016; Ascensor.
Ah, decir que ese regreso a casa fue agradable sería una mentira. Ya que fue mucho más que eso.
De alguna u otra forma, inconscientemente, ambos se habían puesto de acuerdo para caminar más lento y así no llegar tan rápido a su destino, debido a que con la compañía del otro, esa caminata de regreso, mas bien se convirtió en un paseo por las casi desoladas calles de Seúl.
Supieron coincidir el uno con el otro, y su conexión se podía notar a kilómetros, las risas no faltaban, y las bromas volaban por el aire.
Cuando dieron con el departamento en el que vivía el grupo femenino, Jeon acompañó a la mayor hasta las puertas del ascensor, y ahí se mantuvieron, aguardando a que éste baje.
— Gracias por acompañarme, me gustó ver esta otra faceta de ti — Comentó la femenina.
Él se sonrojó ligeramente — No hay de qué, digo lo mismo de usted.
— De acuerdo, ya debo irme, adiós — Se despidió, ingresando al elevador.
— ¡NaYeon! — Exclamó de repente el muchacho, justo en el instante en que la contraria estaba por tocar el botón que la llevaría a su piso.
— ¿Qué sucede? — Inquirió confundida.
Hubo unos segundos de silencio, segundos en los cuales, Jungkook se arrepentía por lo que había hecho. ¿En qué momento pensó que se creería capaz de hacer eso?
— N-nada, solo olvídelo — Rió nervioso — Adiós, que tengas buenas noches — Concluyó, dando media vuelta para irse.
— Si, tu igual — Murmuró la castaña.
Ahora si, presionó el botón, y extrañada por la escena de recién, decidió ignorar aquello, y sólo se dispuso a mirar su celular, esperando a que el ascensor la lleve a su destino.
Hasta que de pronto, una mano se metió justo en el instante en el que las puertas iban a cerrarse, haciendo así, que estas se abran nuevamente, dejando ver otra vez a Jeon, quien entró al lugar y se acercó a nuestra protagonista, todo bajo la atenta mirada de la chica.
— En realidad si pasó algo — Escupió rápido, como si tuviera los minutos contados — Puede que suene todo un atrevimiento, pero... ¿Podría darme su número de teléfono?
La joven no lo dudó ni un momento, y se echó a reír. ¿Para eso tanto teatro?
— Ah, por supuesto, solo debías pedírmelo, no te iba a comer — Rió ella, reincorporandose.
— Lo siento, es que no quería incomodarte o algo así — Admitió, inclinando ligeramente la cabeza, mientras iba sacando su celular.
Le cedió el aparato a Im, y ésta anotó allí su número telefónico.
Nuevamente, se despidieron una vez más, pero cuando el muchacho se dio vuelta para irse, fue allí cuando recién notaron que las puertas se habían cerrado, y el elevador ya se encontraba subiendo hacia el octavo piso.
— Bueno, devuélveme mi adiós, aún no te vas del todo — Anunció la de cabellos marrones.
Hizo como si agarraba algo invisible que se encontraba en el aire, y lo guardó en su bolso, haciendo reír al contrario, quien decidió seguirle el juego.
— Oye, no, devuélveme tu adiós, puedes darme otro cuando me vaya de nuevo — Mencionó, quitandole a la chica, aquello que nunca tomó.
— ¡Hey, ese es mi adiós! — Protestó.
El más alto, aprovechó su altura, y extendió su mano lo más arriba que pudo, haciendo que la joven tenga que dar pequeños saltitos para alcanzarlo.
— Eso es trampa — Bufó ella.
— Nop, solo uso los recursos a mi favor — Se mofó el castaño, mirándola con superioridad.
— Ohh, con que así quieres jugar, está bien, yo también tengo recursos a mi favor.
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Nimin_36
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