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31 de diciembre de 2018, casi a medianoche.
Rantaro se dejó caer contra la pared y se deslizó hacia abajo para quedar al lado de Kaede y después golpeó ligeramente su hombro contra la de ella. Sopló un espantasuegras* en su dirección.
—Hey.
—Hey—Le sonrió ella—Eres una máquina de bailar.
—Me gusta bailar, Kaede.
—Sí, sé que te gusta.
—Y no tengo muchas oportunidades.
Ella levantó una ceja.
—Me gusta bailar en público—Aclaró Rantaro—Con otras personas, es una experiencia comunitaria.
—Te guardé la corbata—Comentó ella, ofreciéndole una de seda roja. Él estaba bailando encima de la mesa de centro cuando se la aventó.
—Gracias—Le respondió. Tomó la corbata y se la colgó alrededor del cuello—La cachaste bien..., aunque en realidad quería hacerte salir a la pista de baile.
—Ésa era una mesa de centro, Rantaro Amami.
—Había espacio para los dos, Kaede Akamatsu.
Kaede arrugó la nariz considerándolo.
—No estoy de acuerdo.
—Siempre hay espacio conmigo para ti, en todas las mesas de centro—Afirmó él—Porque eres mi mejor amiga.
—Shuichi es tu mejor amigo.
Rantaro se pasó los dedos por el pelo. Lo tenía sudado y ensortijado, y le llegaba por debajo de las orejas.
—Shuichi también es mi mejor amigo, y también Tenko, y Kiibo.
—Y tu mamá—Agregó Kaede.
Rantaro le dirigió una de sus sonrisitas.
—Pero especialmente tú, es nuestro aniversario, no puedo creer que no hayas querido bailar conmigo en nuestro aniversario.
—No sé de qué hablas—Le respondió Kaede. (Claro que sabía de lo que estaba hablando).
—Sucedió allá precisamente—Señaló Rantaro hacia la mesa del buffet dónde Kokichi siempre ponía las botanas—Me estaba dando una reacción alérgica y tú me salvaste la vida, me clavaste un autoinyector de epinefrina en el corazón.
—Comí un poco de pesto—Objetó Kaede.
—Fue un acto heroico—Añadió Rantaro.
De repente, ella se irguió en la silla.
—No comiste nada de la ensalada de pollo en la cena ¿verdad? Tenía almendras.
—Y me sigues salvando la vida—Confirmó.
—¿Sí te la comiste?
—No, pero comí un poco de cóctel de frutas, creo que le pusieron fresas, tengo una sensación de hormigueo en toda la boca.
Kaede lo miró entrecerrando los ojos.
—¿Estás bien?
Se veía bien. Se veía sonrojado. Y sudoroso.
—Estoy bien—Respondió—Yo te aviso si se me hincha la lengua.
—No, mejor no me cuentes de tus vulgares reacciones alérgicas—Objetó ella.
Rantaro movió las cejas de arriba abajo.
—Deberías de ver lo que pasa cuando como mariscos.
Kaede torció los ojos y trató de no reírse. Luego de un instante volteó a verlo de nuevo.
—Espera, ¿qué pasa cuando comes mariscos?
Él movió la mano de un lado al otro frente a su pecho, sin mucho entusiasmo.
—Me salen ronchas.
Ella frunció el ceño.
—¿Cómo has logrado sobrevivir hasta ahora?
—Gracias a los esfuerzos de los héroes de todos los días, como tú.
—Tampoco vayas a comer de la ensalada rosa—Le advirtió—Es de camarón.
Rantaro le puso la corbata roja alrededor del cuello con un movimiento rápido y le ofreció una sonrisa, diferente a su típica sonrisita.
—Gracias.
—Gracias a ti—Le respondió ella, tirando de los extremos de la corbata para emparejarlos y bajando la mirada hacia ellos—Combina con mi suéter.
Kaede vestía un enorme suéter, como blusón, con un diseño escandinavo de miles de colores.
—Todo combina con tu suéter—Le dijo—Pareces un huevo de Pascua con adornos navideños.
—Me siento como si fuera un muppet, así, de lo más vistoso—Agregó—Uno de los afelpados.
—Me gusta—Afirmó Rantaro—Es un festín para los sentidos.
Kaede no estaba segura de si se estaba burlando de ella, así que mejor cambió de tema.
—¿A dónde fue Tenko?
—Hacia allá—Rantaro señaló hacia el otro lado del cuarto—Quería ubicarse en el lugar idóneo para quedar discretamente cerca de Himiko cuando dieran las doce.
—¿Para poder besarla?
—Claro—Respondió Rantaro—En la boca, si todo sale bien.
—¿U-Un beso sorpresa? ¡A nadie le gusta eso!—Declaró Kaede, jugueteando con los extremos de la corbata de Rantaro.
—¿A nadie le gusta los besos?
—No...besarse está bien—Sintió que se ruborizaba. Afortunadamente ella disimulaba sus sonrojos mejor que Rantaro—Lo que no me gusta es que se use la fiesta de Año Nuevo como pretexto para besar a otra persona que a lo mejor no quiere besarlo, o sea, una trampa.
