013; Escondite.
— Si, seguramente ya está viniendo, fue al-
Pero antes de que Sana logre explicar el paradero de su amiga, las luces se apagaron repentinamente, y las percianas de la tienda comenzaron a bajar.
— ¡Es un 611! — Anunció la chica que estaba a cargo del mostrador.
De pronto, los idols que comprendieron aquello, se apresuraron a esconderse, debajo de las mesas, y detrás de lo que puedan, mientras que algunos otros guardaban las cosas que compraron para no levantar sospechas.
— ¿Qué es un 611? — Preguntó TaeHyung en un susurro, siendo arrastrado por su amigo para esconderse detrás de una pared.
— Significa que alguien que no es idol llegó aquí — Explicó de forma breve.
Era cuestión de segundos para que estén a salvo completamente, pero su única salvación, la perciana, se trabó, y quedó a la mita del camino, por lo que se encontraban expuestos a cualquiera que intente entrar.
Todos estaban en silencio, hasta que se oyeron unos pasos por el pasillo del baño, acercándose a ellos.
— ¿Dónde están todos? — Inquirió NaYeon, desconcertada al ver esa situación.
Y de pronto, una luz alumbró para su dirección, una de linterna.
Alterado, Jungkook salió de su escondite, y saltó sobre Im, haciendo que ambos caigan al suelo, y el peso de los dos recaiga en el brazo del muchacho.
— ¡Oye, qué-
Se apresuró, y cubrió la boca de la mayor con su mano, usando la otra que le quedaba para indicarle que guarde silencio, apuntando hacia afuera con los ojos.
Entonces allí, la idol comprendió lo que estaba pasando en ese instante, y entró en pánico.
— Hyemin, mira, es una cafetería abandonada — Dijo una voz masculina desde el otro lado de la puerta, alumbrando hacia adentro.
— Ya te lo dije, vámonos por favor, Bae, este lugar parece embrujado — Mencionó una femenina, oyendose notoriamente asustada.
Y entonces, un foco se encendió en el cerebro de nuestro protagonista.
— NaYeon — Dijo serio, pero poniendo una cara de asustado — No te mueves — Se sentó lentamente, viendo cómo la chica en el suelo comenzaba a espantarse — Pero tienes una araña en tu cabello.
Eso, solo eso bastó, para que la susodicha suelte un grito tan agudo, que seguramente fue capaz de romper algún vidrio, y no sólo eso, sino que también logró que los otros dos curiosos salgan corriendo, horrorizados al pensar que allí había un fantasma.
El pelinegro trataba de contener la risa, viendo como la castaña sacudía su cabello, con intenciones de quitar al bicho imaginario de ahí.
— ¡Quitamela, quitamela, quotamela! — Suplicaba la joven, estando a punto de sacarse el cerebro por la nariz de tanto mover la cabeza.
— Yah, listo, ya se fue — Fingió sacar algo del pelo de la chica, y luego la miró con una sonrisa divertida.
— Dios, odio a esas porquerías — Bufó la cantante, recostandose nuevamente en el suelo.
Jeon la vio hacerlo, sonrió con ternura, y la imitó, tomando lugar a un lado de ella.
— Por cierto, ¿lo notaste? — Habló la femenina, llamando su atención.
— ¿Qué cosa?
— El destino quiso que te vuelva a ver, tonto — Mencionó, dedicándole una dulce mirada.
Ambos sonrieron por inercia, y ella se acomodó mejor para poder apoyar su cabeza en el hombro del menor, quedándose así un instante hasta que sea seguro volver a la normalidad.
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Nimin_36
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