05

—Nathaniel regresará mañana a clases.

Plagga se atragantó con su queso, a la sola mención de aquel nombre que tanto anhelaba por volver a escuchar. Tosió un poco, golpeándose el pecho en busca de liberarse de la pesadumbre de casi ahogarse, e incómodo, volteo a ver a Eidrien, quien "desinteresado" veía noticias en su celular.

—¿Porque lo comentas? —Pregunto el Kwami, fingiendo demencia tras lo mencionado por el rubio.

—Solo creí que te interesaría —alzo los hombros, sin verdadera importancia, ya se había rendido en intentar hacer al pequeño Kwami hablar sobre el asunto del chico pelirrojo, y fastidiado de que Plagga lo siguiera negando como si nunca hubiese conocido a Nathaniel ni de vista.

La conversación quedó allí, Plagga no pregunto más, y Agreste no dió más información, solo se dedicó a ver su teléfono un rato más, antes de proseguir con su tarea, la cuál termino en completo silencio. El ambiente con ambos se había vuelto bastante incómodo, dejando de lado el asunto acerca del dibujante, ellos discutieron un poco sobre el asunto de Ladybug y su fachada de "buena niña".

Por celos, Ladybug indirectamente creo a Volpina, algo que se complicó bastante en su momento del deber. La superheroina podía llegar a ser egoísta en ciertos casos, y esa batalla en particular, había sido tan notable, siendo que, la chica de traje moteado prefería salvar a una falsa ilusión de Eidrien (quien estaba perfectamente siendo sostenido por Volpina) que preocuparse por un civil cualquiera que fue aventado de la torre Eiffel cerca de ella (suerte que Chat noir estaba cerca para agarrarlo en el aire).

Plagga suspiro agotado, decidiendose en dormir todo lo que restaba de la tarde noche, con ansias de que al despertar, ya fuese mañana. Ay Nathaniel, ese chiquillo le escucharía bien en claro apenas lo viera, no le importaría que fuese en el salón de clases, ya podría usar la excusa después de que lo busco por toda la ciudad y así no sospecharía nada, pero eso ya sería un problema para futuro, lo primero, era hablar con el pelirrojo.


Y así lo hizo, impaciente, a penas noto que el pelirrojo entro al salón de clases (siendo extrañamente el último en llegar) fue volando directo hacía él, dispuesto a reclamar su falta de atención y consideración respecto a su ser... O eso era lo que tenía en mente hacer.

Porqué desde que llegó con el rubio al salón, nada salió como planeo desde el día(noche) anterior. ¿Pero qué rayos?

Nathaniel llegó

Sí, Nathaniel llegó al salón de clases, ¿Qué es lo raro?

Su nueva apariencia era lo raro.

De ser un chico reservado, que vestía tan poco llamativo, sin querer ser el centro de atención. De repente desaparece un mes, y cuando regresa, cambia de forma drástica, casi ridícula, a un llamativo joven con apariencia de casa nova(a la vista de Plagga).

Era de esperarse fuera el centro de atención apenas puso un pie dentro del aula, y Plagga simplemente, no podía creerselo. Ni nadie dentro de ese curso podía tampoco, si no fuera por su cabello tan único, o sus ojos brillantes en turquesa, o su tierna baja estatura(Plagga pensaba exagerando), nadie lo hubiese reconocido, ni siquiera Plagga, o siquiera Juleka (Rose mucho menos).

—Bien, alumnos, tomen asiento ya, las clases iniciarán en cinco minutos. Nathaniel, que gusto volver a tenerte con nosotros, toma asiento —saludó la profesora de matemáticas por cortesía, dejando de prestarle atención casi enseguida termino de hablar para volver a su libro de materia, decidiendo que clase impartir ese día.

Nathaniel tomo asiento en total silencio, solo saludando a Juleka y a Rose de lejos. El pelirrojo suspiro, tan pronto volvería a su vieja rutina escolar, distrayendo se en sus dibujos en vez de estudiar. Aunque, incómodo, notaba las miradas un poco indiscretas que algunos compañeros le daban, pues era de esperarse, tantos años y apenas le había dado un cambio brutal a su apariencia. Su cabello era ya lo suficiente largo que prefirió amarrarlo en una pequeña coleta a cortarlo, dejándose solo el fleco en parte de su cara. Cambio su ropa por una un poco más colorida, llevando un tipo de chaqueta de mezclilla encima, no era en sí, para tanto el cambio, pero estar alrededor de un montón de chavales chismosos, cualquier pequeña cosa podía ser la gran noticia.

