15. Compras.

Sanji despertó gracias a la luz que dejaban pasar las blancas cortinas de Zoro. Sonrió al darse cuenta de la situación: Ambos estaban acostados en la enorme cama del peliverde, abrazados por debajo de las sabanas y entonces Sanji inhaló fuerte el momento, según él, para "recordarlo".

—Zoro~

Le habló el cocinero, moviéndose a saltos para posicionarse sobre el contrario, obligándolo a soltarlo. Y al ver que su novio no mostraba señales de vida repitió saltando.

—¡Zoro~!

—QUÉ —Gritó al llamado, enojado.

—Ven~ —Continuó el rubio como si nada—. Hay que ir a desayunar.

—No, no —Sanji se levantó de la cama, se dio cuenta de que aún andaba medio desnudo y se acercó entonces al armario de Zoro para tomar una playera de ahí. Se la puso y miró a su novio de nuevo—. Por lo que más quieras, cocinero, déjame dormir un poco más.

—Lo siento, amor mío —Respondió Sanji, con tanta energía y felicidad que parecía brillar—. Pero si no vamos ahora, nuestro capitán se morirá de hambre.

—Hmm... —Gimió Zoro de disgusto, y enterró su cara en la almohada.

—Además, ¡hoy iremos de compras! —Añadió tan emocionado ante el pensamiento que el ojo le brilló cual estrella. Zoro gimió de disgusto otra vez y más alto, más disgustado, pero al final se levantó de la cama y miró a su sonriente novio.

Entonces se olvidó de todo lo que le molestaba y le sonrió también.

~

—No puedo creer que no hayas querido decírselos... —Habló Sanji caminando tranquilamente con las manos en los bolsillos de sus pantalones de vestir y con Zoro por un lado, caminando con él— ¡Era el momento perfecto!

Zoro puso cara de inconformidad y miró a su novio como si quisiera desenvainar una de sus katanas y cortarle la lengua a ese maldito... Luego recordó lo bien que se sentía esa lengua con la suya y mejor desechó la idea, pero le respondió.

—Cuando te dije "Nada de novios en secreto" me refería a que no se lo ocultaremos —Le pegó con el antebrazo a Sanji—... ¡No que se los gritáramos en la cara!

—¿Eso significa que no diremos nada de nosotros hasta que nos lo pregunten? —Añadió Sanji y siguió caminando mientras miraba el rostro de su novio.

—Pues... Sí. ¡O que lo deduzcan por sí mismos! —Dijo Zoro, quien al lado de Sanji, intentaba que éste no se enojara tanto por aquel tema, así que añadió con voz más suave y melosa—Además... Estamos de compras. ¿No estabas emocionado por esto en la mañana?

Sanji lo miró, Zoro le sonrió y entonces Sanji sonrió también, apartando la vista.

—Sí —Respondió a la pregunta. Sacó una mano del bolsillo y tomó la de Zoro, haciendo que éste se ponga un poco colorado—. Ya he pensado en qué tipo de faldita te quedaría bien.

Zoro le dio un codazo y Sanji se rió mientras se sobaba en donde lo golpeó.

—No, en serio —Continuó el rubio—. Déjamelo todo a mi, te prometo que te verás muy bien —Asintió convencido—. Tanto, que nadie sospechará siquiera que antes eras un hombre.

—Solo faltará otro pervertido como tú que se desangre de solo verme —Dijo Zoro como broma, pero Sanji se lo tomó muy en serio.

—Nadie más que yo te dirigirá la mirada.

—Imposible. Habrá mucha gente en el lugar, cocinero.

—Bueno, entonces les patearé la cabeza hasta que lo olviden —Dijo sonriente y Zoro soltó una carcajada dándole la razón.

—Lo haría yo mismo, pero no traigo ni una katana. Así que te lo encargo, cocinero del amor —Dijo. Se acercó a Sanji y se puso de puntitas para que sus labios alcanzarán la mejilla de éste. Sanji puso los ojos de corazón y apretó su mano con más fuerza para caminar más rápido hasta la zona de tiendas de ropa.

Y Zoro, siendo casi arrastrado por su novio, se rió.

~

Narra Zoro.

