QUINCE


Lilith


La sala de recuperación está en silencio, excepto por el suave zumbido de los equipos médicos. Estoy junto a Drakor, esperando su recuperación. Aunque sus heridas fueron graves, el equipo médico de Tarkon trabajó de manera excelente y logró estabilizarlo. Ahora solo queda esperar que se despierte. Llevo dos días aguardando. Necesito saber qué pasó con Zenithar. Mi corazón duele solo de pensar que no se haya salvado.

Cuando Vortek regresó, nos informó que Zenithar alcanzo a darle unas coordenadas de un planeta, pero que cuando llego estaba convertido en un caos. Había muchas explosiones y los Leroit luchaban contra los Zyrgonts, quienes seguramente intentaban encontrarme. La gravedad cero dificultó mucho el aterrizaje, pero cuando finalmente lo consiguió, halló a Drakor herido, gritando el nombre de Zenithar. Por eso decidió rescatarlo junto a otros Leroit.

Me alegra que Vortek haya logrado salvar a Drakor. Estoy feliz de que siga con vida. Él es una parte importante de mi vida ahora. Pero necesito ver a Zenithar.

—¿Por qué no tomas un descanso, Lilith? Yo cuidaré de Drakor —dice Vortek, sentándose a mi lado.

Han pasado dos días y no hay ninguna noticia de Zenithar o de los Zyrgonts. La Federación Estelar cree que en cinco días más la gravedad del planeta volverá a la normalidad. Enviarán un equipo de búsqueda.

—No quiero dejarlo. Sabes que necesito sentirme útil, aunque solo sea mirando a Drakor.

—Te seré sincero. Isabel me pidió que sacara tu culo de aquí y sabes cómo se pone si no hago lo que ella quiere.

Me río de su declaración.

—Chico, estás mal, lo sabes. ¿Y dónde está doña mandona?

—Acá. Y escuché toda esa tonta conversación, Vortek —dice Isabel, mirándolo furiosa.

—Isabel, no te enojes con él —la tomo de la mano—. Mira, logró sacar mi culo de aquí.

—Buen chico —le sonríe y le guiña el ojo a Vortek—. Vamos, te invito a comer algo.

Me estiro y se me escapa un largo suspiro. Se ven tan lindos juntos. Caminamos por el pasillo en silencio por un largo momento, no es un silencio incomodo disfrutamos de la hermosa vista que esta parte de la estación espacial nos ofrece al jardín interior. Compramos una bebida llamada Zest que es muy parecida al café. Nos sentamos en unos bancos cerca de unas hermosas flores de color lila brillante. A esta hora venir al jardín es una maravilla salen pequeñas criaturas parecidas a las abejas, pero de color rosa brillante que junto con las flores crean un espectáculo único.

—En un par de días llegaran Liz y Maddie —comenta Isabel.

—Si. Tengo muchas ganas de verlas.

—Vortek está seguro de que está vivo.

—¿Qué? —inquiero confundida.

—Es algo complicado, pero los cuatro, Zenithar, Krylok, Arkanor y Vortek, pasaron por una prueba que los une como hermanos. Mira, no entiendo bien, pero Vortek habló con los otros chicos y también aseguraron que está vivo.

Esta nueva información me da esperanza. Es extraña, pero todo en este lado del universo lo es, así que ¿por qué no creer que existe algún tipo de conexión entre ellos cuatro? Me levanto y arrastro a Isabel en un abrazo.

—Yo también siento que está vivo. También tengo esta cosa de conexión con él —exclamo feliz.

—Vortek está organizando algo. Solo se paciente ¿Sí?

Asiento a Isabel, mi corazón latiendo ferozmente lleno de esperanza. Comenzamos a caminar para regresar donde dejamos a Vortek y Drakor. Me siento un poco más tranquila gracias a la conversación con Isabel. Que bendecida soy en contar con ella. Al llegar vemos a Vortek fuera de la sala médica.

—¿Qué sucedió? —señalo la puerta.

—Drakor despertó recién. Tarkon me pidió salir. Te iba a avisar ahora.

—Gracias. Espero que se encuentre bien.

La puerta se abre, Tarkon sale y nos saluda.

—Lilith, Drakor está despierto él se encuentra bien y quiere verte.