Entre lo que transcurrían las clases, solo deseaba que el pequeño Kwami apareciera mágicamente...

Durante el receso escolar, Nath fue ignorado como de costumbre, nada cambio de su ambiente escolar. Era algo lógico pensar que nadie se preocuparía por él por su mes de estar desaparecido, nadie más exacto tres chicas(y cierta criatura negra). Juleka y Rose, aquella pareja que eran sus mejores amigas, y Alix, aunque está última prefería no verse evidente e ignorarlo en la escuela, solo sus mensajes siendo testigos de su preocupación.

—Nath, nos alegra verte de vuelta. Y vaya, nada más mira ese nuevo look —, la primera en hablar fue Juleka, más la primera en abrazar al chico, fue Rose, emocionada por volverlo a ver.

—No es para tanto, solo fue un ligero cambio de guarda ropa —. Aseguro Nathaniel, a la vez que aceptaba gustoso el abrazo de Rosita.

—Y es bueno ver ese "ligero cambio". Se nota más confianza en tí, y eso es genial —, siguió Rose, separándose para hablar de frente—. ¿Qué tal tu nueva casa?

—Todo excelente, lo puedo confirmar. Fue un paso para mejor, mi madre ya está más tranquila.

—Que bueno, todo volverá a la normalidad dentro de poco, ya verás.

—Bien, vayamos a comer, hoy habrá comida especial para el evento que Gabriel Agreste ha creado para el nuevo diseño de Eidrien.

—¿Qué evento? —Cuestiono el pelirrojo.

—Es cierto, olvide avisarte —se avergonzó la rubia, por haberse olvidado—. Gabriel Agreste quedó con el director para buscar un talento aquí, dando la oportunidad de que algún estudiante cree un estilo único de sombrero para que Eidrien pueda modelar en su futura sesión de moda. ¡¿No es emocionante?! —Pregunto entusiasta por la idea, ella había entrado al concurso, junto a su novia, quien solo aceptó por apoyarla.

—Digamos que, tal vez —. Nathaniel suspiro, para él era una noticia indiferente, pero se permitió contagiarse del entusiasmo de la más baja

—Oh vamos, ¡Emocionate un poco más!

—Rosita, ya casi es hora —recordó la pelinegra, viendo que el receso ya casi culminaba, y por estar hablando, tendrían poco tiempo para degustar la comida antes del gran evento.

—¡Cierto! Vamos rápido, antes de que se acabe —dio un pequeño saltito, tomando después a ambos chicos de sus brazos para jalarlos hacía el área de las mesas, ¡Con comida totalmente gratis! pidiendo a gritos ser devorada.

Algo que Plagga sabía, y deseaba degustar con fervor aquel gran trozo de queso cambebert que posaba como acompañante en el centro de la gran mesa, burlándose de él al ser el centro de atención de la mayoría de los estudiantes. El lugar estaba casi lleno, y el queso a la vista de todos, Plagga maldijo su suerte, refunfuñando desde un bolsillo de su portador, quien prometía darle alguna parte apenas pudiese liberarse de aquel evento, que aunque había sido en parte su idea, no le gustaba tener siempre tanta atención.

—Bien, jóvenes estudiantes, los participantes favor de pasar al gimnasio, los demás, vuelvan a sus salones —ordenó el director, y entre quejidos de disgusto por parte de algunos, el comedor estudiantil fue vaciandose, solo dejando al personal de limpieza para guardar lo sobrado.

Nathaniel regreso a su salón, pues él no sería participé, solo deseando suerte a sus compañeras, agradeciendo que Chloé si era una de las concursantes, por lo que en ese momento entendió su falta de burlas apenas entró al salón en el inicio de clases, la Barbie estaba tan concentrada en ganar ese concurso que poco le importo ocasionar algún espectáculo de bullying.

Mientras tanto, Plagga aprovecho un descuido de su rubio portador para alejarse, y claro, todos pensarían que fue para escabullirse en la cocina en busca de su tan amado queso, ¿Y saben qué? Es un error, su razón verdadera tenía nombre y apellido.

Así es, Nathaniel Kurtzberg era su verdadera razón.

Quería respuestas de su desaparición, ¿Y cuál era su idea en mente? Ocultarse en su mochila y que lo llevará a su nuevo hogar, total, ya sabía las mil y un maneras de llegar a la casa del Agreste, lo que le importaba ahora, era conocer la nueva casa del dibujante.

Más o menos así era mi idea del cambio de ropa, algo más llamativo, no se, se los dejo a su imaginación.

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