Estábamos ya en la... creo que quinta tienda que visitábamos en el día. Él me había comprado ya una falda negra, unos zapatos del mismo color (sin tacón, aunque haya hecho berrinche por ellos, yo le advertí que no) y una blusa verde claro. Un "outfit" muy, muy... sonriente para mi gusto. Pero él parecía verse muy contento, así que me mantuve callado.

Le dije que con solo un cambio me las arreglaría, que no tenía porque gastar más en cosas tan caras como inútiles: como lo es la ropa que él y Nami llaman "de moda". Pero así como le decía, él insistía el doble para seguir comprando.

—Quiero algo lo más parecido posible a mi pantalón negro —Le dije al cocinero, que estaba inclinado tocando y mirando las prendas que estaban ahí, mientras yo le hablaba por detrás.

—¿Para que lo uses todo el tiempo, todos los días? De ninguna manera —Me respondió sin voltear a verme—. Tienes cuerpo de chica, así que debes usar ropa de chica.

—¡Soy un chico, cocinero de mierda! —Le grité y ahora sí volteó, pero para ponerme una de sus manos en la boca, silenciándome.

—Shh... Puede no ser conveniente que todos lo sepan, espadachín de cuarta —Dijo, mirando alrededor. Yo lo miré disgustado y me le aparté.

—¿Por qué rayos piensas eso? —Le pregunté mientras me dirigía caminando ya a la salida de la tienda, con él detrás.

—Que sé yo. Quizá planeen secuestrarte y venderte como a Camie-chan hace dos años... —Me dijo, preocupado y después hizo voz como de alguien que vende algo, haciendo un ademán con ambas manos— "En oferta: un chico atrapado en cuerpo de chica.", "Chica peliverde guapa, tiene mal carácter pero si la amarras bien, puede servir de mucho para sus buenas noches..." No, no, Zoro. No quiero ni imaginarlo...

No sé porqué, pero verlo decir aquello en un tono así de preocupado más que de broma me dio risa. Me burlé de él en su cara y él me vio primero desconcertado, luego cambió su expresión para inflar sus cachetes y tomarme del antebrazo para darme la vuelta y mirar mi espalda. Yo continué riendo y él me toco la cintura con las manos y me acomodó la falda. Si, cada 2 minutos hacia eso.

—Ya me cansé, cocinero, hay que irnos —Le dije apenas terminó de tocarme. Me volteó por los hombros y me miró. Se acercó hasta mí tanto que tuve que voltear la cabeza hacia arriba para poder verlo. Él hizo lo mismo, pero hacia bajo.

—¿Ya? —Nuestros cuerpos estaban a nada de tocarse y, entonces, eliminé el minúsculo espacio para abrazarlo por debajo de las axilas. Él levantó los brazos para permitírmelo, posando sus manos en mis hombros—. Apenas habremos comprado tres cambios...

—¿¡Tres?! ¿¡En todo ese tiempo?! ¡¿Con todo lo que me probé?! —Le grité soltándolo y retrocediendo. La gente alrededor en la calle nos miró.

Él avanzó a donde yo estaba y me tomó de las muñecas, las pasó por detrás de él, una a cada lado para que vuelva a abrazarlo, me tomó las mejillas con sus cálidas manos y luego las pasó hasta mi nuca, acariciando mi cara.

—Las mujeres bellas solo deben usar ropa bella.

Y me besó.

Fue un beso hermoso, lo describiría. Acunó mi cabeza entre sus manos haciéndome mirar hacia arriba para poder alcanzar sus labios aunque él esté mirando hacia bajo para poder alcanzarme también. No dejé de abrazarlo nunca, más bien, lo apretaba más y más contra mí. Ese beso fue de los mejores que me había dado, por mucho. Movía sus labios tan tiernamente con los míos que sentía su amor en cada caricia, que se repetía y repetía y repetía...

Era todo hermoso... Sus manos, sus labios, su respiración...

Hasta que...

—Roronoa.

No, no. Rogué para que no sea su voz, que mi mente me haya jugado una mala broma al escucharlo a él. Claramente. Detrás de mí.

Me aparté rápidamente de Sanji muy a mi pesar. Él me miró confundido y yo lo ignoré solo para voltear. Voltear y comprobar que él no estaba aquí.