Asiento y entro en la sala de recuperación. Drakor está despierto, su expresión marcada por el cansancio, pero sus ojos brillan al verme. Me acerco y tomo su mano.

—Drakor, me alegra tanto que estés bien —apretó su mano con suavidad.

—Lilith, qué felicidad es poder volver a verte sana y salva. Creí que no lo lograría. Es gracias a Vortek que me encuentro aquí. ¿Está contigo?

—Sí, está esperando afuera con mi amiga Isabel, su compañera. ¿Quieres verlos?

—Sí. Necesito contarles algo muy importante y me gustaría que estuvieras con tus amigos para escuchar la información.

Drakor está levantando esperándonos, viste un overol de la Federación Estelar. Lo conozco lo suficiente para ver la culpa en sus ojos. Me acerco a él y lo abrazo, y nos mantenemos abrazados durante un largo momento.

—Cumpliste tu promesa —digo, buscando sus ojos.

—¿Qué?

—Me protegiste. Estoy viva, y sé que es gracias a ti y a Zenithar.

Drakor me abraza con más fuerza, su calor envolviéndome.

—Pequeña, siempre te protegeré.

Siento un nudo en el corazón al experimentar el amor que Drakor tiene hacia mí. Jamás pensé que, en algún rincón del universo, encontraría a alguien a quien amar como a un padre, un padre que nunca tuve en la tierra. Este noble y bondadoso señor lagarto tiene todo lo que siempre necesité de un padre.

—La información que tengo es crucial y debe ser conocida también por la Federación Estelar. He llamado a los oficiales encargados del caso, llegarán en...

Antes de que pueda terminar, entran dos oficiales junto con Tarkon.

—Fue un plan de los Zyrgonts. Sabotearon nuestra nave... necesitaban a las humanas —comienza a explicar Drakor—. Zenithar fue secuestrado. Todo fue una trampa para llegar hasta ustedes.

Mi corazón se hunde al escuchar sus palabras. Los Zyrgonts... siempre detrás de nosotras. Malditos seres. La preocupación por Zenithar vuelve a golpearme con fuerza.

—¿Dónde está Zenithar ahora? —pregunto, tratando de mantener la calma.

—No lo sé. Los Zyrgonts dañaron mi nave. Cuando intenté regresar a su nave para buscar a Zenithar, me atacaron y me hirieron. Fue entonces cuando Vortek me encontró.

Las lágrimas amenazan con caer, pero las retengo. No puedo derrumbarme ahora.

—La Federación Estelar está trabajando en ello. Les informaremos todo lo que sepamos. Pero, Lilith, los Zyrgonts por alguna razón están desesperados por tenerlas. Aún no entendemos su motivación —explica uno de los oficiales.

—Yo conozco el motivo —señala Drakor—. La raza de los Zyrgonts está enfrentando una amenaza existencial debido a problemas genéticos. Descubrieron que las humanas son compatibles para fortalecer sus genes y garantizar su supervivencia. Quieren utilizarlas como matriz para albergar a sus crías.

«No. No, no esto está mal, horriblemente mal.» Mierda. Siento que comienzo a enfermarme. Voy a devolver todo lo que comí hoy día. ¿Cómo es posible que esto esté sucediendo? ¿Cuántas humanas han sido secuestradas antes y mantenidas como ganado para tener a sus hijos, su descendencia?

—Quieren a sus humanas de regreso junto con sus clones.

—¿Clones? —inquiero aturdida.

—Recuerdas que Zenithar rescató a dos mujeres que estaban en tubos de estasis —Drakor le pregunta a Vortek—. Son clones que ellos crearon.

Esta informacion me deja paralizada. Los Zyrgonts manipulando vidas humanas como si fueran objetos. Las dos humanas en los tubos de estasis eran clones. La tierra ya no existe y nosotras somos las únicas que quedan. Isabel me mira con desesperación.

—¿Cómo mierda ahora nos asegura que no somos unos malditos clones? —grita Isabel—. Yo no lo había pensado por eso tenía esa expresión de desesperación.

—Los Zyrgonts aseguraron que solo ellas dos eran clones—interviene muy afligido Drakor.

—Ahora resulta que le creemos a esos bastardos. —grito sintiéndome muy enojada y preocupada.

