaba que se hiciera daño. Ni él ni su hijo. Pero esta relación me estaba matando: ¿Cómo podía yo llamarme su novio si no le decía la completa verdad? Me sentía sucio, como un impostor.

Además, si yo se lo decía, ¿qué pensará de mi? ¿Querría seguir conmigo? No, no podía arriesgarme a perderlo aunque tarde o temprano él sabría que estuve engañándolo acerca de eso por... cinco meses, Dios mío.

Me incliné hacia él para abrazarlo. Me lo permitió al tiempo que me veía al ojo y se acercó esperando mis labios. Hice lo mismo y cerró el ojo para sentirlo al fin. Lo besé a secas, sin gracia. Sin cariño. Mi cabeza estaba llena de negatividad, de pensamientos que me harían sentir mal si se hicieran realidad.

Me separé de él y me miró con una extraña expresión entre confundido e insatisfecho. Le sonreí forzadamente, él formó una expresión de dolor y emitió un quejido de desesperación.

No sabía qué rayos estaba pasando hasta que él gritó e intentó levantarse de la cama.

Se veía desconcertado y muy confundido, combinado con terror. También parecía dolerle mucho.

Y fue ahí cuando me di cuenta que se le había roto la fuente.

—¡CHOPPER! —Me levanté de la cama rápidamente y lo tome por debajo de los hombros para levantarlo. Cooperó con más energía de lo que creí. Cuando logró ponerse de pie y caminar apenas la mitad de la habitación, Chopper y Luffy llegaron corriendo, acompañados de Nami sosteniendo la puerta para dejarnos más espacio al atravesarla.

—Sanji —Lo escuche llamarme con la voz quebrada, están a punto de soltar el llanto—. ¿Qué está pasando?

Gemía y soltaba quejidos de dolor. Uno tras otro mientras se esforzaba por mantenerse de pie.

Quería llorar yo también, pero no de dolor físico como él. Me obligué a no hacerlo y dejé ahí apunto de explotar el nudo que se me formaba el la garganta, volviéndose más fuerte y apuntó de hacerme llorar con cada maldito ruido de dolor y terror que lanzaba Zoro.

Gracias a que Luffy y yo lo cargábamos, tardamos menos de diez segundos en llegar a la enfermería de Chopper. Lo solté para hacerle más fácil la tarea de recostarlo en la camilla a Luffy, y de inmediato me senté a su lado, apretando su mano.

Entré en shock. No sabía absolutamente nada de lo que estaba pasando: Zoro había comenzado a llorar, maldiciendo entre dientes con la mandíbula tan apretada que parecía que se rompería los dientes con su propia fuerza. Se cubrió los ojos con el brazo que no le estaba sosteniendo y apretó mi mano con mucha fuerza.

Y, como si el universo me quisiera muerto, se escuchó un cañonazo ser disparado cerca del barco.

—¡MARINES! —Bramó Franky— ¡Y son muchos!

Miré a Luffy, que se encontraba del otro lado de Zoro esperando ver su típica expresión de valentía. Pero me encontré con algo mucho menos tranquilizante.

—Resiste, Zoro, por favor —Estaba llorando. Luffy estaba susurrándole palabras de ánimos a Zoro mientras acariciaba su cabeza y mojaba la camilla con sus lágrimas—. Puedes hacerlo, serás el mejor ¿recuerdas? ¡Me lo prometiste!

No lo resistí. Me cubrí la boca con la mano y solté el llanto también yo.

—¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?!  —Gritó de repente Zoro, sentándose en la camilla haciendo que Chopper se alarmara y comenzara a saltar para hacerlo recostar de nuevo. Zoro no le hizo caso e intentaba ponerse de pie, aunque Luffy y yo se lo impidiéramos—. ¡Vamos con los marines! —Dijo entre lágrimas aún—. ¡Vamos a luchar!

—¡No, Zoro! —Le dije. Me vio muy enojado y mordiéndose el labio inferior—. ¿Qué no lo entiendes? ¡Estás a punto de dar a luz!

Intenté sonreírle mientras más disparos de cañones y armas se escuchaban afuera. Pero él se quedó inmóvil en ese lugar, mirándome a mí, luego mirando a Luffy (quien seguía preocupado por su segundo al mando, con los cachetes empapados de lágrimas).

—Ya los oíste, Roronoa —Habló alguien desde la puerta, detrás de mí. Reconocí la voz de inmediato y Zoro volteó hacia allá. El hombre se acercó con pasos largos y firmes hacia la camilla, puso una mano en un hombro de Zoro y lo obligó a acostarse de nuevo—. Hazlo de una vez.

—Es tuyo ¿verdad? —Susurró con los ojos cerrados, harto de no dejar de llorar. Me soltó la mano con rapidez y sin aviso.

—Sí —Respondió Mihawk secamente.

Chopper se convirtió en su forma "humana" y le abrió las piernas a Zoro. El barco se tambaleaba por culpa de las balas de cañón que caían en el agua seguramente muy cerca del Sunny. Y, de pronto, Zoro me tomó fuerte y brusco del saco para acercarme a él.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Me susurró—. ¡Lo sabias y no me dijiste nada, cocinero!

—Lo siento... —Le susurré también aunque sabía que eso no significaría nada para él, estaba realmente enojado conmigo y... Podía entenderlo—. Lo siento mucho... No quería...

—¿Lastimarme? Pues lo has hecho —Me empujó hacia arriba, soltándome y, a continuación, me gritó— ¡SAL DE AQUÍ!

—No, Zoro, en serio...

—LÁRGATE —Me gritó, comenzó a llorar de nuevo con el brazo cubriéndole la cara, se mordió los labios y Luffy me lanzo una mirada seria.

—Sal del barco, Sanji —Dijo Luffy con tanta seriedad que habría jurado que usó Haki del Rey para lanzarme tales palabras, aunque no fuera así.

Me cubrí la boca, comencé a llorar en silencio de nuevo y acaté la orden de mi capitán.

Narrador en 3ª persona.

Sanji salió de la enfermería rápidamente y al encontrarse con la puerta, miró la también sollozante mirada de Nami y oyó la voz de Luffy dando una orden.

—¡Zarpemos! ¡Nami, vámonos de aquí, YA!

Nami apartó la mirada de Sanji y éste salió de ahí por fin.

—¿Destino?

—Mi isla —Respondió Mihawk. Nami miró a Luffy esperando su aprobación y entonces éste asintió, confirmándolo.

Luego, el aire del barco se cubrió de gritos de Luffy dando órdenes, gritos de dolor y tristeza de Zoro y suspiros seguidos de lágrimas de los demás Sombrero de paja.

<><><><><><><><><><><><><>

...

Los quiere,

taglet :D(?)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top