10. Dos años con Mihawk. Parte 2.

Flashback.

Narra Zoro.

Aquel día desperté y no estaba en donde siempre despertaba. Ah, claro, anoche...

Voltee la cabeza y ahí estaba, en el sofá leyendo el periódico y tomando algo en una taza. Había corrido las cortinas, entonces podía verse la habitación completamente iluminada por la luz del sol, hasta vi cosas de las que el día anterior no me había percatado.

Me tallé los ojos, bostecé y me senté lentamente para estirar mi cuerpo.

—Buenos días, Roronoa. —Me habló sin despegar la mirada del periódico.

—Buenos días... Sensei. —Le dije. Al principio me extrañó tener que hablarle así. Pero, por alguna razón él quería que desde ahora hasta en tres meses que regrese con mis nakamas me dirija a él de esa forma. "Sensei".

Nos quedamos un buen rato en silencio. Era incómodo para mí, aunque creo que para él no, después de todo, estaba leyendo el periódico. Y no tenía necesidad de hablar conmigo.

Espera... ¿Qué no tenía necesidad de hablar conmigo? ¡Claro que tenía necesidad! ¡O al menos yo! Tengo que preguntarle porque rayos me hace todo... eso.

—¡Hey, Mihawk! —Le grité y frunció los ojos con enfado, desdén y disgusto.

—He dicho que ya no puedes llamarme así, Roronoa. —Me dijo, y ahora sí mi miró a los ojos. No era cualquier mirada, en realidad que me estaba intimidando el maldito... Tuve la necesidad inmediata de callarme y no volver a desobedecerlo nunca más. Y... eso hice. Me encogí en mi lugar, la cama, y desvíe la vista de su rostro para mirar hacia abajo y jugar con mis manos. No me moví ni hice ruido hasta que terminó de leer más o menos una hora más tarde.

—Eh... Sensei... —Me atreví a hablar y, por suerte, volteó sin ningún gesto en el rostro— ¿Qué entrenamiento haré hoy?

Se levantó con el periódico en la mano, caminó todo el tramo del sofá a la cama y cuando llegó a ella dejó el diario a un costado y gateó hasta llegar a mi. Retrocedí todo lo que el respaldo de la cama me permitió y entonces él llegó hasta mis piernas y las jaló hacia bajo. Quedé acostado boca arriba en la cama y él se lanzó sobre mí pero sin tocarme.

Volteé mi rostro hacia un lado y cerré los ojos fuertemente, pensando que me besaría como la noche anterior, pero solo se acomodó sobre mi cuerpo desnudo, únicamente cubierto de la delgada sábana blanca.

—Tu entrenamiento ha terminado, Roronoa. —Me susurró y yo no me atreví a abrir los ojos aún al estremecerme— No hay otra cosa que pueda enseñarte, quedan tres meses para los acordados dos años. Puedes hacer lo que quieras durante el día, pero las noches las pasarás aquí. ¿Entendiste, gatito?

¿Cómo me dijo?

—He preguntado que si entendiste, gatito. —Me repitió duramente.

Me mordí los labios y asentí tenso y varias veces, sin voltear el rostro o abrir los ojos.

—Buen chico. —Dijo mientras se apartaba y me acariciaba la parte en donde terminaba mi cabello y comenzaba mi nuca. Emití un quejido que angustia, pero él hizo como si no me escuchó y se fue de la habitación.

Abrí los ojos hasta que escuché la puerta cerrarse y sus pasos alejándose de la puerta.

~

Sin un entrenamiento como el de siempre, no sabría qué rayos hacer todo el día. Y nadie tenía idea de dónde estaba Mihawk cuando se iba sólo después de explicarme lo que haría ese día. Cuando terminaba de explicarme, desaparecía todo lo que quedaba del día y en las noches reaparecía para darme el té e ir a dormir. Así fue todos los días. Y, ahora que no podía hacer eso, no tenía idea de que hacer lo que restaba del día hasta que anochezca para ir a... bueno, ahí.

Por lo pronto, desayuné con Perona.

Ella se encontraba sentada ya en la mesa con, al parecer, su cuerpo físico. Estaba tomando algo en una taza viendo a ningún punto específico y recargando su cabeza en su mano.

Me senté al lado de ella donde ya estaba servido otro plato de desayuno. Volteó lentamente la cabeza y me vio como si hubiera corrido seis kilómetros en la mañana para venir a desayunar con la persona que más odia en el mundo.

—¿Qué te pasó? —Le pregunté acercándome, intentando ver que había en su desayuno.

—Roronoa... —Dijo, cansada— ¿Cómo es que te gusta ese maldito té?

—JAJAJA ¿TOMASTE DE MI TÉ? ¡Mihawk dijo que no podías! —Me reí fuertemente y ella se enojó aún más.

—¡Mi estómago está por explotar y tú solo te burlas! —Gritó por sobre mis risas. Y tomó mis muñecas, se acercó y me miró como si quisiera morderme y arrancar mi cara. Yo paré de reír pero seguía sonriendo- ¡Ayúdame, Roronoa! ¡Me duele el estómago!

—¡¿Qué quieres que haga yo?! ¡No tengo idea de cómo curarte! —Sonreí más ampliamente— Él te lo advirtió y aún así lo tomaste. No es culpa mía. —Levanté los hombros.

Se sonrojó mucho y corrió a otro lado.

No la volví a ver en todo el día.

~

Cada vez que el sol iba bajando mis nervios subían como la luna.