—No quiero ser un clon—Isabel se aferra a Vortek y llora desesperada.

Esto está mal, es una maldita pesadilla. ¿Soy un clon? Tengo recuerdos de la tierra. Eso no se puede clonar. ¿Si se puede? Todo me da vuelta mi cabeza va a explotar si sigo pensando.

—No lo son, estoy completamente seguro— dice Tarkon sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué? —Balbuceo a un sintiéndome desorientada.

—No son clones ninguna de ustedes. Lo confirmé con mi escáner cuando recibí a las mujeres de las capsulas. La Federación Estelar sabía que eran clones lo han mantenido en secreto para darles tranquilidad a las dos mujeres clonadas.

—Bendito universo —grita Isabel aferrándose más a Vortek.

—Gracias por la información, Drakor. Me llevare a las chicas a descansar. —dice Vortek y me toma de la mano mientras abraza a Isabel por los hombros. Vamos salgamos un momento. ¿Está bien?

—Lilith, tranquila. La Federación Estelar está intentando comunicarse con los Zyrgonts. Estamos haciendo todo lo posible —comenta el oficial—. Es lo último que escucho antes de salir de la habitación.

Solo dejo que Vortek me guíe a través de los pasillos, comenzando a analizar cada punto de nuestra conversación. Lo primero que me tranquiliza es que Zenithar está vivo. Cautivo, pero vivo. Es un alivio, aunque sé que la situación podría ser mucho peor. Le podrían estar haciendo daño. Tenemos que encontrarlo pronto. Me aferro a esa idea mientras seguimos avanzando por los pasillos de la estación espacial.

—Crees que debamos seguir confiando en la Federación —pregunto, confundida.

—Si ocultaron la información de los clones, fue solo para protegerlas. No te preocupes. He visto el trabajo que realizan y se que intentan hacer lo mejor para todos —responde Isabel.

Continúo desconfiando un poco, pero supongo que tengo cosas más importantes que pensar ahora. Finalmente llegamos a mi habitación. Escaneo mi mano y la puerta se abre con un suave zumbido mecánico. Entramos la habitación se ilumina inmediatamente con la tenue luz azulada de los paneles de las paredes.

Cada uno se acomoda en un lugar del sofá modular. Isabel se sienta a mi lado. Agarra mis manos y las entrelaza con las suyas, al otro lado Vortek se deja caer con un suspiro de cansancio.

—Tenemos que encontrarlo —digo, rompiendo el silencio. Mi voz tiembla al intentar controlar mi angustia.

—¿Cómo vamos a localizar a Zenithar? —pregunta Isabel.

—Sabemos que los Zyrgonts tienen su base en la región calypso23 —comenta Vortek—. Ahí es donde tenemos que intentar llegar.

Asiento, mis ojos fijos en un punto invisible del suelo. —Deberíamos hacer un plan para localizarlo.

Vortek se estira en el sillón, mirándonos con seriedad. —Estoy de acuerdo, pero también debemos ser cuidadosos. Su seguridad es lo más importante para mí.

—Gracias. A los dos por su apoyo.

—Zenithar también es importante para mí, Lilith. —dice Vortek.

Suspiro cansada. —Preparare té —comento levantándome del sofá.

Me dirijo a la pequeña cocina. Tomar té siempre me ayuda a pensar con claridad. Saco una tetera y algunas hierbas aromáticas que me recuerdan a la canela. Mientras espero que el té esté listo Isabel y Vortek susurran sobre posibles rutas de acceso al espacio de los Zyrgonts. Estoy tan malditamente agradecidas de contar con ellos. Regreso al sofá con la tetera y algunas tazas repartiéndolas entre nosotros.

Estamos en silencio, disfrutando del té y la compañía. Justo entonces la puerta emite un suave pitido, indicando que alguien está afuera. Me levanto y camino hacia la puerta, abriéndola para encontrarme con Emily, quien me abraza al verme.

—¿Interrumpo algo? —pregunta, sonriendo tímidamente.

—Claro que no, pasa. ¿Quieres un poco de té?

Emily asiente y se une a nosotros en el sofá, toma una taza de té y justo cuando esta a punto de dar el primer sorbo, los comunicadores de todos comienzan a sonar juntos. Emiten un pitido agudo.