Justo cuando comienzo a sentirme feliz.

—Lamento interrumpir su... sesión de besos en público —Dijo. Yo aún no lo veía, pero ahora sí estaba completamente seguro de que era él.

Mihawk.

Tomé la mano de Sanji y miré a Mihawk con furia. Él estaba cruzado de brazos frente a nosotros, erguido con orgullo y mirando al rubio como si fuera una cucaracha que se acaba de meter a su cocina, cuando está comiendo.

Miré a Sanji y la verdad es que él no tenía una expresión muy diferente. Pero la de él parecía más bien dolida, combinada con enojo y tristeza. Y no tenía idea de porqué. Se supone que él no sabe lo... eso. ¿No?

—Roronoa —Habló de nuevo—. Veo que te va muy bien. ¿Cómo te has sentido?

Se acercó a mí y le apreté la mano a Sanji, él hizo lo mismo y entonces le hablé con más seguridad a Mihawk.

—Me he sentido muy bien, gracias —Hice énfasis en el "muy" y con un movimiento di a entender que era Sanji el causante. Lo miró de nuevo con desagrado, luego suspiro fuertemente y relajó el rostro para tenderle la mano a Sanji.

—Un gusto, Pierna negra —Le dijo y Sanji le dio la mano derecha (con la que no me estaba tomando a mi) y la apretó un segundo, mirándole a los ojos—Creo que nos habíamos visto antes en aquel restaurante marino ¿no es así?

—Sí, lamentablemente no tuve el gusto de hablarle porque se encontraba muy ocupado peleando con mi novio aquí presente —Dijo Sanji sin cambiar su expresión o si tono de voz, aunque era obvio que lo estaba atacando verbalmente. Lo miré y no me devolvió la mirada, hasta que Mihawk volteó a verme h me habló.

—¿Tú novio, eh? Bueno, los felicito. Pero ahora parece más tu "novia", Pierna negra —Y de pronto tomó a Sanji del saco y lo jaló fuertemente hacia él hasta quedar lo suficientemente cerca como para susurrarle algo al oído, que yo no pude escuchar.

Y lo que escuchó Sanji de él no debió ser nada bueno, porque al instante en que lo soltó y se apartó, el rubio encendió su pierna en llamas, me soltó la mano e intentó patear la cabeza de Mihawk.

Él detuvo la patada con el antebrazo, pero después debió de haberle dolido, porque mostró una expresión de sorpresa y miró a Sanji como si no pudiera creer su fuerza. Si, eso te pasa por subestimarlo, idiota.

La gente alrededor de nosotros había comenzado a gritar de miedo y algunos hasta se fueron corriendo. El cocinero apartó la pierna de la patada de su mano y ahora fue él el que agarró a Mihawk del saco.

—No hables así de él, bastardo —Dijo eso casi como escupiéndole—. O te patearé el triple de fuerte.

Después Sanji lo miró tan enojado que sus cejas rizadas se precipitaron tanto que parecía que el rizo se estiraría para hacerlo ver aún más enojado, aunque yo pensaba que no se podría. Ni siquiera yo lo había visto tan enfadado. ¡Yo!

Mientras, Ojo de halcón tenía la misma expresión de asco que hace un rato. Luego me miró a mí con la misma expresión y sonrío un milímetro.

Sanji lo notó y soltó un gemido de enfado, me tomó rápidamente una muñeca y me jaló con destino al barco.

—Nos vemos, Roronoa —Me dijo y me sonrió. Y la imagen de él sonriendo se me hizo tan burda y fuera de lugar que no sabía si devolverle la sonrisa o vomitar por todas esas veces que habíamos tenido sexo sin control y jamás me había mostrado una fase tan... oculta de él.

Le fruncí el ceño y caminé a paso veloz a un lado de Sanji, sin voltear atrás.

<><><><><><><><><><><><><>

Hola! Como están? Bien? Qué bueno :3

Se viene lo feo ;-; preparadas? Yo tampoco xD

Les gusta esta portada o la anterior, o la anterior de la anterior, o la anterior a esa? :'v díganme! Esta re100 horniada(?)

Nos leemos el próximo viernes y en los comentarios :3

Los quiere,

taglet.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top