Ya estaba oscureciendo y no podía creer que no haya hecho absolutamente nada en todo el día. Me encontraba en posición de loto justo afuera de la mansión. Desde que caí aquí hace dos años nunca he visto que salga el maldito sol por entre las nubes. Ah, y llueve muchísimo. El suelo siempre está húmedo fuera de la mansión, pero eso no me importó y fui a sentarme ahí para meditar un poco.

Apenas escuchaba un ruido y abría los ojos rápidamente pensando que él abría venido a buscarme y entonces el día pacífico acabaría. Había pasado varias veces que ni siquiera estaba meditando de verdad, así que mejor decido ignorar todo sonido que pudiera escuchar. Y así lo hice. Funcionó bastante bien hasta que cuando el por fin llegó ignoré también el sonido de sus pasos acercándose.

~

—Te quiero en cuatro —Me dijo apenas entramos a su habitación. Lo miré un poco mientras el cerraba la puerta detrás suyo.

—¿Aquí? —Le pregunté yo subiéndome a la cama.

—Si —Dijo ahora desvistiéndose en el camino hacia la cama—Quiero intentar una posición diferente todos lo días.

¿¡Todos los días?! ¿Me está diciendo que haremos esto... todos los días?

Sentí mis mejillas ardiendo, entonces dejé de mirarlo y lo obedecí doblándome sobre la cama. Escuché el sonido de sus ropas cayendo al suelo y su respiración firme.

Llegó a la cama por detrás de mí, subió una rodilla y me tocó la cadera con ambas manos. Me acarició el torso por debajo de mi camisa, haciendo que ésta se levante hasta quedar hecha bulto debajo de mis hombros y que así él pueda ver mi espalda al desnudo frente a él. Se acercó a mi oreja y me susurró.

—Hoy no te ataré nada —Dijo y me estremecí debajo—, pero solo si te mantienes callado y sin moverte más de lo necesario. ¿Está bien, Roronoa?

Asentí rápido y varias veces. Él suspiró satisfecho y subió la otra rodilla al colchón mientras metía sus frías manos por debajo de mi ropa interior y mi pantalón para comenzar a bajarlos. Levanté la rodilla derecha y luego la izquierda para que pudiera quitarme aquellas prendas y dejar mi parte baja completamente desnuda. Se inclinó tocando toda la superficie de mi espalda llevando su mano derecha a mi boca y metiendo sus dedos en ella. Con la izquierda tocaba la tibia piel de mi cintura que, con su fría mano, se sentía más caliente de lo que en realidad estaba. Comenzó un vaivén suave y lento aún sin introducir su pene en mi, pero ahí estaba. Lo sentía erecto y algo húmedo contra mi trasero, restregándose fuertemente mientras esperaba a que los dedos en mi boca se humedezcan lo suficiente como para lubricarme con ellos antes de comenzar a... penetrar. Lo mismo había hecho el día anterior, pero esa vez estaba amarrado a la cama con él encima mío y no supe que era peor.

Sacó sus dedos e introdujo dos de una vez, comenzó a moverlos separados y a girarlos juntos para darle un paso más fácil al tercero.

Y allí estaba yo, mordiéndome los labios y con los ojos cerrados a más no poder para evitar hacer ruidos como el día anterior. A él le molestaba y, si lo hacía me amordazaría, justo como ayer.

—Relájate un poco, Roronoa. No quiero que te duela. —Me dijo sacando sus dedos de dentro de mí y haciendo movimientos con su mano que parecían ser para su miembro erecto y necesitado de atención.

—N-no puedo... evitarlo —Gemí lo suficientemente alto como para que me pueda escuchar y se contuvo de tocar su falo para acariciar mi tibia espalda con sus aún frías manos— ¿Por qué me haces esto a mi?

—¿Tendremos esta conversación de nuevo, gatito?

—No terminé de entender ayer... Y, ¿por que "gatito", sensei?

—Porque en la cama pareces uno. Cuando te acaricio o beso aquí —Toco mi cuello y yo me estremecí—... ronroneas.

—No lo noto...

—Entonces pon más atención la próxima vez —Se inclinó de nuevo hacia delante para hacerme sentirlo, pero yo continué hablando, antes de que comenzara... lo siguiente.

—¿Por qué a mí, sensei? Perona también estuvo aquí dos años y a ella no le ha pedido este tipo de... cosas —Me atreví a preguntar, pero justo después me arrepentí y baje la cabeza.

—Porque ella no me pidió entrenamiento, Roronoa —Respondió rápidamente, con prisa— Ahora necesito silencio, por favor.

—Aun así... —Ignore su último comentario y seguí hablando— Pude haberte pagado de otra manera, pero rechazaste todo lo que te ofrecí —Apreté las sábanas al sentir su miembro acariciando mi entrada, con la oportunidad de entrar en cualquier momento.

—Lo entenderás más adelante —Dijo e introdujo la punta lentamente. Yo suspiré y resoplé de frustración, desespero y una pizca de dolor—. Además... Ya aceptaste este "método de pago" —Río entre dientes mientras introducía lo que restaba de su pene dentro de mi. Me tomó con una mano del hombro y gemí ahogado, sin querer.

—Te odio... —Susurré y él hizo como que no me escuchó para poder continuar.

<><><><><><><><><><><><>

Capitulo y 3/4 :v

Hola! Espero que haya quedado más o menos claro eso...
Ah, y perdón por las que no les gusta el MiZo o las que "pensaron que era una fic Sanzo" :v He dicho que esto es necesario para la historia! O creían que iba a ser solo de Zoro y Sanji follando como si no hubiera un mañana? Pues no :v toda fic debe de tener al menos un poco de trama xD

Ok ya mejor me callo y escribo. :'v

Los quiere,

taglet.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top