Vortek mira su comunicador con preocupación. — Es la Federación, necesitan que vayamos urgente al centro de operaciones.

—Nos necesitan a todos. Debe será algo importante —señalo, mirando mi comunicador y confirmando el mensaje.

Nos levantamos de inmediato y salimos al pasillo. Mientras avanzamos Emily me toma de la mano y siento la mano de Isabel en mi espalda. Se que cuento con todo su apoyo. Mi estomago empieza a doler y mi corazón está latiendo desbocado. «Espero que sean buenas noticias».

Llegamos al centro de operaciones en unos pocos minutos. Aquí todo es un caos. Puedo sentir la tensión. Oficiales corren de un lado a otro. Veo las pantallas holográficas llenas de datos y mapas con ubicaciones marcadas.

—Acérquense, por favor —dice un oficial señalando una pantalla donde esta Tarkon y Drakor.

Me acerco y le tomo su enorme mano con garras. —¿Qué está pasando?

—No se pequeña, esperemos el informe de la Federación Estelar.

En ese momento ingresa la oficial que me recibió cuando llegue a la estación. Nuestras miradas se cruzan por un instante, y en ella veo miedo. «Mierda. Nada bueno tiene que comunicarnos». Pienso en esto y mas me aferro a la mano de Drakor.

La Federación Estelar logró comunicarse con los Zyrgonts. Tienen a Zenithar y algunos Leroit como rehenes. Quieren negociar. Zenithar pidió primero hablar contigo y luego negociar.

—Lilith, tienes que comunicarte con Zenithar —me dice Vortek —. Él ya debe haber pensado en algo y por eso necesita hablar contigo.

El equipo se prepara para la comunicación mientras siento que mi corazón late con fuerza, como si estuviera a punto de estallar. Intento calmarme necesito estar concentrada para recibir el mensaje de Zenithar. Tomo una profunda respiración y me acerco a la pantalla holográfica.

Veo a los oficiales a cargo de la comunicación ajustando los controles, y en un momento la imagen de Zenithar aparece en la pantalla. Sus ojos se iluminan al verme, aunque puedo ver lo cansado y demacrado que esta. Esos seres bastardos lo están tratando muy mal.

—Lilith, no te preocupes por mí. Solo... mantente a salvo, Quédate con la Federación ellos te protegerán.

—Zenithar. Yo iré...

—¡No! Vortek ellos están desesperados Necesitan humanas para sobrevivir. No dejes que ellas se acerquen...

Antes de que pueda continuar, la pantalla se llena con la imagen de una figura de piel verde y ojos enormes y negros.

—¡Silencio! —grita un Zyrgont con una voz chirriante llena de chasquidos—. Este es un asunto entre la Federación Estelar y nosotros. No queremos tus trucos Zenithar. Informales que es lo que pedimos.

—Ellos quieren que le devuelvan sus clones y a una humana. —dice Zenithar con su voz llena de odio— No lo permitan... Lilith te amo. No quiero que te pongas en peligro por mí por favor.

—Zenithar te amo... yo no puedo dejarte ahí—. Se me escapa un sollozo y no puedo seguir hablando.

El Zyrgont emite un sonido de frustración y da una señal. Desde el fondo de la imagen, veo como tres Zyrgonts se acercan a Zenithar con una jeringa en la mano. El terror se apodera de mi mientras veo como le inyectan un liquido oscuro en el brazo. Él cierra los ojos y se desploma cayendo al suelo.

—¡No! —grito, mi voz llena de desesperación.

El Zyrgont ríe con una voz fría y cruel. —Eso es solo un recordatorio de lo que puede pasar si no cooperan. Quiero a mis clones y una humana de vuelta.

La pantalla se oscurece. Me quedo quieta por un instante mirando la pantalla. Tiemblo mientras me giro hacia mis amigos, el peso de lo que acaba de pasar se hunde en mí.

—¡No! ¡no! ¡no! —grito una y otra vez.

Esto no puede ser cierto. ¿Creen que una de nosotras ira con ellos? ¡Mierda! Esos malditos pagaran por todas sus maldades. Isabel y Vortek se acercan y me abrazan. «Necesitamos un plan».


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