—Tal vez Himiko sí quisiera besar a Tenko.
—O tal vez vaya a ser algo de veras incómodo—Sugirió Kaede—Y lo hará de todas formas porque siente que tiene que hacerlo.
—No la va a atacar—Protestó Rantaro—Va a poner "mirada sugerente".
—¿Sugerente?
Rantaro giró de golpe la cabeza hacia Kaede y la miró a los ojos. Levantó las cejas con un gesto esperanzado y su mirada se volvió tierna, llena de posibilidades. Definitivamente era una cara de "Hey, ¿está bien si te beso?".
—¡Oh!—Dijo Kaede—Te sale muy bien.
Rantaro volvió en sí...y puso cara de "Obvio".
—Claro que me sale bien, ya he besado a personas.
—Ah ¿sí? ¿ya lo has hecho?—Le preguntó Kaede. Sabía que Rantaro platicaba con las personas, pero nunca había oído de que tuviera novia. Ella se había centrado; estaba entre los mejores cuatro o cinco mejores amigos de Rantaro Amami.
—Bah—Respondió—Tres personas, ocho momentos distintos, creo que sé cómo hacer una "mirada sugerente".
Ésos eran considerablemente más besos de los que Kaede había conseguido a sus dieciséis años.
Echó otro vistazo hacia dónde estaba Tenko. Estaba parada cerca de la televisión, examinando su teléfono. Himiko estaba a unos cuantos pasos de ella y platicaba con sus amigos.
—De todas formas—Insistió Kaede—Parece un engaño.
—¿Cómo puede ser un engaño?—Preguntó Rantaro, siguiendo su mirada—Ninguna de ellas está involucrada en una relación con alguien más.
—No hablo de ese tipo de engaño—Aclaró Kaede—Más bien...de cuando te saltas pasos, si alguien te gusta, deberías hacer un esfuerzo, deberías llegar a conocer a la persona, deberías ganarte ese primer beso.
—Tenko e Himiko ya se conocen.
—Cierto—Concedió—Pero nunca han salido juntas, ¿alguna vez Himiko le ha dado siquiera alguna señal de que está interesada?
—A veces las personas necesitan ayuda—Afirmó Rantaro—O sea...mira a Tenko.
Kaede la miró. Llevaba puesto un bonito vestido negro de lana grueso. Ahora tenía el cabello suelto con algunos broches sujetando su flequillo. Por lo general, Tenko era ruidosa y divertida, y a veces ruidosa e infantil. Se la pasaba dibujando sobre su brazo con una pluma.
—Ella no tiene ni idea de cómo decirle a una chica que le gusta—Aseguró Rantaro—Ni la más remota idea...ahora, mira a Himiko.
Kaede la miró. Himiko era tierna y pequeña, y tan tímida que ni siquiera consideraba salir de su caparazón. Si uno quería hablar con Himiko, tenía que trepar y meterse a ese caparazón.
—No todos tienen nuestros dotes sociales—Dijo Rantaro, suspirando e invadiendo el espacio de Kaede para hacer un gesto en dirección de Himiko y Tenko—No todos saben cómo conseguir las cosas que quieren, a lo mejor la medianoche es exactamente lo que esas dos se necesitan para darse valor, ¿se lo reprocharías?
Kaede volteó a ver a Rantaro. La cara de él estaba justo encima de su hombro. Olía a algo tibio, y a algún tipo de espray para el cuerpo.
—Estás siendo un poco melodramático.
—Los asuntos de la vida o muerte hacen que se me salga esa faceta.
—¿Cómo bailar sobre mesas de centro?
—No, como las fresas?—Explicó sacando la lengua y tratando de hablar al mismo tiempo—¿Ze ve hintchada?
Kaede intentaba revisar con cuidado la lengua de Rantaro cuando la música se detuvo.
—¡Ya casi es medianoche—Gritó Kokichi que estaba parado cerca de la televisión. Comenzaba la cuenta regresiva. Kaede vio a Tenko levantar la mirada de su teléfono y poco a poco acercarse a Himiko.
—¡Nueve!—Gritaron todos en el cuarto.
—¡Ocho!
—Tu lengua se ve bien—Dijo Kaede, regresando la mirada a Rantaro.
Él metió la lengua de vuelta a la boca y sonrió. Kaede levantó las cejas, apenas se dió cuenta de lo que estaba haciendo.
—Feliz aniversario, Rantaro Amami.
La mirada de Rantaro se enterneció. Al menos eso fue lo que ella pensó.
—Feliz aniversario, Kaede Akamatsu.
—¡Cuatro!
Y entonces Kokichi corrió hacia ellos, se deslizó por la pared para quedar junto a Rantaro y le agarró el hombro.
—¡Feliz Año Nuevo!—Les gritó.
—Todavía no—Dijo Kaede.
—¡Uno!—Gritaron todos los demás.
—¡Feliz Año Nuevo!—Le dijo Rantaro a Kokichi.
Entonces Kokichi se inclinó hacia él, y se besaron.
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*Espantasuegras: es un juguete formado por un tubo cerrado y enrollado de papel y una boquilla por la que se sopla para que se produzca un sonido y se desenrosque el tubo.
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